Cornudo sin carácter. 6

Seguimos. Ahora con João Manoel. João hace a todo. No solo se folla a mi novia, nos desvirga a los dos el culito.

CORNUDO SIN CARÁCTER. 6

ENCUENTRO CON EL BRASILEÑO JOÃO MANOEL. VUELVO A TENER MAS CUERNOS

Cuando terminó el curso, decidió irse a estudiar un pequeño máster. Alquiló un piso.

No llevaba ni un mes cuando me lo dijo la habían ofrecido el bailar en una discoteca. De gogó. Pero era un tema serio. No como en las Islas. .

Solo los fines de semana. Por un lado mejor pensé. Menos folletea con otros. Por otro lado era un poco peligroso. Ambiente de discoteca… A ver. Yo sabía perfectamente que si volvía a ese ambiente iba a seguir poniéndome los cuernos. Bueno, a ponerme más cuernos de los habituales.

No podía olvidar la aventura del verano pasado. Habían cambiado mucho las cosas. Estaba más asentada. Pero no puedo evitar recordar que Marta me contó que en la discoteca, trabajaban con “boys” profesionales. Más de una vez la vi rodeada de unos tíos cachas que se gastaban unos buenos paquetes. Y conociendo a Marta y a mi novia, sé que más de uno se las había follado. No sé si en público, en las fiestas a puerta cerrada, o luego. Donde fuera, pero sé que se las follaron y punto. No necesitaba que ella me lo contara. Tenía claro que no iba a volver a prostituirse, bueno a follar por dinero como decía ella. Pero lo otro… No sé. La idea no me gustaba del todo.

Pensé que sería otra vez más de lo mismo. Pero la decisión ya estaba tomada. Necesitaba el dinero y solo eran unos fines de semana y algunas horas.

A los tres meses más o menos pude ir una temporada a vivir con ella. Como siempre, fantástico el reencuentro.

Esa misma noche, después de una sesión maratoniana de sexo, me puso al corriente de todas sus aventuras. Incluidas las del bar del “brasileño”. Ya te le presentaré… dijo riéndose con malicia. Esa cara de picardía no presagiaba nada bueno… se limitó a decirme que ya tenía otro caminito abierto… No entendí lo que me estaba diciendo.

Por fin conocí al famoso camarero brasileño João Manoel, alias “J.M.”, del que tanto me había hablado por mail y por teléfono “

La típica presentación. Mira João, mi novio. Un apretón de manos y lo habitual, lo de siempre: “hola qué tal, tenía ganas de conocerte, me han hablado mucho de ti”…

Efectivamente el tío era simpatiquísimo, todo un “cachas” y no es que perdiera aceite, es que ir de tras de él era como ir en una pista de patinaje. Tenía una pluma exagerada.

Mi novia me lo dijo desde el primer momento. “No te fíes de las apariencias”…

Entre ellos había mucha confianza. Muy buen rollito. Besitos, algún azotito… Y copas, muchas copas gratis. Si, una copa, otra… y nos invitaba sin parar. Hay que buscarse la vida, me decía mi novia… Si, beber copas gratis, ir a donde te invitan y cosas así.

El tío es gracioso y simpático. No puedo negarlo, pensaba mientras me tomaba otra cerveza.

No sé cuántas llevábamos, cuando João directamente la pregunta si puede dormir con ella. “Hoy no puedo, tengo aquí a mi novio”, dijo señalándome.

-. ¿Eres celoso? me preguntó “J. M.” exagerando un amanerado gesto. Y sin esperar respuesta, haciéndose el despechado, se dio la vuelta meneando el culo excesivamente, como si llevara tacones.

“Menuda pluma que se gasta”, la dije. Mi novia volvió a repetírmelo: -. “las apariencias engañan, no te fíes… João hace pelo y a pluma y si es todo junto, pues mejor”.

-. ¿En serio?.

-. Si lo sabré yo… esta maricona me ha echado alguno de los mejores polvos de mi vida… Menuda máquina…

La miré sorprendido. Y la cara de sorpresa la puso ella.

-. ¿Por qué te extrañas?, ya te lo dije, este hace a todo.

