Cosa de edades. Parte III

Es un final, es un comienzo, es una historia más

Parte III

-Eres… la lesbiana más perdedora que haya conocido nunca

¿Qué? Para comenzar, ni siquiera estoy segura de ser lesbiana, y no estoy del todo de acuerdo el que yo sea un poco sensible no quiere decir que sea una inútil, y ahora, hay un montón de lesbianas mucho más perdedoras que yo ¿verdad? ¡Claro que las hay! Así que esa oración es totalmente falsa y ridícula.

-si, lo soy- concordé mirando al suelo

-bueno, pero estuvieron 3 días-comentó Natalie

-su periodo duró hasta ayer en la noche

-¡no lo puedo creer! ¿Qué vamos a hacer contigo? No nos vas a dejar en paz hasta que no pierdas tu safo-virginidad

-¿safo-virginidad?

-mi novio lo inventó - dijo Natalie con una sonrisa como si fuera perfectamente normal haber dicho lo que dijo.

-apresúrense y entren a un club de lectura los martes en la noche

-¿Qué? ¿Por qué? –preguntó Natalie confundida

-para que tengan algo mejor de que hablar ademas de mi safo-virginidad

- jajaja ¿si? ¿y que libros deberíamos leer? ¿El color púrpura? Creo que volveré a mi novio lesbiana

  • Cállate Natalie, tu mamá jamás te dejaría ser lesbiana- explicó Jane

-ok, nos hemos desviado extremadamente lejos del tema –comenté intentando regresar la conversación a mi safo-virginidad

-pues lucharemos contra la sociedad por nuestro amor- después de un momento Natalie razonó- cielos, me acaban de entrar ganas de ser lesbiana

-Caroline ¿tu mamá si te deja ser lesbiana?- pregunta Jane con aspecto de ser muy razonable

-¿Qué? ¡Claro que no! –respondí

-oh que ruda-murmuróó Natalie con sorna

-jamás le diría que soy lesbiana-contesté

-acaba de aceptar que es lesbiana-exclamó Jane con aspecto de triunfo

-¡Dios! Jamás habíamos mencionado la palabra “lesbiana” tantas veces durante la cena- refunfuñé (estábamos cenando)

-bueno, eso es porque no sabíamos que una de nosotras era lesbiana, de ahora en adelante lo mencionaremos más- y sonrió Natalie detestablemente

Detuve el auto fuera del edificio y respiré hondamente

-debo… enfrentar a Sylvia –pensé para darme ánimos, lo cual sólo logró quitármelos

No había tenido tiempo de pensar si realmente Sylvia me quería, por lo tanto estaba muy confundida ahora mismo, no quería ni siquiera imaginarlo, sólo sabia que si la veía de nuevo no lograría sacarme el pensamiento de la cabeza, pero era hora, es sobre el trabajo.

Bajé del auto, entré en la editorial, varias de las personas conocidas, que yo no tengo idea de quien son, me saludaron, regresé el saludo, alguien me entregó un café, agradecí, continué caminando, tomé las escalas, no me gusta estar dentro de los ascensores, es un poco de claustrofobia, en la subida, alguien me detuvo para saludar, preguntó si iba a ver a mi editora, le respondí naturalmente que así era, traté de seguir adelante pero intentó retenerme más, yo la evadí por completo y caminé  hacia mi linda oficina, al tratar de abrirla me enteré de que estaba cerrada, y no sólo eso, había alguien dentro, me asusté

¿Un ladrón? No, dentro del edificio no habían más ladrones que los vendedores de pizza que últimamente cobraban demasiado las propinas, así que metí la mano en mi bolsillo para buscar las llaves, la encontré con el tacto ya que esta tiene una forma especial y la introduje de inmediato girando la perilla con rapidez haciendo que la puerta se abriera de golpe, y ahí en frente lo tenía:

-¡Caroline! Llegas temprano- exclamó Sylvia con sus ropas a medias en su cuerpo, a un lado suyo estaba… ¿la secretaria del director? Con absolutamente nada de ropa

-ok, lo siento, perdón por interrumpir, yo sólo… me iré, paz…!ah!- antes de salir me fui con la puerta de la mano - cerraré bien esto

Y me largué. ¡Día libre por encontrar a mi editora follándose a alguien! ¡Wiii!

