Cornudo (21). Fuego en el cuerpo.

Primera parte del tercer libro de la saga Cornudo.

1

Habían pasado dos semanas sin noticias de Víctor desde la noche del hotel. Claudia le llamó al móvil y le mandó varios mensajes, pero él no contestaba. Sin duda alguna había sido humillado por mí y un macho como él no lo podía soportar, el cornudito le había levantado el culo que tanto esfuerzo le había costado trabajarse y le había dejado con un palmo de narices. Claudia estaba convencida de que no íbamos a volver a tener noticias de él y dijo que por una parte era mejor, así terminábamos esa etapa de nuestras vidas, pero yo intuía que una vez Víctor recapacitara volvería a llamar a Claudia. No sé si serían días, semanas o meses, pero estaba convencido de que tendríamos noticias suyas, un tío como él no podía huir con el rabo entre las piernas y dejar que todo terminara así.

Era un animal herido en su orgullo y ahora era todavía más peligroso. Ni me imaginaba que se le podría ocurrir hacer con mi mujer cuando reapareciera, si es que lo hacía.

Después de lo que pasó en el hotel con Víctor, mi mujer no tardó en dejar bien claro quién era la que mandaba y el rol de cada uno. La siguiente vez fue ella la que me folló el culo a mí con un arnés, del que colgaba una polla de 22 cms, que me hizo mamar previamente unos cuantos minutos. Otro día volvió a follarme, pero esta vez delante de la cam, para que lo viera Toni y me dijo que como castigo, por haberla sodomizado cuando estábamos con Víctor, durante el verano eso es lo único que íbamos a hacer. Arnés y luego comerla el coño para que se corriera. Ella no pensaba tocarme.

Y a mí me encantaba el castigo.

Estábamos en pleno mes de Julio, preparando el fin de semana familiar en la casa rural que los padres de Claudia habían alquilado. Odiaba esos fines de semana familiares, se me hacían eternos, pero como ya sabéis lo único bueno es que podía mejorar mi colección de fotos privadas de mis dos cuñadas en bikini. Llegamos a media tarde, ya estaban allí mis suegros y Carlota, que como siempre seguía en plan amargada, aunque ya se había mudado sola a un pequeño piso que se había reformado a su gusto, luego no tardaron en llegar Pablo, Marina y sus cuatro hijos.

En cuanto la vi me entraron unas ganas locas de sacar la cámara, Marina se había vestido con unos shorts vaqueros cortísimos y una camiseta blanca de tirantes en el que lucía sus dos preciosas tetas de silicona. Llevaba su gran melena suelta y escondía la cara bajo unas enormes gafas de sol, cuando me vio vino a darme dos besos y yo aspiré su perfume. Solo con eso ya me excité.

Como me ponía esa mujer. Iba a ser mi musa pajillera toda la vida.

No tardaron los niños en meterse a la piscina, mientras mi suegra Pilar preparaba la comida. Los adultos en traje de baño nos quedamos a la sombra vigilando a los peques, aunque yo no soportaba el calor que hacía y me metí en el agua. Enseguida vinieron los niños a jugar conmigo y luego fue Marina la que se unió a nosotros, pero ella no se metió en el agua, se quedó sentada en la orilla con sus gafas de sol y su bikini negro, el resto de los Álvarez se quedaron hablando en una improvisada reunión.

Yo pasé de ellos, me centré en Marina que estaba de foto, de vez en cuando la miraba de reojo y ella por supuesto que se percataba de que lo hacía, a la vez que me ponía una sonrisa cómplice.

―Van a acabar contigo estos niños ―me dijo simpática.

―Tranquila, creo que puedo con ellos.

No acababa de decir la frase y dos de sus hijos se me habían subido encima haciéndome caer dentro del agua como un pato mareado.

―Te lo dije, jajajaja...cuidado niños, despacio que le vais a hacer daño al tío David...

―No te preocupes.

Al rato nos llamaron para comer, yo por supuesto hice una foto de familia para inmortalizar el momento, luego me llegó la primera sorpresa desagradable del día.

―Oye David, para finales de septiembre hay un congreso de empresarios, estábamos hablando de que estaría bien que fuera Carlota...y tú podrías ir también ―me dijo mi mujer.

―Ehhhhh...¿un congreso?...pero dónde, cuándo?...

―Que da igual, que yo no quiero ir, no seáis pesados ―dijo Carlota.

―Tienes que ir, te vendrá bien, salir ―dijo Pablo.

―Ya soy mayorcita para que vengáis organizando planes...y menos la compañía...

Desde luego que menuda encerrona me estaban preparado, con el calor que hacía me empezaron a caer chorretones de sudor por la cara, no me apetecía nada pasar un fin de semana con la “simpática” de mi cuñada, al otro lado de la mesa Marina me miraba con cara de pena. Ya podía haber sido ella con la que tuviera que pasar un fin de semana solos.

Cuando terminamos de comer, nos subimos a la habitación, estaba dispuesto a echarle la bronca a Claudia por el tema ese del congreso.

―No me apetece nada ir a eso y menos con tu hermana, a mí tampoco me gusta que me organicéis la vida, parezco un pelele siempre haciendo lo que os de la gana...¿de eso estábais hablando en la reunión?

―Vale, no te pongas así, ha surgido el tema y ya está, Carlota quería ir, pero no se acababa de animar, ha sido cosa mía, lo he dicho yo, que a lo mejor tú también estabas interesado, podría estar bien, es un congreso de economía para empresarios, nunca están de más estas cosas, se pueden hacer muchos contactos...

―Pues que vaya Pablo...

―Pablo ya ha estado varias veces, pero este año le pilla justo en un viaje de trabajo a la India por esas fechas...pero vamos que si no quieres ir no pasa nada...gracias de todas formas por ayudar a mi hermana ―dijo de modo irónico.

―¿Ayudar a tu hermana?, no te entiendo...

―Sí, no acaba de recuperarse de lo de Gonzalo y está bien que empiece a hacer cosas, que se distraiga un poco, vamos no creo que te cueste mucho estar un fin de semana con ella, tampoco creo que sea para tanto...

―¡Madre mía que encerrona!, anda que ya te vale, no te preocupes, iré a ese congreso de empresarios con Carlota ―dije resignado.

La verdad es que no me apetecía nada en absoluto pasar un fin de semana con mi cuñada, pero bueno, supongo que tampoco tendría que estar mucho con ella, alguna conferencia, comida gratis y dormir un par de noches solo en una buena cama de hotel, había que mirar el lado bueno del asunto.

Por la tarde me eché la siesta y cuando bajé se estaban bañando de nuevo los niños, Claudia, Carlota, Marina y mi suegra tomaban el sol y Manuel y Pablo charlaban sentados en una mesa bajo la sombrilla, posiblemente alguna cosa del trabajo.

Yo saqué el móvil e hice algunas fotos, justo antes de que mi suegra llamara a los niños para merendar. Carlota y mi mujer se fueron a la cocina y me quedé en la tumbona al lado de Marina, que estaba tomando el sol.

―Hace mucho calor ―dijo ella.

―Sí, va a ser un fin de semana muy caluroso, eso han dicho en el tiempo, estamos en una ola de calor...

―No aguanto más, me voy a dar un baño ―dijo poniéndose de pie.

No pude evitar fijarme en su culo antes de que se metiera en el agua. Me quedé observándola mientras se hacía un par de largos nadando con suavidad, luego salió de la piscina y a mí me pareció una sirena cuando se echó el pelo a un lado para escurrirse el agua. Me entraron muchas ganas de hacer una foto, pero no quería parecer un pervertido, en ese momento no tocaba, así que me tuve que aguantar.

Luego entré en el Instagram de ella y empecé a curiosear, desde que salía en la tele había subido varias fotos y el número de seguidores le habían aumentado bastante, ya casi tenía 5000 seguidores, cosa que no estaba nada mal para trabajar como presentadora en una tele local.

―Bueno ¿y qué tal en la tele?, te vemos todos los programas...

―Pues la verdad es que genial...me ha venido muy bien trabajar, estoy disfrutando mucho...

Volvió a recostarse en la tumbona mientras se ponía las gafas de sol. Estaba relajada, guapa, mojada y aquellas largas piernas en las que se reflejaba el sol, me parecían lo más sensual del mundo.

―Sí, se te ve distinta, no sabría que decirte lo que es, pero estás cambiada...

―¿Ah sí?, distinta en qué sentido ―dijo ella quitándose las gafas de sol y mirándome.

―Estás como, no sé cómo decirlo...como más segura de ti misma, más realizada, por así decirlo, antes te veía como una madre y ahora...pues eres presentadora de televisión...me supongo que habrá sido un gran cambio para ti trabajar después de tantos años...

―Sí, ha sido una gran oportunidad y no quería desaprovecharla, oyes que una ya tiene una edad y estos trenes no vuelven a pasar...

―Pues sí, me parece perfecto...anda mira casualmente me has salido en el Instagram, se te ve más activa en las redes ―dije mirando el móvil.

―Sí, me he hecho un perfil público...

La mayoría de sus fotos era de apariciones en el programa, pero también tenía alguna familiar e incluso un par de ellas en biquini o pantalón corto. Pensé que en la pose que tenía podía ser una buena foto para su Instagram. Cogí el móvil y sin decir nada hice dos o tres fotos, ella no se dio cuenta.

―Esta te quedaría genial en la cuenta ―dije enseñando la foto que la acababa de hacer por sorpresa.

―Anda, ha quedado muy bien ―contestó sentándose en la hamaca mientras se quitaba las gafas de sol para ver mejor la foto―. Mándamela por bluetooth para que no pierda calidad, luego con unos filtros...creo que la puedo subir...

Hice lo que me pidió y Marina se volvió a tumbar en la hamaca mientras manipulaba el móvil.

―Ya está, mira a ver qué te parece ―me dijo.

Efectivamente volví a entrar en su Instagram  y allí estaba la foto que yo le había hecho. Marina tumbada en la hamaca, con el pelo mojado y en gafas de sol con su bikini negro y una pierna semi flexionada con un pie de foto que decía “Relajada”.

Me encantó que hubiera subido una foto que además había hecho yo. Le dí al me gusta y luego puse un pequeño comentario.

“Ese fotógrafo debe ser muy bueno para hacer una foto así, jajajaja”

―Te he dejado un comentario ―dije.

―Ya lo he visto...estos días si quieres me haces alguna foto más que lo mismo subo otra, voy a aprovechar que estás, porque Pablo para las fotos es un desastre y tú las haces muy bien...bueno anda voy a tomar un poquito el sol antes de que salgas las fieras ―dijo dejando el móvil en el suelo y volviéndose a colocar las gafas de sol.

―Te hago las que quieras...

Me metí dentro de la casa emocionado ante la posibilidad de ser el reportero fotográfico de mi cuñada. Iba a conseguir un buen material para estarme haciendo pajas todo el año hasta el verano siguiente. De momento iba a empezar por la foto que había publicado en su Instagram, no sé porqué pero saber que era yo el que se la había hecho me daba mucho morbo.

Entré en el baño de la habitación y me quedé de pies mirando detenidamente la foto, mientras me pegaba varias sacudidas a la polla. Dudaba de si correrme o no, el ambiente familiar de la casa me echaba para atrás, pero aquella diosa merecía que lo hiciera. Finalmente la voz de Claudia me interrumpió la paja.

―¿David, estás ahí?

―Ehhhh, sí, sí, aquí estoy ―dije guardándomela rápido en los pantalones.

―Que los niños han terminado de merendar y te están buscando, quieren bañarse y jugar contigo...

―Vale, ya voy...

Por la noche estuvimos cenando, justo enfrente mío me tocó a Carlota, habían pasado meses desde su separación con Gonzalo, pero seguía sin levantar cabeza, a pesar de ello no había adelgazado nada y lucía unas enormes y desproporcionadas tetazas que inevitablemente miré varias veces sin querer, llevaba un bikini de color rojo que no se había quitado en toda la tarde y es que todos íbamos muy ligeros de ropa, a pesar de ser las nueve de la noche el calor era asfixiante.

Cuando nos metimos en la cama, yo me quedé con el ordenador guardando las fotos que había hecho durante el día. Claudia ya estaba acostumbrada a que lo hiciera, así que se giró y en pocos minutos se durmió. Fui repasando una a una, cada foto y luego me hice una carpeta aparte para guardar algunas en las que estaban mis cuñadas, Carlota y Marina, cuando mi mujer repasara las fotos del fin de semana tampoco quería que se encontrara un reportaje de Marina.

