Coronadas de gloria (I)
2 adolescentes son condenadas a sufrir los tormentos de un sadico medico.
Coronadas de gloria (1)
El Amo y Señor entró en el frio calabozo, lugar diseñado para los esclavos actuales, de la edad contemporanea, con artilugios dignos de la edad media, del mas creativo verdugo.
Estaban asustadas, aun habiendo elegido ellas su destino, temian haberse equivocado. Esclavas de la vida, desde sus tiernos 15, eligieron escapar de su antigua prision, para echarse en los brazos de este nuevo amo. Pronto lo conocerian, para bien o no, el destino estaba escrito.
-Esclavas! Miradas al piso! A partir de hoy las cosas van a cambiar, ustedes tomaron la decision de cambiar de dueño, lamento informarles que aquella prision no era mas que una mera preparacion para esto. A partir de este momento me llamaran señor. Yo las llamaré esclavas, o como se me ocurra.
Sin mas, se dirigio a la primera, de apenas 18 años, morocha, con curvas pronunciadas, y una carita que bien podria tratarse de la mujer mas malvada del mundo, o de la mujer mas pura, y buena. La tomó de las caderas y le ató las manos por detrás de la espalda asegurandose que los codos se chocaran entre si. Luego los tobillos, a los que unio con una soga e hizo un fuerte nudo. La acosto boca abajo y le ato un extremo de la soga de los tobillos a otro de los brazos. Quedaba entonces en una posición poco cómoda, por no decir nula.
De la cuerda que quedaba a la mitad de su espalda, que era la encargada de juntar sus cuatro extremidades, ato otra cuerda que pendia del techo. De a poco la fue levantando hasta quedar a la altura de su cremallera. Quedaba entonces con los codos y tobillos unidos y por ende con las piernas bien abiertas exponiendo totalmente su tesoro de mujer.
La otra esclava miraba espantada el trato que le habian dado a su mejor amiga, sabiendo que pronto seria su turno. No se equivocaba. El Señor se dirigio a ella, bonita muchacha rubia, de curvas no tan pronunciadas como la anterior, pero con pechos firmes, y culo redondo.
Ella tenia 16. Le puso esposas en las muñecas, y la llevo hasta una especie de potro. Era como una mesa de madera, con hueco un poco mas arriba de la mitad, y con sogas y una polea en los extremos.
La acosto encima, boca abajo, con las tetas colgando del hueco y la cabeza para un costado. Le saco las esposas y le sujeto los brazos a los extremos del aparato. Hizo lo mismo con los tobillos dejandola muy abierta, casi hasta el dolor. Empezo a girar lentamente la polea, y de a poco su cuerpo se fue estirando, primero sentia como su espalda sonaba al estirarle los huesos. Luego creyo dislocarse los brazos. Pero su cautor sabia bien los limites. El señor era el medico mas prestigioso de la zona. Cuando vio que su esclava no podria aguantar mucho mas, dejo de girar.
Mientras tanto su belleza morocha, su favorita, se encontraba ya al limite de su esfuerzo, creía desfallecer. Entonces el amo agarro un consolador de dimensiones considerables y se lo introdujo de golpe en su abierto agujero delantero. La chica grito mucho por el dolor pero mas por la sorpresa. Esto le costaria un castigo doble que seria administrado luego. El señor empezo a girar el consolador en circulos dentro de su esclava, esta no aguantaba mas, el dolor era terrible. Sus extremidades le dolian demasiado y esto acrecentaba demasiado la disconformidad. Se coloco enfrente de su boca y se bajo la cremallera, poniendo su miembro en su boca. La morochita sabia exactamente lo que debia hacer, y con cierto gusto y experiencia empezo a acariciar con la lengua la puntita del glande. Metia y sacaba su lenguita en ese pequeño agujerito, y de pronto se metia toda la pija en su boca, haciendo que el medico se muriera del placer. Cuando estaba a punto de acabar, el hombre la agarro del pelo y le introdujo el pene hasta la garganta, ordenandole que no dejara caer una gota de semen al piso pero que no lo tragara. Acabo increiblemente, como pocas veces lo había hecho, y se cercioro nuevamente de que esta sin duda, era su esclava preferida.
