Cornudo y orgulloso II

Continuan las aventuras cornudas de Lidia y Alfonso. Esta vez, conocen a dos chicos muy bien dotados, en una playa nudista. Y Alfonso les invita a comer en casa.

Mi mujer y yo descubrimos lo mucho que nos gustaba, a los dos, que ella se lo montara con otros hombres delante de mí. Con este descubrimiento nuestra sexualidad cambió radicalmente.

Hoy os voy a contar una de las aventuras que nos ocurrió en una playa nudista.

Ya llevabamos un tiempo con la nueva situación. Lidia se habia traído algun que otro hombre y yo en alguna ocasión también le había proporcionado un macho para que se divirtiera. Siempre conocidos en redes de swingers, y para evitar problemas, nunca quedabamos con el mismo hombre varias veces. Pero siempre eran hombres que estaban bien dotados (aunque nada exagerado). Los dos eramos tan felices que Lidia se tatuó el homoplato el símbolo de la reina de espadas (QOS), símbolo de su disponibilidad a estar con otros hombres, y a mí me regaló un anillo negro que se coloca rodeando la base del pene y los testículos, que indica mi posición de cornudo.

Era sábado, mediados de julio, y la playa nudista de Caldetes estaba abarrotada. Al llegar, aparcamos el coche. En esta playa es fácil aparcar cerca de la arena si llegas temprano, por lo que, aun estando en el párking, nos desnudamos los dos y llevando sólo una botella de agua en una mano y la toalla en el hombro nos fuimos hacia la orilla. Los tumbamos y nos dispusimos a disfrutar de aquél caluroso día.

Llevábamos una media hora larga (serían ya casi las 12h) cuando mi mujer me dice :

  • Alfon, mira, mira a la orilla...

Me incorporé y miré hacia donde decía mi esposa... y madre mía! Dos chavales de media edad, trenta y algo, negros como el tizón, paseaban y charlaban distraídamente en pelotas, mostrando dos pollazas como yo no había visto en mi vida.

Mi mujer me miró y se rió :

  • Te imaginas? - me dijo con una cara de vicio que enamoraba...

  • Vaya si me lo imagino, - le solté- mostrando que mi miembro se había animado claramente. Como ya he comentado en otras ocasiones, yo la tengo mas bien pequeña, y en las playas nudistas, cuando me baño se me encoje más, quedando realmente diminuta. Asi que tenerla morcillona se agradecía porque así parecia que la tenía más grande...

Los dos chicos hablaban entre ellos, ajenos al hecho evidente de que media playa observaba sus descomunales miembros.

Volví a mirar a mi mujer y le dije :

  • Qué? Como lo ves?

Y ella, discretamente, se abrió de piernas para mostrarme que su depilado coño brillaba por la humedad que aquellas dos pollas negras le estaban provocando...

  • No se hable más, le respondí

Me levanté, aun con mi polla morcillona y al verlo, Lidia dijo :

  • Qué vas a hacer, loco? - visiblemente nerviosa.

  • Tú déjame a mí.

Y armandome de valor, me acerqué a los dos chicos disimuladamente y me puse a la orilla como si me estuviera refrescando.

Oí que los dos hablaban francés entre ellos. Yo lo hablo un poco y pude entender que comentaban algo que no terminaba de ir bien en el departamento de márketing de su empresa...

y les dije :

  • Perdón, habláis español?

Los dos chicos quedaron un poco contrariados pero me respondieron :

  • Perdona? Tu quien eres? - respondió uno de los dos , con cierto acento francés.

  • Uy, disculpad, creo que he sido un poco brusco. Os comento : me llamo Alfonso, y ... ¿veis la chica de allí? La que está tumbada en la toalla azul? Es mi mujer. No es que os escuchara pero bueno... he oído un poco lo que decíais y me ha parecido entender que trabajais en temas de márketing y eso, verdad?

El más alto de los dos dijo :

  • Si, algo así, porqué?

  • Ahora os lo cuento, pero si os parece primero os presento primero a mi mujer, no?

Los dos se miraron uno al otro, y yo creo que más por curiosidad que por otra cosa, asintieron y juntos nos dirigimos a mi mujer.

Al llegar, Lidia estaba roja de verguenza y los dos chicos sonrieron, porque entiendo que alguna cosa se olían.

