Corazón puro 5

La historia sigue.

Corazón puro 5

Después del combate con Fibrizo, Sigrid quedo muy debilitada. Se pasó tres días durmiendo, de los cuales ninguno nos separamos de ella. Tuvo fiebres muy altas, aquel hechizo fue demasiado para su castigado cuerpo. Ceros no se separó de ella cuando por fin despertó decidimos que lo mejor seria ir a las aguas termales.

Sigrid era una enamorada de las aguas termales, si por ella fuera viviría al lado de unas. Para tener el poder de manipular el cero absoluto, le gustaba mucho el calor. Fue una mañana estupenda.

Selene y yo nos fuimos a otro lado donde había más aguas termales, Ceros y Sigrid cada vez estaban más juntos y nosotras estorbábamos allí. Ceros era un hombre muy guapo y aunque era muchísimo más mayor que yo, su apariencia era la de un hombre de veinte años.

Cuando Selene y yo fuimos a esas aguas que solo ella conocía, lo primero que hicimos fue dar rienda suelta a nuestro amor. Nos tumbamos en la orilla y empezamos a hacer un 69, tenía el coñito de Selene frente a mi coca, metí mi lengua en su empapada vagina haciendo que ella diera un prolongado suspiro.

Selene no se quedó atrás, me estaba haciendo tocar el cielo con su boca, todo mi cuerpo empezó a convulsionar eso significaba que estaba a punto de alcanzar el orgasmo. Mi intención era que alcanzáramos el orgasmo juntas y en ello puse todos mis esfuerzos.

Las dos estallamos a la vez, su corrida fue tan abundante que no pude tragármela toda, cuando miro hacia atrás y vio mi rostro lleno de sus flujos empezó a reírse a mandíbula partida, desde que perdí a mi madre no había vuelto a sentir este sentimiento que crecía en mi pecho.

La abracé con todas mis fuerzas y mis lágrimas empezaron a brotar, solo me salía una palabra, GRACIAS. Selene besó mi frente y con una sonrisa y una mirada llena de amor me dijo que de nada. Nos tumbamos en el suelo mirando al cielo, estaba precioso y despejado, Selene coloco su cabezo sobre mi pecho y me abrazo con mucha energía.

No sé cuanto tiempo estuvimos abrazadas sobre el suelo, si por mí fuera me pasaría el resto de mi vida así junto a ella. Decidimos que era hora de regresar, Sigrid y Ceros estarían preocupados, eso se lo dije a Selene para tranquilizarla. Si de algo estaba segura era que no nos echaron de menos seguro.

Cuando llegamos, seguían en la misma postura en la que les dejamos, Selene respiro aliviada. Yo pude percibir algo distinto, no sabría decir hasta donde habían llegado, pero entre esos dos había pasado algo seguro.

Cuando llegamos a la casa de Selene, Ceros y yo nos pusimos en guardia, Selene y Sigrid nos miraron sin saber que estaba ocurriendo. En la puerta estaba grabado el glifo de Garve, era una declaración de guerra en toda regla.

Nos estaba diciendo que sabía donde estábamos y nos podría atacar cuando él quisiera, y estaba tan seguro de su victoria que había renunciado al efecto sorpresa.

• ¿Ceros lo has visto verdad?

• El glifo de Garve, ha estado aquí.

• ¿Se supone que nadie conoce esta casa no Selene?

• Así es.

• Pues estamos en serios aprietos.

Nos metimos dentro de la casa, teníamos que tranquilizarnos y empezar a pensar con la cabeza fría. Garve era muy poderoso y lo peor era que no tenía nada que perder, sé que en el pasado paso algo, nunca hablaba de ello, pero sé que Ceros conocía la historia.

• Ceros que le paso a Garve en el pasado.

• No debería contarlo, pero viendo la situación, os contaré la historia.

Todas nos pusimos cómodas para escuchar lo que Ceros tenía que contar.

PASADO DE GARVE

Garve era el heredero del clan de dragones más antiguo y poderoso, él era su mejor guerrero y las victorias contra el ejército del inframundo lo atestiguaban. Su clan no tenía nombre, los demás clanes decidieron llamarles los dragones antiguos.

Este fue el primer clan en poder adoptar la forma humana, la creencia de que Garve había adquirido la forma humana, gracias a los poderes que le había otorgado el rey del inframundo era mentira, el dragón guerrero luchaba para que todos los clanes de dragones y los clanes de dioses ganaran la guerra y pudieran vivir en libertad.

El rey del inframundo recibió derrota tras derrota y la humillación fue tan grande que envió a Ceros a darle caza. Los hombres de Ceros se adelantaron a él y atacaron la aldea, todos fueron aniquilados menos uno. Este de forma cobarde ataco a la familia de Garve, cuando estuvo a punto de ejecutar a la mujer de Garve. Llego Ceros para detenerlo y para ajusticiarlo.

