Cornudo (22). Fuego en el cuerpo.

Segunda parte del tercer libro de la Saga Cornudo.

4

No podía decir nada inapropiado, al fin y al cabo era mi cuñada, tampoco podía acercarme a ella para intentar algo así de repente, había en el ambiente una gran tensión sexual, al menos por mi parte y Marina, enseñándome sus preciosas tetas, seguía secándose el pelo, como si tal cosa, delante de mí. Entonces pensé, si a ella no le importaba mostrarme las tetas, ¿por qué no mirárselas y ser un poco descarado?, ¿es qué acaso no me las está enseñando?

Ese iba a ser mi plan, no podía hacer otra cosa más que mirarla, hacerlo con detenimiento, eliminando toda vergüenza, que se ella se diera cuenta que la estaba mirando, quizás así surgía un comentario y ella decía algo que pudiera dar pie a..., en definitiva, que quería ver cómo reaccionaba. Entonces lo hice, clavé los ojos en sus pechos, mientras le daba un trago a la cerveza con limón apurando el botellín hasta el final. Cuando Marina levantó la vista, se encontró a su cuñado disfrutando de sus tetas.

―Ya se ha terminado, ¿quieres otra? ―dije mostrándola el botellín y mi erección bajo las bermudas.

―Ehhh, no, mejor no...

En ese momento, quizás se sintió algo intimidada y sin saber que decir. Al fin y al cabo yo estaba a un metro de ella, con una empalmada tremenda y mirando con detenimiento sus pechos. Eran de un tamaño ideal, el ponerse silicona no había sido para tenerlas enormes, si no para volver a lucir una buena figura y ahora podía asegurar que le habían quedado perfectas, además las tenía muy bronceadas, sus tetas eran muy bonitas, con unos pezones pequeñitos y bastante oscuros.

Entonces me giré para ocultar mi erección y me puse sobre la puerta mirando hacia la piscina.

―Supongo que ya te subes a dormir ―dije yo.

―Sí, ya me he refrescado ―dijo dejando la toalla sobre la mesa―. Aunque ahora estoy muy bien, hace una noche perfecta, todo en silencio, sin niños...¡qué paz!, venga me tomo esa cerveza contigo.

Aquella frase hizo que mi polla palpitara de emoción, miré hacia atrás y ella estaba de pie todavía desnuda de cintura para arriba, tan solo llevaba unas pequeñas braguitas negras de bikini y tenía la camiseta en la mano, pero no acababa de ponérsela. No sabía muy bien por qué lo hacía, era como si estuviera encantada de estar así desnuda, delante de mí. La situación era comprometida, si bajaba algún familiar, se podían pensar algo raro, no era muy normal que estuviéramos los dos metidos en la caseta, a esas horas de la madrugada y compartiendo un botellín de cerveza mientras Marina me enseñaba las tetas.

―¿Te vas a bañar? ―me preguntó.

Yo me giré de nuevo y me quedé hipnotizado, como una especie de trance, al ver sus tetas de perfil, me encantaba la caída que tenían y ella se dio cuenta de donde tenía clavada la mirada. Se giró en dirección a la nevera y pude ver a Marina de espaldas. Tenía un culito pequeño y redondo. Me encantaba que estuviera así media desnuda y cuando se inclinó para coger otro botellín clavé la vista en su culo que lucía espectacular.

Eso no iba a ayudar mucho a que se me bajara la erección.

Luego vino hacia mí, mostrándome orgullosa otra vez las tetas, abrió el botellín y le pegó un trago.

―Compartimos éste en lo que se me acaba de secar el pelo.

―Me parece bien.

Y allí estábamos otra vez, uno frente al otro compartiendo una cerveza con limón bien fresquita. En ese momento de intimidad y viendo que mi cuñada no estaba incomodada por el hecho de enseñarme los pechos me arriesgué a hacerle un pequeño comentario.

―Te han quedado muy bien.

―¿Cómo dices? ―dijo Marina.

―Sí, los pechos, te han quedado muy bonitos...ese pequeño retoque que te hiciste.

―Gracias, creo que será mejor que me vista ―respondió ruborizada.

―Perdona, no quería, ha sido inapropiado, perdona...―dije volviéndome para mirar de nuevo hacia la piscina.

―No tranquilo, no pasa nada...

―Será mejor que me bañe...lo siento no tenía que haberte dicho nada.

Marina volvió a coger la toalla y se secó el pelo con ella. Me giré otra vez para verla mientras le daba otro trago al botellín, luego se lo pasé a ella dándoselo en la mano. Se inclinó frente a mí y le pegó un trago sin dejar de mirarme a los ojos.

Me quedé hipnotizado, paralizado. Marina me miraba fijamente enseñándome las tetas a menos de un metro de mí. La polla me volvió a palpitar bajo las bermudas. Ya me daba igual si ella se fijaba o no. Cuando me volvió a pasar el botellín me rozó con un dedo y luego siguió secándose el pelo otro poquito más.

―Bueno, pues ahora sí que me voy a subir a dormir.

―Yo me voy a dar el baño, ahora tengo todavía más calor.

―Te va a sentar de maravilla, ya lo verás.

Entonces Marina cogió una camiseta negra desgastada de los Rolling Stones, sin mangas y con los laterales abiertos y se la puso. Supongo que sería la camiseta que usaría para dormir. La imagen era igual de erótica que cuando estaba desnuda, la camiseta era tan amplia que se la veían perfectamente los pechos por los laterales.

Se acercó hasta mí y se inclinó para darme dos besos que me pillaron por sorpresa.

―Buenas noches.

Allí me quedé en el cuartito, solo, caliente y con la polla dura bajo las bermudas, apurando de un último trago el botellín de cerveza. Entonces cuando me giré, me encontré la toalla blanca encima de una silla, era la toalla con la que Marina se había estado secando el pelo. No sé por qué me acerqué a ella, la cogí y me la puse en la nariz, no olía a nada realmente, solo a limpio y a agua de la piscina, pero el saber que Marina se había secado el pelo con ella me excitó sobre manera. No podía sacarme de la cabeza la imagen de sus dos tetas desnudas y cómo se había mostrado ante mí. Me había calentado mucho la muy zorra.

Con tranquilidad me bajé las bermudas, estiré la toalla poniendo la mano debajo y luego me agarré la polla, envolviéndola con la toalla húmeda. Me pegué varias sacudidas, masturbándome despacio, disfrutando aquella noche calurosa, recordando las preciosas tetas de mi cuñada. Cerré los ojos, lo estaba haciendo muy despacio, no quería correrme, me encantaba el tacto de la toalla contra mi polla. El saber que Marina se acababa de secar el pelo con ella me ponía a mil. Abrí la boca, jadeando, entonces me giré hacia la puerta y me pareció ver que se movía una sombra.

Pegué un bote y dejé la toalla en la mesa mientras me subía las bermudas. Salí rápido, pero no había nadie. Debían haber sido imaginaciones mías. Me había confiado mucho y algún familiar me podía haber pillado masturbándome. Ya no me faltaba mucho y a pesar del susto quería terminar. Cogí de nuevo la toalla y me puse en la puerta del cuartito mirando hacia la casa para comprobar que no salía nadie. Me giré un poco y me bajé el bañador, volviendo a envolver la polla con la toalla. No tuve que hacer mucho más, me pegué otro par de sacudidas y comencé a correrme descargando la tensión acumulada durante el fin de semana y empapando por completo la toalla con la que se había secado Marina.

Luego me di un baño relajante, me tomé otra cerveza tranquilamente recostado en la hamaca, pensando en las tetas de Marina y esta vez sí, cuando subí a la habitación me quedé dormido en pocos segundos.

Al día siguiente me desperté más tarde de lo normal, habían desayunado todos y se estaban preparando para bañarse en la piscina. Vi la toalla que había usado por la noche tendida donde la había dejado yo y me acordé de lo que había pasado. Pensé que había sido un sueño, pero no lo era, había visto a Marina desnuda y habíamos compartido una cerveza mientras ella me mostraba orgullosa sus preciosos pechos.

Me fijé que mi cuñada le estaba poniendo crema a uno de sus hijos en un lateral de la piscina, me saludó con la mano cuando me vio, como si nada, para ella no había sido más que un juego y yo estaba encantado de que ella se sintiera tan cómoda conmigo, o que tuviera tanta confianza como para llegar a hacer esas cosas. Luego vino donde estaba yo.

―¿Qué tal el baño ayer? ―me preguntó.

―La verdad que fenomenal, me quedé muy relajado, he dormido como hacía tiempo que no lo hacía...

―Me alegro, oye David...¿te importa vigilar un poco a los peques mientras se bañan?, voy a ver si me dejan leer un rato tranquila.

―Sí, sí claro, sin problemas.

Luego se fue andando hasta una tumbona con sus mini shorts vaqueros, la parte de arriba del bikini y las gafas de sol puestas y yo me quedé embobado mirando su culo hasta que se recostó.

El día transcurrió con normalidad, hice alguna foto más y así terminó el fin de semana. Unos días más tarde estábamos en casa viendo en la tele el programa que presentaba Marina, al verlo recordé lo que había pasado en la casa rural. Esperé a que se durmiera Claudia y saqué el ordenador para buscar la carpeta donde tenía todas las fotos de mis cuñadas Marina y Carlota. Me recreé especialmente en las de ese fin de semana, haciéndome una tremenda paja con una foto de Marina sin poder dejar de mirar sus tetas y fantaseando qué habría pasado si me hubiera decidido intentar algo más con ella, en el cuartito de la piscina

Decidí firmemente, que si volvía a tener una oportunidad como esa, con mi cuñada, no la iba a desaprovechar. Quién sabe lo que podría pasar en un futuro. Lo que estaba claro es que parecía que a Marina le estaba empezando a gustar el jugar conmigo. Y ahora además, yo iba a ser su fotógrafo oficial en las redes sociales.

5

El jueves empezó el torneo de pádel, eran tres partidos para los ganadores, cuartos, semis y la final. Mariola y Lucas jugaban el jueves antes de comer contra uno de los matrimonios de Girona. Se acercaron a la pista y estaban las tres parejas de amigos que habían ido a ver el partido. Mariola llevaba un conjunto de pádel tremendamente provocativo, era de color rosa con la falda cortísima, casi como que no llevaba nada y debajo se veía la braguita a modo de short por encima de la ropa interior. Era muy escandaloso.

Los que estaban viendo el partido, no podían dejar de mirar las piernas y el culazo de Mariola, sobre todo Jordi, que no le quitaba ojo. Tampoco tuvo mucho tiempo para mirar, el partido no duró ni 25 minutos, 6-0, 6-0.

Mariola y Lucas salieron de la pista sin apenas sudar y se quedaron allí en las mesas a tomar un refresco, mientras veían el partido de sus hipotéticos rivales en semifinales. Se acercó Jordi para hablar con ellos, desde el famoso baile con el que se empalmó con Mariola apenas habían coincidido en el buffet y de lejos en la playa, pero casi no habían podido volver a charlar.

―Vaya, menudo nivel tenéis, ya está claro quién va a ganar el torneo ―les dijo.

