Cornudo sumiso gay

Ofrecido por mi mujer, me folla un negro con un pollon

CORNUDO SUMISO GAY

En mi anterior relato, os conté como Ana folló delante de mi, y como me follaron después de muchos años sin hacerlo.

Tras este primer encuentro, Ana se obsesiono con verme mamando  y ver mi culo perforado por una polla. Comenzó a ver páginas gay en internet, veía contactos de tios que se ofrecían a follar, leía relatos y se pervertía cada día un poco más.

El día a día transcurría como de costumbre, a pesar de que mi culo ya había sido entrenado y taladrado por una verdadera polla, Ana no dejaba que me quitara el plug y, sobre todo, el cinturón. No habíamos vuelto a ver a Carlos, por lo que Ana me introducía todas las tardes, el consolador, le encantaba la visión de mi culo completamente abierto. Pasaron los días y Ana se cansó de hacerlo, quería volver a sentir la sensación de que una polla me taladrase.

Ana: perrito, creo que ya es hora de que te vuelvan a follar. Me he cansado de meterte el consolador

Yo: y como lo hacemos

Ana: Tranquilo, he estado mirando en internet y he encontrado la polla perfecta.

Giró el portátil y ante mi apareció la foto de un negro, con una polla inmensa, debía medir 22x8 cm, llena de venas y con un capullo enorme

Yo: pero esa es demasiado grande, me hará daño

Ana: shhhhh, quiero verte bien follado y será esta, entendido

No dije nada, agaché mi cabeza y asentí

Ana: buen perrito. Anda, llámalo

Cogí el teléfono y marqué el número que aparecía

.- Hola, quien es

Yo: hola, llamaba por el anuncio

.- Ah, dime que quieres

Yo: podrías venir ahora a mi casa

.- Eso te costará más

Yo: no importa

.- Para quien es, para tu mujer o para ti

Yo: para mi, solo para mi

.- Ok, dame la dirección, por cierto me llamo Abel

Le pasé la dirección

Abel: estaré en una hora, llevaré condonoes

Yo: ok, colgué el teléfono

Ana: bien perrito, ve preparándote, lávate bien y ponte todo lo necesario

Fui al baño, saqué el plug y me quité el cinturón, lave mi culo por dentro y por fuera, me puse de nuevo el plug y el cinturón, así como el collar, la mordaza y las esposas y salí al salón

Ana: te ves fantástico, seguro que Abel estará contento contigo

Ana, sentada en el sillón, vestida con una camiseta larga, sin sujetador y con una tanga minúscula, me ordeno que me acercara

Ana: siéntate a mi lado, mientras esperamos, quiero que me comas el coño, y se abrió de piernas dejando al aire su esplendoroso coño, ya empapado de jugos. Me quité la mordaza y me dispuse a lamerlo

Ana: quiero que te portes bien perrito, quiero que le mames la polla como nunca lo has hecho, que se la pongas bien dura para que luego te folle

Yo no decía nada, me dedicaba por completo a lamer su clítoris y meter mi lengua dentro de su coño, a follarla con ella

Ana: mmmm, cada día lo haces mejor perrito. Te gusta que te llame así, verdad

Yo asentía con la cabeza. Me encantaba lamer su coño y tragarme sus jugos. En esto estábamos, cuando sonó el timbre de la puerta

Ana: ponte la mordaza, que ya está aquí Abel

Me puse la mordaza, Ana sujeto la cadena a mi cuello y me cerró las esposas, con los brazos a la espalda. Fuimos a abrir la puerta. Abel apareció ante ella, era de piel muy oscura, con unos grandes brazos y fuertes piernas, se notaba que cuidaba su cuerpo. Entro e hicimos las presentaciones

Ana: hola, me llamo Ana y este es mi perrito, yo permanecía junto a ella, sentado sobre mis piernas

Abel: hola, no imagine este recibimiento, jeje

Nos dirigimos al sofá, se sentaron uno frente al otro, en distintos sitios. Ana dejaba ver sus encantos, con las piernas semi abiertas, se veía brillar claramente su coño a través de la escasa tela que lo tapaba, sus tetas se apreciaban a través de la camisola y sus pezones se marcaban duros. La polla de Abel se marcaba sobre la tela de su pantalón, dejando poco a la imaginación, se apreciaba que tenía un gran pollon.

