Cornudo a la andaluza

Una cita por el sur de España

Accedí al edificio, una noble casa del centro de Sevilla, tras un patio de columnas y una fuente llegué al rellano del primer piso, letra A, esta es la que buscaba, llamé y esperé varios segundo, de pronto se abrió la puerta y apareció la espectacular mujer con la que había tomado unos vinos días atrás.

Ataviada con un vestido corto de color rojo, escotada, los brazos al aire, unos maravillosos zapatos de tacón que la hacían más esbelta, el pelo suelto y la luminosa sonrisa que me cautivó desde el primer día, estaba radiante. Sus mejillas sonrojadas fruto de la excitación que recorría su cuerpo me invitó a pasar.

-

Adelante Oscar, estás en tu casa

-

Gracias

Antes de pasar me pare frente a ella y le di un largo beso, pude sentir su sabor y su olor, el ultimo día en aquel bar del centro de Sevilla comenzamos este viaje, accedió a quedarse sin bragas y que pudiera tocarla mientras me contaba como era su vida y como quería que cambiase.

Me acompañó al salón, allí estaba él, ese hombre que lleno de inseguridades y fantasías la había animado a cumplir sus sueños más oscuros y de paso los suyos propios

-

Oscar, este es Juan, mi marido

Juan se acercó a mí miedosamente y me tendió la mano, la estreché mirando fijamente a sus ojos, vi claramente que escondía tras aquella mirada gris.

-

Un placer Oscar

-

El placer es mío Juan y más ahora que esta preciosa hembra va a ser mía.

Le dije mientras acercaba a mi lado a su mujer y le besaba sensualmente en el cuello, ella se dejaba hacer pero notaba como miraba a su marido con extrañeza mezclada con vergüenza

-

Sabes Juan que el otro día tu mujer y yo congeniamos bastante? Después de contarme que la follas poco y acariciarle el coño me la lleve al baño del bar y me hizo una de las mejores mamadas de mi vida, ¿Qué te parece?

-

Ya me contó, me parece cuanto menos extraño

-

No es extraño cornudo, verás esta hembra necesita un tipo dominante que sepa cómo usarla y le de todo, ya me dijo que nunca se había tragado tu semen, que te la chupaba pero siempre te hacía correr fuera, es cierto?

-

Si así es, nunca me ha dejado..

-

Dile a tu marido que paso en el baño putita

-

Veras Juanito, me puso tan cachonda que una vez me arrodillé a comerle la polla y después de follarmela a placer me ordeno no desperdiciar ni una gota y así lo hice, me encantó Juanito, me gustó muchísimo, pero solo la suya, no creas que ahora te la chuparé hasta tragármelo, es más! jamás volveré a meter tu pito en mi boca y más teniendo esto- Dijo agarrándome la polla.

-

Ves Juanito, la tenias muy mal enseñada, así que ahora te jodes, ella es mía verdad cariño?

-

Si, quiero ser suya Juanito, y a ti?- Dijo ella acercándose a él – A ti te gusta que sea suya? Le preguntó tocándole el paquete, uff parece que sí, esta empalmado me dijo Rosa entre risas

-

Perfecto entonces todos de acuerdo, cornudo, ¿Por qué no vas a prepararnos unas copas?

Juan se quedó pasmado mientras Rosa y yo nos sentábamos en el sofá, Rosa se lanzó a besarme pero rápidamente se percató de su marido

-

Que no has oído al macho de la casa cornudo, vete ahora mismo a poner la copas o este te va a meter en vereda.

Le miré duramente, clavándole los ojos hasta las entrañas, él sumiso se dio la vuelta y se encamino a la cocina.

-

Joder Rosita, es mas cornudo de lo que pensabas, ves como no ha dicho ni mu? Con este te lo vas a pasar muy bien

-

Ya te dije que no me desobedece en nada y las ganas que tenía de una situación así son tan grandes en mi que en él.

-

Perfecto, pues ahora sácame la polla del pantalón, quiero que cuando vuelva te vea engullir mi polla como una profesional.

-

Umm me encanta…

Rosa se arrodilló sobre el sofá y me saco dulcemente la polla del pantalón, comenzó a lamérmela desde los huevos hasta la punta, sabía cómo hacerlo, era puro instinto estaba ante una de las mejores mamadoras que habían pasado por mi polla, succionaba mi capillo y mis pelotas para luego recorrer el tallo con la lengua bien fuera y mirándome con ojos de putita.

-

Eso es putita, así aliméntate que en esta casa estas pasando mucha hambre

Estos comentarios hacían que Rusa chupara con más fuerza, al cabo de unos minutos me percaté que el cornudo de Juan miraba la escena atentamente y tenía una considerable erección intentando romper el pantalón.