Otra copa sin siquiera pedírselo… “João Manoel” no dejaba que se vaciaran… El bar naturalmente no era suyo, pero como no estaba el jefe, pues barra libre. Al menos para nosotros. Volvió a insistir en venir a dormir con nosotros. Su casa estaba ocupada por unos colegas y no tenía sitio… “Aunque sea en el sofá”… suplicó teatralmente juntando las manos y haciendo que imploraba.

Acabamos los tres en la cama. Yo borracho. Mareado, manejable… No podía ser de otro modo. Cuando se junta el hambre con las ganas de comer, pues se acaba comiendo claro. Besitos, caricias… Sabía obviamente lo que iba a pasar.

Acomplejado como siempre que me tocaba compartirla con otro tío. Ella lo sabía y me animaba.

-. “No seas tonto, siempre igual, “…

João no paraba de “hacérselo” con mi novia. No paraba de tocarla. De sobar sus enormes tetas, de arrancarla jadeos cada vez que metía la mano en su coño y se encontraba con la mía. Aunque de vez en cuando, sus manos en vez de sobar sus nalgas agarraban las mías.

Las bocas se besan, se mezclan. Fácil coincidir. Ingenuamente pensé que por error, por la proximidad… aunque sospechara que no era así, seguía el juego.

Aquello era un jaleo de manos tocando a mi novia. Revolcándonos sobre la cama. Más de una vez su pene duro se rozó contra mi cuerpo. Lógicamente el mío también se rozó con su cuerpo. Y los dos con mi novia.

Ella en medio. Morreándose a derecha e izquierda. Uno la besaba. El otro lamia sus tetas. O jugaba con su coñito. Más de una vez llegamos a meterla los dos los dedos al tiempo. No había nada escrito pero terminamos por repartirnos cada parte de su cuerpo. Y ella jadeaba sin parar, gozando…

Nos devolvía las caricias, nos masturbaba un poco endureciendo a tope nuestros penes, excitando nuestros testículos… y nos abrazaba para estar más y más juntos, para sentirnos mejor, decía.

Y en un momento él se sube encima de mí. Noto su pene duro entre mis nalgas… Me le quito de encima.

Y que soy un retrógrado, un reprimido, un machista, que bien que me gusta mirar cuando ella se monta los “bollos” con Marta, que estoy lleno de perjuicios tontos, que tengo miedo a probar cosas nuevas, a experimentar a... Y mientras me “machaca” la cabeza, voy sintiendo como las manos del brasileño me acarician, bajando por la espalda hasta las nalgas. Las rodea. Las palpa. Y sus dedos se meten en medio.

-. … “además, fue él, el que me desvirgo el culo”, me salta tan campante, “¿no querías conocer al “taladrador”? Pues aquí le tienes”  dijo riéndose.

Y siguió el ataque, claro, cuando empieza no para hasta que se sale con la suya. Que si no debo ser “tan egoísta”. Que si hay que compartir… que si yo la he desvirgado el coñito y su boca… pues lo tercero para otro… y mira así nos lo desvirga el mismo tío, eso tenemos tú y yo en común….

No digo nada. Estoy tan excitado y tan mareado que no puedo ni hablar. Y el que calla, otorga.

João Manoel me va ayudando a subir encima de ella. La penetro… Jadea. Pensé que se había acabado pero no. Mi novia acaricia mi espalda. Va bajando. Noto como me clava las uñas en las nalgas… y me las separa…

No he dicho que sí, pero noto su peso en mi espalda. Sé lo que está tocando. Mi agujerito. Aumenta la presión. Mi “anillo” cede un poco. No ha dolido. Por el momento ni me agrada ni me disgusta. Más de una vez, mi novia jugando me ha acariciado el ano y me ha metido un poco el dedo. Es parecida la sensación.

Empuja otro poco. ¿Cuánto habrá metido? Se está quieto. “Relaxe, lindinha , não vou ferir você”. Algo así como relájate cariño, no voy a hacerte daño, me dice con voz melosa.

Y en ese momento noto cómo empuja. Fuerte. Decidido. Siento cómo se va abriendo paso dilatando mi entrada. Es como si me fueran metiendo mi carne hacia adentro. Duele. Se estira mi piel. Se estira como si se fuera a rasgar en cualquier momento. Intento tensar mis nalgas. No puedo. Me duele cada vez más. Le cuesta entrar. Entiendo lo de estar “lubrificado” y todo eso. Le oigo decir algo así como casi la mitad… Ya no aguanto tengo que chillar, tengo que intentar levantarme. No puedo. Estoy sin fuerzas, borracho, y encima entre mi novia y él, me sujetan para que no me mueva.