El calor no ayudaba a que se me pasara el calentón y me costó mucho dormirme debido a lo excitado que estaba. Al día siguiente salimos todos de excursión a unas cascadas que había cerca de donde nos alojábamos en la casa rural. Cuando llegamos allí nos estuvimos haciendo las típicas fotos familiares y antes de irnos me quedé yo solo retratando el paisaje, no me percaté cuando apareció Marina.

―¿Me haces una foto aquí?, podría estar muy bien para el Instagram...

―Claro, las que quieras.

Se puso de pies junto a una barandilla que había de madera, llevaba unos shorts vaqueros cortísimos  y una camiseta blanca de tirantes. Luego se puso de espaldas mirando hacia la cascada por lo que pude hacer unas buenas fotos de su culo. Para terminar se sentó en la barandilla de madera con varias poses, en total casi 30 fotos con mi móvil de todos los estilos, en blanco y negro, en modo retrato con el fondo difuminado y yo por mi hubiera seguido, pero no tardó en interrumpirnos mi mujer.

―¡Vamos David, de verdad que pesado te pones con las fotos!, que os estamos esperando...

―No le eches la culpa Claudia, he sido yo ―dijo Marina sacando la cara por mí.

De vuelta a la casa rural nos dimos un baño antes de comer y cuando salimos del agua estuve repasando el móvil junto a Marina, le mandé varias fotos por bluetooth y al final puso un par de ellas más en su Instagram posando en la cascada, una en blanco y negro de espaldas y otra sentada en la barandilla.

―¡Que buenas fotos, vas a ser mi fotógrafo oficial! ―dijo Marina de bromas.

―Yo por mi encantado, jejejeje...

―Creo que Pilar nos llama para comer...

―Pues vamos para allá, la verdad es que no apetece nada con el calor que hace...

―Desde luego, yo esta noche me tuve que levantar a darme un baño en la piscina porque era incapaz de dormirme ―me dijo Marina.

―Anda, pues no es mala idea, no se me había ocurrido, yo he dado muchas vueltas en la cama, seguro que después de un bañito se duerme más relajado...

―Sí, me ha sentado muy bien.

―Pues lo mismo esta noche me animo...

Llegamos a la mesa y no pudimos seguir hablando, pero en mi cabeza se me quedó la imagen nocturna de Marina bañándose en la piscina. Aquello tenía que ser una maravilla, además ¿por qué me lo habría dicho?, no lo entendía muy bien, pudo haber sido un simple comentario, pero yo quise ver algo más, parecía que Marina empezaba a tontear conmigo, o a jugar, según se mire, primero me dejaba que la hiciera todo tipo de fotos, luego me decía que se levantaba a media noche a darse un baño. ¿Me estaba calentando o eran solo imaginaciones mías?

Si la anterior noche ya me había costado dormirme, esta me iba a resultar casi imposible, primero el calor era todavía era más pegajoso y molesto, estaba en calzoncillos sobre la cama pasando las fotos al ordenador, ver a Marina hacía que me palpitara la polla, no podía dejar de mirar esas tetas y el culo que tenía, me había puesto en bandeja hacer aquel publi reportaje, pero no solo era ella, también Carlota, tenía varias fotos de ella en bikini, me seguían encantando sus tetas, era regordita, pero muy guapa de cara, con esos ojos claros, estropeaba un poco el conjunto aquel culo tan gordo, pero tampoco tenía mucha celulitis.

Apagué el ordenador y me tumbé sobre la cama, Claudia estaba dormida, pero también daba vueltas por el calor, una de las niñas me llamó que quería agua, luego me volví a acostar, me giraba de un lado a otro, sofocado, caliente, molesto, impaciente, no dejaba de sudar, ni de pensar en Marina, ¿se estaría bañando otra vez en la piscina?

Miré el reloj, no sé si me habría dormido algo, eran casi las tres de la mañana y seguía sin pegar ojo, al final me senté sobre la cama y me puse el bañador por lo que desperté a Claudia.

―¿Pero qué haces? ―me preguntó.

―No me puedo dormir, hace mucho calor, me voy a bajar a la piscina a darme un baño...

―¿Ahora?, ¿pero qué hora es?...

―Casi las tres...

―Anda que vaya horas, haz lo que quieras, pero no despiertes a las niñas...

―No, tranquila...

En silencio me bajé a la piscina, llevaba el bañador puesto y la toalla al hombro. Enseguida vi que alguien estaba nadando. Era como si me estuviera esperando. Por supuesto que era Marina. Me dio un poco vergüenza aparecer así, por la tarde me había contado que le gustaba bañarse por la noche y ahora bajaba yo también.

Me metí en un pequeño cuartito que había junto a la piscina, allí teníamos una cámara frigorífica para guardar bebida fría y un par de mesas para preparar la comida si hacíamos una barbacoa o algo del estilo. Estaba apoyado en la entrada pensando como iba a hacer para llamar la atención de Marina para que me viera y no se llevara ningún susto, así que al final me acerqué despacio al borde de la piscina y dejé la toalla en una de las hamacas.

Marina dejó de nadar y se quedó en uno de los lados, al levantar la mirada me vio.

―Te has animado a bajar ―me dijo como si no se sorprendiera de verme―. Se está muy bien aquí.

―Sí, hace un calor tremendo, es que no me podía dormir...y Claudia se duerme con una facilidad.

―Pablo igual, a las 23:00 está dormido y a las siete despierto, todos los días igual...

―Estos Álvarez son de dormir bien...

―Sí, jajajaja.

―Voy a tomar algo, ¿quieres que te acerque alguna cosa? ―dije yo.

―No, tranquilo, ahora voy.

Me acerqué hasta el pequeño cuarto y saqué un botellín de cerveza con limón, luego me quedé apoyado en la puerta mirando hacia la piscina. Entonces ocurrió algo inesperado, que hizo que me pusiera a temblar como un niño pequeño.

Marina salió del agua subiendo por la escalerita y ¡¡estaba casi desnuda!!, tan solo llevaba puesto la parte de abajo del bikini. Sus tetas de silicona lucían espectaculares bajó la luz tenue de la farola de la casa rural, tenía la piel súper morena sin marcas de bikini, por lo que me imaginé que en el jardín de su casa solía tomar el sol así, en topless.

Fue algo violento y vergonzante para mí, sin embargo a Marina no parecía importarle la situación, de hecho cogió la camiseta y la toalla que tenía sobre la hamaca y se acercó desnuda al cuarto donde estaba yo, mientras se secaba el pelo con la toalla.

―Ehhhh...ehhhhh...¿quieres una cerveza? ―pregunté tartamudeando.

―Una entera no me apetece, bebo un poco de la tuya, si te parece bien ―me dijo quitándome el botellín de las manos.

―Ehhhh, sí...sí...sin problemas....

Le dio un trago a la cerveza y luego me la devolvió mientras se seguía secando el pelo.

―Hace una noche perfecta ―dijo ella.

―Demasiado calor...quizás...

Yo no me atrevía casi a mirar donde estaba Marina que se metió un poco en el cuartito y se quedó de pies apoyando el culo en una de las mesitas. Entré dentro, le pegué un trago a la cerveza con limón y le volví a pasar el botellín a Marina, estaba delante de mí, a menos de un metro, entonces pude ver sus preciosas tetas, como se bamboleaban mientras ella no dejaba de secarse el pelo con la toalla.

Aquella visión era lo más erótico que había visto en mi vida.

Entonces mi polla reaccionó cuando Marina le dio un trago al botellín y me lo devolvió, fue una erección involuntaria, espontánea e incómoda. A veces pueden quedar más disimuladas, pero aquella quedó de tal forma bajo mis bermudas que era demasiado evidente, hasta bochornosa para mí y lo peor es que no podía recolocarme la polla al tener delante a mi cuñada mirándome fijamente.

Para más vergüenza me pasó el botellín a la altura del estómago y ella miró hacia abajo, por lo que se percató enseguida de lo que pasaba. No pudo disimular una ligera sonrisa picarona, que trató de disimular con la toalla, agachando la cabeza para seguir secándose el pelo.

Y de repente me vi a las tres de la mañana, sudando, excitado, en un pequeño cuarto junto a la piscina, a solas con  Marina y compartiendo una cerveza con ella mientras me mostraba las tetas sin ningún pudor.

Parecía todo un plan perfectamente orquestado por Marina y yo había caído en su juego. ¿Qué se supone que tenía que hacer yo en esa situación?

2

Estaba acostumbrada a que la vieran con chicos más jóvenes que ella, había quedado muchas veces con ellos a través de aplicaciones para ligar, chicos de 20, de 23, de 25, de 28, de 30, pero nunca había estado con uno tan joven como Lucas. Después de que hubiera aprobado el EBAU iba a hacerle un regalo, quería aprovechar que su hija Alba estaba pasando unos días de vacaciones con su ex, para hacer lo mismo con Lucas y llevarle unos días a la playa.

Sin embargo Mariola tenía cierto reparo, pasar una semana en un hotel con un chico tan joven como Lucas iba a levantar muchas miradas, además le parecía una gran responsabilidad, por ejemplo si le ocurría algo al chico iba a tener que dar muchas explicaciones, empezando por los padres del chico y no le apetecía nada pasar ese trámite. Así que lo primero que le pidió fue que le dijera a sus padres la verdad, más o menos, les tenía que decir que iba a pasar unas vacaciones con una amiga. Reservó un hotel en la costa mediterránea, no quería que fuera el típico hotel lleno de niños, éste estaba más orientado a parejas y por supuesto Mariola se hizo cargo de todos los gastos, viaje en coche, alojamiento, comida...

Aunque era una mujer bastante lanzada y que no le importaba  lo que se dijera de ella, esta vez era distinto, Lucas era bastante joven y había mucha diferencia de edad entre ellos, sabía que iba a tener que soportar las constantes miradas hacia los dos, aunque fuera de gente que no conociera y ella quería pasar unas vacaciones tranquilas sin tener que preocuparse de esas cosas.

Al final fue Lucas el que planteó una solución, al principio se lo tomaron a broma e incluso se rieron los dos de la ocurrencia del chico, pero luego empezaron a darle forma a esa alocada idea, que era morbosa y algo perversa a la vez.

Mariola iba a hacerse pasar por la madre de Lucas, así no levantarían tantas miradas en el hotel y estarían tranquilos.

Para que su plan resultara no podían hacerse ninguna muestra de cariño en público y lo fueron hablando durante el viaje en coche. Llegaron al hotel y una vez que se identificaron en recepción  les dieron las tarjetas de la habitación.

―¿Una o dos tarjetas? ―les preguntó el recepcionista.

―Mejor dos por si acaso, estos chicos ya se sabe que lo pierden todo ―contestó Mariola.

―¡Mamá!, no empecemos ―dijo Lucas haciéndose el ofendido.

―Dos, aquí tienen, que pasen una buena estancia, el ascensor en ese pasillo a la izquierda.

La parejita se fue riendo hacia los ascensores, no había estado mal la primera toma de contacto para que saliera su plan. Entraron en la habitación y Lucas tenía muchas ganas de follar, se lanzó contra Mariola para besarla y ella bajó la mano para agarrarle el paquete por encima del bañador, no sabía por qué, pero que la hubiera llamado mamá en la recepción le había encendido sobre manera. Ni se imaginaba que aquello le iba a dar tanto morbo. Se avecinaba una semana increíblemente caliente con aquel juego.

―Es hora de comer, deberíamos bajar para que no se nos pase la hora ―dijo Mariola

―¿Vas a dejarme así? ―preguntó Lucas restregándole el paquete contra su cuerpo.

―Mmmmmmmmmmmmmm, tranquilo, tenemos toda la semana...

―Pufffff, estás buenísima, no sé si voy a poder aguantarme toda la semana en público sin poder tocarte...

―Pues tendrás que hacerlo, soy tu madre, jajajaja.

Lucas se dejó caer en la cama, estaba terriblemente empalmado, hacía mucho calor en la habitación y los dos estaban sudando.

―Nos quedan 20 minutos para que termine la hora de la comida, tengo mucho hambre, ¿me dejas que me pegue una ducha rápida y bajamos? ―preguntó Lucas.

―Claro, venga date prisa, voy sacando la ropa de las maletas...

