Cornudo (23). Fuego en el cuerpo.

Tercera parte del tercer libro de la saga Cornudo.

9

El sábado tuve que ver como Claudia salía vestida como una auténtica MILF pidiendo guerra. Había quedado para cenar y salir a tomar algo con su amiga Mariola. Llevaba puesta una minifalda de cuero bastante corta con una cremallera por un lado de la pierna, botines negros, medias con dibujos y en la parte de arriba una camiseta de manga larga negra muy ceñida  al cuerpo, con una pequeña cazadora de cuero.

Iba a ser el centro de atención en cualquier sitio, su culo lucía redondo y duro bajo la falda y los pezones parecían que le iban a desgarrar la camiseta negra de un momento a otro. Antes de salir le tuve que recordar que podía hacer lo que quisiera y con quien quisiera, aunque eso mi mujer ya lo sabía.

―Vamos a estar por la ciudad David, sabes que no va a pasar nada, hay caras conocidas en todos los sitios ―me dijo para tranquilizarme un poco.

Yo no hice caso del comentario.

―Al menos si os entra algún tío mándame un mensaje, por favor, me daría mucho morbo.

―¡Pero qué cornudo eres!, anda buenas noches , no me esperes despierto y acuesta pronto a las niñas ―dijo dándome un beso de despedida y luego haciendo lo mismo con las peques.

Cuando acosté a las niñas estuve trasteando un rato por internet, me conecté al Skype, pero como Toni no estaba me puse un rato a ver videos porno de cornudos. Cuando ya estaba cachondo busqué la carpeta de fotos de mis cuñadas y me la estuve meneando un rato con ellas mirando las piernas de Marina y las tetazas de Carlota. Tuve que parar varias veces para no correrme, así estuve un buen rato, me tocaba y cuando estaba a punto me detenía, al final no me corrí. Quería estar muy excitado por si Claudia llegaba con ganas de follar o que le comiera el coño. Apagué el ordenador y me puse a ver una película, aunque no creo que durara más de 30 minutos sin antes dormirme en el sofá.

Me despertó un WhatsApp de mi mujer.

Claudia 2:30

Q tal, sigues despierto?, está siendo una noche interesante, ahora nos han invitado unos chicos a una copa, q te parece?

David 2:30

Mmmmmmmmmmmmmmmmm, me encanta, vais a seguir con ellos de fiesta, cuantos años tienen?, donde estáis?

Pero ya no volví a recibir ningún mensaje de mi mujer en toda la noche.

―Es una pena lo de Víctor, aunque tú no te dabas cuenta estabas estupenda, radiante, se notaba que te estaba follando bien. Tenías un brillo especial en la cara.

―Bueno casi mejor así, al final estas cosas tienen que acabar, sino es de una manera es de otra ―le contestó Claudia.

Las dos amigas estaban de pie en un bar tomando una copa, hablando de sus cosas, no se habían dado cuenta de que hacía tiempo de que un grupo de cuatro chicos no les quitaba el ojo de encima.

―¿Y con el de Internet seguís hablando?

―Sí, con él sí, ahora David lleva una temporada muy pesadito, quiere que quedemos con él, pero un encuentro de verdad.

―Joder con tu marido, no pierde el tiempo, mmmmmmmmm, suena muy caliente, que suerte tienes de que David sea así, ¿y lo vais a hacer?

―No tía, paso, estuvo bien lo de Víctor, pero se acabó...

―¿Y por qué no?

―No sé, no quiero seguir quedando con desconocidos, ¿qué quieres que cada semana esté follando con uno distinto?, eso no me gusta...

―Pues sí, si  a ti te apetece y tu marido no tiene problema, ¿por qué no?

―No sé Mariola...

―Se nota que te apetece quedar con él, ¿qué tal es?, ¿es guapo?, ¿está bueno?

―No le hemos visto la cara nunca por la cam, tendrá 35 años, se le ve que está muy delgado de cuerpo, ¡pero tiene una cosa enorme entre las piernas! ―dijo Claudia poniéndose la mano en la boca como si le diera vergüenza lo que acababa de decir.

―¿Ah sí?, ¿pero muy grande?

―Pero que mucho, mucho, de hecho su apodo es Toni24, dice que le mide 24 cms, jajajajaja, ¡¡en la pantalla del portátil se ve enorme!!

―Joder, ¡¡¡vaya verga, 24 centímetros!!!, jajajajajaja...pues no seas tonta, ¡¡tienes que follar con ese tío!!...no siempre se tiene la oportunidad de probar una cosa así, oye, ¿nos tomamos otra copa?...

―Puffff, empiezo a estar bastante chispada, entre el vino de la cena, los chupitos...mañana voy a tener una buena resaca...

―Vamos así me cuentas más cosas, que si no estás borrachilla no me cuentas nada, jajajajaja.

―Jajajajajajaja.

Se dieron la vuelta y Mariola levantó la mano para pedir, cuando se quisieron dar cuenta había dos chicos de unos 30 años a su lado.

―¿Perdona, os podemos invitar a una copa? ―le preguntó uno de los chicos a Mariola, que le revisó de arriba a abajo.

―Sí, claro, ¿por qué no?

Se giró donde Claudia, que no parecía muy conforme con la decisión de su amiga.

―Les dejamos que nos inviten a una copa y luego les largamos...de alguna manera nos tienen que recompensar por nuestra compañía, no? ―dijo Mariola.

Los dos chicos estaban muy bien, morenos, guapos, bien vestidos, se notaba que se cuidaban, estuvieron hablando un rato con Mariola y Claudia, pero ésta estaba bastante seca con ellos.

―¿Qué le pasa a tu amiga, está enfadada por algo? ―le preguntó uno de los chicos a Mariola.

―No, es así, es que ella está casada...

―Vaya que pena, pero tú no, verdad?

―Yo no, guapo.

―¿Y habría alguna posibilidad de que tú y yo nos tomáramos una copa a solas esta noche?

―Hoy no, pero te voy a dar mi teléfono y me llamas esta semana...

Claudia se había apartado un poco y le estaba mandando un WhatsApp a su marido, luego se quedó mirando como Mariola tonteaba con uno de los chicos y como parecía que estaban intercambiando sus teléfonos. Finalmente se despidieron y las dos amigas volvieron a quedarse a solas.

―Joder Claudia, a ver si te animas más, eran dos partidazos, no me digas qué no estaban buenos...

―Sí, no estaban nada mal, pero aquí paso de esas cosas, es una ciudad pequeña y no sabes quién te puede estar viendo, aunque ya he visto que tú no has perdido el tiempo.

―Jajajajaja, pues no, me ha gustado mucho el chico éste, si me llama pienso quedar con él otro día para follar.

―No paras, pero si ya tienes a Lucas...

―¿Y qué pasa?, Lucas no es mi novio, es solo otro amigo con el que follar, no creo que a él le importe, no somos pareja ni nada parecido, él lo sabe y lo entiende y si algún día de estos se echa una novia en la universidad, me parecerá perfecto, pero si quiere seguir follando conmigo a mí no me va a importar que tenga novia...

―Lo siento Mariola, no quería estar tan seria con esos chicos, es solo que bueno, dijimos que hoy iba a ser una noche para nosotras, para contarnos nuestras cosas...

―Vaaaaaaaaaale, nada de chicos, es una noche de chicas, jajajaja

―Eso es, jajajajaja.

―Bueno pues ya que estamos, dime con quién estabas hablando por el WhatsApp hace unos minutos...

―Le he mandado un mensaje a David, para decirle que habíamos ligado con dos chicos, esas cosas le vuelven loco, ya no le he vuelto a decir nada, seguro que se queda toda la noche excitado y pensando en ello...jajajaja...

―¡Qué mala eres!, te encantan esos juegos con tu marido...

―Pues sí, para que te lo voy a negar, él se lo ha buscado, por querer ser un cornudo ―dijo Claudia.

―Pero a ti te encanta más que te folle un tío como Víctor.

―Por supuesto, es de los que saben hacer disfrutar a una mujer en la cama...

―Mmmmmmm, ¿por qué no me cuentas más detallitos?, de esos encuentros con Víctor, hoy te veo dispuesta a hacerlo, que nunca sueltas prenda...

―Mariola, ya sabes que estas cosas me dan mucha vergüenza....

―Pues hoy la tienes que perder, venga vamos a tomar otra copa y me cuentas lo de Víctor.

Se pusieron en un lado de la barra y se pidieron otra copa.

―La verdad es que no entiendo lo de Víctor, ¿y qué os pasó exactamente para que no hayáis vuelto a tener noticias de él?

―Esto ehhhhhhhh...Mariola, no sé cómo decírtelo, eso sí que me da mucha vergüenza...

―Venga, venga, tú empieza a hablar, cuéntamelo todo, estoy muy intrigada...y hasta un poco mojada, jajaja.

― Jajajaja, qué guarra, pues lo de dejar de vernos fue sobre todo, ehhhhhhh, por así decirlo fue por culpa del sexo anal ―dijo Claudia ruborizada.

―¿El sexo anal?, joder empiezas fuerte, cuenta, cuenta, mmmmmmmmmmmmmm, no sé si es el alcohol o qué pero sin que me hayas contado nada me estoy empezando a poner cachonda, jajajajaja

―Jajaja, habrán sido los chicos de antes...

―También, ahora podríamos estar en mi casa follando con ellos, ¿no me digas que no te daría morbo?

―Mmmmmmmmmmm, calla, calla...bueno no me interrumpas, déjame que te siga contando lo de Víctor...

―Y el sexo anal...

― Sí, eso, pues Víctor llevaba unos encuentros que quería hacer eso conmigo, ya sabes, hacérmelo delante de David...

―Vamos, que quería follarte el culo delante de tu marido...

―Sí.

―Y tú encantada claro, espera...antes contéstame una curiosidad, ¿te gustaba más follar con Víctor a solas o que estuviera David delante?...jajajaja, déjalo, no contestes, con la cara que has puesto ya me has contestado, te ponía mucho más que te follara con tu maridito delante...

―Eran distintas sensaciones...pero sí, no sé por qué me excitaba mucho más cuando estaba David mirando...

―Vale, gracias por contestar, venga sigue contando, ¿y qué pasó con Víctor?

―Bueno, esa noche fue especial, normalmente quedábamos a cenar los tres, luego volvíamos al hotel, pero ese día lo hicimos distinto, Víctor nos había dicho que esa noche sí o sí me lo iba a hacer por detrás...

―¿Y tú querías hacerlo?, ya lo habías hecho antes, me supongo...

―No, era virgen por ahí...

―¿Eras virgen del culo?, ¡no me fastidies, con ese culazo que tienes!, mmmmm has dicho eras...eso es que ya no lo eres...

―No, ya no lo soy...

―Bienvenida al club de las que nos dejamos follar el culo, jajajajaja.

―Jajajajaja.