-¿Qué te pasa?- preguntó Ana mirándome consternada, si supiera el trauma emocional que estoy cargando ahora mismo.

Nos encontrábamos en el parque, a esa hora de la mañana había pocas personas alrededor, ella reposaba su cuerpo en mi costado, jugaba con mis cabellos, pero yo estaba fijamente mirando al frente

-no es nada… tranquila, no pasa nada, de verdad, es seguro, todo esta bien

-mmmm… ok

Entonces la noté resignarse suspirando mientras cerraba los ojos, se veía realmente linda de esa forma, su cabello lo  había cortado hace unas horas, dijo que no le gustaba el cabello largo por molesto, pero en realidad, el hecho de que sea así corto, hace resaltar su bello rostro, el viento jugaba con una que otra fibra de este y lo despeinaba casi que a propósito para verse incluso mejor

-¡ah! No puedo contigo- dije lanzándome sobre ella abrazándola- debo darme prisa y violarte de una vez

No puedo creer que haya dicho eso en voz alta, ella me miró sorprendida y sonriendo

-no sé que estás esperando-respondió

-¿a que seas mayor de edad?

-¡ah! Sólo faltan unos días ¿vas a esperar tanto? –comentó en voz baja

-no, no puedo esperar, debo hacerlo ya mismo- dije lanzándome sobre ella a besarla y a sostener su cintura bajo la camisa que levanté un poco mientras me encontraba sobre ella

-¡detente! Alguien podría vernos- exclamó con sincero miedo mirando en varias direcciones, no vi a nadie percatarse de nosotras

-entonces concretemos un día

-¿un día?-preguntó levantando su cabeza apoyándose de sus codos

-un día…

-esta bien ¿Qué día?

-el día después de tu cumpleaños-contesté mirándola

-me parece bien- y sonrió iluminando el mundo entero con su rostro, y yo no me pude abstener de lanzarme de nuevo sobre ella a besarla

-¡oye!-exclamó mientras tuvo un primer aire para respirar, yo me abalancé sobre su cuello- bueno… sólo un poco.

-¡Dios mío! ¿Dentro de la oficina?-preguntó Jane con cara de morbo mal disimulada

-No, dentro de MI oficina- contesté como si estuviera harta del tema

-bueno, no se suicidó-terminó jane-de hecho, lo tomó bien ¿no?

Yo la miré con cansancio

-¡a encender velitas!-exclamó Natalie entrando por la puerta muy alegre, en sus manos traía varios paquetes de velas gruesas y blancas

-¡No me digas!-contesté con sarcasmo- ¿decidiste volverte adoradora de Satán?

-si-respondió sonriendo- y adivina quien va a ser mi virgen

Comenzaron a reír maquiavélicamente ella y Jane

-No habrá electricidad desde esta noche hasta pasado mañana- contestó feliz de la vida Natalie

-¿Qué? ¡Eso es terrible! –respondió Jane horrorizada- ¡el agua caliente!

-¡El internet!-corroboré con horror

-¡La tele! –siguió Jane

-¡El alcanzacosas3000!-continuó Natalie fingiendo el mismo horror

-¡claro, y el refri…! ¿alcanzacosas3000? –pregunté mirándola

Ella puso cara de circunstancia y se sentó con nosotras en el sofá.

-son unas exageradas, no dependemos tanto de la luz eléctrica, a mi me parece emocionante- dijo Natalie con expresión tranquila- pero les dejaré la emoción a ustedes, me iré a dormir con mi novio hasta entonces ¡Yay!

-¿me vas a dejar con esta?-exclamó Jane señalándome

-¿esta?-pregunté con seriedad

-sabes, mi novio tiene un amigo- contestó Natalie mirando complice a Jane, esta sonrió también

-¡iré a empacar!-respondió con alegría Jane, incorporándose mientras murmuraba- ¡Es como una una fiesta de pijamas! Pero con chicos ¡wiii! Mamá nunca me dejó llevar chicos, ¡mira esto mamá! –y desapareció en su habitación

-suerte con el rito satanista, Caro- Natalie sonrió divertida y se fue detrás de Jane

-¡bueno! Ya que llegó Halloween, la editorial sacará una edición especial, así que debemos todos ponernos muy tenebrosos y explotar al máximo el tema del terror, es una ocasión perfecta para hacer uso de la restricción para mayores de 16 en el aspecto sangriento, espero excelentes composiciones- y terminó el hombrecillo de la corbata de calabazas, con una sonrisa malévola, y todos abandonaron la habitación ¿Halloween? ¿Terror? ¿No era muy comercial todo esto? Bueno, lo que sea, no es un tema que me desagrade tampoco, Anna estaba también en la reunión, no trabaja especialmente para esta editorial, pero ellos pensaron que era buena idea juntar el tema erótico con el terrorífico, a ella le pareció buena idea venir a mirarme, estoy segura.