Solo es un segundo. El tiempo justo para coger aire. Ahora, dice mi novia, aprovecha. Un empujón seco, doloroso que me hace gritar. Suplicar que pare, que se detenga, que la saque, que acabe…

Es inútil. Ni caso. Sigue metiendo y sacando su rabo. Cada vez me duele más. Mi polla se ha tensado. No sé por qué mecanismo. Mi novia grita. No sé si de verdad o mentira, si finge o no, pero no para de gritar que siga. João empuja más fuerte. Yo grito. Me está reventando. El brasileño sigue jadeando.

Mi novia se retuerce de placer. Y noto como él se tensa. Sé que por fin parará el dolor… Sus empujones son tremendos… y siento como su polla “engorda” y luego da pequeños estertores. Aun me duele más. Se está corriendo en mi interior.

Permanece aún un rato tumbado encima de mí. Jadeando. Hasta que mi novia dice que la aplastamos. Se mueve. Tira de mí hacia atrás. Me pongo a 4 patas con su polla aun dentro. Se retira bruscamente. Me duele. Aunque comienzo a sentir cierto alivio… y caigo dolorido y más mareado aun.

Me despiertan sus jadeos… Están follando a mi lado. No me da tiempo a nada. Tengo que ir a vomitar corriendo por el pasillo. Menuda borrachera. Me duele, la cabeza. Y el culo.

Recuerdo vagamente lo que pasó. Ese hijo de puta nos ha follado a los dos…

Cuando regreso a la habitación, me la encuentro a cuatro patas…

João me hace un gesto con la mano pidiéndome que me acerque… la está dando por el culo…

-. Como a ti ayer… me suelta tan campante, pero en una postura más cómoda.

Una arcada tremenda. No, no es por lo que veo, sino por la borrachera…Tengo el estómago fatal.

Me duele la cabeza. No sé si más que el culo. Se ríen de mí. Paran de follar, pero solo para seguir de otra forma.

Tengo que volver al baño. Desde allí les oigo. Mientras vomito pienso en lo escandalosa que es mi novia.

Vómitos. Diarrea. Me lo voy a hacer todo encima. Directamente me meto en la ducha. Estoy hecho una mierda. Literalmente hablando.

Cuando regreso a la habitación me les encuentro charlando. Mi novia se sienta en el borde de la cama. Ven cariño me dice. No tienes buen aspecto, dice irónica.

Me coloca sentado a su lado. Él se ha puesto de pie. Frente a nosotros. Mi novia sujeta su pene con la mano.

-. Mira esta es la “salchichilla” que te ha desvirgado el culitín”…

Es un pene larguirucho. No muy grueso. Menos que el mío. Es cierto, parece una salchicha fofa colgando.

Se ríen. Juegan. Y me la acerca a la cara. “Anda, dala un besito”. Alucino. Me la pone a unos centímetros de mi cara. Sé lo que va a venir: que si carca que si arcaico… siempre es lo mismo. No sé para qué me resisto, si va a terminar en mi boca.

Joder como duele la cabeza… No puedo pensar. Mi novia me sujeta por la nuca y me empuja. Presiona mi boca. La recorre como si fuera un pintalabios. Abro distraídamente mi boca… y por primera vez un pene se mete entre mis labios…

Me coge la mano. La guía. Me hacer recorrer todo su paquete. Me detiene cuando coloca los testículos sobre la palma de mi mano. Tengo que tocarlos, acariciarlos, sopesar sus cojones.

Me va dirigiendo ella… y mientras, agita con suavidad su polla en mi boca. La noto endurecerse y crecer. Hasta noto cierto sabor amargo.

Su polla ya está dura. Ahora si pienso. No, que va… la pone delante de ella. La lame. La veo. Es larga, efectivamente es del tipo salchicha Frankfurt, no muy gruesa afortunadamente pienso. Si eso me reventó el culo, si llega ser gorda me mata. Sonriendo se descapulla. Nos la ofrece. Mi novia vuelve a chupársela. Se la come. Y me la pasa a mi boca. Tengo que hacerlo otra vez… y mi novia solo me la saca de la boca para volver a besarme. Sabe a él.

