Criada y señora

La vida de una anciana da un revés en sus últimos años de vida

Era una anciana de 77 años, una rica mujer que lo tenía todo en la vida, todo menos marido. Había estado casada con un hombre de su pueblo, pero murió diez años atrás, desde entonces había estado sola, todo el mundo la odiaba. Era una vieja muy mala. Vivía en una mansión en lo alto de una colina, con servicio a su alrededor, pero luego tuvo el accidente, se cayó por las escaleras y se rompió la cadera. Las jóvenes criadas fueron a ayudarla y llamaron a la ambulancia, en el hospital le recomendaron reposo absoluto, pues se había roto la cadera. La enviaron de nuevo a casa y se quedó tendida en la cama. Las sirvientas ya no la obedecían, le traían la comida y sus caprichos a la cama, pero estaban más descocadas desde que la vieja señora no vigilaba por los rincones. Un día empezaron a desaparecer y sólo quedó la más joven y tímida, una mujer de 22 años con cabello moreno, ojos pardos y cuerpo pequeño metido en un uniforme gris. Era una chica buena, pero demasiado tímida y la señora no tenía paciencia con ella

-Señora, ha venido su hija-informó ella un día entrando en la alcoba

-¿Y a qué esperas? hazla venir-ordenó la vieja

-Sí señora-dijo ella saliendo de allí

Su hija, la hija de su primer matrimonio, entró en la habitación. Era una mujer de 51 años, con el cabello rubio oscuro, arrugas en la cara y un cuerpo de espanto aún. Tenía la cara seria y miraba a su madre con disgusto, no le gustaba ir a verla y se llevaban mal

-Madre-saludó ella

-Hija, hola ¿qué querías?-preguntó su madre

-Hemos sabido de tu accidente y hemos venido a ayudarte-repondió ella

-No te preocupes, con Georgina ya me sirve-respondió la madre

-Con ella no es suficiente, voy a dejarte a mi hijo-dijo la hija

-¿David?-preguntó ella

-A mí tampoco me hace gracia dejártelo, pero lo necesitarás-respondió ella

-Gracias-dijo la madre secamente

-Pasa David-dijo la hija

Entró en la habitación un joven de 18 años, con cabello moreno y rizado que llevaba un móvil en la mano

-Hola abuela-saludó él

-Hola-dijo ella fríamente

-Voy a cuidarte unos díitas-dijo el chaval

-Ya, eso me han dicho-dijo la abuela

-Bueno, pues yo os dejo solos-dijo la madre del chico

-Ok mamá, cuídate-dijo el joven

-Adiós hija-dijo la abuela, aunque la hija no hizo caso y salió de la habitación

-Bueno, cualquier cosa que necesites me avisas-dijo el joven saliendo de la habitación detrás de su madre

La abuela se quedó sola en la habitación sin nada que hacer salvo mirar la pared enfrente suya. Durmió la siesta un rato hasta que le entró hambre. Cogió el teléfono y llamó a su nieto, que le trajo una manzana y un vaso de agua

-Tráeme algo más-dijo ella

-No te quejes, hasta luego-dijo el joven desapareciendo de la habitación

"Parece que le molesta estar conmigo"pensó la anciana mientras daba bocados a la manzana. A la media hora le entraron ganas de ir al baño y volvió a llamar a su nieto, que le trajo un orinal

-No creerás que voy a orinar ahí-dijo ella

-No te puedes mover-respondió el nieto quitándole las sábanas de encima. Le bajó a la abuela el pantalón del chándal junto con la braga y vio un coño viejo y arrugado con pelos grises creciendo sin orden. Le puso el orinal debajo del coño y la abuela protestó cuando se le movió un poco la cadera, pero el joven no hizo caso y se alejó

-Ya he terminado-dijo la vieja

-Muy bien-dijo el joven. Retiró el orinal y secó el coño de la abuela, pero lo hizo metiendo los dedos dentro y excitándola, apropósito, luego volvió a colocar el orinal lleno en su coño

-¿Me vas a dejar así?-preguntó ella

-Claro, no creerás que voy a retirarte el orinal para luego volvertelo a poner. Lo dejas ahí y no me molestas más-respondió el nieto

Sus días de recuperación no fueron bien, pues aunque se recuperó bien, su nieto no le prestaba atención, todo lo que pudiera hacer la criada lo hacía la criada. Finalmente se recuperó y su criada la vistió con sus ropas y sus joyas, le hizo un elaborado moño con su pelo negro y le ayudó a bajar las escaleras con un bastón