-Terror ¿eh? –comenté acercándome

Al verme sonrió, quise lanzarme sobre ella en ese preciso momento, pero alguna fuerza divina me ayudó a contenerme

-hm, sí… no soy muy buena con esa temática-contestó tomando mi mano disimuladamente bajo su chaqueta, yo la apreté con cariño

-¿vas a entregar algo?-pregunté observándola

-bueno, no sé… habrá que esperar si la inspiración decide pasearse-yo sonreí con esa frase, pues afortunadamente la inspiración se ha paseado por mi casa, trajo su cepillo de dientes, así que supongo que se quedará un tiempo- ¿y tu? ¿Tienes algo?- preguntó

-de hecho, si, lo iba a hacer de todos modos para Halloween, supongo que se adelantaron en promover la idea, temo no ser tan original como pienso-le dije

-¡oh! Me encantaría verlo- exclamó con ilusión

-¿en serio? Porque podría enseñártelo…

-y yo podría tal vez leerlo e inspirarme- comentó sonriendo

-ven conmigo si quieres leer- apremié con el rostro terriblemente serio y mirando para todos lados con sospecha, ella rió y me siguió

Entramos en mi oficina, busqué entre los papeles de mi archivo y saqué unas hojas y se las entregué

-siéntate, espero recibir una sincera opinión objetiva- comenté yendo tras ella al sofá

Ella frunció el entrecejo, y se disculpó un segundo, buscó en su bolso por un momento y sacó un estuche de lentes

-¡oh no!-exclamé para mis adentros-¡no te pongas lentes! ¡ten piedad!

Y se puso unos hermosos lentes de marco delgado pero de gran grosor, que le quedaban preciosos, se veía como toda una profesional, y yo debía luchar para impedir que las babas mancharan la alfombra.

Comenzó a leer, y yo no aparté mis ojos de su lindo rostro, tan perfecto, tan delineado, tan… ¡wao! Tiene un lunar en el cuello ¿se enterará si trato de lamerlo? ¿Qué? ¡claro que se enterará! Lo ideal será tratar de morderlo… oh no… espera, ¿sus orejas son así?

Me dí cuenta por primera vez que no había visto sus orejas nunca, puesto que siempre están cubiertas por su cabello, pero para tratar de que su cabello no impidiera su lectura lo ha llevado para detrás de estas, y las ha dejado expuestas, y no puedo creer lo que veo, ¡tiene orejas en punta! Literalmente en punta, cómo las de los elfos

Y me asusté.

¿Ana es un elfo? ¡oh dios mio! ¡debo violarla urgentemente! Es demasiado hermosa.

A los pocos minutos terminó la lectura y me miró, tenía una mirada algo extraña, no me preguntó el porqué miraba sus orejas con deseo (¿orejas con deseo? Cada vez estoy mas enferma) sólo se puso de pie y me entregó las hojas, se quitó los lentes, los guardó y trató de salir de la oficina, en la puerta, ante mi atenta mirada, se regresó en sus pasos y se sentó en mi regazo. Maravilloso, ya enloquecimos todas.

-¿Ana?-pregunté suavemente en su oído mientras se aferraba a mi cuello-¿estas bien?

-¿Eh? ¡Claro!-contestó con nada de convicción aferrándose aún más fuerte a mí, yo decidí que no me chocaba.

Estábamos en mi auto, yo iba conduciendo sin mucha seguridad, Ana estaba a un lado mío, mirándome fijamente con sus… enormes ojos, y poniéndome… muy… muy nerviosa.

-¿A dónde?-pregunté intraquila

-a donde sea-contestó, yo simplemente vi un montón de gente en el palacio de exposiciones y decidí ir allí

En la entrada se anunciaba “Festival de Anatomía”

Y yo dentro preguntaba “¿A dónde demonios me metí?

