Cornudo en mi propia casa: Puta y Esposa. Prologo
Los lectores habituales de la serie Cornudo en mi propia casa: puta y esposa me han pedido en más de una ocasión que escribiéramos los antecedentes de la serie, para entender porque caímos en esa espiral que nos llevó a casi destruir nuestro matrimonio. A este interés responde el presente relato, que explora los meses anteriores a que mi mujer me comunicó que tenía una relación con su jefe y que le daba preferencia total sobre nuestro matrimonio.
Los lectores habituales de la serie “Cornudo en mi propia casa: puta y esposa” me han pedido en más de una ocasión que escribiéramos los antecedentes de la serie, para entender porque caímos en esa espiral que nos llevo a casi destruir nuestro matrimonio. A este interés responde el presente relato, que explora los meses anteriores a que mi mujer me comunicó que tenía una relación con su jefé y que la daba preferencia total sobre nuestro matrimonio.
Desde siempre hemos sido una pareja con una actividad sexual intensa, aunque los primeros años de matrimonio estuvieron exclusivamente limitados a nuestra cama, es decir, probamos todo aquello que puede probar una pareja en la intimidad de su dormitorio “a solas”, aunque siempre tratamos de evitar la rutina, por lo que enseguida “nos acompañaron” en la cama todo tipo de juguetes, que lograban hacer de nuestra relación algo siempre apetecible y excitante, como cuando comencé a colocarla unas pinzas de intensidad regulable en los pezones y en los labios del sexo, intensificando poco a poco la dureza de la sesión, hasta hacerla gritar de dolor, momento en el cual la penetraba con fuerza hasta hacerla correrse, con una mezcla de placer y dolor que la volvía loca. A Gema siempre le ha gustado esa mezcla de placer y dolor, así como que la tratase con cierta rudeza, sin llegar a ser violento, por lo que, por ejemplo, la apasionaba que la azotase el culo cuando la montaba por detrás, de tal modo que era muy frecuente que acabase con el culo enrojecido y muy doloridotras una buena sesión de sexo, en la que era normal que la follase tanto vaginal como analmente.
Esta pasión mutua por el sexo anal (a ella por recibir y a mi por dar), ha hecho que, tanto mi mujer como yo, hayamos sentido siempre una especial predilección por la fantasía de los tríos, especialmente con la de que más de un extraño y yo la follábamos al mismo tiempo; a eso ayudo mucho el adquirir un par de penes de plástico de buen tamaño, lo que me permitía simular una doble penetración con facilidad, ocupándome yo de su culo, mientras el pene de plástico llenaba su coño, como si fuera el enorme miembro de un extraño; mientras la hacía gozar de este modo, aprovechaba para completar la sesión con historia a su oído, en las que dos sementales la follaban sin parar hasta destrozarla. Sin darme cuenta estábamos poniendo las bases para lo que vendría después ……..
Si echo la mente atrás, estoy seguro de cual fue el momento en que todo se desencadeno de verdad y lo fue con aquella visita a unos amigos a su casa de la sierra cordobesa, donde fuimos a pasar un fin de semana. Anna es una mujer rellenita de 40 años a la que conocemos desde hace más de 20 años, al igual que su marido, Mikel, un vasco grande y fuerte, de 1,90 de altura, también algo pasado de kilos, aunque muy musculoso, camionero de profesión. A mi me ha puesto siempre Anna, porque aunque ahora está algo más gordita, sigue conservando unos maravillosos ojos verdes, una piel suave y sedosa y, sobre todo, un enorme par de tetas, que, aunque caídas por el tiempo y tamaño, siguen siendo centro de mis fantasías. Reconozco que me he masturbado muchas veces soñando que me corría entre sus tetas, después de haber follado varias veces su culo, también muy apetecible. Además, siempre he pensado que yo también la ponía y de lo que estoy seguro es que mi mujer le pone cachondo a Mikel, porque no hace falta ser un genio para ver como aprovecha cualquier circunstancia para mirarla el culo o “meterse” literalmente por su escote. La verdad, por si no lo he dicho, es que mi mujer esta bien buena, con ese par de tetas redondas, un culo fuerte y firme, una boca deliciosamente gruesa …… ummmmm, me estoy poniendo muy cachondo solo de describirla.