Ceros le dijo que atacar a la familia de un enemigo era un golpe de lo más sucio y que ninguno de sus hombres mancharían su nombre con semejante felonía, cuando Garve consiguió llegar a su casa después de derrotar a los demonios se encontró con Ceros, este le ataco pensando que había hecho daño a su familia.

La mujer de Garve se interpuso y explico a su marido lo que había sucedido realmente, Garve se acercó a Ceros y le tendió la mano en forma de agradecimiento, este se la acepto y desde entonces aunque en bandos diferentes entre ellos fue naciendo una gran amistad.

Durante las épocas de efímeras treguas, los dos amigos solían quedar para beber y contarse batallitas, eran los dos guerreros más sobresalientes de sus respectivos ejércitos, el rey del inframundo no vio con buenos ojos este hecho y empezó a conspirar contra Garve.

Envió a un espía a recabar información, según pudo saber este. Los demás clanes de los dragones le tenían envidia a Garve, estaban celosos del poder que tenía su clan y tenían miedo de que algún día los subyugara a ellos.

Garve era ajeno a todo esto, el seguía combatiendo y ganando batallas. Una de las veces el rey del inframundo, mando llamas a los líderes de los demás clanes. Su intención era sembrar la semilla de la discordia entre ellos, si destruían a Garve y su ejército bien, pero si conseguía que todos los clanes se destruyeran entre ellos, la victoria sería impecable.

Fue en uno de esas temporadas donde se había alcanzado una frágil tregua, cuando los demás clanes decidieron destruir a los dragones antiguos, Garve se había ido con Ceros a pescar. Ceros odiaban la pesca, pero como a su amigo le encantaba lo toleraba, estaban hablando de banalidades cuando escucharos gritos desde el poblado.

Cuando los dos amigos llegaron, casi todos los guerreros habían sido eliminados y pretendían hacer lo mismo con mujeres, niños y ancianos. Ceros desenvaino su espada y empezó a enfrentarse a los clanes, al principio pensó que eran demonios, pero cuando se percató que en efecto eran los demás clanes de dragones no se lo podía creer.

Si algo tenía claro era que detrás de todo esto se encontraba el rey del inframundo, se lo dijo a Garve y este intento entablar conversación con los demás líderes, fue en vano. Todos estaban sedientos de poder y habían sido corrompidos.

Ceros fue atacado por tres demonios, Fibrizo, Azazel y Asmodeus. Al tener que luchar contra estos tres, no pudo ayudar a su amigo. Ceros fue derrotado por estar más preocupado por Garve que por sí mismo. Garve fue derrotado por tener que combatir el solo contra varios ejércitos.

Los clanes querían darle una lección que jamás olvidara a Garve, lo ataron en la plaza del poblado y le obligaron a mirar como ejecutaban a su mujer despedazándola poco a poco. Ceros no pudo hacer nada, le colocaron unos grilletes que bloqueaban su poder.

Ese día se forjó al guerrero más cruel y desalmado que el mundo hubiera conocido, solo Ceros sabía que la esposa de Garve estaba embarazada de una niña, una vez terminada la ejecución de la esposa de Garve. Todos decidieron desaparecer, dejando a Garve atado y herido de muerte. Los que se suponía que eran sus aliados y amigos le habían traicionado.

Entonces apareció el rey del inframundo y le dio la oportunidad de vénganse, solo le puso una condición. Tenía que ser parte del ejército del inframundo y si este accedía, le serian otorgados unos poderes tan grandes como para poder destruir a esos clanes que lo habían traicionado.

Garve acepto esos poderes y entonces todo lo bueno que había dentro de el quedo destruido, el dragón infernal acababa de nacer y se disponía a vengarse de todos. La relación entre Garve y Ceros quedo destruida par siempre. Ya no necesitaba un amigo, le habían enseñado con acciones que confiar en alguien te traía la ruina.

Garve se precipitó contra todos los clanes de dragones, estos pronto comprendieron que habían caído en una trampa y que no tenían escapatoria, Garve los fue masacrando uno a uno hasta que los dragones se extinguieron, solo quedaba el que era más demonio que dragón.

Desde entonces se convirtió en uno de los generales preferidos del rey del inframundo, el rey del inframundo había acabado con sus enemigos sin tener que usar casi ninguno de sus guerreros.

• Es una historia muy triste. – dijo Sigrid

• Sí que lo es – dijo Ceros.

• Es triste, pero de aquel dragón ya no queda nada, ahora Garve es una máquina de guerra sanguinaria.

Ceros puso un rostro como si estuviera pensando en algo, le mire y le pregunte.

• ¿En qué piensas Ceros?