Pero Ana parecía estar perfectamente de acuerdo, y dado a que al bajar del auto no se despegó de mi brazo izquierdo, yo pensé que también lo estaba.

A la entrada habían unos japoneses firmando unos libros, me enteré pronto de que los libros eran sobre anatomía humana, me llamaron la atención

-¿deberíamos comprar algunos? Se ven… interesantes-comenté, ella pareció estar de acuerdo así que fuimos por algunos ejemplares exhibidos y compramos las 2 ediciones para cada una.

-vamos a que nos lo firme el asiático-comentó ilusiona

-ni siquiera sabemos quien es-le dije, ella me miró esperando una mejor objeción y yo no tuve de otra que hacer la fila para la firma del tal… Tanaka

Cuando iba siendo hora de que Ana firmara, esta lo recibió con un “konnichiwa” yo me reí internamente, mientras que el japonés exclamaba con mucha, pero mucha euforia y tomaba la mano de Ana mientras asentía continuamente con la cabeza, Ana sonreía animada, hasta que el japonés rodeó la mesa para abrazarla y comenzar a caminar con ella muy alegre hasta una puertecilla, Ana optó por mirarme con los ojos muy abiertos y angustiados mientras enviaba continuamente mensajes de “SOS” con la mente, yo salí de inmediato tras ella, pero unos hombrecillos a la entrada me detuvieron, traté de explicarles pero ellos no sabían nada de español.

Después de unos 20 minutos que estuve intentando todo para entrar por la puertecilla salió finalmente el japonés con Ana tras él vestida con un kimono, yo no podía estar mas maravillada, se veía preciosa, su cuello delgado, fino y delicado, y en ese kimono que se le ajustaba perfectamente, como si lo hubiesen acabado de confeccionar con sus medidas exactas, era toda una imagen,

Ana estaba asustada, lo veía en su mirada, porque de pronto el japonés entró con ella en otra puertecilla y esta vez si me entré con ellos, al otro lado había una especie de escenario, las sillas estaban vacías, pero en un dos por tres, las puertas a los costados se abrieron y estas se llenaron de personas, todas ocupaban los asientos tranquilamente, mientras que el japonés se posicionaba en uno de los micrófonos y posicionaba a la pobre Ana en otro.

-oye ¿Qué está pasando?-le pregunté rápidamente a un chico de gorra y chaqueta con muchos sellos y cosas, imaginé que era un periodista, pero tenía aspecto occidental

-bueno, la conferencia del señor Tanaka-contestó el joven tranquilamente

-pero ¿porqué esta allí esa chica?-le señalé a la pobre Ana

-no lo sé… ah, debe ser su traductora –y seguido de esto desapareció entre la gente, yo me subí al escenario pero me detuvieron varias personas, nadie me entendía nada hasta que un hombre musculoso y grande habló -¿Qué aquí pasar?

Y yo me maravillé de su falta de gramática

-Ella-grité señalándola- no ser traductora

-¿no ser conductora?-preguntó el tipo confundido

-tra…duc…to…ra

-¿doctora? ¿necesitar doctora?

-¡demonios! –exclamé estresada

-grosera- contestó el hombre seriamente, ah, eso si lo entendió

-ella no saber japonés- intenté de nuevo

-pero cocinar bien-respondió

-¿Qué?- no quiero saber que me habrá entendido

-¿no hay otra persona que sepa algo de español aquí?- pregunté al aire

-¿tiene algún problema señorita?-preguntó una persona entre la multitud que me asediaba

-si, cielos al fin, mira, hay una confusión, ella no es la traductora de…

En esos momentos el señor Tanaka comenzó a hablar muy amablemente, dijo varias lineas y todos en sus asientos esperaban ansiosos por saber que demonios decía, las miradas cayeron sobre la pobre Ana a los pocos segundos de el hombre terminar, esta muy nerviosa balbuceó y tras un momento la captó

-ham…-dijo por primera vez, y todos los rincones del salón se llenaron con su linda voz- buenas tardes – dijo únicamente

-¿perdone? ¿Qué intenta decirme?-afanó el hombre de nuevo

-ella no es la traductora-contesté

-¿Qué? ¿y que está haciendo ahí arriba?

