Cosas del ayer
Aquellos divertidos años 60-70 y sus costumbres vistos por mi inocente mirada de niña.
COSAS DEL AYER
Mi ayer está lleno de costumbres, no tengo mas que decir:- ¡Yo viví los años 70!! Y eso ya me define como lo que soy, una cuarentona que recuerda con una mueca de añoranza aquellos felices años 70. Aunque los 60 tampoco fueron algo para menospreciar. Yo nací en 1962, y en lugar de un pan bajo el brazo , yo llevaba una tele, en blanco y negro ,con su UHF, con el mueble que parecía que era un pack de tele y mueble porque todos lo teníamos igual, mi vecina, mis tíos, incluso mi tía Candida , cosa, entre muchas que me mantuvo intrigada durante años pues, mi madre siempre comentaba lo rica que era y a mi siempre me pareció escueta en todo menos en dolores y enfermedades, porque los tenía todos y como ella decía, no podían con ella ni pisándola un camión, y no se equivocaba, fue de vida longeva , don que espero haber heredado cuanto menos ya que no heredé nada mas de ella.
Uno de los clásicos de los 60-70 era la vespa, con o sin sidecar, eso dependía del grado de ridículo de cada uno. Mi padre tenía una y cargó con toda la familia hasta que el 600, otro clásico, tomó asiento en nuestras vidas. La vespa era mas que una moto un mono-volumen en plan mini, porque en poco espacio cargaba con lo mismo, mis padres, mis dos hermanos, la cesta de la merienda y servidora, era incansable, dura, fiel. Por cierto en lugar del casco actual, se protegían las señoras la cabeza con un pañuelo, los hombres podían optar por una gorra, pero no era muy aconsejable ya que las altas velocidades que se alcanzaban podrían arrancársela de cuajo.
Entre la vespa y el 600 yo me quedo con el segundo, era mucho mas divertido, sobre todo si sabías aprovechar las curvas para aplastar al que tenías al lado contrario, eso si tenía su parte negativa, como todo, el verano era espantoso si a tus progenitores les daba por ir a la playa los domingos, cuando bajabas del coche, seguro pesabas, como poco 2 kilos menos que habías dejado en forma de charquito de sudor en el asiento de scay.
Otro clásico, las caravanas domingueras, eso eran atascos, y además los padecíamos a sabiendas porque no había domingo que no estuviéramos en una de ellas, es que le daba ese pellizquito picaron al último día festivo de la semana, claro está no había caravana sin bronca familiar, además en estéreo porque en el coche de al lado también la había:
Todos los domingos igual me cago , (aquí empezaban las palabras malsonantes)
Míralo como grita el cacho animal, ¡chilla más que el coche que va primero no te ha oído!
Y mientras, detrás mas callado que un muerto porque amén si se te ocurría tan siquiera suspirar, de seguro la torta iba para ti. Y mirabas a ambos lados, y veías manos moverse arriba y abajo, caras con mirada de poseso y te sentías como en casa, en tu ambiente de domingo. También era un clásico que el conductor saliera del coche y caminara unos metros o kilómetros examinando la cola, como inspeccionando el lugar de los hechos, buscando el motivo de aquel parón, porque siempre, domingo tras domingo, no era normal tanto coche, y tu padre que era mas sabio que tu, siempre decía la ocurrente frase de : voy a ver porque esto ha debido ser un accidente" .Entonces ocurría lo que todos sabemos que el coche de delante avanzaba y el tuyo quieto parao, y los de atrás no pitaban , bocinaban , decían cosas referentes a la familia de tu padre, le ponían cuernos vaya parecía que estabas en carnavales y allá te veías venir corriendo a tu progenitor y lo que nunca fallaba era el inoportuno comentario materno:-"
Que? Ha habido muchos muertos? ( todo esto dicho con la sonrisa mas hipócrita que disponía )
Y no había caravana sin la radio y " Carrusel deportivo", esos goles se vivían mas que en el campo, es que veías hasta los penaltis, las manos y los fuera de juego, tu padre gritando : Ala si es que jugamos contra 12 ", tu madre con la quiniela en la mano y esa mirada perdida en el cuento de la lechera y tu que lo habías mamado desde tus inicios te limitabas a hacer la puñeta a tu hermano pequeño:- te cuento el cuento de maría sarmiento que estaba cagando y se la llevo el viento??.