• Garve quiere que lo derroten

• ¿Cómo estás tan seguro? – pregunto Selene.

• No nos habría dejado el glifo marcado en la puerta, de esta manera se queda sin efecto sorpresa.

• ¿Y cuál es el problema?

• Que no es su proceder, es un general impecable, jamás cometería semejante fallo.

Aunque ese fuese su deseo, estaba segura de que no, nos lo pondría nada fácil, las victorias de Garve eran tantas como su crueldad, ahora lo entendía todo y también que ese glifo no era para Ceros y para mí.

Ese glifo era para Selene y Sigrid, les estaba diciendo que por su condición de diosas, iban a pagar con su ira. No sería un combate sencillo, era un hombre literalmente acorazado, su piel era prácticamente impenetrable y su fuego era tan devastador como el mío.

Su único punto débil era cuando adoptaba la forma de dragón antiguo y abría su boca para lanzar su aliento de fuego, por fuera era muy duro, pero por dentro era como los demás. Esa era la única solución que encontraba para acabar con el, ¿sería fácil? No, de eso estaba segura.

• En que piensas Astartea? – pregunto Ceros.

• He dado con la forma de derrotar a Garve, pero no será nada fácil.

• Cuéntanos, ¿cuál es ese punto débil? – pregunto Selene.

• Tenemos que obligarle a convertirse en un dragón, y esperar a que habrá la boca para escupir fuego.

• La idea no es mala, pero si sale mal, el que este delante quedara incinerado – dijo Ceros.

• Espero que mi nueva armadura sea capaz de soportarlo.

En el fondo sentía lástima por Garve, el había luchado para proteger a las personas y se lo pagaron matando a todos sus seres queridos, yo le entendía perfectamente. Cuando mataron a mi madre…

Entonces lo recordé, Garve estaba allí, pero no lastimo a mi madre, no intervino, pero tampoco la ataco. Y si pudiéramos convertir a Garve en un aliado, mire a Ceros y se lo comente.

• Ceros, no quiero matar a Garve, quiero salvarlo.

• ¿Salvarlo? – dijo Ceros.

• Si, eso he dicho.

• Bueno hay una forma de que vuelva a ser el de antes, pero es muy pequeña.

• ¿Qué quieres decir?

• Garve es como es porque los poderes que le otorgo tu padre, suprime su humanidad.

• Y tu intención es despertar esa humanidad y que luche contra el poder de mi padre.

• Eso es.

• Y después que, porque es el único superviviente de su clan.

• No exactamente.

• Explícate Ceros.

• Una niña consiguió salvar la vida haciéndose la muerta, estaba muy malherida, pero sobrevivió.

Ceros y yo nos tele transportamos hasta donde Ceros escondía a la niña para protegerla, si los demonios descubrían que otro dragón antiguo sobrevivió, irían a matarla. Cuando llegamos la niña estaba escondida en mi antigua casa, no había vuelto a pisarla desde la muerte de mi madre.

Solo con pisar el césped todos los recuerdos me golpearon a la vez, volví a sentir el dolor de la perdida, el olor a sangre volvió a inundar mis fosas nasales. Mis lágrimas brotaron como una cascada, Ceros coloco su mano sobre mi hombro. Lo mire y vi como tenía su rostro de lado para que no lo viera llorar.

Ese atroz acto fue lo que hizo que Ceros renegara de mi padre y del ejército del inframundo, entonces la puerta se abrió, vi que la casa estaba llena de glifos de protección. Ceros se ocupó perfectamente de proteger a esa niña que ahora era una chica de unos veinte años, me miro con miedo, pero cuando vio a ceros a mi lado sonrió y se acercó a abrazarlo.

Viendo a Ceros abrazando a esa chiquilla, era difícil pensar que había sido uno de los seres más poderosos de inframundo, Ceros deshizo el abrazo y me la presento. Su nombre era Rina y era la sobrina de Garve.

La chiquilla sonreía, pero tenía un semblante muy triste, teníamos que hacer que Garve volviera, lo necesitaba, los dragones eran muy familiares y no llevaban nada bien la soledad. Nos despedimos de Rina y le prometimos que pronto volveríamos.

Cuando llegamos a la casa de Selene y entramos dentro, Selene y Sigrid estaban haciendo la comida, entonces lo notamos, un poder tan monstruoso que la presión que ejercía, nos impedía tan siquiera movernos.

Los cuatro nos pusimos nuestras armaduras, la armadura de Ceros era tan majestuosa como la mía, pero la armadura que más me sorprendió fue la de Sigrid, su armadura estaba compuesta de hielo. Un hielo tan duro como el metal del que estaba hecha mi armadura, brillaba y hacia ver a Sigrid imponente.