-pues no se-respondí y el hombre me miró dudoso, tras unos minutos entró una chica con la ropa mal puesta y toda sudando en el salón, se excuso un millón de veces, y se presentó como “la traductora” fantástico

Y entonces por alguna razón mientras el señor Tanaka hablaba alguien decidió resolver el asunto poniendo el himno nacional, el hombre que hablaba se detuvo abruptamente confundido, en esos momentos Ana aprovechó para correr lejos de la tarima, a los ojos espantados de la gente, me cogió de la mano y me arrastró fuera de ese lugar, escuché en el camino varios comentarios como “la traductora está escapando”

Una vez fuera respiré con total alivio

-¿Qué fue eso?-pregunté

Ella se lanzó a reír –lo más raro que me ha pasado en la vida- contestó

Nos estuvimos riendo un buen rato, y luego decidimos dar un paseo por al exposición, habían cuerpos humanos expuestos para ser estudiados y varias formas artísticas con cuerpos, era… interesante, pero muy inusual.

Salimos de la exposición y entramos al auto, ella aún tenía puesto el kimono, se le veía fabuloso, simplemente nos fuimos.

-bueno ¿te llevo a tu casa? –pregunté ella se inquietó dentro del auto, y miró al frente muy fijamente, sin parpadear y se apresuró a contestar un “!No!”

Yo la miré extrañada-¿te pasa algo?-dije preocupada, ella de nuevo negó y sugirió con tono de autoridad, ir a otra parte

-bueno… ¿Dónde? –pregunté

-vamos… ¡al golf! –sugirió

Yo la miré extrañada, no sabía que le gustara el golf, sin embargo acepté y fuimos.

Estuvimos en ello un par de horas, hasta que noté que comenzaba a oscurecer, me inquieté y le dije que era aburridor jugar al golf de noche, ella aceptó y entonces, sugirió ir de nuevo a otra parte, yo no podía comprender que quería realmente.

Y después de 6 horas, de estar en todos los lugares posibles a los que se puede ir a pasar el rato, estaba verdaderamente cansada y decidí pasar a dejarla de una vez a su casa, no es que quisiera deshacerme de ella, pero es que me tenía confundida, con eso de estar para allá y para acá, al ver ella el barrio conocido comenzó a sostenerse con fuerza de la puerta del auto, y a mirar insistentemente por la ventanilla ocultándome su rostro, me estacioné justo al frente de su casa, ella seguía sin mirarme

-¿Ana?-pregunté con cariño, ella no me miró-por favor… dime que te pasa

Ella se giró a mirarme y ví en sus bellos y en ese momento brillantes ojos unas pequeñas lagrimitas salir tímidamente, mi alma se conmovió y no alcancé a pronunciar una sola palabra ante sus tibios sollozos

-tengo miedo- dijo finalmente- ¡odio Halloween, y me dan miedo los fantasmas y los monstruos!…y-aspiró suavemente con la nariz-tu historia era… tan aterradora, que me ha dado mucho miedo, y no habrá electricidad en mi casa hasta pasado mañana y no quiero estar allí, sola y en la oscuridad-y se lanzó a llorar finalmente en mis brazos-perdoname por ser tan cobarde

No pude hacer mas que sonreir internamente por la ternura que me causaba y abrazarla con fuerza a mí

-¿quieres venir conmigo a mi casa?-pregunté en su oído mientras sus hombros subían y bajaban con cada suspiro-tampoco tendré electricidad hasta pasado mañana, pero si me permites, te puedo proteger de los fantasmas y los monstruos

Ella sonrió. Y me abrazó con fuerza.

-que suerte que Natalie las comprara-exclamé mientras encendíamos varias velas, tanto en la sala como en el camino por los corredores, en varios candelabros de decoración pusimos algunas, y logramos una lúgubre iluminación

-¿y donde están ellas?-preguntó finalmente

-salieron a una divertida fiesta de pijamas sin permiso de la mamá de Jane-contesté ella rió por lo bajo

-ojala me hubieran invitado-exclamó, yo la miré de inmediato y se rió de nuevo

Nos sentamos en el suelo en la mitad de la sala, habían varias velas a mi alrededor, preparé un poco de té, ya que la estufa es a base de gas.

