Creo que te va a gustar... sofá para tres...
Tener sexo con él era adictivo, su rudeza y fuerza me llevaban más allá de lo imaginable, por eso quise darle un pequeño regalito.. con la ayuda de mi amiga...
Había quedado esa noche con Juan, mi delicioso colombiano, en nuestra habitación de siempre, teníamos ya algún tiempo de no vernos, él arrastraba una carga de trabajo bastante fuerte, con largas jornadas laborales, además estaban sus hijos a los que él jamás descuidaba y le absorbían mucho de su tiempo.
Juan y yo teníamos ya varios meses de relación… una relación bastante “particular”, una relación abierta en donde ambos teníamos “carta blanca” para mantener otras relaciones paralelas a la nuestra, aunque en realidad yo no tenía una.
Cuando lo conocí estuve a punto de enamorarme de él, pero entendí que Juan no era hombre de amor, él era el tipo más enigmático que yo hubiese conocido en toda mi vida, endemoniadamente sexual y al mismo tiempo un hombre que podía llegar a ser despiadado, una combinación mortal si te enamoras, así que aprendí a disfrutar de él, aprendí a aprovechar todos los momentos que lograba tenerlo solo para mí. Saber recientemente, de su propia boca, que tenía nueva amante me producía algo de molestia y celos, máxime cuando él la describió como “muy especial”.
Hizo el par de toques a la puerta que acostumbraba, él sabía que yo le abriría de inmediato, nunca logré dejar de sentir aquella ansiedad de la mano con unos tontos nervios cada vez que lo vería, habíamos tenido sexo muchas veces, sin embargo ese “yo no sé qué” en mi estómago seguía apareciendo.
-Hola amor…
Ahí estaba “mi hombre” tan serio como siempre… con esa expresión dura que al cabo del tiempo lograba excitarme cada vez más.
-Hola Reina… ¿cómo estás?
Ese reina lograba derretirme.
Nos sentamos en el sofá y platicamos por unos minutos, con otro tipo de hombre yo habría “iniciado el juego” con pequeños besitos y caricias dulces, pero Juan no era de ese tipo de hombre, su “juego” era rudo desde el principio, así que llevé mi mano hacia el cierre de su pantalón y empecé a “sobar” su miembro, me senté encima suyo, ambos vestidos y empecé a besarlo con fuerza, mientras me frotaba la parte baja contra la suya.
Con Juan no era necesario mucho preámbulo, él siempre estaba dispuesto para el sexo, era el hombre más caliente que yo conociera. Sus besos eran tan despiadados como él mismo, con el tiempo mis labios aprendieron a recibir aquel “castigo” erótico que Juan me daba cada vez que me besaba.
Separé mi boca de él y me puse de pie.
-Amor… tengo algo para vos… una sorpresa, un regalo…
Juan no se inmutó ni un momento, él jamás parecía inmutarse, sin embargo yo sabía que tampoco gustaba de sorpresas, no le gustaba que le “cambiara sus planes”, él siempre quería tener el control.
Caminé muy despacio y abrí la puerta del cuarto de baño de donde salió mi amiga Eva, con esa expresión que siempre le veía cuando estaba en plan de “atrapar” a un hombre.
Juan se puso de pie y no supe descifrar si estaba molesto o sorprendido… creo que una mezcla de ambas, de entrada me di cuenta que él no la reconoció…
-Amor, ella es Eva… mi amiga Eva…
Lo miré directamente a los ojos y aunque no dije nada, él sabía perfectamente lo que mi mirada le quería decir… Si amor, sé que la recuerdas, te he hablado mucho de ella… y alguna vez viste sus fotos… sabes perfectamente que es la puta más puta y la perra más perra de mis amigas, sabes que ella me ha enseñado mucho y sabes que sería la última mujer que querría cogiera con vos, pero también sabes que tu placer es mi placer y si quiero una tercera en nuestra cama, quiero que sea la mejor… corro el riesgo…
Eva se acercó a Juan y como era de esperarse en esa maldita “piruja”, zorra y puta, rozó con su mano el cierre del pantalón de mi hombre y en lugar de un beso en la mejilla como era de esperarse, sacó su lengua y chupó la boca de Juan.
¡Maldita desgraciada!, cuando le pedí que viniera y me “ayudara” a pasar un buen rato con él, al menos esperaba que tuviera un mínimo de decoro, no tenía ni un segundo de conocerlo ¿y lo saludaba así?... calma, calma Estrella, vos le dijiste que fuera directo, lo más puta que pudiera desde el minuto uno… ahora no te pongas de imbécil… ella sabe muy bien como hace las cosas.