―A mí me encanta hacerlo, me da mucho morbo que me den por el culo, para que te lo voy a negar, estoy borracha, jajajajaja, es una sensación que me pone mucho, que me pongan la polla dura ahí atrás, ese dolor, ese placer...uffffffffffffffffffff....te voy a contar una cosa que no había hecho, ¿te acuerdas hace unos meses cuando sin querer me enrollé con mi ex marido en su casa?, y perdona porque te haya cortado, ahora sigues...

―Sí, sí, que dijiste que fue un error y tal...

―Sí, pues ese día le dejé por el culo.

―Ala ―dijo Claudia tapándose la boca.

―Pensaba para mí, házmelo que va a ser la última vez, a él le debió volver loco follarme así...ahora estoy mucho más buena que cuando estaba casada con él...

―Normal, tienes un culazo que...me gusta hasta a mí.

―Mmmmmm, a mí también me encanta el tuyo ―dijo Mariola sobándoselo un poco por encima de la falda―. Bueno que nos  ponemos tontorronas y no desviamos del tema, sigue contando, ¿qué pasó esa noche con Víctor?

―Ya te dije que fue distinto, los previos también, quedamos con él en la habitación del hotel directamente, salí a recibirle en un conjunto de ropa anterior que me había comprado David esa misma semana.

―Joder, ¡qué caliente suena eso!...tu marido comprando la ropa interior para tu amante, ¡¡dios qué morbo!!...buffffffffffff....

―Me compró un conjuntito muy guarro, yo no me hubiera comprado eso nunca, jajajajaja.

―Jajajajajaja, pero te lo pusiste, ¿y le saliste a recibir así?

―Desde luego, es lo que quería mi marido.

―¡Que guarra!, jajajaja, se quedaría a cuadros Víctor cuando te vio.

―Sí, yo creo que se le puso dura al instante ―dijo Claudia volviéndose a ruborizar.

―Me encanta que me cuentes estas cosas con lo vergonzosa que eres...¿y tú como estabas esa noche?

―Pues te puedo decir que muy excitada, pero en realidad estaba cachonda perdida.

―Jajajajajajajaja.

―Jajajajajaja

―¿Y eso?

―Es que antes de quedar con Víctor, habíamos estado conectados en la cam desde el hotel, me había estado mostrando a nuestro ciber amigo...el de la polla grande, que él viera como me había vestido para Víctor, me puso mucho exhibirme para él...

―Mmmmmmmmm, joder, ¡qué morbosos sois!...

―Así que imagínate como estaba...

―Venga sigue y no corras por favor, cuéntamelo todo con pelos y señales, te lo juro que yo sí que me estoy poniendo cachonda perdida, jajajaja.

―Jajajajajaja.

―Venga sigue.

―Pues llegó Víctor a la habitación y nada lo típico, salí a recibirle en ropa interior y empezamos a besarnos, David estaba sentado en un sillón mirándonos...

―Bufffffffffff qué calor, ¡¡¡camarero, pon otras dos copas de lo mismo!!! ―dijo Mariola levantando la mano―.Venga tú sigue...

―Nos estábamos besando y luego me dio la vuelta y Víctor se frotó contra mí, como si estuviéramos haciéndolo, entonces me mandó que le dijera a mi marido que quería que me diera por el culo...

―¿Y tú se lo dijiste?

―Sí claro, a mi marido le vuelven loco esas cosas, le gustó tanto que hasta se corrió encima en ese momento ―dijo Claudia tapándose la cara cuando se volvió a ruborizar.

―Noooooo...

―Sííííí...

―¿Se corrió tu marido solo con eso?

―Sí, sin tan siquiera tocársela, Víctor acababa de entrar en la habitación y él ya había terminado...

―Pufffffffff...qué morbo...¿y eso te gustó?

―La verdad es que sí, me excitó que se corriera tan rápido y a la vez me dio vergüenza, yo estaba también que...no podía más...

―Venga sigue, sigue, que esto se está poniendo interesante...

―Oyes, te estoy contando mucho...

―Claro, tengo que aprovechar, para un día que te lanzas, jajajaja...porfa sigue...

―Pues eso, que Víctor estaba empecinado en hacérmelo por detrás, me lo dijo nada más entrar, pero antes me dijo que tenía que...bueno ya sabes ―dijo Claudia señalándose la boca.

―¿Chupársela?

―Sí, eso...

―Puedes decirlo que no te avergüence, a mí me encanta chupar una buena polla, de hecho no creo que haya nada más morboso, meterse en la boca una buena polla caliente y dura...mmmmmmmm, estaría horas y horas chupando una buena polla...¿no te parece?

―Dicho así, suena hasta bien, jajajaja.

―¿Y cómo te lo digo?, no hay nada más morboso que meterse en la boca una y si es enorme mejor, de estas que casi no entran y te atragantas con ellas, a mí me encanta...mmmmmmmmmm, solo de pensarlo me están entrando unas ganas locas de comerme una polla esta noche, ¿no te pasa igual?...y luego joder, mmmmmmm, que se te corran en la cara, diossssss, toda esa corrida calentita...me pone a mil...

―¡¡Qué guarra!!

―¿Y a ti no te gusta o qué?

―Si ―dijo Claudia en bajito.

―¿Qué has dicho, que casi no te oído?, venga reconócelo sin miedo, te apetece igual que a mí comerte una buena polla ahora mismo, si quieres llamo a el chico que me acaba de dar el teléfono, eran muy monos los dos, nos les llevamos a mi casa, yo estoy soltera y tu marido es un pobre cornudo al que le encantaría que lo hicieras, mándale un mensaje que vamos a mi casa con dos tíos, a ver que te dice, puedes elegir a cualquiera de los dos, a mí no me importa, me vale cualquiera de ellos, nosotras elegimos, ¿a quién se la quieres chupar de los dos?, ¿quién quieres que te folle?, solo tengo que llamarles por teléfono...

―Noooo Mariola, ni se te ocurra...

―Me encanta como te haces la santurrona, cuando en el fondo estás deseando...pues por lo menos sigue contándome como se la chupaste a Víctor...¿lo hiciste verdad?

―Sí, claro, delante de mi marido, le hice una mamada...completa...

―¿Completa?

―Sí, ya me entiendes...

―No, no te entiendo, ¿quieres decir que también le comiste los huevos o que se la chupaste hasta que se corrió en la boca?

―Sí,le comí los h...―dijo Claudia ruborizándose.

―Ya te has vuelto a poner roja, es tan fácil sacarte los colores, me encanta, jajajajajaja.

―Jajajajaja, qué cabrona...

―Y tú que zorra, comiéndole los huevos a Víctor delante de tu maridito...venga sigue contando que te lo juro que me estás poniendo muy cachonda, creo que el tanga lo tengo ya pegado en el coñito.

―Luego empezamos a hacerlo, yo estaba a punto ya...de terminar, solo con que me la metiera...pero Víctor no quería dejarme llegar al orgasmo tan rápido...

―¿Cómo te lo follaste?, ¡quiero detalles!, a pelo, postura...esas cosas.

―Me senté encima, me puse sobre él, no usábamos ya condón, luego me hizo ponerme de frente a David y lo hicimos un poco más, pero de repente se paró y sacó un pequeño bote de lubricante...

―¿Y tu marido que decía?

―Nada, se estaba masturbando delante de nosotros...ya se le había vuelto a poner dura.

―Mmmmmmmmmmmm...está en lo más interesante...oye pero no me aguanto, tengo que ir al baño, ¡voy a reventar!

―Yo también, jajajajaja...

―Vamos...

Las dos amigas se metieron en los baños del bar, el de las chicas era un cubículo muy pequeño, pero al menos estaba bastante limpio.

―Si no te importa empiezo yo, que no me aguanto más ―dijo Mariola pasándole el bolso a Claudia para que se lo sujetara.

Se bajó los pantalones vaqueros que llevaba y se sentó. Un potente chorro de pis se estrelló contra la taza, mientras Mariola resoplaba.

―¡¡Joder qué gustazo, no podía aguantarme más!!...

―Jajajajajaja, ya lo veo...

Luego Mariola miró hacia abajo y tocó con los dedos el tanguita negro que estaba sobre los pantalones.

―Mira tía ―dijo sujetándolo con la mano―. Te lo digo en serio que me estabas poniendo caliente, lo tengo empapado...

―Eso parece.

Se puso de pie cuando empezó a limpiarse.

―Mmmmmmmmmmmm, mejor casi no me voy a tocar mucho...estoy muy mojada en serio...mira, ven ―dijo cogiendo la mano de su amiga.

―Quita, jajajaja, ¿cómo no vas a estar mojada si acabas de hacer pis?

―No es por eso, ya lo sabes...

―Venga déjame que yo tampoco puedo más ―dijo Claudia subiéndose la falda y bajándose su tanguita.

Sentada en la taza miró hacia un lado, Mariola todavía no se había subido el pantalón y parecía que se estaba inspeccionando el coño delante de ella.

―Mira como lo tengo, ¿ves lo mojada que estoy? ―dijo abriéndoselo a veinte centímetros de la cara de Claudia.

―Joder Mariola, quítame eso de delante tía, jajajaja.

―Jajajajaja, ¿por qué, no te gusta?...

―Pues no mucho, la verdad...

―¿Seguro?, ¿y tú no estás mojada? ―dijo Mariola acariciándose delante de su amiga.

―Noooooo...

―Pues ahora no paro, solo lo voy a hacer si me reconoces que tú también estás cachonda como yo, jajajaja ―dijo Mariola de pie metiéndose un dedo en el coño y empezando a masturbarse delante de Claudia.

―¡¡Tía para!!

―Ahhhhhh ―gimió Mariola―. Ya sabes lo que tienes que decir, mmmmm, ahhhh...dilo o me correré delante de ti, y no es broma, sabes que lo haría...

―Joder, vale, vale, síííí, estoy mojada también, ¿contenta?, pero para yaaaaaaaaaaa...

―Ohhhhhhhhh qué pena, tenía pensado correrme ―dijo Mariola sacando la mano de su entrepierna―. Pero me encanta al menos que me reconozcas que tú también estás cachonda.

Cuando terminó de limpiarse Claudia se puso de pie y antes de subirse el tanguita notó la mano de Mariola acariciándola el culo directamente sobre la piel.

―¿Qué haces?

―Tocándote el culo, ¿no lo ves?, tú también puedes hacerlo si quieres, todavía no me he subido los pantalones.

―Anda estate quieta y déjate de tonterías...

―¿Por qué?, ¿no te apetece?, estamos solas, calientes, ¿qué problema hay?, me encantaría probar con una tía, nunca lo he hecho, ¿y tú?

Mariola había sujetado a Claudia por la cintura, casi pegándose contra su cuerpo, luego puso las dos manos sobre el culo de su amiga, sobándoselo bien.

―¡Tienes un culazo perfecto!, no me extraña que Víctor quisiera follártelo, ¿quieres que te lo coma?, ahora mismo lo haría si quieres, date la vuelta y me agacho...