―Gracias.

―Se nota que jugáis bastante y estáis en forma, no como nosotros ―dijo Jordi tocándose la barriga.

―Sí, jugamos bastante cuando estamos en casa, alguna vez hasta hemos jugado algún torneo, a éste le toca aguantar a la manta de su madre ―dijo Mariola revolviéndole el pelo a Lucas.

―¡¡Ahí mamá, quita!!

―¡Qué va!, hombre tu hijo juega muy bien, pero tú no le das nada mal...te mueves muy bien por la pista, por cierto nosotros también hemos ganado y estamos en semis...

―Pues enhorabuena...

―Solo nos encontraríamos en la final.

―Pues allí espero verte...

―Me subo a duchar, que estos son muy malos ―dijo Lucas refiriéndose a los que estaban jugando.

―Vale, ahora voy a la habitación, vete duchándote si quieres ―le dijo al chico ―. Perdona, ya sabes que estos jóvenes se creen que se van a comer el mundo, cada uno juega como puede, el caso es hacer algo de deporte ―le dijo Mariola a Jordi, disculpándose de la chulería del chico.

―No, si el chico tiene razón, excepto vosotros todos somos muy malos, jajajajaja, ¿otra cervecita?

―Es que después de jugar no me gusta beber, me sienta mal.

―Como quieras, a ver si volvemos a coincidir alguna noche, llevas dos noches seguidas sin ir a la sala de baile...

―Me tienes controlada, jajajaja.

―Eh sí, claro...me gustó bailar contigo...

―Sí, estas noches de atrás hemos cambiado un poco de aires y nos hemos acercado al pueblo a tomar algo...

―¿Esta noche vas a bajar?...

―No lo sé, a ver que dice Lucas, si no le apetece bajar lo mismo voy yo sola...

―Sí claro, sin problemas, te sientas con nosotros para que no estés sola ―dijo Jordi.

―No quiero molestar.

―De verdad que no, tú sin problemas...te vienes con nosotros...

―Vale, bueno me subo a la habitación, que habrá que darse una ducha antes de bajar a comer, luego hablamos.

Cada vez tonteaba más con Jordi, la mujer de éste se encontraba a cinco metros de ellos y les observaba sin pestañear, la falda que llevaba Mariola era tan corta que cuando se sentaba con las piernas cruzadas se le veía todo el muslo y Jordi no podía dejar de mirarle las piernas. La historia madre-hijo era totalmente creíble y Jordi pensaba que era la típica separada que quería pasárselo bien en vacaciones, así que seguía insistiendo con ella. No le importaba que su mujer ya le hubiera advertido un par de veces del tonteo que se traía con “la fresca esa”. Por echar un polvo con aquella morenaza, fuera de su alcance, estaba dispuesto a cualquier cosa.

Aquella noche tampoco bajaron a la sala de fiestas, ni la siguiente tampoco. Mariola y Lucas se quedaron follando en la habitación.

El sábado por la mañana jugaron la final del torneo, Mariola y Lucas contra Jordi y su mujer, no tuvo mucha historia el partido, 40 minutos para un 6-1, 6-0, lo más recordado del partido iba a ser el modelito de Mariola con otra minifalda cortísima de color negro y camiseta de tirantes deportiva a juego, enseñando ombligo.

Cuando terminaron se dieron dos besos y se quedaron tomando una cerveza en la piscina del hotel los cuatro.

―No podemos con vosotros, tenéis mucho nivel...

―Habéis jugado muy bien, sobre todo tú ―le dijo Mariola a la mujer de Jordi, con un golpecito en la pierna, intentando establecer algo de complicidad con ella.

―Gracias, sí, estoy yendo a clases, pero todavía me falta para jugar como tú...

―En poco juegas como yo...ya verás...bueno qué bien se está aquí en el hotel, nos va a dar pena irnos, ¿verdad Lucas?, ya mañana nos vamos...

―Ohhhhh, ¿mañana? ―preguntó Jordi.

―Sí, el lunes vuelvo al trabajo y éste a disfrutar el verano, antes de empezar la universidad, ya se me ha hecho un hombrecito ―dijo Mariola refiriéndose a Lucas.

―¡Mamá!, que me dejas en vergüenza...

―Ayyyy que vergonzoso ha salido...

―Oye pues esta noche sin falta nos tenemos que despedir...ehhh, tenéis que bajar a la sala de fiesta y echamos un último baile ―dijo Jordi.

―Si a ella no le importa por mí bien ―dijo Mariola sonriendo a la mujer de Jordi.

―No, claro que no ―dijo ella con una sonrisa forzada.

―Pues quedamos, esta noche nos vemos allí...

―Vale.

En cuanto llegaron a la habitación comenzaron a hablar de Jordi.

―No se corta el tío, ni con la mujer delante ―dijo Lucas.

―La verdad que no...

―Que pesado con bailar contigo...lo ha dicho no se cuantas veces...

―Querrá volver a arrimarse.

―No fastidies que se te arrimó el babas ese...

―Jajajaja, sí, no te quise decir nada, pero se me arrimó más de la cuenta la otra noche, ¡creo que se le puso dura bailando conmigo!

―¿De verdad?, ¡¡joder que asqueroso!!, y con la mujer delante...¿y no te molestó?

―No, tranquilo, le tengo controlado...

―Pues a mí sí me molesta, ahora que me cuentas que se te arrimó, con ganas me quedo con ganas de darle una buena hostia...

―No, tranquilo, es inofensivo, es muy fácil jugar con él...podíamos darle un escarmiento esta noche, jajaja.

―¿Un escarmiento?

―Sí, un juego, se me está ocurriendo una cosa...tú solo tienes que seguir mi plan...

Aquella noche de sábado era la última en el hotel, había actuación especial y antes de entrar en la sala de fiestas se iban a repartir los trofeos de las distintas competiciones que se habían hecho en el hotel durante la semana. Mariola no quiso pasar desapercibida en la entrega de premios, llevaba unas sandalias con algo de cuña, minifalda de cuero negra y arriba una camiseta blanca ajustada de dibujos.

Notaba como la miraban todos, los maridos, los camareros, las mujeres lo hacían con envidia, fijándose en sus piernas y en su culazo, iba perfecta, al detalle, ropa, su media melena negra lisa e impecable, el maquillaje rojo intenso en los labios y en las uñas de las manos y los pies, las pulseras...

Cuando terminaron de cenar se sentaron en los jardines para ver la actuación, Jordi que les vio a lo lejos les hizo una seña con la mano para que se acercaran.

―Joder que pesado, ya nos está llamando ―dijo Lucas.

―Venga, vamos, no vamos a ser maleducados...

Se acercaron hasta ellos y se sentaron en la mesa junto con los tres matrimonios.

―Después de la actuación es la entrega de trofeos...

―Sí, ya nos lo habían dicho...

―Habrá sido vuestro torneo más fácil de ganar, jajajaja.

Estuvieron viendo la actuación y luego pasaron a recoger los trofeos de las actividades que se habían estado haciendo durante la semana. Cuando terminaron había una fiesta, con música de los años 80, en la discoteca.

―¿Hoy sí os quedáis a la fiesta, no? ―preguntó Jordi.

―Sí, claro, es nuestro último día.

Nada más entrar en la sala, que hacía de discoteca, se fueron hacia la barra los tres matrimonios, Mariola y el chico. Habían bebido un par de cañas durante la actuación previa y Mariola, aunque iba animada, se hacía más la borracha de lo que realmente estaba.

―Luego echamos un baile, que te lo había prometido ―le dijo a Jordi, empezando a tontear con él.

―Eso está hecho, como si quieres ahora mismo...

―Nos tomamos una antes, mejor...

―Vale.

Lucas ya se había sentado en la barra con el móvil, como hacía siempre, pasando de los mayores, no se dio cuenta de que se alejaron a otra zona, una vez que habían pedido. Mariola le llamó, pero no le escuchaba, luego le hizo gestos con la mano y Lucas seguía sin enterarse.

―Espera, que le voy a llamar yo ―dijo Jordi.

Se acercó hasta la barra, donde estaba el chico.

―Nos hemos puesto allí ―dijo señalando al grupo con la mano―. Te estaba llamando tu madre, pero no le has escuchado.

―Ahhh, perdona, no os había visto ―dijo Lucas dando un trago a la Coca cola...

―¿Te vienes con nosotros?

―Sí, sí, ahora voy...

―Son un coñazo las vacaciones así, no? ―le dijo de repente Jordi.

―¿Y eso, a que te refieres? ―preguntó Lucas.

―Sí, ya sabes, tener que venir con tu madre, tú preferirás ir con los colegas o con alguna amiga, jejeje, además aquí no hay muchas chicas de tu edad ―le dijo dándole un codazo en plan cómplice.

―Sí, pero bueno, no me lo he pasado mal, mi madre se puso un poco pesada para pasar unos días juntos antes de que empezara la universidad y al final pues tuve que venir...

―Eso dice mucho de ti, no cualquier joven de tu edad se viene a pasar una semana de vacaciones con su madre...

―Es que es muy insistente...y solo por no escucharla, cuando se la mete una cosa en la cabeza...además también me gusta ver que por lo menos se lo está pasando bien y desconecta un poco del trabajo, está todo el día con temas del banco...

―Oye, no te molesta si bailo con ella, no?

―No, ¿por qué me iba a molestar?, si ella se lo pasa bien...

―Vale... oyes haz  un poco de caso a tu madre tú también...no te quedes aquí solo, es vuestra última noche...acércate con nosotros.

―Está bien ―dijo Lucas dejando el móvil.

Volvieron los dos juntos con el resto del grupo, se habían metido en la pista a bailar, con la bebida en la mano y en cuanto les vio aparecer, Mariola le dio un abrazo al chico.

―Vamos pequeñín, que tienes que bailar conmigo...

―Vaaaaaale...

Mariola intentaba bailar con Lucas, que no tenía ninguna gracia moviéndose y enseguida Jordi les animó. Cuando llevaban un rato en la sala y dos cervezas después, el Dj dijo que cada uno se pusiera con su pareja para bailar una canción lenta, entonces Mariola se pegó a  Lucas pasándole los  brazos por el cuello como si fueran pareja.

―¿Qué haces? ―dijo Lucas―. Nos están mirando...

―Que miren, jajajaja...

―No te arrimes tanto joder, que se me va a poner dura...

―Mmmmmmmmmmm, me encanta ―dijo Mariola moviéndose sensualmente acercándose para luego alejarse de nuevo.

El ambiente era distendido, la gente estaba bailando, pasándoselo bien, cada uno a lo suyo, pero la actitud de Mariola no pasó desapercibida, sobre todo en Jordi, que no le quitaba ojo durante toda la noche. Ese comportamiento que estaba teniendo no podía indicar más que Mariola iba algo bebida y Jordi vio ahí su gran oportunidad.

―Esta noche estoy muy caliente ―le dijo Mariola a Lucas al oído.

―Joder Mariola, me estoy conteniendo, pero deja de decirme esas cosas, me la estás poniendo durísima...como sigas así te meto la mano bajo la falda y te sobo el culo delante de todos...

