Crema para el chocolate 8

Ese hombre fue un martirio

CREMA PARA EL CHOCOLATE

8ª PARTE

Me quede sola poco tiempo, ya bañada y sentada en el hall, sentí que abrían la puerta y me asuste, corriendo a encerrarme en el dormitorio, cuando veo que era Ewin.

ROMINA: hola, me asustaste.

No termine de decir eso que recibí una cachetada en mi mejilla derecha que me dio vuelta la cara. Mire con miedo, pánico, cuando me agarra del pelo tirando con fuerza hacia él. Poniendo su boca en mi oreja, grito

EWIN: puta de mierda, que te dije que iba a hacer si alguno se quejaba. Te iba a cargar a trompadas. Hoy no lo hago para no marcarte pero la próxima vas a ver.

Tironeada del pelo, aturdida por los gritos, tirándome del pelo puso mi cara frente a él y me escupió totalmente

EWIN; puta de mierda, sabes bien, no eres ignorante, cuando estas o no ovulando. El primer tipo que tuviste se quejo porque le hiciste usar forro. No hagas que me lleve los forros. Si tienes dudas acá te traje un termómetro para que te tomes la temperatura antes de levantarte. Coge con forro cuando estas fértil. A mi por ejemplo, te cojeria siempre sin forro y no me interesa un carajo si quedas o no.

Me volvió a dar otro cachetazo y me soltó en el suelo, se sentó en el sillón diciendo

EWIN: te salvaste que no te marque a golpes, además, por llamo la actriz hablando bien de vos y que iba a usar seguido.

Yo no me atrevía ni a mirarlo, por miedo a otro golpe. Con la mirada en el suelo escuchaba lo que me decía con mucha atención para evitar nuevos golpes.

EWIN: mírate putita, sos la hembrita de una actriz famosa. Quien iba a decirlo. Esa paga bien. Ojo lo que haces. Dentro de un rato viene un tipo, déjale hacer lo que quiera. Entendido

ROMINA: si

EWIN: bueno me voy

Salio de la habitación y respire. No podía llorar, fui al baño a limpiarme la escupida que me dio en la cara de lleno.

Estaba en eso cuando llamaron que subía una persona.

Ya estaba preparada, pero me mire al espejo si había marcas de las cachetadas. Por suerte no.

Tocaron el timbre de la puerta del departamento y cuando abrí parado frente a fui un negro, como Ewin, pero en español medio extraño. Pensé es un recién llegado o de entender difícil.

Se presento como Tomas, lo hice pasar sirviéndole un café, cada vez que pasaba cerca de él me tiraba el manotazo al culo. Y era africano como Ewin.

Me hizo ir a calentar la pava más grande, con agua. Lleve la pava a el dormitorio y me senté a ver que hacia.

Saco de su portafolio una enorme enema. Cuando vi. eso me puse nerviosa y roja de vergüenza. Me llevo al baño a la parte de la ducha, portando la enema  ya llena.

Me quería morir. Se puso dos guantes .de nylon descartable, me hizo doblar la cintura hacia delante e inserto la punta del enema en mi culo. Una vez que la paso toda a mi cuerpo. Me hizo parar y dijo que debería aguantar  hasta que el dijera. Yo ya no aguantaba más, lo miraba suplicante, le decía, movía mis piernas para evitar salir el líquido.

Cuando me dio la orden fue impresionante la desocupación de mi estomago. Enchastre mis piernas y el piso. Luego me hizo bañar y me llevo al dormitorio. Me imaginaba me iba a dar por el culo.

Haciéndome poner en cuatro para sobre la cama, abrir bien las piernas, palpo mi agujero negro. Cerré los ojos a la espera de su pija. Sus dedos tanteaban mi cola y metió dos dedos en mi culo. Saco e ingreso con tres. Así sucesivamente. Cuando quise reaccionar tenia metida en mi culo, toda la mano hasta muñeca. Me ponía nerviosa y tensa, parecía que iba a evacuar ahí mismo, pero no, menos con semejante enemas. Tocaba con sus dedos el interior de mi ano. Realmente sus dedos parecían caminar por el interior de mi cuerpo y yo desesperaba por que termine todo. Los minutos pasaban lentamente para mí.

Después de disfrutar de mi culo, saco su mano y me ordeno seguir en la posición. OH no, basta de eso auto suplique. El tipo tranquilo se saco los guantes y luego inserto en mi culo su pija.

Me agarro de los pelos tirando para atrás, haciendo mantener la cabeza erguida. Con su mano libre golpeaba mi muslo izquierdo. Parecía un tipo tratando de domar a una yegua cerril, a la que debía saber quien manda.

El dolor de mi cabeza al tirar de los pelos era imbancable y rodaban lágrimas por mi rostro. El como si nada seguí tirando como si fueran riendas y azotando mis nalgas con su mano dura. Rogué en silencio terminara todo. De pronto flaquearon mis mano y me vine hacia adelante con el encima, justo en el momento que él eyaculaba. Al caer mis piernas se cerraron un poco y su pene estaba dentro de mi culo. Un dolor inmenso, mientras sentía su semen caliente caer dentro. Una vez termino se quedo unos minutos encima mío, como un perro abotonado, y yo atrapada entre  su pesado cuerpo y el colchón.

Por fin lo saco. Parecía no irse más. Por suerte se vistió y se fue. Tuve una experiencia horrible con ese tipo.