Credenciales de nuestro viejo vecino
Mi viejo vecino nos ofrece mostrar sus credenciales, yo caí en su juego y el las mostro y bien mostradas
Habían pasado unos días desde el último encuentro con Pablo, y yo ciertamente lo añoraba y aunque Paco se había transformado en un buen amante y cumplía bien, aquellos excesos de sexo duro y placentero hasta la extenuación me había convertido en casi adicta a follar con dos personas a la vez o una que hiciera por dos, cuando una mañana al marcharse Paco al trabajo, recibí una llamada de teléfono.
Mira soy Raúl el vecino que tiene mi dormitorio pegado al vuestro y que lleva ya tiempo escuchando vuestras noches locas en la cama pues como sabrás las paredes no son muy gruesas y estas últimas semanas me las tire noche y día despierto con vuestras fiestas de cama y esa amigo vuestro de mantenimiento que os visito.
Yo asombrada le dije, pero bueno que tipo de acosos es este,si le molesta no escuche, iba a colgarle y mandarlo a freír tortas , cuando dijo rápidamente, mira esta tarde cuando venga tu esposo del trabajo me invitáis a un café y muestro mis credenciales, estaré ahí a las cuatro.
Al llegar mi esposo rápidamente le conté todo, y lo primero que dijo este cuando venga lo espabilo rápido por caradura, me dijo, sabes quién es no le conozco, yo le dije mira es un señor mayor alto que compro el piso haces unos meses a esa pareja que si divorcio, pero como entran por otra escalera a la nuestra no lo conocemos.
Como un reloj suizo de puntualidad a las cuatro se presentó tocando en la puerta, y antes de que mi marido y yo le mandáramos a paseo, dijo rápidamente, disculpen ser tan directo pero inviten a café y les explico, después tienen todo el derecho de mandarme si quieren a la mierda.
Ya la presencia atractiva de ese hombre de unos sesenta y pocos, ya con abundancia de canas en cabeza y parte de su frondoso pecho que asomaba por su fina camisa, y esos fuertes brazos poblados con abundante bello blanco y negro que alargo la mano rápidamente a Paco ofreciéndosela, nos hizo dudar, nos miramos y el con una sonrisa noble espero la respuesta, y como dos sumisos deseosos en el fondo a otra aventura, le dejamos pasar.
Soy Raúl y viudo, mira soy tan directo pues yo practicaba con mi pareja el sexo liberal con otras parejas y al escuchar vuestras fiestas y más con los encuentros con ese albañil que os visito, pensé en ofreceros mi compañía, y que menos que ir al grano en estas cosas y más con nuestras edades, y como no quiero haceros perder el tiempo, lo que si os digo es que garantizo discreción, ah y por supuesto buen sexo y ¿ si estáis de acuerdo os presento mis credenciales?.
Paco y yo aún asombradas por esa decisión nos miramos y le dijimos bueno podría ser, se podría intentar y yo le dije también . ¿Credenciales? ¿ Qué credenciales tienes?. El rápidamente con una sonrisa picarona separándose un poco dijo, estas…
Se abrió la camisa mostrando un torso tremendamente poblado y sexy por un pelo ya en abundancia canosos, bajo las manos soltó el cinturón del pantalón y rápidamente dejo este caer al suelo, se lo quito juntos a los zapatos , la vista ya era de lujo con un slip pegado a un enorme bulto que ocupaba todo el frente, al no tener barriga aun destacaba más ese paquetón, metió los dedos entre el slip y lo bajo, mostrando que aquello no era relleno de espuma, más bien de morcilla de burgos y la buena.
Paco lo primero que dijo es anda la hostia, ¿amigo que tienes ahí?, eso sí que son credenciales y de las buenas.
De mi les contare que mi chochito hacia aguas con aquella estampa, nos miró y dijo ¿son buenas?,, ah y una cosa soy bisexual también como Paco pues ya os dije que escuche vuestras fiestas.
Paco no tardo ni un segundo en tocar aquello con la mano y como pesándola entre risas me dijo, esto es de más de un kilo seguro, Tere con esto te pones las botas seguro. Rápidamente Raúl dijo bueno animaros que no quiero yo ser el que solo este desnudo.
Yo tarde menos que paco en desvestirme y Raúl tomándome en sus brazos como una muñeca le dijo a mi esposo, mientras tu terminas de quitarte la ropa te esperamos en la cama tomando un aperitivo, me echo sobre la cama yo ya no decía nada pues me estaba besando fuertemente mientras sus manos recorrían mi cuerpo, mis pechos que parecían naranja en esas grandes manos, bueno ese hombre lo tenía todo grande, una ya había bajado sabiamente a mi conejo que mojado como nunca pedía a gritos guerra.
