Crimen & Castigo (2)
Continuación de Crimen & Castigo I.
Crimen & Castigo II
Al regresar a mi casa, no se a que horas de la madrugada, rápidamente introduje el coche al garaje y me dirigí directo a la ducha. No creo que sea necesario describir el estado físico y mental en el que me encontraba, ni tampoco el nivel higiénico en el que lo hacía, pero mediante una larga ducha y el ingresar toda mi ropita a la lavadora me dispuse a dormir hasta bien entrado el día siguiente. Un par de semanas después aun tenia una gran confusión respecto a lo que había sucedido, no podría decir que estaba traumada pero la verdad es que no terminaba de creer lo que había hecho. Pero creyendo que todo había terminado poco a poco empezaba a bloquearlo en mi subconsciente.
Fue recién a unas dos o tres semanas del lamentable hecho que volví a pensar en el tema, no por que pensar en ello fuera de mi agrado sino por que me llegó un sobre misterioso con el logotipo del taller impreso. Luego de un par de horas durante las cuales junté valor para abrirlo confirmé mis sospechas, ¡Los muy desgraciados querían seguir aprovechándose de mí!
Al abrirlo encontré dentro un video casete y una docena de fotos más una nota y una tanga muy diminuta de color rojo. Pálida observé las fotos en las que todas me tenían como protagonista de revista para adultos, primeros planos míos en los que aparecía introduciéndome miembros a la boca, masturbando alguno y succionando otro, recostada semidesnuda con algún miembro entre mis pechos o las tan desagradables fotos mías con el rostro y senos cubiertos de semen. No se como lo habían conseguido pero en todas las fotos parecía una actriz porno realizando ¡¡¡Y DISFRUTANDO!!! esas horribles labores. No necesité ver el casete para saber de que se trataba, pero por algún motivo, cerré con llave la puerta de mi cuarto y lo hice. La filmación resultó ser un perfecto compilado en el cual habían montado música de fondo y grabaciones de gemidos, que claro está no eran míos, mientras que las imágenes editadas me mostraban satisfaciendo a los hombres con mis manos y boca mientras las manos intrusas hurgaban y jugaban con todo mi cuerpo y zonas privadas, incluso más de lo que creía habían hecho.
Sin entender demasiado que querrían esos depravados me dispuse a leer la carta en la que me decían.
" Hola querida gatita, habrás visto lo linda y sensual que sales en las fotos y filmaciones, ¡sí! no seas humilde que sales divina. Como veras sabemos donde vives y como te imaginarás el próximo sobre puede llegar a nombre de tu mamita o papito e incluso pueden aparecer fotos pegadas en el baño de muchachos de tu colegio y videos misteriosos en el local de renta de videos. Si quieres que este secreto que tenemos quede entre nosotros será mejor que vengas a visitarnos.
Ponte las braguitas que encontraras en el sobre y vente este viernes a la ocho de la noche.
Besos: Tus amigos"
Las lágrimas comenzaron a rodar por mis mejillas, ¿Qué podría hacer ante esta situación? ¿Y que querrían hacerme? O mejor dicho, pues todos sabemos que querrían hacerme, ¿Hasta donde lo llevarían?
El solo pensar en pasar por esa situación nuevamente me erizaba la piel pero ¿Y si realmente le enviaban copias del video o las fotos a mi papa o mi mama? ¿Qué sería de mí? ¿Qué sería de ellos?
Tendríamos que mudarnos a quien sabe donde, y aun así la vergüenza nos perseguiría. Además, el dolor que les causaría si se enteraran lo que hice por una reparación de auto y esto suponiendo que me creyeran, por que si además les quedara la duda de si realmente lo hice por gusto propio o por dinero uffff ni pensarlo, yo me metí en esto y yo saldría sola y sin que nadie se entere
Miré dentro del sobre y saque las braguitas nuevamente, las escondí en un cajón y no volví a pensar en el tema hasta el viernes cuando faltaba poco más de una hora para mi desagradable reunión.
Faltando aproximadamente una hora comencé a prepararme, me duché, me puse el DIU y me coloqué, como pude, la diminuta tanguita. Por lo pequeña que resultaba en la parte frontal se me escabullían algunos cabellos de mi conejito por fuera, los cuales acomodé hacia adentro como pude. Atrás resultaba ser prácticamente cola-less con lo que la delgada tirita quedaba casi escondida entre medio de mis redondos y firmes glúteos. Y causándome un poco de molestia tenía que incómodamente soportar la parte inferior que era un paso intermedio entre lo delgada parte trasera y la parte de delantera, la cual, se me metía entre la zona posterior de mi labios vaginales.
