Corina

Corina es la dueña de la lavandería. Cada fin de semana charlamos mientras lavo mis prendas.

Corina

Hace tiempo que conozco a Corina, ella es la dueña de la lavandería. Cada fin de semana charlamos mientras lavo mis prendas.

Cierto día me invito coincidimos nuestras inquietudes de ir a cierto concierto, ella aunque se ofrecido a comprar su boleto yo le insistí en no hacerlo, pero la verdad no me alcanzaba.

Todos los días previos al concierto busque las ropas mas elegantes, el perfume y hasta los zapatos, además de buscar los bares para después del show. No quería que nada fallara.

Por fin llego el día y ella paso a recogerme al parque central en su coche, no les había dicho que era divorciada y tiene dos niños, y yo un hijo al que cuido producto de mi divorcio porque ella no quiso estar en la ciudad en la que a mi me gusta vivir.

Corina, tiene actualmente 35 y yo 30 por eso sentimos una atracción tan fuerte, aunque creo que fue por el perfume con feromonas.

Bueno les seguiré contando que antes de ir al show pasamos al súper por unos tequilas para relajarnos mejor y comenzar la platica mas a gusto. Dio resultado la platica fue amena y la chica sintió el buen trato que me esmeraba en darle.

En el lugar del espectáculo nos sentamos y sentíamos calor por la demasiada expectación del publico y aparte de que estaba el lugar a reventar. A los diez minutos del show se fue la luz ya que estaba fuerte la lluvia, estaba todo oscuro, así que nos paramos de nuestros lugares y buscamos la salida pero fue imposible estaba sumamente oscuro por eso nos pegamos a un pilar y la abrase por el frió, a ella no pareció molestarle mas bien se sintió a gusto y me correspondió con un beso, yo la tome entre la penumbra de la cintura y ella rápidamente se apretó con fuerza a mi cuerpo.

Le levante la falda y metí mi mano entre sus tangas para acariciar su vagina una y otra vez, mientras mis dedos desaparecían entre su labios ya inflamados. Cada vez era de un sabor a chocolate por los dulces que anteriormente habíamos comido era delicioso, me baje el cierre del pantalón y saque mi pene para introducirlo en su rajada húmeda, no me costo gran esfuerzo ya que era alta y podía mecérselo fácilmente, ella rápidamente se voltio levanto su vestido y se aferró al pilar mientras yo se lo introducía lentamente mientras sentía sus contracciones vaginales, le tome sus senos con fuerzas y de pronto vino la luz, pero como estábamos hasta atrás creemos que nadie nos miro, por eso terminamos el concierto entre besos y abrazos para después hacer el amor en su coche.