Un gesto. Y ella obedece. Se sienta y abre las piernas. Yo en medio. Se coloca detrás de mí. Noto sus tetas pegadas a mi espalda. Y me rodea. Me sujeta otra vez por la nuca.

No voy a resistirme, pienso, no tengo ni fuerzas… Estoy K.O. iba a decir que dentro no, pero para qué, que hagan conmigo lo que quieran, lo van a hacer de todas formas, diga lo que diga.…

Un jadeo. Inspira. Su cuerpo se tensa. Y en menos de un segundo, su semen comienza a inundar mi boca… Joder que tacto más asqueroso. Es viscoso, pero no sabe a nada conocido. Un sabor agrio, súper fuerte. No resbala en la legua, es como si raspara en el paladar… Y debe ser la segunda o tercera corrida en lo que va de mañana. Este hijo de puta no para de eyacular…

Una arcada. Tengo que volver a vomitar. El sabor tan fuerte del semen y lo que tenía en el estómago.

Directo a la cama. No me encuentro muy bien. Esa mierda que me dieron ayer de beber me está matando…

Me hacen beber un zumo. Tomate, naranja y no sé qué más… en media hora estarás como nuevo.

Cuando despierto es media tarde. Una nota. Se ha ido a clase. Luego me llama. Joder con la media hora pienso, eso sí, el brebaje ese me ha dejado como nuevo.

Un simple mensaje en el móvil. Te espero en el bar. (Donde el brasileño). Y no bebas tanto.

Esa noche hubo muchos besos, caricias….

-. Que ganas tenía… que qué dura se te puso…

Risas, besos, copas… y mi novia toda contenta brindó con un “esto hay que repetirlo”… Dije que sí, claro, aunque no muy convencido. Sobre todo porque aún me dolía el culo. Y lo de volver a sentirme enculado no me hacía mucha gracia. (Sigue sin hacérmela).

El caso es que “roto el hielo” entre João Manoel y yo, bueno más bien, roto mi culito, solíamos quedar muchas tardes en su bar. A veces esperábamos a que cerrara y nos íbamos de fiesta los tres juntos, o con la gente que conocíamos allí.

El billar y el trio.

Fueron un par de meses de orgias constantes y divertidas. Bueno también de fantasías sexuales.

Por ejemplo, fin pude hacer algo con lo que llevaba siglos soñando: follarme a mi novia sobre la mesa de un billar.

Muchas noches mientras João Manoel recogía, nos dejaba el bar para nosotros solos. Una noche, se fue y dijo que tardaría en volver como unas dos horas. Podíamos marcharnos o esperarle allí, pero que si le hacíamos el favor, nos quedásemos esperando a los de los hielos. Decidimos quedarnos. Nos dejó las llaves del billar. Y jugamos al strip billar… Recuerdo esa noche en especial.

Verla desnudarse poco a poco… sobarla en mil posturas… Me volvía loco cada vez que se inclinaba para dar a las bolas. Las tetas meneándose, o apoyadas en el tapete verde… Sus caras, sus bailes tan sensuales, sus gestos obscenos con el taco de billar… Montarse a caballo sobe el… hacer que se paseara por entre los labios de su sexo… sentarse en el borde de la mesa y apuntar con el extremo grueso… acercarlo con cara de vicio… apoyarlo en su entrada… ¿empujo? Te lo imaginas dentro… ¿quieres metérmelo tú? preguntaba… Me ponía  a mil…

Sabía jugar conmigo. Excitarse el pezón y hacer como que se da tiza… El culito hacia atrás cuando se apoyaba en la mesa sin ser necesario, sabiendo que yo estaba detrás… hasta que no podía más y tenía que penetrarla…

Acabó como era de esperar. Tumbada sobre el tapete verde y yo encima follándola como si nunca se la hubiera metido…

Fue estupendo…

A los dos o tres días, cuando volvimos João Manoel estaba hablando con un señor. Era su jefe. Nos presentó. Era un tipo muy majete, muy amable, muy “campechano”.

Pedimos unas copas… Cierto disimulo como que no sabíamos nada, como que éramos unos clientes normales… No queríamos comprometer a João Manoel… No sabíamos el grado de buen rollito que tenían…

Y de repente… pues empezaron los dos a reírse.

