Corazón Puro
Una nueva historia comienza.
Corazón Puro
Mi nombre es Astartea, soy la hija del demonio más poderoso del inframundo, no soy un demonio como los demás. Soy un híbrido entre demonio y humano. Mi padre vio la crueldad humana y pensó que eso me haría mucho más poderosa.
Mi madre era un ser de corazón puro, era todo bondad. Tengo entendido que el aura que desprendía consiguió dañar la piel de mi padre, solo estuvieron juntos una noche. Después él desapareció, mi madre me dio a luz y me crió hasta los dieciocho años, de hecho no he vuelto a envejecer más.
Mi padre mandó a sus seis generales en mi busca, mi madre se puso delante de mí, sabiendo que no tenía ninguna posibilidad de sobrevivir, vi como la mataron con mis propios ojos. Eso hizo que mis poderes despertaran, mi aura de combate era tan poderosa que los seis generales tuvieron que retroceder.
Yo era más fuerte que ellos de forma individual, pero me atacaron los seis a la vez, además ellos llevaban milenios combatiendo y tenían un dominio absoluto de sus poderes.
Antes de ir con ellos, me agache y abrace el cuerpo de mi madre, cogí el colgante de su cuello como recuerdo y me jure que acabaría con mi padre y sus seis generales. Cuando llegue al inframundo mi padre me estaba esperando, cuando estuve ante él apareció ante mí una espada con una gran vaina, cuando la cogí oía una voz que me decía AMÓN. Esa era la palabra que activaba mi armadura.
Mire a mi padre y dije ¡AMÓN!, de repente la vaina empezó a abrirse y me empezó a cubrir, cuando termino de cubrirme, estaba revestida por una armadura con un oscuro brillo y una espada de hoja negra que emanaba un gran poder.
Mi armadura tenía una capa carmesí, la capa carmesí solo la llevaban los demonios de rango superior, mire a mi padre. El odio me consumía, me lancé contra él y de una estocada le hice un corte que le recorría todo el rostro. Los generales se quedaron quietos, no porque mi padre se lo hubiera ordenado.
Temieron mi velocidad y fuerza, el rey de los demonios no había sido capaz de detener mi ataque. Mi padre al contrario estaba encantado, me puso como maestro a un antiguo general que fue degradado por mostrar su disconformidad con la guerra que provoco contra los dioses.
Ese fue su segundo error, ponerme como maestro el único demonio que tenía conciencia en el inframundo, durante mil años fui adiestrada por él. El adiestramiento fue durísimo, pero tuvo resultado, mi dominio sobre mis poderes era absoluto, mi destreza con la espada rivalizaba con la de mi padre, mi aura de combate era tan poderosa que hizo arrodillarse a mi maestro.
Mi maestro se llamaba Ceros, cuando mi adiestramiento acabo paso a ser mi mano derecha, Ceros me contó por qué no estaba de acuerdo en esta guerra, los poderes de los dos ejércitos eran iguales, era una guerra que ninguno de los dos íbamos a ganar, pero las bajas serian innumerables.
Mi padre nos mandó reunirnos delante de su trono, en medio de la sala había un caldero con llamas que mi padre utilizaba para espiar a los enemigos, en esta ocasión había una imagen de una mujer, según dijeron era Selene. Una diosa que se encargaba de custodiar unas montañas donde descansaban los poderes ocultos de los dioses.
• ¡Astartea, tienes que proteger a esa diosa!
• ¿Por qué Ceros?
• Si tu padre se hace con esos poderes, todo se habrá perdido.
• Muy bien, parto para haya.
La imagen que vi de esa mujer me dejo impactada, tenía un cabello negro liso hasta media espalda, bonito y brillante, unos ojos verdes que parecían esmeraldas. Su cuerpo estaba cubierto con un abrigo, y se podía adivinar que llevaba un vestido blanco. Algo dentro de mí se movió, otras veces Ceros tenía que azuzarme. Hoy quería ir a proteger a esa mujer.
Cuando llegue a las montañas, me encontré con una loba que había sido emboscada, conocía esos cortes. Los hacían los guerreros de uno de los generales de mi padre, de esa forma la verdadera presa aparecía para ayudarla y entonces la atacaban.
