Cornudo (27). Fuego en el cuerpo.

Séptima parte del tercer libro de la saga Cornudo.

22

A primera hora de la mañana se había presentado Basilio en su despacho y le había dicho a Claudia que al día siguiente tenían que viajar de urgencia a Madrid para una nueva reunión. Ya estaba acostumbrada a esos viajes y reuniones que no iban a ninguna parte, aunque nunca le había avisado con tan poca antelación, lo peor no era el viaje sino el trabajo que llevaba, toda la documentación que tenía preparar, buscar hotel, billetes de AVE.

Y luego además casi nunca servía para nada, esas supuestas “reuniones de trabajo” solían terminar en comilonas, que se alargaban para juntarse a veces con la hora de la cena, para acabar saliendo de fiesta en alguna discoteca de la capital.

Solo que esta vez parecía distinto, pensó Claudia, ¿a qué viene tanta urgencia?, incluso Basilio se quedó en el despacho preparando informes, ella estuvo trabajando varias horas y ni tan siquiera tuvo tiempo para comer. Además ese miércoles había quedado con Mariola para tomar un café en su casa, estuvo a punto de llamarla para cancelar la cita, ya que quería ir a casa a descansar un poco y preparar la maleta, pero a eso de las 17:30 de la tarde decidió que ya no trabajaba más, apagó el ordenador y se fue de la oficina. Entró en una pequeña pastelería que había cerca de su trabajo y compró medio kilo de pastas de té antes de ir a casa de su amiga.

Había estado tan ocupada que no había tenido tiempo de pensar en Mariola, pero cuando se montó en el coche recordó lo que había pasado con ella unos días antes cuando salieron de fiesta, se habían acabado enrollando en los baños de la discoteca y luego en el sofá de su casa se habían morreado, mientras se frotaban las tetas desnudas la una contra la otra. Si no hubieran aparecido los chicos hubieran terminado follando y haciendo de todo entre ellas, al final la noche no finalizó como se esperaba, lo que menos se imaginó Claudia, es que iba a terminar en el portal de Mariola recibiendo por la cara el semen caliente de uno de sus alumnos.

Iba nerviosa porque no sabía si Lucas le habría contado algo a Mariola de su encuentro, estaba claro que había sido un plan orquestado entre los dos, aunque su amiga lo estaba disimulando muy bien.

Llegó a su casa y tocó en el timbre de abajo.

―Sube cariño.

En cuanto entró al portal se le vinieron todos los recuerdos de golpe, lo que había pasado allí unos días antes con Lucas. Un escalofrío recorrió su cuerpo, sin saber muy bien por qué no cogió el ascensor y comenzó a subir andando por la escalera, muy despacio, hasta que llegó al descansillo donde se había enrollado con Lucas. A plena luz del día parecía muy distinto aquel lugar.

Se puso contra la pared apoyando las manos en ella, pegó la cara recordando las mismas sensaciones, cuando Lucas se agachó y le metió la lengua en el culo. Irremediablemente mojó las braguitas y diez segundos más tarde subió hasta el piso de su amiga. Quería llegar excitada, además también era muy indicativo el no haber cancelado la cita con Mariola con el jaleo que tenía al día siguiente.

Tenía muchas ganas de quedar con Mariola por dos motivos, primero para asegurarse que Lucas no le había contado nada de lo del sábado y el segundo, porque no descartaba tener un nuevo encuentro sexual con su amiga. Intentaba luchar contra ello, estaba mal, ella no era una “bollera” se decía a sí misma, pero se había puesto tan cachonda el sábado con los besos y caricias de su mejor amiga.

Mariola salió a recibirla con un vaquero viejo de andar por casa y un suéter grande con el cuello dado de sí, cuando se vieron se dieron un abrazo y Claudia pasó dentro.

―¿Has subido andando?, no tenías que haber traído nada, ¿para qué te molestas?

―Sí, he subido andando, así estiro un poco las piernas, llevo todo el día en una silla, son unas pastas estupendas, la verdad es que tengo hambre, me he comido un sandwich hace cuatro horas y estoy desmayada....

―Vale, pues pasa que te preparo un cafelito y hablamos tranquilamente de lo del otro día, tranquila que Alba está en casa de su padre como ya te dije...

Una vez preparado el café se sentaron en el sofá y empezaron a hablar de lo que había pasado el sábado por la noche.

―¡Jo tía!, siento mucho de verdad lo que pasó, tenía muchas ganas de estar contigo...me supo fatal dejarte así, lo estábamos pasando tan bien...

―Da igual Mariola, que no pasa naaaaada...olvida ya el tema...

―Fui tonta, no sé qué me pasó, tenía muchas ganas de estar contigo, pero también que disfrutaras con los chicos, pensé que era buena idea que vinieran a casa...

―O sea que fue cosa tuya...¡¡lo sabía!!, ya me imaginaba que ellos no se iban a presentar aquí de buenas a primeras sin que les dijeras nada...

―Bueno, un poco, cuando les encontramos en el bar le dije a Lucas que si les apetecía venirse a casa a él y a Mario y nos tomábamos una copa los cuatro...

―Pero sabes que yo no quería eso...

―Sí, ya sé que son alumnos tuyos y bla bla bla, pero no sé, estábamos tan excitadas, que pensé que no te iba a importar...

―¡Qué cabrona eres!, no vuelvas a hacerlo...y menos sin decírmelo...por lo menos que esté informada...

―Es que si te lo digo, no hubieras venido y yo quería que estuvieras aquí con los chicos...

―Tienes razón no hubiera venido...

―Fuiste tonta, ahí tenías a Lucas dispuesto, joder, no me digas que no te apetecía follar con él, ¿no viste en los videos que te enseñé la polla que tenía y como se le pone de dura?, hubiera sido muy morboso, yo con Mario y tú con Lucas...

―Nooooo, ¿pero tú ves eso normal?, estar aquí con dos chicos de 18 años que unos meses atrás eran alumnos míos, me podrían echar hasta del trabajo si trascendiera esto...

―Alaaaa, ¿cómo te van a echar del trabajo por eso?

―Ahora estoy en un cargo político, claro que me podrían echar ¿y con qué cara volvería yo al instituto?, se formaría una buena, las asociaciones de padres no querrían que siguiera como directora, ni tan siquiera querrían que siguiera dando clase y se enteraría mi familia...se enterarían todos, vivimos en una ciudad pequeña, esto es muy grave Mariola, no es quedar con dos chicos y ya está, todavía si hubieran sido desconocidos, que tampoco, pero estos chicos han sido alumnos míos...

―Joder tía, sí que estás rayada con el tema...pero no pasó nada y ya está, quedé con Lucas el domingo...

―¿Estuviste con él el domingo?¿y qué te dijo?

―Pues nada, que te estuvo acompañando en el portal hasta que llegó el taxí, ¿fue eso lo que paso, no?, parece que te has puesto roja...

―Ehhhhhhhhhhhh, sí, claro, claro, me acompañó, fue muy raro, estuvo muy educado, dijo que no quería dejarme sola en el portal, pero no hablamos de nada...

―Fuiste tonta, ya me lo follé yo por ti el domingo, jajajajaja.

―¿También el domingo estuviste con él?

―Sí, el sábado con Mario y el domingo con Lucas, ¿qué te parece?, mmmmmmmm, me da mucho morbo follarme a los dos amigos, quiero preparar un encuentro los tres juntos, ¡¡¡joder me encantaría que me follaran los dos!!!, primero por turnos y luego los dos a la vez, una doble penetración, mmmmmm...

―¡¡Estás fatal!!

―Oye de verdad que siento mucho lo del sábado, déjame que te compense ―dijo Mariola acercándose a Claudia y pasando una pierna sobre sus muslos.

Claudia intentó levantarse pero Mariola apretó fuerte con su pierna hacia abajo.

―Tengo que irme...

―Tú no te vas de aquí, quiero que te vayas relajada, parece que estás muy tensa con tanto trabajo...

―Dijimos que solo el café...no empecemos...

―Te debo un orgasmo, va a ser muy rápido, necesitas desestresarte un poquito, después del día que has tenido hoy...

―Mariola, paraaaaaaaaaaa ―dijo Claudia empujando la pierna de su amiga.

―¿De verdad que no quieres?...y te cuento lo que hice con Mario el sábado y si quieres te cuento lo de Lucas al día siguiente...

―Mariola para yaaaaa ―dijo intentando apartar las manos de su amiga cuando ésta tiró de los botones del pantalón, para desabrocharla un par de ellos.

―Shhhhhhhhhh, déjame, lo estás deseando...

―Tengo que irme a casa...

―Tú no te vas a ningún sitio ―dijo Mariola dando besitos por la mejilla de Claudia a la vez que comenzaba a meterla los dedos por dentro de las braguitas.

―¿No decíamos que solo era el café?...ahhhhhhhhhh...

―Mmmmmmmm, pero si vienes mojada ya...mmmmmmmmm...mira cómo estás ―dijo Mariola sacando la mano de la entrepierna de su amiga.

Claudia se quedó mirando los dedos húmedos de Mariola, que le mostraba delante de su cara.

―Fue una pena que el sábado no quisieras follar con Lucas, te aseguro que te lo hubieras pasado muy bien con él....me dijo el domingo que se había quedado con muchas ganas de ti...