Juan no dijo nada… inclinó un poco su cabeza en señal de saludo e inmediatamente recorrió a Eva de pies a cabeza. Eva no era para nada lo que se podría llamar una belleza, pero tenía ciertos atributos que yo sabía perfectamente a Juan le encantaban… buenas piernas, culo grande y “acogedor”, las tetas de Eva no eran tan grandes o sugerentes, pero para eso estaban las mías… y el rasgo que estaba segura era el que más le había gustado a Juan desde que vio la primera foto de Eva… su boca de mamona… boca grande, labios gruesos… mamadora… y esa era precisamente la misión de ambas, era mi regalo, conociendo el gusto supremo de Juan por las mamadas profesionales hasta “el pegue”… hoy recibiría catedra de… mi maestra y yo…
Nadie hablo… no era necesario… yo me acerqué y besé a Eva… en las “narices” de Juan… el beso que inició como una invitación formal a Juan, se fue poniendo muy intenso… separé mi boca de la de Eva antes que ambas olvidáramos que nuestro objetivo era él y solo él… me acerqué y besé a Juan… metí mi lengua lo más profundo que pude en su boca y casi me atraganto cuando él hizo lo mismo con la suya en la boca mía… Eva se nos unió de inmediato y las tres lenguas de entrelazaban en una batalla erótica de saliva y deseo, Juan mordisqueaba los carnosos labios de Eva y chupaba mi pequeña boca… ambas bocas eran inversas en tamaño y carnosidad, pero estoy segura que sabía que ambas bocas lo llevarían a lo máximo de su excitación…
Aquel momento de besos entre los tres se fue poniendo más y más caliente… las manos de Juan no se detenían iban de los pechos de una y otra, apretaban con fuerza las nalgas de ambas… y nosotras a nuestra vez le tocábamos las nalgas suyas y ya empezábamos a liberar de forma frenética su cuerpo de la ropa.
Desnudarnos fue un trámite más que rápido, en cuanto Juan estuvo desnudo Eva, fiel a su estilo, bajó de inmediato hasta su verga y empezó a “recetarle” una “suculenta mamada”… y es que era su especialidad… mamaba como poseída… metía la endurecida polla de Juan hasta lo más profundo de su garganta con una fuerza y rapidez dignas de la ¡mejor!... entonces yo bajé también, ya Juan estaba disfrutando, su respiración acelerada me lo había dejado muy claro… al llegar a “mi verga favorita” y para no entorpecer el “buen trabajo” de la mamada de Eva, me concentré en sus huevos… que estaban duros también… eran una delicia, siempre que estábamos juntos aprovechaba para darles “una visita” con mi boca, chupándolos, mamándolos, pasándoles mi lengua como quien chupa un helado del sabor más exquisito… sentí en mi boca la agitación de Juan, con una de mis manos acariciaba el culo de Juan y con la otra tocaba las tetas de Eva, sabía que eso la excitaría y la haría mamar más fuerte…
Sentí que él se excitaba cada vez más… así que en mi afán de querer tomar el liderazgo le dije a mi amiga que fuéramos al sofá… yo quería la comodidad de Juan… que él recibiera su “dosis” absoluta de sexo oral de la forma más confortable… él se sentó, se recostó y dejó las piernas totalmente abiertas de manera que ambas nos pudiéramos acomodar para “continuar” el trabajo… esta vez me apresuré a tomar en mi boca su verga, yo sabía que a él le gustaba mucho como yo se la mamaba y quería participar activamente… mi amiga de inmediato se incluyó y ambas empezamos a turnarnos en meternos la polla hermosa de Juan en nuestras bocas… recordé su gusto por la saliva, por abundante saliva en su verga y empecé a vaciar toda la que pude sobre su punta casi por explotar… Eva hizo su parte y ambas llenamos de saliva aquella deliciosa polla de textura de seda y dureza de hierro… Juan gemía, un gemido tras otro… Eva lo halo de manera que su culo quedó en el aire y bajando empezó a chuparle su ano, rápido fuerte… yo seguía en su verga… se empezaron a entremezclar los gemidos de los tres… yo estaba totalmente húmeda y de pronto sentí mi mano dirigiéndose a la concha de Eva… si la mía estaba mojada ¡la de Eva era un río!… esa perra estaba totalmente excitada, al borde del orgasmo… Juan que estaba recostado con los brazos a cada lado de su cuerpo, los ojos cerrados y gimiendo de placer, se levantó un poco y en forma casi fiera, al borde del abismo del éxtasis nos tomó a ambas del cabello y nos llevó a su verga, ambas la chupábamos y la chupábamos…
-Putas, putas… chupen putas… mamen, mamen perras… putas… chupen, fuerte… fuerte…
Un chorro caliente salió en forma violenta de la polla que se había agigantado por la excitación, la leche nos cayó en la cara a ambas… buscamos chuparla, con nuestras manos las llevamos al pecho… teníamos semen en la boca, la cara, el pecho… Juan nos haló del cabello y nos hizo subir al sofá con él… por un momento le vi perder casi la conciencia… se dejó caer al respaldar del sofá, soltó sus brazos en gesto de absoluta rendición, suspiró muy fuerte, cerró los ojos y se quedó un momento así. Aproveché para mirar a Eva… no pude evitar que mi sonrisa de triunfo me delatara… estaba feliz… mi misión había sido cumplida… ¡wow! cuanto semen… cuanta leche…
Lo conocía tan bien que sabía que solo tardaría unos minutos en volver a levantar “su arma”… era impresionante la erección que lograba ese hombre, fuerte, dura… una delicia…
En ese momento al ver subir de nuevo la verga de Juan me di cuenta que a partir de ese momento ya no teníamos libreto… siempre hablé con Eva de hacerlo “venirse” con el sexo oral en nuestras bocas, pero nunca hablamos de que haríamos en el segundo “round” de mi hombre y ¡vaya que él jamás perdonaba ese segundo “round”!...