―¿Te crees que no la he notado?

―Y el pesado no deja de mirarnos...

―Que mire, que mire...

―Está flipando...

―Jajajajaja, ¿quieres que juguemos un poquito con él?

―No, quiero subir a la habitación a follar ya...

―Mmmmmmmmmm, yo también, pero es la última noche...vamos a pasárnoslo bien, déjame hacer una cosa...

Cuando terminaron de bailar, Mariola buscó a Jordi y como el que no quiere la cosa le dijo a su mujer un “disculpa” y se puso a bailar con él.

―Te había prometido un baile...

―Me encanta...

Esta vez fue Mariola la que se arrimó a él, rodeándole con los brazos por el cuello, como antes había hecho con el chico. No tardó en ponérsele dura la polla a Jordi, que se había olvidado por completo de que su mujer estaba a apenas 3 metros, a punto de montar una escenita.

―Creo que me he pasado con el alcohol ―dijo Mariola haciéndose la borracha.

―Tampoco has bebido tanto, no?

―Es que como no estoy acostumbrada, me sienta mal...pero me lo estoy pasando genial...

―Ya veo, yo también ―dijo Jordi acercándose a ella, para que notara la erección bajo sus pantalones.

Mariola lejos de intimidarse le siguió el juego frotándose un poco contra él.

―Hoy tengo ganas de...fiesta ―le dijo.

―Mmmmmmmmmmmm, ya veo, interesante...

―Es una pena que esté tu mujer por aquí...

―¿Me estás queriendo decir algo?

―¿Tú qué crees?...

―Podríamos perdernos unos minutos ―dijo Jordi emocionado ante la insinuación de follar de Mariola.

―Va a ser difícil, tu mujer no deja de mirarnos y creo que mi hijo también nos mira...

―Decimos que vamos al baño o fuera a tomar el aire...

―No puede ser...y no será por ganas ―dijo Mariola mordiéndose el labio, como si estuviera cachonda y pegándose otra vez contra Jordi.

―Por mi mujer no te preocupes, todavía vamos a estar un buen rato aquí de fiesta, yo me ocupo de ella, tú dile algo a tu hijo, para que podamos estar a solas...

―¿Y qué le digo?

―No sé, que tienes que ir a buscar algo a la habitación, o que tienes que ir al baño...

―Vale, algo se me ocurrirá, en tres minutos nos vemos en la puerta de la sala...

―Mmmmmmmmmmmm, vale ―dijo Jordi emocionado ante la posibilidad de hacer algo con ella.

Mariola se acercó a la barra donde estaba Lucas con una sonrisa picarona. El juego le había salido perfecto.

―Hemos quedado en la puerta en tres minutos...ya sabes lo qué tienes que hacer, no?...

―¡Qué cabrona eres!...¿vamos a hacerlo en serio?

―No me digas que no te pone todo esto...

―Me pone mucho...me encanta lo que haces y el morbazo que tienes...

―Me voy, vamos a prepararnos para la escena final...

―Estoy preparado...

Como habían quedado, Jordi ya estaba esperando a Mariola en la puerta de la sala de fiestas. Ella salió deprisa para reunirse con él.

―Tenemos unos minutos, le he dicho a mi mujer que tenía que ir a la habitación al baño y ya de paso a cargar un poco el móvil que se me estaba quedando sin batería...

―Vale, yo le he dicho a Lucas que me esperara en la habitación, que se podía ir ya si se estaba aburriendo...

Echaron a andar rápido hacia los ascensores, Jordi estaba impaciente, nervioso, incluso temblaba, pensando que se iba a follar a semejante pibón, no podía creerse que hubiera ligado con Mariola y que estaba a punto de subírsela a su habitación, pero de repente se le cambió la cara cuando escuchó por detrás.

―¡Mamá, mamá, espera! ―dijo Lucas corriendo despacio hacia ellos.

―Ohhhhhh vaya ¿y ahora que le digo? ―le preguntó Mariola en bajito a Jordi, que no tuvo tiempo de responder―. Ahhh, ehhh...hola Lucas ―dijo Mariola como si la hubieran sorprendido.

―¿Dónde vais? ―preguntó el chico.

―No nada, es que Jordi me iba a acompañar a la habitación...ehhhhhhh...

―No te preocupes, ya te acompaño yo...has bebido mucho mamá...

Entonces los tres se montaron en el ascensor, Jordi todavía tenía la esperanza de que a que Mariola se le ocurriera algo para deshacerse del chico, pero tenía que darse prisa, cuando Lucas pulsó el botón de la planta donde ellos tenían la habitación.

―No te preocupes Lucas, ya está Jordi, él me acompaña a la habitación ―dijo Mariola.

―Mamá no le molestes a este señor...que has bebido mucho...

―Que no he bebido mucho ―dijo Mariola acercándose al chico mientras le abrazaba haciéndose la borracha.

―Que sí mamá, vale...estate quieta...

―Yo no creo que esté tan mal ―intervino Jordi.

―Venga Lucas, que no he bebido, hijo, déjanos a solas...que parece que tengo que explicarte todo...

―No estás en condiciones...y menos para eso, estás borracha ―dijo Lucas.

―Para una vez que ligo y me jodes el polvo ―dijo Mariola haciéndose la cariñosa con el chico al que empezó a dar besitos por el cuello.

―¡Mamá, para! ¿qué haces?...

―¿Me vas a dejar ir con Jordi, o no?, si no, no paro...

―Anda estate quieta, estás haciendo el número ―dijo Lucas intentando apartar a Mariola, ante la mirada atónita de Jordi que no entendía lo que estaba pasando...

―Hoy voy a follar ―dijo Mariola con voz de borracha―. Y si no me dejas con Jordi...solo me quedas tú...

―¡Anda mamá deja de decir tonterías!, vamos a la habitación ―dijo Lucas mientras se abría la puerta del ascensor.

―Haz caso a tu madre chico, tranquilo que conmigo va a estar bien.

Echaron a andar hacia la habitación, Lucas llevaba sujeta a Mariola que parecía que no podía casi ni andar.

―Ha bebido mucho tío, nunca la había visto así ―dijo Lucas a Jordi sacando la tarjeta de la habitación.

Mariola le sujetó por la cara y le intentó besar en el cuello, abrazándose a él por detrás.

―¡Mamá, por favor!, no sé qué estás haciendo...¡¡para!! ―dijo Lucas intentando atinar para meter la tarjeta en la ranura, pero así era imposible.

Ella le giró y el chico se quedó con la espalda apoyada contra la puerta, cruzó la mirada con Jordi que asistía incrédulo a la escenita de Mariola, no entendía que se estuviera comportando así con su hijo. Estaba alucinando.

―¿Te crees que antes no me ha dado cuenta de cómo se te ha puesto mientras bailábamos? ―dijo Mariola a Lucas sobándole la polla por encima del pantalón y besuqueando su cuello.

El chico le apartó la mano, pero dejó que siguiera besándole el cuello y mordisqueando el lóbulo de su oreja.

―¡Para mamá, paraaaa...mmmmmm! ―dijo de nuevo Lucas, pero está vez su voz ya no sonó tan convincente.

La actuación estaba siendo perfecta.

Jordi no sabía que decir, en ningún momento dejó de pensar que eran madre e hijo, algo que ya había interiorizado, solo hacía que pensar que estaba asistiendo a una escena de incesto en vivo. Estaba incrédulo y excitado a partes iguales viendo aquello.

―¿Ves cómo la tienes otra vez? ―dijo Mariola sobándole la polla por encima del pantalón...

―¡¡No, nooooooooo!!

―¿Qué pasa, es que no te gusto?

Mariola se subió un poco la falda, luego le cogió las manos a Lucas y se las puso contra el culo. Jordi miraba como el chico había puesto las manos en el culazo de su madre, tan solo cubierto por unas pequeñas braguitas de color negro. Tragó saliva.

―¡¡No, nooooooo, para mamá!!...―dijo Lucas moviendo despacio las manos comprobando la dureza de las nalgas de Mariola.

―¿Te gusta mi culo, eh?...

―Hay gente delante, aquí no mamá ―dijo el jovencito mirando hacia Jordi.

―¡Hoy me lo puedes follar si quieres!, hoy le puedes follar el culo a tu madre, vamos dentro, que no puedo más ―dijo Mariola lanzándose a la boca de Lucas para besarle.

El chico se apartó, todavía mostrando un poco de cordura, no podía comerse la boca con su supuesta madre y le apartaba la cara, no así las manos de su culo, que no dejaba de sobar delante de Jordi. Aquello era obsceno. Se giró con la tarjeta en la mano y abrió la puerta de la habitación a duras penas, pasaron dentro dejando a Jordi con un palmo de narices. Todavía, antes de que se cerrara la puerta pudo ver como ella se ponía de rodillas delante de su supuesto hijo y como él volvía a protestar.

―¡¡No mamá, para, para!!, ¡¡pero qué haces?!!

―Mmmmmmmmmm, ¡¡qué dura la tienes, te la quiero chupar!! ―dijo Mariola palpándosela otra vez con la mano.

Fue lo último que Jordi pudo ver y escuchar antes de que se cerrara definitivamente la puerta. Se quedó con el corazón a mil pulsaciones ante lo que acababa de ver. ¿De verdad iban a follar?

Pegó la oreja a la puerta intentando escuchar algo, pero las habitaciones estaban bien insonorizadas y aunque se oían ruidos de dentro, no podía distinguir los sonidos que le llegaban. Y allí se quedó un minuto más esperando un milagro que no iba a producirse. Esa noche, ni ninguna otra se iba a follar a Mariola.

En cuanto le bajó los pantalones la polla de Lucas salió como un resorte, golpeándola en toda la cara. Ella misma se la agarró para volverse a dar golpecitos en las mejillas. ¡Estaba tan dura!

―¡Dame con la polla en la cara, dale con la polla en la cara a tu madre, mmmmmmm!

Estaban tan metidos en el papel que se habían puesto tremendamente cachondos con el juego que habían llevado a cabo. Luego tuvieron una noche de sexo de las que no se olvidan en la vida. Follaron cuatro veces en todas las posturas, se la metió por el culo, hicieron varios 69, el chico se corrió en su cara, en su pelo, le azotó las nalgas, salieron a la terraza a follar para que les escucharan. Mariola accedía a cualquier petición del jovencito. Terminó comiéndole los huevos y el ojete antes de hacerle una mamada final, mientras le metía un dedo por su tierno culito de 18 años.

Por la mañana bajaron a desayunar como si tal cosa, se cruzaron con Jordi al que saludaron con un escueto “buenos días”. Después del portazo que le pegaron en las narices, Jordi se quedó bastante desconcertado. No pudo comentar con nadie la escena que había vivido y se quedó con la duda de si realmente Mariola y Lucas eran madre e hijo. Esas vacaciones no las iba a olvidar en la vida.

De vuelta a casa fueron comentando lo bien que se lo habían pasado la noche anterior.

―Joder, tengo agujetas de tanto follar ―dijo Mariola mientras conducía.