Paco se incorporó y Raúl mirándolo y cogiéndose su enorme polla, le dijo, pónmela a tono con una soberana mamada que tu mujer va a recibir carne y en cantidad, ya verás como la hacemos disfrutar.
Paco hipnotizado con aquel pollon, no hizo ascos, todo lo contrario lo comía con una ansiedad que aquello rápidamente tomo su forma y su dureza, las dos enormes bolsas que colgaban ya se habían contraído un poco al endurecerse semejante polla, paco había dejado al descubierto aquella preciosa cabeza, que me traía viejos recuerdos, el tamaño era muy similar al de nuestro amigo el aleman, pero esta era más venosa, era en toda regla un rabo descomunal.
Yo no podía dejar a mi marido solo comiendo aquello y me lance también a su ayuda, los dos comíamos y lo intercambiábamos de boca a la vez que jugábamos con sus enormes pelotas, el con su mano jugaba con mi sexo que estaba a punto de explotar y con la otra acariciaba a paco en sus huevos, los dos estábamos de rodillas a su merced, el tumbado abierto de piernas en la cama como el rey que tiene dos esclavos sexuales a su servicio.
Como tenía cogido a Paco por los huevos, le dijo ven, y déjame que cate yo también este duro rabo que tienes vecino, y deja a tu mujer que se luzca con el mío. Levante un poco la mirada y vi que le estaba dando una soberana chupada a mi esposo, su otra mano me continuaba hurgando con dos dedos mi conejo que en segundos se iba a inundar. Retiro esta al ver que era inminente y me dijo, móntate y cabalga un rato a gusto que nos amenices con tus suspiros esta soberana chupada que le estoy dando a Paco.
Como esclava real me subí en aquella tremenda tranca que introduce no sin cierta dificultad por el grosor y la longitud, pero que agradecí rápidamente, pues a los primeros movimientos ya le di mi primer orgasmo, quedándome casi sin fuerzas por la intensidad de este, Raúl viendo que había bajado el ritmo de cabalgar, le dijo a paco, espera que cambie de posición que tu mujer necesita de un potro salvaje que la monte bien, soltó la polla de paco y lo hizo sentar sobre la almohada apoyado al cabecero de la cama, a mí me puso de rodillas y dirigió mi cabeza a la polla de paco, que ya chupaba, dejándome mi culo y mi coño libre para que el jugara a placer.
Sin poder ver, sentí rápidamente que andaba frotando por dos agujeros su enorme cabeza, uno ya saben que estaba dilatado y el otro medio encogido de miedo por pensar solo si aquello entraba que lo destrozaría. Froto y froto un rato con su rabo por los dos a la vez que golpeaba los lados de mi culo con esa fusta gorda venosa y dura que tenía, diciendo, umm veo que sabes comer bien, tu marido agradece como chupas, se le nota en la cara, y tú vas a ver como no añoras a tu amigo ese que os arreglo el baño.
Y diciendo esto me penetro de un estoque fuerte que hizo que la polla de paco me entrara hasta la garganta, provocándome casi arcadas, intente reponerme pero ahora era una muñeca de trapo en sus brazos, que me ayudaban a mantener el equilibrio con aquellas embestidas que estaba recibiendo, sentía su enorme polla entrar con tal fuerza y violencia que me sentía como violada, pero estaba disfrutando como nunca, sentía sus huevos al chochar contra mis sexo y mis muslos con una violencia que me volvía loca, apena podía gritar pues paco me había sujetado un poco la cabeza para que no soltara su polla con la boca.
Rápidamente le di mi segundo orgasmo acompañado de los gemidos que el rabo de paco me permitía dar, Raúl ajeno a mis suplicas para que aflojara o parara, seguía follándome con una intensidad de un semental, sentí sobre mis espalda alguna gota de sudor que derrama por su frente por aquel frenético polvo, pero este no cejaba de empujar, le dijo a mi marido, córrete en su boca que trague buena leche que la vea como bebe, y este que no necesitaba ya consejos, soltó sus cargas en mi boca con una fuerza que casi no podía tragar, chupe y limpie toda la polla de mi esposo, no sin esfuerzo por los fuertes impulsos que me daba Raúl por detrás.
Entonces comenzó a gemir y poniéndose de pies sin dejar de penetrarme, y levantándome mi culo estirando mis piernas dejo mi cuerpo semi colgando apoyado con mi cara en el sexo de paco, acelero aún más y con golpes secos acompañados de suspiros y gemidos increíbles, vacío sus enormes huevos en mi dolorido pero agradecido coño que supuraba mis corridas anteriores , mezclándose con la suya.
