Cosas veredes

Aventura con suegra

COSAS VEREDES

‘’Los hombres que fingen estar enamorados consiguen más que los que verdaderamente lo están’’ Lenclos, Ninon.  Cortesana Francesa. 1620-1705.

Petronilo había nacido en una aldea cerca de la frontera con Portugal. Al ser hijo único, su madre lo cuido como si fuese una delicada flor, tuvo más cuidados que la reina de Siam. Petronilo fue creciendo, hermoso y deseado, como una delicada orquídea de las que crecen en las selvas colombianas. Su cabello rubio y largo, su tez blanca y su alta estatura que pocas veces se había visto en aquella aldea, lo convirtieron en el deseo más oscuro de aquellas mujeres alejadas de las grandes comarcas, que solo veían hombres menudos y morenos y más primitivos que las piedras del campo. No era extraño que se interesasen por él todas las mujeres de aquellas zonas. Cuando este cumplio los 18 años con mas o menos ganas iba a las fiestas de aquellos pueblos donde se admiraba su varonil belleza. Incluso las familias más acomodadas con hijas casaderas iban a buscarlo con sus propios medios de transporte para que pasasen con ellas el mayor tiempo posible, Estaba claro que querían que se fijase en sus hijas en edad de ser desposadas, las madres incluso lo deseaban más que ellas. Ya habían echado mucho polvos con sus maridos pensando en aquel joven semental, más de una se hubiese acostado con él si se hubiese presentado la oportunidad.

Fue por Santa Rita cuando la pequeña villa de Aldaia celebraba sus fiestas patronales. En la familia Cachofrio, no es que hubiese una hija de edad de casamiento, sino que habían 4, todas entre los 18 y los 25 años. Si una era bonita, las otras lo eran aún más. Ir a buscar  Petronilo fue una cuestión de prestigio, algo que esa familia les sobraba. Enviaron un hermoso carruaje hacia la casa de Petronilo, en la carroza iba la Señora de Cachoferio, la Señora Hortensia. Su marido ya no estaba para muchos trotes. Tampoco hacía falta, pues su mujer se había convertido en la matriarca que gobernaba la casa. El camino hacia la casa de Petronilo era largo, por lo que fue necesario pernoctar tanto en la ida como en la vuelta. Ya casi de noche se hospedaron en un viejo hostal donde años antes se había hospedado el magistral ‘’Manco de Lepanto’’ en el que dejó su huella con un boceto con un carbón sobre un pedazo de madera donde se veía al Hidalgo de la Mancha con su larga lanza. Ese pedazo de madera quedó allí para admiración de los que allí pernoctasen.

Después de cenar el famoso bacalao con patatas portugués, el conductor de carruaje, Petronilo y la Señora Hortensia pernoctaron en 3 habitaciones diferentes.

Bien entrada la noche, en la puerta de Petronilo se oyeron unos tenues golpes, era la señora Hortensia, aun vestida con la ropa de viaje.

  • ¿Puedo pasar? - Preguntó ella con una educada sonrisa.

Petronilo asintió con la cabeza y atravesó el umbral de la puerta y la cerró a sus espaldas.

  • Verás, - dijo ella- quería hablar contigo por varias razones, Si he venido aquí es porque no era necesario hablarlo delante del conductor del carruaje. En primer lugar, ya abras que tengo cuatro hijas casamenteras y ninguna de ellas ha conocido varón alguno. Me gustaria saber si tu tienes ya experiencia en los lanceros entre hombres y mujeres. Si te lo pregunto es porque con 18 años habrás tenido poco o ninguno.

El pálido rostro de Petronilo se sonrojo. Con algo de vergüenza le confesó que solo había robado un beso a una chica y que esta le había soltado un bofetón.

  • Veras, mis hijas además de guapas son tan ardientes como yo o más. Podría pasar que alguna de ellas te sedujesen cosa que a mi me gustaria muchisimo, igual que si te casases con alguna de ellas. Quería decirte que de ser así, pasarias a formar parte de la familia y que para mí serías algo más que un yerno. En realidad serias tu quien llevase las haciendas de los Cachoferios, ya que mi querido marido no esta para grandes cosas. Su vida transcurre entre la cama y la mesa. Yo te asesoraria en lo que necesitases, te daria mi apoyo y lo que hiciese falta para que te sintieras feliz entre nosotros… más bien entre todas nosotras. - Doña Hortensia acabó aquel discurso con una amplia sonrisa como si se hubiese quitado un gran peso de encima.

El joven Petronilo, tardó años en comprender el contexto de la respuesta que le dio a Doña Hortensia.

  • Si así fuese, estaría muy orgulloso de que usted fuese mi suegra.

Doña Hortensia estubo tentada a abrazarlo y besarlo.

  • Si quieres - dijo ella- podría dedicarme a enseñarte todas las variantes que tiene el amor, verás como nunca te arrepentirás y siempre lo recordarás vivas el tiempo que vivas.

Apagadas las luces y los dos tendidos sobre la cama desnudos, lo primero que le enseñó fue a besar en la boca y con su juguetona lengua lo calentó como un hornillo de carbón. Después, ya no por enseñarlo sino porque estaba disfrutando como una zorra busco con la lengua su cueva posterior para calentarlo aún más. El bueno e inocente de Petronilo no sabía lo que se podía llegar a gozar con aquella fogosa mujer, cuando este no pudo contenerse más se puso entre sus piernas para que la inundase con su semen, Ella tanto era lo que sintió, que volvió a buscar sus labios entrando con la lengua dentro de su boca.

Ya de madrugada, Doña Hortensia le despertó para darle una nueva lección. A 4 patas sobre el colchón le enseñó cómo debía encular a una suegra como ella con el culo más grande y hermoso que aquella famosa yegua que ganó 5 carreras seguidas llamada Flor.

Cuando Petronilo acabó de cabalgar, con su gozosa y lujuriosa amante, sabía que nunca la olvidaría y que tampoco la dejaría por ninguna de sus hijas. Con sus 50 años y un culo y unas tetas exuberantes, difícil sería volver a encontrar la calidez y ternura que había encontrado con esa adorable y aún joven suegra.

Al día siguiente partieron de vuelta a casa. Y como el conductor no podía verlos, ella aprovechó para darle la última lección a su futuro yerno y le hizo una mamada poco antes de llegar a la Hacienda.

Tal y como Hortensia esperaba, Petronilo no tardó en saber con cual de sus hijas se casaría. En la familia Cachoferio aquello fue un acontecimiento, ya que habían encontrado sangre nueva que continuase con su estirpe.

Tan pronto como yerno y suegra estuvieron solos, este le preguntó cómo lo harían para continuar follando. Ella que lo tenía todo pensado le dijo:

  • Embaraza a mi hija inmediatamente. Ah! Y como a una coneja, después de uno, otro más. Mientras llegue la casa de niños nosotros follaremos todo lo que podamos sin hacer ningún mal a nadie.

Cuando nació el primogénito de Petronilo, su suegro emprendió su último viaje. La noche en la que se produjo el parto y el sepelio, en la habitación de Petronilo apareció una sombra, antes de que pudiese darse cuenta, esta se metió en su cama y comenzó a chupársela, después la introdujo dentro de su chocho, cuando terminaron y antes de que se fuese, le preguntó quién era.

  • Soy la mayor cuñado -dijo alegremente- en buen sitio te has metido.

FINE