Criadita - el patrón se le encama (8)

Tenía mucha ilusión Angula en conseguirlo de una manera mágica e inolvidable.

Recibe el amanecer en casa del señor Policarpo, una persona con inhabitual desagradecimiento respecto al que le es dirigido a cada nuevo sol que se cuela por la cortinas de la alcoba. Los ojos de Angula son forzados a abrirse, bajo el brillante efecto de un día ya avanzado cuando esta muchacha recibe noticia de que debe afrontarlo.

Usualmente despierta ella mucho más temprano, quizá 2 o 3 horas más temprano. Pero un desastroso suceso acaecido a las últimas horas del día anterior ha hecho que la verdadera consciencia de la chica haya postergado su puesta en orden.

Muy diferente fue este "desastre" al que estuvo a punto de acabar con su vida, y consiguiolo con otras, en el gigantesco incendio que se comió en una noche la hacienda Astorga entera junto a varios de sus ocupantes. Este desastre significó la desgracia eterna para sus posesores, las familias de estos, amigos, asociados, e incluso la comarca entera ha perdido mucho de forma irreparable con el suceso. Lo que aconteció la pasada noche no fue tan grave pero para una joven mujer, que su esposo no sea capaz de corresponder su amor, tiene efectos similares que preguntaranle si es este el programa que vida que desea.

Tenía mucha ilusión Angula con esa mágica noche que separase esos dos importantes tramos de su vida; pasar de niña a mujer. Pero aparentemente la demasiado avanzada edad de su cónyuge impidió que su verga tomara la consistencia necesaria para romper su virginal barrera. Esta estaba bien encajada en la entrada de la panocha de la muchacha, pero lo intentos de Policarpo de introducirla resultaban inútiles pues se doblaba al sentir presión por ambos extremos. Del extremo de Policarpo que empujaba y del extremo de la prieta vagina de Angula que no se dejaba vencer por la insuficiente tensión de su invasor. Estuvo la verga tratando de entrar, sin éxito, como una hora. A las últimas la comprensiva muchacha tan sólo rogaba que entrara de una vez aunque hubiese huido el romanticismo inicial. El carnet de mujer es algo que gustabaríale a Angula, como a cualquier otra chica, conseguir de una manera mágica e inolvidable. Pero siguiendo el "a falta de pan buenas son tortas" se olvidó de sus identitarios deseos y dirigió sus ansiares a tan sólo la consecución de la ceremonia de forma triunfal.

No fue posible pero Policarpo no le dio de mucha importancia. Apenas abandonada la gesta, su esposo se durmió a su lado quizá ignorando lo abiertos que estaban los ojos de ella. Esta llegó a desesperarse ante la situación de imposibilidad de convertirse en mujer y pensó, en su marginal sueño, cosas fatales con las que reaccionar al desastre. Afortunadamente el Dios del sueño venció la cabeza de Angula antes que lo hiciera el Dios de la locura y la volviese una bella demente, y se ha despertado esta con las constantes vitales más o menos estables.

Su esposo no está a su lado. Habrá ido a alguno de los trabajos veterinarios de que es responsable en la villa y no habrá dado importancia a la inhabitual somnolencia de su esposa a raíz de la que también recuerda él olvidable noche. Después de despejar la embotada cabeza, Angula se propone qué hacer hoy si es que se ve capaz de hacer alguna cosa. Ve en el suelo su humilde camisón de noche que de ningún propósito excitante proveió y de nada sirvió desnudarse de él. Aún desnuda, Angula toma el camisón y lo pliega cuidadosamente bajo su almohada. Se viste convencionalmente y agua pasada se dispone a, hoy, continuar respirando. Después de almorzar una manzanita toma la bolsa de la compra y se marcha a adquirir los bienes elementales que le harán falta para seguir respirando, como pan, leche o chorizo. El primer sustento con que tropieza es, peró, muy diferente.

-Ciego: ¡6 millones! 6 millones de €uros a quien crea que hoy es su día de suerte. ¡6 millones!

-Angula: oiga.

-Ciego: ¿sí? quien me habla. Quiere un cupón señorita? Porque con esa hermosa voz seguro que es usted una señorita.

-Angula: uhmm, sí, por desgracia soy aún una señorita.

-Ciego: ja ja ja, cuan mal se toma usted su bendición. Tuviera usted mi desdicha, valoraría de verdad la fortuna que ostenta en medio de su cara. Tanto me refiero a esos ojos que me ven como a esa carita que sin verla sé yo que es linda.

-Angula: qué importa una cara bonita, si no sirve para conseguir lo que quería...

-Ciego: oh ruin desgraciada, aquí y ahora le cambiaba su futuro por el mío, pero ello no me es posible por lo que tan sólo le ofrezco el más preciado de los regalos; la ilusión, la ilusión por ser multimillonaria!

-Angula: oh sí, deme, deme 4 cupones. A ver si es verdad y cambia mi futuro.