Llegaron al comedor del hotel, había muy poca gente, apenas quedaban cinco minutos para el cierre de la hora y los camareros pusieron la típica cara de los que llegan tarde y luego les dijeron que se sentaran donde quisieran. Una vez que se llenaron los platos en el buffet estaban en la mesa sentados y Lucas tenía unas ganas locas de tocar las piernas que lucía Mariola, con unos shorts vaqueros.

―Tendríamos que haber follado antes de bajar, no ha sido buena idea venir aquí con todo el calentón, antes cuando nos hemos cruzado en el buffet casi se me escapa la mano para tocarte el culo, jajajajaja ―dijo Lucas en bajito.

―Shhhhhhhhhhh, aguanta, solo van a ser unos minutos...

―No sé cómo llamarte cuando estemos en público, ¿Mariola, mamá, mama...?

―Como quieras, llámame mamá como antes, ¿te parece bien?, tienes que comportarte como el típico chico de 18 que viene a regañadientes de vacaciones con su madre...solo porque le haces un favor...

―Vale, más o menos capto la idea...

Terminaron de comer y Mariola se levantó a por un postre.

―¿Quieres algo?

Justo en ese momento pasaba por su lado uno de los de personal del comedor y Lucas dijo.

―Tráeme un helado mamá, mira a ver si hay de vainilla...

Al poco regresó ella con un plato lleno de fruta y una tarrina de helado del sabor que le había pedido el chico.

―Toma...y venga date prisa, quiero subir a la habitación ya ―dijo Mariola.

―Mmmmmmmmmmmm, ¿ahora te han entrado a ti las prisas?

―Jajajajaj, sí, te parecerá una tontería, pero antes cuando me has llamado mamá delante del camarero me has puesto caliente...más de lo que ya estaba...

Terminaron el postre y se subieron a follar a la habitación. Luego echaron una pequeña siesta y por la tarde se bajaron a la playa. Mariola siempre iba perfectamente vestida dependiendo del lugar y el momento. Llevaba un vestido playero junto con un pequeño sombrero de paja, cuando se quedó en biquini Lucas se le quedó mirando, en la parte de abajo llevaba una braguita tipo tanga de color blanco, con el que lucía su extraordinario culo.

―Joder vaya biquini, así me lo vas a poner muy difícil ―dijo el chico acomodándose el bañador ante su inminente erección.

―Anda calla y échame un poco de crema ―le dijo Mariola sentándose delante de él.

―Para otra vez va a ser mejor que te eche la crema antes de bajar a la playa, no puedo tocarte así, con la empalmada que llevo.

Luego ella sonrió sin decir nada, escondiendo su cara tras unas enormes gafas de sol.

La mayoría de gente que estaba en esa zona de la playa eran clientes del hotel, casi todos parejas de entre 35-60 y no pasó desapercibido el culazo de la morena, que estaba con el chico joven, cuando se metieron al agua. Desde un principio llamaron la atención de los que estaban allí, si querían seguir con el juego de madre-hijo iban a tener que estar muy comedidos y cuidar todos sus actos. Lucas de momento se contenía y se comportaba como un chico amable y a la vez algo distante de su supuesta “madre” a la que ignoraba la mayor parte del tiempo mirando el móvil.

Mariola sacó unas palas de playa, muy parecidas a las de pádel.

―¿Te apetece jugar un rato?

―Venga vale, así estiramos un poco los músculos después del viaje.

Se pusieron separados como a unos 10 metros de distancia y comenzaron a pasarse la pelota de tenis a una buena velocidad. Si todavía quedaba algún tío en la playa que no se hubiera fijado en el culo de la morena, después de su exhibición con las palas ya no quedaba ninguno.

Se habían presentado en sociedad. Ahora eran el centro de atención.. Una morena cerca de los 40 años con un cuerpazo tremendo acompañada del chico jovencito. La extraña pareja.

Subieron a la habitación de hotel y se pegaron una ducha por separado antes de bajar a cenar. Decidieron hacerlo así, si no habrían terminado follando.

―Por la noche creo que hay baile ―dijo Lucas cuando Mariola salió de la ducha.

―Pues habrá que ir.

―Nooooooo, eso es de viejos...

―Venga anda, no seas tonto, nos tomamos una cervecita y vemos el ambiente del hotel...

Bajaron al comedor para cenar a la hora punta, Mariola iba espectacular con un vestido veraniego oscuro de tirantes, pero muy largo, casi rozando el suelo. Se había maquillado un poco y llevaba pintadas de rojo tanto las uñas de los pies como las de las manos. Antes de entrar al salón, habían puesto un tablón de anuncios donde anunciaban un torneo de padel mixto para clientes del hotel.

“Mínimo 8 parejas y se aseguran dos partidos. Precio 20 euros por pareja”.

Estaban tres matrimonios de mediana edad, delante del cartel y decidieron apuntarse.

―¿Jugamos? ―preguntó Mariola.

―Por mí bien, pone que sería para jugar jueves, viernes y sábado.

Se apuntaron también a jugar y junto con otra pareja que ya había en el listado, eran cinco en total. Cuando terminaron de cenar había una pequeña actuación de magia en los jardines y luego pasaron a una sala de fiestas. Se acercaron a la barra y justo estaba uno de los señores que se había inscrito en el torneo de padel antes de que lo hicieran ellos.

―Me pones una caña por favor y otra con limón ―le pidió Mariola al camarero.

―A ver si sale lo del campeonato ―le dijo el señor que estaba al lado de Mariola.

―Perdona, ¿cómo dice?

―Sí, que a ver si sale lo del campeonato ese de pádel, antes os he visto que os estabais apuntando el  chico y tú.

―Ahhh sí, sí, a ver si sale...pero lo vais a tener difícil eh...mi hijo juega muy bien ―dijo pasándole el brazo por el hombro a Lucas.

―Vaya, yo que contaba con ganar, jajajajaja...perdona que ni me he presentado, soy Jordi ―dijo dando besos a Mariola y estrechando la mano del chico.

―Mariola y él es Lucas...

―Encantado.

Jordi se fue con las bebidas a la mesa donde estaba su mujer junto con los otros dos matrimonios y comenzaron a hablar mirando en dirección a ellos. Seguro que con anterioridad ya habían tenido debate de si eran pareja o solo madre e hijo. Mariola viendo que miraban sin disimulo hacia ellos levantó la cerveza a modo de saludo.

―No pierden detalle de nosotros, que se metan en sus asuntos ―dijo Lucas.

―Eso es que ya habíamos llamado la atención, normal, tienen envidia de verme con un jovencito tan guapo como tú, jajajaja.

―¿Tú crees que ya habían hablado de nosotros?

―Seguro que sí...

En ese momento empezó una canción de salsa y varias parejas salieron a bailar a la pista.

―¿Te animas?

―Paso, paso ―contestó Lucas sin dejar de mirar el móvil.

Cuando terminaron de tomar la cerveza Mariola se acercó a la barra a dejar los dos vasos, allí estaba Jordi, junto con otro señor para pedir de nuevo.

―¿Ya os vais?, si acaba de empezar la fiesta...

―Sí, estamos cansados del viaje ―dijo Mariola.

―Ohhhh, es muy pronto, ¿no bailáis?...

―No, ya sabes, estos chicos de hoy en día no quieren hacer nada, solo mirar el móvil...

―Yo te sacaría a bailar...

―Otro día nos quedamos...y echamos ese baile ―le dijo Mariola a Jordi.

―Vale, cuando quieras...

Estuvieron hablando un rato más, Jordi le estuvo contando que eran tres parejas de amigos de toda la vida, que solían ir de vacaciones juntos al mismo hotel, que eran de Girona y Mariola también le estuvo contando que trabajaba en un banco y que viajaba de vacaciones con su hijo antes de que Lucas empezara la universidad.

Al final se despidieron antes de subir a la habitación.

―Se ha puesto un poco pesado, contándome su vida ―le dijo Mariola a Lucas mientras subían en el ascensor.

―Sí, ya lo he visto, ese lo que quiere es follarte, mmmmmmmm, que ganas tengo de llegar a la habitación ―dijo acercándose a ella para darle un beso y manosear su cuerpo.

―¿Tú crees que quiere algo?, no se ha atrevido a preguntarme si yo estaba divorciada o donde estaba tu supuesto padre...

―Pues claro que quiere algo, ¿has visto sus mujeres?...esas cincuentonas con cara de amargadas que no dejaban de mirarnos, vamos comparadas contigo...

En cuanto entraron a la habitación Lucas no respetó ni los previos, también le daba mucho morbo lo de hacerse pasar por su hijo, puso a Mariola de espaldas contra la mesa y poniéndose detrás de ella le subió la falda y de un tirón le bajó las braguitas, dejándoselas por los tobillos.

―No te muevas, te voy a follar ―dijo Lucas sacándose la polla.

De un movimiento se la metió y se la folló como si fuera un conejo aguantando menos de un minuto, hasta que se corrió dentro de ella. Luego se sentó en la cama apoyando las manos medio recostado todavía con la polla dura y pringada de su propia corrida. Mariola se quedó de pie mostrándole el culo mientras le goteaba el semen por las piernas y le escurría hacia abajo, le encantaba esa sensación de que le chico la hubiera utilizado solo para descargar la excitación que llevaba acumulada.

Se dio la vuelta colocándose la falda y se arrodilló ante él.

―Mmmmmmmmmmmm, me encanta que la sigas teniendo tan dura y encima empapada de tu propia corrida, mmmmmm ―dijo acariciándosela muy despacio.

―Lo siento, no quería terminar tan deprisa, es que estaba muy cachondo con todo esto de que te hagas pasar por mi madre y tal...

―Ya lo sé, a mí me pasa lo mismo ―dijo Mariola metiéndose entre sus piernas.

Le soltó un lametazo por la polla recogiéndole los restos de semen que había en ella, luego se la pasó por la cara varias veces disfrutando del tacto que tenía y después de volver a pasar la lengua dos o tres veces de arriba a abajo se la metió en la boca y comenzó a chupar hasta que se la dejó completamente limpia. Se estaba comportando de forma muy guarra y eso la excitaba todavía más.

―Mmmmmmmmmmmmmmm, despacioooo, para un poco, que me acabo de correr y estoy muy sensible...déjame un par de minutos para que me recupere, no seas tan zorra...

―Pero si la sigues teniendo dura ―dijo Mariola dándose golpecitos con ella en la cara.

―Un par de minutos, espera por favor, túmbate...

Mariola se puso boca arriba y abrió las piernas, ahora le tocaba al chico devolverla el favor. Se incorporó un poco para quitarse el vestido, pero Lucas no la dejó.

―Déjalo, me pone mucho verte con este vestido, quiero comerte el coño y que lo lleves puesto...

Y eso hizo, le estuvo lamiendo el coño a Mariola unos minutos y cuando ya estaba recuperado se puso sobre ella y se la folló en un misionero, pero Mariola estaba demasiado cerda con la corrida anterior del chico todavía dentro y el sabor a semen que se le había quedado en la boca después de chupársela. Se puso a cuatro patas y le ordenó a Lucas.

―¡¡Ahora dame por el culo, métemela por el culo!!

Lucas le apartó la falda y se escupió en la polla, para luego dejar caer otro salivazo que se escurrió entre las dos nalgas de Mariola. En cuanto notó un dedo del chico jugar con su ano le apartó la mano.

―¡¡Métemela directamente!!, déjate de dedos, vamos, ¡¡¡fóllame!!!

―Joder, me encanta que seas así de guarra ―dijo Lucas metiéndola de un solo golpe.

―Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh...

―¡¡Cállate ahora no te quejes puta!!

―¡Dame un azote cuando me insultes! ―le pidió Mariola.

―¿Así?, plas...

―¡¡¡Más fuerte, dame mucho más fuerte joder e insúltame a la vez!!!

PLAS PLAS PLAS.

―Ahhhhhhhhhhhhhhh, eso esssss, así, eso esssssss, dame y fóllame, dame fuerte...

PLAS PLAS PLAS PLASSSSSSSS.

―Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh, que buenoooooo...sigueeeeeeeeeeeeeeeee...¡¡insúltame joder!!

―Toma puta, tomaaa, ¿esto te gusta, eh?, que te azote bien fuerte el culo...

―Sííííí, no paressss, dameeee...dame fuerte...

Lucas se la follaba duro y rápido por detrás mientras no dejaba de azotar sus coloradas nalgas, que estaban recibiendo una buena paliza. No pudo resistirse más al desenfreno que estaba teniendo lugar en aquella cama.

―¡¡Me corro, me corroooo!!