Selene llegó, se agachó para atender al animal cuando uno de los guerreros desenvaino su espada. A Selene no le dio tiempo de reaccionar, yo desenvainé la mía y detuve su ataque.
• ¿Princesa que hace aquí?
• ¡Desapareced si no queréis morir!
Los demonios duraron por un instante, al considerarme una traidora por proteger a una diosa atacaron, tenían que morir, necesitaba regresar para conseguir más información. Si mi padre lo descubría, mandaría todo su ejército contra mí.
Mi armadura era la armadura del purgatorio, si podía usarla es porque nací con el poder de usar las llamas negras del purgatorio, eran tan poderosas que hacían que el sol pareciera una cerilla.
Envaine mi espada y desate unas pocas llamas, suficiente para envolver a todos los guerreros y convertirlos en polvo. Selene me miraba, no se fiaba de mí, no la culpaba, me acerque a ella y me agache. El animal estaba ardiendo, usaron hojas envenenadas con magia negra.
• Necesitamos estas plantas, ¿existen en este bosque?
• Si, ¡pero para que son?
• Mezclando estas dos, se consigue un fuerte antibiótico, con estas otras dos se hace un fuerte antiinflamatorio, por último lo mezclaremos con mi sangre que neutralizara el veneno.
Toque al herido animal y este se dejó, eso sorprendió a Selene, lo que ella no sabía es que yo herede el corazón puro de mi madre. Eso me permitió herir a mi padre, eso me convertía en una arma de doble filo.
Cubrí a la loba con mi capa carmesí y la cogí en brazos, Selene iba delante de mí, de vez en cuando miraba para atrás y la veía sonreír disimuladamente, yo era más o menos de su estatura, mi pelo era rojo como el fuego y mis ojos eran rojos como mi capa, cuando mis poderes se activaban, mi esclerótica se volvía negra.
• Algo te preocupa Selene, ¿qué ocurre?
• Esta loba acaba de ser madre, si no vamos pronto donde los cachorros morirán de hambre.
• Primero hay que eliminar el veneno, si no morirán.
Nos dimos prisa, una vez encontradas las plantas, cree una pomada con ellas, me corte un dedo con el filo de mi espada y termine de mezclar la crema, se la puse por las heridas. También le dije a Selene que cogiera más, se le podían dar en forma de infusión.
Selene me miraba con una mirada de admiración, no pudo más y me pregunto.
• Como es posible que tú…
• ¿Qué sepa de hierbas medicinales?
• Sí.
• Mi madre era mortal, viví con ella hasta que mi padre me reclamo y mato a mi madre – dije esas palabras llena de resentimiento.
• Eres Astartea, la hija del demonio más poderoso y su más poderosa arma.
• Si esa soy yo, ¿qué quieres saber?
• ¿Por qué me has salvado?
• Mi maestro y mano derecha está en contra de esta guerra y yo también, él sabe que tú eres la guardiana de los poderes ocultos de los dioses.
• ¿Eso es lo que estáis buscando no?
• No, estoy aquí para ayudarte a protegerlas, si mi padre pone sus manos en ellas, todo desaparecerá.
Volví a coger a la loba en brazos, por suerte Selene conocía este bosque como la palma de su mano, estuvimos andando durante horas. Por fin encontramos la cueva, los cachorros olieron a su madre y empezaron a alborotarse. Tumbamos a la loba en el suelo y los cachorros empezaron a amamantarse.
• Tú crees que…
• Si tranquila, mi sangre ya ha neutralizado el veneno.
• Gracias.
• No hay de qué.
Selene fue a cazar algo para alimentar a la loba mientras yo me quede acariciando su cabeza mientras las crías comían con gula, Tocando ese animal y viendo el agradecimiento en su mirada me sentí bien. No quería volver al inframundo, donde todo era oscuridad y destrucción.
Selene llegó enseguida y la loba pudo alimentarse, la intención de Selene era quedarnos con la loba hasta que hubiera recuperado.
• Y los poderes, mientras estamos aquí están indefensos.
• No te preocupes, ya estás protegiendo esos poderes.
• ¡Cómo?
• Yo soy esos poderes, aunque no lo parezca mis poderes son fuertes y me asignaron a mí esta tarea, los poderes duermen dentro de mí.
• Te has arriesgado mucho y ¿si te hubiera engañado?
