Cornudo humillado 1

Esta fue la primera vez que vi a mi mujer con otro hombre y entendi mi papel de cornudo dentro de mi pareja. Me humillaron y me hicieron sentir como una mierda.

Después de 9 años sin publicar un relato y prácticamente sin leer ningún otro, he vuelto por aquí de nuevo y me he vuelto a enganchar, así que comenzare mi nueva andanza escritora contando dos relatos, los dos totalmente reales de cómo mi mujer y yo empezamos en el mundo de los tríos.

Como lo único falso que hay en mis relatos son los nombres, y puesto que hace tanto tiempo que los escribí. Vuelvo a describirnos exactamente como éramos antes.

María por aquel entonces contaba con 22 primaveras y aun no había sido madre, tenía un cuerpo que llamaba la atención, Media 175 cms. Pesaba 47 kgs, el pelo lo llevaba muy largo y de color negro azabache, su piel era muy morena, le encantaba tomar el sol, sus rasgos faciales mezcla de Andalucía con sus antepasados árabes le confinaban una belleza sin igual. Y sus pechos, que decir de sus pechos, talla 95 de sujetador y mirando hacia el cielo como dos cañones apuntan al horizonte. Cierto es que por donde pasaba hacia que los hombres y también algunas mujeres giraran para admirar su belleza.

Por mi parte yo, me hare llamar Carlos, contaba con 25 años, mido 185 cms, y por aquel entonces pesaba 82 kgs. Cuerpo fibrado de gimnasio al cual acudía dos horas diarias, pelo castaño, y un físico que si como dice mi mujer no soy excesivamente guapo, si que doy muchísimo morbo en el sexo opuesto. Mi polla no es enorme pero tampoco me quejo, mide unos 18 cms y en cuanto al grueso yo diría que está dentro de lo normal, eso sí María siempre dice que es muy bonita de ver. Je je je

Llevábamos ya más de 2 años juntos y tras los seis primeros meses de frenesí sexual, la actividad poco a poco había ido decreciendo, introducimos juguetes, cremas y otros métodos similiares en nuestra relación. Pero al final caímos en una monotonía como tantas y tantas parejas.

Un buen día y gracias a internet, conocimos el mundo swinger y como los dos somos muy atrevidos pues nos lanzamos a profundizar más en el. Fuimos en tres ocasiones a locales de nuestra ciudad, vivimos en Sevilla, e hicimos nuestros primeros pinitos en los intercambios de pareja, pero no nos terminaron de gustar a ninguno de los dos, fue mucho más la expectación anterior que el resultado final y decidimos alejarnos de los clubes liberales y buscar otro tipo de experiencias que nos llamaban mucho más la atención.

Así que empezamos a preparar nuestra nueva fantasía, como podéis imaginar durante el tiempo de preparación volvimos a encontrar la libido y durante las dos semanas que estuvimos buscando y hablando con gente, nuestra actividad sexual se multiplico sobremanera y en la cama volvió a aflorar una pasión desmedida. Pero a parte de este breve inciso paso a relatar los hechos y como bien he comentado al principio quiero recalcar que son totalmente reales.

A María siempre le habían atraído los hombres mucho más mayores que ella, antes de estar conmigo, ya se había liado en más de una ocasión con un par de ejecutivos bien entrados en los 50, y siempre comentaba que habían sido los mejores polvos que había echado en su vida. Así que nos metimos en páginas de contactos y empezamos a buscar hombres con el objetivo de hacer un trio en la intimidad de nuestro hogar.

Comenzamos a buscar un sábado por la noche después de cenar, nos pusimos en el ordenador los dos juntos y yo deje que fuera ella la que llevase la iniciativa, seleccionando los que más morbo le diesen, después de un par de horas y tras unas risas por lo peculiar de algunos anuncios, María se decidió por un hombre maduro, concretamente tenía 52 años, físicamente se cuidaba muy bien y se mantenía en forma, no era muy alto, no superaba los 175 cms, pero no era esa su mejor virtud, de las 5 fotos que aparecían en su perfil, en ninguna de ellas aparecía la cara como es normal en este tipo de páginas, dos de ellas eran de su polla, y hay tengo que decir que me daba cierta envidia, el tipo calzaba una polla que en su máximo esplendor alcanzaba más de 23 o 24 cms y un grosor nada desdeñable, en pocas palabras tenía un pollon como dios manda.

En su perfil decía que estaba divorciado, que no tenía hijos, que tenía total libertad de movimientos y algo que nos parecía muy importante, tenía experiencia en tríos, según el bastante experiencia.

María se decidió a escribirle, le llamo mucho la faceta que este describía en su perfil de macho dominante, así que le puso algo así como que éramos una pareja joven pero con las ideas muy claras y que queríamos hacer un trio con él.