―Yo también estoy cansado...

―Me ha encantado pasar la semana contigo...

―¿Cuándo podemos volver a quedar?

―Ahora va a estar difícil, tengo un mes entero a Alba, pero seguimos en contacto...

―Vale...

―Cuando quedemos otra vez me gustaría que trajeras los dibujos esos que tienes...me han gustado mucho...quiero disfrutarlos más veces...

―Jajajajaja, vale, ¿te ha puesto cachonda verte con Claudia, eh? ―preguntó Lucas metiendo la mano entre las piernas de Mariola.

―Conduciendo no cabrón ―dijo ella abriendo los muslos.

―¿Seguro?...

―Quita anda ―dijo ella retirándole la mano―. Conduciendo mejor que no, pero ya me has puesto cachonda otra vez y sí, me han gustado esos dibujos y ver la mente calenturienta que tenéis tu amigo Mario y tú, me imagino la de veces que habréis estado hablando de nosotras...

―Mmmmmm muchas...también te imaginarás las pajas que han caído con esos dibujos...tanto mías como de Mario...

―Mmmmmm, me encanta pensar eso, tu amigo Mario haciéndose pajas pensando en mí...

―Pensando en ti y en Claudia también ―dijo Lucas.

―Mmmmmmmmmmm, calla, calla, que me vas a hacer parar.

―¿Quieres follar otra vez?, ¿no ha tenido suficiente con lo de anoche?...

―¡Joder, no sé qué me pasa contigo!, pero imaginar esas cosas me ponen mucho, seguro que tu amigo se pasa horas con la polla dura mientras me dibuja...

―Pues seguramente...y luego se hace unas buenas pajas pensando en tu culo...

―Mmmmmmm, joder, me estás poniendo cachonda otra vez...

―Lo sé...te pone mi amigo Mario, ¿te lo follarías, verdad?

―Sí...claro que lo haría, igual que tú a Claudia, pero ¿no estás celoso, no?

―No, no estoy celoso y claro que yo también me follaría a Claudia si tuviera una oportunidad...

―Mmmmmmmmmmm...eso es más difícil, pero no imposible...a ella no le gusta hablar de estos temas, aunque nosotras también hablamos de nuestras cosas y a veces salís vosotros...

―¿Sí?, habéis hablado de mí?

―Sí, alguna vez...a Claudia no le gusta, porque sois alumnos de ella, pero yo me doy cuenta de que le excita el tema, aunque ella se haga la recatada, mmmmmmmm, se me está ocurriendo una cosa...

―Solo como has dicho eso ya se me ha puesto dura, no sé en qué estarás pensando ―dijo el chico mostrándole el bulto bajo el pantalón corto―. Dime, que se te está ocurriendo.

―No te hagas ilusiones porque es muy difícil lo que estoy pensando, pero te voy a proponer un trato ―dijo Mariola.

―Adelante, soy todo oídos...

―Tú me dejas que me folle a tu amigo Mario y yo intento que te folles a Claudia...

―¿¿¿¡¡¡Cómo!!!????, ¡¡eso es imposible!!, ¿¿lo dices en serio???, ¿¿¿follarme a Claudia???

―Veo que te ha gustado la idea.

―Sí claro, como no me va a gustar, joder, solo con decirlo me dan ganas de sacármela ahora mismo. ¡¡¡Uffffff como suena eso!!!, follar con Claudia.

―Tú solo dime si te parece bien el trato, el resto déjamelo a mí, ¿no te molesta que me folle a tu amigo, no?

―Sí, ¡¡joder claro que sí, claro que me parece bien el trato!!..y no, no me molesta que te folles a Mario.

―Mmmmmmmmmmmm, ya veo que te ha gustado la idea ―dijo Mariola sobándole el paquete al chico.

―Para en la siguiente vía de servicio, no puedo más...voy a follarte...me he puesto muy cerdo solo con la idea de hacer algo con Claudia y por supuesto ten por seguro que mi amigo Mario te la va a meter bien por todos los agujeros. Ya le he contado muchas veces lo zorra que eres...

6

Judith no podía dejar de chillar, mientras Víctor la embestía sin piedad, haciendo rebotar los huevos contra su generoso trasero. La tenía sujeta por la cintura y no iba a dejar que se escapara hasta correrse dentro de ella. Llevaban todo el verano sin verse y se tenían muchas ganas, Judith tuvo que apoyar los codos en la cama y cerró los ojos disfrutando del sexo anal tan placentero que la enorme polla de Víctor le proporcionaba.

Notó que se le escurría la babilla por la comisura de los labios, se había abandonado al placer, sus chillidos eran de un tono grave cada vez que Víctor le hundía toda la polla y tuvo que ceder con los brazos hasta que apoyó la cara en la cama. Le dejaba hacer lo que le diera la gana, Víctor llevaba más de veinte minutos destrozando su culo y todavía no parecía que se fuera a correr.

―Me encanta tu culazo, te lo estaría follando toda la tarde...

―Sí, dame, dame más, ohhhhhhhh...

―¡No puedo más puta!, ¿dónde quieres que me corra?

―Dentro, ummmm, ni se te ocurra sacarla, ¡quiero que te corras dentro de mí!, ¡córrete dentro de mi culo!

―Ahhhhh, ahhhhh, sííííí...síííí...¡me corro!

Judith cayó rendida boca abajo en la cama, con la polla de Víctor todavía dentro de ella, se estaba corriendo en sus intestinos y Víctor también se dejó caer sobre su espalda. Cuando terminó de descargar se apartó un lado, restregando la polla por el cachete de su culo y le acarició la espalda.

―Joder, me encanta follar contigo ―le dijo Víctor.

Judith seguía tumbada boca abajo y se apoyó ligeramente con los codos para incorporarse un poquito, estaba sofocada y se apartó el pelo sudoroso de la cara. De su tremendo culo brotaba un hilo de semen, que no dejaba de caer en las lujosas sábanas de la cama de Víctor. Le miró a los ojos al médico.

―Mi novio me ha pedido hace un mes que me case con él y yo le he dicho que sí ―dijo ella enseñándole el dedo, donde llevaba un anillo de compromiso.

―¡Ohhhhh, vaya sorpresa, no me lo esperaba Judith!

―Yo tampoco, ha sido de repente...

―Sois muy jóvenes todavía para casaros, tú tienes...

―27.

―Joder 27, eres muy joven...

―Puede ser, pero el caso es que yo me quiero casar con él, le he dicho que sí, dentro de 10 meses, en Junio del año que viene nos casamos....además queremos ser padres, cuanto antes mejor...

―Y quieres que dejemos de vernos, claro... ―le dijo Víctor.

―No, no es eso, quiero seguir follando contigo, es que verás...me da corte pedirte esto, pero me gustaría invitarte a la boda.

―Jajajaja, ¿estás de coña, no?

―No...

―¿En serio quieres que vaya a tu boda?...

―Sí, van a ir más compañeros del hospital, otros médicos, enfermeras...tampoco pasa nada...

―Pero ellos saben que estamos juntos, por el hospital se rumorea desde hace tiempo lo nuestro...

―Me da igual...

―Si me invitas, tu novio va a quedar como un pobre cornudo delante de tus compañeras de trabajo...

―Tú por eso no te preocupes...

―Como quieras, pues entonces cuenta conmigo para ir a la boda...si a ti no te importa, ¿por qué no ir?,¿vamos a seguir viéndonos estos meses hasta tu boda?

―Espero que sí...ya te he dicho que quiero seguir follando contigo ―le dijo la pelirroja sobando su pringosa polla.

―Espera, todavía no estoy empalmado...

―¿Quieres que te la chupe para ponértela dura?

―No hace falta, solo con pensar en el día de tu boda me estoy poniendo muy cerdo...

―Mmmmmm, eso es lo que quería...

―Quiero follarte...

―Vale fóllame, ven aquí ―dijo Judith tumbándose en la cama boca arriba y abriendo las piernas...

―No, ahora no, te digo que quiero follarte el día de tu boda...

―¿Ahora eres tú el que está de coña, no?

―No, lo digo en serio, a ver como lo podemos hacer, seguro que podemos escaparnos un rato ese día para estar solos, algo se nos ocurrirá, ¿va a haber muchos invitados?

―Al final más de los que habíamos pensado, vamos a ser unos 120 o así, aunque todavía estoy empezando a invitar a la gente... ―dijo Judith meneándole la polla.

―Uffff, me pone mucho la idea de ser el primero que te folle una vez que te hayas casado, o hacértelo con el vestido de novia puesto, quiero que me la chupes así, que te pongas de rodillas con el vestido y luego levantártelo y follarte por el culo...me gustaría hacerte todas esas cosas y por último correrme en tu cara....

―Anda deja de decir tonterías, para eso no te invito a la boda...

―Y yo te lo digo en serio, quiero follarte ese día...

―Víctor no...

―Bueno ya lo iremos hablando según se acerque el día, ¿qué quieres hacer ahora?, tendrás el culo reventado, te lo he follado bien antes...

―Hazme lo que quieras menos eso...

―Llama a tu novio...

―No, eso otra vez no...

―Venga hazlo, quiero que hables con él mientras te doy pollazos en la cara...

―No voy a hacer eso Víctor...

―Claro que lo vas a hacer, coge el móvil ―dijo poniéndose de rodillas en la cama.

―¡Joder qué cachonda me pones!, ¡eres un puto cabrón! ―le respondió Judith buscando su móvil en el bolso.

Se tumbó desnuda boca arriba y Víctor se puso de rodillas detrás de su cabeza agarrándose la polla con la mano y dándole un primer pollazo en la mejilla antes de que ella empezara a hablar con su futuro marido.

―No me des fuerte, no sea que nos oiga...

―No, tranquila.

Llamando...

―Hola cariño, ¿qué haces?...pues aquí de guardia en el hospital, ahora está más tranquila la cosa y digo te voy a llamar.

Víctor le iba dando golpecitos en la cara con la polla mientras ella hablaba con su novio. Judith de vez en cuando se giraba y le pasaba la lengua de arriba a abajo por todo el tronco, a la vez que escuchaba a su novio hablar.

―Mmmmm, vale, oyes tengo que colgar que creo que me llaman para una urgencia, PLAS ―dijo Judith recibiendo un buen azote en la cara con el pollón de Víctor.

―¡Cabrón te dije que despacio!, casi nos escucha, ufffff que caliente me he puesto de hablar con él así...

―¡Chúpamela!

―¿No te cansas de esto?

―Claro que no, ¿cómo me voy a cansar de que me comas el rabo?...

Judith se dio la vuelta y se quedó a cuatro patas, se agachó y se metió la polla de Víctor en la boca, esa postura era perfecta para meterse la mano entre las piernas y acariciarse mientras se la chupaba.

―¿Entonces quieres o no, que follemos el día de tu boda? ―preguntó Víctor.

―Joder, por una parte sí, pero por otra, ese día no voy a poder, es mejor que no, ¡¡es una puta locura!!...olvídate Víctor, ese día no vamos a hacer nada y te lo digo en serio.