―¡¡No la saques, échamelo dentro, córrete dentro de mi!!, ¡¡córrete dentrooo!!, ¡¡ni se te ocurra sacarla!!

El chico sujetando a Mariola por la cadera se la hundió hasta dentro y empezó a descargar dentro de su culo. Mientras se corría le soltó otro par de azotes para que ella gimiera a la vez de placer y de dolor.

Mariola cayó hacia delante, de su culo manaba el semen de Lucas y se acarició la parte de la nalga que estaba enrojecida de los azotes que había recibido.

―¡¡Dios que bueno!!, me duele...pero me encanta...joder, me has dado bien duro....

―Perdona, ¿te he hecho daño?

―Claro que me has hecho daño nene, pero me has puesto muy cachonda...anda ven aquí...

―¿Quieres correrte otra vez? ―dijo Lucas apoyándose en el pecho de Mariola.

―No, por hoy ya está bien, vamos a dormir...

A la mañana siguiente Mariola dejó al chico durmiendo en la cama y se fue a las 8:30 al gimnasio, donde estuvo haciendo ejercicios de manera intensa durante 45 minutos. Se bajó con unos mini shorts de deporte y una camiseta de tirantes con la que dejaba ver el ombligo. Cuando salía todo sudada con una toalla al cuello, se cruzó con los tres matrimonios de Girona que iban a entrar al comedor a desayunar.

―¡Buenos días!, que madrugadora y encima para hacer deporte ―le dijo uno de los señores.

―Buenos días, aprovecho que esta el chico dormido y me he bajado a entrenar un poco, que siempre viene bien por la mañana...

Era evidente que un cuerpazo así no se mantenía a base de comer bien o por genética, Mariola se pegaba sus buenas horas de gimnasio y estaba orgullosa de su culo, pero sobre todo de sus magníficas piernas que aprovechaba a la mínima para lucirlas, como aquella mañana con los shorts deportivos.

―Me subo a pegar una ducha, ahora nos vemos...

Después del desayuno Lucas y Mariola se fueron a la playa donde dieron un paseo, luego se sentaron en la toalla y estuvieron tomando un rato el sol.

―¿No quedaría muy bien si una madre hace topless delante de su hijo, no? ―preguntó Mariola.

―Pues no...

―Jajajajaja, es que odio las marcas de sol, pero aquí paso de hacer topless, hay mucha gente del hotel y si queremos seguir con el juego...

―¿Te encanta, verdad? ―preguntó Lucas.

―¿Lo de hacerme pasar por tu madre?...pues sí, si lo piensas es bastante morboso...

―Hablando de cosas morbosas, luego me gustaría enseñarte una cosa en la habitación, me da algo de vergüenza, pero creo que te gustará...

―¿Tienes una sorpresa para mí?

―Sí...

―Mmmmmmmm, ¡qué mono!, me gustan las sorpresas...ya estoy deseando llegar al hotel...

Un rato antes de la comida subieron a la habitación y se ducharon juntos. A Lucas le costó mucho no follarse allí de pie a Mariola, estuvo toda la ducha con la polla dura y ella lejos de calmarle se la acariciaba de vez en cuando con el jabón, pero luego le decía “espérate hasta la noche, así estaremos más excitados”.

Cuando terminaron y mientras Mariola se arreglaba para bajar a comer, Lucas se acercó a un bolso frontal de la maleta y sacó el cuaderno de dibujos que le había estado haciendo Mario. Luego se sentó en la cama con él de la mano. Era la primera vez que se lo iba a enseñar a Mariola.

―¿Vienes ya?...tengo aquí una cosa que me gustaría enseñarte...

Después de casi dos años de amistad con Mario, éste le había ido haciendo dibujos para regalárselos, ya tenía más de 30, pero no solo eso, también se los había colocado en una especie de cuaderno, separando cada dibujo con una fina hoja de papel de cebolla.

Mariola salió de la ducha tapándose el cuerpo con una toalla, rebuscó en la maleta para ponerse unas braguitas azules y el sujetador a juego y se sentó en la cama junto al chico.

―¿Qué es eso? ―le preguntó cogiendo el cuaderno.

―Espera, no lo abras, de lo que veas aquí no puedes decir nada y menos a Claudia, me da un poco de vergüenza enseñarte esto, pero creo que te conozco lo suficiente para saber que te va a gustar...

―Ummmmmmmmmm...me estás intrigando, tranquilo, que no voy a decir nada de lo que vea ahora ―dijo abriendo el cuaderno.

Tenía ordenados los dibujos por fecha, según se los había ido haciendo Mario, recordaba perfectamente el primero que le regaló, se había hecho muchísimas pajas con él, Claudia estaba de pie en el aula del instituto, de espaldas a los alumnos, desnuda de cintura para abajo y mirando de perfil, tan solo llevaba unos zapatos de tacón azules y mostraba el culo desde su posición al resto de la clase. En la parte de arriba llevaba una mini camiseta de tirantes también de color azul y se agarraba un glúteo y tiraba de él hacia fuera para enseñar el ojete a sus alumnos.

―¡¡¡JO-DER!!!, ¿es...es Claudia? ―preguntó Mariola tartamudeando sin poder dejar de mirar el papel...

―Sí.

―¿Lo has hecho tú?

―No, es de un amigo...que me los hace para regalármelos...

―¡¡Dios mio!!, pues está genial, parecen de verdad, como si fuera una foto...¿me supongo que será un compañero de clase el que haga estos dibujos, no?

―Sí, por eso, te pido que no lo comentes...si se enterara Claudia de esto, me metería en un buen lío...

―No, no tranquilo...¿por casualidad no será ese rubito que juega tan bien al padel el que los ha hecho?, es muy amigo tuyo...

Lucas se puso rojo de la vergüenza, no sabía mentir.

―Ehmmmm...sí, Mario...sí, los hace él, dibuja genial, ¿cómo lo has adivinado?

―No sé, te veo mucho con él y parece que os lleváis muy bien, para que te haga estas cosas tienes que tener mucha confianza con él.

―Sí, son de él, pero no digas nada por favor, es muy importante, esto es muy privado, si se entera que te los he enseñado se enfadaría mucho, le prometí que nunca se los enseñaría a nadie...y me gusta cumplir las promesas con mis amigos, pero no me he podido aguantar a que los vieras, es muy importante esto Mariola, no se lo puedes decir a nadie, estoy confiando mucho en ti...

―Me gusta que confíes en mi...tranquilo, nunca se lo diré a nadie...por cierto es muy bueno el dibujo...¿puedo decirte una cosa?

―Sí, claro.

―Yo he visto a Claudia desnuda en las duchas del club de padel y te aseguro que tiene el culo tal cual le ha hecho tu amigo...

―Mmmmmmmmmmmm, ¿¿sí??, Mario se fija mucho en esos detalles, la de horas que se lo habrá mirado en clase...

―¿Y tú también se lo miras?

―Sí claro, está muy buena, ¿no te molesta que te lo diga, no?

―Jajajaja, molestarme, ¿por qué?...me parece lo más normal del mundo que Claudia te guste...es tu ¡¡joder, si yo fuera lesbiana hasta me gustaría a mí!! ―dijo pasando a la siguiente hoja.

Fue mirando los dibujos uno a uno, detenidamente, se recreaba en los detalles y Mariola comenzó a excitarse. No lo pudo remediar, además no tuvo que esperar mucho para salir ella también, en el sexto dibujo Mario las había dibujado juntas. Estaban en el centro de una pista de padel con sus conjuntitos de falda corta y camiseta de tirantes, apoyadas en la red y con la falda subida por la mitad, cruzaban los brazos para tocar cada una el culo de la otra, a la vez que tenían las lenguas entremezcladas.

―¡¡¡Joder, esa soy yo!!!, como me estoy poniendo ―dijo Mariola metiendo inconscientemente la mano bajo sus braguitas.

―¿Qué dijiste antes?, como era eso de esperar hasta la noche para estar más calientes?, jajajaja...

Mariola se mordió el labio y le miró al chico el bulto que llevaba bajo los calzones, tenía una buena empalmada también y le acarició la polla apretándosela fuerte por encima de la tela.

―Puffffffffffff, me está poniendo mucho esto, no sé si voy a poder esperar a la noche...

―No seas mala mamá, es mejor que nos vistamos y bajemos a comer, no? ―dijo Lucas haciendo el gesto de cerrar el cuaderno.

―Sí, vale, deja esto para luego...quiero ver todos los dibujos con detenimiento... ¿tú crees que le gusto a tu amigo Mario?, me ha dibujado muy bien, eso es que se ha fijado en mí...

―Seguro que sí, se habrá hecho muchas pajas contigo, me supongo que después de dibujarte así terminará bastante cachondo.

―¿Y tú vas a aguantar hasta la noche? ―preguntó Mariola poniéndose de rodillas entre las piernas del joven.

Le pegó un par de bocados a la polla por encima del calzón y luego se la recorrió con la lengua sin llegar a sacársela, mientras Lucas le acariciaba el pelo.

―Será mejor que nos vistamos ―dijo ella poniéndose de pie, visiblemente excitada.

―¿Vas a dejarme así?

―Quiero que te aguantes hasta la noche ―le respondió acariciándole el paquete por última vez.

―Mmmmmmmmmmmmmm, estate quieta, para ya o te follo ahora mismo, te lo digo en serio...

― Buffff ―dijo Mariola mordiéndose los labios―. Luego tenemos que seguir con esto, me han vuelto loca esos dibujos y me faltan casi todos de ver.

Al final se pudieron contener, por la tarde se bajaron un rato a la playa y después se prepararon para bajar a cenar. Mariola se puso una falda sobre medio muslo de color roja, con unas sandalias que tenían algo de cuña y una camiseta de tirantes blanca. Se sentaron en una mesa y cuando ella se levantó al buffet se cruzó con Jordi que también estaba en el comedor.

―Hola, ¿qué tal? ―le saludó Jordi.

―Hola.

―Pues parece que al final vamos a tener torneo de padel, hay nueve parejas apuntadas ―dijo él.

―Ahhh, pues fenomenal, no me he fijado al entrar.

―Sí, he preguntado al chico de las actividades y me ha dicho que mañana pondrán los horarios.

―Que bien, pues en la pista nos vemos...prepárate a perder, jajajaja.

―Eso habrá que verlo ―dijo Jordi―. ¿Luego os quedáis a tomar algo en la sala de fiestas, no?

―Sí claro, no sé si quedará Lucas, lo mismo se sube a la habitación con el móvil, a estos chicos solo les gusta estar pegados a la pantalla.

―Ya, a mí me lo vas a decir, nosotros también tenemos dos hijos, algo más mayores, tienen 24 y 22...

―Bueno, luego hablamos, que se me enfría la comida...

―Jajajaja, vale...disfruta de la cena.

Después de servirse un pescado a la plancha con un poco de ensalada, se sentó en la mesa donde esperaba Lucas.

―Vamos, ¿cómo has tardado tanto?

―Me he encontrado al “pesado”, me ha dicho que tenemos torneo de padel, que ya se han apuntado nueve parejas.

―Un poco pesado sí que es, uffff estoy muerto de hambre, voy a ver que pillo para comer...

Cuando terminaron de cenar salieron al jardín donde había una pequeña actuación musical, Mariola y Lucas se sentaron en una mesa y pidieron un par de cervezas. Cerca estaban los tres matrimonios con los que habían entablado relación, En cuanto vio a la pareja Jordi les saludó con la mano. Estaba claro que le gustaba Mariola, a pesar de tener a su mujer delante no se cortaba en tontear con ella, y aunque Mariola le seguía un poco el juego por no ser desagradable ya se había ganado la antipatía de las tres mujeres de los matrimonios, que la miraban con cierta desconfianza y cuando se quedaban a solas la ponían de “golfa” para arriba.

“Mira como se viste la muy guarra, con su hijo delante...ésta ha venido a ver si pilla algún marido”, comentaban entre ellas.

Terminó la actuación y entraron en la sala de fiestas dentro del hotel.

―¿Nos subimos ya a la habitación?, me muero por follarte ―dijo Lucas en bajito.

―Espera, vamos a jugar un poco más...

En cuanto aparecieron por la sala de baile Jordi se acercó a ellos.

―Oyes, hoy un baile sí que echamos, no? ―le dijo directamente a Mariola.

―No sé que le parecerá eso a tu mujer, parece que me mira un poco mal...

