Cornudo por deseo

Puede resultar chocante, incluso para algunos depravado, pero era lo que me gustaba

Ana nunca ha olvidado unas palabras que le dije al poco de ser novios.

  • Eres muy afortunada, tienes el único novio del mundo que te permite que le pongas los cuernos”

Suena raro verdad?, todo tiene una explicación, salí tres años con una chica, nuestra relación era muy buena pero una noche me confesó que el día anterior se había follado un compañero de trabajo en una fiesta de la empresa, me lo dijo llorando, casi desesperada, siempre había pensado que si me encontraba con algo así mi enfado seria total y cortaría la relación pero en lugar de esto, cuando oí sus palabras mi polla se puso dura como una piedra imaginándome a mi novia con las piernas abiertas en el lavabo de un restaurante y la polla de otro tío entrando y saliendo mientras le magreaba las tetas, mi reacción fue llevarla a la cama casi a rastras, arrancarle la ropa y follármela como si mi vida dependiera de ello, me sentía tan caliente y excitado que no podía resistir ni un segundo más sin follármela, la pobre no entendía nada pero le gustó mucho.

Que sepa no volvió a ponerme los cuernos pero siempre que lo recordaba me ponía caliente, ella no quería hablar del tema pero lo que me había contado fue suficiente.

Un tiempo después cortamos, nada tuvo que ver su infidelidad, y al medio año conocí a Ana, cuando la relación empezó a ser estable le dije la frase que he escrito, ella alucinaba, mejor dicho, creo que pensaba que le tomaba el pelo y añadió:

  • Pues tu tienes una novia normal, si me pones los cuernos te la corto!

Tras repetirle esta frase en otros días tuve que explicarle el motivo, Ana no daba crédito de lo que oía, “cómo puedes ponerte caliente si tu novia te pone los cuerno?”, “es incomprensible”, me decía siempre.

A los cinco años nos casamos, una semana antes Ana hizo la despedida de soltera, al día siguiente cuando nos vimos me dijo muy seria:

  • Ayer mis amigas me emborracharon, trajeron un stripper y me lo he follado!

Mis ojos se pusieron rojos de excitación, mi polla casi rompía los pantalones, iba a llevármela a la cama para follármela cunado me dijo:

  • No es verdad, no es verdad…., solo era una broma…., por lo que me dices siempre…

No era verdad pero fue suficiente para que se llevara uno de los mejores polvos de su vida, Ana alucinaba, no me creía cuando se lo decía pero lo comprobó en sus carnes.

Y tras la boda, casi cuando bajábamos del altar me dijo:

  • Siendo tu esposa también puedo ponerte los cuernos?
  • Claro, dije sonriendo.

Y es que desde que pasó lo de su despedida bromeaba mucho con el tema.

Los años pasaron, tuvimos tres hijos que fueron creciendo, su fidelidad era absoluta, a los 15 años de casarnos cambió de empresa, recuerdo que el primer día de trabajo, cuando regresó me dijo:

  • Mi compañero Pedro está muy bueno, quizás te ponga los cuernos con él!

Esta broma era recurrente, la usaba a menudo con la gente que conocía pero nunca pasaba de ser esto, una broma y así me lo tomé aquel día, es más, incluso le preguntaba si ya me había puesto los cuernos con el tal Pedro respondiéndome “todavía no, pero ya llegará…., jajaja”

Lo que si me fijé es que mi mujer cuidaba mucho más su imagen en el nuevo trabajo, siempre iba muy elegante, vestidos nuevos, pero también la ropa interior, le pregunté si ello se debía a que quería follarse a Pedro y me dijo:

  • Nunca se sabe, jajaja, si se pone a tiro!!!!!

Conocí a Pedro, Ana lo invitó a cenar, estaba separado, era un chico encantador, Ana y él compartían muchas horas de trabajo y se hicieron amigos pero no había sexo.

Una semana estuve muy estresado con el trabajo y la repercusión fue que durante seis días no follamos, Ana me dijo el viernes en tono de broma:

  • Tienes que follarme ya!, hoy por poco me follo a Pedro.
  • Si me lo dices así no te follaré, le dije también sonriendo

Pero de poco sirvieron estas palabras ya que me llevó a la habitación, estaba muy caliente tras seis días sin sexo.