Y las navidades eran otras, mas coloreadas, con su surtido espumillón multicolor a doquier, con sus árboles cargados de bolas , también de colores y puestas al antojo del que no ve, aquí una verde, aquí una azulona, sin guardar relación los colores , cuantos mas llamativos mejor, si, las navidades era más típicas. La abuela venía del pueblo cargada de chorizos, polvorones caseros, cotilleos y besos para todos, tu padre respiraba feliz porque sabía que iba a tener paz sin verse obligado a mantener entupidas conversaciones de rellano con tu madre y tú tenías protección y aguinaldo con incremento de subidas por la edad. Desde que empezaban las navidades solo existían 4 días para ti, noche buena, por aquello del aguinaldo, navidad, porque te podías chupar las cabezas de las gambas , noche vieja , por aquello del trasnochar, los nervios con las campanadas, con su ya forzosa costumbre de comerse las uvas en los cuartos, cosa que te gafaba el año nada mas comenzar y el tradicional atragantamiento de la abuela al comerse las uvas cuando tocaba, por no mencionar la chispita que cogían los mayores que dependiendo de la persona era divertido o no. A mi padre le daba por decir :-" España va a explotar", a mi madre por decir cosas ininteligibles mientras reía con la boca llena de polvorón y a la abuela por cantar y recitar versillos rurales como:-" los novios son como los pedos, unos vienen otros van". Y el cuarto día era el mejor , REYES, ¿ me traerían por fin la muñeca que hacía pipi, caminaba y hablaba ? La respuesta es que nunca me la trajeron pero daba igual, porque después de pasarme la noche escuchando cascabeles, imaginando a sus majestades entrar en mi casa tal cual aparecían en mi belén y simulando estar dormida por si a Gaspar le daba por asomarse a mi habitación cualquier paquete que tuviera mi nombre era felizmente recibido. Recuerdo un año que destacó por ser especialmente divertido para los mayores, a mi hermano mayor le dejaron carbón colgando de su puerta, al pequeño una caja de pastillas juanola y a mi una muñeca con cabeza de cebolla y cuerpo de zanahoria, debimos poner una caras especialmente aterrada porque a mi padre se le saltaban las lágrimas de la risa, y no era una persona lo que llamamos risueña. Eso si el día de reyes tenía regalos tradicionales, a papá calzoncillos, a mamá una colonia que nunca se ponía porque su aroma llegaba a producir alucinaciones y a la abuela bombones que escondiera donde escondiera, siempre encontraba la caja vacía.