Mira y nos enseña un poco de un video. Salíamos nosotros. Las cámaras de seguridad habían recogido lo del billar.

El jefe allí mirándolo, y João Manoel riéndose… Anda que te habrás matado a pajas, le decía al jefe. Yo colorado como un tomate. Mi novia miraba el vídeo algo perpleja. Ninguno sabíamos lo de las cámaras, y desde luego este João Manoel nos lo podía haber dicho…

João Manoel salió de la barra y nos dijo que no pasaba nada. Nos agarró a los dos por las cinturas. Un pico a mi novia. Me vi en el espejo. João Manoel en medio sobándonos las nalgas a los dos y su jefe delante.

Y de repente salta dirigiéndose a su jefe: “Mira, estos dos culitos me les he follado yo”. El jefe nos miró. Divertido. Irónico, alzando las cejas como diciendo ¿es cierto?

Mi novia sonreía. Suficiente para asentir.

-. Si, les he desvirgado yo, dijo João Manoel orgulloso.

Evidentemente, estaba provocando a su jefe, que no quitaba los ojos de mi novia y que no soltaba el cubata ni a tiros.

-. Están buenos ¿verdad? Menudos culitos más lindos, mira.

Nos colocó en la barra baja del bar. Los codos apoyados y echando el cuerpo hacia atrás. Casi en ángulo recto. Los dos culitos hacia afuera, dijo.

Un sobeteo de los dos al tiempo y un azote simultaneo.

¿Quieres probar? Le dijo al jefe. El jefe salió de detrás de la barra. Y se colocó detrás de nosotros, al lado de João Manoel.

Espera.

Empezó conmigo. Me manda incorporar. Soltó el cinto, el botón y de un tirón todo abajo. Pantalones y calzoncillos por las rodillas. Recogió mi camisa sobre la espalda para que se vieran bien mis nalgas. Volvió a ponerme en la misma postura. Con mi novia hizo lo mismo.

-. ¿te gustan?. ¿Cuál te gusta más? Sí que qué culito te gusta más.

-. Puedes tocarla.

El Jefe dudó un instante. Me miró. Miró a mi novia. Y João Manoel se anticipó: “Que si, que no pasa nada. Si quieres hacerlo, adelante, a él, refiriéndose a mí, no le importa.

El asunto cambió de dirección. El morbo total. Vi la lujuria reflejada en su rostro.

Ahora sí que al jefe se le iban los ojos con el culito de mi novia.

Por fin se decidió a abrir la boca. ¿Puedo probar? No sé si me lo preguntaba a mí, o a mi novia, pero João Manoel se anticipó de nuevo: por supuesto que si.

Las manos del jefe sobaron sus nalgas. Las abarcaba, las rodeaba. Azotitos. Mi novia solo sonreía mientras se dejaba tocar el culo dócilmente.

Y la voz de João actuando de “maestro de ceremosnias” : “mira, mira”..

Mi novia y el jefe volvieron la cara: mi polla estaba tiesa.

-. A este le pone ver como hacen disfrutar a su novia. Le encanta ver cómo la hacen gozar. ¿A que si, a que te gusta ver cómo te la follan?

Tal y como lo plantea es un acto de generosidad. Por mi parte claro. Ni hice ni dije nada, pero tampoco era necesario decirlo ni hacerlo.

Y el jefe se va poniendo cada vez más y más cardiaco según le va contando que algunas noches dormimos los tres y que nos ha follado a los dos. Si a mi novia por supuesto. A él le pone saber que mi novia es follable. Y sobre todo, parece ser que lo que más le pone es el que esté yo delante. Que se la cepille João no le altera. Otra putita más que se zumba el este brasileño maricón. Esa parte de la historia como que pasa, pero el que yo sea un cornudo mirón… Eso parece ser que le pone a mil.

Le mirarme de reojo mientras de vez en cuando las manos se internan entre los muslos y sobetea su coñito. Ella gime cuando la tocan esa parte.

-. Quieres probarla, que si quieres follártela, le dice por fin João Manoel. Se veía venir. Y asintió.

el risss de la cremallera…. Su aparato estaba ya en posición….

Espera, espera… dijo João Manoel

Nos hizo quitarnos todo y nos colocó de nuevo en la misma postura. Pero ahora completamente desnudos.

