Corazón de tela VIII - Final

"Tanto nadar para morir en la orilla"

Aquello no se lo esperaba, si en realidad tenemos un poco de conciencia luego de morir, la de Raquel probablemente diría algo como: “ Tanto nadar para morir en la orilla” , pero efectivamente había valido todo, había salvado a su muñeca. Esta vez Sara le devolvería el favor.

  • Tienes que hacer algo – Suplicaba un poco enojada Sara.

El pecho de Sara estaba enrojecido y en él se cruzaba una pequeña cicatriz.

  • Le tejeré uno ¿Esta bien? – Le respondió con dulzura aquella pálida mujer.

  • ¿Servirá? – preguntó un poco desconfiada.

  • Funcionó en ti – Le respondió.

Raquel despertó bruscamente, tomando aire con todas sus fuerzas. Como cuando estás bajo el agua y sales a respirar. Con su mano en su pecho se levantó asustada y se vio sola en la habitación de color blanco. Lo primero que observó fueron los tres cuadros colgados de la pared. Los reconoció e inmediatamente recordó a Sara.

Intentó levantarse, pero el dolor en su pecho era tan intenso que le costaba respirar, se detuvo un momento, sentada al borde de la cama, con su mano aun en su pecho y notó algo extraño. Una cicatriz.

  • Hola hermosa – Raquel inmediatamente buscó el origen de la voz, esa era la voz de su muñeca.

  • S-Sara – Dijo con el corazón acelerado – Estás viva – agregó sonriendo, sin poder levantarse.

  • Gracias a ti – Le dijo agradecida, sentándose a su lado y tomando una de sus manos.

  • ¿Qué paso? – Preguntó confundida – Estoy segura de que había muerto – dijo.

  • Así fue – le contestó Sara, haciendo que Raquel la mirara confundida – Pero ¿Cómo vivir si la razón de mi deseo no existe? – Le dijo acariciando el rostro de Raquel – La diosa te ha tejido un corazón, con la misma tela con la que fui creada yo – agregó sonriendo – Ahora tienes una parte de mi – señalando la cicatriz en el pecho de Raquel – Y yo tengo una parte de ti – señalando esta vez su propia cicatriz – Fuiste muy valiente.

Raquel sonrió. Tenía a Sara con ella - ¿Podrías darme un beso? – Preguntó.

Sara se acercó a su mejilla lentamente, pero Raquel no se conformaría con eso, giró su cabeza unos cuantos centímetros, logrando darle un beso como hace mucho quería dárselo. Sara sonrió en su boca. Estuvieron besándose mucho tiempo, mientras Raquel la guiaba, la muñeca solo se dejaba llevar. Era su primer beso. Dejaron de hacerlo cuando notaron sus labios dormidos.

  • ¡Vaya! – Exclamó Sara – Esto es mucho mejor de lo que creía – Raquel sonrió por la ocurrencia.

  • Creo que me siento un poco mejor – Dijo mirando a Sara, sonriéndole.

La chica ayudó a Raquel a levantarse de la cama – Te enseñaré algo – Le dijo, mientras empezaban a caminar aferrada una a la otra.

Salieron por una puerta que Raquel no había visto antes, era del mismo color de la habitación y casi se confundía con la pared, y conducía a un balcón.

  • Bienvenida a Kynsob – Le dijo Sara mostrándole una ciudad increíblemente grande y cristalizada.

  • ¿Cómo es posible que puedan ocultar esto? – Fue la primera pregunta de Raquel, quien miraba sorprendida todo aquello.

Grandes construcciones se elevaban hasta el cielo, de cristal, pequeñas y medianas viviendas. Algunas zonas eran completamente color naranja, otras azules y otras, color granate. No había paso de vehículos, las personas iban y venían alegres, sin preocupaciones.

  • Ni yo sé cómo lo hacen – le respondió – Pero últimamente hay cosas que parecen imposibles y no lo son – Dijo mirando a Raquel con una sonrisa.

  • Tengo una corazón de tela – Dijo Raquel – Eso es una locura – agregó tocándose la cicatriz e hizo una pausa – Creí que te perdería.

Sara no dijo nada.

  • Entonces me di cuenta – agregó logrando que la mirada de Sara se posara en ella – Que te quería, aunque creo que es un poco más fuerte que eso – dijo mirándola – Desee tantas veces tenerte conmigo que cuando te tuve y sentí esa calidez en mi cuerpo, me aterré – Hizo otra pausa – Ya no tengo miedo Sara.