Aquel día llegamos a media mañana de un sábado de finales de Junio, con un calor tremendo que no bajaba ni desde noche, así que lo primero que hicimos fue ponernos el bañador para darnos el primer chapuzón en la piscina. Gema llevaba un bikini mínimo que la sentaba de maravilla y que, a duras penas, lograba cubrir sus redondas tetas y su afeitado sexo (yo se lo había rasurado la noche anterior, así que sabía muy bien como estaba). Anna, en cambio, llevaba un bañador de color blanco, que ocultaba esos kilos que tenía de más, aunque no lograba difuminar sus dos enormes tetas, aún más grandes de lo que yo recordaba; para que los lectores e hagan una idea aproximada, Ana tenía dos enormes melones de, al menos, una talla 120, propias de una matrona italiana, dotados (por como se adivinaba a través de la tela) de pezones del tamaño de platillos de taza de café). Me vuelven loco las tetas de Anna y, por ello, según van cayendo más cervezas y más vino y cmás opas ….. voy notando que aún me gustan más. Hasta Gema se da cuenta de lo que pienso, cuando viene y me quita algo del ojo con su mano:
¿Qué tenía?- pregunto inocentemente
Se te había metido una teta -me contesta irónica- y una teta bien grande.
Mikel se ríe con la ocurrencia y con la cara de sorpresa que se me queda, pero me da que está acostumbrado a que las tetas de su mujer levanten expectación y “a lo mejor me equivoco” pero creo que además le gusta mucho que “se las levante”.
Para la cena llevamos ya más de diez horas bebiendo y comiendo, pero aun nos quedan ganas para picar algo con unas botellitas de tinto. Nos hemos cambiado y estamos preparados para salir, pues luego iremos a tomar unas copas al pueblo. Gema esta esplendida, con un vestido corto y unas cuñas de esparto altas que la estilizan aun más. Debajo lleva un tanga blanco de encaje y un sujetador a juego. Mikel no puede evitar quedarse petrificado al verla y seguir con la mirada el suave balanceo de su culo, así que aprovecho la ocasión.
- Límpiate el ojo campeón ….. se te ha te metido un pedazo de mujer dentro.
- Que cabrón, estabas esperando la ocasión.
- Por supuesto ………
- Una cosa es evidente -contesta Mikel, animado por el alcohol- nuestras mujeres están francamente bien
- Pues si, nada que objetar, tanto Anna como Gema son dos pedazos de hembra ….
- Y nosotros unos hombres afortunados …… aunque podríamos mejorar la situación.
- ¿Cómo? -pregunto excitado, pero la cuestión queda en el aire porque llegan las mujeres, con ese olor a crema hidratante que tanto me pone.
- ¿De que habláis? Pregunta Anna, con esa sonrisa deliciosa que tanto me gusta, poniendo la guinda a ese vestido largo de verano, que resalta su maravilloso volumen, como si de una diosa de la fertilidad se tratase, diseñada para dar y recibir placer de todo hombre quiera fecundarla.
- De lo que hablan siempre los hombres, pues de mujeres y si son guapas como vosotras mucho más …… -contestó yo guiñándola un ojo.
La cena discurre de un modo normal, con bebida abundante, que da pie a una sobremesa de porros y copas, donde la conversación, como la temperatura de la noche, no deja de subir. Puedo observar como el calor hace estragos y como el sudor remarca aún más el contorno de las dos mujeres bajo el vestido, resaltando sus cuerpos, la forma de sus tetas, de su culo y el contorno del tanga pegado a la ropa húmeda. Me estoy poniendo como una moto y veo que Mikel también lo está. Creo que ambos, a la menor ocasión, las íbamos a poner a cuatro patas y …… ¡ummmmm, como estoy de cachondo!