-. A la de tres, dijo João Manoel la idea le pareció divertida a su jefe.

-. Tres, dos, uno…. ¡Al ataque!... ¡¡¡YA!!!

Un breve pero intenso dolor. Como siempre. Esta vez me la metió directamente, no hubo ni siquiera lo de “Relaxe, lindinha , não vou ferir você”.

João Manoel empujó y me metió la polla hasta adentro de mi culito, hasta el fondo. Los dos chillamos casi al tiempo. Aunque mi chillido fue más alto. Y creo que muchos más doloroso que el de ella.

Y João Manoel dando órdenes.

-. ¿La tienes ya? Pues venga empieza a darla caña. Y déjasela bien follada no me toque a mi luego rematar la faena…

Menudo cuadro… A mi me estaba dando por el culo João y mi novia no paraba de gemir con los ojos vueltos hacia arriba, la boca entreabierta y las tetas bailando como locas mientras se la estaba follando el duelo del bar.

Así hasta que dijo: -.”me voy me voy”… y el “espera” de João a su jefe.

-. Adentro no, que luego me la voy a follar yo y me la llenas de leche. Que pares joder, que me la ensucias el coño, le ordenó autoritario.

Y el jefe se detuvo en seco. Con cara de susto. Como si João Manoel fuera realmente su jefe.

Mi novia sabía perfectamente qué hacer, sabía cómo contentar a un hombre

En un segundo se da la vuelta se arrodilla y se la mete en la boca. João Manoel le dice ala, cuando quieras.

Y un cachete en mis nalgas… -. Luego te toca a ti…

Me vuelve la cabeza y dice: “mira y aprende. Verás qué mamada más rica le hace”.

El jefe volvió la cara hacia mi sonriendo… Su sonrisa y sobre todo su mirada me lo dijeron todo. Supe que se estaba vaciando en la boca de mi novia.

En ese momento un violentísimo empujón de João Manoel me hizo chillar. Me la clavó con todas sus fuerzas y sentí aliviado cómo se corría en mi interior.

Dolorido y con la polla a punto de explotar, João Manoel, como dándome permiso me empujó hacia mi novia. Venga termina la faena. Y me la follé allí mismo. Loco de deseo delante del jefe.

João Manoel le decía algo así como ves qué cardiaco se pone cuando se cepillan a su novia… a este le pone mucho… y el jefe sin soltar el cubata, no quitaba ojo y le daba la razón. La verdad es que la tenía. Estaba a mil por hora.

Luego, unos minutos de descanso y todo volvió a la normalidad. Como si no hubiera pasado nada. João Manoel nos puso unas copas mientras nos decía que esta vez no había cámara de seguridad. Y todo el mundo tan amigo. Eso sí, no nos dejaron vestirnos ni a mi novia ni a mí.

La verdad es que con João Manoel nos lo pasábamos muy bien. El tío era super divertido. Original a tope. Con mil ideas. Con mil jueguecitos.. Las fiestas de disfraces eran magníficas y de lo más locas. Y ya cuando cerraba el bar y ponía a mi novia con una máscara a hacer de porno camarera era la bomba… Nos ponía copas solo con una minifaldita y las tetas al aire… como una camarera de un puti decía “João Manoel.”…

Me volvía loco el poder follármela encima de la barra de un bar… Estuviera o no estuviera João Manoel o su jefe delante. Me daba lo mismo.

Desde luego sus fiestas eran magníficas. Su jefe le alquilaba el bar a cambio de una comisión. Cerraba el local y solo se podía entrar por invitación y pagando una entrada.

Era la excusa perfecta para sus disfraces. Y para montar unas orgías bestiales. Se juntaba gente de todo tipo. A media noche se convertía el bar en el Sambódromo del Sexo. Y era la bomba. Mi novia se despelotaba, se quitaba la blusa y salía  a poner copas con un mini sujetador que tenía de sujetador solo el nombre porque prácticamente tenía las tetas fuera. Y por debajo una mini falda y un súper mini tanga. . João Manoel salía vestido de “Brasileña” con las plumas y todo. Yo solía salir con un tanga y maquillado también a poner copas. Aunque me costase a acostumbrarme a eso de ir en tanga. Se me metía la tela por el culo y si se me ponía tiesa, se salía. Las risas eran constantes. Lo que peor llevaba era que algunas noches me hacían ponerme sujetador. (me los prestaba mi novia) Ahí si me sentía ridículo.