-

Umm ves cornudo como la chupa tu mujer, es una chupapollas de primera, no lo sabías?

-

Pues no, la verdad es que yo…

-

Tú nada, tu a mirar y a aprender, que si no sabes cómo usarla no lo harás verdad Rosita?

Rosa que seguía lamiéndome la polla con devoción se la sacó de la boca y mirando a su marido le dijo

-

Mira que polla cornudo, esta tremente y jugosa no como esa mierda que tienes ahí que se pone flojita nada mas tocártela, pero qué coño es eso, si estas empalmando, dijo Rosa poniéndose en pie y acercándose al cornudo, le agarró de la polla y le dijo

-

Así que te gusta esto verdad cornudo

Juan no era capaz de articular palabra, así que me levante del sillón, le cogí de la pechera y le grite a su cara

-

Contesta ahora misma a mi hembra o te muelo a palos maricona.

Juan, con cara de susto, excitación, miedo y mil cosas que pasaban por su cabeza contestó ante la presión que los dos ejercimos sobre él.

-

Me encanta Rosa, me gusta que él sea quién te de caña.

-

Mierda de cornudo, le grite, a mi me llamaras siempre Señor y a mi hembra Señora que para eso eres un picha floja, pide disculpas ya mismo o te rompo esa cara de tonto que tienes.

-

Lo siento Señor, no sabía que…

-

No sabias ni ostias, ahora pide disculpas a mi hembra y dile lo que quiere escuchar.

-

Lo siento Señora, si me encanta ser su cornudo sumiso y servicial

-

Jajajajaj rio divertida Rosa quien me cogió de la mano y volvimos al sofá, pero esta vez ella se arrodillo entre mis piernas y comenzó a lamerme la polla con mucho cariño al principio y fuerza y devoción al final.

Le hice una señal a Juan para que me acercase la copa, cosa que hizo con un gracias Señor al dármela

-

Porque no le besas los pies a mi hembra mientras me la chupa? Y dale las gracias por hacerte cornudo!

Juan cumplió, esta vez sin rechistar, cuanto más humillaba al cornudo Rosa chupaba más fuerte, estaba a punto de correrme, así que paré, saqué la boca de mi hembra de mi polla y le ordené abrirla bien, almacené una gran cantidad de saliva dentro y escupí dentro de su boca.

-

Rosa quiero que tu marido sepa como sabe un hombre de verdad, así que bésale con pasión, de ahora en adelante los besos con lengua están prohibidos, solo se los podrás dar cuando sepas a mí, a mi polla o a mi saliva, pero nada más, ella asintió con la cabeza y se dio la vuelta cogió a su marido del pelo, le hizo doblar la cabeza y dejó caer una gran cantidad de saliva en su boca, el tragó lo que pudo pero empezó a toser, así que me levanté y le crucé la cara

-

Plaffff, eres tonto cornudo? Arrodíllate y lame eso que se ha caído sobre el suelo.

El completamente aturdido, pero muy excitado obedeció sin abrir la boca, así que cogí a mi hembra y le susurré que donde estaba el dormitorio del cornudo, quería follarmela en su cama.

Me cogió de la mano y me guió hasta su habitación dejando allí al cornudo de su marido dolorido y lamiendo humillado el sabor de otro hombre en el suelo, el hombre que acababa de suplantarle como macho de la casa.

Por el camino me fijé que Juan es aficionado a los toros, como casi todo buen Sevillano, y se me ocurrió la idea de escenificar la situación, le pregunté a Rosa si tenían algún capote en casa, ella divertida y comprendiendo en el acto el asunto fue rápidamente a buscarlo.

Cuando lo encontró me lo dio divertida, llama al cornudo le dije, cosa que hizo, a los segundo apareció Juan con cara de anormal.

-

Rosa cariño, quítate las bragas que vamos a torear a este morlaco, jajaja!

Rosa lo hizo, rápidamente se las bajó y me las entregó.

-

Quédate bien quieto cornudo hasta que te lo ordene.

Me acerqué a él y le puse las bragas en la cabeza tapándole los ojos, aunque seguro que podía ver bien. Me alejé dos pasos y le dije enseñándole el capote

-

Eeee cornudo, ven, ven a clavar cornudo de mierda.

Se quedó inmóvil, mirándome a través de las bragas de su mujer sin saber qué hacer, me dirigí a Rosa

-

Haz de picadora, que este cornudo no se entera.

Rosa se acercó a él y dándole varios azotes en el culo le indicó que se portara como lo que era, un cornudo y que entrase al trapo si quería volver a correrse alguna vez en su vida.