- ¿Locuras?, -dice Gema, aludiendo a un amigo nuestro que se ha separado recientemente y que ha perdido el norte en todos los sentidos, habiéndose dejado ya una fortuna en los más caros puticlubs de Madrid-, os voy a contar lo que nos paso la otra noche volviendo de cenar ………. -aunque hace una pausa, mirándome como si quisiera mi permiso para seguir hablando. Le hago un pequeño gesto de afirmación, porque creo que es el momento de contarlo y, además, porque me excita hacerlo.
- Pues bien, sigue hablando Gema, el otro día, al salir de un restaurante en El Pardo, vuestro amigo, aquí presente, se puso muy pesado …… y me obligó a parar en un descampado, excitado como un mono.
- Como que tu no lo estabas …… añado con una sonrisa, recordando como yo conducía con sola una mano, todo el rato mientras con la otra la metía un par de dedos en su sexo húmedo, haciéndola gemir cada vez más rápidamente .
- ¡Calla pesado, que no me dejas hablar! Pues eso, resulta que paramos en un descapado y nos pusimos a darle un poco ……..
- ¿A darle? ¿A darle a que?, dice Mikel con una sonrisa irónica, explícate más que somos tontos …. Ja ja ja
- Pues que nos pusimos a follar como locos, tercio yo, sabiendo que el tema se está poniendo muy interesante, pues veo el brillo en los ojos de todos y se que aquella conversación puede dar lugar a una noche muy interesante.
- No exactamente-contesta Gema ya lanzada- realmente empecé a hacerle una mamada en el asiento delantero, ……… hasta que nos dimos cuentas que dos tipos nos observaban con todo el descaro a través de las ventanillas. Tu quisiste salir a decirles algo, pero no te deje, porque me ponía muy cachonda que me viesen…….. así que les dimos un espectáculo cojonudo.
- La verdad es que fue bestial. Hacía tiempo que no lo hacíamos así, con esa fuerza. Nos hemos dado cuenta que somos un poco … o mucho, exhibicionistas.
- ¿Y que hacían ellos?, pregunta Anna con voz temblorosa por la excitación, sin poder evitar que sus pezones se ericen bajo el vestido, algo que yo aprecio a simple vista con deleite.
- ¿Ellos?, masturbarse como locos -contesto yo, lo que haría cualquiera al ver a tu amiga a cuatro patas contra el cristal, con su boca a a escasos centímetros, con el cristal por medio, de sus pollas, mientras yo se lo hacía por detrás.
- Bastante grandes sus pollas, por cierto, añade Gema, rematando su enésimo gin tonic. ¿Os puedo contar algo más?
- Por supuesto …….. contesta Mikel, que está tan excitado, o más, que yo, con la historia.
- Uno de ellos se corrió contra el cristal y cuando vi su leche viniendo hacia mi ……ffffff, me corrí como nunca lo había hecho, fue bestial. Me dio la sensación que venía contra mi boca.
- Y limpiarlo luego también fue bestial -añado yo, entre las risas de los cuatro- porque no sabes como me pusieron la puerta y el cristal
- Pues nosotros también podemos contaros algo …… ¿Verdad Anita?
- Siiiiii, contesta bajando la voz, como avergonzada de lo que iba a comenzar a narrar su marido
- Hace unas semanas fuimos a un local de intercambio de parejas -dice Mikel, sin dar más vueltas al asunto.
- ¿Qué dices?, contestamos Gema y yo al unísono, con verdadera sorpresa, pués hay que reconocer que, aunque sabemos que nuestros amigos son una pareja sexualmente muy activa, nunca nos hubiéramos imaginado que pudieran lanzarse a ir a un local de intercambio. Aún recuerdo unas vacaciones que pasamos hace unos años en Ibiza y como cada noche, después de volver de fiesta, los gemidos y jadeos de Gema se juntaban con los de Anna, a quien, en la habitación contigua, yo imaginaba a cuatro patas con Mikel follándola con fuerza por detrás, haciendo que sus tetas se agitasen violentamente como campanas.