―Por Carmen no te preocupes, no creo que le importe...

―Vale, vale, si no le importa a tu mujer, yo sin problemas...nos tomamos esta cerveza...

―Mamá yo me quiero subir ya ―interrumpió Lucas.

―Venga Lucas, no seas tan agua fiestas, que hace mucho que no salía a bailar y tomar algo...

―Haz lo que quieras ―dijo el chico en el papel de hijo resignado y se sentó en un taburete de la barra a mirar el móvil, como si no fuera con él la cosa.

Al rato echó una ojeada a la pista y Mariola estaba bailando con Jordi, la mujer de éste parecía que iba a saltar de un momento a otro a la pista para agarrarle de los pelos, pero su marido estaba encantado bailando con ella. De hecho estaba más que encantado, incluso se le llegó a poner dura de tan solo con bailar con Mariola y ésta se dio cuenta, claro que se dio cuenta cuando él se arrimó más de lo normal, pegándose contra su cuerpo.

No quiso ser borde con él, de hecho le pareció que podía ser un juego interesante, tener un pequeño tonteo con Jordi, como si fuera la típica separada que está buscando echar un polvo en vacaciones.

―Creo que será mejor que vuelvas con tu mujer, no nos quita ojo...mañana si quieres bailamos otra vez...lo haces muy bien...

―¿Te ha gustado?, a mí me ha encantado.

―Sí, claro que me ha gustado...

―¿Puedo invitarte a una cerveza?

―¿Ahora, estás ligando conmigo?, jajajaja, tu mujer está delante ―le preguntó Mariola en tono de broma.

―Puede ser...no me puedo creer que una chica como tú esté soltera, será porque quieres...

―Quita, quita, que después de separarme no quiero más maridos...además el chico está en una edad difícil...estoy bien así...

―Algún noviete tendrás de vez en cuando, no?, jajajajaja.

―Algo hay, jajajaja...bueno que ya nos vamos, me lo he pasado muy bien, muchas gracias Jordi...

―Gracias a ti.

Se despidió con la mano del resto del grupo de los tres matrimonios, que les miraba a lo lejos y se fue a buscar a Lucas que seguía esperando con el móvil de la mano. Fueron juntos hacia el ascensor del hotel.

―Quiere ligar conmigo, confirmado, le he seguido un poco el juego ―dijo Mariola.

―¿El pesado?, ya, se le ve de lejos, el típico cincuentón pesado que va de gracioso...

En cuanto entraron al ascensor comenzaron a besarse. Mariola iba muy caliente, no había podido olvidar los dibujos que el chico le había enseñado antes y también le había gustado que Jordi se empalmara tan solo por bailar con ella, el tipo no la ponía nada sexualmente hablando, pero el morbo de jugar con él delante de su mujer sí que la gustaba.

―Aquí no mamá, pueden vernos ―dijo Lucas separándose...

―Venga, vamos rápido a la habitación...no aguanto más...

Nada más cerrar la puerta, Mariola se agachó, poniéndose de cuclillas pegada a la pared y se abrió de piernas.

―¿Qué haces? ―preguntó Lucas extrañado.

―Estoy muy cachonda, quiero que me hagas algo muy cerdo, ven acércate ―dijo Mariola metiéndose la mano entre las piernas para comenzar a masturbarse ella sola.

El chico se sacó rápidamente la polla y se la intentó meter en la boca, pero no era eso lo que ella buscaba.

―No, ¡¡¡hazte una paja delante de mí y córrete en mi cara!!!

―Quiero follarte ―protestó el chico.

―La noche es muy larga, luego me puedes follar, pero ahora quiero hacer esto ―dijo Mariola masturbándose.

―¿Quieres que me haga una paja así? ―preguntó Lucas meneándosela delante de su cara.

―Sí, vamos, mmmmmmmmmmmm, ahhhhhhhhhhhhh, ahhhhhhhhhhhh, eso es lo que quiero...estoy a punto de terminar, quiero llegar al orgasmo con tu corrida caliente encima, vamos échamelo todo, menéatela deprisa, no me queda mucho, ahhhhhhhhhhhhhhhhhh ahhhhhhhhhhh, córrete encima...

―Ummmmmmmmm, ¡qué mamá tan mala!, ¿quieres que tu nene se te corra en la cara?...

―Ahhhhhhhhhhhh, ahhhhhhhhhhhhhhh, vamos hazlo, síííííí, hazlo, córrete encima, vamos córrete en mi cara!!!!

Lucas se pajeaba a toda velocidad y no tardó en eyacular sobre Mariola, empapándola el pelo, la boca, la nariz y los ojos, en una espesa y abundante lefada. En cuanto notó como el chico la regaba por completo ella también llegó al orgasmo.

―Asííííí, eso esssssssssssssssss, me corroooooooooo, ahhhhhhhhhhhhhhh, sigueeeeeee sigueeeeeeeeeeeee, ¡¡¡córrete en mi cara, córrete en mi cara!!!!!!!, ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh...

Mariola se sentó en el suelo recogiendo el semen con los dedos y metiéndoselo en la boca.

―Mmmmmmmmmmmm, que rico, que cachonda me pones...vamos a la cama que quiero ver esos dibujos que has traído...luego puedes hacerme lo que quieras, lo más guarro que se te ocurra...

―¿Lo más guarro?

―Lo más guarro, lo que quieras...

―Me encanta lo puta que eres...pues ahora para empezar limpiame la polla con la boca, ya veremos que se nos ocurre ―dijo el chico acercándose a ella.

Todavía les quedaban tres días de vacaciones.

3

Víctor estaba en la terracita del restaurante, del pequeño hotel donde se solía alojar. Había ido a pasar una semana a Menorca, al hotel de Fermín y Marisa. Llevaba una camisa blanca con dos botones desabrochados, barba de tres días y el pelo canoso medio despeinado, lo que le daba un aire más bohemio.

Miró el móvil y tenía un mensaje de Claudia.

Claudia 13:24

Me gustaría hablar contigo, llámame, no sabemos nada de ti.

Chasqueó la lengua y negó con la cabeza antes de dejar el móvil en la mesa. Todavía se acordaba de lo que había pasado dos semanas antes. No se podía sacar de la cabeza como el patético marido de Claudia se la follaba delante de sus narices. Sí, el cornudo al que tantas veces había humillado se había puesto detrás de ella y había desvirgado ese culo que tenía que ser para él.

Recordaba como la sujetaba por la cintura y embestía su pequeño cuerpo haciéndola gemir, mientras Claudia ponía los ojos en blanco. Ni tan siquiera reparó en él cuando se empezó a vestir y luego salió de la habitación. No le necesitaba para llegar al orgasmo, hasta el picha corta de su marido había conseguido hacer que se corriera, justo antes de descargar dentro de su culo.

Se le ocurrieron toda clase de venganzas, pero le aterraba la idea de volver a quedar con ellos, ya no iba a ser lo mismo, no podría mirarle a su marido por encima del hombro. Eso era lo que más le gustaba. Humillar al cornudo delante de su mujercita.

Todavía podía hacer muchas cosas con Claudia, aquella mujer le gustaba de verdad, pero le podía su orgullo de macho, sentía que no iba a ser lo mismo si se veían de nuevo. Claudia ya no le iba a volver a ver igual, después de que David le hubiera vencido en su terreno.

Era mejor olvidarse de ellos. Tenía que pasar página, aunque esta vez le iba a costar. Nunca había conocido a una mujer como Claudia, quizás Paloma podía compararse, pero pocas más consideraba que podían alcanzar ese nivel.

Mientras pensaba estas cosas apareció Arancha, la hija de los dueños del hotel, junto con su novio, lucía una buena barriga de embarazada y cruzó por la terraza con un vestido rojo muy veraniego. Por un momento se llegó a asustar, pero las cuentas eran claras, podía estar tranquilo, el hijo que Arancha llevaba en el vientre no era suyo, habían pasado más de diez meses desde la última vez que se la había follado.

Ella le vio, pero no le dijo nada, luego se abrazó a su padre al que dio dos besos y el yerno le estrechó la mano a Fermín. Cuando éste se acercó a la mesa Víctor le dio la enhorabuena.

―Enhorabuena Fermín, no sabía que ibas a ser abuelo...

―Sí, ya nos queda poquito, dos meses y medio o así, que ganas tengo de ver al pequeño...

―¿Es chico?

―Sí, un niño, le van a poner de nombre Fermín, para seguir con la tradición familiar, se llamará igual que mi abuelo y que mi padre...y que yo claro.

―Me alegro mucho, ¿le puedes decir a Arancha que estoy aquí?, me gustaría saludarla...

―Sí, claro.

Arancha y su novio se habían metido dentro del hotel, habían entrado en la cocina y estaban saludando a su madre. Al poco entró Fermín para sacar un plato y se acercó a la mesa de Víctor.

―Ya se lo he dicho a Arancha, lo que pasa es que han salido por el otro lado, ya se iban, me ha dado recuerdos para ti, me ha dicho que a ver si puede pasar otro día para saludarte.

―Que pena, me encantaría...

Por la noche, después de cenar salió a dar una vuelta solo, se sentó en una terraza y se pidió una copa para disfrutar tranquilamente del ambiente de la isla. Estaba distraído y ni tan siquiera se percató de que había dos chicas que no le quitaban ojo y habían empezado a cuchichear mientras le miraban. Al rato se acercó una de ellas a su mesa.

―Hola perdona, ¿me puedo sentar?

―Sí, claro, por favor ―contestó Víctor haciendo el gesto con la mano de que tomara asiento.

Antes de hacerlo, la chica se inclinó sobre él y le dio un par de besos.

―Soy Luz, verás estoy aquí con una amiga y me gustaría presentártela ―dijo mirando en dirección a la mesa de la que se había levantado.

Víctor miró hacia allí y una chica le saludó levantando una copa con la mano. Se quedó mirándola bien, morena, pelo corto, sobre 1,60, aproximadamente 35 años, era muy guapa, con la cara redondita y el pelo corto a lo chico le quedaba genial, llevaba una minifalda vaquera y un top blanco estilo hippie. En conjunto era una chica bastante atractiva.

―¿Es aquella?, es muy guapa, me gustaría mucho que me la presentaras, por favor ―dijo Víctor educadamente.

Luz le hizo un gesto con la mano a su amiga y ésta se levantó decidida para ir a su mesa.

―Esta es mi amiga Coral y este es...perdona, no me has dicho tu nombre.

―Víctor, me llamo Víctor ―dijo dando dos besos a su amiga.

―¿Y qué hace un chico tan guapo como tú aquí solo? ―le preguntó Luz.

―Lo mismo podría preguntaros yo a vosotras...

―Hemos preguntado primero...

―Pues trabajo en Madrid y me gusta venir de vez en cuando a Menorca a desconectar...

―¿Se puede saber en que trabajas?

―Sí, soy médico ¿y vosotras?

―Yo soy decoradora de interiores y Coral es profesora de instituto...¿dónde te hospedas? ―le preguntó Luz que claramente llevaba la voz cantante.

―Aquí arriba hay un hotelito, subiendo por esta calle a la derecha...

―Estás con Fermín y Marisa...

―¿Les conoces?

―Claro, Menorca es una isla pequeña, aquí nos conocemos todos...

―Bueno pues ya lo sabéis casi todo de mí, soy médico, de Madrid y donde duermo, hablarme un poco de vosotras...

―¿Y qué quieres saber? ―preguntó Coral.

―Pues todo lo que me podáis contar, ¿os puedo invitar a una copa?

―Claro.

Estuvo hablando casi una hora con aquellas dos chicas. Luego, la que se llamaba Luz dijo que se tenía que ir, aunque claramente su intención era dejar sola a su amiga con aquel atractivo seductor.

―Mañana te llamo y a ti, encantada de conocerte, mañana vamos a ir a una calita que seguro que no conoces, por si quieres venir con nosotras.

―Pues no suena nada mal ese plan, me apunto ―dijo Víctor.

―Vale, os dejo, queda con Coral y si eso te pasamos a buscar por el hotel.

―Hecho.

―Adiós, pasadlo muy bien.

―Lo intentaremos ―respondió Coral.

Cuando se quedaron a solas Víctor intentó invitarla a otra copa.

―¿Te parece si damos un paseo?, hay una heladería aquí cerquita ―dijo ella.

―Ahhh, pues ese plan suena mejor...

