Cornudo - Superioridad Negra 2

Juan agoniza mientras se acerca la hora en que su mujer va a serle infiel con un negro....

  • Sí, lo siento. Estoy fatal. Sí, muchas gracias, espero recuperarme pronto.

Una hora dure en el trabajo hasta que me inventé que me encontraba mal para irme. No podía concentrarme sabiendo lo que mi mujer planeaba. Me fui a casa, pero me subía por las paredes, así que salí a la calle. Paseé por el centro, por parques, todo me recordaba a mi mujer. No me la sacaba de la cabeza. Tenía claro lo que tenía que hacer. Me dirigí al trabajo de mi novia. No le debía quedar mucho tiempo para salir. Era viernes, por lo que debería salir bastante temprano. No estaba allí para suplicarle que no lo hiciera. Estaba allí para seguirla, observarla. No me podía creer que lo hiciera.

Fueron 3 horas interminables hasta que al fin salió. Era sin duda la mujer más hermosa que había visto pasar por esa calle en las últimas 3 horas. Y era la mía. Pero la sonrisa que tenía en la cara no era la de una novia satisfecha, era la de una perra en celo en busca de un negro. La seguí durante unos 20 minutos. Joder, como contorneaba el culo. Llegó el momento fatídico. Vi como saludaba a alguien con la mano. A unos 15 metros había un negro esperándola. Un portento. Un modelo con todos sus músculos perfectamente marcados y una sonrisa de anuncio. Sin duda era mas parecido al nivel erótico de mi novia. El chico se acercó y le dio un beso en la mejilla. Le cogió suavemente de la mano y le hizo una seña, como para entrar en un restaurante. Ella le tiró del brazo hacia atrás. El se dio la vuelta y la miró. Estaba lo suficientemente cerca para ver la escena en alta definición, demasiado lejos para oír la conversación. Ella le dijo unas palabras mientras le ponía muecas lascivas.  En un momento simplemente paró de hablar. Se acercó y le plantó un morreo. Joderrrrrr. Mi mujer le estaba comiendo la boca a un negro en plena calle. El morreo fue eterno. El cruzó sus brazos alrededor de su cintura. Ella envolvió con los suyos su espalda. Al fin paró. Pero lo siguiente fue peor. En plena calle, a plena luz del día, mi mujer le susurró algo al oído mientras descaradamente empezó a acariciarle el paquete. Acto seguido se dio la vuelta en dirección a la carretera y paró un taxi. Ambos se subieron y el taxi arrancó.

  • No, noooooooooooo.

Eché a correr detrás del taxi. El beso ya estaba hecho, pero no debía llegar a más. Casi me atropellan varios coches hasta que me quedé sin aliento. A lo mejor el negro si hubiera llegado a parar el taxi. Yo no tuve ninguna opción. Me senté en la acera. Pasaron unos minutos hasta que recuperé el aliento. Derrotado y con lágrimas en los ojos vagabundeé por las calles. Dependiendo de lo lejos que estuviera la casa del negro y mujer podría estar ya de rodillas devorando su tranca......

Después de pasar las peores horas de mi vida volví a casa. Era de noche y mi mujer podría llegar en cualquier momento. Estaba destrozado por lo que había visto. No sé que iba a decirle a mi mujer cuando la viera. Insultarla? Echarme a llorar como un bebé? En cualquier caso la iba a dejar. Eran ya las 22 de la noche y no volvía. Estaba tan indignado que empecé a hacer la maleta. Como tarde mucho más la recibiré con la maleta en la puerta. Hija de puta! Y como no llegue en breve todo lo que encontrará será una nota. Acabo la maleta y son las 00.00. Cómo puede no venir la muy zorra? Debe llevar como 8 horas ya con ese cabrón. Me decido a no irme. Quiero decirle de todo a la cara cuando llegue y luego dejarla.

Son las 4 de la mañana y empiezo a preocuparme. Y si ese negro es un delincuente y le ha hecho algo. Empiezo a preocuparme de verdad, tanto que llego a llamarla. El teléfono está apagado. Y si le ha pasado algo?

A las 6 de la mañana se me ha pasado todo por la cabeza. Espero que no le haya pasado nada. Durante horas se me pasa por la cabeza que pasaría si no la volviera a ver nunca más. Sólo siento amor, el odio por lo que me ha hecho desaparece. Sólo deseo volverla a ver.  Obviamente se mezclan mis pensamientos de desesperación con los de ira por el negro.