-¿miedo?-pregunté suavemente, ella negó

-no tengo miedo, pero me sentiría mejor si te acercarás un poco más, para… ya sabes, asegurarme-contestó con fingida inocencia

-claro, asegurarte- sonreí mientras me acercaba- ¿así estas segura?-pregunté

-no… necesito más seguridad-contestó y entonces me acerqué más y más hasta estar pocos centímetros de su rostro –aún estoy un poco insegura

-¿ah si?-comenté

-si…

Y justo antes de lanzarnos a un deseado beso, un ruido seco se escuchó en la cocina, y Ana automáticamente saltó encima de mí

-ok, olvida lo de seguridad, muero de miedo-dijo ella rápidamente

-iré a ver- traté de incorporarme pero ella me tenía firmemente sostenida

-no- dijo rotundamente

-pueden ser ladrones Ana- expliqué

-bueno, que roben y se larguen, pero si son monstruos lo vas a lamentar-contestó sosteniéndome aún con fuerza

De momento se escuchó otro ruido, y segundos después un bufido característico de gato y yo me tranquilicé

-sólo es un gato-expliqué, ella no redujo la fuerza con la que me sostenía –Ana, tranquila

-puede ser un gato monstruoso- contestó con seriedad y yo reí de buena gana

Me acerqué de inmediato a ella, y sosteniéndola por los hombros la estreché contra mí, y comencé a besarla intensamente, tanto que no se pudo sostener erguida y suavemente se dejó caer sobre el suelo, mientras suspiraba entre beso y beso, y yo me deshacía entre sus labios, por el suave y delicado contacto que no me dejaba de trastornar.

No me había cansado ni un poco de sus labios, pero decidí deslizarme por su cuello suavemente, ya que su piel allí me encantaba, por lo blanca que era y su sensibilidad se agudizaba, ya que la sentía vibrar debajo, sus ojos estaban cerrados cuando me posicioné en frente suyo, la miré fijamente a su rostro y no controlé mis manos que hicieron lo que mis deseos les ordenaba, bajé lentamente el cierre de su chaqueta, ella al escuchar este sonido me miró y nuestros ojos se encontraron ante la tenue luz de las velas que nos rodeaban, mis ojos se deslizaron por su cuello y terminaron en su piel descubierta por la chaqueta, su camisa era pequeña, así que la quité fácilmente sacándola por su cabeza, quedó su abdomen descubierto, ante el único obstáculo de mi vista que era su bra, suspiré con placidéz al verla así por primera vez, era tan bella, pura y hermosa, la miré de nuevo a sus ojos que me observaban fijamente, y la besé mientras recorría la porción de piel descubierta, jadeé de deseo en sus exóticas orejas cuando estiré con mis dos manos las tiras que se sostenían de sus hombros, las seguí hasta deslizarlas por sus brazos, ella inclinó su cabeza y me dijo con una voz que no había escuchando “nunca he hecho esto… es mi primera vez”

Yo me sentí enormemente, agradecida y feliz con la vida por tal maravilloso obsequio, mi cuerpo se estremeció ante sus palabras, estuve a punto de llorar.

-bueno, esta también es la primera vez que le intento quitar el bra a una chica con tanto deseo-contesté mirándola con una sonrisa

-dime…-puso su mano sobre mi mejilla izquierda, y yo puse la mía sobre la suya, para que no tratara de quitarla-has tenido varias personas ¿verdad?

Mi mirada bajó, me sentí culpable por mis experiencias pasadas que fueron por cierto totalmente insignificantes para mí, recordé la gran molestia que sentí en mi primera vez, se la entregué a un chico que ni siqueira me atraía, lo hice como por reflejo, y luego estaba un amigo de mi primo, habíamos conversado sobre mil cosas, y confesó ser un admirador de mis trabajos, creo que me sentí tan profundamente halagada y  agradecida, que acepté acostarme con él, lo cual esperé con ansias de que terminara. Nunca tuve nada verdadero con nadie, me di cuenta de que me sentía muy intocable para cualquier persona, los hombres eran de cierta forma tan predispuestos y predecibles, que no me terminaban de llamar la atención por completo, fuese quien fuese, así que el sexo terminó por salirse de mi lista de placeres predilectos, lo evadí tanto cómo pude, hasta que apareció esta chica, que con una mirada me llenaba de deseos de lanzarme sobre ella y devorarla hasta que me sintiera saciada, y ahora mismo la saciedad se veía lejos de alcanzar.

