Convirtiéndome en una putita
De repente mi actitud cambio, lo primero que pensé fue lo mucho que me excitaban los hombres mayores
ELLA
El ruido del timbre la sobresaltó, no se había dado cuenta de la hora que era y de que la tarde había pasado tan rápido.
Desde que el receso había terminado su mente había estado en otro lado. Durante el receso sus amigas habían estado platicando las ultimas aventuras que habían tenido desde que entraron y se suscribieron a esa dichosa página. Ella era la única que no se había inscrito y es que su última y única experiencia sexual había sido tan desastrosa que no se atrevía a emprender nuevas. A pesar de todo, lo que decían sus amigas era tan provocador que sus instintos comenzaron a dominarla y durante toda la tarde su mente solo pensó en los pros y contras de suscribirse a esa pagina y por fin poder vivir las cosas que sus amigas tanto le platicaban. Había varias cosas que la detenían, pero la primera de ellas la mala experiencia que había tenido y que no quería que se repitiera.
Se levantó a abrir la puerta, no esperaba a nadie así que se extrañó, pero del otro lado estaba la comida que había pedido hacía no menos de media hora. Tomó el recibo y entró para recoger el dinero. Tan distraída estaba que no se dio cuenta que estaba en ropa interior y con solo una camiseta que dejaba ver sus largas piernas, tampoco de que pagó con un billete muy superior a lo que decía el recibo y le dejo todo el cambio al chico. El chico trataba de disimular la enorme excitación que le producía esa mujer, pero no podía, para su suerte ella estaba tan distraída que no se dio cuenta del enorme bulto que se había formado en su pantalón. La puerta se estaba cerrando y de nuevo no había podido dirigirle la palabra. De repente se volvió a abrir bruscamente y la chica con la que soñaba cada noche se asomó y le dirigió una pregunta a la que solo pudo contestar balbuceando que sí. Después vino lo sorprendente porque le preguntó si el pagaría por acostarse con ella. Estuvo callado durante dos segundos en los que asimilaba lo que le acababa de decir, pero no acertaba a saber que responder. ¿Qué si el pagaría por acostarse con ella? No solo pagaría, haría lo imposible por acostarse con ella. En el trabajo estaba al pendiente para poder hacer todos los repartos a su casa, y era tan difícil ya que ella comía muy poco de ese lugar. Todas las mañanas soñaba con que la próxima vez seria la vencida en que la invitaría a salir, le preguntaría como se llamaba, le diría que era cortesía de la casa, algo. Sin embargo, el día tan ansiado no llegaba y ahora estaba ahí semidesnuda preguntándole si pagaría por acostarse con ella. Tenia tantas cosas que decirle, abrió la boca y… el único sonido que pudo emitir fue un sí. Ella sonrió con la mas encantadora sonrisa que alguien pudiera tener y se metió otra vez a su casa, dejándolo afuera maldiciendo su suerte por lo que acababa de pasar.
Mientras destapaba los humeantes recipientes de comida que había pedido, pensaba en lo que la acababan de decir. Así que alguien si pagaría por hacerlo con ella, ¡y era un chico! Con mayor razón una persona mayor. Mientras comía no dejo de pensar en eso y al final ya había tomado una decisión; recogió los restos de comida, los deposito en la basura y se sentó frente a la computadora.
EL
Como todas las tardes, Rafa llegó a su casa, saludó a su esposa, se sentó a la mesa, comió y cumplió con las obligaciones de buen marido, pero no de amante. Con el pretexto de que tenía todavía trabajo de su empresa se encerró en su oficina y prendió la computadora. Tecleó rápidamente y apareció su página favorita. Durante los últimos días había estado viéndose con la misma chica, pero eso no le impedía de ninguna manera asomarse a esa página, descubrir que nuevas caras había, aunque casi siempre se llevaba una decepción. Sin embargo, ese día estaba de suerte, había una nueva chica y de 19 años, además no vivía lejos y al parecer no tenia mucho que se había suscrito pues apenas unas 2 horas antes en su trabajo se había asomado y no había nada nuevo, así que podía seguir en línea. Ingreso a su perfil y le envió un mensaje, apenas un: ¡hola linda!, pero que el sabía hacia que todas las chicas, más las de su edad, se sintieran en confianza con cualquier extraño. No tuvo que esperar mucho para que le contestara, aunque si un poco para que le mandara una foto desnuda. Por su experiencia sabia muy bien como manejar a las niñas, cómo y qué decirles. Inspirarles confianza para que se abrieran completamente a él y quebrar todos los muros que ellas interponían y que muy débilmente podían sostener. Al final de cuentas todas acababan en el mismo sitio y es que ante la experiencia no podía ninguna. Esta chica era especialmente difícil, pero nada que un viejo libertino como Rafa no pudiera resolver. Además, esa foto que había mandado dejaba mucho a la imaginación, pero lo que mostraba era tan sugerente que no había manera en que él pudiera dejar ir a esta chica tan virginal. Porque eso es lo que se veía en sus ojos, en su gesto que parecía querer ser provocativo pero que solo evidenciaba a la niña en ese cuerpo esplendoroso de mujer; unos pechos medianos pero suculentos, unas pompis pequeñas, pero bien paraditas, una cintura estrecha (que lo hacía pensar en tomarla de perrito y enterrársela hasta el fondo) y los labios carnosos y semiabiertos que envolverían su miembro. Una mujer como las que le gustaban y además con un vello negro y rizado que lo hacia enloquecer de lujuria. Termino la charla y se encaminó hacia su habitación para descansar pensando en todo lo que iba a pasar al día siguiente.