Habitualmente casi todo el mundo terminaba borracho. Tios y tías. Yo también, no puedo decir que sea abstemio. Y ya se montaba desmadre completo.

Aunque también tuvo su precio. Ver cómo “João Manoel.” o alguno de sus amigos se la calzaba en el bar por ejemplo. Eso sí me apuras, fue lo de menos, ya estaba más que acostumbrado a ver cómo se follaban a mi novia… Lo que menos gracia me hacía era tener que chupársela a João en determinadas ocasiones o cada vez que terminábamos en casa.

El permitir que él me la chupara a mi (eso me gustaba) no me volvía loco pero tampoco me disgustaba. Las bocas no tienen sexo. Ni las pollas ojos decía él. Y el tío la verdad, mamaba de puta madre.

Lo malo y lo peor, es que tuve que “relajarme” unas cuantas veces más, aunque con vaselina… algunas veces se le iba la pinza y me follaba a lo bestia. Esas veces me dolía y al día siguiente… ufff…

Pero todo se acaba.

Una noche terminamos en la casa de João. Nos la enseñó. Muy curiosa. Una decoración súper rara pero me gustó. Música por todos los lados. Cuadros raros… pero lo que más nos llamó la atención fue la hamaca que se había instalado. Súper cómoda.

Naturalmente dormiríamos allí. João en la cama con el chico de turno. Su última conquista.

Ni qué decir que en cuanto comenzamos a oír gemiditos, mi novia se puso como una moto.

Puso una música muy suave y bajita. Se desnudó lentamente. Sexy a tope. En medio minuto se subió encima de mí.

Luego colocó las manos sobre la cabeza. Se menea. Se contornea haciendo bailar sus tetas. Menudos meneos. Desde abajo aun parecen más grandes. Sabe que me gustan, que me vuelven loco.

Solo con sus meneos es capaz de ponerme la polla a punto de explotar…

Se tumba un poco para quitarse las bragas. Sus tetas rozan mi cara. Me las pasea un poco. Deja que la chupe, que la muerda los pezones. Se quita las bragas y se frota contra mi… Me besa, me come la oreja, me lame el cuello, el pecho, me acaricia… y cuando me nota duro… se empala ella sola… Comienza a gemir casi susurrando.

Sube y baja muy pero que muy lentamente. Me gusta. Me vuelve loco. Me aprieta el pene con su coñito y sube, como si su coño fuera una mano y tratara de arrancármelo… Y cuando ya está casi afuera, cuando solo está dentro mi capullo se deja caer. Bruscamente. Ella sola se taladra. A lo bestia o con dulzura. Ella dirige el polvo. Ella se da placer. Se masturba acariciándose las tetas o el clítoris. O todo junto mientras sube y baja gimiendo y jadeando cada vez más alto.

Y llega el primero de los orgasmos. Tan escandalosa como siempre.

Se deja caer sobre mí. Pero no para. Solo se detiene para tomar aire. Se masturba sin parar y me manda quedar quieto. Mueve las caderas hacia los lados. No la queda un milímetro de su coñito que no se haya frotado, rozado con mi piel. Está chorreando. Noto perfectamente su humedad. Ella lo sabe. Moja los dedos en su coñito y los lame. Me mira con gesto de viciosa. Vuelve a metérselos. Se hurga en el coñito jadeando.

-.Toma…

Tengo que lamer sus dedos, paladear su sabor… Y los lamo para que vuelvan a tocar su clítoris…

Mientras se masturba… entra João Manoel. Inoportuno o coordinado no lo sé. Ya son todo sospechas… Mira. No se mueve. Solo mira y sonríe.

-. Seguid, seguid… ummm Que qué buena estás, que qué guapa eres...

Se acerca. Enrosca la melena en su muñeca haciendo una especie de cola de caballo. Tira de su cabeza hacia atrás. La besa. Es un beso con lengua. Lo exagera para que vea como la penetra con la lengua. Cómo la lame. La mira…

-. Te la has metido bien…

Mi novia asiente… Otro beso. Sujeta uno de los senos desde abajo. Lo sopesa en la palma de la mano. Lo estruja. Se lo frota como si lo aplastara. A ella la gusta. Le ofrece el otro. La acaricia las tetas. Pensé que se acabó el polvo, que se pondría a follar con João Manoel. Pero no, ella siguió empalada, moviendo su coño con mi polla dentro.