-Abuela, ya estás aquí-dijo su nieto sentado en la mesa. Junto a él estaba su madre

-Hija, ¿por qué no has avisado de que estabas aquí?-preguntó la abuela

-Llevo aquí todo el rato, y además, no tengo porque avisar, soy la señora de la casa-respondió ella

-No hija, la señora de la casa soy yo-respondió la abuela. Entonces se percató de que su hija estaba sentada en la cabecera de la mesa, donde ella solía sentarse

-No madre, las cosas han cambiado. Yo soy la señora de la casa-respondió su hija

-¿Y yo qué soy?-preguntó la abuela

-¿Tú? Una sirvienta-respondió la madre

-Serás insolente-respondió la abuela

-Has sido una mala mujer, todo el mundo te odia. Te hemos incapacitado la cuenta del banco, ni siquiera nos tenías de herederos. La vida lo devuelve todo. Vas a sevirnos a mi hijo y a mí-respondió la madre

-Esto es una tontería. Fuera de mi casa-gritó la abuela

-¿Qué casa? Es nuestra. Aquí tenemos las escrituras-respondió la madre

Su hijo le dio a la abuela un papel donde figuraba todo

-No es posible-dijo al anciana

-Sí lo es. Georgina, si eres tan amable de acompañar a mi madre a su habitación-pidió la madre

-Sí señora-dijo la sirvienta bajando la cabeza

Condujo a la abuela a la cocina y de ahí a las habitaciones del servicio

-¿Esto qué es?-preguntó la anciana mirando su habitación, una cama, un armario, un barril de madera y una mesita

-Tu habitación-respondió Georgina

-¿Cómo que "tu habitación"? En todo caso "su habitación", un respeto-corrigió la abuela

-No María. Ya no le debo respeto. El respeto se lo debo a Doña Sandra-respondió Georgina

La condujo al barril donde le ordenó desvestirse de todas las ropas y luego la metió dentro, con una manguera llenó el barril y la frotó con una esponja que le hacía daño y le dejaba rojeces, luego le dio sus nuevas ropas, un uniforme gris que raspaba, sin ropa interior

-Con esto se me va a ver todo-dijo la abuela mirando la falda, que le llegaba por encima de las rodillas

-Es lo que ha ordenado la señora, ahora acuéstate. Voy a apagar las luces-respondió Georgina

La abuela se acostó y se durmió rápidamente. Al día siguiente se despertó con el sonido de la campana pensando que todo había sido un sueño, pero no, seguía en aquella habitación del servicio.

Se vistió con sus nuevas ropas y subió hasta la planta de arriba

-María, te estábamos esperando, no nos has traído el desayuno-dijo Doña Sandra

-No soy el servicio-respondió la abuela, con la cabeza alta

-Yo creo que sí, mira tus ropas, aunque Georgina no hizo bien su trabajo, sigues teniendo tus joyas-dijo Doña Sandra

-Lo siento señora-dijo Georgina con la cabeza baja

-David, azota a esta criada-ordenó Doña Sandra

-Sí madre-respondió el muchacho

Georgina se inclinó sobre la mesa y se levantó la falda mostrando su culito blanco y desnudo

-Creo que 20 azotes estará bien-dijo Doña Sandra

-Estaba pensando lo mismo-respondió David

Pasó una mano por el coño de Georgina y luego golpeó el trasero con lo que la criada se echó hacia alante, al segundo ataque ella volvió a echarse hacia alante. Siguieron los azotes hasta que el culo de Georgina estuvo rojo como un tomate

-Así estará bien, ahora ve a hacer tu trabajo bien-dijo Doña Sandra

-Sí señora-respondió Georgina asintiendo con la cabeza. Se dirigió a María y le quitó los pendientes, anillos y otras joya. Sin su elaborado moño, el pelo negro de María cayó hasta la cintura

-No me gusta que una criada tenga el pelo tan largo, podría tener un accidente y quemárselo con la cocina-dijo Doña Sandra, con lo que Georgina sacó unas tijeras y cortó por debajo de los hombros, lo suficiente para hacer un moño simple

-Ahora ven aquí, María, mi madre quiere proponerte una cosa-dijo David

-Vosotros diréis-dijo María rebosante de rabia

-Verás, hoy es el cumpleaños de David, cumple 18, y es una edad muy especial ¿Qué me recomiendas que le compre?-preguntó Doña Sandra