―Mariola, para...

Antes de volver a meter la mano por dentro de los pantalones, le acarició los pechos suavemente por encima de la ropa y luego volvió introducir los dedos entre el elástico de sus braguitas.

―Mmmmmmmmmmmmm, me encanta tu coño, lo tienes tan suavecito y es precioso ―dijo Mariola comenzando a masturbarla.

―No me digas eso...

―Es la verdad, tengo muchas ganas de volver a comértelo...

―Mmmmmmmmmmm, no, Mariola, no podemos hacer esto, ahhhhhhh...

―¿Qué prefieres hoy, que te lo coma o que use solo los dedos?

―Mariolaaaa, ahhhhhh...

―¡Vamos, dime qué prefieres!

―Los dedos, hoy solo los dedos...ahhhhhh...

―Vaaaaaaaaale, pero tenemos pendiente un polvo tú y yo, no creas que se me va a olvidar, eh? joder cómo estás!!!, los dedos están empapadísimos...

―Mmmmmmmmmmm, ahhhhhhhhhhhhhhh...

―Ábrete un poquito más de piernas, asííííííí, eso es...

―Ohhhhhhhhh, ahhhhhhhhh, que rico...por diossss que rico.

Mariola seguía acariciando el coño de Claudia muy despacio, recreándose en el cuerpo de su amiga mientras le besuqueaba por el cuello. Sabía que no le iba a costar nada hacerla llegar al orgasmo, ella misma también se estaba poniendo bastante caliente y cruzó con fuerza los muslos, porque si no se hubiera tenido que meter la mano en ellos. Claudia movía las caderas al ritmo con que Mariola le acariciaba, estaba abierta de piernas en el sofá  y cerraba los ojos, dejando a Mariola, que no tenía ninguna prisa en hacer que se corriera.

―Me dio mucho morbo cuando me viste con Mario, con su polla en la mano...en cuanto te fuiste me agaché para chupársela, estaba tan cerda que no paré hasta que se corrió en mi boca...el chico intentó avisarme, pero no le dejé escapar hasta que me soltó por completo su leche calentita...

―Ahhhhhhhhh, joder Mariola, ahhhhhhhhhhhh, mmmmmmm....sigueeee...

―Luego nos fuimos al dormitorio, por si volvías, para que no nos pillarais, en cuando entramos por la puerta ya estaba empalmado de nuevo...estos jóvenes son la leche, él también estaba bastante caliente porque no tardó en empezar a follarme a cuatro patas, me estuvo dando un buen rato,  incluso le pedí que me diera un buen azote, él no quería, pero al final parece que le gustó lo de darme duro en el culo...jajajajaja.

―Mmmmmmmmmmmmmmmmmm, ahhhhhhhhhhhhhhh....

―Luego me dijo que quería por detrás...

―¿¿¿Cómo??? ―dijo Claudia abriendo los ojos como platos y mirando a su amiga.

―Sí, pues eso, que me dijo que quería follarme el culo, que estaba muy caliente, que le encantaba mi culo...

―¿Y tú qué le dijiste?

―Pues que le voy a decir, que no tenía que pedirme permiso, que lo podía hacer cuando quisiera...

―Ahhhhhhhhhhhh, ahhhhhhhhhhhhhhhh, ¿y lo hizo?

―Vaya si lo hizo, me volvió loca, que manera de romperme el culo, me puse a chillar como una loca...seguro que nos oyeron follar los vecinos, pero me dio igual...

Entonces Claudia se acordó de cuando estaba en el portal con Lucas y escuchaban los gemidos de Mariola, en ese momento Mario seguramente la estuviera sodomizando y ella a su vez estaba con la polla de Lucas en la mano.

El pensar eso hizo que Claudia se pusiera fuera de sí y se puso a mover las caderas más deprisa.

―¡¡Más rápido, más rápido!!, tócame más fuerte, estoy casi...

―No veas cómo me folló por detrás, ummmmmmmmm, joder que gustazo ―dijo Mariola metiendo la mano que tenía libre entre sus piernas para frotarse ella misma.

―Ahhhhhhhhhhhhhh ahhhhhhhhhhhhhhhh...¿y se corrió dentro de ti? ―preguntó Claudia al borde del orgasmo.

―Jajajajaja, no, le dije que me avisara cuando fuera a terminar, que quería hacerle un culo-boca.

―¿Un culo-boca?, ¿qué es eso?

―¿No sabes lo que es?, pues la palabra lo dice, es cuando te lo están haciendo por detrás y la sacan para metértela por la...

―Sí, sí, no hace falta que sigas explicando, ya me lo imagino...ahhhhhhhh, ahhhhhhhhhhhhh...

―Pues le hice un culo-boca, es muy guarro, tengo que estar muy cachonda para hacer eso y el sábado además estaba borracha, me hubiera dejado hacer cualquier cosa, al final se la chupé hasta que se volvió a correr en mi boca....

―Mmmmmmmmmmmmmmmmmmm, joderrrrrrrrrr, joderrrrrrrrrrrrrrr...

―Estás muy caliente tú, al paso que vas, te va a acabar jodiendo el jefecillo ese que tienes, el de las gafitas, tanto viaje para arriba, tanto viaje para abajo...y lo cachonda que siempre estás...

―Ahhhhhhhhhhhhhhhhh, ¡¡¡¡me voy a correr, me voy a correrrrrrr!!!!

―¿Te pone el cerdo ese?

―Diosssssssss, Mariola, cállate y no te pares ahora...mássssssssssss, másssssssssssssss...

―Solo dime que te pone ese tío, aunque sea un poco y dejaré que te corras....

―Mariola por favor, no paressssssssss, ahhhhhhhhhh, no paresssssssssss....me voy a correr ―dijo sujetando el brazo de su amiga.

―Está bien voy a ser buena, córrete cuando quieras.

Mariola comenzó a besuquear el cuello de Claudia, que cada vez estaba más abierta de piernas en el sofá de casa de su amiga, había levantado las caderas para bajarse un poco el pantalón y sentir mejor los dedos de Mariola en su coño.

―No sé qué te pone más, si tu jefe o lo de los alumnos.

El chapoteo del coño de Claudia era escandaloso y además los dedos de su amiga eran tremendamente hábiles. Mariola se agachó un poco para seguir besando el cuello y el lóbulo de la oreja de Claudia, luego pasó a su mejilla y antes de que se corriera le dio un pequeño beso cerca de la comisura de sus labios. A punto de correrse, en cuanto Claudia sintió los labios de su amiga tan cerca de los suyos giró la cara y las bocas de ambas entraron en contacto. Primero fue Mariola la que sacó la lengua, pero Claudia no tardó en sacar la suya para que se entrelazaran fuera de sus bocas.

―Ahhhhhhhhhhh, ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh, me corrooooooo, ahhhhhhhhhh!!!!!! me corroooooooooo, ahhhhhhhhhhhhh, ahhhhhhhhhhh....

―Mmmmmmmmmmmmmm, me vuelves loca.

―¡Joder qué bueno!, necesitaba uno de estos hoy ―dijo Claudia dando un pequeño pico en la boca de su amiga.

―Puffffffffff, no sé qué me pasa contigo, me tienes loquita Claudia, no hago más que pensar en estar contigo, en comerte el coño, en follarte a cuatro patas con un arnés...en comerte la boca, en chuparte esos pezones que tienes...joder es que me gustas mucho...

―Te entiendo, a mí me pasa lo mismo....yo no soy lesbiana ni nada de eso, me gustan los hombres, pero...no sé...no sé qué estamos haciendo....no sé si esto está bien...me estás haciendo perder la cabeza.

―Claro que esto está muy bien, no le des muchas vueltas, lo que tienes que hacer es sacar tiempo para volver a salir de fiesta conmigo...te aseguro que vamos a terminar en mi cama ¡¡¡¡haciéndonos de todo!!!!!, pero si te digo de todo, es de todo...lo más sucio que se nos ocurra, te confieso que he estado viendo videos de lesbianas estos días a ver si se me ocurren cositas nuevas....

―Bufffffffff, bueno Mariola, tengo que irme, que tengo mucho jaleo ―dijo Claudia apartando por fin la pierna de su amiga que estaba sobre las suyas.

―Me alegra haber hecho que te corrieras, te lo debía del otro día ―dijo Mariola sujetando a Claudia de la cara para darle un beso.

―Yo también me alegro, pero...no me debías nada, jajajajaja, bueno anda que me tengo que ir de verdad.

Claudia se puso de pie a la vez que se iba abrochando el pantalón, cogió el abrigo y se puso una bufanda alrededor de su cuello. Mariola se quedó medio recostada en el sofá de su casa.

―Cuando te vayas ahora pienso hacerme un dedazo brutal, no veas lo cachonda que me has dejado...

―Mmmmmmm, pásalo bien...vamos hablando...

―Ciao guapa....

―Adiós Mariola y...gracias por...el café...

―Ya sabes donde vivo, cuando quieras...repetimos, tú solo tienes que traer esas pastas de té que están deliciosas...y nos tomamos los cafés que quieras.

23

Un poco más tarde de las 19:00 llegó Claudia a casa, se le notaba cansada y nada más entrar estuvo un rato con las niñas, que parecía que echaban de menos a su madre.

―Esperad chicas, voy a darme una ducha y ahora bajo y jugamos a lo que queráis...