Tranquilamente se coloca por detrás. Sube a la hamaca. Empuja a mi novia hacia adelante. Su pecho se apoya en el mío. Sonríe. Separa sus nalgas. Ella lo anuncia. “Me va a follar el culito, como a ti”, dice riendo. Un gemido y el relájate… Siempre decía lo mismo, fueses tío o tía, siempre repetía lo del “Relaxe, lindinha , não vou ferir você”.

Empieza empujando un poco. Mi novia se queja.

-. Espera… prepárate culito que voy a entrar…

-. No te andes con bobadas la oigo decir… párteme el culo… dice con la voz cargada de lujuria a tope.

Hasta yo siento el empujón. Todo el cuerpo de mi novia se viene hacia adelante y grita. La ha taladrado con fuerza. La ha hecho daño. Ni su cara ni su grito pueden ocultarlo. Y lo repite… vuelve a penetrar su culito a lo bestia.

-. Me la has metido hasta a dentro, hasta las bolas, dice lloriqueando. Me vas a reventar el culito para siempre…

Él sonríe.

Es cierto. Ya está toda en el interior. Hasta yo la noto dentro. Es como si se pudieran tocar…

Los dos empujamos. A veces al mismo ritmo. Otras desacompasados. Más de una vez se nos sale y tenemos que volver a entrar en ella. Esto de la doble penetración no es tan sencillo.

Hasta que por fin conseguimos coordinarnos. Y lo gemidos se vuelven muy pero que muy escandalosos…

-. ¡Qué ganas tenia!, de verdad mi amor…. Te quiero, me dice mientras gime y gime…

A veces es él el que empuja. Otras solo yo. No queremos corrernos ninguno de los dos. Ella no para de gemir y de correrse. Además nos pregona sus orgasmos. Y lo hace como nunca lo había hecho. Jamás la había oído hablar de esa forma…

-. ¡¡¡Me corro cabrones!!!, Me voy a correr... Vamos cabrones folladme bien… Meterme más el rabo… Haced lo que o dé la gana… Soy vuestra… Soy vuestra puta, folladme… ¡Joder que ganas tenía de hacer esto!

Aquello era el frenesí total. No sé cuántas veces se corrió.

Exploto.... ya no puedo aguantar más... Abrazo a João y le atraigo hacia mí. La estrujo en medio del bocadillo. Sus tetas se aplastan aún más contra mi pecho. Y noto más aun el empuje de João.

-. Teníamos que haberlo hecho antes, dice jadeando agotada…

En ese momento me doy cuenta de que hay una sombra en la puerta un espectador… un mirón… Le hago un gesto para que se acerque si quiere… ese sé que no tiene peligro, solo le gusta João… Casi en la penumbra veo “lo que se gasta”… menudo aparato…. Y la escena le debe de estar gustando…

Ahora noto como el rabo de João comienza a tensarse. Vendrán los botecitos. Sus jadeos. Su cuerpo está tenso, rígido. Lo anuncia. Y me relajo… creo que los dos, uno por cada lado soltamos nuestro semen.

Terminamos rendidos. Completamente extenuados… jadeando boca arriba…

Pero esto no ha terminado… Y el que está en la puerta se tira encima de João. Este no dice lo de relájate. Directamente se la enchufa. Una buena herramienta… Esta vez te toca gritar a ti, pienso mientras le da por el culo como una bestia…

-. No queremos molestar… nos vamos… Mi novia y yo salimos de la habitación no sin antes mirar como le destrozan el culo a João. Creo que no se va a sentar en un par de días.

Me da igual, se que mi novia y yo dormiremos relajados, con toda la noche abrazada a mi…

Antes de dormir me besa y me dice que me quiere.

Aquello duró un trimestre. No puedo negarlo. No me hubiera importado seguir así una temporada. João nos trató muy bien a los dos. De todos los que se han follado a mi novia, creo que es al que más cariño le cogí.

Al acabar el curso, montamos una súper fiesta de despedida en el bar, aunque la terminamos en casa nosotros tres solos. Fue la última vez que vimos a João Manoel . Que le vimos y que nos folló a los dos. De despedida, dijo.

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