―Si voy la boda es para follarte, voy a estar cachondo todo el día pensando cuándo podremos hacer algo y tú vas a estar igual que yo...

―No me digas eso...

―Voy a estar sin correrme tres o cuatro días antes...quiero ir con los huevos bien cargados y correrme en toda tu cara...

―Bufffff...

―A partir de ahora quiero empezar a hacer cosas más fuertes contigo...

―¿Cosas más fuertes?, ¿por ejemplo?

―Salir a la calle juntos, follar en el coche, que bajes a la piscina aquí de la parcela conmigo...ir al cine, follar en algún probador de una tienda, que me invites un día que no esté tu novio a tu casa, cosas así...

―Víctor ya sabes que eso no me gusta, podría vernos alguien...prefiero que quedemos aquí en tu casa, como hasta ahora...

―Poco a poco, tú tranquila...y sigue chupándomela...

―¿Entonces vas a venir a la boda?

―Por supuesto cerda, cuenta conmigo...lo vamos a pasar muy bien ―dijo agarrándose la polla y volviendo a soltar un buen azote en la cara de la enfermera.

―Mmmmmmmm, ¡qué hijo de puta eres!..

―Ya sabes que sí y a ti te encanta...

―Ahora quiero que te corras en mi boca...

―Espera, espera, vamos a hacerlo bien.

Víctor se tumbó boca arriba y se puso las manos detrás de la cabeza en plan chulo.

―Ahora sí, haz lo que quieras, no dejes de comérmela hasta que me corra y por favor Judith ahora chúpate el dedo ese donde llevas el anillo de compromiso y métemelo por el culo mientras me la chupas...mmmmmm...eso es...vamos, mmmmmmm, que rico...

―Pasa Andrés, por favor, siéntate ―dijo la psicóloga.

Habían retomado la terapia de pareja, durante el verano se estuvieron pensando qué hacer después de la primera sesión, habían hecho lo difícil que era reconocer que tenían un problema, pero pensaron que en los meses de verano todo volvería a la normalidad y olvidarían la crisis matrimonial. Evidentemente no fue así, por lo que a últimos de agosto Andrés volvió a ver a la psicóloga, esta vez por separado.

―Cuéntame Andrés, ¿qué tal estas semanas?

―Pues sinceramente bastante mal, no pensé que nos iba a ir tan mal, ahora sí creo que necesitamos ayuda profesional, a veces no nos queremos dar cuenta, o pensamos que esas cosas de las terapias no son para gente como nosotros, pero es evidente que estábamos equivocados...

―No pasa nada, esto es de lo más normal. Entonces cuéntame por qué dices que mal, ¿cómo está ahora la relación con Paloma?

―Pues no sabría muy bien cómo definirlo, cuando salimos de la primera sesión, los dos teníamos la firmeza y la confianza de poder solucionar esto, pero nos hemos dado cuenta de que solos no vamos a poder hacerlo.

La psicóloga asintió intentando transmitir confianza a Andrés para que siguiera hablando y abriéndose, para que sacara lo que tenía dentro.

―Es raro, hemos perdido la confianza, la complicidad, a veces parecemos dos extraños en casa y eso es lo que peor que se puede decir después de 25 años, por lo que sea estamos incómodos el uno con el otro, no sé si es culpa mía o de ella, de verdad que no lo sé...

―No se trata de quien tiene la culpa, es una cosa de pareja.

―Hay veces que no sabemos ni qué decir, o preferimos callar para no incomodar a la otra parte, son cosas que se notan, estamos muy raros y yo no quiero estar así con mi mujer, siento que la estoy perdiendo...es como que poco a poco se va apagando nuestra relación...y no podemos hacer nada.

―Claro que se pueden hacer cosas, de hecho para eso estáis aquí.

―Apenas hacemos el amor y cuando nos acostamos es todo muy frío, yo siempre he disfrutado mucho con Paloma y ahora ya ni eso.

―Bueno es normal, cuando hay una crisis así, que el sexo no funcione, aunque a veces hay parejas que es prácticamente lo único que les une y eso tampoco es buena señal, también iremos mejorando en eso...

―Y últimamente solo...bueno da igual...

―No, cuéntamelo, es importante que saques todo lo que llevas dentro...

―Quería decir que últimamente pienso mucho en lo que pasó entre Víctor y mi mujer.

―¿Y qué piensas?

―Pienso que soy un estúpido y que no lo vi venir, lo tenía que haber adivinado que pasó algo entre ellos cuando vinieron de Barcelona, Paloma estaba muy rara, pero jamás hubiera pensado que se había enrollado con mi mejor amigo.

―Por eso no eres un estúpido, es algo que pasó ajeno a ti, no podías saberlo.

―Usted no lo entiende, Víctor y yo somos amigos desde hace muchos años, colegas de profesión, de hospital, me ha contado sus andanzas con mil mujeres, la mayoría casadas o con pareja, eso es lo que le excita, eso es lo que le gusta, ligarse a mujeres que tengan pareja, es su forma de actuar, pero decía que respetaba a las mujeres de sus amigos y yo le creí, jamás pensé que iba a intentar nada con Paloma.

―Entiendo.

―Cuantas veces me he reído con él de las víctimas que ha ido dejando por el camino, cuando me contaba sus andanzas, esos pobres cornudos que ni sabían lo que estaba pasando, y esto me ha estado bien empleado, ahora el cornudo soy yo...

―No tienes que pensar esas cosas.

―Claro que sí, esto no viene de ahora, se remonta a hace muchísimos años, cuando estábamos en la universidad con 18 años, por aquel entonces Víctor ya era igual que ahora, se acostaba con todas las que podía, excepto con Paloma, creo que lo hizo por mí, éramos amigos y me respetó que estuviera enamorado de Paloma, yo creo que a ella le gustaba Víctor, pero terminó saliendo conmigo...viendo que él no le hacía caso...

―Y tú sigues pensando que a tu mujer le gusta Víctor...

―Yo creo que sí le gusta, pero de otra manera claro, han pasado muchísimos años y sinceramente viendo la familia que tenemos, si ella pudiera dar marcha atrás y volver a aquellos tiempos creo que me elegiría a mí otra vez, no creo que esté arrepentida por eso, pero entre ellos siempre ha existido...ehhhh, como una tensión sexual no resuelta, por así decirlo...

―¿Y eso te molesta?

―No, porque lo veo normal, yo también puedo tener una atracción sexual hacia otra persona, eso no significa nada, o por tener pensamientos o fantasías con otra gente no significa que haya una infidelidad, pero es que al final pasó algo entre ellos, no solo fueron fantasías...en Barcelona se llegaron a enrollar y estuvieron a punto de acostarse juntos...

―Entiendo, ¿y tú crees que le podrías perdonar eso a Paloma?

―Pues sí, por eso estoy aquí, pero me está costando más de lo que pensaba, no me lo puedo sacar de la cabeza...

―Bueno, por eso no te preocupes, a través de la terapia en pareja y hablando y haciendo una serie de cosas que os iré indicando, ya verás como mejora mucho en ese aspecto.

Cuando terminó la terapia Andrés se fue a casa, no había nadie, Paloma se había ido con sus hijas a dar un paseo por el centro comercial. Se puso un vaso de whisky y se sentó en el sofá. Hablar con la psicóloga le había sentado muy bien, le tranquilizaba mucho y estaba seguro de que iban a poder superar esa crisis, sin embargo no había sido sincero del todo con ella.

Había estado a punto de contárselo, pero al final no lo había hecho, cuando dijo lo de “últimamente solo”, le había querido decir que últimamente solo se excitaba recordando lo que le había contado Paloma de lo que pasó entre Víctor y ella, en aquel hotel de Barcelona. Era enfermizo y se sentía fatal por excitarse fantaseando con eso, pero no lo podía evitar.

¿Es que acaso se había convertido en un puto cornudo?, ¿cómo se podía excitar pensando eso?

Solo podía pensar en Víctor manoseando las tetazas de Paloma, en su mujer abierta de piernas, sentada en la mesa del hotel a punto de recibir la polla de Víctor, jadeando, nerviosa, enseñándole sus pechos que acababan de ser chupados por el mejor amigo de su marido.

Le pegó un trago a la copa y dejó el vaso en la mesa, asqueado se abrió el pantalón y se sacó la polla para masturbarse otra vez fantaseando con que su mujer se dejaba follar por Víctor. Su colega se la follaba desde atrás y terminaba corriéndose dentro de Paloma. Cuando Andrés comenzó a correrse dijo en bajito “puta” e inmediatamente se le pasó el calentón y le entró un sentimiento de culpabilidad que ni tan siquiera le permitió disfrutar del orgasmo.

No podía dejar de pensar en el vestuario que había elegido Paloma para esa última noche en el congreso de Barcelona. Después de aquello su mujer se sentía tan culpable que no se la había vuelto a poner. Una falda de tubo oscura por debajo de las rodillas que hacía que luciera unas caderas increíbles y una blusa negra con escote en V casi hasta el ombligo, sin sujetador. Aquel vestuario era perfecto para el voluminoso cuerpo de Paloma y Andrés empezó a tener una fantasía recurrente con respecto a eso. No podía guardársela más para sí mismo.

Cuando llegara Paloma a casa, se lo iba a proponer. Si su mujer aceptaba iba a ser un gran primer paso en la pareja, pues empezarían a recuperar el deseo sexual entre ellos. O eso pensaba Andrés. No sabía cómo iba a reaccionar su mujer cuando escuchara lo que le iba a pedir.

Pero tenía que hacerlo.

7

Por suerte terminó el verano. Habían sido un par de meses bastante aburridos sexualmente. Claudia cumplió su castigo y no me dejó tocarla prácticamente en ese tiempo, solo me utilizaba para follarme el culo con el arnés y cuando se ponía lo suficientemente caliente, se sentaba en mi cara hasta que llegaba al orgasmo.

Quería resarcirse de lo que había pasado la última noche con Víctor, se pasó el verano sodomizándome, vengándose así por haber estrenado su culo la citada noche, me folló muchas veces, de pie en la habitación frente al espejo, a cuatro patas en la cama, boca abajo en el sofá del salón, delante de la cam para que lo viera Toni, etc...Además yo tenía prohibido tocarme mientras lo hacía, una vez me corrí solo con la excitación de la polla de goma moviéndose dentro de mí, Claudia se enfadó tanto que me tuvo una semana sin sexo, aunque ella cuando quería me ponía el coño en la cara. Yo solo era una boca y una lengua para hacerla llegar al orgasmo.

La repentina desaparición de la escena de Víctor y del director del instituto había hecho que nos quedáramos prácticamente sin temas para fantasear, aunque lo peor no era eso, lo que más me fastidiaba era el encontrarnos ahora en un punto muerto, por así decirlo, después de lo que me había costado llegar a donde estábamos actualmente.

Era muy difícil, por no decir imposible, el poder encontrar otro corneador como Víctor, él reunía todas las características que buscaba alguien como yo, era un tío atractivo, de buena posición, bien dotado, educado y sobre todo buen follador, que además se volvía un puto cerdo cuando estaba metido en faena, cosa que parecía que le volvía loca a mi mujer.