Ana seguía cuidando mucho su imagen, en días próximos a las navidades hicieron la típica fiesta de empresa, la vi prepararse con días de antelación, rebuscaba ropa de su armario, me hablaba mucho de la cena, incluso se fue a la peluquería, el mismo viernes por la tarde de la cena estaba nerviosa, no se me escapaba que no era normal, con tres horas de antelación se fue a preparar, la seguí, ella sonreía, no disimulaba su estado pero no me decía nada ni yo le preguntaba, llenó la bañera y se metió, había puesto sales para que la piel le quedara fina, se estuvo bastante rato relajándose, yo iba entrando y saliendo, cuando me veía lanzaba una sonrisa pícara, al rato me pidió que le diera mi cuchilla de afeitar, vi como la ponía dentro del agua, se estaba arreglando los pelos del coño, mucha preparación para una cena!, al salir vi que no los había arreglado, se lo había depilado todo!!!!!, dejo el coño como el de una niña, de nuevo nuestras miradas se cruzaron, vio que tenía el paquete abultado, se reía todo el rato, tras secarse se puso crema por todo el cuerpo con especial atención a los muslos,  tetas y el pubis liso, todo con la cara de pícara que solo pone en situaciones muy especiales, se fue a la habitación, la seguí, me quedé mirando como abría el armario y sacaba dos bolsas, una de una conocida lencería y otra de una tienda de modas, abrió la de la lencería, sacó un conjunto de tanga y sujetador rojo nuevo, no me lo enseñó exactamente pero hizo lo posible para que lo viera, muy sensualmente se puso el tanga seguido del sujetador, la miraba como lo hacía, ella sonreía mucho, estaba pícara, descarada, se miraba en el espejo en ropa interior, lo colocaba para que fuera más excitante, como queriendo ver como quedaba al sacarse el vestido….., todo delante de mí…., y sonriendo.

Sacó el vestido de la bolsa, era rojo también, de nuevo no me lo enseñó pero procuró que lo viera, se lo puso por la cabeza, estaba preciosa, muy sexy, tenía un impresionante escote y sin ser con la falda mini solo cubría la mitad de los muslos, se pasó mucho rato mirándose en el espejo, poniéndose bien las tetas, asegurándose de como quedaban las marcas del tanga….., tras esto cogió unos zapatos de tacón rojo, se los puso y de nuevo en el espejo se miraba, la deseaba y no podía más, me acerqué, dejó que la tocara, tenía las manos en el vientre cogiéndole desde atrás, recostaba la cabeza sobre mi hombro disfrutando de las caricias, incluso gemía pero cuando subí las manos hacia las tetas me las sacó casi bruscamente y me dijo:

  • No, hoy no!
  • Que pasa?, le pregunté
  • Nada, que hoy no, nada más, respondió con la voz pícara.
  • Piensas ponerme los cuernos?, le dije con una sonrisa de satisfacción

No respondió, se quedó mirándome con ojos de mala, sonreía de aquella manera, preparó el bolso, me pareció pero no puedo asegurarlo que había una caja de condones, cuando quise verlo no me dejó, no tardó mucho en sonar su móvil, me dijo que habían quedado que Pedro la recogería y estaba llegando, le di un beso, de nuevo intenté tocarle las tetas y me respondió casi enfadada que ya me había dicho que hoy no!, la vi marcharse, por la ventana vi como subía al coche de Pedro.

Estaba muy nervioso pensando en que había decidido ponerme los cuernos al fin, todo apuntaba a ello, cuanto más avanzaba la noche más nervioso y caliente estaba, pensaba que una erección de 5 horas no era posible pero mi cuerpo me demostraba que si, imaginaba a mi mujer y Pedro follando, me fui a la cama, no podía dormir, mis huevos me dolían, pasaban las horas, las 3, 4…., Ana seguía sin llegar, casi a las 7 oí que la puerta se abría, me levanté como si tuviera un muelle en el culo y corrí hacia la puerta desnudo y empalmado, estaba preciosa, la veía satisfecha, sonriendo, levantó la mano derecha con los dedos cerrados excepto el índice y el meñique extendido y me dijo:

  • Cornudo, ya eres un gran cornudo!!!!!!