  • Lidia, mira, te presento a .. bueno, no te los presento porque no se sus nombres!

Y nos reímos los cuatro.

El mas bajo (bueno, tenía mas o menos mi misma altura) se adelantó y dijo :

  • Me llamo Sam. Bueno, Samuel pero todo el mundo me llama Sam.

  • Lídia, encantada- respondió mi mujer dándole dos besos.

  • Isaac, dijo el otro. Y también le dió dos besos a mi mujer.

  • Pues, nada, Lidia, que me ha parecido oir que estos dos jóvenes se dedican a temas de márketing.

  • Ah! - mi mujer vió rápidamente por donde iba yo...

Yo tengo una empresa de distribución de productos de cosmética y hemos tenido recientemente problemas en nuestro departamento de márketing... así que quizás hoy haríamos más de un negocio...

  • Bueno, si os parece, Sam y yo vamos a buscar las toallas y nos ponemos con vosotros, así tu marido... Alfonso, verdad? nos lo contará con más detalle, os va bien?

  • Perfecto,- les dijimos los dos.

Ellos se fueron y mi mujer, riendo, me dijo :

  • Tiooo, estás loco!

Toda la gente que estaba a nuestro alrededor nos observaba disimuladamente. El contraste entre mi cuerpo desnudo con un pene más bien pequeño, con aquellos dos cañones era casi pintoresco.

  • No se donde quieres llevarlo todo pero me encanta.- Me respondió, dandome un beso en los labios.

Sam y Isaac volvieron con sus cosas relajadamente y se tumbaron con nosotros.

  • Vivis por aquí cerca?

  • No, los dos compartimos piso en Barcelona. Somos de francia, de Nimes. Hemos venido en tren.

  • Ah, y sois pareja o algo? - preguntó Lidia.

  • Qué? Con este? - rieron los dos - no, no! Estudiabamos juntos en Francia y al terminar la carrera decidimos venir a vivir a Barcelona. Trabajamos en el departamento de Márketing de una empresa textil.

Total, que nos pusimos a hablar de su trabajo. Yo les conté que tenía una empresa y que, precisamente en márketing estabamos buscando a gente... Llevabamos un rato hablando (y mi mujer sonsacándoles cosas, como que si tenían novias y cosas así...) cuando se me ocurrió decir :

  • A ver qué os parece esto : os invito a comer a nuestra casa, hacemos una barbacoa y hablamos de todo con más calma, os parece?

  • Ah, pues genial, respondieron los dos.

Era aun temprano, en menos de una hora llegaríamos a casa. Total que aun en pelotas, pero con todo cargado, nos fuimos hacia mi coche. Al llegar allí, yo me puse sólo un pantalon corto y una camiseta y Lidia, que ya veía por donde quería yo ir, cogió la toalla y a modo de pareo, se la puso (quedandose pues sin ropa interior debajo). Los dos chicos se pusieron también pantalon corto (sin slip debajo) y camiseta.

Cogí sus cosas y las puse junto con las mias en el asiento del copiloto y le dije a mi mujer :

  • ponte tu detrás, que el coche es ancho, y así dejamos las cosas aquí.

Mi comentario no podía dejar más claras mis intenciones y los dos chicos, riendo, dijeron :

  • eso, eso, nosotros tres detrás!

Salimos del parking y entramos en la autopista. Era mediodia y a pesar de tener el aire acondicionado a tope allí dentro hacía calor.

  • Uff, me estoy asando, - dijo Lidia, abanicandose con la toalla y dejando los pechos fuera por un instante.

No dejaba de ser que hacía poco rato que estabamos los 4 en bolas, por lo que el tabu del desnudo ya había caído entre nosotros, pero en aquél pequeño habitáculo el morbo y la calentura se podían cortar con un cuchillo.

Moví el retrovisor para no perderme la escena y ví que no harían falta muchas explicaciones : mi mujer, que estaba enmedio, tenía en cada muslo la mano de los dos. El pareo, que ya estaba desabrochado en la zona de los pechos, ahora tambien estaba medio abierto en la zona de la entrepierna. Vamos que ya no tapaba mucho.

  • Bueno, pues os cuento, - solté yo.