Bueno, el asunto resulto ser que me terminé de vestir lo menos sensual que pude, es decir que me puse un pantalón deportivo con una remera y un abrigo liviano y me dispuse a partir a mi ineludible destino. Al llegar al taller me encontré con todo cerrado y oscuro, y si bien por un instante estuve a poco de dar la vuelta y regresarme, pensando en la cara de mis padres al ver el material me armé de coraje y golpee la puerta. Segundos después el jefe me habría y sin decir palabra alguna me indicaba que pase.
Al entrar me encontré que el galpón delantero donde la vez anterior se encontraban los autos para reparar ahora estaba vacío, vacío a excepción de un coche en un costado y un sillón de una plaza (pero grande) a unos dos metros más aquí.
Pasa mi niña Me indicó el jefe mientras me guiaba hasta la zona donde estaba el sillón y claro está, los otros tres hombres que restaban
¿Para que me llamaron? Pregunté yo casi en susurros
¿No te lo imaginas?, podrás suponer que lo poco que has hecho en tu visita pasada no fue suficiente para pagar la reparación del auto.
Pero yo creí que teníamos un trato, creí que con eso bastaba.
Pues te equivocaste mi primor.
¿Y ahora que quieren que haga? ¿Otra vez lo mismo?
No, esta vez gozaras tú, y gozaras como dudo que ningún chicuelo te haya hecho gozar nunca en tu inexperta vida.
La verdad que no creía que semejantes seres desagradables pudieran sacar siquiera una gota de placer de mi cuerpo, el solo pensar en esas repugnantes manos tocándome me daba asco, pero también tenia que reconocer algo, la verdad tenían razón, nunca me había podido correr con ningún chico, las únicas veces que lo lograba era con mis propias manos y en la soledad de mi cuarto o al bañarme.
Bueno niña, ven y párate aquí.
Me coloqué delante del sillón con ellos frente a mí y esperé instrucciones mientras el jefe me retiraba el abrigo y lo dejaba tirado sobre el sillón.
Ahora, retírate le remera.
Cerrando los ojos tomé la remera de la parte inferior y, luego de realizar una gran respiración, me la retiré por encima de mi cabeza quedando con mis brazos cruzados mientras intentaba cubrirme el pecho con mis manos, además quedé con la mirada baja para no sentir los penetrantes ojos que tanto me intimidaban.
Pon tus brazos a los costados Me indicó el jefe al tiempo que tomaba la remera de mi mano
Que lindo cuerpo tienes Susurró desde atrás en mi oído, y al instante, sentí sus brazos que pasaban entre medio de los míos y mi cuerpo pasando por debajo de mis axilas.
Obviamente sabia a donde se dirigían esas manos y si alguna duda me quedaba la despejé automáticamente al sentir el escalofrío que me recorrió el cuerpo cuando cada una se posó sobre un pecho distinto. Por suerte para mí no fue brusco, lentamente se dedicó a amasarlos haciéndolos girar y oprimiéndolos contra mi misma, lo cual lógicamente también me oprimía a mí contra su pecho.
Luego de unos segundos o minutos de que continuara haciéndome lo que me hacia pasó una de sus manos hacia mi espalda para desabrochar el sostén y luego de retirármelo oí los murmullos de los otros tres hombres que hasta el momento solo miraban. Bajando la mirada a mis pechos, que es a donde ellos tenían la vista fija, me di cuenta para mi horror y vergüenza que los manoseos y caricias que me habían estado dando me habían dejado los rozados pitones de mis pechos parados y duros como dos colillas de cigarrillo, ambos erectos y apuntando señaladoramente al vacío del gran galpón.
Automáticamente atiné a cubrirme con mis manos los senos y hundiendo mi rostro contra mi pecho traté de aislarme de las sonrisas y miradas.
Tranquila, estas aquí para disfrutar, relájate. Me indicó el jefe
Al instante pasó sus manos por entre medio de las mías y mis pechos para comenzar a masajearlos nuevamente, pero ahora podía sentirlo y verlo con sus manos embebidas en algún aceite para bebe o crema parecida que esparcía por toda mi delantera. Ya sus manos se deslizaban y me masajeaban cómodamente haciendo que las sensaciones se multiplicaran en comparación a las caricias anteriores. Mis ojos cerrados y mis puños apretados me ayudaban a evitar el expresar las contradictorias sensaciones que ese acoso causaba en mí, y era tal mi concentración en evitar que se dieran cuenta de esto que no me di cuenta que el más delgado estaba bajándome los pantalones, no lo noté hasta que los tuve en los tobillos.