Dio los últimos estoque y soltándome me dejo caer como un pelele al lado de Paco, que este con ojos de asombro me decía, menuda cogida te dio, joder te dejo el coño abierto como una flor y mira cómo sale restos de leche. Metió los dedos y los unto dándomelos a chupar y chupando el seguidamente, Raúl al verlo le dijo, exprímemela un poco que aún queda si quieres, y se la acerco a Paco ya un poco menos dura pero seguía aun tremendamente venosa y grande, este la tomo con sus dos manos y la pajeo un poco sacando lo último que quedaba en los conductos.
La vista que tenía yo tumbada era increíble, Raúl de pie , mi marido de rodillas con aquel falo entre sus manos, chupándolo y exprimiendo sus restos, el cuerpo de Raúl brillando del sudor por el ritmo que había tenido, su pecho asomaban gotas a través de su poblado vello dándole una imagen sensual y sexy y yo sin apenas poder hablar tratando de recuperarme de aquello.
Cuando mi marido soltó su rabo, Raúl pidió ducharse un momento para tomar aliento, diciéndome que preparara ese café que con las prisas habíamos dejado sin tomar, yo me hubiera metido en la ducha con él, pero temía que tomara alas aquel pollon con el agua y me volviera a follar sin apenas dejarme recuperar aliento. Se ducharon los dos y yo me lave mi dilatado coñito que ya iba recuperando su forma original, tuvimos una distendida charla los tres desnudos en el sofá, repitiendo con otra taza, cuando mi marido me dijo, nena, tengo ganas de follarte yo ahora por el culo mientras se la pones dura y se la comes a Raúl, que veras como agradece.
Tomo la vaselina que andaba sobre la mesa y antes que me diera cuenta ya me tenía mi otro agujero untado con un dedo dentro, mientras Raúl nos miraba con una sonrisa picarona tocándose sus genitales, yo los miraba pensando que pronto estarían en mi boca. Paco ante mi sorpresa tenía ya su rabo duro como una piedra, pidió la ayuda de Raúl para tomarme y ayudarme sentarme sobre él, dejándome deslizar de espaldas a paco sobre su dura polla, no sin algo de esfuerzo y dolor pues es también gruesa.
Ahora Raúl estaba con su rabo en mi cara ya tomando forma por la excitación del momento aunque más seguro por como lo comía, intentaba meter todo lo que podía en la boca pero era enorme y una labor imposible, por la que me dedicaba a chupar como si una golosina fuese su brillante cabeza que rezumaba ya pequeños jugos ante mi acoso. Paco me estaba follando son suavidad ayudándome con sus manos en mis caderas a cabalgarlo, Raúl no paraba de decir, sigue así sigue así comiendo cariño que me haces gozar mucho, mmm como come esta hembra que tienes Paco, yo estaba otra vez caliente como una leona, y una mano de paco ya andaba también en mi conejo frotándolo y metiendo los dedos.
Estaba ensartada y recibiendo placer por los tres agujeros y como no podía ser de otra forma, tuve otro orgasmo, algo menos intenso pues aun mi cuerpo no se había recurado de la follada de Raúl, pero fue bueno, esto animo a Paco que en minutos me rego mi trasero con su leche, quedándome sentada sobre su morcillona polla chupando ahora con ganas la de Raúl, que lucía como al comienzo con un brillo y una dureza jovial.
Paco ahora alargo una mano y me ayudaba acariciando los huevos de Raúl mientras yo daba cuenta de ese mástil venoso, nuestro vecino agradecía la ayuda y preparándome para lo que se me avecinaba, me dijo, cariño con este biberón que te voy a dar hoy ya meriendas y cenas, y acompañando las palabras con unos gemidos comenzó a convulsionar su cuerpo con espasmos de rigidez a la vez que empezó a soltar una espesa pero abundante leche, que me hacía imposible digerir tan rápidamente, pues con la fuera que derraba esa cabeza las numerosas ráfagas de ese jugo adorable y salado, me inundo la boca que ya me costaba mantener con ese enorme capullo dentro. Duro unos interminables segundos pero muy placenteros, no solté aquello hasta que no quedo gota por salir, y cuando ya su rigidez fue menor, transformándose en una morcilla gigante roja y rejada que me había sorprendido esta tarde por su tamaño y sobre todo su espléndido trabajo.
Y como no podía ser de otra forma pasó a engrosar la lista de nuestros amigos de cama, que tan espléndidamente se iba llenando, y de qué manera más rica.