- ¿Y que tal fue la experiencia?, les pregunta Gema, quitándome la pregunta de la boca.
- Contesta tu Anita, que eres bastante más realista que yo, dice Mikel, encendiendo un porro que acaba de preparar y que, tras dar una calada, pasa a Gema.
- Muy, muy bien. La primera vez fuimos solos, sin conocer a nadie y la verdad es que, aunque entramos aterrados, al poco rato estábamos muy cómodos. Nos atendió al dueña, Carla, un encanto de persona …
- Y un pedazo de mujer, añade Mikel ……
- Pues si, continua Ana- y un pedazo de mujer, rubia, con tipazo …. Bueno, el caso es que nos enseño las instalaciones y luego nos sentó en una mesa, con una banderola amarilla que impide a cualquiera acercarse si no les llamas expresamente. Asi que ese primer día estuvimos muy cómodos, viendo el ambiente -por cierto, mucho más animado de lo que pensábamos. En general, parejas de todo tipo y edad, que poco a poco fueron agrupándose e intercambiándose, aunque por el momento no pasaban del roce o algún beso.
- Me estoy poniendo cachondo -digo yo, excitado como un mono con el relato.
- Pues aún te queda historia-añade Mikel, dando una nueva calada al porro-sigue nena, sigue, no quiero interrumpirte.
- Pues bien, como al rato el ambiente se fue caldeando cada vez más y vimos como algunas parejas pasaban a las salas contiguas, mientras que otras se sentaban en los reservados y sofás cercanos a donde estábamos. Por lo que nos había explicado Carla, en la sala del bar se puede hacer cualquier cosa menos follar y así fue: cuando nos dimos cuenta se habían sentando en el reservado contiguo al nuestro dos parejas de nuestra edad, o, mejor dicho, se habían sentado los hombres, pues ellas, vestidas solo con el tanga y los tacones, estaban arrodilladas frente a ellos haciéndoles una mamada realmente intensa; además, si eso ya era una imagen alucinante, imaginaros cuando vimos como se iban turnando ambas, pasando de una polla a otra, cambiando sus maridos de un modo, como diría, muy sincronizado.
- ¿Y que hicisteis vosotros?- pregunta Gema, ya sin disimular su excitación en su voz temblorosa ….
- Solo se me ocurrió, sin pensarlo dos veces -contesta Ana- que quitarme el vestido y el sujetador, para estar como ellas, bajarle el pantalón a este melón y meterme su polla en la boca. No se porque lo hice; la verdad es que estaba muy excitada y me dije “Allá donde fueras, haz lo que vieras”
- Aún estoy alucinado -contesta Mikel- fue bestial, así que os entiendo perfectamente cuando decís como os excitó que os observaran. Luego cambiamos de postura y fuimos nosotros a los que toco chupar. La dos parejas vieron lo que sucedía y nos animaron a unirnos cuando decidieron pasar a la sala de la lado …. Pero nos dio un poco de corte, o mejor dicho muchísimo, porque nos pareció demasiado para el primer día, pero quedamos en vernos otro sábado.
- ¿Y os habéis visto?
- Pues si ……. Contesta Anna, mirándome con ojos brillantes de excitación y alcohol, pro para contarlo necesito otra copa ¿Quien quiere?
- El pasado sábado estuvimos otra vez allí -cuenta Mikel, retomando la historia- y allí coincidimos con una de las dos parejas de la otra vez: José y Raquel, de unos 45 años, muy majos, de Mejorada; buena forma, bastante guapos y muy simpáticos. Con experiencia en esto del intercambio de parejas, pues nos contaron que llevaban dos años en este mundillo, que se encontraban muy a gusto y que disfrutaban mucho “conociendo” parejas nuevas cada fin de semana …
No puedo esperar -digo cortando la conversación- luego sigues, pero necesito saberlo: ¿Lo hicisteis con ellos? ¿Follasteis con ellos?