―¡¡Mariola, para joder!! ―dijo Claudia intentándose zafar de su amiga.

―Venga solo un poquito, déjame un poquito, estoy muy cachonda...y borracha, quiero probar con otra mujer y tú me pones mucho.

―Me estoy enfadando Mariola...estás borracha o qué? ―dijo empujando un poco a su amiga para liberarse al fin.

Mariola se quedó apoyada contra los azulejos del baño e inclinó la cadera hacia delante acariciándose el coño.

―Estoy borracha y excitada, lo mismo que tú, ¿ves?...ahhhhhhhhhh...

―Vamos fuera anda ―dijo Claudia subiéndose el tanguita.

―¡¡Que aguafiestas eres!!, podíamos haberlo pasado muy bien, tienes muy buen culo ―contestó Mariola desistiendo también y comenzando a subirse los pantalones.

―¡¡Qué cabrona eres!!, me has hecho pasar un mal rato...

―Lo sé.

―Te vas a acordar, esta te la guardo.

―Jajajajajajajaja, ¿oyes cambiamos de sitio?, me han dicho uno que está muy bien ahora...

―Vale...

Las dos amigas salieron del local y fueron andando a otro bar que estaba a cinco minutos. Efectivamente estaba muy bien de ambiente, era un bar modernito, bastante oscuro, con gente sobre los 25-30 años y con música reggaeton.

―No puedo con esta música ―dijo Claudia.

―Venga, vamos a tomar otra copa, que el sitio tiene muy buena pinta y me acabas de contar lo de Víctor que nos hemos quedado a medias.

Enseguida vieron a los dos chicos con los que habían estado hablando antes, uno de ellos les saludó con la mano.

―Mira, ahí están los dos buenorros, todavía estamos a tiempo de llevárnoslos a casa, ¿cuál te gusta más? ―dijo Mariola.

―Eres incorregible, anda vamos a pedir.

―Bueno, pero si cambias de opinión ahí los tienes, yo ya voy con un buen calentón encima y tú creo que también, te dejo que te folles al que quieras de los dos.

―Que no quiero nada con esos chicos y ya, ya me he dado cuenta antes en el baño de cómo estás.

―Jajaja, sí, perdona si me he pasado.

―Pues un poco sí...

―Anda no te enfades, que en el fondo te ha gustado lo que ha pasado en el baño, a mí me ha encantado, tienes un pedazo de culo para hacer de todo con él ―dijo volviéndoselo a sobar sobre la falda de cuero.

―Paaaaara pesada, que aquí nos puedo conocer cualquiera, es muy pequeñita la ciudad.

Se fueron a la barra a pedir otras dos copas y se quedaron allí para seguir hablando, la música estaba bastante alta por lo que ahora tenían que acercarse al oído para poder entenderse.

―Venga cuéntame lo de Víctor, que no quiero que se me pase el calentón y me has dejado a medias antes ―dijo Mariola.

―Estás hoy lanzada.

―Ni te lo imaginas, venga sigue...estábamos que Víctor había cogido el bote de vaselina.

―Vaaaaaale, pues sí...me lo empezó a echar por ahí detrás, yo estaba...pufffffff, como tú ahora...jajajajaja, quería correrme...y me daba todo igual, solo quería que me la metiera.

―¿Era tu primera vez por detrás, no?

―Sí, nunca lo había hecho y también me daba un poco de miedo, Víctor la tenía muy grande y otros días ya lo habíamos intentado y me dolía mucho.

―Mmmmmmmmmmm, pero estabas muy cerda y querías volverlo a intentar...cuando estás así te da todo igual.

―Si, más o menos...así que lo intentó muy despacio.

―¿Y qué tal?, ¿te gustó?

―Sí, me gustaba, era por el morbo, no sé, dejar que me hiciera eso delante de mi marido, mmmmm, me ponía mucho.

―Joder Claudia, me está volviendo a gotear el coño, te lo juro tía...puffffff, venga sigueeeee ―dijo volviendo a tocar el culo de su amiga.

Claudia le retiró despacio la mano y luego le dio un pequeño azote en el culo a Mariola, como castigo a su insistencia.

―Para ya cabrona con tocarme.

―Mmmmmmmmm, tú encima dame azotitos, que eso me pone más...venga dame otro...

―Jajajajaja, estás tonta tía, que era de broma.

―Y yo te digo que me des otro ―dijo Mariola cogiendo la mano de su amiga y poniéndola sobre su propio culo.

―Nos van a ver.

―Me da igual, ¡dame otro azote en el culo!, venga...

Como si fuera un juego, Claudia volvió a dar un pequeño azote sobre el culo de Mariola, se notaba que tenía los glúteos bien duros debajo de su ajustado pantalón vaquero.

―Mmmmmmmmmmmm, te lo juro que cada vez que me das me tiembla todo, joder Claudia, si me das unos cuantos me corro aquí mismo...

―Pues entonces no te doy más...me estás empezando a asustar.

―Venga sigue, cuéntame cómo te folló Víctor el culo...estoy por bajar la mano y hacerme un dedo ahora.

Claudia se tapó la boca con la mano y se le escapó una pequeña sonrisa.

―¿De qué te ríes? ―preguntó Mariola.

―De lo que te voy a contar, luego te vas a reír tú también, pues estaba Víctor intentando metérmela y joder, me hacía daño, me hacía mucho daño, pero yo notaba que algo había entrado...

―Ese dolor da mucho gusto.

―Pues a mí no me gustaba nada, ¡era demasiado dolor!, no podía concentrarme, así no me iba a correr, pero Víctor seguía insistiendo, la sacaba y la metía despacio, pero cada vez me dolía más y le tuve que decir que parara.

―¡¡Qué putada!!

―Sí, pero él no iba a desistir, me dijo que descansara un poco que luego lo volvíamos a intentar y me quedé en la misma posición mientras nos relajábamos un poco...ni lo vi venir...

―¿A quién?

―A mi marido, Víctor se puso delante de mí para que se la volviera a chupar.

―Joder un culo-boca, sí que tenías que estar cerda, mmmmmmmm.

―Calla anda, entonces yo seguía igual, a cuatro patas y de repente David se puso detrás de mí.

―No me digas que...el cornudo...¡¡nooooooooo!!

―Sí maja...cuando me quise dar cuenta estaba detrás y ya me la había metido en el culo...no le costó nada.

―Claro, Víctor se lo había dejado preparado...¿tanta diferencia de tamaño hay entre los dos?

―Sí, bastante, jajajajaja, la polla de Víctor es enorme comparada con la de mi marido.

―Pobrecito, jajajajaja.

―Jajajajajaja

―¿Así que David fue el que te desvirgó el culo?

―Sí, y tengo que reconocer que fue genial, menudo orgasmo tuvimos...ufffffffff, no me había follado así en la vida...

―Mmmmmmmmmmmmmm, me lo imagino, ¿y Víctor qué dijo?

―Se enfadó mucho, no veas cómo se puso, empezó a decirle a David que se estuviera quieto y no sé qué más, le escuchaba que le decía cosas a David, pero nosotros estábamos a lo nuestro, pasamos un poco de él, yo es que estaba a punto de correrme...y necesitaba ese orgasmo después de toda la noche que llevaba encima.

―Tampoco es para que se enfadara...

―Se vio como superado por el cornudo o algo así, se vistió rápido y se fue sin decir nada, y ya no me ha vuelto a coger el teléfono.

―Menudo gilipollas.

―Pues sí.

―¡Que le den! ―dijeron las dos amigas brindando con la copa en la mano.

Justo Mariola levantó la mirada y vio a un grupo de seis chicos que las estaban mirando detenidamente, no tendrían más de 20 años.

―Detrás de ti, hay un grupo de jovencitos que no deja de mirarnos...

Claudia se giró y se quedó observando el grupo que le decía Mariola, luego se volvió rápidamente hacia ella.

―¡Mierda!

―¿Qué pasa? ―preguntó Mariola.

―Les conozco, por lo menos dos de ellos han sido alumnos míos, hace tres años creo...

―Mmmmmmmmmmmmmmm, no me digas, esto se pone interesante, ¿vamos a hablar con ellos?

―¡¡Ni de coña!!, venga vámonos...

―Uyyyy, creo que no va a hacer falta, dos vienen directamente hacia aquí...

En cuanto terminó de decir la frase los dos jóvenes estaban a su lado.

―Hola, ¿qué tal señorita Álvarez?, qué sorpresa encontrarla aquí ―dijo uno de los chicos extendiendo la mano sin saber muy bien como saludar a su antigua profesora.

―Hola, yo soy Mariola ―contestó lanzándose a dar dos besos a los chicos.

―Hola, somos Luis y Rober...

―Pues encantada.

―Igualmente, nada es que estábamos ahí y hemos dicho, si parece la profe...y solo hemos venido a saludar...

―Gracias chicos ―dijo Claudia muy cortada.

―¿Podemos invitaros a una copa? ―dijeron los chicos con descaro.

―¿Cuántos añitos tenéis? ―preguntó Mariola.

―Mejor no ―dijo Claudia intentando cortar cualquier tipo de tonteo que pudieran tener.

―Tenemos 20, ¿y tú? ―preguntó uno de los chicos a Mariola.

―Yo soy demasiado mayor para dos jovencitos como vosotros...

―Lo mismo te sorprendemos...

―Eso no lo dudo...pero hoy no, quizás otro día...nos veremos por aquí...

―Qué pena, bueno pues nada, adiós señorita Álvarez, está usted muy guapa...parece otra de cuando está en clase...

―Venga chicos, hasta luego ―dijo Mariola llevándose de la mano a otro lado a su amiga.

Los dos jóvenes se fueron riendo donde estaban sus amigos y Claudia apuró la copa.

―Esto es lo que no me gusta de estos sitios, encontrarme con alumnos...venga vámonos a casa...

―Bueno no te pongas así, ya no son alumnos tuyos...eran muy guapos, lo podíamos haber pasado muy bien con ellos...

―Tú a lo tuyo...

―¿Y por qué no?, espérame fuera si quieres y voy yo a hablar con ellos, en 20 segundos están fuera los dos con nosotras, te lo aseguro, cualquiera de los dos se moriría de ganas por follarte, ¿te imaginas en mi casa con los dos jovencitos?, lo podríamos pasar muy bien, mmmmmm, solo de pensarlo...

―Venga déjate de fantasías y vamos para fuera ―dijo Claudia tirando ahora ella de su amiga por el brazo.

Una vez fuera se quedaron hablando.

―¿Y ahora dónde vamos?, no hay muchos sitios que estén bien y en todos vas a tener a ex alumnos que te van a saludar...

―Esto es lo que no me gusta de salir por la ciudad, es muy pequeña y nos conocemos todos...

―Al final me voy a ir a casa sin ningún tío por lo cortarrollos que eres, jajajajaja.

―Dentro están los dos chicos más mayores con los que hablamos al principio, si quieres me cojo un taxi y te dejo que te vayas a casa con uno...