Un rayo de sol me despierta. Me he quedado dormido en el sofá. Miro el reloj, son las 12. Joder! Dónde coño está? Debería llamar a la policía? Me quedo mirando atontado el anillo que le quise entregar ayer. Hace 48 horas estaba nervioso pensando en el gran día en que le iba a pedir matrimonio. Todo lo que quería era pasar mi vida con ella. Y es lo que quiero joder, pero como puede querer follarse a otros. Me derrumbo en llanto en el suelo. Miro el dichoso anillo de rodillas, llorando como un bebé. Oigo las llaves en la puerta y me apresuro a secarme las lágrimas. No quiero que me encuentre en una posición tan patética. No da tiempo para más, así que la imagen que encuentra mi mujer es a mí de rodillas en el suelo, con el anillo en la mano. La imagen que recibo yo es la de mi mujer espectacular. El pelo despeinado a más no poder. El maquillaje corrido por toda la cara. Sobre todo el rímel de los ojos, la marca inconfundible de una follada de garganta. En su top arrugado se aprecia la ausencia de sujetador. Todo eso queda eclipsado por su preciosa sonrisa al verme.

  • De verdad cariño? Sí, sí, sí quiero.

  • Yo, eh?

No lo puedo evitar. La quiero.

  • Sí, cariño. Sólo quería desaparecer y mandarte a la mierda, pero me he preocupado tanto en las últimas horas que me he dado cuenta de que no puedo vivir sin ti.

  • Sabía que lo entenderías. Te quiero Juan. Encantada de ser tu esposa.

Coge el anillo y me levanta con sus manos. Me planta un tierno beso. Un morreo parecido al que le dio al negro. Joder, porque tengo esa imagen en la cabeza. Mientras me besa sólo veo al negro. Bueno.. y lo huelo. Mi mujer tiene un fuerte olor a sexo.

  • Joder, cariño podrías haberte duchado por lo menos. Y haberme llamado.

  • Es que ese es el problema cariño. Cada vez que me duchaba para volver a casa Jonathan se recuperaba y ponía como un animal al verme salir mojada de la ducha, y me volví a reventar. Créeme me debo haber duchado unas 20 veces en las últimas horas.

20 veces= 20 polvos? No me podía creer lo que estaba oyendo. A la vez mientras saboreaba mi saliva tras nuestro beso, notaba cierto aroma a semen.

  • Por eso no me duché tras el último polvo, porque si no, si que no venía a casa.... Así que levanté y me fui, que casi no me deja ir. Es un animal.

  • Cariño, no sé si necesito esa información el minuto siguiente a prometernos....

  • Ay Juan. Como te quiero. Te daré tiempo. Pero igual que acabaste aceptando mis necesidades, acabaras pudiendo hablar de ello. Tengo tanto que contarte. Ahora forma parte de mi vida. Y quiero compartirlo contigo.

  • Por favor, por un rato... solos tu y yo.

  • Claro amor. Déjame recompensarte.

Se arrodilla ante mí y me baja los pantalones. Al fin voy a recibir algo de sexo post-propuesta de matrimonio.

  • Ay mi pollita enanita. Te tengo que contar tantas cosas sobre mi nueva amiga negrita. Es como 5 veces más grande que tú.

Sus palabras obviamente hacen que mi polla se contraiga y sea más pequeña todavía. Hasta que comienza la mamada. Me hace la mejor mamada de la historia. Se la mete entera en la garganta como si.... como si ahora le cupiera cualquier cosa. Creo que no pasa ni un minuto hasta que me corro. Aviso a mi novia para que se la saque antes de que me corra. Pero ella no se aparta y se lo traga todo.

  • Y eso cariño? Si nunca has querido tragarlo.

  • Bueno, ahora lo he probado y me gusta. Aunque el tuyo sabe un poco raro he de decir.

  • Joder te bebiste el semen del negro en una noche, después de no beberte el mío en años.

  • Cariño, te acabas de correr en 30 segundos. El negro me dio 10 orgasmos antes de que le dejara correrse en mi boca. No seas niñato y disfruta la corrida. Y que nos vamos a casar. Vamos a hacernos algo de comer. Te quiero.

(Mensaje a lectores: en el capítulo 3 habrá sexo...)