Abel: bueno, veo que tienes un buen perrito, es amigo o tu marido

Ana: es mi marido y si, es un buen perrito

Abel: así es que quieres que me lo folle a el, tu no quieres nada

Ana: no, solo quiero que te lo folles, yo miraré como lo haces

Abel: tu te lo pierdes, jeje

Ana: venga perrito, acércate a Abel y comienza, me dijo a la vez que me quitaba la mordaza y las esposas

Soltó la cadena y me acerqué a Abel, pasé mi mano por encima de su bulto, se notaba la polla, aun dormida, la estuve frotando durante unos minutos. Desabroché su cinturón y le bajé la bragueta. No cometí la torpeza de entretenerme, a Ana no le gustaba que disfrutase yo solo, por lo que saqué al aire esa inmensa polla.

Ana: joder, y eso que aún no está dura, como vas a disfrutar perrito

Abel: ya te digo, nunca volverá a catar una polla así, te lo aseguro. Venga, empieza a chupar

Comencé a lamer sus huevos, muy grandes y colgones, sin vello, igual que el resto de su polla que quedó dormida a un lado, encima de su pierna. Cuando la iba a coger.

Ana: espera, quiero ponerte las esposas para que solo utilices la boca, me volvió a poner las manos a la espalda. Venga, sigue

De esta manera, mi boca comenzó a explorar la polla de Abel, como pude la cogí y la metí dentro, sintiendo su sabor, su olor, su dureza que ya comenzaba.  Ana, despatarrada, comenzó a acariciar su coño, sin que Abel separara la vista de el

Abel: mmmm, que bien lo hace

Ana: a que si, es que es una buena maricona, le encanta mamar polla

Abel: seguro que no quieres probarla tu

Ana: no, es solo para el, yo me masturbaré mientras tanto

La polla de Abel alcanzó todo su esplendor, se veía enorme, con sus 22 cm, yo la tragaba hasta donde mi garganta podía, la llenaba de babas, la metía y jugaba con mi lengua a su alrededor. Abel me cogía de la cabeza y apretaba fuertemente, haciendo que me diesen arcadas. Ana no perdía detalle

Ana: mmmmm, sigue así, métesela toda dentro, quiero ver como babea, como le cuesta respirar

Estas palabras hicieron que Abel aplicase más fuerza, metiendo su boca hasta el fondo y sujetando mi cabeza durante un rato. Mis babas corrían por su tronco, llenando sus huevos, empapándolos de saliva.

Ana: ponte de pie, quiero que se la metas bien metida

Abel se levantó y metió su polla en mi boca, sujeto mi cabeza y presiono para que entrara, la polla me tocaba en lo más profundo de mi garganta, con las manos en la espalda, no podía deshacerme de esa penetración bucal, pero tampoco quería, me gustaba la forma en la que Abel me estaba tratando, pasaron unos minutos donde su polla entraba y salía rápidamente de mi boca

Ana: quiero que se tumbe en el sofá, con la cabeza colgando y que metas su polla en la boca

Nos pusimos como dijo Ana, Abel metió su polla en mi boca y comenzó a follarme, las babas caían ahora directamente sobre mi nariz, haciendo que mi respiración fuese aún peor. Mi cara se empapó de mis babas

Ana: mmm, sigue asi, métela más, me gusta cuando la tiene toda dentro, dijo sin parar de meterse los dedos en su coño y masajear sus tetas

Abel hizo más fuerza y su polla entro completamente en mi boca, sus huevos me golpeaban la nariz de forma constante. De pronto me vinieron unas arcadas, no aguantaba más

Ana: para, no quiero que termine potando. Creo que ha llegado la hora de taladrar su culo

Abel sacó la polla de mi boca, estaba durísima, llena de babas e hinchada como nunca antes había visto otra, sus venas recorrían todo el mástil, haciendo que su grosor destacase aún más. Cogió un condón de su pantalón y se lo puso

Ana: perrito, ponte en posición que te van a follar, dijo a la vez que me ponía la mordaza

Me tumbé sobre el sofá, dejando mi culo a disposición de Abel

Ana: venga, métesela sin miedo, toda de una vez, hasta el fondo

Giré la cabeza y la miré asustado, esa polla desgarraría mi culo, lo partiría en dos