Luego vino donde estaba yo y me dio un pequeño beso en los labios, llevaba un maletín del trabajo y subimos por la escalera hacia el dormitorio. Se sentó en la cama y se quitó los zapatos, estiró las piernas en el ancho de la cama, yo sabía lo que quería. Me puse junto a ella y le agarré los pies, comenzando a masajeárselos.

―Ayyyyyyyy, qué bueno, estoy súper cansada...

―Normal, es que no paras.

―Y encima mañana otra vez para Madrid...llevo todo el día preparando informes y papeles...

―¿No sabías nada de la reunión?

―No, ha sido de repente, Basilio ha debido quedar con alguien allí, con un empresario, va a salir un concurso de adjudicación de material educativo y no sé...

―Por lo menos podía avisarte con más tiempo para poderte organizar...

―Ya estoy acostumbrada, lo peor es que luego encima esas reuniones no valen para nada, o directamente no hay reunión, es solo una excusa para que cuatro políticos se pasen el día comiendo y luego de fiesta bebiendo copas...

―No parece que estés muy contenta con el trabajo...

―Sí, estoy contenta, en la Consejería estamos haciendo muy buen trabajo, hay gente muy válida...no sé, a ver qué tal mañana, parece algo distinto, hasta Basilio estaba nervioso e incluso ha estado trabajando...

―Joder, eso sí que es novedad...

―Sí, por eso te digo que debe ser importante...

―¿A qué hora sales mañana?

―Pronto, a las siete y media cogemos el AVE...tenemos la reunión a las once...

―Pues pégate una ducha, que yo ahora dentro de poco voy preparando la cena a las niñas...

―Me voy a dar un baño...quiero quedarme un rato relajada...

―Vale, si quieres te lo pongo yo...ahora voy...

―Shhhhhhhhhhhhhh, quieto, ni te muevas, tú sigue masajeando los pies, mmmmmmmm, lo haces de maravilla...

―Jajajajaja...luego en el sofá te hago uno bueno en los pies, cuando acostemos a las niñas para que te quedes dormida pronto...

―Perfecto, estoy agotada.

―Bueno, ¿y qué tal con tu amiga Mariola?, que no me dices nada...¿habéis hablado un poco de lo que pasó el sábado?

―Hemos estado tomando café...quería disculparse por lo del otro día...por lo de los chicos, ya sabes...

―¿Y?, ¿estás más tranquila con ese tema?, ¿sabía algo Mariola?

―¿De lo de Lucas?, de momento parece que el chico no le ha contado nada, el domingo estuvieron juntos y creo que no ha dicho nada de lo que pasó entre nosotros, si le ha contado algo Mariola lo disimula muy bien...pero tal y como es seguro que algo me habría dicho.

―¿Quedó con el chico el domingo?

―Sí...

―¿Pero estuvo follando con el otro el sábado, no?

―Sí, con Mario...

―Joder con tu amiga, no pierde el tiempo y el tal Lucas estará que ni se lo cree, el sábado está contigo y el domingo con Mariola...buffffffffff, todavía me parece muy fuerte lo que me contaste hace dos días, estoy como loco Claudia, ¡¡¡hacerle una paja a un alumno!!!...y además lo de Mariola contigo, ufffffffffffff...no hago más que darle vueltas...me parece muy fuerte todo...

Claudia se tumbó en la cama y estiró las piernas para que pudiera seguir masajeándola los pies, se desabrochó el pantalón y me dijo.

―Esta tarde cuando he estado con Mariola, he dejado que me tocara...

―¡¡¡¿Cómo dices?!!!, ¿hoy también?

―Sí, hace un rato, en su casa, me ha metido la mano por dentro de los pantalones y me ha masturbado, mientras nos besábamos ―dijo Claudia tocándose los pechos por encima de la camiseta.

Yo seguía sentado en la cama apretando la planta de sus pies y mirando a mi mujer con el pantalón abierto.

―¿Lo dices en serio?

―Sí, no he podido resistirme, Mariola tiene unos dedos, mmmmmmmmmmm....ha hecho que me corriera súper rápido...

―Joder Claudia, ¿voy a tener que preocuparme con lo de tu amiga?, no sé como tomármelo, ahora de repente me entero que estás teniendo relaciones con ella, ¡¡con otra mujer!!, el sábado te enrollaste con un alumno, bufffffffffffff Claudia...

―¿No es lo que querías, cornudo?, ¿y ahora te da miedo?, al principio es verdad que no quería nada con ella, no me veía acostándome con otra mujer, pero si te soy sincera cada vez me gusta más, es distinto a un hombre, es más delicada, tiene la piel más suave...es muy atractiva...y muy morbosa.

―¿Te pone tu amiga?

―Creo que sí, no sé qué me pasa con ella, no puedo resistirme...por lo de Lucas no te preocupes, no pienso volver hacer nada con él, fue un grave error, pero en cuanto a Mariola...no te puedo decir que no volveré a hacer nada con ella, porque en realidad me apetece mucho, ¿qué piensas de esto?

―No sé qué pensar Claudia, es tu mejor amiga, nuestras hijas juegan con la suya, es muy raro...pero me pone mucho imaginaros juntas...¿no me estás engañando, no?, ¿no es una de tus fantasías?...

―No, no es ningún juego, es verdad, hoy solo me ha metido las manos por dentro de las braguitas, pero el sábado nos enrollamos y la otra vez en su casa terminamos desnudas frotándonos mientras nos tocábamos...cada vez vamos a hacer más cosas, no puedo evitarlo, ahora me ha dicho que quiere que use los arnés que uso contigo para follármela también...

―¡¡¡¿Ella sabe lo de los arnés que usamos?!!!

―Sí claro, sabe todo lo nuestro, la he contado lo de Toni, lo de Víctor, lo que hacemos, ¡¡sabe lo cornudo que eres!! ―dijo Claudia sentándose en la cama a mi lado.

―Bufffffffffffffffffff, joderrrr...no sabía que se lo habías contado.

―Mmmmmmmmmm, ¿estás cachondo?, ¿te gusta que Mariola sepa lo cornudo que eres?

―Espero que sea discreta...

―No te preocupes, solo lo sabe ella y no va a decir nada, es una cosa entre nosotras, lo mismo que yo sé de sus rollos, es mi mejor amiga, ¡¡nos lo contamos todo!! ―dijo Claudia acariciándome la polla por encima del pantalón.

―Mmmmmmmmmmmmmmmm Claudia...

―Te encanta que sepa lo cornudo que eres, ¿¿verdad??

―Joder Claudia, me estás poniendo mucho, estate quieta, están las niñas abajo...

―Pienso seguir follando con Mariola cada vez que surja...

―Mmmmmmmm...

―Hoy me ha dicho que no puedo seguir así...

―¿Así cómo?

―Pues así de excitada, de caliente...dice que se me nota que necesito un buen polvo...

―Joder, ¿eso te ha dicho?

―Sí...y que como siga así me voy a acabar acostando con mi jefe...

―¿Con Basilio?, ¿por qué te ha dicho eso?, ¿habláis de él también?, ¿ese tío te gusta?

―Claro que no me gusta, eso es lo que dice ella...

―Pero si te lo ha dicho será porque algo habéis hablado de él...

―No, le conoce de un día que fue a mi trabajo...

―¿Te acostarías con Basilio?

―Ya te he dicho que no me gusta.

―No te he preguntado eso, te he preguntado si te acostarías con él...

―No lo sé, tiene algo en su carácter, es...no sé, lo tiene todo perfectamente controlado, las cosas se tienen que hacer como él dice, es de esta gente que tiene mucho liderazgo, ese es su atractivo, pero sexualmente no le veo ninguno...

―Me excita mucho cuando me cuentas lo de las comidas de trabajo y sobre todo las cenas, cuando luego salís por ahí a tomar alguna copa, cuando estás rodeada de políticos importantes...

―Tanto como importantes...

―Me encanta cuando hablamos estas cosas, eso significa que hemos avanzado mucho en la relación, quién nos lo iba a decir hace más de un año cuando empezamos con esto...

―¿Así que te gusta, eh? ―dijo Claudia sentándose detrás de mí y rodeándome con las piernas.

―Sabes que puedes acostarte con quien quieras, no me importa lo de tu amiga, puedes seguir follando con Mariola, pero me lo tienes que contar, eh?...lo de tu alumno me parece bien que no te vuelvas a ver con él, quizá sea la situación que más se pudiera descontrolar y no nos interesa eso...y lo de Basilio.

―Con Basilio nada, no te preocupes ―dijo acariciándome la polla por encima del pantalón.

―Mmmmmmmmm, Claudia, para, estoy muy cachondo con todo esto, desde lo del sábado estoy a mil, solo hago que pensar que pajeaste a un chico de 18 años y dejaste que te comiera el coño, estoy todo el día dándole vueltas...

―Tranquilízate un poco o ésta te va a explotar ―dijo apretándomela sobre el pantalón.

―¿Te apetece que luego nos conectemos con Toni?

―Hoy quiero acostarme pronto, mañana tengo que madrugar, me espera un día muy largo.

―¿Cuándo vuelves?

―El jueves por la mañana, vamos a pasar una noche allí.

―Vale...

―Bueno voy a pegarme una ducha y bajar un rato con las niñas, luego me prometiste un buen masajito de pies.