La bajo de tan incomoda posición, pero no le desato las cuerdas, la dejo así pero en una jaula de reducidas dimensiones, con el consolador todavía metido en su conchita y el semen en su boca.
Fue hacia la chica rubia, por la que sentia mucho odio. No la amaba como a la mayoría de sus esclavas, por alguna razón esta niña le hacia acordar a una antigua novia del colegio que lo humillo delante de todos sus amigos haciendole quedar como el chico mas idiota de la secundaria.
Pronto se lo daria a conocer...
Le agarro las tetas que quedaban colgando y las estrujo hasta que la chica empezo a gritar, entonces con una cuerda las ato a las dos juntas, provocandole los consiguientes dolores a su dueña. Las apreto tanto que ya estaban moradas. Y del extremo de la sogita colgo una pesa, que le arranco un grito de dolor a la rubia.
El prestigioso medico, fue hasta el armario y agarro una botellita, con un liquido adentro. Empapo un algodón con el contenido de la botella y se lo refrego bien por el clítoris y los labios menores. La chica gritaba desesperadamente, le había puesto alcohol en esa parte!! Sin conformarse con los gritos de la pobre esclava, empapo nuevamente el alcohol y esta vez se lo metio en el agujero de la concha, haciendo sentir a la chica que se iba a desmayar. Penso que no podía olvidarse del culito, así que fue nuevamente al armario, y agarro un consolador realmente enorme, el cual lubrico con un lubricante irritante, que hacia que el culo de la chica se pusiera rojo, le ardiera muchisimo mas que el alcohol, y encima la hacia sentir como que la estaban quemando por dentro. Todo esto agregado a que el consolador era muy grande pero su estrecho agujerito virgen.
Sin mas, el senor agarro el aparato y se lo incrusto en el culo. La esclava lloraba, y pedia por favor que le sacara eso, estaba desesperada. El medico estaba realmente conforme, pero esto lo había calentado mucho, y como a esta esclava no la podía coger sino quería irritarse el pene, fue a buscar a la otra.
La saco de los pelos de la jaula y la desato, para alivio de esta. La hizo ponerse en cuatro, y se la cogio por el culo, con embestidas brutales que hacian llorar a la morocha.
Cuando acabo, recordo que le había ordenado a la esclava no tragar el semen ni tirarlo, y se fijo si todavía lo tenia. Para su felicidad la chica guardaba su semen en el interior de su boca. La felicito y le dijo que lo escupiera en el vaso que el le ofrecia. Lo dejo en el armario para después darselo de beber a la puta rubia.
Le dijo a su predilecta que debido al grito que había dado sin su autorizacion, debia tener un castigo ejemplar, y le explico que, aunque fuera su favorita, la tendria que castigar duramente y a veces peor que a las demas.
La llevo hasta una cruz de san andres, y le ato sus extremidades a esta. Esta no era una cruz como todas, sino que tenia una abertura justo en medio de la X, en donde quedaba su ano.
Le dio a beber muchisima agua, tanto que ya su abdomen estaba hinchado. Después le comunico que entre toda esa agua, había un laxante y le tapono el culo por medio de la abertura de la cruz, con un dildo bastante grueso, que era imposible que se quite porque iba trabado con el orificio de la cruz.
Después de unos 20 minutos, el laxante comenzo a hacer lo suyo, y la chica sufria constantes espasmos, que la obligaban a liberar sus intestinos sin poder lograrlo, para su desesperacion.
Con todo el liquido que había tomado, sus ganas de mear no ayudaban demasiado y se hizo pis, ya que la abertura vaginal estaba descubierta.
continuará