El ciego arranca 4 cupones de su levita y, tras notar que es depositado en su mano el billete que reconoce como de 10€, entrega los 4 cupones a donde cree que está esa misma mano que le ha entregado el billete.

-Ciego: tome señorita, sepa que le acabo de entregar el mayor regalo del mundo. Si aún así no está conforme con su futuro le recuerdo que mi oferta de cambiar el mío por el suyo sigue en pie.

-Angula: ja ja, gracias señor cuponero, si no me toca el premio lo recordaré y quizá se lo cambio.

-Ciego: ¡oh lo siento! la empresa no admite devoluciones. ¡6 millones! 6 millones a qui...

Retomado su cante el ciego sigue su camino para ofrecer a quien quiera, sino lo 6 millones, la ilusión de conseguirlos. Angula prosigue su proyectada compra ahora dedicada a algo más material, y no tan intangible como la ilusión de ser rica. Entra en la lechería y allí cambia un par de simpáticas palabras con la regente del establecimiento.

-Lechera: hola Angula, que guapa te veo hoy. Ojalá todas mis clientas adoptaran tu semblante gracias a beber mi leche.

-Angula: gracias señora, quizá sí, quizá sí es su leche. Pero hay cosas para las que una cara bonita no sirve para nada. Si le digo la verdad preferiría ahora mismo estar en su posición de mujer revelada con hijos sanos, a esta infame postura de niña guapa y por consiguiente tonta. El repetido tópico adquiere a veces escenario no por el juego a que invita sino por su profundo significado. Estas grandes mamas que posee usted dan prueba que también ha sídole entregado el envidiado carnet de mujer de que tanto huí en mi infancia y tan serio ambiciono hoy.

-Lechera: ¿carnet de mujer? pero no eres la mujer de Policarpo? Es que mi pequeño Policarpo ha perdido su buen humor? je je..

Dice la mujer tomándoselo en broma. Angula no se atreve a dar la incómoda respuesta y la sustituye por otra igual de chistosa. La sonrisa de Angula desaparece, peró, cuando sale de la lechería.

El siguiente artículo a conseguir es la primera comida de la que gozó el ser humano en el inicio del mundo; el pan. Angula entra en la panadería y allí encuentra a Marcelino. El panadero que conoció el primer día de serle encargada la compra desde la hacienda y al que ha sustraído desde que vive con Policarpo una hogaza redonda de kilo al día.

-Angula: hola Marcelo.

-Marcelino: hola querida, lo quieres cortado a rebanadas u hoy te lo llevas entero? o puesto? je je.

-Angula: sí, córtamelo a rebanadas, que hoy no tengo ganas de usar el cuchillo.

Mientras Marcelino mete la hogaza en la máquina tronchadora, Angula observa con sus atentos ojos lo que siempre ha observado de un hombre cuando se da la vuelta.

-trash- -trash- -trash- -trash-

La máquina guillotína cuidadosamente la gruesa hogaza para dejarla milagrosamente en su original forma pero cortada a finas láminas.

-Marcelino: toma guapa, ya me dirás si te gusta porque hoy he añadido un ingrediente especial a la masa. Para que mis clientas encontréis un poco de diferencia en las 300 hogazas anuales que me compráis cada una.

-Angula: gracias, ya te lo diré.

Dice la muchacha deteniéndose de improviso cuando ha dicho la última palabra, recordando que lo mismo díjole al ciego que le vendió los cupones. Angula reacciona rápido para que no se note su estupor y girando los pies sale de la panadería como si no hubiera pensado nada raro. Mientras se dirige a la carnicería va pensando en lo extraño de que dé tal importancia a dos estúpidas coincidencias. Mientras espera su turno en la laboriosa tienda de embutidos revélasele el motivo de sus pensares. Queda totalmente convencida de la veracidad de sus teorías cuando, al tomar el par de butifarras de perol y ver que se las da una mujer, automáticamente desecha el en ello pensar porque no estale relacionado. A medida que toma la bolsa con las butifarras y sale de la tienda sus pensamientos están cada vez más claros. No dejará a Policarpo porque ha diseñado con él un futuro muy grande, pero el hombre que tenga la fuerza necesaria entrepiernas y por tanto la convierta en mujer será otro. Esta noche le dará otra oportunidad a Policarpo para que cumpla con su misión, pero si tiene el mismo resultado, por tanto falta de resultado de la noche pasada... No lo hará a escondidas, se lo dirá y esperará su consentimiento. Policarpo es un hombre inteligente que sabe los límites que le están marcados. Asumirá el destino que ha sídole proporcionado sin tan sólo mostrar interior desacuerdo. A sabienda mutua Angula mantendrá una relación sexual, la primera relación sexual completa de su vida, con otro hombre sin por ello hacer aparecer los legendarios cuernos, sino que el hombre en cuestión será su... podría llamarle la juguetona muchacha; entrenador personal. Entrenador para que pueda cumplir como es debido sus deberes de mujer al que es su marido, al que es su profesor, su protector, su segundo padre, y muchas cosas más desea fervientemente que sea en su vida.