No sabía cómo plantearle a Claudia el seguir dentro de este mundo cuckold, ¿ahora qué hacíamos, buscábamos otro corneador?. Ella se iba a negar en rotundo, empezar de cero otra vez, yo la única posibilidad que veía era un encuentro con Toni, pero Claudia ya me había dicho varias veces que no y no quise seguir insistiendo en el tema.

Yo no veía tan descabellada la idea de encontrar otro hombre para que se follara a Claudia, viendo como mi mujer se había comportado con Víctor y lo desatada que estaba ante la cam, cuando se exhibía sin pudor ante Toni, pero ella ahora parecía muy centrada en el trabajo en el que empezaba como directora del instituto y no me daba ningún pie, ni tan siquiera a que se lo pudiera plantear.

Recuerdo una noche a finales de agosto, estábamos en la cama y la pregunté.

―¿Has vuelto a llamar a Víctor?

Ella me miró extrañada ante la pregunta, durante el verano mi mujer había intentado llamarle varias veces y le había mandado unos cuantos mensajes por WhatsApp, que él ni tan siquiera había recibido. Estaba claro que había bloqueado a mi mujer en su teléfono.

―¿Y a qué viene esa pregunta ahora?

―No sé, solo por curiosidad.

―Hace tiempo que no le escribo...tampoco vamos a estar detrás de él...le llamé en su momento y no lo he vuelto a hacer...le he mandado varios mensajes y no contesta...

―Casi mejor pasar de ese tío...oye Claudia, ¿y te gustaría que lo volviéramos a hacer?

―¿Volver a hacer, el qué?

―Lo de quedar con otro...ya sabes...lo que hacíamos con Víctor...

―Víctor ya no está, no sé cómo vamos a quedar con él.

―No, no me refería a Víctor, quiero decir buscar a otro...para que esté contigo y hacer lo que hacíamos con Víctor.

―No sé qué quieres decir.

―Claro que lo sabes Claudia, Víctor no está, pero hay otros hombres a los que les encantaría follarte, podríamos buscar a otro, me volvían loco aquellos encuentros en el hotel, mirar como follábais y a ti también, no me digas que no...

―¿Buscar a otro?, ¿de verdad quieres empezar otra vez con esto?...

―Sí, Claudia, me encantaría...

―Reconozco que lo de Víctor me gustó, pero ya ha pasado, es mejor que dejemos de hacer estas cosas...

―Pero, ¿por qué?

―Porque no está bien, no sé, no está bien y punto...

―Muy buen argumento...

―Mira David, ahora ha pasado el verano, hemos olvidado el tema, quiero centrarme en el trabajo, en las niñas, estoy bien como estoy ahora, además todavía tenemos lo de la cam con Toni, ¿no te parece suficiente ya?

―Sí, lo de la cam está muy bien, pero quiero más y tú también, se te nota, no me digas qué no te gustaría volver a follar con otro delante de mí, te encantaba hacerlo...

―Olvídalo David, esa etapa ya ha pasado...lo pasamos bien y ya está, aquella vez salió bien, pero la siguiente vez puede que no salga tan bien, podemos dar con cualquiera...

―Pues busquemos a alguien que nos de confianza, por ejemplo Toni, podríamos quedar con él, le conocemos desde hace tiempo...

―No quiero quedar con Toni, él me gusta solo para la cam...

―Venga, no me digas que no te gustaría probar la enorme polla que tiene ―dije empezando a tocarle las tetas por encima de la camiseta.

―David, no sigas por ahí...

―¿Cuántas veces te has tocado fantaseando con su polla y viendo como se corre mirándote?

―No vamos a quedar con Toni...

―¿Seguro?

―Seguro, no vamos a quedar con él, ni con nadie, pero ahora te estás portando bastante mal...

―¿Bastante mal?

―Tú lo has querido, ¡túmbate cornudo!

―¿Cómo dices?

―¡Que te tumbes, joder!

Hice caso a Claudia y me puse boca arriba en la cama, se había calentando solo con la insinuación de volver a buscar otro corneador y pensando en la enorme polla de Toni. Cuando me quise dar cuenta ella se había apartado las braguitas a un lado y me había plantado el coño en la boca.

―¡¡Vamos cornudo, ahora me lo vas a comer!!, sííííí, ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh...

Apoyé las manos en su culo y ella se echó hacia delante agarrando el cabecero de la cama para poder restregarse mejor contra mí. Se corrió intentando hacer poco ruido para no despertar a las niñas y luego sin hacer ningún comentario ante lo que acababa de pasar nos echamos a dormir.

―¡Claudia, yo no me he corrido! ―protesté sobándome el pito por encima del pantalón.

―¿Quieres mirarme?, yo no te voy a tocar...si quieres te dejo hacerte una paja.

―Sí, estaría bien.

―Vale, pero no tardes mucho...venga termina rápido.

Como hacíamos antiguamente, Claudia se puso a cuatro patas en la cama delante de mí y yo me saqué la polla para hacerme una paja mirando su trasero. Pero ahora era distinto, cuando se lo veía solo podía pensar en cómo se lo había follado en el hotel delante de Víctor, jamás pensé que iba a dar por el culo a Claudia, pero lo había hecho, ya lo creo que sí, metiéndosela hasta el fondo y descargando mis huevos dentro de sus intestinos.

―¿Te gustó cuando te la metí por culo?

Ella miró hacia atrás sorprendida por la pregunta.

―Vamos termina y deja de decir tonterías...

―Contéstame, por favor...

―¿Te he dejado que lo vuelvas a hacer?

―No.

―Pues eso contesta a tu pregunta, cornudo...vamos córrete...

Aceleré la paja y me corrí sobre mi estómago en tan solo unos segundos. Cuando ella me oyó gimotear ni tan siquiera me miró y esta vez sí, se metió en la cama y se echó a dormir pasando completamente de mí.

―Vamos guapa que no das señales de vida...

―Perdona Mariola, es que estoy muy liada ahora con el nuevo puesto, tengo mucho jaleo.

―Sí, ya, eso es que no quieres quedar con una amiga, venga que tenemos que ponernos al día, llevamos más de dos meses sin vernos, se me ha hecho muy largo el verano sin saber de ti.

―De verdad que sí, esta semana quedamos para jugar un pádel sin falta ―dijo Claudia desde su nuevo despacho de directora.

―Que pádel ni narices, tenemos que irnos a cenar juntas y contarnos todo, a ver qué tal te ha ido el verano.

―Vaaaaaale, pero ya te adelanto que poca cosa, te va a decepcionar...

―Bueno, eso ya lo veremos, búscame un fin de semana este mes de septiembre sin falta, te lo digo en serio ―le amenazó Mariola.

―Lo miro y luego te confirmo, ¿pero antes tenemos que quedar para vernos, no?

―Sí, esta semana cerramos un parditito, si tu nuevo puesto de trabajo te lo permite, jajajajaja.

―Un beso.

―Hablamos...

Claudia se quedó con el móvil en la mano, estaba sentada en su nuevo despacho de directora del instituto. Había comprado una silla nueva, fue lo primero que dijo que iba a cambiar cuando se mudara al nuevo despacho. Aquel sitio le traía tantos recuerdos, ¡le parecía increíble lo que había llegado a pasar con Don Pedro!, sobre todo lo del último día, donde se puso tan cachonda que estuvo dispuesta incluso a dejarse follar por el viejo. Ahora aquel despacho se le hacía raro sin la presencia de Don Pedro.

Estaba necesitada de buen sexo, Víctor le había dejado un vacío demasiado grande y las conexiones por cam con Toni aunque eran muy morbosas no eran lo mismo. Es verdad que su marido insistía en que se viera con otros hombres, pero Claudia pensaba que no estaba bien volver a ese tipo de encuentros, donde ella se dejara follar por otro hombre delante de David. Y no es que no la apeteciera, pero quería controlar ese tipo de situaciones que eran tan lascivas e indecorosas.

No sabía si era por el nuevo puesto de directora, o por estar en ese despacho, o por la falta de sexo, o por todas esas cosas a la vez, pero el estar en esa silla donde tenía el poder hacia todos sus jóvenes alumnos, hacía que estuviera más excitada de lo normal. Se desabrochó el pantalón y con cuidado se metió la mano por dentro, no se preocupó de cerrar la puerta con el pestillo, le gustaba más el morbo de que la pudieran pillar, como había pasado con Lucas antes del verano y entonces Claudia comenzó a masturbarse despacio.

Le vino a la cabeza la mirada, con los ojos abiertos como platos, de Lucas cuando ella se acababa de correr, el chico que se follaba a su mejor amiga le había sorprendido masturbándose y ahora seguramente se lo habría contado a Mariola, pero en ese momento empezó a fantasear con que el jovencito se quedaba mirándola fijamente mientras ella se pajeaba abierta de piernas en la silla. Hoy se iba a correr con esa fantasía, más adelante ya habría tiempo para otras. Pensaba masturbarse a diario en el trabajo.

En su imaginación Lucas seguía observándola como se hacía un dedo, pero entonces el chico se sacaba la polla y hacía lo mismo que ella masturbándose mientras no dejaban de mirarse. Estaba tan cachonda que se ponía de pie y se dirigía hacia el chico, sin decirle nada se agachaba de cuclillas para meterse la polla de Lucas en la boca. ¡¡Joder qué guarra, se la estaba mamando a un alumno!!

Entonces Claudia se puso de pie y se fue hasta la puerta, esta vez sí echó el pestillo, se agachó junto a la puerta y se metió el pulgar en la boca simulando que se la estaba chupando a Lucas. Cerró los ojos mientras seguía mamándose el dedo, con los ojos cerrados fantaseaba que era la juvenil polla del chico lo que tenía en la boca, debía de tenerla bien grande y sobre todo dura, Mariola se lo había dicho varias veces, que eso era lo mejor de estar con chicos jóvenes. Lo tiernas y duras que se les ponían las pollas.

Con una mano se masturbaba y la otra se la metía en la boca, tuvo que apoyar el hombro contra la puerta para no caerse cuando se dio cuenta de que estaba a punto de correrse.

―“¿Donde lo quiere señorita, donde lo quiere?” ―preguntaba el chico.

―¡Córrete en mi cara, córrete en mi cara! ―le respondía Claudia.

Dijo las palabras en alto cuando comenzaba a correrse allí agachada contra la puerta. Un fuerte y placentero orgasmo le atravesó mientras ella no paraba de decir en alto “córrete en mi cara, córrete en mi cara”. Enseguida se puso de pie recomponiéndose el pantalón y con el coño todavía palpitando.

Volvió a sentarse en la mesa e intentó reanudar las tareas donde las había dejado. Luego cogió el móvil y le mandó un mensaje a Mariola.

Claudia 9:45

Este fin de semana salimos de fiesta.

La terapia de pareja cada vez iba mejor, Andrés y Paloma estaban volviendo a recuperar la confianza el uno en el otro y eso se notaba, sobre todo en las cosas cotidianas, jugar con las niñas en familia, hacerse pequeñas bromas, ver una película juntos abrazados e incluso hacían el amor más a menudo.