  • No creo poder soportar otro… ¿Cómo le dicen? ¿Despecho? – Dijo sonriendo – En fin, aprendí muchas cosas estos días y una de esas cosas es que no quiero ser parte de tu vida –

  • ¿Qué? – Raquel se sorprendió.

  • Es broma – Dijo robándole un beso, gesto que hizo sonrojar a Raquel un poco confundida – Mi hermano me enseñó eso –

  • ¿A provocar mini infartos? – Preguntó de forma sarcástica – Un momento ¿Tienes un hermano? –

  • Sí, la Diosa lo creó con la misma túnica que a mí – Dijo alegre.

  • ¿La Diosa está aquí? – Preguntó curiosa.

  • Fue la que te ayudó a enfrentar tus miedos – Dijo tomándola de la mano y llevándosela a otra habitación.

  • Miren quien ya despertó – Anunció Sara al entrar a una pequeña sala.

Allí se encontraba la mujer que la había ayudado. Estaba su creador y David, junto a otro chico de piel pálida y cabello rizado.

  • Mi muchacha valiente – Dijo su creador caminando hasta ella y dándole un abrazo. Raquel solo estaba desorientada y sonreía amablemente.

  • Bien hecho Raquel – Dijo David levantándose y dándole otro cálido abrazo.

  • Espero que ya estés clara con tus sentimientos – Le dijo la mujer, o mejor dicho, la Diosa, con seriedad, luego le sonrió – Has liberado dos corazones de un solo intento.

Y era así, lo había hecho. Justo en ese momento caía en cuenta de todo lo que había hecho por salvar a Sara. Había arriesgado incluso su propia vida ¡Y había muerto en el intento! Aun así, allí se encontraba, rodeada de todas esas personas que siempre estuvieron con ella, felicitándola por su valentía, no sin antes recriminarle el hecho de que hizo sufrir a Sara para luego salvarla majestuosamente. Como todo ser humano se había equivocado, se había dado cuenta de su error y lo había arreglado.

  • ¿Y bien? – Preguntaron todos los que estaban allí al mismo tiempo.

Sara y Raquel se miraron, preguntándose una a la otra sin decir nada ¿De qué hablan?

  • Bueno, tú y ella… - Empezó a decir David al notar los rostros confundidos de las chicas.

  • ¡Ah sí! – Exclamó Sara – Raquel me ha dado un beso de pareja – dijo inocentemente.

Como era de esperarse, Raquel se sonrojó, mientras todos sonreían emocionados y las abrazaban felicitándolas. El pequeño festejo continuó con riquísimos dulces que parecían hechos por ángeles y bebidas como traídas del cielo.

  • Debemos volver a casa – Le dijo Raquel a Sara, una vez que estuvieron solas.

La Diosa se encontraba cerca de ellas y pudo escuchar lo que decían.

  • Pueden quedarse aquí si quieren – Les dijo – Vivirían mejor.

  • No podemos quedarnos – Le dijo Sara – Hay un niño allá abajo que necesita de Raquel.

  • De ambas – Interrumpió Raquel – Nos necesita a ambas.

Sara le sonrió a ella y a la mujer.

  • En ese caso, pueden irse y volver cuando deseen, serán siempre bienvenidas aquí – Dijo esbozando una sonrisa y continuando su camino.

  • ¡David! – Gritó Raquel para llamar la atención de su amigo, que se encontraba hablando con el chico pálido que al parecer era el hermano de Sara.

David se acercó a ella - ¿Qué pasa? – Preguntó.

  • Es hora de irnos – Le dijo tomando a Sara de la mano para irse.

  • Sobre eso – Le dijo David – Creo que me quedaré aquí – Mirando al hermano de Sara y sonriéndole.

Y sin más, Raquel comprendió que su amigo se había dado cuenta de lo que verdaderamente quería en la vida. Las pruebas los habían ayudado a ambos a iluminar lo que el miedo oscurecía en sus corazones. Amar libremente.

Raquel solo le sonrió y con unas ráfagas verdes que parecían atarla junto a Sara, desaparecieron de Kynsob.

Me he tomado la molestia de conseguirles una pequeña casa cerca de la tienda.

Esa era la nota que encontraron al llegar a la tienda, pues aparecieron allí. Otra de las notas que encontraron decía que la tienda era de ellas. Su creador había decidido quedarse en Kynsob, con su gran amor, Liú.