―No se me ha olvidado, tranquila.

―¿Y qué hacemos con esto?, ¿te dejo así? ―dijo dándome un par de apretones más sobre la polla.

―Lo que tú quieras.

―De momento vamos a dejarlo así, voy a empezar a dejarte en este estado unos cuantos días, para que luego estés más caliente, si mañana vamos a cenar con los colegas de Basilio y luego salimos a tomar una copa te mandaré unos mensajitos, sé que te encanta y ya estarás a punto de explotar.

―Mmmmmmmm, ufffffffff Claudia, me derrites...me gusta que me dejes así.

―Shhhhhhhhhhhhh, es lo que te mereces, por cornudo, bueno vale ya, me voy a duchar ―dijo dando dos palmaditas sobre mi paquete para luego quitar las piernas que me rodeaban.

Comenzó a quitarse la ropa mientras iba llenando la bañera, echó un gel especial de burbujas y luego se metió dentro. Por la mañana se levantó tan temprano que apenas la escuché cuando bajó a desayunar. Desde la habitación escuché el ruido del motor cuando llegó el taxi frente a nuestra casa, Claudia entró en la habitación y me dio un beso de despedida.

―Me voy, luego te llamo, dijo en bajito.

―Vale, ten cuidado, te quiero mucho.

Ninguno de los dos nos imaginamos que aquel viaje de trabajo tan repentino iba a empezar cambiar la relación de Claudia con Basilio. Era demasiado pronto, tan solo llevaban tres meses trabajando juntos. Solo tres meses. Al mediodía me llamó Claudia completamente indignada y con un buen cabreo.

No sé podía creer lo que le había propuesto el cerdo de su jefe.

24

Modou estaba esperando con el coche en marcha a que bajara Claudia, habían quedado a las siete de la mañana para llevarla a la estación del AVE. Bastante puntual salió vestida con un abrigo de paño gris, vaqueros ajustados y zapatos de tacón, llevaba puestas unas gafas de pasta negras y arrastraba una pequeña maleta de viaje. El senegalés se bajó del coche educadamente para meter la maleta en la parte de atrás.

―Buenos días Modou, muchas gracias ―le saludó Claudia mientras el chico metía su equipaje en el maletero.

Luego se sentó en los asientos de atrás y le echó una ojeada al móvil por si tenía algún mensaje.

―Siento haberte hecho madrugar.

―No se preocupe, suelo salir a trabajar a estas horas más o menos.

Apenas hablaron más por el camino, Modou la miró un par de veces por el retrovisor, en nada se parecía Claudia a la mujer alegre que el sábado por la noche iba vestida de fiesta. Todavía se acordaba de cómo le había zorreado la amiga e incluso le había llegado a dar su número de teléfono, seguro que habían estado hablando de él. Hasta le habían propuesto que subiera a casa con ellas a tomarse una copa.

Pero ahora Claudia era una mujer seria, sobria y que además le imponía bastante. Ni tan siquiera se atrevía a mirar hacia atrás, nada que ver con el sábado cuando se giró para mirarle las piernas descaradamente delante de Mariola.

No tardaron en llegar a la estación del AVE, en la puerta le estaba esperando Basilio, inquieto, mirando la hora, a pesar de que iban bien de tiempo. Se tomaron un café en la cafetería y luego cogieron el tren.

Nada más montar Claudia se quitó el abrigo quedándose con un elegante traje chaqueta de mujer, debajo llevaba una camiseta blanca de dibujos ajustada, luego Basilio sacó unos documentos y extendieron la bandeja de los asientos para ponerlos ahí.

―En cuanto lleguemos tenemos una reunión con Pascal, es uno de los empresarios que va a participar en el contrato de adjudicación.

―¿Pascal?

―Sí, es un empresario amigo del partido, su madre es francesa y el padre español, nació en Francia, pero ya de pequeño se vino a vivir a España.

―¿Y es normal quedar con el que va a concursar en el contrato?

―Sí, es normal, solemos hacerlo a veces...si tenemos intereses comunes, claro.

―Entiendo.

El viaje se les pasó rapidísimo, cuando bajaron del tren apenas tuvieron tiempo para dejar la maleta en la habitación del hotel y luego fueron a una pequeña sala de reuniones que estaba en el mismo hotel. Les estaba esperando Pascal, junto con otros dos empleados suyos.

La reunión duró un par de horas, donde estuvieron hablando de cantidades y de cifras, todo muy aburrido, pero a Claudia aquello no le parecía muy legal. Que estuvieran reuniéndose con el principal adjudicatario del concurso le parecía cuanto menos extraño, además todo era muy clandestino. Había sido una reunión de última hora y nadie sabía ni tan siquiera que se estaba celebrando. Al final Basilio se quedó hablando con Pascal, mientras Claudia charlaba con los otros dos invitados a la reunión.

―Venga esta noche en la cena cerramos los flecos ―le escuchó decir  a Basilio estrechando la mano con fuerza a Pascal.

Claudia y Basilio se fueron por el pasillo a coger el ascensor del hotel, querían pasarse por la habitación antes de salir a comer.

―Esta reunión nunca ha tenido lugar ―dijo Basilio en el ascensor mientras subían, sin que Claudia pudiera decir nada más.

Luego se fueron a comer, Basilio había quedado solo con otros tres políticos de distinta Comunidad Autónoma, esta vez debido a lo apresurado del viaje los otros no habían podido asistir. Todo estaba resultando muy extraño, esta vez no había programada ninguna reunión para la tarde, era simple y llanamente una comilona entre amigos, con cargo al estado, por supuesto.

Claudia ya se estaba acostumbrado a esas comidas, era la sexta vez que ocurría desde que había empezado en su nuevo puesto, solían quedar a “hablar de trabajo” con sus colegas cada dos o tres semanas. Recordó la primera vez que no se encontró nada cómoda e incluso se fue y les dejó allí mientras bebían copas y se encendían unos puros, pero eso había cambiado, Claudia se los había sabido llevar a su terreno. Con todos había tenido conversaciones más o menos privadas, se sabía la vida de ellos, si estaban casados, cuántos hijos tenían, qué carreras universitarias estudiaban, cuántos partidos de pádel jugaban a la semana o el hándicap que tenían en su tarjeta de golf. Claudia sabía que esa era una de las facetas que Basilio esperaba de ella y muchas veces mientras hablaba con ellos le gustaba la mirada de satisfacción de su jefe.

Los contactos eran lo más importante. Y Claudia lo había entendido desde el principio.

―Bueno ¿y esta noche dónde vamos a cenar? ―preguntó uno de ellos.

―Esta noche, hemos quedado chicos, así que tendréis que salir sin nosotros, luego si queréis quedamos donde siempre y nos tomamos algo.

La sobremesa de aquella comida no duró mucho, Basilio parecía que quería reservarse para la cena de la noche.

―Bueno chicos, nosotros nos vamos ya ―les dijo a sus colegas.

―¿Ya?, nooooooo, venga quedaros un poco más...

―Vamos a descansar un poquito, venga hasta luego.

Hizo un gesto con la mano para que Claudia pasara delante de ella y luego le agarró sutilmente por la espalda acompañándola. Le gustaba hacer eso muchas veces, incluso algunas veces esa mano solía acabar en la parte baja de la espalda. Aunque a Claudia al principio le parecía raro, ahora no le daba ninguna importancia, había visto que lo hacía con todas las mujeres.

Cuando iban en el taxi de vuelta al hotel Basilio parecía un poco más nervioso de lo normal, era la primera vez que le veía en ese estado, algo le estaba pasando y Claudia no entendía lo que era.

―Me gustaría hablar contigo ―le dijo Basilio.

―¿Pasa algo?, me estás asustando.

―No, no, tranquila, es una tontería, solo que si me gustaría comentártelo en privado, ahora en el hotel.

―Vale.

―Nos tomamos un cafetillo en el hall del hotel y te comento...

―Venga perfecto...me estás preocupando, jajajaja.

―No, que no pasa nada...ahora te digo.

Llegaron al hotel y se sentaron en una pequeña mesa que había en el restaurante, Basilio se levantó y pidió un par de cafés, luego volvió con ellos de la mano y se puso junto a Claudia. Fue directo al grano.

―Verás, esta noche ya sabes que tenemos la cena con Pascal y bueno, ehhhhh...me ha pedido que después de cenar le gustaría invitarte a una copa.

Claudia le miró con cara sorprendida y antes de que pudiera decir nada, Basilio siguió hablando.

―Es que no te conoce y estos empresarios son muy recelosos de que con quién hacen negocios.

―¿Me estás pidiendo que después de la cena me tome una copa a solas con Pascal?

―Sí, eso es, es una adjudicación muy importante para la Consejería, muchas veces hay que hacer cosas que nos gustan menos, pero todo es parte del trabajo...

―No sé si no estoy entendiendo bien o tú te estás expresando mal, ¿me estás diciendo que cuando habéis hablado a solas él te ha pedido que después de cenar quiere tomarse una copa conmigo, para poder cerrar el acuerdo?, ¿es eso? ―dijo Claudia empezando a enfadarse.

―No, no es para cerrar nada, solo es que quiere conocerte, es la primera vez que asistes a una reunión con él y yo creo que quiere tantearte un poco...

