Criadita - el patrón se le encama (10)

|Alcoba privada de Dr.Policarpo - 22:00PM|

|Alcoba privada del Dr Policarpo - 22:00PM|

-aaaaaah- -aaaaaah- -aaaaaah- -aaaaaah- -aaaaaah- -aaaaaah-

Una joven y bella muchacha está estirada en una gran cama y abierta de piernas permite a un hombre que le triplica la edad meterse entre ellas.

-Angula: aaaah, aaah, aaah, Poli! es maravilloso, aah, aaah, no pares por favor, síí, sííí, sííí.

El nombrado hombre no parece sentir, peró, la juvenil y fogosa ilusión con que su pareja goza de la relación sexual. Sí sin duda se siente bien entrando y saliendo de la muchacha con que ha compartido en estas últimas semanas unas tan especiales experiencias. Desde el día en que la conoció, atendiéndola en un mandado con el que procedía de la hacienda de los Astorga. Hasta cuando por sorpresa llegó a su casa hecha un desastre después de sobrevivir a un gigantesco incendio. Desde las instructivas clases sobre veterinaria que le ha dado y en las que la muchacha ha aprendido a increíble velocidad, hasta los problemas para romper ese duro himen virginal de su órgano sexual y por lo cual tuvieron que recurrir a inusuales "estrategias". Así todo juntado y amasado con las interminables conversaciones que han tenido entre ambos estirados uno al lado del otro en la cama y con la luz apagada.

Pero esos tiempos de infortunio han terminado y puede ahora sin ningún problema, penetrar a su querida esposa metiendo la verga hasta el más profundo abismo del de su aprendiz panocha.

-Angula: mmm, mmm, mmm.

El escandaloso gemir de Angula se ha rebajado un poco a término consciente. Ella se ha percatado de que no hace ninguna falta gritar a pulmón vivo para seguir sintiendo dentro de su vientre como la verga de su esposo avanza y retrocede, y presta atención a cada uno de los extremos neuronales que estimula un buen trozo de carne en barra dentro de su conducto vaginal.

-Angula: Poli, mm, poli, mm, mmm, síí, mm, esto..  para un momento..

El veterano veterinario se detiene y acerca su rostro al de su querida prestando atención a lo que pueda decirle.

-Angula: me siento en el cielo, Poli, nada podría hacerme más feliz. Hemos pasado muchos problemas pero ahora todo está solucionado, desde esta noche soy tu esposa de verdad y nada podrá separarnos nunca.

-Policarpo: claro Angi, nunca nos separará nada.

Policarpo responde a su adoración también en gestos. Después de responder a su alabe besa a su esposa en los labios con la única calidez que se pueden besar un hombre y una mujer que además están unidos en sus órganos sexuales. Angula agradece tan cariñoso gesto y corresponde el regalo estimulando el soñar de sus besando labios cual si fueran el principal órgano de su cuerpo. Hales parecido a millares de personas en el mundo lo que ahora mismo le parece a la muchacha; que se está dando el más maravilloso beso que se ha dado con una persona con la que pretende compartir el resto de su vida. Mientras se besan la cintura del varón vuelve a tomar actividad y avanza y retrocede de forma casi imperceptible mientras los labios y lenguas de la pareja siguen intercambiándose sentimientos en fluida forma.

-mm-mm-mm-

Ambos sueltan un mudo cante de gozo y mucho más perceptible es para ambos el contacto inferior en que la verga avanza y retrocede lentamente, allanado su paso por el abundante fluido vaginal que suelta la dulce panocha.

Con el enmudecido gemir la cintura de Policarpo re-entoma velocidad y estimula poderosamente las húmedas paredes vaginales de su amada, que sienten casi por primera vez como un miembro masculino las hace a un lado para meterse más adentro. Ambos amantes han decidido dejar a un lado la parte sonora de la relación y la que pudo parecer precavida cintura del veterinario toma cada vez más velocidad hasta botar encima de la cintura de la muchacha cual si fuera un chiquillo.

-Angula: mmmm, mmmmm, mmmmm, Poli.... mmmm, mmmm.

Un tan vigoroso amar no puede seguir siendo silenciado por Angula y separando su boca de su esposo vuelve a gritar a pulmón vivo la agradabilidad que le proporciona esa verga metida dentro.

-Angula: aaaah, aaaah, aaah, aaaaah, Poli, Poli, Poli, sí, sí, sí, hazlo, hazlo, sí, sííí.

Quizá sí ha obedecido Policarpo la petición de su esposa, quizá la cosa estaba al caer, pero la verga del veterinario empieza a eyacular semen mientras el impetuoso empuje no es detenido sino aumentado en potencia.

-clap- -clap- clap- clap- clap-

-Angula: o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.oh.

Como todo hombre después de eyacular su cintura va perdiendo velocidad. Sigue metiendo y sacando lentamente hasta que tras una prolongada frenada queda inmóvil encima de ella. Policarpo es de avanzada edad y seguramente se duerme, pero su esposa está más ligada al mundo material y simplemente se relaja en la encantadora posición de estar abrazada con las piernas abiertas a su esposo que tiénele metida la verga en una encharcada de semen panocha.

La comodidad termina venciendo la mente de la muchacha y se da cuenta de que se ha dormido al despertarse unas dos horas más tarde en la misma posición y con el encaje sexual con su esposo enfriado. Angula se mueve un poco y tratando de incomodar lo menos posible a su compañero le despierta.

-Angula: Poli, Poli.

Este se despierta de forma refleja y sin aún haber revisado la situación oye esa voz tan conocida que le susurra.

-Angula: ¿cómo estás?

-Policarpo: bien.. bien, el sueño ha sido reparador.

-Angula: ¿vamos a comer algo?