Los cuatro salimos a fuera de la casa, Un pequeño ejército nos rodeaba. Garve se encontraba sobre el, levitando gracias a sus majestuosas alas. Ceros y Garve se miraron, en los ojos de este último solo podía verse el odio y la ira. Un odio que había sido alimentado por milenios.

• Ceros no te interpongas, no quisiera hacerte daño.

• Lo mismo te digo yo a ti.

Garve miro a Selene y Sigrid y fue a lanzar su primer ataque, de un rápido movimiento me puse en frente suyo y de un puñetazo lo lance contra la montaña, haciendo que se incrustara contra ella. Garve se empezó a reír, parecía que ese golpe lo hubiera enajenado todavía más.

Garve empezó a hinchar sus pulmones, se disponía a lanzar su aliento de fuego contra Selene y Sigrid, esta última creo un escudo de hielo. No llegue a tiempo y el aliento ardiente se dirigía contra Selene y Sigrid, el escudo de hielo fue hecho trizas, las dos salieron lanzadas contra la casa. Traspasándola como si fuera de mantequilla.

De no ser por ese escudo, mi amor y Sigrid hubieran muerto. Ceros se dispuso a lanzar su ataque, pero fue atacado por la espalda por los guerreros de Garve, le clavaron una espada por la espalda hiriéndolo de gravedad, sabía que eso no mataría a Ceros, pero si lo inutilizaría por un tiempo.

Grave estaba listo para incinerar a las chicas, lanzo su aliento de fuego, yo lance mis llamas del purgatorio. La colisión fue tan fuerte que todo en un radio de kilómetros fue devastado, Garve no se convertía en dragón, sabía muy bien cuál era su punto débil. Podía sacar partes de dragón como las alas o la cola, eso último fue lo que utilizo para golpearme pues me quede aturdida por la onda expansiva que creo el choque de nuestros poderes.

El coletazo fue tan fuerte que al golpear el suelo, mi cuerpo creo un pequeño cráter, estaba fuera de combate momentáneamente. Entonces ocurrió algo que lo cambio todo para siempre. Los Guerreros de Garve estaban dispuestos a matar a Ceros, Sigrid viendo que el hombre que amaba estaba a punto de ser asesinado, se puso delante de el con los brazos en cruz.

Los Guerreros viendo esto, lanzaron unas cadenas para sujetar sus brazos y así impedir que se moviera, el rostro de Ceros lo decía todo. Era el dolor absoluto, entonces Garve se percató de eso y su rostro se trasformó. Grito ¡Noooo!, se movió a una velocidad que no había visto en mi vida.

Lanzo dos bolas de fuego a los dos guerreros que sujetaban a Sigrid incinerándolos. Después se lanzó contra el tercero que pretendía empalarla con su lanza, Garve le cogió la cabeza y la estampo contra el suelo con tal fuerza que creo un cráter enorme. Garve se quedó mirando a Sigrid y dos lágrimas brotaron de sus ojos entonces dijo.

• ¡Otra vez no!

• ¿Por qué lo has hecho Garve? – pregunto Ceros.

• No permitiré que tú pases por lo mismo que yo.

• ¿Qué quieres decir? – pregunto Sigrid.

• He visto como os miráis, estáis enamorados, te iban a ejecutar en la misma postura que ejecutaron a mi esposa, no lo podía permitir.

Garve se dio la vuelta y mirando a sus guerreros, volvió a hinchar su pecho y lanzo un aliento de fuego con tal intensidad que incluso las rocas se derritieron. Todos los guerreros quedaron incinerados y convertidos en cenizas. El cuerpo de Garve se empezó a convulsionar, este cayo de rodillas y de su boca y sus ojos empezó a salir una especie de humo negro.

Cuando ese humo negro salió de el se concentró, en el pude notar el poder de mi padre, esta pudo controlarlo gracias al odio que creció en su corazón aquel fatídico día. La nube se desvaneció y Garve miro a ceros.

• Bien venido amigo, llevaba tiempo esperándote.

Garve sonrió y ayudo a Ceros a levantarse, miro la casa de Selene que estaba destrozada y después nos miró a nosotros.

• Lo siento, no tengo excusa, jamás podré enmendar todo el mal que he hecho.

• Bueno, creo que si puedes hacer algo – dijo Ceros.

• ¿El que?

• Lo primero ayudarnos a luchar contra el ejército del inframundo y lo segundo es una sorpresa.

Garve miro a Selene y Sigrid y se disculpó sinceramente con ellas, las chicas le quitaros hierro al asunto, habíamos conseguido un poderosísimo aliado y eso era lo importante. Ceros me miro y posando mis manos en las espaldas de ellos, nos tele transportamos a la que fue mi casa.

Al llegar Una chica de veinte años esperaba en la puerta, Garve al verla se puso a llorar, otro general había caído, pero este se puso de nuestro lado.

Continuará.