Anna y Mikel se cogen de la mano y, con una sonrisa picara, nos miran fijamente a los ojos y simplemente contestan:Si ….. por supuesto, fue increíble.
Pero, ¿Cómo os pudisteis atrever? -pregunta Gema, sobrexcitada-no puedo comprender como, como …….. vamos, como pudisteis hacerlo. Una cosa es fantasear con ello y otra muy distinta follar con otros. Nosotros fantaseamos muchas veces, pero de ahí a hacerlo de verdad ….. va un mundo.
- Pues haciéndolo Gema -contesta Mikel- llevábamos tiempo imaginando historias al respecto; de repente surgió la oportunidad, estábamos muy calientes y algo borrachos y cuando nos dimos cuenta ……
- Estábamos los cuatro follando en una cama común ………. y no sabes como fue, ¡Increíble! -dice una Anna, con los ojos perdidos en el infinito, como si recordará escenas vividas aquella noche.
- Estoy flipando, no se como tuvisteis valor -digo yo, por añadir algo a la conversación, cuando el cuerpo me pide decir algo del tipo “Quiero follarme a Anna ahora mismo y no me importa Mikel ,si estás de acuerdo en permitir que la meta a tu mujer delante de ti, en que pongas a Gema a cuatro patas y la des por detrás hasta llenarla”, porque estoy salido como un perro callejero y con una erección de campeonato”, pero no necesito decir nada porque Anna lo hace por mi, dando una vuelta de tuerca al tema que me deja sin habla.
- ¿No os apuntaríais a ir al Club con nosotros? Creo que lo pasaríamos muy bien los cuatro …. o los seis, si están Jose y Raquel.
Nuestra cara es un auténtico poema; por primera vez en muchos años nos hemos quedado sin palabras. Mi mujer y yo nos miramos con los ojos como platos, porque debo reconocer que, aunque un poco esperada esta situación, por como se iban desarrollando los acontecimientos, la pregunta nos ha pillado, por su contundencia “sin rodeo alguno”, con la guardia bajada. Ni siquiera yo tengo claro la respuesta, porque por un lado me parece lo más excitante que me ha sucedido nunca, pero, por otro, me aterroriza la idea; soy como un niño pequeño que lucha por conseguir algo como si le fuera la vida en ello y cuando lo consigue resulta que no se atreve a dar el último paso. Supongo que Gema está como yo, alucinada ……. pero nuevamente las mujeres no dejan de sorprenderme y, cuando menos me lo esperaba, pues me la imaginaba tan petrificada como yo, Gema resuelve de un plumazo como continuar la conversación:
- Hablo por mi, porque no lo he hablado lógicamente con mi marido, pero apetecerme me apetece, siempre que no estemos obligados a hacer nada a priori, solo mirar. Vamos, como vosotros el primer día que fuisteis. ¿Que opinas? -pregunta dirigiéndose a mí, mientras me coge la mano- ¿Nos atrevemos a conocer un nuevo mundo?
- Estoy de acuerdo -contestó, tras dejar pasar unos segundos como si estuviera meditando la respuesta- me pone ir a conocer ese club, pero, por ahora, como dice Gema, solo para ver y ser vistos.
- Estupendo, os va a encantar -contesta Anna, poniéndose en pie y acercándose a su marido- a nosotros también nos encanta ver y ser visto -añade mientras se quita el vestido y el sujetador, quedándose frente a nosotros solo con el tanga, dejando ante mi vista “!Por fin!” sus enormes tetas, que, como suponía, están coronadas por enormes pezones de color rosa palo, muy prominentes y gruesos.