―Mira todo esto suena fatal Basilio, desde lo de reunirnos con un empresario que va a concursar en el contrato de adjudicación, luego cenar con él y después me pides esto, ¿sabes cómo suena desde mi punto de vista?

―Tranquila Claudia, creo que estás sacando las cosas un poco de contexto ―dijo Basilio abriendo las manos para que se calmara.

―¿Y por qué estabas tan nervioso?, sabes que este tipo de invitación no forma parte del trabajo, yo no soy una mercancía con la que puedas negociar, no sé qué pretendes con esto, pero parece que me estás insinuando que me acueste con ese tío...

―¡¡Noooooooo por diossssss!!, como te voy a pedir yo eso, no Claudia, claro que no, es solo una copa, una charla informal...por favor...no digas eso.

―Mira, prefiero no seguir hablando de esto, porque me estoy enfadando bastante ―dijo Claudia poniéndose de pie.

―¿Entonces le digo que no?

―Por supuesto que le vas a decir que no...o te has pensado que soy una...

―No sé por qué te pones así Claudia, ¡¡solo era una copa!!, ¡¡¡una maldita copa!!! ―dijo Basilio poniéndose de pie y levantando un poco la voz.

Era la primera vez que Claudia le veía enfadado, quizás no estaba acostumbrado a que le llevaran la contraria, siempre había que hacer lo que él dijera y como él dijera. Tenía que empezar a frenarle los pies, se dijo para sí mientras Basilio seguía hablando.

―Pensé que habías entendido lo que hacemos, las relaciones públicas son una parte muy importante de nuestro trabajo, te estás portando de manera muy egoísta, has sacado además las cosas de contexto, yo nunca te pediría que hicieras eso, Pascal solo quiere hablar contigo y ya está...me vas a hacer quedar muy mal cuando le diga que no a su invitación...

―Eso es cosa tuya, es algo que habéis hablado entre vosotros dos sin contar conmigo, después de cenar me vuelvo a la habitación, mañana el AVE sale a las 9:00...no me quiero acostar tarde ―dijo Claudia echando a andar hacia la salida de la cafetería del hotel dejando a Basilio allí plantado.

―¡¡Claudia!!, no te vayas así, esto tenemos que hablarlo...

Pero ella no le hizo caso, aceleró el paso y subió corriendo por las escaleras hasta que llegó a su habitación.

Serían sobre las cinco de la tarde cuando recibí una llamada de mi mujer. Estaba sentado en el sofá viendo una película con las niñas.

―Hola Claudia, ¿qué tal va todo?

―¿Qué hacéis?, ¿qué tal están las niñas?

―Pues bien, aquí viendo una película, chicas decid hola a mamá.

―¡¡Hola mamá!!, ¿cuándo vienes? ―dijo la pequeña arrancándome el teléfono de las manos.

Claudia estuvo un rato hablando con nuestras hijas y luego me puse yo al teléfono.

―Bueno, ¿y qué tal van esas reuniones??

―Mal, no te vas a creer lo que me ha pasado...

―A ver, cuenta...

―Verás hoy está siendo todo muy raro, hemos quedado con un empresario para un tema de una adjudicación, bueno algo que no parece muy legal.

―Supongo que esas cosas son así, Basilio no haría nada de eso si no se pudiera hacer, lleva muchos años en política.

―Por eso, como lleva tantos años se piensa que puede hacer lo que quiera...bueno el caso es que nos hemos reunido con este señor y luego por la noche vamos a cenar con él, tenemos...bueno tienen el acuerdo entre ellos bastante cercano...

―¿Entonces bien, no?

―¿Bien?, ¿sabes lo que me acaba de pedir Basilio? ―dijo Claudia en un tono bastante enfadado.

―Uy Claudia me estás asustando, que te ha pedido...

―Me ha dicho que si después de cenar me tomaba una copa con Pascal...

―¿Que después de cenar te tomaras una copa con el empresario?, ¿te lo ha pedido o te lo ha ordenado?, pero ese tío es gilipollas...

―Sí, ¡¡¡me ha debido tomar por su fulana o algo así!!!!, no es por la copa, es cómo lo ha dicho, insinuando que me viera con él...no sé, estoy muy confusa con todo esto...

―Joder Claudia, tranquilízate, la verdad es que suena mal, pero quizás tú tampoco lo has entendido bien del todo, a ver, dime qué es lo que te ha dicho exactamente Basilio.

―Pues primero me ha dicho que había estado hablando con el empresario en privado y que él le había pedido que después de cenar le gustaría invitarme a una copa a solas...

―Sí, ufffff, la verdad es que suena fatal, el Basilio este es un impresentable...¿y qué más te ha dicho?, ¿le has preguntado para qué?, ¿qué decía él?

―Decía que estos empresarios son recelosos y que como es la primera vez que yo iba a una reunión con ellos que me quería tantear un poco...no sé, no ha resultado demasiado creíble su explicación...

―Vaya tontería, no sé cómo te puede pedir que hagas eso, ¡¡menudo cretino!!

―Eso le he dicho yo, que no estoy para tomarme copas con nadie, que si me había tomado por una cualquiera, se ha enfadado bastante, pero mira, si se enfada que le den por el culo, ¡¡yo no soy su puta que pueda ofrecer a cualquiera para cerrar sus negocios!!...

―Joder Claudia, suena fatal, tal y como lo dices...

―Lo podemos pintar de muchas maneras David, pero eso es lo que estabas pensando tú también, no?

―Bueno no sé, desde luego que suena fatal todo este asunto, pero siempre está la posibilidad de que no lo hayas entendido bien, me parece muy raro, hombre no creo que por muy cretino que sea Basilio te pida que te acuestes con otro...

―Sabe medir sus palabras, no va a pedirme eso nunca, pero hay cosas que se sobreentienden...y ahora encima hemos discutido, no tengo las más mínimas ganas de ir a esa estúpida cena con Basilio y Pascal, joder que se tomen la copa ellos juntos...

―¿Tan feo es el tal Pascal?, jajaja, era una broma Claudia, solo quería quitarle un poco de hierro al asunto...

―Anda que ya te vale, para bromas estoy yo...a ver cómo salgo de esta...

―Tú tranquila Claudia, no le des tantas vueltas, vete, cenas con ellos y con toda la naturalidad del mundo te despides de él y de Basilio educadamente, intenta estar simpática, para que Basilio vea que no le das importancia...

―Pero es que no quiero eso, quiero que se dé cuenta de que es muy grave lo que me ha pedido...

―Tienes que estar por encima de eso Claudia, Basilio no es más que un pobre desgraciado...

―Que siempre se sale con la suya, alguien tiene que pararle los pies.

―Tú tranquila, actúa como si no hubiera pasado nada, hazme caso, es lo mejor, él ya ha entendido que se ha equivocado, a partir de ahora tendrá más cuidado contigo y te respetará más, ya lo verás.

―Eso espero, si no cojo la puerta y me vuelvo al instituto.

―Es otra opción, pero a ti te gusta dónde estás ahora...has trabajado mucho para ese puesto y no hay nadie mejor que tú para desempeñarlo.

―Bufffffff, hay días que es mejor no levantarse, qué ganas tengo de que pase todo y volver a casa.

―Aquí estamos esperándote cariño, venga tranquila y ya sabes, naturalidad, simpatía y educación, demuestra quién eres.

―Te quiero.

―Te quiero.

Claudia se quedó con el móvil de la mano, de repente se encontró muy cansada y se tumbó en la cama, cerró los ojos intentando desconectar de todo y no tardó en quedarse dormida vestida con la ropa de calle. Se despertó una hora más tarde, había cogido un poco de frío y se desnudó antes de meterse en la ducha y estar 30 minutos bajo el agua caliente, en una ducha relajante que la sentó de maravilla.

Cuando salió tenía un WhatsApp.

Basilio 18:47

Hemos quedado a cenar a las 22:00, quedamos abajo a las 21:30, nos estará esperando un taxi.

Por un momento pensó que iba a disculparse, pero Basilio no era de esos, es de los que les gusta que las cosas salgan como él quiere y se hagan como él dice. Sacó el portátil y se sentó en una pequeña mesa que había en la habitación, estuvo un rato leyendo las noticias y cuando terminó se encontró que no sabía qué hacer.

Empezó a darle vueltas a la propuesta de Basilio, a lo que había hablado con David, quizás había exagerado un poco, o lo podía haber malentendido, ¿era para tanto lo que le había propuesto Basilio?, se dijo a sí misma. Solo era una copa, una charla con un empresario, ¿en qué se diferenciaba a cuando iba a cenar con Basilio y sus otros colegas y luego se quedaba charlando con ellos de su familia, del trabajo? Era lo mismo o parecido.

Además David parecía habérselo tomado bien, incluso había bromeado al respecto, “¿tan feo es ese tío?”, le había dicho medio en bromas, pero se lo había dejado caer. Seguro que la mente calenturienta de su marido ya le estaba dando vueltas a alguna fantasía. Y tenía razón, se había enfadado tanto que ni tan siquiera había pensado en él, Pascal no estaba nada mal, sobre 50 años, pelo cortito, moreno, educado, se notaba que tenía mundo, físicamente atractivo, no parecía tener mal cuerpo, aunque era difícil saber si se cuidaba debajo del traje de 5000 euros que llevaba puesto. Abrió de nuevo el ordenador y buscó en google.

