Cosas de oficina
Por andar inventando cosas con mi amo virtual, van a suceder ciertos cambios en la oficina en donde trabajo. Cambios que seran recordados por muchos.
Estoy sola en mi oficina. Todos se han ido y abro Internet. Ahí esta mi amo, esperándome. Mi amo ese ser supremo que me controla y me llena desde adentro hacia fuera cada fibra de mi cuerpo, para que cada espacio de mi ser lo anhele y desee con todas sus fuerzas.
Y aunque estoy divorciada y tengo otra pareja, el esta ahí para guiarme a redescubrir mi cuerpo, mi sexualidad, mi deseo y encontrar placer que antes no había sido satisfecho.
Frente al monitor mi amo me pide que le abra las piernas para el y enciendo la cámara, el merece verme. Me he afeitado para el, y huelo a mujer para el. Así con las piernas abiertas frente a la pantalla comienzo a manosearme mis senos. El quiere que pellizque los pezones y un pequeño alarido dictan como cumplida mi tarea.
De pronto escucho un ruido en los pasillos. Pero tras verificar ha sido mi imaginación. A estas horas solo están los vigilantes y es muy raro que entren a las oficinas, y aun así me daría tiempo de taparme. Así que semi desnuda continuo cumpliendo las ordenes de Mi Señor.
He sido mala, y el desea castigarme, y aceptando sus deseos solo así probare ser digna de sus majestad y de estar a su lado.
Sin embargo el castigo es simple pero doloroso. Debo masturbarme sin alcanzar el orgasmo, y es horrible, porque el sabe lo que mas me excita, el sabe mover esas fibras, morbosas, solo el toca esos lugares que aun bajo sexo habitual llenarían de vergüenza o al menos pudor a cualquier mujer.
De esta manera termino desnuda con unas pinzas en mis pezones, metiéndome un consolador en mi ano solo lubricado con mi saliva y frotando mi clítoris a pequeños intervalos, mientras las lagrimas corren por mis mejillas, pidiendo el descanso de un delicioso orgasmo que nunca llegará.
Ya no gimo, solo lucho por mantenerme cuerda mientras mi cuerpo tiembla de placer, golpeado por oleadas incontrolables que yo misma me proporciono, hasta que finalmente con palabras mágicas llamándome puta, sucia, puerca y otros sinónimos, mi amo me permite alcanzar mi tesoro, ya muy difícil por lo sensible y largo del proceso. Y sin embargo algo de concentración consigo y alcanzo mi orgasmo ahí en medio del suelo de la oficina frente a la pantalla del PC con dos consoladores en el cuerpo.
La sesión de mas de 30 minutos ha terminado con su aprobación no sin recordarme lo puta que soy, y luego de las despedidas y algunas otras indicaciones cierro el PC mientras termino de vestirme. Aunque estoy toda despeinada no importa ya voy de salida. Recojo mi cartera y ahora solo espero descansar, para mañana otros día de trabajo y tal vez otra sesión.
Al salir por el pasillo veo que se acerca un hombre. Tiene uniforme, y esta armado. Por un momento mis fantasías revoletean, un hombre de uniforme, ja ja ja y sola para mi. Apenas hago una mueca, que descarada soy, es solo un burdo vigilante.
- Señorita Raquel, buenas noches, disculpe la molestia pero podría acompañarme. Es necesario que le muestre algo antes que se retire.
Cuanta educación!, y en un vigilante es casi imposible, de hecho su voz denota cierta seguridad y autoridad que me sugieren hacer caso. Yo no he hecho nada malo, además estoy muy cansada, le digo casi bromeando.
- Solo tomara un minuto o dos.
Entramos en su oficina en donde había un pequeño escritorio, varios estantes con diferentes equipos y un mostrador con 4 monitores y una PC a un costado. Señalándome la PC comencé a ver el video que proyectaba.
Instantáneamente una oleada fría recorrió mi espalda. Una mezcla de miedo y sorpresa me consumió en un instante sin dejarme reaccionar. Me giré aterrorizada hacia aquel hombre que me sonrió con toda la calma del mundo. Su mirada mostraba solo la tranquilidad del animal cuando tiene acorralada a su presa, es decir yo.
- Como entenderá tengo grabado todo lo que usted hace aquí después de las horas de trabajo, pero nadie mas lo sabe y como se habrá dado cuenta esto puede quedarse así, quiero decir entre nosotros.
Por lo visto este hombre no era estúpido como los demás, y tampoco parecía ignorante. Como pude articule unas palabras preguntándole que era lo quería aunque con toda la rabia que podía expresar.
- Vamos pequeña no te molestes, son solo cosas que pasan y estos son negocios, no?
El hombre bajo su bragueta y saco su miembro aun flácido, ahí delante de mi, sin contemplación. Con una mano me lo mostraba como si fuera un hueso y yo su cachorra.
- Vamos quiero que me des una buena mamada y mañana discutiremos mejor el asunto.
Casi sin darle crédito me fui acercando lentamente tratando de encontrar mis opciones, pero... no tenía. Debía conservar mi trabajo ese era el punto, además este hombre podría reducir mi reputación a una vil puta y eso complicaría mas las cosas. Estaba atrapada.
- Vamos chiquita, se que te gusta así que no lo pienses tanto, y puedo ser bueno contigo.
Me arrodillé frente a el y tome su verga entre mis manos que ya empezaba a crecer. Fácilmente pasaba de 15cm y aun no estaba erecto, lo meti en mi boca y senti su calor. Era rico, lo sabía y me gustaba pero no quería demostrárselo. Así que con mi cara mas molesta posible comencé a chuparlo con fuerza y rapidez. Seguramente terminaría rapido.
El hombre tomo mi cabeza con sus manos y fue controlando mi velocidad haciendo que me la metiera mas y mas hasta casi ahogarme varias veces.
- Vamos perra, se que puedes hacerlo mejor.
Maldita sea, si me sueltas imbecil, era lo único que pensaba.
Mas y mas profundo pero con lentos movimientos, luego se me ocurrió sobarle las bolas y el hombre dio un respingo y un gemido de placer. Sentí como su verga se inflamaba en mi boca y la punta palpitante me avisaba de que la explosión se acercaba. Puse mis manos en la base y cerrando la boca frote lo mas fuerte y rápido que sus manos me dejaban, y cuando sentí las primeras gotas de semen me separe con fuerza de el. Aunque normalmente no me molesta tragarlo, esta vez no deseaba hacerlo y menos con ese infeliz.
Sus manos soltaron mi cabeza dejándome separarme pero un primer chorro salió disparado con fuerza llenándome la cara, y el segundo fue a parar a mi pecho manchándome la blusa.
Eres buena realmente. Toda una verdadera puta.
Que mas quieres de mi imbecil. Mientras me levantaba para limpiarme y mas molesta que nunca.
Espera no tienes porque limpiarte, te ves bien así.
El hombre se levantó y con sus manos retregó su semen en mi pecho y mi cabello sin dejarme defenderme.
- Mañana quiero que vengas a esta oficina cuando salgas y traigas puesto algo bonito bajo tu uniforme. Ahora vete puta asquerosa.
Así, sin mas detalles, me sacó de la oficina y me cerró la puerta en la cara dejándome toda desconcertada. Casi me lloro de la molestia que cargaba. Mientras iba al baño a limpiarme y luego hacia el auto para ir a casa sentía unas ganas enormes de vengarme, ya encontraría la forma, pero primero tenía que encontrar alguna debilidad.
Lynn