―No paso, ya le llamaré que tengo su teléfono, ¿venga qué hacemos?, hoy lo estábamos pasando muy bien, para una vez que me cuentas intimidades y yo no puedo contarte nada, llevo todo el verano follando con Lucas...y como no quieres saber nada...

―Prefiero que no...

―Jajajajaja, venga, déjame que te cuente solo un poquito...vamos a otro sitio y te...

―¿Y si nos vamos ya para casa?...

―Venga no fastidies, si estamos en lo mejor...mira hacemos una cosa, vamos a mi casa y seguimos hablando allí más tranquilas...te preparo yo un mojito de chuparse los dedos.

― Uyyyyyyy noooo, quita, quita...que estás con la mano muy larga, tienes mucho peligro tú en tu casa...

―Prometo que no te hago nada, de verdad ―dijo Mariola levantando las manos.

―No me fio nada de ti...

―Venga anda, vamos a mi casa, que no hay nadie y nos seguimos contando cositas con ese mojito.

―Más alcohol no.

―Mis mojitos son conocidos, te van a encantar, venga vámonos.

Al final se dejó convencer por su amiga, cogieron un taxi y Claudia se relajó un poco en el asiento de atrás. Había bebido, le retumbaban los oídos por la música e inmediatamente se acordó de lo que había pasado en el baño con Mariola. Su amiga le había mostrado el coño húmedo y luego se había empezado a masturbar delante de ella, pero lo peor fue cuando la sujetó contra su cuerpo y le puso las dos manos en el culo. No quería hacer nada con Mariola, no le excitaban las mujeres, pero fue lo mismo que con Don Pedro y con Gonzalo, en cuanto sintió las manos contra su cuerpo se le aflojaron todas las defensas.

Por suerte Mariola no continuó, pero en el estado de calentura que se encontraba, si la llega a meter la mano en el coño, posiblemente se hubiera dejado hacer de todo. Además tenía una especie de fijación por el culo de su amiga. Los glúteos de Mariola eran muy morbosos y haberla dado un par de azotes también le había gustado mucho.

Y ahora había aceptado ir a su casa, Mariola lo estaba vistiendo como un juego entre amigas, mucho jajajaja y mucha broma, pero en el fondo estaban muy cachondas y Claudia lo sabía, de hecho ella también lo estaba, contarle lo que había pasado con Víctor le había calentado sobre manera, nunca había hablado de esas cosas con ninguna amiga. Suponía que Mariola iba a intentar algo cuando estuvieran en su casa, estaba casi convencida. Solo había que ver la cara de traviesa que llevaba su amiga

¿Entonces por qué había aceptado ir a su casa si no quería nada con ella?

Al igual que le pasaba a Mariola, Claudia notó la humedad entre sus piernas, como la tela del tanguita se le pegaba al coño, cómo le palpitaba. Solo con el mero roce con los muslos ya le provocaba mucho placer. Cruzó las piernas con fuerza y dio un pequeño gemidito dentro del taxi, que Mariola no pudo escuchar.

―Lo hemos pasado genial, me alegra tenerte de amiga ―dijo Mariola estirando la mano para agarrar la de Claudia.

―Yo también lo he pasado muy bien...

Luego entrelazaron los dedos y se quedaron así hasta que llegaron a su casa.

10

Andrés no podía dejar de pensar en la noche que tenía por delante, a última hora de la tarde fue a dejar a las niñas a casa de sus padres y luego se pasó por un hotel para hacer la reserva y que le dieran la llave. Llevó una pequeña maleta que había preparado con su mujer y la dejó ya en la habitación. Luego volvió a casa a buscar a Paloma, la había dejado preparándose y cuando regresó a casa estaba muy nervioso. Recordó de nuevo la noche de Barcelona, lo que su mujer le había contado, cómo le había dejado entrar a Víctor en la habitación del hotel y lo que había pasado en ella.

Ahora iba a ver en primera persona cómo iba vestida su mujer ese día.

Cuando entró en casa Paloma ya estaba preparada, escuchó que venía por el pasillo y salió a su encuentro.

―No sé Andrés, esto es muy raro, ¿de verdad quieres que hagamos esto?

―¡Dios mío! ¡¡Guau Paloma!!, ¡estás increíble!

Paloma se había vestido prácticamente igual que aquella noche, solo se había cambiado la falda por otra que tenía igual del mismo modelo, pero distinto color. Se había hecho un recogido en el pelo y llevaba unos pendientes largos de oro blanco que realzaban todavía más su bonito cuello. En la parte de arriba llevaba la blusa negra, sin mangas y con un escote pronunciadísimo en forma de V, que casi le bajaba hasta el ombligo, en el medio llevaba un colgante fino a juego con los pendientes, la blusa de por sí era ya muy sensual, pero Paloma, igual que hizo la noche de Barcelona, se la había puesto sin sujetador. Se le marcaban perfectamente sus generosas tetazas, que botaban libres a cada paso que daba, llevaba la blusa metida por dentro de una falda de talle alto, era de color gris con forma de tubo y le llegaba por debajo de las rodillas.

Todo destacaba en el cuerpo de Paloma con ese vestuario, era una mujer alta, de curvas muy pronunciadas, sus brazos eran anchos, su culo era voluminoso, sus pechos grandes y redondos, parecía una actriz de los años 60.

Además se había sombreado los ojos de negro y llevaba unos zapatos de señora, elegantes, modernos, con un buen tacón.

―¿Andrés tú crees qué esto que vamos a hacer...? ―preguntó Paloma poniéndose sobre los hombros una fina chaqueta negra para taparse los brazos.

―No lo pienses más, venga vamos a cenar.

Fue una cena muy tranquila y agradable, Paloma incluso llegó a olvidarse de cómo iba vestida, pero no así Andrés, que se le iba la vista al escote de su mujer constantemente. Le era imposible entender cómo Paloma se había podido vestir así en el congreso médico de Barcelona si su intención no era otra que la de seducir a su mejor amigo.

Salieron del restaurante y Paloma le agarró por el brazo a su marido.

―Lo he pasado muy bien, ha sido una velada muy agradable.

―Yo también.

―¿Qué hacemos?, ¿qué habías pensado ahora?

―Ahora vamos a dar una vuelta, a tomar una copa y luego pasamos la noche en el hotel, ya dejé la maleta...

―Eso sobraba, podíamos haber vuelto a casa tranquilamente, estamos solos, sin las niñas...

―Nooooo Paloma, no es lo mismo pasar la noche en un hotel que en casa, no es tan romántico, pero primero vamos a dar una vuelta, vamos a aprovechar que podemos llegar a la hora que queramos...

―Yo no tengo ni idea a qué sitios podemos ir, hace siglos que no salgo de fiesta...

―Tú déjame a mí, que me he informado un poco...

―Pero no me lleves a una discoteca de esas grandes que están abarrotadas de gente, sabes que eso no me gusta...

―Hay aquí un bar de copas, tranquilo, que está muy bien, luego ya veremos...

―Eso me gusta más.

Como había dicho Andrés, llegaron a un bar de copas, estaba decorado muy de los años 80, con discos por las paredes, Pósters, bolas grandes plateadas de las que había en esa época en las discotecas, cosas así. Se sentaron en unos taburetes que había en la barra y Paloma se quitó la cazadora, pero se dejó la chaquetilla fina de color negro que le tapaba los brazos.

―Está muy bien el sitio, ¿quién te lo ha dicho?

―Anda, uno que tiene contactos, jajaja, hay que estar un poco enterado de todo...

El sitio era agradable, la música no estaba muy alta y no había mucha gente, aunque poco a poco iban entrando más personas. El matrimonio se pidió unas copas y estuvieron hablando del trabajo, de las niñas, se dijeron que tenían que salir más a menudo y cuando Paloma quiso sacar el tema de la terapia Andrés la cortó rápido.

―Hoy nada de psicólogas, además esto también es parte de la terapia, no?, nos dijo que teníamos que salir un poco de la rutina, pasarlo bien, salir a cenar, pues eso estamos haciendo.

―Vale, vale, nada de terapia ―contestó Paloma abriendo los brazos.

―Bufff Paloma, ¡tengo que decirte que hoy estás espectacular!, ni me imaginé que ibas a estar así de guapa, desde que te he visto tengo unas ganas de...

―¿Yaaa?, espera un poquito, ¿o quieres ir al hotel ahora?

―No, todavía es muy pronto, no hemos bebido, no hemos bailado, queda mucha noche...

―Uyyy, ¿tú crees que vamos a aguantar?, que ya tenemos una edad...

―De momento nos vamos a pedir otra copa que todavía se puede estar bien aquí, creo que dentro de media hora esto va a estar abarrotado...

Paloma estaba sentada de medio lado en el taburete, no podía hacerlo de otra forma con la falda de tubo que llevaba, Andrés se quedó mirando las caderas de su mujer y le puso una mano en ellas para acercarse a darle un beso en el cuello.

―¡Estás muy buena!

―Shhh tranquilo...

―Es que no puedo evitarlo, ¿por qué no te quitas la chaquetilla?

―Estoy bien con ella, si no se me quedan los brazos fríos...

―Aquí hace calor...

―Luego me la quito...

―En el siguiente bar no quiero que la lleves puesta.

―¿Por qué?

―Porque quiero que te miren, quiero que vean lo guapa que es mi mujer, lo espectacular que es, ¡quiero presumir de ti!, ¿algún problema?

―Anda, anda, no seas tonto...

―Todavía no me creo que te tenga conmigo.

―Y lo que nos queda.

―Te quiero.

―Y yo ―dijo Paloma acercándose para dar un pequeño beso en los labios a su marido.

―Bueno bueno, que nos ponemos cariñosos y hoy no quiero romanticismos ―dijo Andrés levantándose del taburete y poniéndose de pie para acercarse a su mujer.

―¿Ah no? ¿y qué quieres?

―Me es difícil ser romántico si te veo así vestida, solo tengo ganas de hacerte todo tipo de...locuras...

Paloma se le quedó mirando fijamente y le acarició la mejilla, luego se acercó a él y le dio un beso en la boca metiéndole la lengua. Un beso corto, húmedo y sensual. La polla de Andrés saltó como un muelle dentro de los pantalones, llevaba toda la noche con un cosquilleo en el estómago, una especie de excitación contenida que voló por los aires cuando su mujer le acarició los labios con la lengua.

―¡Uffff Paloma, cómo me tienes!, llevo toda la noche intentando averiguar qué llevas debajo de la falda, ¿puedo hacerte una pregunta sin que te moleste?

―Pues claro...

―Es que me da un poco de vergüenza, que no te siente mal, eh...

―Hazme la pregunta...

―Sé que te pedí que te vistieras igual que la noche de Barcelona, pero no te dije nada de la ropa interior, ¿también llevas las mismas braguitas que te pusiste en Barcelona?