- Como eres nena, me encantas -contesta Mikel, echándose hacia atrás en el sofá, dejando que su mujer le baje el pantalón y extraiga su pene, por cierto de un tamaño muy apreciable, comenzando a masturbarle suavemente, sin dejar de mirarnos, sobre todo a mi.
- ¿No te vas a unir?, pregunta Anna a Gema, antes de acercar su boca al semi-erecto miembro de Mikel, que pronto engulle casi completamente, haciendo que mi amigo de un respingo
- Pues creo que si, contesta mi mujer, haciendo lo mismo que Anna y, tras quitarse también el vestido y quedarse solo con el tanga, colocarse en igual posición frente a mi, aunque pasa directamente a chupar mi polla, sin necesidad de masturbarme previamente, porque llevo horas con una erección de toro.
Es delicioso ¡No puede haber nada mejor!, pienso mientras siento como mi polla entra una y otra vez en la boca de Gema, ensalivándola como nunca lo ha hecho, prueba de la extrema excitación con la que me está haciendo la mamada, posiblemente la mejor que nunca me ha hecho. El truco de la buena mamada está en la cantidad de saliva que pueda generar la mujer y, esta vez, Gema la está produciendo abundantemente, pues noto como se derrama a lo largo de mi polla, empapada y lubricada de un modo bestial.
Miro a Mikel y no podemos evitar chocar la mano, mientras vemos como las cabezas de nuestras dos mujeres trabajan en paralelo, bajando y subiendo con fuerza creciente, mientras el placer nos inunda a ambos. Somos dos privilegiados, después de una tarde muy divertida y excitante, nuestras mujeres nos hacen una mamada a los dos al mismo tiempo, mientras tomamos una copa, situación que solo disfrutan dos clientes adinerados con dos escorts de lujo. Ni en mis mejores fantasías pensé que la visita a nuestros amigos iba a desarrollarse así, pero la vida no deja de sorprenderte y cuando menos te lo esperas ……....... sucede.
Cambiamos de postura y así somos nosotros los que chupamos sus coños, haciéndolas gemir de placer, mientras agarramos sus tetas. Anna es escandalosa y jadea con fuerza, agarrando la cabeza de su marido, como si quisiera metérselo por el coño, mientras Gema es más tranquila en un inicio, aunque, pierde toda compostura, al comenzar a correrse, suplicándome que siga, que no pare, que la estoy volviendo loca ………..
- ¡Que barbaridad Nena!, dice Anna, mirándola con sorpresa- y yo que pensé que la escandalosa era yo, mientras comienza a estremecerse, agitando sus enormes tetas, mientras un primer orgasmo la arrasa de cabeza a los pies.
- ¡Que placer, que placer -gime Gema- no sabes como es- añade mi mujer dirigiéndose a Anna, mientras hace algo que creo que no olvidaré nunca, pues, juntando su boca con la de Anna, se une con ella en un beso apasionado, mientras ambas mujeres se corren juntas.
Mikel y yo, sin dejar de meter nuestros dedos en sus coños, alargando al máximo su placer, nos miramos alucinados, con nuestras pollas en estado de batalla, como nunca han estado, de un modo casi doloroso. No hace falta que nos digamos nada entre nosotros, pues estamos en plena conexión, así que simplemente nos colocamos entre sus piernas y las penetramos, comenzando a embestirlas con fuerza creciente.
No ponen ninguna pega, ni mucho menos, a que las follemos juntos, pues ambas nos atenazan con sus piernas, para no dejarnos marchar y, amoldándose a nuestras embestidas, se enlazan en otro beso apasionado, lo que funciona como un estimulante natural, haciéndonos aumentar la fuerza de las penetraciones. Las hacemos gozar como perras, logrando que se corran de un modo casi constante, unos junto a otros, casi pegados, de tal modo, que cuando Mikel me susurra su pregunta la escucho sin problemas:
- ¿Quieres follar a Anna? …… me encantaría hacérselo a tu mujer.