• No lo has hecho, puedo notar bondad dentro de ti.
Yo le sonreí y me sonroje agachando la mirada, eso pareció gustar a Selene que me miraba divertida, yo cambie de tema para dejar de pasar vergüenza.
• ¿Cuáles son tus poderes?
• Tengo poder sobre el clima.
• Sí que eres fuerte si, una vez luche con uno de los demonios que podía hacerlo también y fue un combate duro.
• ¿Lo venciste?
• Si, pero no sé cuál de los dos es el más fuerte
Nos tumbamos a dormir cerca de la loba para que se sintiera protegida, a media noche escuche a Selene que gritaba y se movía mucho, me puse detrás de ella y la acerque a mí, le pase el brazo por encima y agarre su mano, pareció que eso la calmo.
A la mañana siguiente fuimos las dos a por el desayuno, la verdad que estábamos lejos de la civilización, aquí no había ni móviles, ni cafés, ni televisión ni Internet. La verdad que esta vida me gustaba. Era la vida que llevaba con mi madre y la echaba de menos.
La loba ya podía ponerse de pies y empezó a correr, parecía estar recuperada, los dejamos allí y acompañé a Selene hasta su casa. Vivía en una casita que se encontraba en las laderas de la montaña.
Estas le hacían de protección, entramos dentro y me dijo que si quería podía ducharme, yo me fui al cuarto de baño y me desnude allí, Selene entro para darme toallas limpias y me vio en toda mi desnudez. Tengo que decir que soy un calco de mi madre, por suerte. Mis pechos son medianos mido un metro setenta y tengo unas piernas largas. Que terminan en un culo respingón.
Selene se ruborizó y paso algo que hizo que me excitara de sobre manera, todos mis sentidos estaban agudizados al máximo, entonces pude oler la humedad del sexo de Selene, eso hizo que el mío también se humedeciera y ella lo pudo ver.
Pensé que se enfadaría, pero puso una gran sonrisa y salió del cuarto de baño, a mí me costó salir. Cada vez que hacia el intento me ponía roja como un tomate, mire al espejo y me dije. Pero que haces Astartea, el arma más poderosa del inframundo tiene miedo a salir de este cuarto de baño, de eso nada.
Me volví a vestir y me senté en la mesa, Selene había preparado algo de comida.
• ¿Todos los guerreros del inframundo son fuertes como los de ayer?
• Mucho más, aparte de mi padre y de mí, los más poderosos son los seis generales.
• Como son de fuertes.
• Individualmente son más débiles que yo.
• ¿Y en conjunto?
• Ese es otro asunto, ellos solos podrían derrotar a un ejército sin esfuerzo.
Selene se quedó pensativa, gente a la que quería mucho estaba en el ejército que luchaba contra el ejército del inframundo. A diferencia de mí, yo solo tenía aprecio por Ceros.
• Cuando hablas del inframundo, lo haces con mucho resentimiento.
• Como ya te dije cuando mi padre me reclamo mataron a mi madre.
• Por tu expresión, ¿fue una gran mujer verdad?
• Se puso delante de mí para protegerme de los seis generales, sabiendo que no tenía nada que hacer.
Hablar de mi madre me entristecía, pero no sé por qué con Selene me había abierto.
• ¿Y tú que, tienes gente importante?
• Mi hermana pequeña, mis padres murieron en esta guerra.
• Lo siento.
• Gracias.
• ¿Tienes intención de combatir contra esos generales y tu padre?
• Los combatiré y los venceré, pagarán por lo que le hicieron a mi madre.
Después de comer me llevo a dar un paseo, en la montaña había una especie de mirador natural, desde él se podía ver todo él valle, era muy bonito. Yo me encontraba ensimismada mirando al cielo cuando las manos de Selene se posaron en mi rostro.
Yo la miraba expectante, todo esto era nuevo para mí. Los únicos sentimientos que conocía en profundidad eran la ira y el rencor, Selene junto sus labios a los míos y me beso. Yo noté un cosquilleo en mi entrepierna muy placentero.
Selene se separó de mí y cogiendo mi mano, me hizo mirar hacia el cielo, la superficie era preciosa y los sentimientos que estaba descubriendo me tenían embriagada, Selene se apartó de mí y me dijo que quería ver el alcance de mi poder.