Abel: no crees que le haré daño, que gritara de dolor

Ana: no te preocupes, su culo está acostumbrado a la polla, aunque nunca tan grande y aunque grite, con la mordaza no se le oirá

Abel apunto su polla a mi culo, Ana se acercó para verlo y, de un solo empujón, la metió hasta el fondo. Quise morir de dolor, mi culo se desgarró por completo, mi cara se descongestiono

Yo; agggggggggggg

Ana: así, dale duro, reviéntale el culo, dijo sin parar de frotarse el coño. Me encanta este espectáculo

Abel comenzó a follarme, metiendo y sacando lentamente su polla, para que yo sintiera todo su esplendor, su largura y su grosor. Sus huevos golpeaban mi culo, al compas delas embestidas.

Ana: mmmm, siiiiiiiiiii, follale más, más deprisa, siiiiiii

Abel aceleró el ritmo, de una forma salvaje, sus embestidas hacían que todo mi cuerpo se moviera, mis rodillas no aguantaban sus embestidas y en varias ocasiones tuvo que parar para colocarme

Ana: maricon, no te vuelvas a mover, no quiero que vuelva a sacarla

Durante el tiempo que duró la follada, hice todo lo posible porque mi cuerpo no se saliese del sillón, que no cambiase de posición. Ana estaba disfrutando como una verdadera zorra y no quería que dejase de hacerlo. Me sentía lleno, feliz de ser follado por una gran polla y darle ese gusto a mi mujer.

Yo no paraba de gemir, de suspirar agitadamente, pero de mi boca solo salían gritos guturales, ininteligibles, debido a la mordaza

Yo: aagggg , shiiiffffff

Ya no me dolía nada, ahora sentía el máximo placer que jamás he sentido, nunca en mi vida me había sentido así, nunca había disfrutado tanto, me encantaba que una polla de esas dimensiones, destrozara mi culo

Abel, tras un largo rato follando mi culo salvajemente, comenzó a acelerar el ritmo, señal de que estaba apunto de correrse

Abel: mmmmm, ohhhhhhhh, me voy a correrrrrr

Ana: cuando vayas a hacerlo, lo haces en mi coño

Abel: lo que tu quieras

Tras unos instantes, Abel sacó su polla de mi culo, se quitó el condon y se giró apuntando su polla al coño encharcado de Ana, esta lo abrió para que el semen de Abel penetrará en el y lo empapara

Abel: ohhhh, siiiiiiiiiii, me corrooooooooooooooo

Yo quedé sobre el sofá, con mi culo enrojecido por la follada, mi agujero abierto al máximo, con el cuerpo sudoroso por el esfuerzo y con mi polla, que aún presionada por el cinturón, se llenó de mi semen, me había corrido de nuevo. Estaba cogiendo la costumbre de correrme cuando me follaban, sin ni siquiera tocarme

Ana recibió la leche de Abel en su coño, a  la vez que de el salían grandes chorros de sus jugos, se estaba corriendo y su corrida, debido a la cantidad, era semejante a una meada

Ana: siiiiiii, correte en mi coñooooooo, mmmmmmmmm

Cuando los dos hubieron acabado, me acerqué a Ana, me quitó la mordaza  y comencé a lamer las dos corridas que empapaban su coño

Abel: le tienes bien enseñado

Ana: si, ya no hace falta que le diga nada, cuando ve una corrida, se lanza a lamerla y tragarla

Permanecía durante un rato, limpiando del coño de Ana sus corridas, hasta dejarlo completamente seco, mientras los dos charlaban

Abel: sabes, al principio no tenía muy claro lo de follar con el, pero reconozco que ha sido genial. Nunca he visto un culo tan tragón

Ana: la verdad es que le encanta que le follen, le encantan las pollas y el semen

Abel: y tu porque no quieres que te folle

Ana: yo disfruto viendo como le follan, me encanta ver su cara, verle humillado y obedeciéndome. Antes solo pensaba en follar con una polla como la tuya, pero ahora me gusta verle. Igual más adelante, quien sabe

Abel: bueno, cuando quieras podemos repetir, tengo unos amigos a los que le encantará follarse a este perro

Ana: si tienen tu misma polla, porque no. Será muy interesante verle con varias pollas del mismo tamaño, jaja

CONTINUARA

Agradecería comentarios

sumisobisex@gmail.com