Se levantaron de la terraza y echaron a andar en dirección a la heladería, estuvieron hablando un rato de la isla, de sus trabajos, todo muy tranquilo y agradable. Un rato más tarde se marcharon a la la habitación del hotel de Víctor y echaron un buen polvo, aunque tampoco nada de especial, un misionero a buen ritmo hasta que Víctor se corrió dentro de ella, con preservativo, por supuesto.

Al día siguiente Víctor volvió a quedar con esas dos chicas, le pasaron a buscar al hotel y le llevaron a una pequeña calita que él ya conocía de otra vez que había estado hacía años. Apenas había gente, ocho o diez personas y en cuanto llegaron, las dos acompañantes se quedaron en topless.

―Estaría bien que te echaras un poco de crema ―le dijeron las chicas a Víctor cuando empezaba a picar el sol a mediodía.

―Yo creo que me voy a bañar, hace mucho calor ―dijo Coral.

Víctor se quedó mirando el culo que Coral lucía con un tanga de color negro, tenía un culito pequeño y redondo, aunque con un poco de celulitis, algo normal para tener 35 años y no hacer nada de deporte, pero era muy bonito y natural. La noche anterior habían estado follando y cuando terminaron Coral se fue para casa, a Víctor le hubiera gustado estar un rato más con ella, pero no le dio opción, en cuanto terminaron ella se vistió y le dejó solo en el hotel.

Se quedó hablando un rato con Luz, era algo más alta que Coral y tenía unos pechos perfectos de tamaño, le gustaba su melena rizada de color rojo y cuando se puso de pie también llevaba un tanga de color rojo, que cubría su trasero un pelín ancho de caderas.

La polla de Víctor empezó a cobrar vida bajo sus bermudas, le era difícil poderse mantener tranquilo estando así con sus dos acompañantes, además había una cosa que le gustaba especialmente y que no le habían contado la noche anterior.

Luz estaba casada.

Quizás si se hubiera enterado antes no hubiera terminado follando con su amiga, pero ya era tarde, así que no podía hacer nada. Mientras Coral se estaba bañando, ellos charlaron tranquilamente recostados en la arena.

―¿Y qué tal ayer?, ¿aprovechasteis la noche? ―le preguntó Luz.

―Eso mejor que te lo cuente tu amiga, no?

―Algo me ha contado ya ―dijo mirándole y levantando las cejas hacia arriba.

―Estuvo muy bien, dimos un paseo muy agradable, nos comimos un helado, que estaba buenísimo y terminó la noche bien.

―Le gustaste a mi amiga en cuanto te vimos en la terraza...

―¿Y a ti?

―¿A mí qué?

―Que si te gusté a ti o solo a tu amiga.

―Yo estoy casada ―dijo Luz enseñándole el anillo mientras hacía círculos en él con el dedo gordo de su misma mano.

―No te he preguntado eso, te he preguntado si te gusté a ti también...puedes opinar aunque estés casada, no?

―Por supuesto.

―¿Sabe tu marido que he venido con vosotras hoy a la playa?

―No, pero eso es una tontería.

―¿Y por qué no se lo has contado, si es una tontería?

Luz se quitó las gafas de sol y se le quedó mirando fijamente.

―Sí, lo es, pero no creo que le gustara mucho, que esté aquí haciendo topless con un desconocido a mi lado.

―¿Lleváis mucho tiempo casados?

―Cuatro años.

―¿Y de novios?

―Catorce...

―¿Hijos?

―No, ¿algo más o no has terminado el interrogatorio?

―¿Y puedo llamarte algún día?...

―Tú eres un cabrón, te has follado anoche a mi amiga ¿y ahora quieres ligar conmigo?

―No quiero ligar contigo, ¡quiero follar contigo! ―dijo Víctor en tono chulesco.

―Le gustas a mi amiga...

―¿Te lo ha dicho ella?

―Sí, pero tranquilo, no se va a encoñar contigo, sabe que te vas a ir en un par de días y seguramente no os volváis a ver, pero por lo menos tenla un poco de respeto cuando estés con ella...Coral es un amor y tiene muy mala suerte con los tíos, solo acierta con cabrones como tú.

―¿Entonces tú y yo no follamos porque le gusto a tu amiga o porque estás casada?

―¡Por las dos cosas joder!, o puede que no me gustes...menudo cabrón estás tú hecho...

―Me voy a bañar con Coral, piensa en la oferta que te he hecho...luego te paso mi teléfono...

Víctor se metió con Coral en el agua y se estuvieron besando un rato antes de salir. Le sobó el culo bajo el agua y ella le acarició su enorme polla dejándole con una buena erección antes de salir. Aprovechó para acariciar las pequeñas tetas de Coral mientras ella le sobaba el paquete. Cuando volvieron a la orilla Víctor no podía disimular la tremenda empalmada que llevaba bajo las bermudas. Tampoco quería hacerlo.

Le encantaba que Luz viera el enorme pollón que se le marcaba debajo del bañador. La tela se le pegaba al cuerpo y se le notaba perfectamente la forma de su miembro.

―Está buenísima el agua, ¿no te bañas Luz? ―preguntó Víctor.

―Sí, creo que sí, voy a darme un chapuzón ―le respondió ella poniéndose de pie.

Víctor se quedó mirando con todo el descaro las bonitas tetas de la pelirroja y el culo ancho de caderas mientras entraba en el agua, luego se tumbó en la toalla boca abajo al lado de Coral. Estiró el brazo y se lo puso sobre el culo, acariciándoselo muy despacio.

―¿Te vienes luego a cenar al hotel?, tú y yo solos...

―Me gustaría mucho...

―Pues quedas invitada ―dijo Víctor girándose para mirar en dirección al agua.

Antes de espiar a Luz, pudo ver la sonrisa de satisfacción de Coral, que seguía tumbada boca abajo, luego se quedó mirando a Luz cómo se bañaba. A parte de tener unas tetas casi perfectas, le encantaba sus caderas anchas, que no le pegaban para tener un culo tan delgadito. Se imaginó como tenía que ser follarse a aquella chica a cuatro patas, con ese pelazo rizado.

Así no se le iba a bajar la erección en todo el día.

Fueron a comer a un restaurante que había cerquita y después volvieron a la playa a pasar la tarde. Víctor se quedó dormido bajo la sombrilla mientras escuchaba a las dos amigas hablar y Coral le acariciaba la espalda. Cuando se despertó las dos se estaban bañando y Víctor se metió en el agua con ellas.

―Esto es el puto paraíso, me encanta este sitio y la compañía, ¡joder qué bueno!, podría pedirme una excedencia y quedarme aquí un año.

―Pues quédate, solo se vive una vez ¿y por qué no lo haces? ―le dijo Luz.

Entonces Víctor tuvo un pequeño cosquilleo en el estómago. La idea no era tan descabellada, la isla le gustaba mucho como vía de escape cuando estaba saturado de trabajo o necesitaba salir de Madrid, pero ¿vivir allí?. ¿Qué iba a hacer?, pasear, dormir, ir a la playa, follar y comer en los mejores sitios, eso estaba bien hacerlo un par de semanas, pero quizás hacerlo tanto tiempo se le podría hacer aburrido. Además, aunque económicamente tenía un buen dinero ahorrado, estar allí por ejemplo un año le iba a suponer un fuerte desembolso también.

Tenía que pensar en todas esas cosas, buscarse un alojamiento, no podía estar pagando hotel 365 días seguidos, a 150 euros la noche. La idea era muy bonita, pero no podía tomar la decisión de repente, por un calentón. Tenía que meditarla bien.

―Yo me salgo, ahora os veo ―les dijo la pelirroja.

Se quedó mirando otra vez el cuerpo de Luz, ganaba bastante en las distancias cortas, además todavía le parecía más atractiva con el cuerpo totalmente mojado. Mientras salía del agua se iba escurriendo el pelo que había dejado caer sobre un hombro y Víctor le echó un último vistazo a su culo antes de coger por la cintura a Coral.

―¿Lo de quedarte lo has dicho en serio? ―le preguntó ella buscando su boca para besarle.

―No, ojalá, aunque me ha emocionado la idea, tendría que pensarlo y planificarlo bien...

―Yo podría ayudarte a buscar algo para vivir y sobre todo Luz que conoce muy bien el tema ese de la vivienda.

―Bueno, bueno, tranquila...ha sido solo una idea, pero esta noche cenando lo hablamos tranquilamente.

―Me encantaría ―dijo Coral volviendo a besarle mientras pegaban sus cuerpos.

Notó la erección de Víctor bajo sus bermudas y metió la mano en el agua para acariciarle la polla.

―Estoy deseando repetir lo de anoche...

―Mmmmm, yo también ―dijo Víctor apretando el culo de Coral para pegarle contra su cuerpo y que ella notara la excitación que tenía.

―Va a ser mejor que nos separemos o no vas a poder salir del agua en un buen rato...

―Llevo todo el día así, uno no está todos los días con dos chicas tan guapas como vosotras medio desnudas...

―¿Qué pasa, te gusta Luz?

―Sí, es atractiva, aunque me gustas tú mucho más, por supuesto...

―Ahhhh bueno...ya me he dado cuenta cómo salías antes del agua, vamos a separarnos anda...

Víctor se dejo caer hacia atrás para meter la cabeza en las aguas cristalinas de la pequeña calita y se puso a nadar un rato, luego se volvió a acercar a Coral y le dio un beso acariciando su pequeño pecho desnudo.

―Creo que voy a salir ya, ¿te vienes?

―Me voy a quedar un poco más, me encanta bañarme y me relaja, ahora voy ―le respondió Coral.

―Como quieras, yo voy a ir saliendo ―dijo Víctor acercándose a ella y dándole un pico antes de dejarle sola.

En la orilla del mar estaba sentada Luz justo en el punto donde el agua ya empezaba a bajar por la marea, Víctor se puso a su lado.

―Esto es una maravilla...uffff que bueno...

―Desde luego, es lo mejor...como le gusta a Coral el agua, desde pequeñita, se podía pasar horas metida en el agua...

―Ya me he dado cuenta, esta noche hemos quedado para cenar Coral y yo, ¿por qué no te vienes tú también?

―Y llevo una vela, jajajaja, creo que paso, os dejo cenar solos...

―Me gustaría que vinieras...

―Mira tío, no sé de qué vas, pero si has quedado para cenar con Coral lo lógico es que estéis solos, te lo digo en serio, no hagas que mi amiga se encoñe contigo, es muy enamoradiza y a ti se te ve a kilómetros que eres un pedazo de cabrón...esta noche fóllatela, pero luego pasa de ella, cuanto antes mejor...

―¿Y si me gusta y quiero algo más con ella?

―Si te gustara no estarías intentando ligar conmigo a sus espaldas...ahí viene, shhhhhh, calla...

―¿De qué habláis vosotros dos aquí?

―De ti ―dijo Víctor.

―¿De mí?...¿y qué habláis de mí?

―Le estoy preguntando a Luz cosas de ti...

―Pregúntamelas a mí...

―Son cosas que tú no me puedes contar, prefiero que me las cuente tu amiga...

―Bueno pues me voy...

―Anda no seas tonta, siéntate aquí con nosotros ―le dijo Luz.

―Le estaba diciendo a Luz que se viniera a cenar con nosotros si quiere...

―Claro tía, vente...estaría muy bien...

―No, hoy me quedo en casa, que no le he hecho caso a Marc en todo el fin de semana...

―¿Marc es tu marido? ―preguntó Víctor.

―Sí.

―¿Desde hace mucho?

―Cuatro años...

―¿Tenéis hijos?

―No, no queremos tener hijos...ya te lo dije antes...

―Sí es verdad, perdona...

―Cuatro años, qué rápido pasa el tiempo, parece que fue ayer el día de vuestra boda ―dijo Coral.

―Sí, ha pasado el tiempo, bueno tendríamos que ir recogiendo ―dijo Luz poniéndose de pie.

―Vale, ahora vamos.

Cuando se levantaron Coral volvió a entrar en el agua para quitarse la arena del culo que se le había pegado al bañador, por estar sentada, Víctor regresó a las toallas y Luz ya se había puesto la parte de arriba del biquini y una camiseta de tirantes.

―Bueno, pues si esta noche no vienes a ti no creo que vuelva a verte, ya me voy mañana domingo por la tarde ―le dijo Víctor.

―Pues encantada de haberte conocido.

―Suelo venir todos los años a la isla...

―Me parece muy bien...

―¿Puedo llamarte la próxima vez que vuelva?