Tomándome entre los dos me alzaron y me llevaron en andas hasta el sillón donde me sentaron con mis piernas hacia delante para que el flaco pudiera quitarme el calzado deportivo que llevaba y tras él, el pantalón. Quedé solo con mis braguitas y mis medias tipo soquete, y ahora ya con mis piernas apoyadas una en cada brazo del sillón no por que las hubiera llevado yo hasta allí sino por que allí las había colocado el flaco quien ahora me besaba las piernas desde los dedos de mis pies hasta casi mi zona intima.
Dudé por un tiempo más si podrían hacerme disfrutar, como burlonamente se habían jactado sobre mí. Dude y dude hasta que sentí como el flaco corría mis braguitas hacia un lado e inclinando su rostro sobre mi vulva me hacia sentir su respiración y tibio aliento, predecesoras sensaciones de que estaba por hurgar en mi intimidad. La sensación que me invadió cuando depositó sus labios sobre los de mi vagina y con su lengua comenzó a recorrerla fue abismal, sentí una ola de calor que se expandía desde mi zona pélvica hacia todo el resto de mi cuerpo, comenzó a jugar con su lengua desde la base en la que casi rozaba mi anillito posterior hasta mi clítoris donde se detenía a lamer y succionar fuertemente con su labios para que mi pobre montañita del placer se erizara e irguiera en señal de mi evidente estado de clímax.
Yo arqueaba la espalda instintivamente en señal de lo mucho que deseaba no evidenciar mis penosas sensaciones y en señal de lo mucho que me costaba evitarlas, trataba a su vez de llevar mi glúteos hacia atrás para no darle tanto acceso a mi intimidad pero aun así no podía evitar sus jugueteos. Luego de unos instantes el gordo decidió ayudarle para que se le facilitara la labor al flaco y acercándose hasta uno de mis lados me sujetó con cada mano un tobillo y llevo mis piernas hacia atrás hasta que cada rodilla mía quedaba pegada a cada uno de mis hombros, y por supuesto, toda mi intimidad, hasta mi agujerito posterior, quedaban ahora a la completa disposición del flaco, su lengua, boca y dedos.
Mirando hacia el flaco para ver que pretendería hacer ahora que tenia todo el camino despejado vi como humedecía su pulgar en mis flujos y comenzaba a acariciar en círculos mi virgen y no demasiado acariciado anillito posterior. Al ver esto me dispuse a morderme la lengua creyendo que tendría la intención de meterme el pulgar dentro de mi retaguardia, pero por suerte, comprendí que solo quería masajear mi anillito y presionarlo hacia adentro sin penetrarlo. En realidad comprendí eso y comprendí que no mentían mis amigas al decirme lo sensible que era esa zona del cuerpo a la que yo tanto limitaba el acceso a cualquiera que lo intentase, o que al menos así había sido hasta ahora.
Al ver como retorcía mi cara para luchar contra esas sensaciones el flaco me sonrió y comenzó a meter lentamente su dedo mayor de la otra mano por mi otra cavidad, la cavidad de mi empapada florcita. Y así, el muy maldito podía sentir como los músculos interiores de mi vagina se tensaban sobre su dedo cada vez que presionaba con su pulgar contra mi anillito posterior.
Escapando de la mirada de este hombre tiré mi rostro hacia atrás pero ahora me encontré con el rostro del jefe que desde detrás mío seguía amasando mis pecho y pezones con toda felicidad, quien predispuesto él a sumar otro granito de arena, ahora se inclinaba llevando su rostro hasta mi cuello y me besaba suavemente alternando con mordiscos a mi oreja. No quedándome ahora otro camino que cerrar los ojos y esperar que llegue lo inevitable tiré mi rostro hacia un lado y los dejé que hicieran a su antojo.
Los siguiente que sentí y que me dejó bien en claro que no aguantaría la batalla contra mi propio cuerpo fue al flaco que con su boca se zambullía de lleno para devorar vorazmente mi clítoris y ahora comenzaba un lento y rítmico "entra y sale" con el dedo que tenia dentro de mi vagina.
Para esta altura tenia que morderme los labios para no gemir y sinceramente ya no sabia que más hacer para ocupar mi boca y no emitir ruidos. Pero como siempre hay alguien predispuesto a darme una labor nueva, el gordo aprovechando que mi rostro había quedado hacia donde él estaba y quedaba justo a la altura de su miembro, soltando momentáneamente uno de mis tobillos, sacó su aparato y lo introdujo en mi boca, en realidad solo lo apoyó sobre mis labios y yo lo engullí solita. Y si bien queda claro que no era algo que me agradara hacer, al menos podía ocupar mi boca y silenciarla con esta denigrante labor a la que ya me estaba acostumbrando.
