Cosas que pasan en los viajes de trabajo
Una historia mas de cosas que pasan en los hoteles cuando estas en viaje de trabajo. el mundo es un pañuelo.
Un viaje más como pudiera ser cualquier otro. Un viaje de trabajo, de los que llevo un montonazo de años realizando.
Llevo muchos años en esto de la industria, y mi actividad me lleva a visitar muchos lugares, fábricas y aeropuertos. No os creais que por viajar a costa de la compañía nos pasamos el tiempo de turismo, la realidad es mucho más cruda, infinitas horas en las fábricas o en casa del cliente, comidas las mas de las veces de las máquinas y eso sí, las cenas son de hotel. Allí nos encontramos todos, tarde, pero nos encontramos. Unos directos desde la fábrica, otros pasan por el gimnasio. Yo soy de los que siempre digo que hoy me paso por él pero la realidad es que cuando llegas a las nueve de la noche al Hotel ya no tienes ganas de machacarte. Te pegas una ducha, te cambias y a por la cerveza o el vino, depende de cómo esté la temperatura y donde estés.
En esta dinámica de cosas es habitual conocer a un montón de gente. Gente que como tu tiene las mismas situaciones. Como almas gemelas, pero de distintos colores y sexos.
En este entorno de cosas se fragua la historieta que hoy paso a comentarles.
Eran las ocho y treinta de la mañana y estábamos en estábamos como cada viernes en la sala de lanzamiento del cliente participando del análisis de cómo se estaba desarrollando el montaje del coche nuevo que estábamos lanzando. Ya sebeis, es donde se pegan palos a aquellas empresas que retrasan el proyecto, que si los problemas de calidad, que si los retrasos en las entregas, que si las aduanas, siempre hay retrasos y alguien que la caga. Lo que todos esperamos es que la cague otros antes que tú.
Y así pasó en esa ocasión. El ingeniero del cliente empezó a machacar con un problema de unas piezas que no llegaron a tiempo y se habían metido piezas de nivel anterior. Estaban poniendo al proveedor a parir y al final el proveedor tuvo que dar la cara. Yo no estaba mirando en ese momento pero al escucharla hablar noté, por el acento, que el inglés que hablaba era el de una española. Ya se sabe que los idiomas suenan distintos según el origen de quien lo habla y en este caso era indiscutible. Al mirarla la reconocí al instante, Antonia. Llevábamos más de 15 años sin vernos. Desde los tiempos de un lanzamiento con la VW en un proyecto en Portugal. Ahora, después del tiempo pasado, nos encontrábamos de nuevo en un proyecto en un país asiático y con problemas similares.
Ya en aquellos tiempos Antonia era una muy buena gerente de calidad que defendía muy bien sus intereses, una gran labia y por supuesto un cuerpo que acompañaba y que ella no dudaba en utilizar para suavizar los daños. Ahora, después del tiempo pasado el cuerpo ya no era el mismo, antes estaba buena, ahora estaba masi zorra. Cuando nos hacemos mayores a los hombres nos sale la tripa y a las mujeres la celulitis y el culo. A ella se le respeto el tiempo más que a mí. El caso es que estaba saliendo con bien del asunto, como siempre. Al final la pelota cambió de tejado y la dejaron en paz.
Fui a saludarla, fue alegre, siempre nos alegramos cuando nos encontramos con colegas, da igual el tiempo pasado. Es como si fuera ayer. Fue, en esta ocasión un saludo corto, apresurado. Ella estaba acompañada del que se quedaría con la actividad de su compañía en este país y tenían una serie de reuniones y luego comida. Quedamos en que ya nos veríamos. Seguro.
Ya en el hotel, la rutina, las cervezas, la cena, la charla y a la soledad de la habitación. Ya eran las doce y pico y estaba cansado. La ducha que antes no tuve tiempo de tomar y a la cama.
Había fiesta en el cuarto de al lado. Mas que fallársela parecía que la estaban matando. No es habitual que en los hoteles se traspasen los sonidos de habitación a habitación. Pero a veces pasa. Y en esta ocasión parecía una pared de papel.
Me estaba poniendo de mala leche. Estaba cansado y quería dormir. Me esperaba un día duro y estaba cansado. Al final el silencio. Al fin. Y me dormí.
Estaba en el séptimo cielo y me despertó los golpes de la cama de al lado en mi pared, y los ruidos de la cama y de los gemidos de la tía y del tío. Eran sonido menos fuerte que los anteriores pero eran claros. Me desperté. Pensé en llamar a la recepción y quejarme pero tengo por costumbre el no hacerlo nunca. Es una putada. Una cosa es que tengas la música o la tele a tope y otra cosa es el follar. Cada cosa tiene lo suyo.
Me pareció que la tía podía ser española por que algunas de las palabras apuradas me parecían castellano. No pude evitar calentarme y de perdidos al río. Me la saqué del pijama y empecé a fantasear mientras me la cascaba. Intenté acompasar mis movimientos con los suyos y por puro cachondeo decidí jadear y dejar que se me oyera en el otro lado.
Ya en la mañana, las prisas, la corbata, el cuerpo cansado, sacar la tarjeta llave de la habitación y salir para la planta.
Justo al salir coincidí con mis vecinos de habitación. Disimulamos como pudimos. Eran Antonia y su delegado. Un saludo de pasillo, no dándonos a conocer. Esto es habitual cuando pasan estas cosas. Fuera de casa todos somos ciegos y mudos. La verdad es que estaba cortado. No conocía esta faceta de Antonia. La sabía casada y con un par de niñas. Y siempre estaba a tope con el trabajo. Pero al final pasan las cosas.