Sin embargo Andrés le seguía dando vueltas a lo mismo, ya le había dejado caer la idea a Paloma hacía unas semanas y ésta pensó que era una locura transitoria de su marido, pero al llegar a casa después de una nueva sesión con la psicóloga volvió a intentarlo.

―Tengo que hablar contigo, Paloma.

―¿Qué pasa, Andrés?, ¿ha estado bien la sesión, no?

―Sí, la verdad es que sí, de eso quería hablarte, bueno ya has oído hoy lo que ha dicho la psicóloga, tienes que soltarte más, exteriorizar los sentimientos, a veces pareces muy fría, incluso te ha dicho que sueltes algún taco de vez en cuando, que eso te va a venir bien.

―Sí, me he quedado muy sorprendida cuando ha dicho eso, sabes que no me gusta hablar así, de manera soez...

―Por decir un taco no significa que hables soez, solo es dejar salir lo que llevas dentro, a veces gritas un ¡joder! o un ¡me cago en la puta! y te quedas como nuevo...

―Jajaja, sí, puede ser, pero no me sale, alguna vez puede que haya dicho alguno, pero me gusta hablar bien, y bueno, ¿de qué querías hablarme?

―Bueno, ehhhh...hace poco te comenté una idea...

―¿Que idea?

―Sí, lo que hablamos, eso que te pedí...

―¿Otra vez eso?, Andrés, lo que me pediste, sabes que no puedo...

―¿Pero por qué no?, está muy relacionado con esto que estamos hablando ahora, hay que soltarse más, dejar salir lo que llevamos dentro.

―Eso no es así, es una manera de llevarlo a tu terreno, una cosa es decir tacos o lo que nos ha dicho la psicóloga de ser más espontáneos, disfrutar cada momento...y otra cosa es eso...aquello que me pediste, no sé, ¡me parece hasta enfermizo!

―Noooo Paloma, no es así...

―Quizás deberíamos hablarlo con la psicóloga, a ver qué opina de tu idea, yo desde luego no estoy dispuesta a hacer eso, no lo veo muy normal, no sé qué clase de pensamientos estás teniendo Andrés, pero eso no me gusta.

―No hay por qué hablarlo todo con la psicóloga, esto es algo nuestro, se trata de recuperar un poco la pasión, la chispa sexual que hemos perdido.

―A ver Andrés, es lógico que hayamos perdido esa pasión o como le quieras llamar, llevamos 25 años juntos...

―¿Pero tú disfrutas del sexo conmigo?, yo creo que no, no hacemos nada fuera de lo normal...yo qué sé como decirlo, nada excitante, eso es, no hacemos nada excitante, sí, hacemos el amor de vez en cuando, ahora incluso un poco más, pero dentro de poco volveremos a lo de antes, una vez al mes y gracias...

―¿Y por hacer eso que me estás pidiendo vamos a recuperar la pasión o te vas a empezar a comer la cabeza cada vez más?, porque hay una fina línea que se puede traspasar en eso que me estás pidiendo, lo mismo prefiero no arriesgarme, prefiero seguir como estamos a intentar recuperar la pasión de la manera que tú me propones y que al final todo se vaya a la mierda...después de lo bien que volvemos a estar ahora, no quiero arriesgarme.

―¡Joder Paloma!, somos adultos, creo que bastante inteligentes, si vemos que esto no resulta yo seré el primero en decirte que no seguimos adelante, pero quiero probarlo, de verdad que sí, necesito hacer esto, para...

―¿Pero qué es exactamente lo que quieres hacer?

―Ya te lo conté el otro día...

―Vamos a hablarlo tranquilamente, ¿cual es tú idea en concreto?

Andrés resopló y se levantó a por un vaso de agua. Estaba a punto de volver a exponer a su mujer lo que llevaba meses rondándole la cabeza, pero ahora estaba nervioso, sin saber muy bien cómo, había convencido un poquito a Paloma. Esta era su oportunidad, tenía que hacer una presentación perfecta de su idea, que ella no tuviera dudas. Volvió al salón con un par de vasos de agua y le sirvió uno a su mujer.

―Vamos a ver...como te dije el otro día, desde que me contaste lo de Víctor y tú en Barcelona, bueno pues...no sé, he pensado en ello, me he imaginado como debías de estar de atractiva, me excita pensar que te vestiste así no sé con qué idea, si de estar impresionante, o de gustar a Víctor...

―No me visto pensando en si voy a gustar a uno o a otro, me visto como quiero o me apetece en ese momento y por supuesto no me vestí así para gustar a Víctor, yo no tenía ninguna intención de ligar con él o seducirle o lo que estés pensando, me vestí así y punto.

―Sí, bueno lo que quiero decir es que me lo he imaginado, Paloma sabes que eres una mujer muy...que eres increíble y últimamente, al menos por mi parte, he perdido ese deseo sexual hacia ti y creo que a ti te pasa igual, no es que no me atraigas sexualmente hablando, claro que me sigues gustando, pero me gustaría recuperar esa pasión de cuando éramos jóvenes y...

―¿Y vistiéndome así lo vamos a recuperar?, puedo ponerme otra ropa...no tiene por qué ser lo que llevaba esa noche...

―Yo quiero que te pongas la misma ropa que llevabas esa noche, salir a cenar contigo, luego ir a tomar algo, quiero que lleves un buen recogido en el pelo, que la gente te observe, que admiren tu cuello, tus curvas, tus caderas, que te deseen, quiero ver cómo te miran y que digan “joder ese tío que suerte tiene”, por eso es lo de la misma ropa, es como saber qué es lo que pensaba esa noche la gente, cómo te miraban...cómo te deseaba Víctor.

―No sé Andrés, todo esto lo veo muy raro sinceramente, creo que deberíamos hablarlo con la psicóloga...me estás pidiendo que me vista igual que la noche que te fui inf...bueno que pasó eso...

―Vamos a probar, solo una noche, de verdad solo una noche, dejamos a las niñas con mis padres, nos despreocupamos de todo, estaremos solos tú y yo y nadie más, saldremos a cenar, luego iremos a dar una vuelta, a bailar, a disfrutar, reservaré un hotel y terminaremos pasando la noche allí, solo eso, por favor Paloma...

―Parece que lo tienes todo muy bien pensado...

―¿Entonces eso es un sí?

―No sé ni qué contestar.

―Tú déjame que lo prepare todo...solo tendrás que preocuparte de ponerte lo más guapa posible...

―¿Y cuándo va a ser?

―Lo más pronto posible, éste sábado mismo, ahora llamo a mis padres para que se queden con las niñas y voy a reservar restaurante y hotel...

―Joder Andrés todo esto es muy raro, es pensar volver a ponerme esa ropa...

―Va a estar bien, ya lo verás Paloma...luego cuando lo hagamos si quieres lo hablamos con la psicóloga o con quien quieras, pero necesito que me des una noche para hacer esto...

―Está bien, reserva donde quieras, pero a mí esto me sigue pareciendo una locura...

8

A mediados de septiembre empezó otra vez el colegio de las niñas, para los que seáis padres me entenderéis, eran unos días movidos en casa, por un lado preparar el material escolar, la ropa, luego estaba Claudia acoplándose a su nuevo puesto de directora de instituto, que aunque no habían empezado las clases daba mucho trabajo. Apenas teníamos tiempo para pensar en otra cosa.

Por la tarde había reunión del AMPA (asociación de madres y padres) en el colegio de las niñas, Claudia me dijo que fuera con ella, mientras las peques se quedaban en un aula de juegos que habían preparado, a mí no es que me hiciera especial ilusión ir a esas reuniones, pero tampoco tenía ninguna excusa para no ir. La primera noticia que nos encontramos al empezar la reunión era la dimisión del que había sido presidente del AMPA muchos años, un tal Germán, un tío bastante peculiar, sobre 46-48 años, ingeniero, bien vestido, alto, delgado, con unas gafas finas que le daban un aire de buena persona y sobre todo educado, muy educado. Tenía cinco hijos, dos de los cuales eran mayores y ya estaban en el instituto, pero en el colegio todavía tenía otros tres hijos. Alegó que llevaba tiempo de presidente en el AMPA y era mejor que otro se ocupara el puesto.

Lo contrapuesto a Germán era su mujer Natalia, una rubia natural que no podía ser más pija, para la edad que tenía, también sobre 48 años, estaba bastante buena, pero era realmente insoportable cada vez que abría la boca. Estaba claro quien llevaba los pantalones en casa.

En principio nadie quería asumir la presidencia del AMPA, por lo menos no había voluntarios y enseguida todas las miradas se dirigieron a mi mujer.

―Oyes Claudia, ¿por qué no te pones tú? ―le dijeron otros padres.

―Uffff, no, quita, que ahora tengo mucho trabajo en el instituto.

―No te preocupes, tampoco hay que hacer mucho, yo te podría ayudar al principio ―dijo cortésmente Germán.

―Pues alguien se tiene que poner, porque mi marido lo deja sí o sí este año ―dijo Natalia con su tono repelente de voz.

Esta frase desencadenó el típico tumulto de gente hablando todos a la vez los unos con los otros. Al final Claudia levantó la mano.

―Está bien, si nadie quiere, me pongo yo...pero solo si nadie quiere, si hay algún o alguna voluntaria sin problemas, pero me tienes que ayudar eh ―le dijo Claudia a Germán.

―Por supuesto...

Después de que Claudia asumiera el puesto de presidenta del AMPA estuvieron discutiendo otros asuntos. Total, dos horas de interminable reunión. Antes de salir del aula se le pudo escuchar por última vez a Natalia hablando a nuestra espalda.

“Que aprenda ella sola, que a ti nadie te enseñó”, le regañaba a su marido en privado mientras salían, pero con un tono de voz lo suficientemente alto para que se enteraran todos.

Cuando volvíamos en el coche, íbamos hablando de lo que había pasado en la reunión, Claudia no estaba muy convencida de haber acertado al coger el cargo.

―No tenía que haberme puesto, me va a quitar mucho tiempo...

―No te preocupes, yo te ayudo, tampoco creo que ser la presidenta del AMPA del colegio te quite mucho tiempo.

―Ya, siempre dices lo mismo, que me ayudas y luego lo tengo que hacer todo yo sola...

―Bueno, tienes a Germán, que se ha ofrecido a ayudarte, jejejejeje.

―Sí, la verdad es que es muy agradable...

―Igual que su mujer...

―Calla, calla, menuda bruja, le tiene al pobre cohibido.

“Más o menos como tú a mí”, pensé.

―Es una impresentable total, la verdad es que no pegan nada de nada, él tan bueno y educado y ella una pija que se cree la reina del mundo, nos mira a todos por encima del hombro ―contesté.

Cuando se acostaron las niñas y mientras preparaba la cena estuve pensando en lo que había pasado durante el día, me acordé de la reunión y especialmente de Germán. Empecé a darle vueltas a una idea, que sabía que Claudia me iba a rechazar de primeras, pero quería decírselo, para que al menos mi mujer pensara en ello.