―No idiota, claro que no, además no recuerdo qué ropa interior llevaba, pero si me acordara tampoco lo habría hecho ―dijo Paloma bajando la cabeza avergonzada.

―Perdona, ¿te ha molestado la pregunta?

―Sí, prefiero no hablar de eso...ya bastante es que me haya puesto esta ropa, me trae malos recuerdos que no quiero, nada...cambiemos de tema...

―Claro, ehhh, ¿vamos a otro sitio?

―Donde quieras, tú eres el experto de los bares.

El siguiente bar de copas donde fueron ya no tenía nada que ver con el anterior, estaba más lleno de gente, la música más alta, menos luz y la media de edad de los que estaban allí era de unos 25-30 años.

―¿Pero dónde me traes? esto es para jóvenes...

―Venga, nos tomamos aquí una y vamos a otro sitio...

―Lo que tú digas, pesaaaado ―dijo Paloma dejándose arrastrar de la mano por Andrés, que la llevó hasta la barra.

Ahora sí, en cuanto llegaron a la barra Paloma se quitó la cazadora y la chaquetilla que le cubría los brazos. Y como había imaginado Andrés, su mujer no tardó en ser el blanco de las miradas. Aquella mujer alta y con esas curvas no podía pasar desapercibida y menos con la blusa que llevaba puesta. Enseguida un grupo de chicos que estaba a su lado se quedaron mirando a esa morena que debía tener 20 años más que ellos, pero que estaba muy buena.

Andrés se percató de que su mujer empezaba a ser el centro de atención y se quedó mirando al grupo de chicos.

―Creo que ya tienes los primeros seguidores de la noche ―le dijo en bromas a Paloma, que miró a un lado encontrándose que era observada detenidamente por cuatro chicos.

De manera muy elegante ella le dio un trago a la copa y luego la volvió a dejar en la barra. Todo lo hacía con elegancia. ¡Qué mujer!

―¿Te molesta que te miren? ―le preguntó Andrés.

―No, ¿y a ti?

―Tampoco, que miren lo que quieran...me encanta que te deseen ―dijo Andrés acercándose a ella y dándole un beso, que fue correspondido por su mujer.

No pudo evitar bajar la mano para acariciar el culo de Paloma mientras se besaban, ella no era de hacer esas cosas en público, pero esta vez se dejó hacer. Se imaginó que los chicos estarían mirando como su marido le sobaba su voluminoso trasero y aquello le gustó, o mejor dicho comenzó a excitarla.

¿Eso era lo que pretendía su marido haciéndola vestir así?

El beso fue muy húmedo, más largo y erótico que el primero y Andrés terminó comiéndole el cuello a Paloma, que se dejó hacer unos segundos, cerrando los ojos ante la atenta mirada del grupo de jóvenes.

―Vale, vale, para ya ―le dijo.

―¿Qué te pasa?, ¿te estás calentando?

―¿Tú que crees?

―Mmmmmm, perfecto, eso es lo que queríamos para esta noche, si te digo la verdad, yo también me estoy poniendo a mil...

Luego continuaron hablando, pero la mano de Andrés ya no se separó de la cintura de Paloma, de vez en cuando la bajaba un poco para ponerla sobre sus caderas y le acariciaba un poquito el culo de  manera sutil, para luego volver a subir la mano y ponerla en su cintura.

―Te siguen mirando los chicos...

―Me da igual, no les hagas caso...

―¿Pedimos otra copa?

―No creo que aguantemos mucho más tiempo así, cuando quieras nos vamos a ese hotel que has reservado...

―¿Ya?, de eso nada, la noche acaba de empezar ―dijo Andrés levantando la mano para pedir otra copa.

―Creo que vamos a tener que ir a otro sitio cuando pidamos, la barra está muy llena...

―Sí, mejor...

Se pidieron una copa y fueron a otra zona del bar donde no hubiera tanta gente pasando, como en la barra. El bar estaba bastante lleno y no había un sitio donde pudieran estar tranquilos. Lo que sí se dieron cuenta es que los chicos que les miraban también se habían cambiado de sitio y se habían puesto a unos tres metros de ellos.

―¡Qué pesados, aquí están otra vez estos! ―dijo ahora Paloma al verles.

―Déjales que miren lo que quieran ―dijo Andrés besándola y luego mirando a los chicos como diciendo “esta es mi mujer pardillos”

Siguieron de pie, en actitud cariñosa y Andrés volvió a bajar la mano para sobar el culo de Paloma, esta vez más fuerte, palpando bien sus glúteos, luego agachó la cabeza perdiéndose en el escote de su mujer.

―¿Sería muy escandaloso si te toco un poco las tetas?, me están volviendo loco toda la noche...

―Ni se te ocurra Andrés, eso sí que no...

―Vale, entonces ven, acércate...pégate a mí.

―¿Así?

―No así no, quiero que me roces un poco en el brazo con uno de los pechos, como si fuera casual, quiero sentir la presión contra mí, eso lo hacéis mucho las mujeres, es una manera elegante que tenéis de ligar, de excitarnos, rozarnos así como el que no quiere la cosa mientras hablamos...

―Yo no hago eso...

―Sí ya, venga hazlo, imagina que soy un desconocido que acabas de conocer y me quieres seducir así en el bar...

―¿De verdad quieres que haga eso?

―Claro, venga ven...

Paloma se pegó a él y como le había pedido su marido, le rozó con una de sus tetas en el hombro, luego siguieron hablando como si nada.

―Buffff, joder qué calentón más tonto, si le hicieras esto a un desconocido le pones cachondo perdido, pero segurísimo...

―Yo no quiero hacerlo con un desconocido, yo quiero hacerlo con mi marido...

―Sí, ya lo sé, pero imagina que se lo haces a otro, que le tocas así con tus pechos sutilmente, ¿te excitaría?

―No haría esto con otro hombre, ya lo sabes...no podría, no va con mi forma de ser...

―Lo sé, es solo una fantasía, un juego...¿tú crees que te excitarías?

―No lo sé, si te digo la verdad ahora estoy muy excitada haciendo esto...nunca habíamos hecho nada parecido...

―Mmmmmmm, me encanta que me digas eso ―dijo Andrés bajando la mano para volver a acariciar el culo de su mujer.

―Y como me sigas tocando así...

―Imagina que hablas con uno de los chicos esos que no dejan de mirarnos y le rozas así, con estas tetas...uffffff...

―Anda deja de decir tonterías...

―¿Lo harías?

―¿El qué?

―Hablar con uno de esos chicos, acercarte así, seducir a uno...

―Noooooo, claro que no...

―¿Y si yo te lo pido?

―No voy a hacer eso Andrés, vale ya...deja el tema...

―Tranquila, solo era una fantasía...me encanta como te miran, como te desean, me gusta que estemos así, que estés excitada...

―Shhhh vale ya ―dijo Paloma acariciando a su marido y luego dándole unos pequeños besos por el cuello.

―Joder Paloma, ¡¡te follaría ahora mismo!!, ¡incluso te follaría delante de ellos!, no me importaría...

―Deja de decir tonterías ―dijo Paloma moviéndose lentamente para volver a rozar con sus tetas en el hombro de Andrés.

―Tienes los pezones durísimos, los noto perfectamente.

Entonces Andrés bajó la mirada y se quedó mirando detenidamente las tetazas de su mujer. Efectivamente los pezones le habían crecido y se le marcaban de manera escandalosa a través de la tela de la blusa. Estaban tiesos y duros. Paloma estaba cachonda como hacía tiempo que no lo estaba, lo notaba en todo, como se movía, la cara que ponía, como se dejaba tocar.

Y aquellos chicos jóvenes no hacían más que mirarla y seguirles a todos sitios. La idea de Andrés estaba funcionando mejor de lo que pensaba, lo que no se imaginaba es que Paloma se fuera a pillar tal calentón.

¿Por qué estaba su mujer así de excitada?, pensó Andrés.

11

En cuanto entraron en  casa de Mariola Claudia se sentó en el sofá y se apoyó en el respaldo.

―Ufffffffff tía, vaya noche, la cabeza me da vueltas, me tenía que haber ido para casa...

―De eso nada, tú hoy vas a llegar a casa con una buena borrachera ―dijo Mariola cogiendo dos copas grandes para empezar a preparar los mojitos.

―No, alcohol no, no me apetece beber nada, ya voy muy mal, si acaso un poco de agua.

―Deja que te prepare uno de mis mojitos, te le cargo poquito.

Al cabo de unos minutos apareció Mariola con las dos copas, tenía el mojito un aspecto increíble, con sus dos hielos, la lima, azúcar y la hierbabuena asomando por el vaso.

―Es un ron blanco cubano que tengo delicioso, ya verás.

―Joder Mariola, nooooo, ¡pero qué buena pinta tiene eso!...

―Ha sido muy morboso todo lo que me has contado esta noche...eres de esas que vas de niña bien, pero en el fondo ―dijo Mariola degustando su mojito.

―En el fondo...qué...

―Pues que te gusta una buena polla como a todas...

―De verdad chica, ¡¡qué basta eres!!...jajajajaja.

―Sí, un poco, pero ¿sabes lo que más me ha gustado de todo lo que me has contado?

―No, a ver, sorpréndeme...

―Cuando me has dicho que te gusta más hacerlo delante de tu marido, mmmmmmmm, eso me ha dado mucho morbo, yo creo que en el fondo eres un poco exhibicionista, no me digas que no...también te pone lo de mostrarte por la cam...te gusta que te vean...te excita eso.

―Pues puede ser, un poco sí me gusta, para qué negarlo, aunque nunca lo había pensado.

―¡Qué cerda!, jajaja.

―Jajajajajaja, tú sí que eres cerda tía...

―Hablando de estar cerda, oyes siento lo del baño, ha sido una broma...no te lo tomes a mal, pero ahí sí que estaba...puffffffffff, muy calentorra...

―Que sí, no hace falta que te disculpes de nuevo, ya sé que ha sido una broma.

―Lo de que estaba caliente era verdad, eh, jajajaja...y no me hubiera importado hacer algo contigo...y todavía no te creas, no se me ha pasado el calentón...

―Ya, ya me di cuenta, jajajajaja.

―Esta semana pienso llamar al tío que me dio el teléfono, a ver cuándo podemos quedar ―dijo Mariola mirando el móvil.

―No paras, no vas a poder con todos.

―Podías haber sido tú, pero no has querido, no me digas que no hubiera estado bien traernos a esos dos a casa ahora y follar con el que hubiéramos elegido.

―Suena bien, pero...

―O los dos jovencitos, esos todavía me daban más morbo, los ex alumnos tuyos, no me digas que no te pone eso, aunque sea como fantasía, hubiera sido la hostia, traernos a los dos chicos y follarte a uno de ellos en mi cama, yo me le hubiera tirado aquí en el sofá, jajajaja, es lo que pasa por estar tan buenas, nos podemos follar al que queramos.

―Joder, ya sabes que eso de los alumnos no me gusta.