Y así fue que lo inevitable llegó, sentía el cuerpo convulsionarse, la sangre me fluya de pies a cabeza con velocidades y temperatura indescriptibles, las piernas me temblaban a pesar de que me las sujetaban, mi florcita, que para este momento ya estaba con todos sus pétalos abiertos, se encontraba toda humedecida y latiendo como si el corazón se me hubiera ido allí abajo, mis pezones que endurecidos como si fueran de cartílago escapaban traviesos entre medio de los dedos del jefe, eran apretados entre las yemas de sus dedos haciendo que pegue unos brincos y gritos que solo resultaban tapados por mis propios e inevitables gemidos.
Y yo, con las uñas clavadas en los apoya brazos del sillón, la cabeza tirada hacia atrás y los dientes apretados intentando ahogar los gemidos que escapaban de mi garganta no pude resistirme más y me dejé llevar. Fue tan fuerte la explosión que se produjo en mí que me generó una incontinencia tal que, sumada a los masajes que estaba recibiendo desde hacia un rato en mi agujerito posterior, me hicieron defecarme encima.
Basss taaa. Porrr faaa...vooor Les suplique entre jadeos mientras intentaba recobrar el aliento
Tranquila, no te esfuerces y respira profundo. Me decía aun al oído el jefe
Ya, uff, déjenme.. sniff ya me hicieron lo que querían Les suplique, ahora ya con lágrimas en los ojos por la vergüenza que me había causado tener un orgasmo en tales circunstancias
Lo has disfrutado ¿No gatita?
Allí noté que me había hecho encima, ya me habían soltado las piernas y las tenia inertes colgando hacia delante quedando aun medianamente separadas. Mis bragas estaban corridas hacia un lado quedando retorcidas y atrapadas entre una de mis piernas y mi vulva la cual estaba tan hinchada y colorada como nunca la había visto. Mi clítoris se erguía entre mis gajos y el bello de mi pubis como si con mente propia estuviera a la espera de ser besado y acariciado nuevamente.
A pesar de todo el tiempo que había transcurrido desde mi orgasmo, segundos, minutos, quien sabe yo seguía aun con mis uñas clavadas al sillón.
Ahora ven conmigo que quiero disfrutar también yo. Me indicó el jefe
Déjeme higienizarme por favor. ¿Si?
Bueno, allí es el baño donde te puedes lavar y secarte con alguna de las toallas.
Me dirigí hacia donde me señalaban y noté un baño que, para mi sorpresa, se encontraba más limpio de lo que pudiera haber creído, y también para mi sorpresa, noté que no había puerta que cerrar. Me limpie con agua y me sequé con una toalla bastante limpia que había a un costado.
¿Podrían pasarme mi ropa por favor? Les pedí desde dentro del baño
¿Para que? Si aun no terminamos la paga del día. Me grito uno de ellos desde el cuarto contiguo.
Por favor, sniff déjenme ir se los suplico, ¿Acaso no fue suficiente paga?
El jefe se asomó a la puerta del baño y me miró
¿Pagado? No, lo de recién nos lo tendrías que pagar tu a nosotros.
Pero por favor, les pago otro día.
No. Ahora me toca a mí.
¿Qué quiere hacerme?
Te penetraré y te haré disfrutar más de lo que lo has hecho recién.
NOOOO, no me penetre, no meta su pene en mí.
¿Acaso me dirás que eres virgen gatita?
No, pero eso es algo muy íntimo, no me posea por favor.
Pues lo lamento pero tendrás que cobijarme en tu interior, VEN - Me dijo serio y extendiéndome su mano
Sabiendo que no lo convencería me incorporé y me acerqué hasta él, quien tomándome de un brazo me llevó caminando desnuda y solo con mis medias hasta una cama que acababan de armar en el piso.
Recuéstate. Me indicó el jefe al tiempo que apretaba uno de mis glúteos con su mano.
Bueno, yo coopero pero tienen que estar de uno por vez, los demás solo pueden mirar.
Vale, no te preocupes Y dando una palmada en mi glúteo me señalo la cama para que me acueste.
Y digo cama por llamarle de algún modo, por que en realidad eran solo unas mantas apiladas una sobre otro y una sábana para que no picara tanto.
Continuará