YO
Había pasado una de las noches mas largas de mi vida pensando en lo que vendría al día siguiente, en una noche había aprendido mas de mi cuerpo que en toda mi vida. No sé si tenía más ganas de que las cosas pasaran o de que no pasaran. El hombre con el que había hablado me dijo que tenia 45 años, que jamás había estado con una chica tan joven pero que mi foto lo enamoró y quería conocerme, llevarme de compras, a comer y si surgía algo entre nosotros pues estaba bien y si no podíamos ser solo amigos. Solo quería que nos conociéramos ese día. Así que me vestí de una manera muy casual ya que no quería que si nos veían juntos pensaran que éramos amantes o algo parecido. Además, no tenia necesidad de arreglarme ni depilarme ya que ese día al parecer no iba a haber sexo.
Tomé el camión que me llevara al centro comercial donde quedamos de vernos, me ilusionaban mucho las compras y aunque no lo había sugerido, si me encantó la idea. Llegué media hora tarde al café donde nos íbamos a ver y ahí estaba. En cuanto me reconoció se levantó y me saludó con la mano. Me acerqué hacia el casi temblando mientras lo veía ahí parado, alto, bien vestido, aunque un poco gordo. Sin querer me encendí un poco al mirarlo, pero cuando llegue hasta él me abrazo de una manera tan cariñosa que yo me prendí por dentro y aunque él había dicho que no iba a haber sexo, en ese momento me di cuenta de que yo quería que hubiera sexo. De repente mi actitud cambio, lo primero que pensé fue lo mucho que me excitaban los hombres mayores y comencé a seducirlo con mis ademanes, mis movimientos, con todo mi cuerpo.
Desayunamos tranquilamente y el me sugirió que comenzáramos las compras para que no se me fuera a hacer muy tarde así que nos fuimos recorriendo el centro comercial. Yo le dije que me faltaba ropa interior y que me gustaría comprar lencería para sentirme sexy, el rápidamente dijo que si y entramos a una tienda donde escogí algunas prendas y el escogió otras para mí que se me hicieron demasiado sugerentes pero que hacían sentir palpitaciones en mi clítoris cuando el me las daba. Pagó y aproveché una oportunidad para ir al baño y ponerme una tanga de encaje con el brasier que hacía juego y que resaltaba mis pechos, me sentía como toda una puta con ese atuendo, pero aun así seguí adelante. Después de eso fuimos a una tienda de ropa bastante grande, el escogió varias prendas para mi y me acompaño al probador de ropa. Adentro comencé a ponérmelas, pero algunas no me quedaban y le pedí que pasara para que me ayudara, lo que yo quería era mostrarle mi cuerpo desnudo y calentarlo para que se animara a tener sexo conmigo. Él no se hizo de rogar y entró conmigo. Me estaba probando un pantalón, pero no me cerraba y se veía la tanga de encaje que apenas me había comprado. Yo le dije:
-Don Rafa, este pantalón no es de mi talla, necesito una más grande.
Yo veía que sus ojos no se apartaban de la tanga y me dijo:
-Preciosa, esta es tu talla, estoy seguro. Yo te voy a ayudar y si no podemos ahorita pedimos una más grande.
Se acercó a mi y me abrazo para agarrar el pantalón, pero sus manos recorrieron todas mis nalgas provocándome un escalofrió y haciendo que me mojara. Lo hizo de una manera que bien podía pensar que fue el puro roce, en eso pensaba hasta que lo escuché:
-Bebé, creo que tienes razón, esta no es tu talla. Quítate el pantalón para que pueda pedir una más grande.
-Pero don Rafa, ¿está seguro?
-Si mi amor, no te preocupes. Si quieres me salgo para que te lo quites.