El plan que se me ha ocurrido es este : ahora cuando lleguémos, si queréis podeis bañaros un poco en la piscina mientras yo hago la comida. Haré barbacoa, os apetece? Y despues de comer me contáis un poco sobre vuestro trabajo de marketing y tal, os parece bien?

  • Ah, perfecto, dijeron ellos.

Mi mujer quedó un poco decepcionada por mi comentario. Esperaba algo más. No sabía que yo estaba jugando con ella un poco.

Así que añadí :

  • Bueno, a ver, si ya os habéis bañado en la playa y en vez de la piscina, lo que os apetece es follaros un poco a mi mujer... como veáis...

  • Qué? - dijeron los dos riendo- hablas en serio?

Y Lidia añadió :

  • A ver chicos, ya habéis visto que la polla de mi marido es ridícula comparada con las vuestras. A mi me encantaria probarlas pero si preferís la piscina...

  • JAJAJAAJa ni hablar, contestó Isaac,

  • Pues venga, a qué esperais, chicos, les dije yo, que aun tenemos media hora de viaje !

Los dos chicos levantaron un poco el culo y se bajaron los bañadores dejando al aire sus dos inmensas pollas que ahora estaban creciendo por la excitación. Las manos de los dos mulatos iban recorriendo con todo descaro todos los rincones del cuerpo de mi mujer que, como pudo, se desabrochó el cinturón y se inclinó a la derecha para engullir la polla de Samuel.

  • Joder, qué bien la chupa tu mujer, Alfonso! - me dijo mirandome por el retrovisor.

  • Uaaahhh, casi ni me cabe en la boca, dijo Lidia sacándosela.

Así estuvieron todo el viaje : Lidia les iba comiendo la polla a ratos a uno y al otro, y ellos le metieron varios dedos en su encharcado coño y en el culo. Lidia estaba calentíssima y intento montar uno de ellos, pero en el coche era casi imposible.

  • Alfon, amor mio, corre un poco que tengo unas ganas locas de follarme a estas dos pollas negras!

  • Hahhahahaa, ya lo veo cariño. Hago lo que puedo, respondí.

A medio camino, Lidia se corrió un par de veces con los dedos que le habían metido, pero no era lo mismo. Ella quería sentir las dos pollas y mirarme mientras se la follaban bien follada.

Llegamos a casa, metimos el coche en el parking y mi mujer, Sam e Isaac salieron del coche ya medio en pelotas, riendo. Salimos al jardin, pasando por la cocina.

  • cariño, nosotros, nos vamos al jardin mientras tu nos vas haciendo la comida,- dijo Lidia dándome un tierno beso en la boca.

Yo me quedé en la cocina, y empecé a preparar la carne y la ensalada para todos. Desde la cocina podia ver a mi mujer con aquellos dos tiarrones, que nada más salir, empezaron a meterle mano por todos lados.

Ella, ni corta ni perezosa, les comió apasionadamente los morros a los dos mientras les manoseaba aquellos dos penes inmensos que, al poco rato se encontraban, ya completamente tiesos, dentro de la boca de mi mujer.

Mi mujer quería que yo participara, por lo que me llamó, aun chupando las dos pollas :

  • Cariño! Puedes venir?

Yo salí rápidamente.

  • Dime, amor mio!

Ella sin dejar de chupar las dos pollas negras me dijo :

  • Nos puedes traer algun refresco? Ah, y desnudate ahora mismo por favor, que quiero que nuestros amigos vean tu pene para que entiendan porque necesito pollas como la suya.

  • Por supuesto - le respondí, desnudandome allí mismo.

Al bajarme los pantalones mi erección era visible pero claro, la comparación entre sus pollas y la mia era brutal.

  • Quieres masturbárte un poco mientras Sam y Isaac me follan?.

Y Me empecé a masturbar allí mismo.

  • Uau, tienes que estas muy excitado ! Te llega a 3 dedos! - dijo Lidia, y girandose a los dos machos les dijo

  • Normalmente se masturba cogiéndosela con sólo dos dedos.

Volviendo a mi dijo : ven, que le daré un besito.

Se acercó cariñosamente a mi polla y primero la besó y luego se la tragó entera.

Me estaba poniendo a mil, y ella como veía lo feliz que era yo en mi papel de cornudo dijo :

  • Véis? Es q ni me llega a la garganta! Bueno, no te preocupes, amor mio. Tú termina de hacer la comida, nos traes unos refrescos y yo me quedo con estos dos toros que me van a llenar de leche.