Después de cenar estábamos en el sofá viendo la tele y le pregunté a Claudia.

―¿Qué te parece Germán?

―Que qué me parece de qué...

―Así en general, no sé, ¿qué piensas de él?

―Pues se le ve el típico señor educado, muy correcto, no sé, amable, es de los que parece que no ha infringido una norma en su vida, jajajaja...lo peor de él es su mujer...¿pero a qué viene ahora esa pregunta?

Claudia vio la cara que puse yo, me conocía muy bien.

―¿Qué estás pensando?

―No sé, a lo mejor, podríamos fantasear un poco con él ―dije dándole una patadita cariñosa en el muslo.

―¿Con Germán?, ¿estás de broma, no?

―Sí, no me digas que no te da morbo, no está nada mal físicamente y podrías tontear un poco con él, aunque fuera solo por fastidiar a la idiota de su mujer...

―Ya estás con tus ideas...ahora va a ser Germán nuestro nuevo amante, macho, corneador, como lo quieras llamar.

―¿Y por qué no?

―Dime en serio que estás de broma, con Germán...¡madre mía como estás!...

―Es atractivo, educado, tendría su morbo, ¿te imaginas cómo tienen que ser en la cama él y su mujer?, seguro que se pasan el día follando, para tener cinco hijos...

―Las tonterías que dices.

―Piénsalo, podrías tontear un poco con él, solo por jugar no pasa nada.

―¿Y dónde quieres que tontee con él?, allí en el aula del AMPA, en el colegio de tus hijas, que siempre tiene la puerta abierta de par de par...

Me parecía increíble, pero por las palabras de Claudia y cómo las dijo y la cara que había puesto, no solo no se negaba a hacerlo, sino que ya empezaba a plantearse la posibilidad de jugar con Germán. Incluso podría afirmar que ella ya lo había pensado antes de que yo se lo dijera. Enseguida me derrumbó el castillo de naipes.

―Olvídate, ese tío no haría nada de nada por el miedo que le tiene a su mujer...y yo tampoco quiero...

―Tanto como miedo...

―Bueno, miedo, respeto, llámalo como quieras...

―¿Pero lo intentarías?

―¿Pero qué quieres que intente?, ligar con él?..

―Sí...ligar, tontear,

―¡¡Que no lo voy a hacer!!, es absurda la idea...olvídalo...te lo digo en serio...y menos con un conocido, que no, que no...en el colegio de las niñas...no te pongas pesado...

―¿No te gustaría aunque fuera solo por fastidiar a su mujer?, ¿o es que no confías en tus dotes de seducción? ―dije retando a Claudia para picarla en su orgullo.

―Pues con Germán no, ya te digo que es imposible que él haga nada...

―¿Y qué tenemos que perder?, es solo un juego...puedes tontear con él, intentarlo, que no entra al juego, pues no pasa nada, podemos fantasear con ello, como con Don Pedro...y si entra al juego...pues ya lo sabes, por mi parte lo que quieras sin problema...

―¿No te importaría que me acostara con ese tío?

―Ya sabes la respuesta...para qué lo preguntas...

―¡¡Qué cornudo eres!!, no tienes límite, te pasas el día fantaseando que me follan toda clase de tíos, verdad?, ¿y quién más has pensado que me folla? ―dijo Claudia acercándose a mí y poniendo una pierna sobre mis muslos.

―Pues no sé...

―Ahora eso no me vale, venga, ¿en qué piensas cuando te haces pajas?

―En que follas con otros...

―Eso ya lo sé cornudo, pero quién exactamente, seguro que tienes unos cuantos en mente...

―Sí...pero me da vergüenza decirlo...

―Vaya ahora te da vergüenza, venga dime nombres...¿piensas en Toni?

―Sí, por ejemplo ―dije yo mientras Claudia me frotaba la polla con el muslo.

―¿Y quién más?, vamos, mmmmmmmmmmmm, ya la tienes bien dura cornudo...

―No sé, Don Pedro...

―Ummmmmm, ¿te haces pajas pensando en que me folla el viejo?

―Sííííí, ummmmmmmmmmm...me pone mucho eso...

―¿Quién más? ―dijo Claudia en un tono que denotaba que empezaba a estar excitada con lo que hablábamos.

―En Víctor también...todavía me acuerdo todo lo que te hacía, como te follaba, como se la chupabas...

―Mmmmmmmmmmmmmmmm, yo también me acuerdo, le echo mucho de menos, venga dime quién más ―dijo Claudia cogiéndome una mano para que la llevara a su entrepierna.

―El taxista de Madrid también...el día ese que le llamaste por teléfono.

―Joder, ¿ese cerdo sudoroso también te pone que me folle?

―Síííí, me pone mucho, puffffffffffff, todavía tengo su tarjeta con el número de teléfono, dios Claudia, estás mojadísima ―dije apartando las braguitas de mi mujer para meterla un dedo en su coño.

―¿De verdad tienes todavía su teléfono?

―Ummmmmmmmmm, sí, sí lo tengo...

―Bueno, quién sabe, quizás la próxima vez que vayamos a Madrid, le podemos llamar, ¿dónde preferirías que me follara, en el hotel o en el taxi?

―En el taxi, sería mucho más guarro, en un descampado, por ahí, ¿te lo imaginas?

―¡¡Qué cornudo eres!!, te encantaría mirar como follo con ese cerdo...

―Sí, me encantaría...

―¿Quién más te imaginas que me folla?

―Mmmmmmm, no sé Germán también...

―Ya pensabas en él antes o es a partir de ahora?

―No, no pensaba en él, pero sería un buen candidato, me encantaría ver como pierde la compostura contigo mientras te folla...es siempre tan correcto...dime por favor que te estás planteando hacer algo con él, por favor

―Ahora no vale mi respuesta, me tienes muy caliente...

―Me encanta tenerte así.

Claudia subió los dos pies en el sofá y recostada en el respaldo se abrió de piernas, yo seguía apartando su tanguita mientras me la follaba, ahora con dos dedos.

―¿Tendrá buena polla? ―dije yo.

―Ummmmmmmmmm, no sé...

―Seguro que sí, seguro que tiene una polla mucho más grande y más dura que la mía...

―Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhh, eso no es muy difícil, cornudo...

―Tiene que follarse muy bien a la guarra de su mujercita, cinco veces la ha preñado, esos no se han puesto un condón en su vida...

―Mmmmmmmmmmmmmmmmmmm...¡¡quítame las braguitas!!, ¡¡quítamelas!!, me están molestando.

Me puse de frente a ella e hice lo que me pedía, tirando del elástico por el lateral. Me quedé de rodillas ante el impresionante coño de Claudia, que estaba abierto, hinchado y goteando.

―¿Quiéres que te lo coma?

―Noooooo, sigueeeeee como estabas...fóllame con los dedos...

―¿Subo a la habitación a por una polla de goma?

―Que noooo, ahhhhh, sigueeeee con los dedos joder, fóllame con los dedos...

Metí un tercer dedo en el coño de Claudia que entró con mucha facilidad debido a lo mojada que estaba y empecé a follármela rápido con la mano.

―Ahhhhhhhhhhhhhh, sigue hablandoooo, dime cosassssssssss, ¿quien más te gustaría que me follara?, dímelo cornudo...en quien más piensas mientras te pajeas...dime más nombres cornudo, seguro que piensas en más tíos que me follan...

―En operarios de la fábrica también, fantaseo con eso también, vas vestida allí con una faldita muy pija y te follan entre las máquinas cuatro o cinco de mis empleados, te hacen de todo, incluso Sebas se pajea también mirando...

―Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh, joderrrrrrrrr, eres más degenerado de lo que pensaba, ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh, méteme otro dedo, voy a correrme,¡¡¡voy a correrme!!!

―¡¡En tus alumnos, pienso que se pajean pensando en ti!!, me encantaría que te follara duro uno de ellos.

―Ahhhhhhhh, ahhhhhhhhhhhhhhh...eso no me gusta.

―¡¡Cállate, estás empapada!!, claro que te gusta fantasear con sus pollas duras, se la tienes que poner durísima a esos jovencitos mientras te miran el culo en clase...

Metí un cuarto dedo en su coño y empujé fuerte y rápido haciendo que a Claudia se le escaparan unos cuantos gemidos, que ella intentaba ahogar para no despertar a las niñas. Entonces en el estado en el que Claudia estaba y dentro de ese juego, me atreví a decir el último  nombre que me faltaba.

―Todavía hay otro más que me imagino que te folla...

―Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh, dime quien esssssssssssssss, dímelo...ahhhhhhhhhhhh, ¡¡¡¡estoy a punto de correrme!!!!!

―¡¡Gonzalo!!, ¡¡también imagino que te folla Gonzalo!!

Entonces Claudia tensó las caderas, echándolas hacia delante y se quedó parada, por unos instantes pensé que la había fastidiado diciendo su nombre, me miró conteniendo la respiración y agarrándome fuerte el brazo. Antes de que ella reaccionara me acerqué a su cuello y le di un beso.

―¿No te acuerdas cómo te hizo un dedo en el bar hasta que te corriste?...

Mi mujer se dejó caer exhalando una respiración muy profunda, su cuerpo comenzó a temblar violentamente y mientras seguía agarrada a mi brazo empezó a correrse entre espasmos

―Ahhhhhhhhhhhh, joderrrrrrr, me corroooo, me corrooooooooo!!!!! ahhhhhhhhhhhhhhhh...

Cuando terminó me apartó la mano que tenía dentro del coño, parecía que estaba enfadada y cogió las braguitas del suelo para ponérselas deprisa.

―Pareces idiota, ibas muy bien y casi lo estropeas todo al final, ¿para qué has tenido que nombrar a Gonzalo?

―No lo sé, perdona Claudia, solo era un juego...no creí que te enfadaras...pero al final te has corrido, no?...

―Me he corrido porque estaba ya a punto, no porque dijeras su nombre...casi lo jodes todo, ¿pero tú es que de verdad que no tienes límites?, te imaginas a cualquiera follándome.

―Lo siento, de verdad pensé que...era solo un juego, una fantasía Claudia, no te enfades...

―¡Cállate anda, no digas nada! ―dijo cogiendo el mando para ponerse a ver la tele sin volver a hablarme.

Me quedé con una erección importante bajo los pantalones, pero con el cabreo repentino que se había cogido Claudia cualquiera decía nada. Tampoco creo que fuera para ponerse así, se había molestado mucho cuando nombré a Gonzalo, pero el orgasmo que había tenido tampoco había sido muy normal, no sé si se ahora se quería hacer la ofendida o si me había montado el numerito para dejarme en ese estado toda la noche como castigo. Yo creo que más bien lo segundo, el caso es que no protesté y me quedé empalmado en silencio como un cornudo viendo la tele con ella.

Un rato más tarde nos metimos en la cama, yo seguía con un buen calentón después de haber visto como Claudia se corría cuando dije el nombre de Gonzalo y con la nueva posibilidad que se había abierto con Germán.

¿Estaría Claudia dispuesta a jugar con él?

NOTA : Ya disponible mi nuevo relato EL MIRÓN DEL CINE.

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