-Lo que él quiera, señora-dijo María

-Qué bien, porque te quiere a ti-respondió Doña Sandra

-¿Cómo?-preguntó María

-Una de las cosas por las que estás de mal humor siempre es porque eres una mal follada, queremos ver si tu comportamiento mejora después de una buena follada-respondió Doña Sandra

-Estáis locos, es mi nieto-gritó la abuela

-Y tú eres una criada y como tal has de obedecer. Quítate la ropa-ordenó David

María miró a su hija pidiendo piedad, pero ella le señaló con la cabeza que empezara, por lo que se levantó la falda y se levantó todo el vestido por la cabeza quedándose desnuda. Los pechos le caían hasta casi el ombligo y en el coño tenía una mata de pelo gris

-Sobre la mesa, vamos a probar nuestra teoría-ordenó David

María se tumbó en la mesa y abrió con su mano su vagina, el joven se sacó la polla, de 20 cm de largo y se la metió por el coño

-Ay-gritó la vieja de dolor

-Está muy seco, y muy suelto, lo tiene muy utilizado-dijo David

-No sirve para tus deseos, mejor deshacernos de una inútil-dijo Doña Sandra.

-No, no os deshagáis de mí, sabré complaceros-dijo María

-¿Cómo?-preguntó él

-Dejadme demostraroslo-respondió ella

Se bajó de la mesa y cogió la polla de su nieto, metiendosela en la boca

-No lo hace del todo mal la puta esta, porque eres una puta ¿no?-preguntó el joven

María asintió y continuó chupando la polla hasta que David se cansó

-Mira a ver si ahora está un poquito más mojada-dijo Doña Sandra

-Sí, parece que ya está lista-dijo David

Empujó a María contra un sofá y la empotró, ella profería gritos de dolor, pero su nieto no paraba de follarla y acabó corriendose dentro

-Sigue muy suelto, pero por lo menos está mojada-dijo David saliéndose de su interior, el semen le resbalaba por los muslos a su abuela

-Te has corrido dento-dijo ella

-Y siempre lo haré, tu coño ya no puede engendrar hijos, solo sirve como depósito de semen-respondió David

-Bien hecho David. María, sírvenos un desayuno en condiciones. Georgina, vigílala-dijo Doña Sadra

-Sí señora-respondió Georgina

Ambas mujeres se alejaron y entraron en la cocina dejando a madre e hijo en el salón

-¿Cómo ha podido ocurrir esto?-preguntó la anciana

-Mientras usted estaba en cama, David y su señora madre lo organizaron todo para dejarla incapacitada, le tienen mucho odio y es su venganza-respondió Georgina

-Las demás criadas se fueron, pero tú te quedaste a cuidarme-observó la anciana

-Yo no tengo adónde ir y prefería estar con usted-dijo Georgina

-Gracias-dijo María

Le subió el desayuno a su hija y esperó en un rincón mientras ellos terminaban de comer y no le dirigían la palabra

-Puedes retirarte-dijo la hija mientras apartaba el palto vacío

-Sí-dijo María

-¿Cómo has dicho?-preguntó ella

-Sí señora-dijo María

-Que no se te olvide, para recordar, mi hijo te ayudará-dijo la madre

-Pon la barriga aquí-ordenó el nieto señalando sus piernas

-No puedo con mi cadera-dijo la anciana

-Que me hagas caso coño-gritó el nieto empujando a la anciana, que cayó sobre sus piernas, le levantó el vestido y le dejó el culo al aire, un culo fofo y blanco

-Cuenta conmigo-ordenó, y le dio un azote

-1, 2, 3, 4-a cada azote le dolía más el culo y se le ponía rojo-46-gritó la anciana

-Bien, creo que ya está-dijo la madre

-Gracias señora-dijo María bajando la cabeza

-Tienes un culo gordo y fofo, aunque no estás gorda la barriga se te cae, te mando a hacer ejercicio, puedes retirarte-ordenó Sandra

-Yo no estoy en edad de deporte-dijo María

-Te sorprenderá la cantidad de viejas que hay en el gimnasio-dijo Sandra-Ahora vete