-si-contesté-insignificantes, pero nunca antes he hecho el amor a nadie, así que… esta también es mi primera vez

-¿ah si? ¿me piensas hacer el amor?-preguntó con malicia, y yo me pregunté de donde salía esa voz pícara que tenía tan escondida, ella se levantó un poco, y me besó mientras comenzaba a quitar los botones de mi camisa con algo de afán, al terminar se separó de mis labios jadeando mientras observaba mi torso cubierto por mi sostén

-o podemos tener sexo salvajemente, tu decides- sugerí con una sonrisa, ella la devolvió y me besó de nuevo, ¡dios! Jamás podría cansarme de esos labios.

-dejemos eso para otra ocasión, voy por tu virginidad de amor erótico primero-y trató de lanzarse a mi clavícula, pero la detuve

-espera, ¿Quién va a violar a quien?-pregunté

-¿no es obvio? Yo… a… ti –contestó mordiéndose un labio, no estoy segura de dónde sucedió pero sé que algo salió de mí en algún lugar de mi cuerpo al ver su rostro

-claro que no, yo lo haré primero-objeté, ella se sorprendió

-oh no, no lo harás

Yo me giré y la sostuve en el suelo con sus muñecas

-oh si, si lo haré-y diciendo esto quité su sostén rápidamente, a mis ojos y a la luz de las velas quedaron expuestos los lindos y pequeños pechos suyos, yo no pude medirme a balancearme a ellos, acariciándolos con mis mejillas, se sentían tan suaves que no podía contenerme, una puntita dura chocó contra mi rostro y no perdí oportunidad de introducirla a mi boca para masajearla con mi lengua, ella estaba contrayendo su espalda y respirando agitadamente, podía sentir el subir y bajar rápido de su pecho, y me encantaba, el olor de su piel, la textura, todo, era… sublime.

Deslicé mis labios a todo lo ancho y largo de su piel, y llegué a su abdomen que se contraía suavemente, me puse sobre ella entre sus piernas, y acariciándola lentamente llegué al borde de su pantalón, le llegaba hasta las rodillas, era de tela jean pero color verde oscuro, sobre este delineé sus piernas por el interior y exterior de sus muslos, maravillándome con su dureza, mi rostro subía acariciando la mitad de su cuerpo desnudo con mi piel tanto como podía, llegué de nuevo a sus labios, que me recibieron deseosos, y sentí un suave recorrer de la punta de sus dedos por mi espalda y los costados, bajó silenciosamente, hasta posar sus manos abiertas sobre mi trasero que no dudó en comenzar a masajear, a la vez que exhalaba complacida, una mano se introdujo en mi pantalón sostuvo el borde de mis pantys para luego atraerlas hacia ella, produciéndome esta una fricción que me hizo gemir abiertamente y en voz alta, ella sonrió maliciosa, y yo sostuve sus manos a un costado de su cuerpo para dejara de desconcentrarme, decidí entonces quitar el botón de su pantalón y bajar el cierre, para deshacerme finalmente de este, una vez lo quité, acaricié con mis manos muy cerca de su entrepierna, ella estaba temblando sin control, hasta que mis dedos tímidamente se posicionaron en medio y ella contrajo todo su cuerpo en un jadeo.

Y entonces, sin yo darme cuenta de ello siquiera, me había deshecho de la ultima prenda que cubría su cuerpo, y me encontraba posando mis labios muy cerca del centro de su sensibilidad, el olor estaba muy cerca de mí, no era un mal olor era de hecho excitante y lindo como todo lo suyo, que me tentaba cada vez más a devorar absolutamente todo lo que de ella pudiese obtener.

Sin meditarlo más me lancé a hacerlo, mi lengua exploró su cavidad sin ningún reparo, se paseó alrededor de su clítoris, la haló un poco, lo estimuló indirectamente, y mis manos estaban posándose sobre su vientre intentando calmar las furiosas contracciones en su interior, ella acallaba sus gemidos en su boca, eran lentos y ahogados, casi parecían ronroneos, y me costaba un poco sentir a la chica adorable y aparentemente inocente, estarse derritiendo de placer en mi boca, pensar que eran la misma persona ambas, me estaba llevándome a un nivel de excitación apenas soportable

-detente- pidió apenas con aliento mientras apretaba con fuerza su mandíbula, yo me asusté un poco y me detuve de inmediato

-¿te hice daño?-pregunté asustada

-daño… en absoluto-respiró un poco más- sólo que si me haces venirme, me tendrás dormida a los pocos segundos- sonrió un poco y levantó mi rostro atrayéndolo hacia el suyo-vaya, lo siento-se disculpó mientras trataba en vano de limpiar mi rostro, sobre todo los alrededores de mi boca que tenían una gran cantidad de… bueno ya saben.