Esa noche follamos como dos desconocidos imaginándonos y contándonos todo tipo de perversiones que haríamos con Juan, que así es como nos dijo que se llamaba en nuestras siguientes conversaciones.

El domingo por la mañana y después de desayunar, encendí el ordenador y cuál fue mi sorpresa que Juan había contestado a nuestro correo. En ese momento un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, quizás porque veía que habíamos empezado un juego que podría resultar cuando menos intrigante y desconocido hasta la fecha.

Llame a María y leímos atentamente su respuesta, en ella decía que él era un macho muy dominante, pero que solo interactuaría con la mujer, que no era bisexual y que lo que verdaderamente le gustaba era dominar a una buena hembra delante de su marido sin que este participara y plantarle dos buenos cuernos y por supuesto humillar al esposo hasta límites insospechables. Por supuesto con nuestros límites pactados de antemano.

En este correo Juan nos mando fotos en las que se le veía la cara, y María hizo el típico comentario femenino de un madurito que esta de muy buen ver. Le enviamos fotos nuestras de cara y cuerpo entero y quedamos a la espera.

No habían pasado ni 10 minutos cuando recibimos respuesta, este estaba perplejo por la belleza y el cuerpazo de María, no daba crédito a lo que veían sus ojos, al principio pensó que las fotos eran falsas y nos costo tres o cuatro correos con no pocas pruebas y explicaciones convencerlo que todo era real y que estábamos muy interesados en llevar a cabo nuestra fantasía.

Después de una semana hablando casi a diario con Juan por correo electrónico y relatándole nuestros morbos y fantasías, nos dimos los números de teléfono y quedamos en vernos al siguiente fin de semana, al principio hablamos de ir a cenar por ahí para ir rompiendo el hielo pero finalmente decidimos que iríamos al grano y que esos nervios iniciales de un primer encuentro también serian una experiencia formidable.

Así que con todo hablado de lo que queríamos que sucediese no había más que esperar al siguiente sábado a las once de la noche. Le dimos nuestra dirección y ya os podéis imaginar la mezcla de nervios, morbo, miedo y no sé cuantas cosas más que se nos pasaron por nuestra cabeza horas antes de nuestro encuentro.

Por fin llego la hora y Juan se presento en nuestra casa con puntualidad inglesa. Llevaba puesta una camisa de cuadros de buena marca, unos pantalones de pinza y unos zapatos mocasines perfectamente limpios. Se notaba que tenía un buen nivel económico, yo me había puesto un pantalón vaquero blanco, una camiseta nike y unas zapatillas de la misma marca. Por su parte María se había arreglado y maquillado, llevaba un vestido negro muy ajustado que le marcaba perfectamente su silueta y me había comunicado minutos antes que no se había puesto ropa interior. Lo que me puso a mil por hora. Llevaba unos tacones de vértigo, unas agujas de 15 cms que le estilizaban sus preciosas piernas y el pelo suelto le llegaba hasta la cintura.

Juan entro en casa, traía una bolsa de la cual saco una botella de vino de la ribera del Duero y me la entrego para que sirviese unas copas.

Tras las presentaciones oportunas y habiendo pasado los primeros minutos de tensión serví tres copas del vino que había traído Juan y nos sentamos en nuestro sofá, al principio solo charlamos distendidamente sobre temas banales, pero poco a poco y muy habilidosamente Juan fue llevando la conversación hacia temas sexuales.

Tras un buen rato y habiendo dado buena nota de la botella de vino, he de decir que nuestro sofá era una rinconera bastante grande, en el centro teníamos normalmente una mesa de centro y una alfombra, pero en esta ocasión habíamos quitado la mesa para hacer el sitio más acogedor. Juan y María se habían sentado al principio en un ala del sofa y yo me había acomodado justamente enfrente. Lo que me permitía tener una visión completa de las preciosas piernas de mi mujer.

Yo me levante y me acerque a la lámpara que tenía en un costado del sofá y puse la luz más tenue bajándola con el regulador, me volví a sentar y cogí el mando de la tele y puse una película porno que previamente había elegido para la ocasión, por supuesto la temática de la misma no era otra que un amo dominante con una pareja cuckold.

De repente los tres nos callamos generando un silencio absoluto en nuestro salón y nos pusimos a ver la película, mi sorpresa vino cuando gire la vista hacia mi mujer que estaba absorta visionando aquellas excitantes imágenes y vi que tenía una mano de Juan encima de sus muslos y que esta poco a poco se iba abriendo camino hacia su chochito, la escena me provoco una erección descomunal, ¿era normal que me empalmara viendo como otro hombre le metía mano a mi mujer en mi propia casa? No pude reprimirme y saque mi polla de su encierro y comencé a masajear mi miembro muy lentamente.

