Cosas que pasan

Esa noche hacía demasiado calor, todo empezó de forma inocente, mi intención era librar mi cuerpo del calor del verano, pero ... son cosas que pasan.

Estaba acostada, serian casi las 2 de la mañana y por algún extraño motivo no era capaz de conciliar el suelo. Hacia calor y aunque tenia la ventana abierta de par en par, no corría ni una sola gota de aire capaz de aliviar mi agobiamiento.

Hacia rato que me había quitado la camiseta para ver si conseguía refrescarme, pero no había mucha diferencia, al principio, nada mas quitármela, sentí un poco de alivio, pero a los pocos segundos, estaba de nuevo muerta de calor.

Por alguna extraña razón, recordé una noche que me quede a dormir en casa de una amiga, tambien hacia mucho calor y ella me dio un consejo " Cuando sientas calor, acaricia suavemente tu piel, la carne se te pone de gallina y el cuerpo piensa que es por el frío, se auto engaña y el mismo se refresca ", lo había probado solo una vez y era totalmente cierto. Así que dispuesta a quitarme aquel asfixiante calor, suavemente comencé a acariciar mi vientre con la yema de los dedos.

Rápidamente mi cuerpo reacciono, la piel se me erizo y una placentera sensación de frescor me cubrió de pies a cabeza. Respire mas aliviada, haciendo circulitos cerca de mi ombligo y paseando la mano de mi vientre a mi cuello, realmente eso me hacia sentir mucho mejor.

En una de las pasadas de vientre a cuello, note la forma del comienzo de mi pecho izquierdo. No era una chica delgada, por lo que tenia unos pechos generosos, acaricie la forma de mi pecho, me gustaba como era y la sensación que tenia al hacerlo, era redondeada, la piel de mi pecho tambien estaba de gallina, no fui consciente de que estaba sonriendo hasta que al girar la cara pude ver mi imagen reflejada en el espejo de la puerta del armario.

Aunque era de noche, la luz de la luna entraba por la ventana, abierta y podía verme reflejada casi por completo en la puerta espejada. No era muy alta, pero estaba bien orgullosa de mi metro 65, como dije antes, mis pechos eran generosos y redondeados y mis caderas marcadas. Me puse de lado y pase mi mano por mis caderas, subiendo por mis costillas.

La imagen de verme reflejada en el espejo, casi desnuda y acariciándome me pareció excitante.

Volví a acariciar esta vez en sentido descendente, deslizando lentamente la yema de mis dedos desde las costillas hasta las caderas, de las caderas al vientre y del vientre los pechos, perfilando su contorno y llegando a mi axila.

Un pequeño escalofrío me recorrió por completo e hizo que me encogiese. Ya no sentía calor, la verdad es que aquel frescor engañoso que estaba produciéndome yo a mi misma era muy agradable.

Mis ojos bailaron de mi mano a mis caderas, de mis caderas a mi cara y de mi cara a mis pechos. Cuando me fije, los vi bastante redondeados y con los pezones sobresaliendo de forma extraña. Muchas veces los había visto así, días de frío, cuando me metía en la ducha y el agua estaba muy caliente ... pero ahora, ni tenia frío, ni calor, estaba en un estado bastante agradable, fresco y placentero.

Mis dedos bailaron curiosos por mis pechos, notándolos duros, hasta llegar a mis pezones. Cuando la yema del dedo indice acaricio el contorno de mi pezón izquierdo, sentí como el aire de mi garganta se transformaba, era mas dulce y me hacía cosquillas al pasar de mis pulmones a mi boca. Presione suavemente el pezón como si lo quisiera introducir de nuevo en su pequeña cavidad rosada y un nuevo cosquilleo surgió en mi, esta vez no en mi garganta, si no en mis piernas.

Entreabrí los labios para tomar aire mas fácilmente y rápidamente se me secaron, observe gracias al reflejo, como mi lengua los humedecía mientras mis dedos seguían jugando con mi pezón, tirando de el suavemente, masajeando y acariciándolo con la palma, sintiendo en esta como algo duro me producía cosquillas. El cosquilleo de mi entrepierna aumento considerablemente mientras mas jugaba con mi pezón.

Lleve mis dedos a mis labios, los acaricie, no eran muy carnosos, pero me gustaba mi boca, pequeña, inocente y dulce. Bese mi dedo indice suavemente y luego lo mordí, sin dejar de mirarme al espejo, me resultaba divertido verme a mi misma, con esa mirada lasciva y ese deseo contenido. Introduje el dedo en mi boca y lo lamí suavemente, para luego, seguir acariciando mi pezón. Era muy agradable acariciarlo mientras la humedad de mi saliva lo hacía despertar aún mas.

Cambie la posición de mi cuerpo, me tumbe boca arriba, pero gire la cabeza para poder seguir viéndome reflejada en aquel espejo que me estaba haciendo descubrir algo que nunca antes había echo, verme mientras exploraba mi cuerpo. No era la primera vez que me proporcionaba placer a mi misma, pero nunca lo había echo mientras me miraba. Ahora jugué con mi pecho derecho, excite el pezón tanto que me dolía, deje de tocarlos un segundo y vi como sobresalían salvajemente de mis aureolas rosadas, como mis pechos, perfectamente redondos deseaban seguir siendo acariciados.