Cuando hayan terminado de llenarme ya te aviso para que me puedas limpiar bien el culo y el coño, de acuerdo.

  • Muchas gracias, le respondí, devolviéndole el beso que me acababa de dar. Y cuando me dirijía hacia la cocina ya empecé a oir a mi mujer jadear.

Me giré un momento y ví que ya tenia a Samuel, el más pollon de los dos, dentro. Qué gran mujer tengo, pensé!

Preparé la ensalada y puse unas tiras de churrasco en la barbacoa a gas. Mi mujer se iba alternando a uno y otro, y no paraba de jadear y de decirme lo bien que se la estaban follando aquellos dos toros.

Les traje limonada a los tres que pararon un momento de follar. Mientras se refrescaban (hacía un calor brutal) nos reímos los cuatro de la situación.

  • Tu mujer es una auténtica pasada, eres muy afortunado, tio ! - me dijo Sam.

  • Lo sé, - le respondí mirando con complicidad a mi mujer, que estaba totalmente sudada y abierta de piernas.

  • Mira como me estan dejando el coño! - Y se cojió un hielo del vaso que le había servido para pasarselo por la raja. El cubito se derritió en cuestión de segundos, en aquella vagina enrojecida y ardiente.

Se terminó el vaso de limonada y dijo : Va, seguimos? Quien me la quiere meter por detrás? Alfonso, baja el lubricante, por favor!

Subí a nuestro dormitorio y bajé el lubricante. Sin preguntar, solté un buen chorro en mi mano y me acerqué al culo de mi mujer y le empecé a untar el ano por fuera y por dentro, preparandolo para la embestida que le venía.

Tener mi mano en su culo a tan pocos centímetros de la polla de Sam que le estaba taladrando el coño era tan tentador...

que me acerqué a Isaac, que en aquel momento estaba tumbado al lado y le dije : "me permites?" y sin esperar respuesta le empece a untar la polla para que fuera él el que estrenara el agujero de atras.

Tu polla era musculo puro. Gruesa, rígida, dura ...

  • Cariño cuando quieras te la he dejado preparada.

  • Pues ya tardas, Sam!

Ellos no lo sabían, pero era la primera vez que a mi mujer la penetraban por los dos agujeros a la vez. A pesar de lo caliente que estaba, y del lubricante, la cara de esfuerzo de mi mujer indicaba lo grande que era aquél miembro que le estaba perforando las entrañas.

Poco a poco, Sam fue metiéndola toda dentro y una vez alli los dos empezaron un metesaca acompasadado brutal. Mi mujer no paraba de gritar :

  • Joder, Alfonso! Es lo mas gordo que me he metido en la vidaaaa ! Jodeeeeer !!!

Ví los bufidos de Isaac primero, y luego los de Sam. No había duda, los dos acababan de derramar su leche dentro del cuerpo de Lidia, que poco a poco frenó el vaivén.

Aun con las dos pollas dentro dijo :

  • Te toca trabajar a tí, ahora, Alfonso!

Se incorporó, sacandose las dos pollas de dentro y apretando para que no se derramara nada. Me tumbé en el césped, completamente desnudo, y mi mujer puso su culo a pocos centímetros de mi cara, y se relajó.

La leche de nuestros dos invitados empezó a salir a borbotones, primero del coño y luego del culo. Todas las gotas se derramaban en mi boca para que yo pudiera saborear el premio de aquella magnífica follada.

Cuando ya no caía nada mas, Lidia bajó un poco para que con mi lengua limpiara los restos, cosa que hice con dedicación, mientras ella me acariciaba mi pene con dulzura. No pude resistirme y me corrí.

Ella rápidamente al verlo, se puso el miembro en la boca para tragarse mi leche.

Me levanté, y mi mujer y yo nos fundimos en un apasionado beso que sabía a nuestras corridas. Nos miramos con amor y me dijo :

  • Vamos a comer, que tu has comido pero nosotros aun no !

Riendo ya distendidamente, nos sentamos a la mesa los cuatro desnudos, donde comimos, charlamos y nos reímos hasta bien tarde.

Al cabo de unos días conocimos a una pareja muy especial... pero esto ya es otra historia.