Otra costumbre era ir a la cabalgata, ahí hacías acopio de tu paciencia esperando en la puerta del ayuntamiento durante frías horas la llegada de sus majestades, mientras una voz por megafonía no cesaba de decir ¿como se llaman los reyes? Pero la ilusión de que Gaspar me trajera la muñeca ideal me la arrebató la hija de la portera al preguntarme ¿como se llaman los reyes? y ante mi inocente respuesta decirme:- Fermín y Paquita, ese día empecé a comprender tantos y tantos misterios almacenados en mi recuerdo:- ¿porque cuando íbamos a mirar los juguetes siempre se perdía papá?, ¿como era posible que mi madre comprara el mismo papel con el que estaban envueltos los regalos?¿ Porque Baltasar tenía el cuello blanco?. A partir de ese año yo fui la paje de mi madre y me iba con ella a elegir los regalos, la cosa perdió todo su encanto porque no era lo mismo abrir los paquetes sabiendo lo que contenían. Eso si, yo seguí escribiendo anualmente mi carta detallando que había sido muy obediente y pidiéndole a mi madre un abrigo de bisonte y a mi padre tabaco
Otro clásico era el belén que en mi casa empezó con el nacimiento y poco mas, pero año tras año mi madre fue atesorando piezas nuevas, no importaba que la oveja fuera mayor que el pastor, ni que el conejo fuera del tamaño del niño Jesús, lo que gustaba entonces era ocupar el mayor espacio disponible y llenar ese espacio con el mayor número de figuritas. Normalmente mi hermano mayor ejercía de arquitecto especializado en belenes y dirigía su construcción: aquí pondremos el palomar, allí el que caga y en el le caía la responsabilidades de que el enorme portal de corcho encajara entre las diminutas montañitas, de buscar un lugar para poner a la clon de la virgen maría (porque teníamos dos), y que se aguantaran de pie todas las fiestas los dos camellos cojos, la lavandera manca y el burro sin orejas. En fin las navidades eran sobre todo familiares, en todas las casas había turrón duro y blando, polvorones a granel, y para ya de contar, pero era emocionante cantar villancicos con toda tu familia, con tu vecina y su odiosa hija Mari Pili, con la portera y su hija, aquello eran navidades, no habían tantos regalos, porque tampoco había tanto donde elegir, pero éramos mas felices con nuestra muñeca y plumier que cualquier niño de ahora con sus coches teledirigidos, ordenadores y game boy, es mas era una obligación que el único juguete que nos traían los reyes se jubilara antes de empezar el nuevo año, yo para que no me pillara el toro solía jubilarlo el mismo día 6 de enero
Otra cosa de los 60-70 eran las famosas cajas de galletas fontaneda, en toda casa de merecer había una para las visitas, quedaba totalmente prohibido para los allí residentes: abrirla, mirarla demasiado, para evitar tentaciones y una vez abierta, nunca NUNCA deberías coger una galleta con papel de color plateado, ni como anfitrión ni como visita, era de mal gusto. Pero en mi quedo la eterna pregunta "¿Que pasaba con esas galletas?, si ni los visitantes ni los visitados hacían cuenta de ellas ¿porque desaparecían de la caja? ¿Era acaso un castigo contra la gula? ¿Porque seguían, para nuestro martirio, poniendo las dichosas galletitas en la caja si nadie se las comía?, ¿habría sido igual si no le hubieran puesto los llamativos papelitos de colores?? El caso es que recuerdo que una vez yendo de visita mi tío Paco insistió tanto para que cogieramos una de las galletas prohibidas que se nos iluminó el cielo cuando al mirar tímidamente a mi madre esta asintió con la cabeza, ¡¡ Por fin nuestras suplicas habían sido oídas finamente y con el desdén del que está harto de comer ese tipo de manjar, degustamos la galleta , despacio porque sabíamos que no volvería a repetirse por algún tiempo, tan lentamente que en los dedos se nos quedó el chocolate que envolvía la galleta, pero de eso nos dimos cuenta cuando después de enseñarnos el mini belén introducido en una copa de coñac, mi hermano menor dejó un rastro de chocolate por doquiera que tocó, incluyendo el belén y la copa en ese momento creí que mi madre se había convertido en un hada repleta de comprensión pero pronto se deshizo mi ilusión cuando delante de mí escuche un soberano tortazo que por el llorar chillón no cabía duda de que era el mismo que había dejado sus huellas como recuerdo en casa de mis tíos.
Pasaban las navidades con la consabida foto con sus majestades y en un suspiro estabas saltando la comba, comiéndote la mona y luciendo las pascueras en el primer descampado mas cercano a tu casa, donde casualmente te encontrabas con tu vecina Mari Pili jugando con la hija de la portera, mirabas a tus padres y cerrando los ojos pedías al cielo!! Que llegue pronto la navidad!!!
Pero de todos es sabido que tras las pascuas viene el eterno verano, epoca extraña que te sume en un aburrimiento tal que trastorna tu capacidad perceptiva haciéndote desear algo que te has pasado meses odiando, " el cole", eso si nunca lo admitías y preferías seguir sumida en la apatía que producen las horas muertas a tan si quiera coger un lápiz para dibujar.