Me aparté de ella y desplegué mi aura de combate, todo a nuestro alrededor empezó a temblar, Selene me miraba. Entonces ella desplegó la suya, menuda sorpresa casi era tan fuerte como la mía entonces le pregunte.
• ¿Este es todo tu poder o te guardas más?
• No llego ni a la mitad.
Escuchar eso me gusto, aumentamos nuestras auras hasta que vimos que si seguíamos así, habríamos derrumbado la montaña.
• Eres realmente fuerte Selene.
• Pues anda que tú, ¿cuánto de tu poder as usado?
• El treinta por ciento, ¿y tú?
• El cincuenta por ciento.
• No esta nada mal, si deciden atacar que se preparen.
• ¿Ese tal Ceros es fuerte?
• Claro antiguamente fue un general.
• ¿Combatiría a nuestro lado?
• Si, eso ni lo dudes.
• Me quedo más tranquila, tal vez pueda proteger a mi hermana.
Mientras volvíamos a su casa, Selene me contó que su hermana entro en el ejército de los dioses cuando murieron sus padres. Era muy fuerte, pero apenas tenía experiencia en combate y temía que si esos generales eran tan fuertes, pudiera perderla.
Le dije que no se preocupara, que cuando llegara el momento estaríamos a su lado, cuando llegamos a la casa, Selene preparo la cena, estuvimos hablando de banalidades y decidimos irnos a dormir.
Solo había una cama, ella no parecía tener problemas y yo tampoco, el problema vino cuando se desnudó. Selene tenía el cuerpo más bonito que hubiera visto, tenía unos pechos más o menos parecidos a los míos y su coñito tenía una ligera pelambrera negra.
Yo en mi caso tenía una mata de pelo rojo bien recortado, como me enseño mama, a Selene le gusto lo que vio, se acercó a mí con una sonrisa en el rostro. Poso su mano en mi entrepierna y rozo mi clítoris haciendo que empezara a sentir un placer que era nuevo para mí.
Agacho la cabeza y empezó a lamer uno de mis pezones, todas eran sensaciones muy placenteras, me tumbo en la cama y abriendo mis piernas metió su cabeza entre ellas. El primer contacto de su lengua en mi sexo, no lo puedo expresar con palabras. Pronto me vi jadeando y noté como mi cuerpo empezó a convulsionar terminando en una explosión de placer que me dejo sin respiración.
Ahora era mi turno, Selene me fue guiando en todo momento, le lamí los pezones como ella me indico, escuchar sus gemidos me puso muy caliente y empecé a dejarme llevar por lo que mi instinto me decía, fui bajando poco a poco hasta llegar a su coñito.
Si el otro día el olor de su sexo me puso muy caliente, tenerlo a escasos centímetros de mi término por enloquecerme, empecé a lamérselo. Cada vez estaba más encharcado y a mí me gustaba el sabor de sus flujos. No sé cuanto tiempo estuvimos, pero fue la mejor experiencia de mi vida, mejoro todavía más cuando vi como se convulsionaba ella también.
Pensé que habíamos acabado, pero me dijo que me sentara en la cama, ella se sentó en frente de mí y cruzando sus piernas con las mías se movió hasta que austros coñitos hicieron contacto. Fue una sensación increíble y más de ver como Selene se mordía el labio y su rostro cada vez estaba más rojo de la excitación.
Terminamos de corrernos las dos a la vez, era la primera vez que tenía sexo y me había gustado mucho, nos tumbamos en la cama desnuda como estábamos y nos tapamos con una manta.
Pasado un rato noté algo que me despertó, Selene seguía dormida, eran cuatro auras que conocía muy bien, habían mandado a esos cuatro a buscar a los que había aniquilado el día anterior, decidí vestirme y cogiendo mi espada salí a saludarles.
• ¿Qué hacéis aquí?
• Donde están los guerreros que envió tu padre, no han regresado.
• Ni regresarán igual que vosotros.
• No nos subestimes Astartea.
• No lo hago.
• ¿Crees que la ayuda de una diosa débil cambiara algo?
Unos nubarrones negros empezaron a juntarse en el cielo y de ellos empezaron a salir rayos, yo los miré y sonreí.
Continuará.