- Por supuesto -contesto, con una sonrisa, aún con la duda sobre que hará Gema al sentir como la polla de otro hombre la penetra, pero sintiendo que me da lo mismo en ese instante, pues solo quiero aprovechar la posibilidad que se me brinda de meter mi polla en el coño de Anna y follarla hasta que no pueda más, mientras devoro sus enormes tetas.
Cambiamos las posiciones, pasando Mikel a follar a mi mujer, mientras yo hago lo propio con Anna. Aunque, obviamente, ellas se dan cuenta de inmediato de como sus coños son desalojados por su marido y vueltos a ocupar por la polla de otro hombre, nada hacen para evitarlo. Aunque me concentro en como mi polla se hunde en el coño de Anna y como mis manos agarran aquellas dos maravillosas tetas con fuerza, no puedo evitar mirar a mi mujer, mientras la polla de Mikel se pierde en el interior de su húmedo y apretado coño, haciéndola estremecerse con las primeras embestidas. Gema me mira con cara de sorpresa …….. peso sin ningún reparo, ni malestar, sintiendo como esa polla de buen calibre la comienza a dar placer.
La polla de Mikel, de un grosor similar al de la mía, la está haciendo gozar de verdad, como acreditan sus gritos constantes de placer, así que, viendo que mi mujer acepta encantada el intercambio, me concentró en Anna, abalanzándome con mi boca sobre esos enormes pezones, mientras aprieto con el culo metiendo y sacando mi polla de su amplio y húmedo coño, mientras mis oídos se llenan de la deliciosa música de sus jadeos y gemidos. La beso con pasión, sin dejar de agarrar y masajear sus tetas, con especial dedicación a sus enormes pezones, que aprieto con cierta fuerza. Tal vez porque mi mujer es delgada, siempre he sentido una especial querencia hacia las mujeres rellenitas con grandes tetas y buen culo; Anna cumple todos esos requisitos de verdad, pienso mientras la agarro por las caderas, aumentando la fuerza y velocidad de las embestidas.
Junto a nosotros, Gema y Mikel follan con idéntica pasión o mejor dicho follan con mayor pasión si cabe, de un modo que me hace difícil reconocer a mi mujer, pues esta sobrexcitada, fuera de si: se ha colocado sobre Mikel, clavándose en su polla erecta y ahora le cabalga literalmente, metiéndose y sacando el pene de mi amigo de su sexo, con un vaivén de caderas que nuca la he visto practicar. Es una diosa del sexo -pienso, dándome cuenta que no la conozco suficientemente bien.
Está claro que cuando llevas años con la misma pareja, probar otra polla u otro coño te hace recordar aquellos tiempos adolescentes en que tenías tus primeras experiencias, cuando la excitación era tal que aquellos placeres nunca se olvidarán . A mi me pasa lo mismo, pues he colocado a Ana a cuatro patas y la estoy montando como haría un semental con una perra en celo, como si le fuera la vida en ello, de un modo que hacía años que no disfrutaba, con una fuerza increíble, como si no fuera a agotarme nunca. Me siento muy orgulloso de mi mismo, aunque sea un sentimiento un poco infantil, pues, aunque Mikel está haciendo gozar a Gema de un modo increíble, yo estoy materialmente volviendo loca su mujer, haciéndola pasar de un orgasmo a otro, sin pausa, golpeando con mi pelvis su gran culo, mucho mayor que el de Gema, aunque igual de firme; por mi, se la clavaría ahora mismo por el culo y se lo partiría, pero creo q que sería excesivo para esta primera vez, así que me limito a follarla por su amplio coño, mientras me agarro a sus tetas, deteniendo ese balanceo salvaje de las mismas desde que la puse a cuatro patas, balanceo tan violento que parecía amenazar con arrancarlas de cuajo de como se agitaban al compas de mi follada.