Con la mano derecha, acaricie mi pecho derecho, el contorno, luego lo masajee. Era muy blandito y manejable, sentía el duro pezón clavándose contra mi palma, para nada de forma dolorosa, mas bien, de forma muy placentera, masajeaba mi pecho mientras estimulaba aun mas mi pezón, ese que me quemaba del placer que sentía.

Mi mano izquierda siguió acariciando mi vientre hasta que llegue al elástico del cullotte rosado que tenía. Mis piernas se flexionaron, apoyando la planta de los pies contra el colchón y entreabriéndose suavemente, mi propio cuerpo era quien me decía que deseaba, y por las cosquillas que ahora mismo sentía en mi sexo, sabía de sobra que estaba pidiendo a gritos que le prestara atención a esa zona de mi cuerpo.

Los dedos de mi mano izquierda, se introdujeron juguetonamente por debajo del elástico y mis piernas se abrieron mas, haciendo una linea imaginaria de rodilla a rodilla, aun apoyaba la planta de los pies en la cama. Al abrir las piernas de par en par, los labios de mi sexo se separaron provocandome una oleada de placer al notar como se tensaba mi clítoris, aun no me había tocado, pero podía notar como mi sexo desprendía un calor apetecible.

Mirándome en el reflejo, pensé que mas de una persona pagaría por ver eso y sonreí, era morboso pensar que alguien podía verte, quizás algún día me atreviese a comprobar cuanto morbo podía proporcionarme eso, tocarme mientras alguien me veía.

Mi dedo indice, se deslizo por el contorno de mis labios inferiores, estaban muy cálidos y ligeramente húmedos, blanditos y suaves, alto entre ambos labios palpitaba con fuerza, no lo podía ver y aun no lo tocaba, pero sabia perfectamente que estaba muy húmedo e hinchado y si tuviera boca, estaría rogándome que centrara mi atención en el.

Mi mano derecha seguía masajeando mi pecho derecho y tirando intermitentemente de ambos pezones, mientras mi lengua tenia que humedecer constantemente mis labios para que no se resecaran

Me percate de que mi respiración se había alterado, era rápida, apenas pasaba un segundo entre la inspiración y la expiracion y era dulce, mi saliva mas liquida y mi deseo mas grande.

Coloque mi mano izquierda sobre mi sexo y con el dedo indice, acaricie suavemente el espacio que había justamente entre mi ano y la entrada de mi cuerpo, mis piernas hicieron un pequeño ademan inconsciente por cerrarse pero no se movieron del sitio. Mi clítoris palpito con mas fuerza aun, un palpito que me hizo estremecerme de placer.

Acaricie la entrada de mi cuerpo, me sorprendí de lo húmeda que estaba, mi dedo se deslizo por su contorno fácilmente, estar tan húmeda solo significaba una cosa, mucho placer.

Introduje nada mas que la primera falange de mi dedo indice para comprobar su temperatura y suspire al notarla tan elevada, al sacar el dedo, un fino hilo de mi néctar lo acompaño hasta que se poso sobre el clítoris.

Tan hinchado, tan húmedo ... acaricie solo una vez el contorno, su extensión y al presionarlo, como hice la primera vez con mi pezón, mis piernas quisieron cerrarse nuevamente, no por que desease hacerlo, si no porque mis músculos se tensaban tanto que era la reacción que mi cuerpo tenia.

Lentamente, deslice mi dedo, impregnado de mi néctar, desde un lado hasta el otro de mi clítoris, en sentido vertical, de arriba a abajo. El calor y el cosquilleo fue poco a poco liberándose para ir en todas direcciones, mi corazón latía mas rápido y mi mano apretaba mas mis pezones, provocandome un doloroso y calenturiento placer.

Deseaba verme, ver como mis dedos jugaban con mi clítoris, pero desde esa posición tan cómoda no podía, así que me senté en la cama, pegando mi espalda contra la fría pared y abriendo mis piernas, dejando que cayesen por fuera de la cama.

Podía ver nuevamente mi reflejo y aunque no podía apreciar con todo detalle mi sexo, ver como mi mano jugaba en esa zona me provocaba mucho morbo. La próxima vez que lo hiciera, me grabaría, para poder verme después con todo detalle. Solo de pensarlo el placer aumentaba.

Mi dedo seguía jugando, de arriba a abajo, era un placer incomparable con ningún otro, mi respiración era tan rápida que podía oír como pequeños gemidos se escapaban de mi boca, mi lengua seguía humedeciendo mis labios y mis dientes atrapaban mi labio inferior de vez en cuando para evitar así que un gemido demasiado sonoro saliera de mis labios.

Mi mano derecha dejo descansar a mis pechos para bajar tambien a mi entrepierna. Ahora, el dedo indice de mi mano derecha era el que acariciaba mi clítoris, mientras el dedo indice de la izquierda masajeaba la entrada de mi cuerpo, encorve mi espalda contra la pared, pegando los hombros y despegando la columna, verme en esa posición era tan morboso ...