Pascal L... ….

Venían varias imágenes de él y de sus empresas, intentó buscar algo de su vida privada, aunque no encontró nada. Fue pasando despacio las fotos, leyendo toda la información que podía de él.

“Solo tienes que tomar una copa con él, nada más, no soy una prostituta”, se dijo a sí misma.

Empezó a darle vueltas y más vueltas, se acordó de Basilio, el enfado que se había cogido, era la primera vez que discutían. Nunca le había visto así, perdiendo los papeles tan rápido. Pensó que era mejor dejarlo correr y no volver a sacar el tema, cenar tranquilamente por la noche y volver al hotel y luego actuar como si no hubiera pasado nada. Seguro que a Basilio tampoco le interesaba remover este asunto o que trascendiera, no quedaría muy bien en la Consejería si se enteraran que le había propuesto a Claudia cenar con un cliente, con el que además no tendrían que haberse reunido.

Las fotos de Pascal seguían en el ordenador, Claudia en pijama las seguía mirando y no paraba de darle vueltas al asunto. “Basilio se debe pensar que puede ofrecerme a otros cuando quiera, será cerdo”. “Puto cerdo de mierda”. Tenía la boca seca y se mojó los labios con la lengua, el corazón comenzó a palpitarle más deprisa.

Cerró corriendo la tapa del ordenador y se tapó la cara con las manos. “Joder, no”. El corazón seguía bombeando y los pezones se le habían empezado a poner duros. “No, no, no”, dijo cuando sintió un deseo irrefrenable de meterse la mano entre las piernas. “No soy una puta”. “Ahhhhhhhhh joderrr”, “no soy una puta, no soy una puta”, se repitió a sí misma cuando se metió los dedos entre el elástico del pijama.

Se acordó de Lucas, de Mariola, menuda semana llevaba y ahora esto. El sábado le había hecho una paja a uno de sus alumnos en el portal de su amiga, había dejado que un chico de 18 le comiera el coño y el culo contra la pared y el día antes de viajar había vuelto a enrollarse con Mariola en su casa, ella le había masturbado y había hecho que se corriera en apenas unos minutos. Ahora su jefe le había propuesto tomarse una copa con otro hombre y allí estaba en la habitación, tocándose el coño excitada y empezando a sopesar seriamente el hacerlo.

Miró el móvil de nuevo, seguía esperando un mensaje de Basilio donde al menos se disculpara mínimamente, pero éste no llegaba, en su fuero interno sabía que no iba a hacerlo, para él no era más que una empleada que no estaba cumpliendo lo que se esperaba de ella.

“Vale, tranquila”, dijo sacando las manos de dentro de sus braguitas. Se quedó pensando otro rato, “joder, si es que soy tonta”, dijo cuando su cabeza empezó a asumir que iba a aceptar esa copa con Pascal. Sabía lo que eso conllevaba, era como ceder a las pretensiones de Basilio, él le había pedido quedar con un cliente y ella lo iba a hacer. A partir de ese momento no podría negarse cuando se lo pidiera más veces. Y estaba segura que iba a haber más veces, si en tres meses ya le estaba pidiendo hacer eso, no tenía duda de que iba a acabar tomando copas con mucha otra gente.

Basilio no había elegido una cara bonita porque sí.

Cogió el móvil, entró en el chat de WhatsApp de Basilio, “venga discúlpate” se dijo mientras leía las últimas conversaciones que había tenido con él, luego lo lanzó a la cama como si el móvil le quemara las manos, “mierda, ¿qué hago?”

Anduvo de un lado a otro de la habitación, se sentó en la cama, con los codos pegados a las rodillas, pensando. Otra vez cogió el móvil y se puso a escribir. Todavía dudó un poco más antes de darle al botón de enviar. Ahora sí, ya estaba hecho.

Claudia 19:57

Está bien, me quedaré charlando con Pascal después de la cena.

Se quedó mirando el móvil, esperando a ver si Basilio había recibido el mensaje, efectivamente unos minutos más tarde se le pusieron las dos flechas azules señal de que lo había leído, pero no le contestó nada. Ni un simple gracias. Nada. “Me estoy rebajando ante ese cabrón”, pensó Claudia cuando dejó el móvil en la mesa antes de empezar a prepararse para la cena.

Volvió a ducharse tranquilamente y luego comenzó a vestirse. En la maleta siempre llevaba ropa para tres o cuatro días, todavía no sabía qué se iba a poner. En principio a la cena iban a asistir, Pascal, sus dos ayudantes, Basilio y ella. Sacó el legging de cuero negro, ese nunca fallaba, era elegante, pero atractivo y sexy a la vez, en la parte de arriba cogió un jersey clarito con mucho pelo que tenía el cuello un poco dado de sí, lo que hacía que se le viera un poco el sujetador y como siempre unos buenos zapatos de tacón. Se tomó su tiempo para maquillarse, tenía que estar perfecta para la cena y terminó de prepararse diez minutos antes de la hora a la que había quedado con Basilio. Cuando miró el móvil tenía un WhatsApp de él, contestando al anterior mensaje de Claudia.

Basilio 21:07

Ok.

Esa era toda su respuesta, después de haberle dicho que iba a aceptar tomarse una copa con un cliente. No podía ser más necio. Antes de salir de la habitación llamó a su marido para hablar con él, le estuvo preguntando un poco por las niñas.

―Bueno, parece que estás mejor, ya se te ha pasado un poco el enfado.

―Sí, le he estado dando vueltas, quizás he exagerado un poco o como decías tú lo he interpretado mal, hablaré con Pascal después de la cena, no deja de ser otra reunión de trabajo con un cliente.

―Bien Claudia, me alegra que estés más tranquila, no me gusta verte como esta tarde, me habías dejado preocupado.

―No pasa nada David, luego te llamo que no quiero llegar tarde.

―Te quiero.

―Y yo a ti.

A las 21:30 en punto Basilio estaba esperándola en el hall del hotel y cuando Claudia apareció le saludó con un simple.

―Hola, el taxi ya nos está esperando.

Luego fueron juntos al restaurante donde les esperaban Pascal y sus socios.

25

Por el camino no hablaron nada, la situación seguía algo tensa entre ellos después de la discusión que habían tenido por la tarde. Claudia había dado su brazo a torcer, pero Basilio seguía enfadado, como un niño pequeño cuando no hacen lo que él quiere, no sé qué más pretendía, Claudia ya le había dicho que se iba a tomar la copa con Pascal.

Llegaron al restaurante unos minutos antes de las 22:00. Se quedaron de pie en la barra.

―¿Qué quieres tomar? ―preguntó Basilio.

―Un tinto.

―¿Nos pones dos tintos, por favor?

Cuando tenían la copa en la mano, Basilio la levantó e hizo el gesto de brindar con ella y Claudia le correspondió. ¿Esa era su manera de pedir disculpas? En fin, ese hombre no tenía remedio, de su boca no iba a salir un lo siento o un perdón de ninguna de las maneras. Estuvieron hablando un poco antes de que llegara Pascal con sus dos acompañantes.

Durante la cena siguieron con el tema del contrato de adjudicación, parecía que ya estaba todo prácticamente cerrado. Un acuerdo verbal que no podía llevar la firma en ningún papel, solo quedaba el último fleco de la operación. La copa informal entre Pascal y Claudia.

La cena se alargó un poco más de la cuenta,“¿qué se supone que tengo que hacer ahora?”, se dijo Claudia nerviosa cuando la cena estaba próxima a terminar, no sabía cómo tenía que actuar, ella no se iba a dirigir a Pascal, así que supuso que Basilio le diría algo. Después de cenar se quedaron en la mesa tomándose un par de copas y un chupito de la casa, el ambiente se hizo un poco más distendido, olvidándose de hablar de cosas del trabajo. Claudia se soltó un poco, al fin y al cabo la cena no estaba resultando tan aburrida, Pascal y Basilio no dejaban de hablar, sobre todo Pascal que tenía una conversación muy amena y agradable. Era un gran comunicador.

Por fin llegó la hora de pagar, por supuesto que Basilio se ofreció a pagar la cena, cuando terminaron se levantaron mientras se ponían los abrigos, Claudia se acercó a Basilio y le preguntó que si ya se iban para el hotel.

―No sé, no hemos hablado nada, dame un segundo, me imagino que Pascal seguirá interesado en tomar esa copa contigo...

Basilio se apartó para hablar con Pascal en privado, éste asentía con la cabeza mientras Basilio le decía algo cerca del oído. Después le dio unas palmaditas en el hombro y le estrechó la mano, Pascal parecía satisfecho.

Antes de salir del restaurante, Basilio se acercó de nuevo a Claudia.

―Dice que ahora le parece bien tomar esa copa.

―Vale.

―Yo me iré con estos dos a tomar algo y luego me vuelvo al hotel, cuando termines llámame para ver que tal ha ido la reunión con Pascal, da igual la hora que sea, no te preocupes por eso, tú llámame que estaré despierto.

―Como quieras.

―Venga, nos vamos.

Lo tenían todo perfectamente hablado. La escena estaba muy bien cuidada y con toda la naturalidad del mundo Basilio se acercó a los dos asistentes de Pascal  y se los llevó de allí.