―Eres muy pesado tío, esta noche te vas a follar a mi mejor amiga y cuando vuelvas dentro de un año ¿quieres llamarme para follar conmigo?...¿es eso, no?...¿pero tú de qué vas?...shhhhh que ya viene Coral...

Víctor sacó una tarjeta personal de su cartera, donde venía su profesión y su número de teléfono y apuntó por detrás el 12, que era su número de habitación del hotel, se la dio con disimulo a Luz antes de que llegara hasta ellos su amiga.

―Llámame cuando quieras o pásate mañana después de comer, hasta las 18:00 no salgo del hotel...

―¡Eres un hijo de puta! ―dijo Luz cogiendo la tarjeta y guardándola rápidamente en su bolsa de playa.

Por la noche habían quedado a cenar en el restaurante del hotel, donde se hospedaba Víctor. Estaba sentado tranquilamente en la terraza tomándose una cerveza cuando llegó Coral. Se había puesto muy guapa, con un vestido de tirantes negro bastante cortito y unas sandalias que le quedaban muy bien. Le gustaba mucho a Víctor lo natural que era Coral, iba sin nada de maquillaje y tenía una cara muy guapa, le sentaba fenomenal ese corte de pelo a lo chico.

Víctor se puso de pie y le dio dos besos antes de que se sentara con ella en la mesa.

―Hacía mucho que no venía a cenar aquí...

―Pues está todo exquisito, Marisa es una excelente cocinera.

―Sí, ya lo sé, tiene muy buena fama en la isla.

―¿Quieres tomar algo?

―Pues una cerveza igual que tú, estaría genial...

Levantó la mano y una camarera se acercó hasta la mesa. Era una chica nueva, que Víctor no conocía, el hotel era pequeñito y tenía cuatro trabajadores para atender el restaurante, aunque ahora no estaba Arancha, que era la hija de los dueños y habían contratado a otras dos camareras.

―¿Nos traes otra cerveza, por favor?

―Sí, claro.

Luego se quedaron a solas en la mesa y comenzaron a hablar de lo bien que había estado el día.

―Lo he pasado fenomenal en esa calita que me habéis llevado, pienso ir más veces cuando vuelva a la isla...

―Me alegro que te haya gustado, ¿cuándo vas a volver?

―Suelo venir todos los años, ¿puedo llamarte cuando vuelva?

―Claro, yo aquí seguiré...

Entonces entró a cenar una parejita, eran jóvenes, tendrían sobre 20 años, le dijeron a Fermín que tenían reserva y el dueño del hotel les llevó hasta una mesa. Al pasar a su lado el chico se les quedó mirando y luego se detuvo.

―Hola Coral, ¡qué sorpresa! ―dijo el jovencito.

―Hola, ¿qué tal todo?

―Muy bien, he venido a cenar aquí con mi novia, ¿usted qué tal?

―Bien, aquí tomando algo...¿y la universidad?

―Bien, he terminado tercero de derecho, me va muy bien.

―Me alegro mucho, siempre has sido muy buen estudiante.

―Gracias, me ha gustado verla, que lo pase bien.

―Igualmente.

Cuando se fue el chico, llegó la camarera con la cerveza.

―Ahora en 30 minutos cenamos ―le dijo Víctor.

―Sin problemas, cuando quieras.

―¿Y ese chico quién era? ―le preguntó a Coral cuando se fue la camarera.

―Era uno de mis alumnos, la verdad es que estoy acostumbrada a encontrármelos por la isla, este chico creo que fue alumno mío hace tres años, doy clases a chicos desde los doce hasta los diecisiete.

―Es muy educado.

―Sí, bueno ya sabes, los profesores siempre imponemos un poquito a los chicos.

―Por cómo te ha mirado me ha parecido que le gustabas...no me extrañaría que en una isla tan pequeñita te encuentres alumnos por la noche y seguro que alguno habrá intentado ligar contigo...

―Bueno la isla es pequeña, pero eso de ligar no, no te digo que me dicen algo si me los encuentro de fiesta, pero no le doy importancia, además tampoco te creas que salgo tanto...

Justo en ese momento entró Arancha, la hija de los dueños, junto con su novio.

―Anda mira, es Arancha, no sabía que estaba embarazada ―dijo Coral.

―¿La conoces?

―Claro, aquí más o menos nos conocemos todos...

―¿También fue alumna tuya?

―No, es un poco más pequeña que yo, cuatro o cinco años, debe tener sobre los 30, cuando empecé a dar clases ella ya no estudiaba en el instituto.

―Espera un momento, voy a saludarla.

Víctor se levantó y se fue hasta donde estaba ella, también iban a cenar en el restaurante y se había parado a hablar con su padre.

―¡¡Hola Arancha!!, jo, qué alegría.

―Hola Víctor ―dijo ella dándole dos besos.

―Ya me había dicho tu padre que le ibas a hacer abuelo, estás muy guapa, ¿cuánto te falta?

―Pues dos meses y medio o así, es un chico.

―Sí, ya me lo había dicho Fermín, pues enhorabuena de verdad.

―Me dijo mi padre el otro día que estabas por aquí, pero no pude saludarte...

―Tranquila, no pasa nada.

―Bueno, este es mi novio, Joan, este es Víctor, un viejo cliente, lleva viniendo muchos años al hotel.

―Encantado.

―Lo mismo digo.

―Bueno pues me ha alegrado mucho de verte, te voy a dejar, estoy aquí cenando con una amiga.

―Pásalo bien.

―Pues que te vaya muy bien, la próxima vez que venga conoceré al peque, que vaya todo muy bien.

―Gracias Víctor ―dijo Arancha volviéndole a dar dos besos antes de despedirse.

Luego regresó a la mesa con Coral, estuvieron cenando un par de horas, tuvieron una velada muy agradable, ella era un encanto de chica, guapa, culta, educada, se podía hablar cualquier cosa con ella, incluso Víctor se empezó a plantear tener algo más en serio con Coral.

―¿Puedo hacerte una pregunta sin que te moleste?

―Sí, claro.

―No entiendo como una chica como tú no tiene pareja...¿cómo es que estás soltera?

―Me ha ido muy mal en el amor, he tenido varias parejas, pero...con ninguna...aunque lo mismo podría decirte yo a ti, un hombre como tú soltero, ¿has estado casado alguna vez?

―Lo mío es normal, soy un espíritu libre, bueno eso me digo yo para convencerme, jajaja, la verdad es que soy un cabronazo con las mujeres y ninguna me aguanta mucho tiempo...

―Puede ser, pero a mí me pareces muy guapo y además encantador...

―Mmmmm, muchas gracias, ahora que te conozco más estoy deseando que vayamos a mi habitación.

―Cuando quieras.

―Déjame que te invite a la cena y nos vamos.

Una vez que pagaron salieron de la terraza en dirección al hotel como si fueran dos amigos y llegaron hasta la habitación número doce. Dentro empezaron a besarse y Víctor metió las manos bajo la falda del vestidito de Coral acariciando su culo y se dio cuenta de que no llevaba ropa interior. Ella se dejó hacer mientras se seguían comiendo la boca. Empujó a Víctor para que se sentara en la cama y se inclinó hacia él desabrochándole el pantalón. Coral no tardó en sacarle la polla y comenzó a pajearle mientras Víctor no dejaba de acariciarle los glúteos.

Nunca había tenido una polla como esa en la mano, grande, potente, dura, con las venas marcadas, le encantaba cerrar los dedos sobre ella, era tan gorda que no podía abarcarla por completo, estaba muy excitada y tenía muchas ganas de verse empalada por semejante verga, pero no podía dejar de acariciar aquella polla. Nunca había tocado una así, tan perfecta. Era algo hipnótico.

―¡Qué bueno estás!

Rápidamente se quitó el vestido, sacándoselo por la cabeza y Víctor certificó que no llevaba ni sujetador ni braguitas, tampoco le hacía falta al tener el pecho tan pequeño. Coral se sentó sobre Víctor dejando la punta de la polla a la entrada de su coño, se inclinó sobre el bolso tratando de buscar un preservativo, mientras Víctor le besuqueaba las tetitas.

―Espera, espera, estate quieto...

Pero Víctor restregaba su polla entre los labios vaginales de Coral haciéndola gemir a cada roce. La propia Coral comenzó a mover su cuerpo como si estuvieran follando, sin dejar de buscar el preservativo en el bolso, que no llegaba a encontrar.

―Ahhhhh, joder, no puedo más...

Y desistió en su tarea, dejándose caer sobre la polla de Víctor, que sonrió triunfal al lograr su objetivo de follar a Coral sin condón. Se tumbó en la cama y le dejó a ella todo el trabajo, Coral se movía de maravilla, levantaba el culo y luego lo dejaba caer con fuerza, golpeando en las piernas de Víctor a cada sacudida. Qué manera de moverse, se había follado a muchas tías, pero pocas se movían como Coral que le estaba haciendo disfrutar de un señor polvazo.

Intentó levantarse para cambiar de posición, pero Coral no le dejó, quedaron sentados en la cama, abrazándose mientras Coral seguía moviéndose encima de él.

―¡¡No puedo más!! ―le indicó Víctor.

Coral se agarró más fuerte a él y con unos golpes de cadera secos y fuertes comenzó a moverse delante y atrás mientras Víctor se abrazaba a su espalda desnuda.

―¡¡No te muevas!!, ahhhh ―dijo Coral apoyándose sobre él.

Cerró los ojos y se abandonó al orgasmo que la hizo temblar de placer, eso hizo que Víctor tampoco pudiera resistir y explotó dentro de ella, llegando a correrse prácticamente juntos.

―Joder lo siento, no he podido aguantarme ―se disculpó Víctor.

Coral seguía encima de él moviéndose muy despacito, acariciando a Víctor del pelo y besándole por el cuello y las orejas.

―No pasa nada, ha estado genial, mmmmm...

Se levantó de la posición que tenía y el semen de Víctor se le escurrió entre las piernas. Menuda lefada le había dejado dentro. Tranquilamente fue al baño a limpiarse y luego volvió a la cama donde le esperaba Víctor desnudo.

―Me encanta lo natural que eres...ven aquí.

Comenzaron a besarse de nuevo y la polla de Víctor no tardó en reaccionar a las caricias que ella le hizo con la mano.

―Ahora me toca follarte a mí, ponte a cuatro patas...

―Mmmmmm.

Se puso detrás de ella y se la volvió a meter sujetándola por la cintura. Le encantaba la perspectiva que tenía del culo de Coral desde esa posición, ella se había abierto bien de piernas y le podía ver perfectamente el ano que pedía a gritos una polla. Esta vez no fue el Víctor romántico de antes, se convirtió en el Víctor depravado que le gustaba ser un puto cerdo y no tardó en follársela bien duro.

Coral no se quedaba atrás y también movía su cuerpo buscando que la enorme polla de Víctor le llegara hasta el fondo. Entonces Víctor le soltó un buen azote en el culo, PLAS, Coral abrió la boca y gimió, pero no dijo nada, entonces le llegó un segundo azote todavía más fuerte. PLASSS.

―Ahhhh, sííííí, dameeeeeee, dameeee...

―¿Te gusta esto, zorra?

―Síííí...me gusta...ahhhhhhh...

Y un tercer azote impactó contra su glúteo, que ya estaba enrojecido con los dedos de Víctor marcados en su piel.

―Ahhhhhhhhhhhh....

Durante veinte minutos se estuvo follando duro a Coral, sin dejar de azotar su culo, que tuvo que recibir cerca de 200 azotes siempre en el mismo lado. Ya no podía distinguir si era placer o dolor lo que estaba sintiendo, pero Coral volvió a correrse de nuevo unos segundos antes de que Víctor le sacara la polla del culo y comenzara a eyacular sobre sus glúteos y su espalda.

Luego cayó dolorida en la cama.

―Ahhhhh, joder, cabrón, ¡te has pasado!

―Perdona, pensé que te gustaba...

―Sí, claro que me gusta, si no te hubiera dicho que pararas, pero nunca me habían sacudido así, diossss...

Víctor se tumbó boca abajo a su lado y se quedaron mirando, le hizo un gesto cariñoso con el dedo en la nariz y los dos sonrieron. Hacía tiempo que no tenía una complicidad así con una mujer. Le gustaba todo de Coral, sobre todo lo natural que era. Además follaba de maravilla.

―Creo que es mejor que me vaya...

―¿Ya, por qué?, quédate a dormir.

―No, prefiero que no...lo hemos pasado muy bien y prefiero recordarlo así, como una noche fantástica...