Tras de diez segundos ha elaborado respuesta y aprueba la sugerencia. Desnudos sin temor alguno Policarpo y Angula se trasladan a la cocina de la planta inferior. Allí la muchacha corta un par de rebanadas del pan de ayer y las junta con otro par de rebanadas de embutido, y con la jarra de agua lo sirve ante su marido que se ha sentado en la mesa. Después de sentarse una cómoda conversación ambiental conversación.

-Angula: ¿te gustaría, tener un hijo?

-Policarpo: ¿yo?... yo no sigo ya deseos primaverales como este. Yo quiero que tú estés satisfecha y si quieres tenerlo estaré encantado de ayudarte en ello.

-ñac-

Después de pegar un bocado a su rebanada Angula responde.

-Angula: a mi me gustaría. Los hombres no sentís esta pasión, para vosotros vuestra pasión es conquistar países, conquistar mujeres, hacer gestas, ser héroes. Pero para las mujeres es diferente, llevamos todas dentro ser madres de un niño y hacerlo crecer.

-Policarpo: sí claro, con la veterinaria también aprendes unas dotes de psicología y es esto para mi algo evidente.

-Angula: pues a mi me gustaría mucho, en gran parte porque sería hijo tuyo y por consiguiente muy listo.

-Policarpo: uhmm, no te creas que por ser hijo de veterinario saldrá también veterinario. La sabiduría es algo con que se nace un poco pero lo principal es la pasión por expandirla. Un hijo nuestro tanto podría ser médico como hortelano. De la misma manera que un hijo de cualquier hortelano podría ser veterinario. Mis padres eran hortelanos, yo me crié en una granja como casi todos los habitantes de la comarca.

-Angula: ya... pero bien, me gustaría ayudarlo a crecer y animarle a que fuera algo más que hortelano.

-Policarpo: sí claro, eso ayudaría.. Todo, todo ayuda un poco, ser hijo de veterinario, de veterinaria, que tu madre te dirija a serlo, pero lo principal es uno mismo. Si tu hijo no quiere ser veterinario, no servirá de nada que se lo propongas.

-Angula: uhmmm... he pensado una cosa.

-Policarpo: ¿qué?

-Angula: que si tenemos un hijo... o una hija... pues podría no ser hijo tuyo. El ciego que me desfloró bien podría haberme embarazado. ¿No te disgusta?

-Policarpo: no, por supuesto. Yo fui derrotado en el deporte de desvirgue y alguien venció en mi puesto. Si ese ciego te ha propinado descendencia tiene toda la virtud de haberlo hecho.

-Angula: ya, yo también lo creo. De hecho lo sentí propio cuando se estaba viniendo y sentía su leche en mi panocha.

-Policarpo: ah ah, espero que no salga ciego.

-Angula: no, creo que me dijo que se había quedado ciego por una enfermedad, ahora no recuerdo.

-Policarpo: bien, espero poder llegar a conocerlo...

Después de dicho tan melancólico comentario Policarpo y su mujer se quedan prendados en la mirada. La mujer alarga la mano y toma la de su esposo encima la mesa. El cariñoso contacto les es suficiente por un minuto pero al cabo de este Angula se levanta y se sienta en la misma silla de su marido, ante él, para abrazada besarlo. Este tardío beso no está marcado con la ansiedad de los que diéronse al principio de la noche en la alcoba, toda prisa ha huido y si vuelven Policarpo y Angula a mantener contacto sexual severo ha perdido importancia. Ahora no está la muchacha briosa por montar a su marido y que le sea entregado dentro de su panocha ese ansiado semen que la embarace. La verga de Policarpo sí parece tener robustez para ello y erecta pendulea entre la barriga de su amo y la muchacha. En uno de los abrazares la mano de la chica topa inesperadamente con ella y Policarpo nota esbozarse en la boca que le besa una pícara sonrisa.

Nota inmediatamente como la mano de su muchacha le toma el miembro y ayuda a que la casual erección no se pierda. La mano de Angula masturba suavemente su miembro y sabe el veterinario lo que se propone su esposa y lo que también él mismo se exige de forma personal. Sabiendo el papel que está obligado a resistir Policarpo ayuda a su esposa a colocarse con seguridad encima de él para hacer la nueva penetración posible.

La verga consigue adoptar la posición adecuada a ello. Angula avanza la cintura y la noche parece tener aún golpes ocultos.

-Angula: uhmmmm.

La muchacha retoma un suave cabalgar en la frágil posición encima la silla que regala a los dos seres un delicioso final de noche. De la misma sin prisa manera que se dieron los últimos besos, ahora bota Angula midiendo y reconociendo cuidadosamente en qué puntos roza la poronga de su marido cuando le entra dentro.

-Angula: mmh ah, mmh ah, mm ahh, mm aah.

El contacto se prolonga un tiempo indefinido en que la muchacha descubre todos los haberes y deshaberes que le quedaban descubrir sobre el acto sexual de los humanos. También muy lentamente el ritmo ha ido subiendo de vigor y en un apocalíptico cabalgar final la alocada jinete conjura.

-Angula: aaaah, aaah, aaah, aaaah, aaaah, Poli, me vengo, aaah, aah, aah, vente tú, también, aaah, aah, aaah.

Dicho esto Angula se olvida de todo y entrega sus recursos a dotar de la máxima intensidad los últimos momentos del acto.

-Angula: aaah, aaah, síí, síí, sííí, sííí, te siento, te siento Poli, síí, siento tu leche, síí, síí.í.í.í.í.í.í..í...í....í.....í......í.....

Muchas horas después una viva luz solar despierta dos personas que duermen abrazadas, sentadas en la silla de una cocina.

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Esta serie la dedico a mi compañera de trabajo Carmen.