―No te imaginas como follan esos jovencitos, están salidísimos, se les pone bien dura y pueden estar horas y horas follando sin parar, están cachondos todo el rato...

―No quiero oírlo Mariol...

―Claro que quieres oírlo, no te hagas la estrecha, después de todo lo que me has contado deja que te cuente yo algo, mira con Lucas estamos horas y horas sin salir de la cama, hacemos de todo...no paramos de follar...

―Mariola ya sabes que prefiero no saber nada...

―Que lo mismo te da, ya no es alumno tuyo, deja que te cuente yo también mis cosas...

―Ya me lo acabas de contar, no quiero más detalles, será mejor que me vaya a casa, ¿me llamas a un taxi? ―dijo Claudia poniéndose de pie y dando un trago a su mojito que lo tenía por la mitad.

―¿Ya?, noooooo, jooooo qué aburrida eres, no te vayas todavía, quiero enseñarte una cosa ―dijo Mariola poniéndose de pie y abrazándola por la cintura.

―¿Qué quieres enseñarme?...

―Me gustaría que vieras una cosa...siéntate por favor...venga porfa, solo un minuto, mira.

―Vaaaale, pero un poco más...y me voy...

Mariola encendió su televisor Sony 4k de 55 pulgadas y luego se puso a toquetear el móvil.

―A ver qué te parece esto...ya que no me dejas que te cuente nada, pues mejor que lo veas...

De repente lanzó uno de los videos de su móvil a la tele y apareció un primer plano de Mariola ¡¡comiéndose una polla en alta definición!!!. Aunque no se veía de quién era, Claudia se sobresaltó, no se esperaba eso en absoluto. Miró a su amiga que la sonreía mientras levantaba las cejas.

―¿Te gusta?

―¡¡Joder Mariola!!, ¿pero esto qué es?, prefiero no verlo, es demasiado fuerte ―Claudia poniéndose otra vez de pie.

Su amiga rápidamente se levantó y la abrazó desde atrás para que no pudiera marcharse.

―Mira, ese es Lucas, ¿has visto qué polla tiene?

―¿¿Es...es Lucas? ―dijo Claudia tartamudeando.

―Sí, es tu alumno y en 30 segundos vas a ver cómo se corre en mi cara...

―No, Mariola, noooooooooooooo...no voy a ver eso.

―Sí, yo creo que sí ―dijo metiendo la mano por debajo de la falda de Claudia.

No tardó en alcanzar el coño por encima de su tanguita, se dio cuenta del calor que desprendía la entrepierna de Claudia y lo húmeda que estaba la zona.

―¡¡Estás empapada!!

―Noooooooooooo, noooooooooooo Mariolaaaaaaaaaa, ahhhhhhhhhhhhhhhhhh...para por favor, para ―le suplicó Claudia resistiéndose levemente.

―¡¡Mira, mira cómo se corre en mi cara!!...

En la pantalla del televisor Lucas aceleraba la paja y se le ponía durísima instantes antes de empezar a descargar sobre el rostro de Mariola, que recibía la lefada abriendo la boca y dándole golpecitos con la lengua sobre el capullo. Cuando terminó de correrse el chico, la cara de Mariola estaba cubierta de semen y ella se pasaba la polla despacio por las mejillas, mientras le daba besitos tiernos por todo el miembro. “Mmmmmmmmmmmmmm, me encanta”, dijo Mariola en primer plano en el video, a la vez que abría la boca de la que se le escurría el semen hacia el suelo.

Las piernas de Claudia flojearon y se tiró hacia atrás para sentarse en el sofá, Mariola se apartó para que no la cayera encima, luego se sentó junto a ella, pero sin sacar la mano de debajo de su falda. Habían encontrado su punto débil, lo mismo que pasó con Don Pedro y con Gonzalo, Claudia no quería, incluso todavía forcejeaba intentado que Mariola se detuviera, pero en cuanto la metían la mano en la entrepierna se le bajaban las defensas en unos pocos segundos. Y ahora además estaba bebida y muy cachonda.

Demasiado cachonda.

Jamás en su vida hubiera imaginado hacer eso con otra mujer o que la noche fuera a terminar así, pero allí estaba en el sofá de su mejor amiga abierta de piernas mientras se dejaba frotar el coño por encima del tanguita. Para qué se iba a engañar, había ido a su casa para eso, después de lo que había pasado en el baño, no se le había ido de la cabeza el magreo de su amiga. Y encima acababa de ver como un alumno suyo se corría en la cara de su mejor amiga.

―Tengo más videos, ¿quieres verlos? ―dijo Mariola intentando besarla.

Claudia retiró la boca, pero seguía con las piernas abiertas facilitando que Mariola pudiera seguir tocándola. Al quitar la cara, los labios de su amiga fueran a parar sobre su cuello y en el lóbulo de la oreja, que Mariola mordisqueó a la vez que le pasaba la lengua por ella y le gemía al oído.

―Estoy cachondísima, mmmmmmm, me encanta que todavía te sigas resistiendo ―le susurró Mariola.

Con la mano libre manipuló el móvil para poner otro video, que lanzó a la tele.

―Aquí Lucas me folla en la cocina, bueno, más bien me da por el culo, ¿quieres verlo?

―Ahhhhhhhhhhhhhhhhh, nooooooooo, ahhhhhhhhhhhhhhh ―dijo Claudia medio espatarrada en el sofá y empezando a gemir.

Pero no le hizo caso, no tardó en aparecer en la tele el video del que hablaba Mariola. Ella estaba de pie en la cocina apoyada en la encimera y como a unos tres metros alguien colocaba el móvil, posiblemente sobre la mesa, luego salía Lucas desnudo de detrás de la cámara, por lo que pudo ver su culo y se ponía frente a ella. El chico estaba con la polla bien erecta. Esta vez sí le vio bien, no cabía duda de que era su alumno. Empezaron a besarse despacio y Lucas metió la mano bajo el vestido veraniego de Mariola. Los dos miraron de repente hacia la cámara y para Claudia fue un pequeño shock. Era como si la estuvieran mirando a ella.

Lucas subió el vestido de Mariola y le dio la vuelta para que quedara contra la encimera de espaldas a él, se quedó unos segundos admirando su culazo, justo antes de empezar a bajarle el tanguita con mucho cuidado. Se lo dejó a medio muslo y luego se sacudió la polla un par de veces mirando a la cámara.

―¿Quieres que lo pare o quieres ver cómo me folla? ―dijo Mariola que ya había apartado el tanguita de Claudia y ahora le acariciaba el coño directamente, con mucha suavidad.

―Ahhhhhhhhhhhh, mmmmmmmmmmmm, ahhhhhhhhhhhhhh...

―Si no me dices nada, entonces me paro.

Cuando Lucas golpeó con la polla en las nalgas de Mariola, antes de metérsela, ésta a su vez le metió un dedo en el coño a Claudia, que tuvo que apoyar uno de los botines sobre el sofá de su amiga, abriéndose todavía más de piernas.

―Mmmmmmmmmmmmm, me encanta tenerte así...me has puesto desde que ha empezado la noche con esa ropa que llevas, esa falda de cuero, esas botas, uffffffffffffffffffffff....que buena estás joder...mira eso, mira bien la polla de Lucas como me va a follar, ¿te gusta la polla de Lucas?

―Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhh, ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh...

―Quítate el tanguita que no me deja tocarte bien, me da igual que me empapes el sofá, quítatelo...¿o prefieres que lo haga yo?

Claudia tenía la boca abierta y los ojos semi cerrados, no paraba de jadear y no le contestó a lo que le pedía su amiga, pero cuando ésta se puso de rodillas entre sus piernas levantó las caderas y dejó que Mariola metiera la mano debajo de su falda para sacarle el tanguita.

―Mmmmmmmmmmm, tienes un coño precioso, tenías qué ver como te brilla ―dijo Mariola mirándola directamente a escasos veinte centímetros.

En el televisor Lucas seguía restregando la polla por el culo de Mariola, que se echaba hacia atrás frotando el miembro del chico entre la rajita de sus glúteos. “Métemela ya, fóllame por el culo”, se la escuchaba suplicar perfectamente en el video y Lucas se inclinó hacia ella dejando caer un salivazo en su ojete, a la vez que decía “Te vas a enterar guarra”.

Mariola volvió a sentarse al lado de Claudia sin dejar de acariciar su coño. Sabía que tenía a su amiga completamente entregada y a su merced. Podía hacer con ella lo que le apeteciera y con lo que llevaba meses en mente era comérsela, lamerla el coñito muy despacio, disfrutando de su sabor y jugar con su lengua en el clítoris de Claudia, hasta hacer que se corriera. Pero quería retrasar ese momento un poquito más, le estaba encantando meter los dedos en aquel agujerito tan mojado.

Era el primer coño que tocaba aparte del suyo y lo notaba distinto, ella pocas veces había estado tan mojada como lo estaba Claudia, se dio cuenta de que su amiga se bajó la cremallera de la falda para poder abrirse más de piernas. “Menuda zorra estás hecha”, pensó Mariola.

Ella no iba a ser menos y de un tirón se desabrochó los botones del pantalón y luego se metió la mano dentro, se sacó los dedos impregnados de su propio flujo y se los pasó por la boca a Claudia.

―Mira cómo me tienes, estoy igual de mojada que tú...

Claudia se resistía a abrir los labios, luego Mariola se acercó para intentar besarla otra vez, mientras le acariciaba los pechos por encima de la camiseta, pero su amiga volvió a girar la cara.

―¡Venga joder, dame algo!, yo también estoy cachonda, no seas hija de puta, me estás poniendo más cerda que te resistas tanto...

En la pantalla se oyó un gemido tremendo de Mariola y se giró para ver el video.

―Mira eso, justo ahí me la acaba de meter por el culo, diosssssssssss cómo me gustó...¿quieres ver cómo me lo folla? ―dijo mientras seguía masturbando a su amiga que ya no quitaba ojo de la pantalla.

―Ahhhhhhhhhhhh, ahhhhhhhhhhhhhhhhh...

―Eso es gime, no te cortes...mmmmmmmmmmmmmmmmmmmm...vamos abre bien las piernas para que te meta otro dedo...

―Ahhhhhhhhhhhhhhh, mmmmmmmmmmmmm...

En el video Lucas había acelerado el ritmo al que se follaba a Mariola y se la metía fuerte y rápido desde atrás, haciendo que el culo de ella temblara a cada embestida. La cara de Mariola era de placer y felicidad total, recibiendo la polla del chico con las braguitas a medio bajar.

―¿Te gusta cómo me folla, eh?, te juro que me daba tanto gusto que estuve a punto de mearme encima...

―Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh ―era lo único que podía decir Claudia.

―Venga contéstame, ¿te gusta ver cómo me folla tu nene?...es tu alumno el que me está dando por el culo, no me digas que no te pone...dime, ¿te gusta?