―Vámonos chicos...conozco un sitio aquí cerca que está muy bien ―dijo Basilio saliendo del restaurante con ellos.

Pascal y Claudia se quedaron solos en la barra del restaurante donde habían cenado. Cuando Claudia iba a volver a quitarse el abrigo Pascal se lo impidió.

―¿Te parece bien si vamos a otro sitio?, solo por cambiar...

―Sí, vale, está bien...

―Por favor ―dijo Pascal haciendo un gesto con la mano cuando abrió la puerta del restaurante para que Claudia pasara primero.

Fueron andando hasta un pequeño local cerca de allí, se notaba que no era la primera vez que Pascal iba a ese sitio. Estaba genial para poder hablar, música agradable no demasiado alta, unos sillones muy cómodos y luces a media intensidad. Se pidieron un par de bebidas, que venían perfectamente presentadas en dos enormes copas grandes y luego se sentaron en uno de los sillones.

―Bueno lo primero perdona por esta...no sé cómo decirlo, improvisada reunión ―se disculpó Pascal.

―No te preocupes, llevo poco tiempo, pero ya estoy acostumbrada.

Pascal asintió con la cabeza.

―La verdad es que me da mucha vergüenza esto, no es mi estilo para nada, tenerle que pedir eso a Basilio, te lo debería haber pedido a ti directamente, para que no haya malas interpretaciones, seguramente te haya sonado un poco mal cuando te ha dicho Basilio lo de quedar conmigo...

―Sí, pero ya sabes cómo es Basilio, te lo cuenta a su manera...

―Ya, la verdad es que me gustaría hablar contigo, por varias razones, me has parecido muy interesante, políticamente estás empezando, tienes buena imagen, eres trabajadora, vienes de buena familia, pero nadie te ha regalado nada.

Claudia le miró sorprendida, estaba claro que no solo ella se había estado informando de su acompañante.

―¿Y cómo sabes eso?

―Por favor, tampoco he tenido que preguntar tanto, he pedido referencias y en un par de horas tenía sobre mi mesa un dossier informativo con toda tu vida, marido, hijos, curriculum...

―Entonces ya lo sabes todo de mí.

―Perdona Claudia, todo esto te estará sonando mal, verás, tengo muy buena relación con la cúpula del partido y aunque llevas poco tiempo no estás pasando desapercibida.

―¿Desapercibida?, para qué?...

―Para otras cosas, no se puede desaprovechar a alguien como tú ahí, como acompañante de Basilio, ten por seguro que tu nombre empieza a estar en muchos informes.

―¿Informes de qué?...me estás asustando...lo del contrato de adjudicación...yo...

―Por eso no te preocupes, ya te habrás dado cuenta de cómo trabaja Basilio, evidentemente no soy tonto, ese contrato implica mucho dinero para mi empresa y para él, lo podría obtener sin tenerme que reunir con él, pero siempre me ofrece unas condiciones ventajosas.

―Aunque no sea muy legal...

―Se hace en todos los sitios, aunque yo no debería hacerlo, pero sinceramente yo no arriesgo nada, ¿conoces a algún empresario que esté en la cárcel por un contrato de este tipo?, jajajajaja, pero olvida lo del contrato, tranquila, dile a Basilio que presentaré la oferta que él quiere, eso es lo que quieres oír, no?

―No ―dijo Claudia poniéndose roja de vergüenza.

―Sé perfectamente cómo es Basilio, le gusta que las cosas se hagan a su manera, pero lleva muchos años mangoneando, lo que no sé es cómo alguien como tú ha ido a parar a su equipo.

―Iba ser la directora del instituto donde trabajaba y de repente me ofrecieron el puesto, me pareció una gran oportunidad, yo no conocía a Basilio ― dijo Claudia cruzando las piernas.

Instintivamente Pascal miró hacia abajo y se quedó mirando los zapatos de Claudia unos segundos, ella se dio cuenta del gesto aunque no dijo nada.

―Aprende de él lo que puedas, políticamente es una bestia...pero no te impliques en sus decisiones, mantente al margen, te lo digo como consejo.

―Vale, lo tendré en cuenta.

―Es todo un personaje...

Claudia no quiso contestar a eso, cosa que le pareció fenomenal a Pascal, le pareció otro punto a favor de ella, la fidelidad que mantenía hacia su jefe, no había dicho una mala palabra de él durante la conversación, a pesar de cómo estaba discurriendo la charla. Se seguía manteniendo muy discreta.

―Bueno y cuéntame más cosas de ti, no sé, lo que no viene escrito en la carpetilla del informe...

―¿Qué quieres que te cuente?...estoy casada, tengo dos hijas...

―Tienes buen gusto para los zapatos, jajajaja, era broma....

―Sí, me gustan los zapatos ―dijo moviendo el pie de la pierna que tenía apoyada sobre el muslo.

―Ya me dirás, así le regalo a mi mujer unos de ese estilo...

―Por supuesto...

Estuvieron hablando un rato más, tocaron varios temas, aficiones, deporte, trabajo, Pascal le contó alguno de sus viajes exóticos, prácticamente se había recorrido medio mundo, hablaron de planes futuros, de negocios, casi dos horas de charla informal muy amena para los dos. Hasta que Pascal miró la hora.

―Lo estoy pasando fenomenal, pero tengo que irme, mañana cojo un avión bien temprano...lo he pasado estupendamente.

―Lo mismo digo, ha sido muy agradable.

―Volveremos a quedar...ah y no te olvides de lo de los zapatos, tienes que decirme unos cuantos para regalarle a mi mujer, en eso estoy muy perdido.

―Jajajaja, prometido.

Salieron juntos y Pascal se quedó acompañando a Claudia hasta que cogió el taxi de vuelta al hotel.

Una vez dentro llamó por teléfono a Basilio como éste le había pedido.

―¿Te pillo bien?

―Sí, tranquila, ya te dije que iba a estar despierto, acabo de llegar.

―Vale, pues mañana nos vemos y te comento, ha ido muy bien la reunión...

―Pásate por aquí y me dices, habitación 345...

―¿Ahora?

―Sí claro, nada, será un segundo, me dices así un poco por encima...que tal ha ido...

―Vale, venga hasta ahora.

Ni tan siquiera opuso resistencia a la petición de Basilio de pasarse por su habitación, a cualquiera le hubiera parecido muy raro que a las dos de la mañana su jefe le pidiera eso, pero Claudia empezaba a verlo normal. Como decía Pascal, Basilio era todo un personaje, seguro que quería escuchar de boca de Claudia que la reunión había sido un éxito para quedarse más tranquilo. Mientras iba en el taxi se acordó de su marido, al final no le había dicho nada de lo que iba a hacer y le llamó por teléfono.

―Hola Claudia, ¿por qué me llamas a estas horas?, ¿todo bien?...

―Sí, no pasa nada, solo quería llamarte para decirte que al final acepté la copa con el empresario ese...no te dije nada esta tarde...

―¿En serio?..¿y qué tal ha ido?

―Muy bien, mejor de lo que pensaba, ya te contaré...

―Joder Claudia, ya me has puesto nervioso, todo bien, bien?

―Sí, no es lo que estás pensando...no te pongas nervioso, no ha pasado nada de nada...

―Ohhhhhhh, que pena, jajajaja, ya sabes que me hubiera encantado...

―Lo sé, ha sido una reunión solo de trabajo, pero...le he llamado ahora a Basilio para informarle y ¿sabes lo que me ha pedido?

―Cualquier cosa me espero de ese...

―Que me pase ahora por su habitación para informarle de lo que hemos hablado...

―Estarás de broma...

―No...

―¿De verdad te ha dicho que te pases por su habitación?, joder Claudia...y tú, bueno, ¿qué le has dicho?, ¿no vas a ir, no?

―Le he dicho que sí...

―Ahora, ¿a estas horas?, ¿me lo dices en serio?, ¡¡pero si son las dos de la mañana!!

―Sí, David, tú tranquilo, son cosas de Basilio, es así...

―¿Pero qué vas a hacer ahora en su habitación?, joder Claudia...

―¿No quieres que vaya?

―Puffff no sé, no me esperaba esto...no sé ni qué pensar...ese Basilio no me gusta...no me fio de él...

―Ya estás excitado, lo noto en tu voz...

―¿Y tú?, ¿te parece normal ir a la habitación de tu jefe a estas horas?

―No, muy normal no es, ya estoy llegando, ¿quieres que te llame cuando vuelva a mi habitación?

―Sí, claro, uffffffffff, me has dejado  descolocado...esto no me lo esperaba...

―Dentro de un poco te llamo...tranquilo...jajajajaja, un beso.

―Un beso y te cuidado.

Claudia se bajó del taxi y se dirigió a los ascensores para subir a la tercera planta, su habitación al igual que la de Basilio estaba allí. Se miró en el espejo del ascensor para comprobar que seguía perfectamente vestida. Su marido tenía razón, no era muy normal que el jefe le pidiera a las dos de la mañana ir a su habitación, le podría haber dicho que no, pero después de la bronca de la tarde no quería volver a llevarle la contraria a Basilio, además la reunión con Pascal había sido todo un éxito y estaba deseando contarle que finalmente el empresario iba a hacer la oferta para el contrato de adjudicación según la propuesta de Basilio. Estaba como una niña cuando ha hecho algo bien en el colegio y quiere llegar a casa para contárselo a sus padres.

