Cosas del trabajo

Nos miramos durante un tiempo, solo sonreiamos, nunca olvidare aquella sonrisa...

Me encontraba ya listo para salir del trabajo, como era mi costumbre los viernes, salir diez minutos antes y empezar el fin de semana en algún lugar donde la cerveza y la música, no faltaran. En eso entro alguien a la oficina, era mi jefe, un hombre como de unos cuarenta años, bastante atractivo pero con una pequeña pancita, que en su caso no se le veía nada mal.

Me pidió que lo acompañara al aeropuerto a recoger a un proveedor de la empresa y de paso quedarme con unos papeles que utilizaríamos el lunes a primera hora, como es de esperarse, no pude decir que no. Hice un par de llamadas a mis amigos que ya me esperaban para empezar nuestro viernes de fiesta.

Rumbo al aeropuerto en mi coche siguiendo a mi jefe y escuchando música, me puse a pensar en como se vería aquel hombre maduro sin ropa, y que tal estaría aquel paquete que tantas veces había revisado en las juntas de la empresa. Realmente ese hombre de pelo corto y cano me había prendido, y mas su voz tan fuerte y amable. Me encanta verlo con esos pantalones que le ajustan perfectamente dejando moldear sus muy redondeadas nalgas.

Al llegar al aeropuerto y platicando entre otras cosas, sobre cosas del trabajo, y cosas personales, me entere que aquel sujeto amable y muy guapo era divorciado. En ese momento no me atreví a preguntar las causas de tal decisión , seguimos caminando hasta el lugar donde llegaría la persona que esperábamos.

Como quince minutos después llego, era un hombre como de 35 años, al parecer venía de algún lugar de Canadá; era un hombre como de 1.90 de estatura, muy buen cuerpo, con una personalidad y una actitud verdaderamente impresionante; de esas personas que te hacen sentir en confianza; era muy amble. Se presento y enseguida partimos a un lugar cercano para tratar asuntos de trabajo.

Llegamos a un pequeño bar, pedimos una mesa con buena luz y pedimos cerveza; después de un rato de trabajo y de haber acordado algunas cosas, nos pusimos a platicar entre otras cosas sobre algunas cosas cotidianas. Realmente me sentía muy bien y mas con esas compañías, después de algunas cervezas mas, me empecé a percatar de la mirada de Emir, aquel hombre canadiense, en ese momento no supe que hacer, el buscaba mi mirada, que con mi jefe al lado mío no sabia como reaccionar a tal situación.

Mi jefe se levanto y fue a atender al llamado de la naturaleza, a lo cual pude dirigir mi mirada fijamente a la de Emir, solo nos veíamos , sin decir nada, sonreíamos un poco; esa sonrisa, realmente la voy a recordar un buen tiempo. Se veía tan bien y mas con esas chapas que le habían salido gracias a esas cervezas que se había tomado, después de unos momentos sentí por debajo de la mesa su mano tocando mi pierna, acariciándome y subiendo poco a poco. Sin pensar lo invite a quedarse a mi casa los días que estuviera aquí. Al parecer se regresaría a Canadá el domingo por la noche.

Mi jefe llegó, se sentó, pidió la cuenta y salimos los tres; en el camino le mencione la idea de que Emir se quedara en mi casa, el se entusiasmó con la idea. Como Emir se había ido con mi jefe y sus maletas estaban en el coche de mi jefe, nos acompaño hasta el departamento, pasamos los tres, seguimos platicando un rato, yo estaba bastante prendido, no sabia que hacer con la presencia de mi jefe en ese momento, obviamente no lo podía correr, así que saque unas cervezas del refrigerador y seguimos tomando.

Emir se levanto y se dirigió al baño, a lo cual me levante y le señale el camino, lo acompañe, y en el pasillo cerca de mi recamara me besó, me abrazo; yo hice lo mismo diciéndole las ganas que tenia de hacerlo desde hace unas horas, aunque estaba con la incomodidad de tener a mi jefe en la sala esperando. No podía dejar de besarlo, de tocarlo, de acariciarlo, fue un momento muy candente, así que no pude mas, abrí la puerta de la recamara y lo jale hacia mi; lo avente sobre la cama y le empecé a desabotonar la camisa, le bese su pecho tan fuerte y duro, su cuello, mientras, el sobaba mi paquete con mucha fuerza, lo cual me prendió mucho mas.

Nos desnudamos por completo, nos acariciamos, el lamió todo mi cuerpo, besaba cada vez que podía mi boca, me pasaba la lengua por mis labios. Después de un momento se abrió la puerta, era mi jefe, con una cara de sorpresa, que hizo que nos tapáramos nos sentáramos en la cama.

Nos dijo que nos había estado esperando, se acerco a Emir y lo vio muy extraño, lo levanto de la cama y lo besó, ese momento para mi fue tan extraño, algo de lo que el se percato, así que se acerco a mí y me empezó a acariciar los brazos, y cerca de mi boca me dijo que había pensado muchas veces en poder besarme, así que lo besé, lo abrace. In vito a Emir a unirse, yo le fui quitando la ropa a ese hombre que durante varios meses me había quitado el sueño, por fin pude tocar esas ricas nalgas, tan duras , ricas, redonditas, las bese, las acaricie.

Emir se acerco besó mi boca y empezó a introducir su verga dentro del magnifico culo de mi jefe, que en ese momento dejo de serlo para convertirse en amante mas; me subí sobre el, lo bese , lo acaricie, mientras era penetrado por aquel hombre hermoso.

Los tres nos venimos y nos abrazamos, nos quedamos dormidos. Al día siguiente, lo repetimos por la noche. El domingo después de que Emir partiera a Canadá y quedándome con mi jefe en el aeropuerto, platicamos, tomamos algo y recordamos el excelente fin de semana que habíamos tenido. Ahora vivo con el, y no se si ayudo en algo pero ahora he subido de puesto y tambien un buen aumento, y lo mejor de todo, un hombre maduro, guapo y atractivo todas las noches a mi lado dispuesto a experimentar cosas diferentes.