Me acerqué, miraba mi polla erecta, la abracé, puse la mano bajo el vestido para tocarle el coño, estaba mojado, ella se reía, la llevé a la habitación, le saqué el vestido, su cuerpo estaba lleno de marcas que alguien había hecho en la piel, le saqué el sujetador, sus pechos eraban rojos, bajé las bragas, había un líquido blanco en el pubis, abrí las piernas, el coño estaba hinchado y con señales de leche de un hombre, no pude más y tras tirarla en la cama acerqué la boca a su coño, Ana me dijo:

  • Si, si, chupa la leche cornudo, la leche que otro ha vaciado en el coño de tu mujer, chupa cabrón!!!!!

Me estaba tragando al mezcla de la leche de un tío y de los flujos de mi mujer, Ana empezó a gemir, me decía cornudo, cabrón…., pero le encantaba como le comía el coño, puse las manos en las tetas pero me las separó diciendo “me duelen mucho, me las ha mordido mucho!!!!, al final entre gemidos se corrió!!!!!!!!, no le di mucho tiempo, apunté la polla al coño y me la follé, era una extraña sensación, su coño estaba dilatado y el flujo no era el normal, dentro seguía habiendo leche del que se la había follado, “embiste fuerte cabrón, que hace poco tenía otra polla aquí dentro que me hacho gozar muchísimo”, o “no pares, no pares, me matas de placer, nunca me había follado un cornudo, sigue, sigue”.

Aguanté lo que pude, necesitaba descargar la leche, ella se llevó un par de orgasmos más antes del mío, me quedé extendido a su lado, abrazándola, le dije lo mucho que la quería.

Me explicó lo sucedido, ya en el camino hacia el restaurante mi mujer inició las maniobras de seducción, se mostraba muy sexy dejando que el vestido se le subiera y enseñara los muslos, en el restaurante se sentaron de lado, Ana le decía cosas pícaras e insinuantes al oído, a pesar de estar alucinado con su compañera la seguía perfectamente el juego, a la hora de los postres y por debajo al mesa le puso la mano en el muslo, Pedro reaccionó enseguida haciendo lo mismo y tomó la iniciativa acercándose la coño, cuando tocó el tanga mi mujer dio un pequeño salto pero no paró, lo apartó y empezó a tocarle el coño, Ana estaba a punto de correrse delante de todos sus compañeros de trabajo y eso no podía ser, se fue al lavabo pidiéndole que le siguiera, se encerraron y ya no hubo disimulos, Pedro el alzó el vestido, el sujetador, le sacó el tanga y tras unos magreos sin más preámbulos le clavó la polla, ella todavía no la había visto pero al entrar en el coño se dio cuenta que era muy gorda y larga, la notaba muy a dentro, la embestía con pasión y era justo lo que necesitaba ya que según me dijo “estaba muy caliente”, se corrió dando un grito muy fuerte pero el chico seguía bombeando, al tercer orgasmo se la sacó, por primera vez veía la polla y efectivamente era grande, “como el doble de gruesa que la tuya y unos cinco centímetros más larga”, dijo mientras me lo enseñaba con la manos, la agarró y de rodillas se la puso en la boca hasta que se corrió, “costaba abrir tanto la boca”, “tenía un sabor más saldo que el tuyo”, añadió.

Al salir tras recoger el tanga del suelo, ponérselo y recomponer la ropa había varios compañeros de trabajo fuera, parecía que la voz de que sucedía había corrido como la pólvora, no dijeron nada pero no hacía falta, la habían oído.

Tras la cena y posterior fiesta, en la que notaba que la miraban con sonrisitas de sus compañeros y compañeras Pedro la llevó a su casa, allí ya no hubo excusas, se pasaron varias horas follando sin parar “por el culo lo hemos intentado pero no me entraba”, añadió.

Tras mirarnos a los ojos unos segundos me dijo:

  • Si te gusta ser un cornudo tendrás en mi la mejor esposa posible!!!!

Y ya lleva muchos años validando esta afirmación, lo hace de manera imprevista o preparada, cada uno o dos meses ocurre algo, nunca se si cuando llegue a casa me contará como se ha follado a un desconocido que se ha encontrado en el metro o a algún conocido, otras veces me cuanta han quedado para follar tal día, mi reacción sigue siendo la misma, además cuanta con mi total apoyo y ayuda, le he facilitado e inducido a hombres para que se la follen, incluso me preocupo si pasa mucho tiempo y no lo hace, yo soy un gran cornudo pero ella una gran zorra, ambos estamos encantados con estos roles pero sigue diciéndome lo mismo que me decía de novios:

  • Si me pones los cuernos te la corto!