El día pasó y a la vuelta de la tarde si llegué a tiempo de ir un rato a la piscina del hotel y hacerme unos largos. Vi que Antonia estaba nadando, nos saludamos un tanto cortados pero lo dejamos pasar y seguimos haciendo largos a la piscina. Yo creo, no sé, que hice mas metros que otras veces. Ella no paraba y yo no quería parar antes, de hecho ella ya estaba nadando cuando yo llegué. Al final terminamos y charlamos un rato. Quedamos para cenar. Ella estaba sola.
Me arreglé para la cena, estaba como un chiquillo con caramelo. Tenía cierto morbo después de lo pasado la noche anterior, nos corrimos juntos pero con una pared de por medio.
Pescado, vino. Una buena música y una buena conversación. Repasamos el tiempo transcurrido, me conto que ya no estaba casada y que las hijas estaban en la universidad una y la otra trabajando en México. Le dije que no tenía por qué darme explicaciones pero ello no le dio importancia.
- Anoche estaba muy salida. Siento haberte dado la noche.
- No pasa nada. No conocía esta faceta tuya, tampoco tenía por que coconerla.
- Es solo sexo, no lo hice por tema de trabajo. A veces cuando estoy muy estresada necesito desfogarme. Con Luis todo era calmado. “No hagas ruido… eso no que es sucio…” siempre estaba atento a que las niñas no oyeran joder pero no le importaba que nos oyeran discutir. Ni cuando estábamos de viaje, a solas en un hotel, me dejaba jadear a gusto, siempre estaba chistando o cambiaba de ritmo cuando me follaba para que parara mi excitación y no jadeara. Ni siquiera quería mamadas, que era de putas. Y ya no te digo de que me comiera el coño. Mis amigas me contaban sus historias de cama y yo tenía que inventarme las historias.
- Ya lo siento, el tener un compañero que no acompaña es una putada.
- Ya, sobre todo cuando le pillé, a la vuelta de un viaje, en mi propia cama con una amiga. Los vi desde el pasillo, se las estaba follando y no a lo misionero, a cuatro, la tenía. Lo gravé con el teléfono. Se corrieron los dos entre jadeos, sin que les preocupara los ruidos. Después de corridos se montaron un 69 sin complejos. A él no le importó chuparle la almeja con todas las babas de la corrida y con su propia leche. Ella mientras le chupaba su mierda de polla le metía un dedo por el culo y el tío se vuelve a correr entre chillidos, como una chiquilla.
- Me fui. Eso fue hace dos años.
- A las niñas ya las tenía estudiando fuera. Estaban en la UAB, me fui a verlas y les dije que me separaba de Luis. No lo querían entender. Que era una putada, que si mis viajes de trabajo. Que él me quería mucho, ya sabes, lo de siempre. Les enseñe el video.
- Que fuerte, ¿era necesario?
- Bueno, “esto es la guerra”, que decían los Hermanos Mark. Esto sirvió para que yo me quedara con la casa y él se fuera a tomar por culo. No hubo escándalo ni historias. De cara a las familias el amor se acabo. Las niñas se encargaron de que su padre se mantuviera calladito.
- Y ahora, como estás, como lo llevas. ¿eres una de esas separadas que quieren matar a todos los hombres?
- No, para nada. Me gustan los hombres, el que Luis fuera un hijo de puta no significa que todos los sean. Hay mujeres que también son cabronas.
- El de anoche era un calentón. Yo como tú también tengo mis necesidades. Un dedo a veces es suficiente. A veces una porno y un consolador, si estoy de viaje un plátano del desayuno también ayuda.
- Jaja, ya te imagino eligiendo el plátano en el desayuno. ¿oiga, no tiene otro más grande?
- Ha ja, que capullo!
- ¿y cuando no hay platanos?
- Bueno, a veces un mango ayuda, no es lo mismo pero ayuda. Sobre todo, luego es un buen postre. Ja Ja.
- Uf!! Esto se está poniendo espeso.
- También se te puso espeso añoche…
- Joder, es que no lo pude obviar. Suele ocurrir otras veces, me refiero a que oigas los jadeos del otro lado. Pero oír que desbarraba en español y en el lugar en que estamos me puso como una moto.
- ¿sueles chillar así cuando te pajeas?
- Chillar no, jadear sí. Me pone.
- ¿Qué pensantes esta mañana al verme?
- Que pasada!! Y lo conservadora que parecía y es más caliente que las gallinas.
- ¿no se dice más putas que las gallinas…?
- Se dirá, pero me empalmé al momento. No lo viste porque pasasteis rápido y sin mirar. Pero tuve que disimilar cuando llegué al Hall.
- ¿Cómo ahora?
- Como ahora pero como no estoy en el Hall no tengo que disimular.
- No tengo compañía para esta noche…
- Tampoco tengo plátano…
- Ni mango…, “ Dame argo mi arma …. “ Jajajaja.
- Va a ser muy caliente..
- Ya lo está siendo.
- ¿Nos vamos a la cama?
- ¿En la tuya o en la mía?
- Lo decidimos en el ascensor, ¿vale?
- En la mía tengo mi camisón…
- Ya no lo decidimos en el ascensor, vamos…
- Camarero, la cuenta por favor….