Y ahí estaban, no podían ser más felices. O tal vez sí.

Raquel se levantaba a causa del resplandor que entraba por la ventana de la habitación. Olía a café y eso activó sus sentidos. Se sobresaltó al ver la hora.

  • ¡Joshua! – Dijo colocándose los primeros pantalones que encontró y una camisa que estaba regada en una silla – Por Dios, llegarás tarde a tu primer día de clases.

Salió de la habitación con los zapatos en la mano y buscó a su hijo desesperada.

  • Cálmate – Escuchó decir – Ya lo llevé, no quise despertarte porque te veías muy cómoda durmiendo – Dijo Sara, acercándose a ella y dándole un tierno beso.

Raquel suspiró, sentía no cansarse nunca de los “ricos besos” de su novia, como ella misma decía.

  • El desayuno está casi listo – Le dijo Sara regresándose a la cocina.

Raquel se sentó en uno de los muebles de la sala y observó. Había tres cuadros colgados en la pared, no recordaba haberlos puesto allí, ni siquiera recordaba que se los dieran. Sin embargo, sonrió al detallarlos, tal cual lo hacía cada día que se sentaba en aquel sofá. Aquello le recordaba la increíble suerte que tenía de tener a Sara con ella, la miró en la cocina, hermosa como siempre y suspiró.

Se levantó y se colocó al frente de los tres cuadros y los miró durante mucho tiempo. No escuchó cuando Sara la llamó para comer. Y ésta, al notar que Raquel no la escuchaba, se colocó detrás de ella, completamente desnuda.

Le tocó el hombro sutilmente y Raquel se giró.

Hacía un par de años que estaban allí y sin embargo, Raquel siempre miraba a Sara como si fuese la primera vez. Tragó fuerte al ver a Sara así, igual que la primera vez.

  • Es para que aprendas a ponerme atención – Le dijo al oído.

Entre besos y pasos torpes que daban para entrar a la habitación, reían como adolescentes, cerrando tras de sí la puerta.

  • Ser humana es lo mejor que pude haber deseado – Se escuchó decir a Sara entre suspiros.

Su muñeca ya no era la misma chica inocente de antes, definitivamente no lo era.

Fin.

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@thundervzla

Tal vez esperaban más o tal vez no, la verdad me esforcé mucho para que mi estado de ánimo no influyera en el final feliz, como ha sucedido con otras historias que he escrito y curiosamente con el capítulo anterior, porque de ninguna otra manera hubiese matado a Raquel. Y sí, la maté porque andaba enojada (Que cruel se lee xD), pero en fin, arreglé la situación porque me pareció lo más justo.

Muchas gracias por leer y comentar, gracias a los que estuvieron desde el inicio y también a los que empezaron a leer luego, besos y abrazos.

¡Hasta la próxima!

maly (ID: 1347278) : Espero que tu corazón haya vuelto a su tamaño normal xD Gracias por leer y comentar.

*Neizreciv (ID: 1428509) : Gracias, muchos andan tratando de animarme y pues aquí esta el resultado. Espero te haya gustado.*

**Gaby (ID: 1429777) : Espero este capítulo te haya sacado una sonrisa, después de la tormenta viene la calma, así dicen xD Gracias por los ánimos, saludos.****

*natzi (ID: 1376486) : Gracias y espero que te haya gustado este último.*

*Artwork (ID: 1368763) : Me ayudó un poco, al final he escrito porque tenía que estudiar. Me explico, prefiero hacer cualquier cosa antes de ponerme a estudiar, entonces aquí esta pues jajaj.*

**Alexandra (ID: 1431923) : Gracias espero te haya gustado el final :D****

**aurora la diosa (ID: 1363822) : He recibido muchas amenazas, ya estoy acostumbrada. Y el escenario creepy pues, yo le entro a todo y admito que soy un poco fanatica de las historias de terror, aunque luego no pueda dormir por las noches. ¿Volverme MÁS loca? Imposible. Espero te haya gustado el final.**

**HombreFX (ID: 853437) : Gracias gracias :D**

***chapis (ID: 1377535) : Santo Dios, espero te haya gustado el final. Saludos.***

****belen (ID: 1316262) : Exactamente, tiene el mismo esquema, es una buena técnica para enseñar a las personas a hacerse responsable de sus acciones. Saludos.******

***Micarte (ID: 1431234) : Gracias y espero que te haya gustado este último, saluditos :D***