―Ahhhhhhhhhhhh, sí, sí me gusta, me gustaaaa, ahhhhhhhhhhhhhhhhh ―dijo Claudia girando la cara hacia su amiga con una muesca de placer.

―Mmmmmmmmmmmmmm, me encanta que lo reconozcas...estás a punto de correrte, ehhh?

―Ahhhhhhhhhhhhhhh, sííííííííííííííí...

―Espera un poco, queda lo mejor del video...luego me folla en la boca y se corre así, ¡¡en mi garganta!!...

―Ohhhhhhhh diossss...

Mariola volvió a meterse los dedos en el coño, empapándolos bien con sus jugos y los sacó para ponérselos en los labios a Claudia, que esta vez sí abrió la boca, recibiendo los dedos de Mariola y chupándolos con ansía. Se los limpió al momento.

―¡Saca la lengua zorra!, eso es, chúpamelos, mmmmmmmmmmm...

―Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh, estoy casi...mmmmmmmm ―dijo Claudia mirando a Mariola como si estuviera a punto de pedir algo a su amiga, pero sin atreverse.

―No tengas prisa cariño ―dijo Mariola besuqueando el cuello de su amiga y volviendo a tocar sus tetas por encima de la camiseta.

―Mmmmmmmmmmmmmmmmmmmm...

―¿Quieres que te lo coma, verdad?

Claudia se quedó mirando fijamente a Mariola, tenía las piernas abiertas y seguía recibiendo los dedos de su amiga en el coño. Entonces le acarició el pelo y tiró despacito hacia abajo guiándola.

―Sí, cómemelo, cómemelo, por favor!!!

―Shhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh, no tengas prisa, tenemos toda la noche para nosotras ―dijo Mariola volviendo a meter los dedos en la boca de Claudia y acercando la cara hasta dejarla casi pegada a la de ella.

Sacó la lengua buscando rozar los labios de su amiga, que se dejó hacer mínimamente y luego retiró los dedos del coño de Claudia para tenerla más cachonda todavía. Claudia no quitaba ojo de como en la tele Lucas seguía sodomizando a su amiga.

Entonces Mariola empezó a quitar la camiseta a Claudia, que subió los brazos facilitando que le saliera la camiseta tan ajustada y luego Mariola también le desabrochó el sujetador. Sus dos tetazas lucieron esplendorosas ante ella.

―Quiero desnudarte entera...tenerte toda para mí...¡qué rica estás!

Claudia apoyó la espalda en el sofá y dejó que Mariola le desabrochara la falda por un lado para quitársela. Ya solo llevaba puestos los botines. Estaba desnuda entera. No tardó en volver a meter un par de dedos en el coño de Claudia. No quería que se le pasara el calentón y subió la otra mano hacia arriba para acariciarle los pechos.

―¡¡¡Tienes unas tetas divinas, qué envidia me das cabrona!!!...

Pero quería más y enseguida puso la boca en las tetas de Claudia, primero besándoselas suavemente y luego metiéndoselas en la boca, salivando sus pezones, estrujándoselas con las manos y chupando tan fuerte que estuvo a punto de hacérselas estallar.

―Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh, despacioooooooooo, despacioooooooooooo...

―Tienes los pezones muy duros, pero que muy duros ―dijo pasándoselos por las mejillas.

Con dos dedos le pegó un pequeño pellizco, haciendo que se le pusieran más tiesos todavía, cuando se los volvió a meter en la boca y les mordisqueó debían medir casi dos centímetros, les tenía como dos puntas de lanza. Claudia cada vez gemía más alto y sus gritos se mezclaban con los que daba Mariola en el televisor.

―¡¡Cómemelo, estoy a punto, cómemelo!! ―suplicó Claudia.

Mariola fue bajando la lengua poco a poco por el ombligo y la tripa y de repente se encontró con el jugoso coño de Claudia delante de ella. Estaba abierto, enrojecido, goteando y palpitante. Como si tuviera vida propia.

No podía tener un coño más bonito. Hasta le olía de maravilla.

Le hubiera gustado separarlo con las dos manos, pero Mariola también estaba cerdísima y ella misma se había metido una mano por dentro del pantalón y se estaba masturbando. Antes de seguir se quitó la camiseta desnudándose de cintura para arriba, luego puso una de sus tetas sobre el coño de Claudia y se lo restregó varias veces subiendo y bajando por su rajita. Aquello calentó más a la rubia que se abrió de piernas, para recibir los pechos de su amiga frotándose contra su coño.

―Mmmmmmmmmmmm, joderrrrrrrrrrrrrrrrr, ahhhhhhhhhhhhhhh, cómemelo, cómemelo usa la lengua!!!!!!!!!!, no puedo mássssss!!!!!!!!!

Mariola volvió a meterse entre las piernas de Claudia y se mojó los labios antes de empezar la faena, el primer lametón de Mariola fue desde el agujerito del culo hasta el clítoris, recorriendo toda la entrepierna de Claudia que tensó las caderas. En el segundo lametón introdujo un poco la lengua en el coño de Claudia y en el tercero hizo temblar a su amiga que la sujetó por el pelo.

En la tele, Mariola se había puesto de rodillas delante de Lucas y éste le follaba la boca de manera bestial, sujetándola con las dos manos. Claudia imitó al chico y aplastó la cara de Mariola contra su coño, dejándola casi sin respiración. Cuando le envolvió el clítoris con la lengua tensó las caderas y empezó a correrse justo a la vez que su alumno descargaba en la boca de Mariola.

―Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh diosssssssssssssssssssssssssssss, síííííííí, joderrrrrrrrrrrrrrrr, me corroooooooooooooooooooooo, ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh sigueeeeeeeeeeeee, sigueeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee!!!!!!!!!!!

Mariola no dejó de rodear en círculos con la lengua el hinchado botoncito de su amiga, que estuvo corriéndose casi 30 segundos contra su boca, hasta que por fin se dejó caer exhausta en el sofá. Mariola al borde de su propio orgasmo, aprovechó para quitarse rápidamente los pantalones y quedarse desnuda también. No podía estar más cachonda. Claudia ni la vio venir cuando Mariola se sentó sobre su estómago, sintiendo su cuerpo caliente.

―¿¿Qué haces?? ―preguntó Claudia desconcertada al ver a su amiga desnuda sobre ella.

Pero Mariola ya se había puesto encima pasando una pierna por debajo de la de Claudia, para quedar enganchadas en una especia de tijera. Se inclinó hacia delante y comenzó a moverse, como si la estuviera cabalgando, haciendo que se frotaran con fuerza los clítoris entre sí.

Claudia no supo reaccionar a lo que acababa de hacer su amiga, pero recibió otra descarga de placer y dejó que Mariola moviera las caderas delante y atrás, incluso para hacer más presión puso la mano sobre los glúteos de Mariola, que pareció enloquecer. Apretó los dedos contra sus nalgas y luego se los arañó con las uñas tirando hacia abajo.

―Ahhhhhhhhhhhhhhhhhh, ahhhhhhhhhhhhhhhhhh, síííííí¡¡¡¡méteme un dedo por el culo, méteme un puto dedo en el culo!!!! ―gritó Mariola moviéndose rápido contra su amiga.

Claudia metió la mano entre las piernas de Mariola e introdujo el dedo corazón en su coñito para lubricarlo un poco, al hacer esto también rozó con las uñas el interior de la vagina de su amiga, que volvió a gemir de dolor y placer. Luego jugó en círculos con el dedito sobre el ano de Mariola, hasta que se lo fue introduciendo poco a poco.

―Diosssssssss, sí, sí, sííí, eso es, ahhhhhh, mueve el dedo, ahhhhh, fóllame el culo con el dedo, ahhhhh...

Mariola se recostó sobre ella y ahora no solo se frotaban los clítoris, también lo hacían los pezones de sus pechos. Ella también bajó la mano para meter uno de sus dedos en el culo de Claudia, que recibió con gusto, ante el inminente segundo orgasmo que se la avecinaba.

La primera que empezó a correrse fue Mariola, con unos gritos que despertaron al vecino de abajo. Tenían las piernas entrelazadas, los pechos pegados y cada una un dedo incrustado en el culo de la otra.

―Asíííííí, asíííííí, ahhhhhhhhhhhh, que ricoooooooooooo, ahhhhhhhhhhhhhh, ahhhhhh!!!!!!!!!!!!!!

Buscó la boca de Claudia y esta vez sí, la recibió abriendo los labios y mezclando las lenguas en un beso sucio y húmedo. Luego empezó a correrse Claudia comiéndose la boca con su amiga y poniendo la otra mano sobre el culo de Mariola, volviéndoselo a arañar. Le volvía loca el culo de su amiga.

―Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh ―gritó Mariola.

―Me corroooooooooooo, me corroooooooooo otra vezzzz, ahhhhhhhhhhhhhhhh!!!!!! ahhhhhhhhhhhh!!!!!!!!!!

Después se quedaron unos segundos, quietas, sin hablar, solo con los cuerpos pegados, estaban calientes, sudadas y olían a sexo. Se daban besitos pequeños en la mejilla y todavía tenían los dedos metidos en el culo de la otra. Fue Mariola la que se echó a un lado y se retiró el pelo de la cara.

―¡¡¡Joder tía, qué pasada!!!, me he corrido como una bestia...me pones mucho...no pensé que iba a pasar esto, ufffff que fuerte, quédate a dormir esta noche conmigo...

En el taxi de vuelta a casa Claudia tenía una mezcla de sentimientos, por un lado vergüenza y culpa por lo que acababa de hacer, pero por otro no podía sacarse de la cabeza el cuerpo de Mariola sobre ella. El tacto, lo suave que tenía la piel, cómo se había corrido contra la boca de su amiga. Le había dejado apresuradamente después del segundo orgasmo. Avergonzada ante lo que acababa de pasar se vistió rápido y salió de su casa casi sin despedirse, ni se paró a buscar el tanguita, que no encontró por el suelo de un primer vistazo.

Estaba sentada en el asiento de atrás, recordando lo que había pasado y volvió a excitarse de nuevo. Se puso en el asiento del medio y cruzó las piernas. El taxista, con la excusa de hablar con ella, colocó el espejo retrovisor de tal forma que la pudiera ver bien.

―Se ha quedado una noche muy agradable...

―Sí, desde luego que sí...

―Había mucha gente de fiesta hoy, verdad?, se nota que hay ambiente...

―Sí, estaba bien...

Las continuas miradas del taxista no intimidaban a Claudia que le siguió la conversación educadamente. Seguía tan caliente que por un momento se le pasó por la cabeza abrirse de piernas e incluso mostrarle el coño para jugar con él un poco, pero luego se dio cuenta de que le había dado su dirección y decidió que era mejor no hacer nada.

Llegó a casa tarde, con unas copas de más, oliendo a sexo y sin ropa interior. Pero esa noche todavía quería correrse una vez más. Tendría que usar al cornudo. No le quedaba otro remedio.

Lucas estaba de fiesta con sus amigos cuando recibió un mensaje de WhatsApp.