Otra vez la actuación de Claudia había sido de 10 y ahora quería un poco de reconocimiento, al menos por parte de su jefe.

Por el camino se acordó de la frase de su amiga Mariola, “con lo caliente que vas, cualquier día terminas follando con tu jefe”. ¿Había llegado ese día?, no es que estuviera especialmente excitada esa noche, se podría decir que estaba satisfecha por el trabajo bien hecho, pero lo que más le preocupaba era la especie de sumisión que todos tenían hacia Basilio, incluida ella, y ahora ¿por qué le había mandado ir a su habitación a esas horas?, ¿es que no podía esperarse al día siguiente?

Llegó nerviosa a la puerta y tocó con la mano. Basilio salió a abrir con una camiseta blanca y un vaquero viejo.

―Pasa, pasa...

Claudia entró en su habitación y de repente se sintió fuera de lugar. Basilio se sentó en el borde la cama y dio unos golpecitos en ella para que Claudia hiciera lo mismo.

―Bueno, cuéntame de qué habéis hablado...

―Pues hemos estado hablando un poco de todo, del concurso también, me ha dicho que no te preocupes, que va a seguir con el plan trazado, hará la oferta que le propusiste.

―¡Bien! ―dijo Basilio juntando los puños.

―Tampoco hemos hablado mucho más de eso, luego me ha estado preguntando un poco de mi vida, se sabía mi curriculum perfectamente...

―Este tipo de gente es así, desconfían de todos si no les conocen, no te lo tomes como algo personal...

―Entiendo.

―Bueno ¿y qué más?...pero entonces te ha dicho con lo del concurso sale adelante...

―Sí, eso sí, además me lo ha dicho claramente, dile a Basilio que no se preocupe por nada...

―Eso es lo que quería oír, muy bien Claudia, como siempre has hecho un trabajo estupendo, no tenía ninguna duda de ti.

―Gracias Basilio.

―Sacaría un par de copas de champán para celebrarlo, nuestro primer gran acuerdo, pero no creo que sea muy procedente, no?

―No, yo creo que no...lo dejamos pendiente para otro día...

―Vale, hecho.

―Pues nada más, creo que me voy a ir, ahhhhh una cosa Basilio, te quería preguntar, verás lo mismo es una cosa mía, pero lo más extraño de la reunión ha sido que Pascal tenía fijación con mis zapatos, no sé me pareció extraño.

Basilio se echó a reír.

―Jajajajaja, ¿te has dado cuenta, entonces?

―Cuenta de que...

―Bueno no te dije nada, porque pensé que no tendría importancia, además si te cuento esto quizás te habrías asustado y lo mismo no hubieras acudido a esa reunión con él...

―Ahora sí que me estás asustando.

―No, tranquila, es una pequeña tontería, verás, Pascal es un fetichista de los zapatos, le encantan ese tipo de cosas, los zapatos de tacón, los pies de las mujeres...

―¿Y tú cómo sabes eso?

―Conozco a Pascal hace muchos años, bueno...aquí dejamos el tema...digamos que no es el primer trato que cerramos...pero no ha pasado nada, no?, ¿te ha dicho algo improcedente?

―Sí, que eran muy bonitos, que le tenía que decir dónde los compraba para regalarle unos a su mujer, no sé cosas de esas y también los miraba muchas veces, se le iba la vista a los pies...pero no ha dicho nada fuera de lugar.

―Muy bien Claudia, eres muy observadora...pero tranquila, Pascal es inofensivo, si no, no te hubiera pedido que tomaras esa copa con él, tienes que confiar más en mí cuando te pido esas cosas, no me gusta que nos enfademos por estas tonterías, tendremos que hacerlo muchas veces, algún día yo y otros días tú, es parte de nuestro trabajo también.

―Sí Basilio, pero estarás conmigo que así de primeras estas proposiciones no suenan nada bien.

―Sí, son delicadas, pero cuando te pido estas cosas quiero que sepas que nunca, nunca, llevan implícito nada, eso quiero que lo tengas claro. Es solo trabajo.

―Siento haberme puesto así esta tarde ―dijo Claudia.

Era increíble la habilidad que tenía Basilio de darle la vuelta las cosas y llevárselas a su terreno, lo contaba de tal manera que al final fue Claudia la que había tenido que pedirle disculpas a él. Ahora parecía lo más normal del mundo que tu jefe te propusiera tomar una copa a altas horas y a solas con un empresario para cerrar un acuerdo. Basilio se quedó mirando los zapatos de Claudia.

―La verdad es que no me extraña que le gusten tus zapatos, son muy bonitos, estos y todos los que sueles llevar, con lo fetichista que es Pascal, le habrán vuelto loco esos tacones.

―¿Tú no serás también un fetichista de zapatos no?, jajajaja, parece que te fijas mucho ―le dijo Claudia permitiéndose una pequeña broma.

―Jajajajaja, no tranquila, mi fetichismo no son los pies, aunque yo creo que todos tenemos algún fetichismo, verdad? ―dijo Basilio mirándola fijamente.

Aquella frase de Basilio fue bastante inapropiada, pero Claudia la entendió como parte de una broma que ella misma había comenzado. ¿Qué se supone que tenía que decirle ahora?, ¿preguntarle cuáles eran sus fetiches sexuales?, se estaba metiendo en un terreno peligroso entrando en ese tipo de gustos personales. Además la mirada de Basilio había cambiado.

Fue la primera vez que vio el deseo en sus ojos desde que entró a trabajar  con él, antes Claudia no era más que su empleada, una especie de secretaria a la que no le prestaba la más mínima atención sobre su físico o su ropa, pero esa noche sentada en su cama Basilio sí que la miraba de otra manera y ella intimidada desvió la vista hacia sus zapatos.

Se sintió una mujer sexualmente muy atractiva.

Por un momento pensó que Basilio se iba a lanzar a besarla, incluso parecía que se había inclinado hacia ella, el corazón se puso a latir a toda velocidad y se quedó paralizada. Efectivamente sus caras se estaban acercando y Basilio puso una mano sobre la rodilla de Claudia, ese mínimo contacto le erizó la piel, tímidamente levantó la vista de nuevo, Basilio seguía mirándola fijamente a treinta centímetros escasos de ella. Entonces con un pequeño golpecito en su muslo Basilio se puso de pie de repente.

―Ya te dejo ir a descansar, basta por hoy de trabajo, tenemos que dormir unas horas, nos lo hemos ganado.

Y entonces Claudia se sintió ridícula sentada en aquella cama, ¿qué estaba haciendo? Era Claudia Álvarez y aquel tío estaba jugando con ella. Ahora no sabía qué era peor, que la hubiera besado o que ella con la mirada le había dicho que estaba dispuesta a hacerlo y él  la había rechazado. Se levantó de su cama con rapidez y cogiendo el bolso salió de la habitación con un “buenas noches”.

Mientras iba caminando por el pasillo estaba confundida con lo que acababa de pasar, ¿de verdad estaba dispuesta a besarse con Basilio?, ¿él se había acercado para hacerlo o eran solo imaginaciones suyas? No entendía nada, el comportamiento de su jefe cada vez le tenía más intrigada. ¿Por qué le hacía ir a su habitación a las dos de la mañana, le ofrecía una copa de champán, luego se quedaba mirándola fijamente y finalmente la rechazaba?

No podía engañarse a sí misma, si él hubiera querido posiblemente hubiera terminado pasando algo entre ellos, con que solo le rozara la pierna ya se había quedado paralizada y el corazón se le había disparado.

Entró en su habitación y se sentó en la cama. Intentó analizar la situación, pero el pecho le latía tan fuerte que apenas podía pensar. Solo hacía que acordarse de lo que le había dicho su amiga Mariola, Claudia lo negaba internamente, pero ella empezaba a tener razón. Que ocurriera algo con Basilio no era más que cuestión de tiempo, si es que él quería hacer algo. Cogió el teléfono para llamar a su marido.

―Hola David, ya estoy en la habitación.

―Bien, has tardado poquito...

―¿Cuánto quieres que tarde?

―No sé Claudia, si te digo la verdad desde que me has llamado antes me has dejado muy nervioso, pensé que ibas a hacer algo con él...

―Mañana estaré en casa a la hora de la comida, cogemos el AVE a media mañana ―dijo ella cambiando de tema.

―Vale Claudia y esta noche al final...

―Buenas noches cariño, un beso.

―Un beso.

Colgó a su marido sin dejarle que entrara en el tema, no le apetecía tenerle que estar hablando ahora de Basilio. Estaba agotada, el día había sido muy largo y cansado, se puso de pie frente al espejo, con sus pantalones de cuero, sus zapatos y su maquillaje perfecto. Vio una mujer moderna, guapa y tremendamente atractiva, “¿qué le pasaba al imbécil de Basilio?”, se dijo para sí misma antes de entrar al baño desmaquillarse.

Una vez que estaba en la cama metida, vio dos copas encima del mueble bar, se imaginó por un momento qué pasaría si las cogía y se presentaba en la puerta de la habitación de Basilio.

―¿Celebramos el acuerdo?

Luego su cabeza voló y la entrepierna se le humedeció fantaseando en lo que pasaría si él aceptaba esa invitación. Se metió la mano por el elástico del pijama y se masturbó antes de quedarse dormida.