Yo hice caso omiso y la besé, tierna y profundamente, y me dejé llevar por completo por ese baile de pieles, y ese deslizar lento del sudor atravesar nuestros cuerpos, como por arte de magia me había desnudado completamente, y ahora éramos nosotras dos en nuestra forma más privada, pura y exclusiva, entregándonos a las sensaciones, sus brazos aprisionaban mi espalda y mis piernas, mientras que su abdomen se besaba con el mío y ambos bailaban en medio del rio de espasmos que le seguían a cada movimiento del vaivén impuesto por nuestras caderas en afán de calmar ese fuego que se expandía por todo nuestro cuerpo, casi no identificaba si lo que tocaba era mío o suyo, e imaginé que la parte que se siente increíblemente bien es la mía, y la que es suave y se estremece es la suya, poco a poco, sin necesidad de contactos directos, el orgasmo llegó, no cómo lo buscado y obtenido, sino como el límite absoluto de la entrega, el viaje a ese universo que sólo visualizamos por los breves segundos que se nos alza más allá de este planeta, ella se sostuvo con fuerza de mi espalda y no pudo evitar que varios de sus ronroneos se convirtieran en pequeños grititos rebeldes que se escaparon para enamorar mis sentidos, yo quité el cabello de su rostro con mis dos manos y me agarré con fuerza de los costados de este, mientras los espasmos recorrían mi cuerpo, la oscilación después de estar en extremo del furor y delirio, amainó en lentos movimientos involuntarios, y nuestra respiración tras estar copiosa y esporádica explotó en la agitación por recobrar el aliento, yo me derrumbé sobre ella acomodando mi rostro entre su cuello y ella me sostuvo, hasta que cansadas caímos en un profundo sueño.

Cuando desperté miré con confusión a mí alrededor, lo primero que sentí fue un cuerpo tibio bajo el mío, abrí los ojos para ver un rostro angelical dormir plácidamente, así como en las novelas, ilógicamente hermosa, nos rodeaban unas cuantas velas que no eran más que esperma derretida, estábamos sobre el suelo, desnudas y en la mitad de la sala, por suerte el termostato estaba a una buena temperatura, sino nos habríamos congelado, la miré de nuevo para asegurarme de que no se había desvanecido como un sueño, pero no.

Allí estaba.

Y me reí de mi misma, al recordar que cuando acepté ser su novia no tenía idea de que me iba a enamorar de ella de esta manera, fue como una especie de trampa donde te piden que si te bebes un vaso de agua te darán millones, me alegra haber aceptado… y no haber tenido miedo, ni de que mi madre no me dejara, ni de lo que diría Sylvia o los demás cuando me descubrieran ¿y que importa toda esa gente? Si ninguna puede darme todo lo que me ha dado Ana, yo sólo aprendí algo importante esta vez, a los 28 años, de una pequeña “inocente” y adorable niña de 17… la felicidad está donde menos se espera que esté, así que no se deben tener restricciones para buscarla, y que… ¡las chicas jóvenes de hoy en día son demasiado precoces! Créeme, ayer casi me viola una.

-¿Qué estás pensando con esa cara tan rara?-preguntó aún medio dormida Ana mirándome divertida

-en que iré a la cárcel-contesté

-¿Por qué?

-por acostarme con una menor de edad

-¡pero mañana seré mayor de edad!-objetó

-si, pero esto se suponía que debía pasar el día después de mañana –contesté

Ella meditó un poco y lo desechó, para después ponerse encima de mí, y mirarme con una gran sonrisa

-¿Qué? –pregunté confundida mirando su rostro triunfante

-nada-respondió-que creo que ya es momento para el sexo salvaje…

Fin.

Agradezco enormemente sus comentarios, y me pregunto ¿debería hacer un capitulo extra sobre la última frase? lo estoy dudando porque puede que sea excesivo ¿ustedes que opinan? espero vuestras sujerencias