-¿Tú y yo qué hacemos?-preguntó David

-Se te ha puesto dura al azotar a la vieja-afirmó su madre

-Sí madre-respondió el joven

-Lo arreglaremos, vamos a la habitación-dijo Sandra

Subieron arriba y se encerraron en la habitación que antes había sido de la abuela, pero que ahora era de Sandra. Nada más cerrar la puerta se abrazaron y se besaron cogiendose las cabezas. David empujó a su madre a la cama y se subió encima suya, metió sus manos por la espalda de su madre para sacar el vestido y se lo quitó, quedando ella en sujetador y bragas. Ella mientras tanto le quitó el pantalón y le observó la erección a través del boxer. El joven le quitó el sujetador a su madre y se le salieron las tetas, unas tetas que aún se mantenían firmes pese a sus 51 años, con el pezón erguido. Sandra hacía ejercicio y por eso se conservaba tan bien. David cogió el pecho y se lo metió en la boca, Sandra metía las manos en el pelo ensortijado de su hijo y gemía en voz baja mientras su hijo le mordía el pezón

-Ni punto de comparación con el de la abuela-dijo el chico

-Las tiene muy caídas-observó la madre

-Se pueden arreglar con ejercicio-dijo el joven

-Dios...deja de hablar de la abuela mientras me comes las tetas-dijo Sandra

-¿Celosa?-preguntó él

-Un poquito-dijo ella sonriendo

-Tú eres la única mujer que quiero, ella simplemente es diversión-respondió él

-Me alegro por ello-dijo la madre

El joven dejó en paz los pechos de su madre y besó el ombligo para luego llegar a las bragas, bajandolas con los dientes sin dejar de mirarla. El coño de su madre era peludo, como el de su abuela, pero estaba arreglado y era rubio, con algunos pelos grises en los vértices. Abrió los labios y metió dentro su lengua, saboreando los jugos que de allí emanaban. Con su lengua buscó el clítoris y lo encontró, golpeandolo con la lengua para darle más placer a su madre

-Me voy a correr-avisó la madre agarrando la cabeza de su hijo

-Córrete mami. Córrete para mí-dijo el hijo

-Sí-dijo la madre. Acto seguido soltó una gruesa cantidad de semen que su hijo acogió en su boca. El hijo le limpió bien la corrida y luego subió hasta arriba y la besó, traspasando el semen de una boca a otra

-Déjame complacerte-dijo la madre

-Al suelo pues-ordenó el hijo

La madre se echó de rodillas en el suelo y le bajó a su hijo los calzones con los dientes, la polla erecta le golpeó en la cara, pero ella no se quejó, la cogió con la mano y la olió, pasó la nariz por los huevos, el tronco y el glande deleitándose con su olor. Abrió la boca y se la metió dentro, su lengua acariciaba suavemente el glande y le estimulaba la uretra presionando con la lengua sobre el agujero. Una de sus manos agarraba el culo de su hijo, por lo que aprovechó para bajar un poco y acariciar el ano de su hijo. Estaba depilado, ella misma se lo depilaba ya que le gustaba introducir dedos dentro de él. A su hijo no le gustaba aquello, no disfrutaba cuando su madre lo penetraba por detrás, pero le dejaba hacerlo ya que ella se lo pedía tan dulcemente. Ella estimulaba el culo con los dedos y metía el dedo corazón de la mano tan al fondo como le fuera posible. Su hijo gritaba y le agarraba con fuerza el pelo pidiendole que parase, pero ella seguía hasta la próstata y se la estimulaba haciendo que su hijo se corriera con fuerza en su boca. Eso ocurrió esa vez. Acabó con la boca llena de semen, tirada en el suelo apoyandose en los codos, ya que su hijo la había empujado

-Sabes que no me gusta-dijo el hijo

-A mí sí, me encanta-dijo ella tragando el semen

David se tiró sobre su madre y le abrió de piernas para meterle la polla

-Más suave cariño-dijo ella

-Y una mierda-dijo David bombeando con más fuerza

-¿Te ayudo un poquito?-preguntó la madre llevando las manos a las nalgas del chico

-Las manos quietas-dijo David. Cogió las manos de su madre y las agarró por encima de su cabeza

-Sí nene-dijo ella

Ambos hacían movimientos con la pelvis y ella levantaba el culo para facilitar la penetración y finalmente el hijo se corrió en el coño de su madre y se tumbó sobre su pecho sudoroso

-Podrías preñarme-dijo la madre

-Ojalá, pero no creo que tengas óvulos disponibles, eres mayor, sin ofender-dijo el hijo

-Tú no ofendes nunca cariño-dijo la madre dandole un beso en la frente

-¿Qué estará haciendo la vieja?-preguntó David

-Vamos a verlo-dijo la madre levantandose del suelo y poniendose su vestido, sin ropa interior, previo acuerdo con su hijo.