Para ese entonces, Juan ya no tenía su vista puesta en la televisión, todo lo contrario, solo tenía ojos para ver a su nueva presa, una vez su mano alcanzo el coñito de mi mujer pudo comprobar que esta no llevaba braguitas dijo:

-Mmmm que fácil me lo está poniendo esta putita!!!

Comenzó a masajear el clítoris de María y esta a su vez le facilito la tarea abriéndose de piernas y dejándose llevar. En menos de dos minutos María arqueo la espalda y empezó a gemir como nunca antes lo había hecho conmigo, se estaba corriendo sobre la mano de un extraño que le metía mano delante de su marido.

Juan entonces se desabrocho el pantalón y libero su enorme pene que salió a la superficie como un submarino nuclear cuando emerge en las aguas del océano, agarro a María la cabeza por su nuca y lentamente la encamino hacia él. Mi mujer sin ni siquiera rechistar ni un segundo abrió la boca y comenzó a chupar su glande, Juan me miro a los ojos y me pregunto:

-¿Te gusta lo que estás viendo cornudo de mierda?

A lo que yo sin pensarlo asentí con la cabeza y esboce un:

-Mucho

-Pues esto no ha hecho más que empezar!!! Hoy vas a ser el cornudo más feliz de España!!! Comento

La situación era rocambolesca, mi mujercita comiéndole el pene a un desconocido delante mía y yo con unas sensaciones encontradas, por un lado me sentía como una mierda, es más, empezaba a darme cuenta de que no era un hombre, mi orgullo de macho estaba totalmente herido, otro macho mucho mejor que yo ocupaba mi lugar y a juzgar por lo que estaba viendo era infinitamente superior a mí. Las sensaciones son enormemente difíciles de explicar, en ese momento no era nadie, estaba hundido como hombre, mi mujer estaba disfrutando de un macho que era muy superior a mí. Y lo peor de todo es que yo estaba empalmado y ya con todo el descaro haciéndome posiblemente la mejor paja de mi vida. Uffff que sensación más rara!!!!

Lo que más recuerdo de toda esta escena es ver el pelo de mi mujer en los bajos de Juan y este a su vez no me quitaba la vista de encima y en su boca se dibujaba una sonrisa burlesca hacia mi persona, que sin decir palabra lo decía todo.

-Mira como se come una polla de verdad tu mujercita!!!

Al cabo de un rato, Juan, al que se le notaba muy excitado y con poco aguante mas por delante, separo la cabeza de María de su entrepierna y la puso de nuevo en el sofá en posición sentada, este se incorporo y comenzó a despojar a mi mujer de su vestido el cual una vez tuvo en sus manos, giro su cabeza y me lo lanzo como un recuerdo o un souvenir de un viaje que quieres recordar. Cuando la tuvo totalmente desnuda, este se quito la ropa y empezó a besarla, al principio en la boca, he de reconocer que esa parte es la que peor me sentó, una cosa era que le comiera el coño y otra muy distinta besarla, pero no tuve más remedio que morderme la lengua ya que ella respondió a sus besos con un frenesí desmedido.

Poco a poco fue recorriendo el cuerpo de María en sentido descendente hasta llegar a su templo sagrado, con sus manos indico a esta que abriera sus piernas, lo cual hizo de una manera automática y metió su cabeza hacia adentro para comerse toda aquella maravilla. María comenzó a gemir, tenía los ojos cerrados y se le notaba a leguas que estaba disfrutando muchísimo de la técnica de su amante, pero de vez en cuando los abría y me miraba a la cara, sin decirme nada, yo sentía una mezcla entre dolor y compasión, entre placer y lujuria, sentimientos muy encontrados.

Era la primera vez que la veía disfrutar con otro que no fuera yo y no pude soportarlo más, empecé a gemir como un poseso y acto seguido tres grandes chorros de esperma salieron disparados al aire y aterrizando sobre mí pecho. Fue entonces cuando María que hasta aquel entonces había permanecido callada y sin duda poco a poco entrando en aquel juego perverso que nos habíamos montado esa noche me dijo:

-Vaya mierda de macho que tengo a mi lado que se corre viendo como su mujer disfruta con otro!!!

-Eres un puto maricon de mierda!!! – No vales para nada!!! Dijo.

Ella después de haber visto la escena de cómo mi semen brotaba de mi pene de aquella manera, volvió a cerrar los ojos y en menos de un suspiro comenzó a correrse en la boca de Juan de una forma inusual. Le temblaba todo el cuerpo, eran como pequeñas convulsiones, sin duda esa boca le encantaba.