Follamos durante un buen rato cambiando de postura varias veces y lo que es más importante, cambiando de pareja, normalizando algo tan extraordinario como lo que estaba sucediendo en esos sofás, al volver a la pareja original de un modo coordinado, como si lleváramos toda la vida folllando juntos. Así volví a tener a Gema encima mio, aprovechando para disfrutar del baile de sus caderas, nuevo para mi, en tono a mi polla:
- Como me pones nena, como me pones …… sigue así, bailando como una mulata con mi polla bien dentro.
- Ya te veo nene, estás más duro y grande que nunca. Aggggggg, como me gusta tu polla, me estás volviendo loca semental …….. ¿Te pone verme follar con otros verdad?
- Si, mucho, mucho -contestó, agarrando con fuerza sus redondas tetas para intensificar, tirando de ellas hacia abajo, la fuerza de mi penetración- me ha puesto muy bruto ver como te montaba Mikel.
- Me alegro, me alegro -gime Gema, corriéndose una y otra vez sobre mi- me estáis volviendo loca entre los dos ……..
Cuando vuelvo a tener a Anna bajo mi cuerpo, sintiendo sus enormes tetas contra mi pecho, empiezo a notar que no voy a aguantar mucho más, pero se que, en ningún caso, me voy a correr antes que Mikel. Los hombres somos así, necesitamos acabar como machos alfa, sin querer valorar que, al mismo tiempo, otro macho alfa se está follando a tu mujer a menos de un metro de distancia. Afortunadamente, Mikel tampoco puede más, así que me alegro internamente al ver como saca su miembro palpitante del sexo de una exhausta Gema y comienza a masturbarse sobre ella hasta que uno, dos, tres …chorros de blanco semen cubren su tripa y sus tetas, mientras Gema aún disfruta de un último orgasmo, haciendo que sus tetas, y todo su cuerpo, se estremezcan al sentir los chorros de leche sobre su piel.
Mikel deposita su miembro sobre su tripa y la mira sonriendo, orgulloso como haría un semental al terminar de cubrir a la hembra, satisfecho con el trabajo bien realizado y con cierto aura de superioridad machista. Veo que mi mujer le sonríe dulcemente, autorizando la muestra de orgullo del macho, muy satisfecha con el placer recibido del semental.
- Me voy a correr nena, no pudo más, no puedo más ….. jadeo descontroladamente sintiendo como la leche ardiente sube por mi pene, amenazando con derramarse fuera de un modo inmediato
- Dámelo todo nene, todo para mí -contesta Anna, colocando mi polla entre sus tetas, comenzando a frotar mi miembro con fuerza, masturbándome de un modo increíble. ¡Que bestialidad, ver y sentir como aquellas dos autenticas montañas de carne me masturban!. Es imposible aguantar, así que no tardo en descargar, llevándome la última sorpresa del día. Anna se abalanza sobre mi polla ante el primer estremecimiento y se la mete en la boca donde descargo con fuerza una de las mayores corridas de mi vida, mientras grito literalmente mi placer.
- Agggggg, tómalo todo nena, todo para ti -grito mientras siento como los trallazos de semen se derraman en la boca de Anna, mientras Gema y Mikel, ya relajados, sonríen viendo la escena.
Cuando Anna retira mi miembro de su boca, deja que la corrida vaya depositándose sobre toda su longitud, hasta concluir con un beso en la punta y una sonrisa para mi. La doy un beso suavemente y me dejo caer agotado sobre el sofá, junto a la otra pareja. Me abrazo a Gema y la beso, sabiendo que nuestra vida ha cambiado para siempre.
- Venga chicos ,una ducha rápida y nos vamos para el club -dice Anna- la noche no ha hecho más que empezar.
- Estoy cansada -contesta Gema- no se si quedarme.
- Déjate de rollos la dice su amiga, cogiéndola de la mano y dándole un pequeño beso en los labios- acuérdate que solo vamos a mirar y ser vistos. Eso, que yo sepa, no cansa:
Continuará ………………….