Sin darle tiempo a que se saliera me lo quité y se lo di, el se me quedó mirando unos segundos y en seguida salió a buscar a la dependienta. Entró con una blusa y me dijo que le gustaría que me la midiera. Yo sin pensarlo dos veces me desvestí y ya me iba a poner la blusa cuando el se me acercó y me dijo que me veía preciosa con ese conjunto de lencería que me había puesto, comenzó a admirarlo y tocaba la ropa, poco a poco sus manos fueron más allá y comenzó a masajear mis bubis, bajaron por mi espalda y se metieron dentro de la tanga, acariciaron mis vellos y llegaron hasta mi clítoris, yo estaba muy caliente y las caricias solo me hacían gemir como una perrita en celo. Él me abrazó y yo sentí algo duro contra mi abdomen, me acerqué a su oído y le dije con la voz mas infantil y al mismo tiempo seductora que pude poner:
-Soy tu putita y quiero que ahora mismo me metas tu verga.
El se estremeció y me apretó un poco el clítoris que en ese momento lo tenia en la mano. Solo me miro a los ojos y nos besamos apasionadamente. Yo quería que ahí mismo me cogiera, pero él me dijo que ahí nos podían ver. A mi no me importaba de lo caliente que estaba, pero el no quiso y yo me vestí rápidamente y antes de que llegara la dependienta nos salimos de ahí.
Subimos a su camioneta y ahí me senté pegadita a él y puse las bolsas del lado de la puerta. Nos fuimos directo a un motel, en el camino comencé a calmarme y me empecé a poner nerviosa pensando que no me iba a gustar, pero don Rafa me iba acariciando el coño y eso hacia que no me enfriara por completo.
Llegamos al motel y en cuanto cerramos la puerta del cuarto don Rafa se transformó, aventó a la cama una bolsa que traía y me puso de espaldas a la pared con un poco de violencia. Me besó de una manera desesperada mientras me metía la mano por la tanga; acariciaba mis vellos y luego mi clítoris para terminar metiendo sus dedos dentro de mi vagina. Yo estaba demasiado caliente y me deje guiar hacia la cama donde me desvistió y comenzó a comerse mi coño de una manera tan desesperada que me hizo llegar al orgasmo en menos de lo que esperaba. Don Rafa saboreo gustoso mis jugos y me dijo que le encantaban mis pelos. Luego me levanto y comenzó a lamerme todo el cuerpo, como una gata con su gatito, guio mi mano hacia su pene que ya estaba muy grande y caliente. De repente algo sucedió en mi porque lo empuje hacia la cama, y antes de que se diera cuenta yo estaba lamiendo su pene de arriba hacia abajo hasta llegar a sus huevos que no dude en meterme uno por uno a la boca. Don Rafa se retorcía de placer y comenzó a tener estremecimientos, me puso de perrito y me enterró su verga hasta el fondo, me dolió solo un poco ya que estaba muy mojada y comenzó a bombearme con furia mientras me agarraba de la cintura, sus huevos rebotaban contra mi clítoris haciendo que me excitara un poco más y yo comencé a masturbarme para que llegáramos juntos al orgasmo. Finalmente, sentí como don Rafa iba a estallar, pero sacó su verga a tiempo para que cayera en mi espalda. Se sintió caliente y muy excitante, él se acostó en la cama y yo baje a limpiarle su flácido miembro, que poco a poco comenzó a recuperar su tamaño. Cuando vi que estaba listo para el ataque le dije que cerrara los ojos y me senté en él, puse mi cabeza en su pecho y comencé a moverme muy delicadamente, yo solo quería que este señor me cogiera sin parar y comencé a decirle que yo era su puta y lo iba a ser para siempre. Tuvimos sexo como dos desesperados y cuando creí que todo había terminado me comenzó a hacer de nuevo sexo oral, metía su lengua hasta el fondo y mordisqueaba mi clítoris haciéndome vibrar de placer. De repente abrió la bolsa que traía y saco un consolador, me dijo que era mi regalo de iniciación y me cogió con el mientras seguía haciéndome sexo oral. Yo sentía que me iba a morir de tanto placer y me pellizcaba mis bubis hasta que no pude más y grité mientras tenía el mejor orgasmo. Terminamos exhaustos en la cama y dormimos hasta la noche, yo con el consolador dentro de mi que me hizo tener el mejor sueño de mi vida. Cuando despertamos nos bañamos juntos, el me pago lo acordado y nos fuimos juntos de ahí.
DON RAFA
Al parecer acabo de encontrar una zorra en potencia, solo es cuestión de que no la deje ir y educarla para que cumpla con todos mis deseos sexuales. Ha sido hoy, por mucho, uno de los mejores sexos de mi vida y al parecer de la de ella. Creí que iba a encontrar lo mismo de siempre, pero esta es una joyita que trae adentro el demonio y eso que apenas comienza. Por lo pronto sigo con lo mismo, tratarla como una niña para que se sienta en confianza conmigo.
Espero les guste este relato, me gustaría que me escriban para saber sus opiniones. Y también les pido que valoren y comenten ya que sus comentarios son los que me hacen mejorar.