Juan se incorporo, me miro a la cara y me dijo:

-Ahora vas a ver como se le da placer de verdad a una hembra como esta

-Ya que contigo estoy seguro que no se corre de la misma manera

Lo curioso del caso es que tenía razón, hasta la fecha jamás vi a María tan excitada como lo estaba en ese momento, sin dudarlo la estaba haciendo suya por completo.

-Además cornudito, voy a romper el trato que tu y yo teníamos!!!

-Esta noche vas a ser un cornudo muy humillado

Apunto su erecto y enorme pene hacia el conejito de mi mujer y sin dudarlo se la metió de un solo golpe. Esta lanzo un pequeño alarido mezcla de placer y de dolor pero poco a poco dio asilo a tal descomunal miembro.

El cabron de Juan había roto nuestro trato!!!! No era eso lo que habíamos acordado, habíamos puesto unos límites que no se podían traspasar y este a la primera de cambio se lo paso por el forro. Estaba penetrando a mi mujercita sin condón!!!! Así no eran las cosas!!!!

Dude en levantarme y pararle los pies, pero me tenía tan, tan, tan humillado en ese momento que me quede inmóvil por completo. No hice absolutamente nada de nada. Ahora sí que era un autentico cornudo, mi mujer tenía el pene de otro hombre dentro de ella sin ningún tipo de protección. Lo más curioso del caso es que eso me provoco una nueva erección, y esta vez mi polla estaba más pletórica.

-¿Qué tipo de marido soy? Dije

Nunca antes había estado tan excitado como lo estaba en ese momento. Ver a mi mujer penetrada por ese macho alfa y encima con la  posibilidad de que se pudiese correr dentro de ella. Diossss que sensación!!!!

Se notaba que los dos estaban disfrutando muchísimo, ya no me miraban, ni me insultaban, nada. Había pasado de ser el marido de aquella hembra hermosa a ser un mero bulto de decoración en aquella estancia lujuriosa y desenfrenada de pasión que brotaba a raudales.

Fue entonces cuando Juan saco su pene de mi mujer y la cogió en brazos para muy suavemente depositarla encima de la alfombra que teníamos a nuestros pies, la convido a que se pusiera a cuatro patas con su cara mirando hacia la mía, a lo que ella accedió inmediatamente, este se puso de rodillas detrás de ella y sin pensárselo ni un solo instante volvió a penetrarla. Ahora sí, los dos me estaban mirando a la cara, los dos como animales en celo, con un mete saca continuo, mi mujer con la cara desencajada de placer y el con la mayor cara de satisfacción que yo había visto jamás.

Era tan demoledora aquella imagen para mi, ver como mi mujercita disfrutaba y llegaba una y otra vez al éxtasis que no pude aguantarme más y me corrí otra vez, aunque eso sí, esta vez apunte hacia la cara de María y dos grandes chorros de mi semen chocaron contra su rostro.

Fue en ese mismo instante cuando Juan que había contemplado aquella escena no pudo más y mirándome a la cara me grito:

-Diossssss me corro dentro de tu mujercitaaaaaaaaa!!!!!

Madre mía!!! Que sensación más extraña recorría mis entrañas, aquel macho se había corrido dentro de mi esposa. No solo había profanado su más preciado trofeo, aquel cabron me la había inundado con su esperma.

Los dos cayeron rendidos sobre la alfombra y se fundieron en un apasionado beso. Pero mi humillación no había terminado todavía. Juan se levanto y se puso enfrente de mí me miro fijamente a los ojos y me dijo:

-Mira pedazo de maricona, ahora quiero ver cómo le comes el coño lleno de mi leche a tu mujer!!!

No podía creerlo!!! Aquel hijo de puta pretendía que le comiese el coño a mi mujer, el mismo que acababa de regar con su semen. Eso ya era el colmo. Me iba a negar rotundamente cuando estiro su brazo hacia mí, me agarro del cuello, hizo que me arrodillase ante ella, le abriera de piernas y empezara a chupar aquel agujero que acababa de mancillar hacia unos instantes.

Yo estaba tan sumamente humillado, que a pesar de doblar en fuerza física a mi oponente, obedecí sin rechistar, como un cordero va a mamar de la teta de su madre, así estaba yo, comiendo el coño de mi amada esposa mientras este escupía pequeños hilillos de la leche que hacía unos instantes había depositado dentro de ella su verdadero macho.

Así fue como lo que iba a ser un trio de sexo y placer me convirtió para siempre en un cornudo humillado.

Hubo otro encuentro mas con aquel semental, justo quince días después del relatado, que me dispongo a escribir en cuanto termine este. Espero que lo hayáis disfrutado y me dejéis vuestras opiniones. Recordad que lo que acabo de contar es totalmente verídico y paso tal y como lo he escrito.

Un besazo enorme para todos vosotros