-

Si Señora, haré lo que manden los Señores

Jajaja, la risotada de ambos fue muy sonora por lo pronto que el cornudo había entrado

-

Pues venga al trapo cornudo

El empezó a pasar como un toro, Rosa le decía que hiciera “mu” y el bufido típico de las lidias, le di cuatro o cinco pases de pecho, el muy cabrón cada vez lo hacía mejor.

-

Voy a darte la estocada cornudo, ponte a cuatro patas, cosa que hizo y emulé que le daba una estocada mortal pero como me parecía poco creíble le dije a Rosa:

-

Ahora que está a cuatro patas dale una patada en las pelotas, para que sienta el pinchazo.

-

Joder como me estas poniendo Oscar

Rosa se acercó por detrás y le metió una patada en las pelotas que le hizo doblarse de dolor, entre risas mientras el cornudo se retorcía le dije que se pusiera a cuatro patas en la cama, era hora de la estocada.

Se subió en la cama y se puso en posición

-

Pega la cara al colchón y abre tu coño con las dos manos, quiero que me lo ofrezcas delante del cornudo que además es un sumiso y apaleao

-

Follame como deben follarse a una mujer como yo, hazme tu hembra delante de este inútil de mierda mediohombre que no sabe cómo hacer gozar, en media hora me has hecho mojarme más el coño que este idiota en 5 años

-

Mueve el culo para mi perra

Ella comenzó a moverlo sensualmente, el di dos azotes

-

Que eres?

-

Tu hembra, tu puta hembra en celo

-

Qué es tu marido?

-

Un cornudo maricona, que además disfruta con que le golpee el macho que me usa

-

Y que soy yo?

-

El macho y Señor de esta casa

-

Ves cornudo? Esta es la nueva realidad de tu vida, acércate.

Juan se acercó tímidamente.

-

Vas a tener el honor de meter mi polla en el prieto pero mojado coño de tu mujer cornudo

Juan tímidamente agarró mi polla, me miró asustado por mi reacción, pero le devolví una sonrisa de aprobación, así me empezó a introducirla en el sabroso coño de su mujer. Rosa se dio la vuelta para ver la escena y excitada movía el culo mientras se mordía los labios

-

Eso es cornudo, ya eres a demás mamporrero, de un golpe de riñones se la calve de golpe a Rosa, que empezó a correrse como una loca, llevaba toda la mañana excitadísima y la ultima hora chorreando como una cerda

-

Ves como se corre cornudo? Pues ahora lárgate que tengo ganas de follarme a esta puta si mirones pajilleros.

Juan se marcho como una maricona y nos dejó solos, allí me folle a su mujer a mi antojo y le arranqué tres orgasmos mas, todos a cuatro patas como las perras, cuando se corrió por última vez le dije que quería correrme mientras ella me cabalgaba, eso hizo, la muy puta estaba deseosa de marcha , así que la azoté marcando el ritmo que quería para correrme y vaya si me corrí! le llene tanto el coño de leche que tal fue la cantidad que otro orgasmo, este el más largo y potente recorrió su cuerpo de arriba abajo, ella se descabalgó.

-

Nunca he sentido así Oscar, estoy saciada, satisfecha y llena, me da un poco de pena Juan pero la experiencia ha sido una pasada.

-

Que se joda el cornudo, además es el que más ha disfrutado, eso te lo digo yo. Le dije levantándome

-

Dónde guardas las camisas de trabajo del cornudo?

-

En ese armario, me dijo señalando un empotrado, que vas a hacer? Me preguntó.

-

Ahora veras

Lo abrí y me limpie la polla con varias de sus camisas dejándole mi olor en ella

-

Quiero que sepa quién manda en esta casa y este olor le recordará el orden establecido, le dije riéndome

-

Joder Oscar, que cabrón eres, me estas poniendo otra vez….

-

Eso es lo que te gusta…., Cornudo!!! Grité

A los dos segundos apareció Juan, estaba tras la puerta y por la mancha del pantalón se había hecho unas cuantas pajas

-

Túmbate en el suelo cornudo

Cosa que hizo sin rechistar, cogí a rosa de la mano y la lleve hasta el

-

Ahora quiero que te sientes en tu cara y te corras mientras este cabrón se alimenta de mi leche, el próximo día te daré a ti el biberón

-

Me lo prometes- Me dijo Rosa con cara de niña

-

Prometido!

Ella se sentó sobre la cara de su marido y entre insultos empezó a follarle la cara, así le di un beso a mi hembra y me despedí saliendo de la casa.

Andalucía y Madrid.