Introduje la primera falange de mi dedo en mi interior y todo mi sexo se contrajo, mi clítoris palpito y esta vez, no pude reprimir un gemido. Los colores se me subieron, solo de pensar que alguien podía haberme escuchado me hizo excitarme aun mas.

Introduje hasta la segunda falange de mi dedo y acaricie mis paredes interiores, tan blandas, suaves y llena de bultitos que otro gemido se me escapo. Cada vez que gemía, mi clítoris palpitaba y cada vez que palpitaba, mi sexo se contraía.

Ahora, introduje mi dedo por completo, muy lentamente, note como mi interior se contrajo varias veces seguidas a la vez que mi clítoris se hincho mas, cada caricia de mi dedo sobre el era alucinante, solo necesitaba rozarlo para desear el orgasmo con todas mis fuerzas.

A partir de ahí, mi dedo indice empezó a salir muy lentamente de mi cuerpo mientras mi otro dedo aumentaba la velocidad en mi clítoris, una vez estuvo fuera, volvió a entrar, haciendo que palpitase todo mi cuerpo nuevamente.

Abrí todo lo que pude mis piernas, forzando lo máximo que podía para sentir tirante mi sexo. Una vez mi dedo estaba dentro, buscaba un par de segundos algo, quería encontrar algo que todo el mundo conocía como punto " g " pero que hasta el momento, no había encontrado. Tras esperar 2 segundos sin encontrarlo, lo volvía a sacar. Así todo el rato, cada vez un poquito mas rápido y mas fuerte.

El verme me estaba poniendo a 100, necesitaba mas placer, un dedo ya no era suficiente, así que esta vez, metí dos. La primera vez, lentamente, la segunda, mas rápido y la tercera, a un ritmo frenético.

En ese mismo momento me di cuenta de una cosa, mis manos no me satisfarían por mucho tiempo, tendría que encontrar algo con lo que jugar, algo que simulase un pene, algo que me hiciera desear tener a un hombre sobre mi demostrándome lo que era el verdadero placer.

Mi mente divago, aunque tenia los ojos abiertos, no venia la realidad, estaba viendo como de la nada, un hombre fuerte caminaba desnudo hacía mi, con el pene bien erecto y palpitante, con la mirada llena de lujuria.

El hombre imaginario, al cual podía ver de forma casi real, se arrodillo en mi cama y acaricio mis piernas, un leve cosquilleo me recorrió, luego, lamió el interior de mis muslos y acerco su lengua a mi sexo, imagine que el dedo que acariciaba mi clítoris era su lengua, que la acariciaba, desee que realmente ese hombre estuviera allí y me succionase y mordiese el clítoris suavemente.

A los pocos segundos, el hombre imaginario dejo de lamer mi sexo para ponerse frente a mi y esta vez, imagine que los dos dedos que entraban y salían de forma frenética de mi sexo era su pene, erecto y salvaje.

Desee que fuera real, que realmente un pene duro me estuviera penetrando en vez de mis dos dedos, que su cuerpo chocaba contra el mio cada vez que entraba y salia de mi interior, que su lengua recorriera mi cuello y sus dientes mordieran mis pezones.

Con esa imagen en mi mente, mi cuerpo no tardo en vislumbrar lo que en pocos segundos sera un orgasmo bien sonado, tenia la espalda bien curvada contra la pared, las piernas bien tensas y los dedos bien húmedos.

Hacia tiempo que había dejado de preocuparme que alguien me escuchara. Gemía con fuerza, entre mis gemidos se escapaban pequeños monosílabos

  • Oh si -

Susurraba mordiendo mi labio inferior mientras imaginaba aquel pene salvaje azotando mi interior

  • Mas -

Gemía mientras deseaba que los dientes de aquel hombre destrozasen de forma placentera mis pezones

  • mas fuerte -

Rogaba al sentir como algo en mi interior estaba apunto de escapar y de la nada, un calambre empezó a recorrer mi cuerpo, primero, se concentro en mi sexo, la respiración se esfumo, mis pulmones se quedaron vacíos y mis ojos se cerraron con fuerza. Mi sexo empezó a palpitar con mucha fuerza mientras apretaba mis dedos húmedos en mi interior, provocandome un placer, digno del mayor de los orgasmos, cuando me di cuenta, estaba casi gritando de placer, gimiendo y rogando que aquello no parase, mi sexo estaba tan contraído que solo de mover mis dedos dentro de el, me provocaban la sensación de estar teniendo 1000 orgasmos seguidos , mi clítoris estaba tan sensible que a cada pasada, mis caderas se movían de alante a atrás, pidiendo mas y alejándose de mis dedos, una y otra vez ...

y así, sentí un orgasmo salvaje, un orgasmo fuerte ... el hombre imaginario y su pene palpitante desaparecieron de pronto, me vi reflejada en el espejo, con la cara desencajada por el placer, con la boca seca, la garganta adolorida de gritar, con mis dedos arrugados y llenos de mi néctar y mis piernas tensas

Poco a poco la respiración volvió a mis pulmones y fui consciente de que había tenido el orgasmo mas fuerte hasta el momento ...