Si por un momento creí que yo llevaba el control, eso jamás fue así, Juan nos tomó del brazo a ambas y nos llevó a la cama… nos lanzó con fuerza y empezó a meter mano a nuestros coños… cuando sentí esos dedos jugueteando con mi clítoris entendí porque me era imposible alejarme de ese hombre… él tenía poder con cualquier parte de su cuerpo de llevarme a sitios inimaginables de placer… quería que me poseyera… quería sentirlo dentro de mi… ese era mi gran placer desde que le conocí… sin embargo yo no contaba con la rapidez de Eva, que por ningún motivo desaprovecharía a aquel hombre, se levantó y casi como autómata se colocó en posición de perrito ofreciendo su culo a Juan… yo me quedé boquiabierta ante la astusia con que ella tomaba ventaja buscando su placer… yo sabía lo mucho que ella amaba el sexo anal y también sabía lo mucho que lo adoraba él… no hubo mucho que negociar, él se volvió loco de placer ante aquel tentador culo que se le ofrecía y de inmediato clavó fuerte su verga en el culo de Eva… ella gritó… y casi sentí que su osadía había sido “castigada” y era mi vengada… porque estoy segura que ese culo sintió lo que era verdaderamente ser clavada por una verga sin piedad, por un hombre rudo y loco de excitación, pero ella también gustaba de la rudeza y de inmediato siguió gimiendo… cada embestida de Juan significaba un grito ahogado de Eva junto con jadeos de placer… jamás vi algo tan cargado de sexo y rudeza en toda mi vida… la cama se movía fuertemente y yo estaba ahí con mis piernas abiertas tocándome y metiendo mis dedos en mi coño, casi hipnotizada… moría de celos, quería arrancarle cada uno de los cabellos de la cabeza a esa maldita perra que tenía en un mundo paralelo a mi hombre… juro que él salió de esta galaxia y se adentró en un mundo oscuro, lleno de excitación, deseo y sexo anal… el culo de Eva hacia estallar la verga de Juan… él abrió sus ojos y me miró…
-Tú eres mi puta… ven a mi…
Yo me levanté y me acerque… él alargó uno de sus brazos y me haló, seguía metiendo con fiereza su verga en el ano de Eva y empezó a besarme, bajó su mano y la metió en mi concha… metía con rudeza sus dedos en mi coño… me lastimaba la fiereza, pero me llenaba de placer a la vez… Eva se sostenía en su posición de perrito con una mano y con la otra se tocaba su clítoris… yo no dudaba que ella se correría en cualquier instante… Eva gritó evidenciando su orgasmo y cayó totalmente destruida en la cama… entonces Juan sacó su verga del culo de ella y se vino encima mío… me tiro en la cama y me penetró con la urgencia propia de quien estaba a punto de acabar… él sabía que yo ya estaba a mi límite de excitación y sabía también que podía hacerme llegar antes que él… su control era total… mis tetas me dolían ante aquellas arremetidas que me hacían subir y bajar el cuerpo… yo me escuchaba gemir, jadeaba y no pude más… me corrí entre una mezcla de grito y gemido… fue demasiado… mi cuerpo se contrajo… mi coño palpitaba y aquella mezcla de fluidos corrían entre mis piernas hacia la cama… Juan sacó su verga y en una total demostración de su dominación y superioridad ante ambas se corrió nuevamente encima de nosotras… Eva que ya se había volteado de frente y yo recibimos casi sin aliento alguno aquella leche “recién salida del horno” encima nuestro…
Él se desplomó en la cama en medio de ambas… los tres intentábamos tomar oxígeno, yo cerré mis ojos, me hice de costado y busqué su abrazo… era adictivo estar cerca suyo… sentí como la cama se movía y escuché como Eva se iba al baño… me incorporé un poco y busqué esos ojos profundos que tanto me gustaban, estaba en estado de relajación absoluto… su cara seguía siendo tan seria como siempre… entonces aprovechando su estado casi inerte, me di un lujo pocas veces permitidos con él, fui tierna y romántica por unos segundos… tomé su rostro entre mis manos, como quien toma un tesoro frágil e invaluable y le di un dulce beso en su boca… puse mi mejilla contra la suya y le susurré en su oído…
-Tu placer es mi placer… amor… ¿te gustó mi regalo?