Mariola 5:46

Cuando vengas mañana a comer tengo una sorpresa muy especial, son de Claudia.

Y el chico recibió una foto del tanguita de su profesora tirado en el suelo. Se le puso dura al instante.

12

Se había quedado sola mientras Andrés llevaba a las niñas a casa de sus padres. Salió de la ducha y se miró desnuda delante del espejo. “He engordado un poquito”, se dijo. Sin embargo lo decía por decir, sabía que estaba estupenda, seguía teniendo las tetas grandes, redondas y bastante firmes para tener 46 años, un culo ancho y voluptuoso muy apetecible y se había recortado el vello púbico como una chiquilla, para darle una sorpresa a su marido por la noche.

Todavía le parecía una locura lo que iban a hacer, se había dejado convencer para hacer aquello, “si esto es lo que necesita Andrés, lo haré para salvar nuestro matrimonio” se dijo para sí misma mirando la ropa que estaba estirada sobre la cama. Abrió el cajón de la ropa interior y buscó las braguitas negras que llevaba esa noche en Barcelona, se acordaba perfectamente de ellas, estuvo con ellas unos segundos en la mano, dudando de si hacerlo o no, el corazón le latía deprisa y finalmente se las puso. No tenía por qué hacerlo, su marido no sabía que ropa interior llevaba aquella noche, pero si iban a hacer aquello, tenían que hacerlo bien.

Entonces se vio delante del espejo en braguitas, cogió la blusa se la puso y luego se sentó en la cama intentando tranquilizarse. Se le había acelerado el pulso y en cuanto sintió el roce de sus tetas en la tela de la blusa, se acordó de lo que pasó con Víctor. Tuvo la misma sensación de cuando se vestía en la habitación del hotel en Barcelona y dudaba de si bajar así vestida o no a la cena de gala.

Era engañarse a sí misma, aquella noche se vistió así porque estaba Víctor. Estaba en la misma situación, mirándose delante del espejo y también se excitó al verse vestida de aquella manera tan provocativa.

Sentada en la cama se acarició un poco el pecho, hacía tiempo que no se masturbaba y ahora le apetecía hacerlo, pero no le parecía un buen momento, Andrés no iba a tardar mucho en llegar y quería estar excitada cuando pasaran la noche en el hotel. Cruzó las piernas con fuerza, sentía que las braguitas ya estaban húmedas y eso que se las acababa de poner, incluso jadeaba un poco al respirar.

Se puso de pie, otra vez firme y decidida se miró en el espejo, era mejor pensar en otra cosa para no calentarse tanto y se maquilló esperando a que llegara Andrés para salir a cenar.

―¿Vamos a otro sitio? ―le preguntó Andrés.

―Prefiero ir al hotel ya...

―Tenía pensado llevarte antes a otro sitio...para jugar un poco más...

―Déjalo ya Andrés, tengo muchas ganas de ir al hotel...necesito que nos vayamos ya ―le dijo Paloma volviendo a restregar las tetas contra su hombro.

―No dejan de mirarnos esos chicos, te están comiendo con los ojos.

Andrés bajó la mano para acariciar el trasero de Paloma y luego se quedó mirando a los chicos, quería que vieran como le metía mano a su mujer, que cada vez estaba más pegada a él. De vez en cuando le daba algún beso por el cuello y le daba mucho morbo cruzar la mirada con los jovencitos, a la vez que le sobaba el culo a Paloma. Incluso llegó a subir la mano rozando sus tetas, pero enseguida Paloma se la retiró.

―Aquí no, no te pases...

―Quiero que vean cómo te toco...

―Venga déjales ya, no les mires, vámonos al hotel ―dijo Paloma apurando la copa.

Le cogió de la mano a su marido y tiró de él para que salieran del bar, Paloma echó una última mirada a los jóvenes y éstos la saludaron con la mano antes de que se marchara. Por suerte no tardaron mucho en coger un taxi, que los llevó rápidamente al hotel que Andrés había reservado.

Pasaron por recepción con un “buenas noches” y subieron directamente a la habitación, Andrés lo había hecho muy bien al reservar por la tarde, así ahora no tenían que perder un precioso tiempo en hacerlo. Abrió la puerta de la habitación y pasaron dentro. Se quedaron mirando unos segundos y empezaron a besarse como hacía tiempo que no lo hacían.

Estaban muy excitados.

Andrés todavía se mantenía empalmado desde que habían salido del bar y Paloma seguía con los pezones prácticamente igual de erectos. Le quitó la cazadora y la chaquetilla negra para que se quedara solo con la blusa, luego ella le cogió la mano para que la acompañara a la cama, pero Andrés no quiso.

―¿Qué pasa? ―preguntó Paloma extrañada.

Andrés no contestó, tenía la cara descompuesta por el placer y el morbo, jadeaba en vez de respirar y su rostro se había transformado en una mueca extraña, con la mirada perdida en algún punto del cuerpo de su mujer. El pecho le latía muy deprisa.

Le agarró por la cintura empujándola hasta una pequeña mesa que había frente a la cama, al lado del televisor. Otra vez volvió a besarla, esta vez despacio. Acarició sus tetas despacio, como si fueran de cristal, por encima de la blusa. Le encantó sentir el tacto de sus enormes y pesadas tetazas en la mano y comprobar que tenía los pezones tan tiesos que estaban a punto de rasgar la blusa.

De un tirón brusco hacia fuera le liberó las tetas. Paloma pegó un pequeño salto sorprendida y de repente entendió lo que pasaba. Andrés no solo la había hecho vestirse así para volver a revivir la pasión de cuando eran jóvenes, su marido quería recrear la escena que ella había vivido con Víctor en el hotel de Barcelona.

Andrés parecía haberse vuelto loco.

Le miraba las tetas con pasión, con lujuria, esa era la misma imagen que había visto Víctor pensó Andrés, la blusa negra hacia fuera y los pechos de Paloma colgando desnudos delante de él. Le acarició las tetas tocando directamente su piel. La respiración de su mujer también se había acelerado y se lanzó a la boca de Andrés para volver a besarle.

Andrés le correspondió el beso sacando la lengua, pero luego se separó de su mujer, quería volver a mirar sus tetas mientras se las acariciaba, luego se inclinó un poco y se las metió en la boca. Le rozó  un poco con los dientes en los pezones, fue una sensación que a Paloma no le gustó, pero se dejó hacer.

―Ahggg, con cuidado, están muy duros...

Pero Andrés no la escuchaba, chupaba, lamía y mordía con desespero, pasando de un pecho a otro, manoseando, estrujando y sobándoselos. Le estaba haciendo una señora comida de tetas.

Paloma echó la cabeza hacia atrás jadeando, le acarició el pelo a su marido y le empujó contra su cuerpo. Aquello no había hecho más que empezar.

Poco a poco Andrés fue tirando de su falda de tubo hacia arriba, hasta que aparecieron las braguitas negras de Paloma, luego la sujetó por las asilas y la levantó, haciendo que Paloma quedara sentada en la mesa. Se volvieron a mirar a los ojos. No hacía falta que se dijeran nada, sabían perfectamente lo que estaba pasando.

Entonces Andrés, sin dejar de mirar a su mujer, se desabrochó el pantalón y se sacó la polla rápidamente, Paloma abrió las piernas y tiró de su marido para que se pegara más a ella. Intentó besarle, pero esta vez él se lo impidió. Se quedó mirando a su mujer, quería estar separado de ella para recordar bien la escena.

Quería guardar esa instantánea en su cabeza.

Paloma sentada en la mesa, con las piernas abiertas, la falda subida, en braguitas y con la blusa abierta, enseñando sus tetazas mientras se sujetaba en la mesa apoyando las manos.

―Venga vamos, ven aquí...

Andrés se acercó un poco y metió las manos bajo la falda, cogió el elástico de sus braguitas y tiró con suavidad hasta que se las fue sacando poco a poco. Se quedó mirando unos segundos la ropa interior que llevaba su mujer, unas preciosas braguitas de encaje negra. Acarició la tela y cerró los ojos cuando se pasó la prenda por la mejilla, sintiendo su tacto.

―Son las mismas ―susurró ella.

―¿Perdona?

―Son las mismas que me puse...en Barcelona...

―¡¡Jo-der!!, ¿en serio?

―Sí.

―Diosssss, mmmmm, ven aquí...

Echó un último vistazo a las braguitas y las lanzó al suelo, se acercó a Paloma sujetándose la polla con la mano y la dejó extendida a lo largo de la rajita de ella. Los dos jadeaban, el pecho les latía con fuerza y se besaron con rabia.

Tenían los sexos pegados, la polla de Andrés palpitaba literalmente y el coño de Paloma se abría y se cerraba solo al ritmo al que respiraba. Era como si tuvieran vida propia. Andrés sujetó a su mujer por la cara y metió la cabeza en su cuello comiéndoselo con fuerza, luego le lamió el lóbulo de la oreja y volvió a acariciar sus tetas con las manos antes de sujetarse la polla.

Se la agarró firme y decidido, Paloma había abierto más las piernas, subiendo un poco las rodillas hacia arriba para mostrarle todo el coño y facilitarle la penetración a Andrés.

―¡¡Venga vamos, hazlo!!

Entonces la polla de Andrés entró en su coño, sin ningún problema, haciendo que Paloma gimiera cuando se sintió penetrada. Se abrazaron uno en el otro y Andrés embistió con fuerza y desesperación, haciendo disfrutar a su mujer como hacía tiempo que no lo hacía.

Fue salvaje, directo. Un polvo rápido e intenso que no duró mucho, pero que hizo que se corrieran los dos prácticamente a la vez. Luego Andrés se retiró para volver a mirar a su mujer. Se excitó fantaseando con que ella se hubiera dejado follar así por Víctor. Medio desnuda, gimiendo y goteando su corrida en la moqueta del hotel.

Paloma no se movió de su posición, seguía sentada en la mesa, abierta de piernas y le mostraba el coño a su marido sin ningún pudor.

―Ufffff, hacía tiempo que no follábamos así...bueno si te soy sincera no sé si alguna vez habíamos follado así ―dijo Paloma volviéndose a meter los pechos dentro de la blusa.

―Yo creo que no...

Se bajó de la mesa colocándose la falda y buscando las braguitas que estaban tiradas en el suelo.

―Vámonos a casa ―le dijo a su marido sentándose en la cama mientras se las ponía.

―¿Ya?, ¿no nos quedamos a dormir?

―No.

La voz de Paloma era firme, no había lugar a dudas, echó a andar en dirección a la puerta poniéndose el abrigo y Andrés salió tras ella arrastrando la maleta que había dejado por la tarde. Apenas habían estado diez minutos en la habitación.

Todo había sido muy extraño. Ninguno de los dos entendía muy bien que es lo que había pasado, pero Andrés tenía esperanzas en que lo que habían hecho se iba a repetir otra noche. Solo tenía que volver a pedírselo a Paloma.