―Quédate, mañana ya me voy...

―Tienes mi número, llámame cuando vuelvas...

―Lo mismo cuando vuelva ya tienes novio...

―Puede ser o no, pero tendrás que llamarme para comprobarlo...y ahora tengo que irme.

Se levantó al baño para limpiarse la corrida de Víctor en su espalda y luego se puso el vestido en apenas cinco segundos.

―Adiós, me ha gustado conocerte ―dijo subiéndose a la cama para darle un morreo de despedida.

―Te llamaré...

―Hazlo...

Y le dejó solo en la habitación del hotel. Era su última noche en Menorca y durmió de maravilla después de haberse corrido dos veces con Coral.

Al día siguiente bajó a desayunar tranquilamente a la terraza del restaurante, luego se dio un paseo y para terminar la mañana se pegó un baño en la playita que estaba pegada al hotel. Cuando terminó de comer se despidió de Fermín.

―Un placer como siempre...

―Luego te veo Víctor, ya he llamado a un taxi, para que pase a recogerte a las seis y llevarte al aeropuerto...

―Estás en todo...

―A los buenos clientes hay que cuidarlos bien...

―Me voy a echar un rato la siesta y luego ya os dejo la llave de la habitación...

―Cuando quieras Víctor...

Entró en la habitación e hizo la maleta dejándolo todo preparado antes de tumbarse un rato en la cama. Cuando estaba a punto de dormirse alguien llamó a la puerta de su habitación. De repente se le vino a la cabeza la imagen de Luz en aquella calita la mañana anterior, semi desnuda y mojada, mientras el sol hacía que le brillara la piel. Se le puso dura al instante y se agarró el paquete sonriendo. “Sabía que esta zorra iba a venir a follar conmigo”.

Cuando abrió la puerta se encontró frente a él a Arancha. El corazón le dio un pequeño vuelco porque no se imaginaba que era ella. Ni tan siquiera se había dado cuenta de esa forma tan característica suya de tocar la puerta, otros años que había ido a visitarle.

―¡Arancha!, ¿pero qué haces aquí?

―Shhhhh ―dijo empujándole hacia dentro y pasando a la habitación.

―No me imaginaba que eras tú...

―Me han dicho que ya te ibas hoy, ¿no te ibas a despedir de mí?

Arancha se quedó frente a él, llevaba un vestido de tirantes oscuro, con falda larga hasta los pies, pero que no disimulaba la enorme barriga de embarazada. Sus tetas lucían hinchadas y estaba muy guapa. Ciertamente, le había sentado bien el embarazo.

―Shhhhh, no hagas ruido, están todos durmiendo...estaba aquí en casa de mis padres y Joan se ha quedado dormido la siesta...

―No me lo puedo creer que hayas bajado a verme ―dijo acercándose a ella.

Fue Arancha la que se lanzó a besarle para inmediatamente bajar la mano a palparle el paquete por encima del pantalón.

―Desde que te vi el otro día no he dejado de pensar en esto ―dijo Arancha mordiéndose los labios.

Víctor la miraba detenidamente, sin dejar de sobar sus tetas que estrujaba hacia arriba con ganas.

―Mmmmm, con cuidado, que están muy sensibles...

―Nunca me he follado a una embarazada...

―¿Y quién te ha dicho que me vas a follar? ―dijo Arancha sacándole la polla.

Se puso de rodillas en el suelo y se quedó mirando la enorme verga de Víctor. Antes de empezar a mamársela le soltó un sonoro beso que retumbó en la habitación y luego la hizo rodar por la palma de su mano para restregársela por la mejilla.

―¡¡Coómo me gusta tu polla, mmmmm!!

Miró hacia arriba, mientras le sujetaba el miembro y Víctor le acarició el pelo.

―¿Alguna vez te la ha chupado una embarazada? ―dijo pasando la lengua desde los huevos hasta su hinchado capullo.

Sin dejar de mirarle, rodeó un par de veces con la lengua haciendo círculos y se la metió en la boca con ansia, la polla de Víctor le llenaba la boca y Arancha apenas podía respirar. Ella se esforzaba en metérsela hasta el fondo, pero era imposible, lo único que conseguía es que le diera arcadas y su boca se empezó a llenar de saliva.

―Glup, glup, mmmmmm, diosssss, me encanta ―dijo sacándosela de la boca para poder respirar un poco.

Sin dejar de meneársela con la mano volvió a mirar hacia arriba, se dio cuenta de que Víctor le estaba mirando el escote y le dejó que metiera la mano dentro de su vestido, para acariciarle las tetas.

―¡Se te han puesto enormes joder, vamos sigue chupando guarra!

Arancha se volvió a meter la polla de Víctor en la boca y cerró los ojos para disfrutar de ese trozo de carne caliente rozando su garganta.

―¿Y dices que tu novio está durmiendo arriba?

―Mmmmmmmm, sííí, ahhhhh ―dijo restregándose la polla otra vez por la cara.

―Hay que ser muy puta para ponerle los cuernos así...de esta manera...

Arancha se puso de pie y se limpió la saliva que cubría su barbilla y goteaba hasta el suelo. Sin decir nada se quitó el vestido y quedó frente a Víctor con unas enormes bragas negras de embarazada y un sujetador que apenas podía cubrir sus hinchadas tetas.

―¿Quieres follarme? ―le dijo sin dejar de pajearle.

―¿Cómo te quieres poner?

―Me da igual, como quieras...como más cachondo te ponga...con el embarazo estoy cerdísima, tengo ganas de follar a todas horas...vamos métemela como quieras, date prisa, no puedo quedarme mucho tiempo ―dijo bajándose las bragas.

Víctor le volvió a tocar las tetas y le desabrochó el sujetador, los pezones se le habían puesto grandísimos y los tenía muy oscuros, pero Arancha no tenía ninguna marca de biquini por lo que seguramente seguía tomando el sol en topless. Víctor se agachó para meterse un pecho en la boca y Arancha gimió apretándole la cabeza contra su cuerpo.

―Ahhhhhhhhhh, con cuidado, están muy sensibles...mmmmmm, eso eso...chúpamelas, ahhhhh...

Víctor estaba inclinado mamando sus tetas y Arancha no dejaba de menearle la polla a la vez.

―Mmmmmm, no puedo más, vamos Víctor, métemela, métemela ―dijo tumbándose en la cama.

Se puso encima de ella restregando su polla entre los labios vaginales de Arancha, que le esperaba abierta de piernas con su increíble barrigota.

―Vamossss, ufffff, como sigas haciéndome eso, me voy a correr...métemela ya joder...

―Diosss, estás mojadísima...

―Venga date prisa...hazlo, ¡¡fóllame!!

Y la polla de Víctor se fue deslizando lentamente dentro de ella, hasta que estuvo dentro por completo. Víctor comenzó a moverse muy despacio, haciendo con tranquilidad todo el recorrido dentro-fuera, cuando la polla estaba a punto de salir se la volvía hasta los huevos. Cada vez que se la clavaba hasta el fondo Arancha gemía con la voz muy grave.

―Ohhhh, asííí, venga más fuerte...fóllame

Pero Víctor se la seguía metiendo despacio, recreándose en esa maravillosa sensación de follarse a una embarazada. Aquello le daba mucho morbo, se estaba follando a la hija de los dueños del hotel en el propio hotel y para más satisfacción el novio estaba también durmiendo a escasos metros de ellos, en la planta de arriba.

―Venga así, así, mmmmmm ―dijo Arancha acariciándose ella misma las tetas.

Víctor se la seguía follando en la postura del misionero, pero no quería apoyarse sobre ella, para no dejar su peso sobre la barriga, así que tenía los brazos apoyados en la cama y miraba a los ojos a Arancha sin dejar de métersela lentamente.

―¿Quieres que me dé la vuelta?

―No, me gusta así ―dijo Víctor acariciando su vientre con una mano.

―¿Te pone tocarme la barriga?

―Sí, está enorme...

―Puedes correrte encima si quieres, pero tienes que follarme bien, con ganas...vamos, dame más rápido...

Ahora se la metió fuerte en un golpe seco y luego se quedó parado con toda la polla dentro de ella.

―Ahhhhhh, sigueee, joder, me estás volviendo loca...

Otro golpe seco.

―Ohhhhhhhhhhh...

Y otro más, cada vez más rápido y más seguidos entre sí, ahora sí que se la estaba follando bien. Con embestidas secas y profundas, haciendo que chocaran los cuerpos con fuerza. Arancha se agarró a los brazos de Víctor, cada vez gemía más alto y Víctor le tapó la boca, pero ella estaba fuera de sí y le mordió la mano.

―Ahhhhhhh zorra, te vas a enterar...

Víctor se quedó de rodillas, con el cuerpo erguido para empezar a follársela así, mientras le sujetaba  la barriga con las dos manos. Le daba igual si Arancha chillaba o no. No era su problema si le escuchaba el marido.

―Me encanta joder sigue, sigue follándome, ahhhhhh...

Con un último golpe de caderas comenzó a correrse dentro de Arancha, luego sacó la polla mientras eyaculaba y varios disparos cruzaron la barriga de ella, llegando a alcanzarla prácticamente hasta las tetas, que Arancha, fuera de control no dejaba de acariciarse.

―Eso esssss, córrete encima de mí, mmmmmm, ¡¡córrete encima de mí!! ―chillaba Arancha.

―Joder qué pasada ―dijo Víctor dejando la polla extendida sobre el coño de ella.

Arancha le agarró la polla y se la meneo despacio, exprimiéndole hasta la última gota mientras se la restregaba contra su cuerpo.

―Ohhhhh diosssss...joder tengo que irme, comó me has puesto...te volvería a follar ahora mismo.

La imagen de Arancha era dantesca, le salía semen del coño, en su vientre de embarazada llevaba cruzados varios lefazos, sudaba a chorros por la cara y no podía dejar de acariciarse con desesperación las tetas.

―¡Joder tengo que irme! ―dijo levantándose de la cama.

―Me ha encantado la visita...

―Mierda las bragas, ¿donde están las putas bragas? ―dijo Arancha dando vueltas por la habitación sin hacerle caso.

Cuando las encontró se las puso, entonces se dio cuenta de que Víctor también se había corrido un poco dentro de ella, pasó al baño a limpiarse un poco el cuerpo y luego se puso el vestido.

―Tengo que irme...joder como me has puesto, voy echa un asco...apesto a polla...

―¿Quieres ducharte?

―Tengo que irme ya...

―Espera ―dijo Víctor saltando de la cama y acercándose desnudo hasta la puerta.

Cogió a Arancha de la cintura y la dio la vuelta poniéndola contra puerta. Luego se puso detrás de ella y metió la mano bajó el vestido.

―Ummmmmm, joder, ¿qué haces?

―No quiero que te vayas tan cachonda...

De un solo tirón consiguió bajarle las braguitas antes de meter la mano entre sus piernas, acariciándola otra vez el coño.

―Ahhhhhhhhh, nooooooo...

Se giró un poco para comerse la boca con Víctor unos segundos, hasta que sintió el dedo gordo de él, abriéndose paso en sus entrañas.

Víctor le había metido el dedo por el culo.

Había formado una especie de pistola con sus dedos, el pulgar le tenía incrustado en su ojete y el indice y el corazón acariciaban su coño. Así comenzó a mover la mano delante y atrás y Arancha sintió que se le aflojaban las piernas.

―Ahhh ahhhh ahhh, sigue sigue, sigueeeee...diossss, ¡¡¡no puedo másssss!!!

Unos segundos más tarde ella volvió a correrse pegando la mejilla contra la puerta de la habitación. Tenía la cara desencajada, en una muesca de placer y como pudo se subió las braguitas y todavía jadeando salió de la habitación sin mirar atrás.

Víctor se quedó con la sensación de que Arancha se había marchado más cachonda de lo que había llegado.

Se tumbó un rato a dormir y cuando se despertó se pegó una ducha y bajó con las maletas. Le estaban esperando en recepción Fermín y Marisa que le desearon un buen viaje. Ni se podían imaginar que una hora antes Víctor se había estado follando a su hija.

Cuando estaba en el aeropuerto esperando al avión, recibió un nuevo mensaje de Claudia.

Claudia 18:45

Hola Víctor, llámame por favor. Tenemos que hablar...

NOTA : Sigue mis novedades en Twitter @davidlovia.

Ya disponible mi nuevo relato El mirón del cine.