Criada motivadora 3

De como se está adueñando de mi...

Al día siguiente apareció sonriente y lo primero que me preguntó es que me había parecido su amiga.

Me ha gustado mucho, le dije. ¿Le has comentado algo de mí?

¿Sobre qué?

Sobre que me la pelo mucho

Claro. Todas mis amigas ya lo saben . Saben que eres un pajillero vicioso que está todo el día machacándosela a mi salud...

Que guarra eres. Pues son tan putitas como tú. Será por eso que me  estuvo enseñando las bragas hasta que no pude mas y tuve que ir a hacerme una paja a la salud de su entrepierna  y esta noche no he podido dormirme hasta que me la he vuelto a pelar pensando en ella.

¿En serio?  Preguntó la muy puta, como si no supiera nada de lo que entre las dos me habían obligado a hacer y que además habían estado viendo.

Voy a tener que castigarte, me dijo muy seria. Te has estado haciendo pajas a la salud de una amiga mía y eso no me gusta.

¡Desnúdate! ¡Quítate los pantalones y los calzoncillos!

No podía creer lo que estaba oyendo ¡Me iba a castigar! ¡Qué morbo! ¿Qué pensaría hacerme?

Hice lo que me ordenaba delante de ella que se había sentado en una silla observándome

Pon las manos en la nuca, me ordenó mientras miraba mi polla que estaba empezando a ponerse tiesa por lo morboso de la situación

Entonces se levantó y acercándose a mi me soltó un sonoro bofetón mientras me decía.

Ya sabes que solo te la puedes pelar a mi salud ¿lo entiendes?

Si, asentí  yo levemente

Entonces hizo algo que yo no esperaba nunca que pudiera ocurrir. Permaneciendo delante de mi me cogió la polla con la mano y me la descapulló y antes de que yo pudiera esquivarlo me soltó un guantazo de arriba abajo en todo el capullo que me dejó distraído. A continuación me empujo hasta dar con mi espalda en la pared para que no pudiera tirar el culo para atrás y se dedicó a abofetearme la polla con la mano abierta hasta ponerme el capullo colorado como un  tomate y dolorido como si me la hubiera estado machacando una semana sin parar.

Mientras hacía esto no paraba de humillarme llamándome pajillero y vicioso. Lo curioso es que a pesar del castigo yo cada vez tenía la polla mas tiesa y eso hacía que sus bofetones fueran cada vez más certeros y contundentes.

Cuando consideró que ya me la había castigado bastante se volvió a sentar y remangándose las faldas me ordenó que me echara boca abajo sobre sus rodillas para azotarme.

La muy guarra me hizo poner de tal manera que mi tiesa polla quedara aprisionada por sus muslos. En esta posición empezó a azotarme el culo mientras seguía humillándome de palabra y haciéndome prometer que nunca más me la volvería a pelar a la salud de otra que no fuera ella. A todo esto y aprovechando el compas de los azotes, la muy puta no paraba de mover los muslos de manera que frotaban mi descapullada y dolorida polla como si me estuviera ordeñando, hasta que me corrí llenando de leche todo el suelo detrás de sus pies  y parte de sus muslos.

¡Mira lo que has hecho, guarro!  Me gritó separando las piernas y mirando el charco que  había  debajo de ellas.

¡Ves a buscar una bayeta! ¡Corre cerdo!

Cuando volví me hizo fregar el suelo con la bayeta mientras permanecía abierta de piernas con los muslos manchados de leche.

¡Ahora límpiame los muslos!  ¡Con la lengua!

Me quedé helado. ¡Iba a lamerle los muslos…! Me arrodillé e hice lo que me decía, lentamente, pasando la lengua por sus muslos  acercándome poco a poco a su chochito. Lo tenía a pocos centímetros pero ella me detuvo con la mano

Ni se te ocurra. El coño solo me lo comerás en tus fantasías….

¡Levántate!  me ordenó cuando consideró que ya la había lamido lo suficiente para dejarle la entrepierna limpia.

Al ponerme de pie y debido a la lamida que acababa de hacerle volvía a estar empalmado.

Se quedó mirando mi polla y me dijo.

¿Qué? ¿Te pone cachondo verme así,  abierta de piernas, no? No sé que voy a hacer contigo….

¡Venga! ¡Pélatela para mí! ¡Humíllate otra vez! Quiero ver como lo haces.

No pude negarme. Lo estaba deseando. Me hice la paja mas buena de mi vida. Sometido por aquella putita que disfrutaba humillándome  viendo como me la pelaba a su salud.

Eso solo fue el principio de lo que iba a ocurrir en los días siguientes

Me tenia sometido a unas sesiones de pajas interminables. Se sentaba delante de mí con las piernas abiertas enseñándome sus bragas y obligándome a pelármela a su salud mientras me humillaba diciéndome cosas guarras mientras movía su mano arriba y abajo, marcándome el ritmo a seguir,  u obligándome a decir su nombre  en el momento del derrame  ”por ti, Mary ” mientras apartaba levemente su braga con los dedos para que pudiera ver mejor su coño.