Convirtiendo a Marta en una Ama

Como se pone Marta en contacto conmigo para que le ayude a someter a su marido

Estaba aburrido y no sabía muy bien que hacer. No encontraba nada en lo que perder el tiempo en internet por lo que me metí en un chat para pasar el rato. Siempre me ha atraído el tema de la dominación por lo que tenía un nick referente a mi condición de Dominante aunque en estos momentos no era mi intención el tener ninguna relación extra ya que vivía actualmente en pareja y me iba muy bien.

Después de algún intento de conversación que no fue a más se puso en contacto conmigo un nick muy simple, el nombre de una ciudad, que también era la mía, seguido de 1987. A la vez que le devolvía el saludo le comenté que por la edad podría ser su padre, por lo que le agradecía el contacto pero entendía que, sobre todo para él, era un marrón. Lo primero que me dijo es que no era él, sino ella y que lo que quería era información y que si no me importaba aclararle alguna cosa sobre las que tenía duda en el tema de la dominación.

Nunca me he considerado un experto, ni mucho menos, es más siempre he sido autodidacta en este tema y explicándoselo me dijo que no le importaba, es más que para ella sería más fácil. La conversación fue fluida, como yo no tenía nada que hacer le atendí con toda la atención que pude y ella se abrió conmigo como solo la privacidad de un chat anónimo puede provocar.

La historia que me contó fue la siguiente: ella, Marta, que así se llamaba, era una chica que se había casado enamorada  hacía dos años y que las cosas no iban mal aunque notaba que en el tema sexual si había algo que no funcionaba como debía. Me comentó que creía que su marido tenía tendencias sumisas por como reaccionaba cuando salía ese tema en conversaciones sin más transcendencia. Me comento que le gustaría hacerle feliz a su marido pero que no sabía ni cómo empezar y que lo que intentaba con esta charla era tener una guía para saber lo que tenía que hacer en cada momento para que no fuera todo un desastre que los separara más.

Después de contarme eso, le dije que le iba a hacer una seria de preguntas para centrarme yo en el tema, que ella podría contestarme o no pero que si no contestaba dejaríamos la charla

-          ¿Has tenido fantasías de dominación alguna vez?

-

Si, alguna vez, sobre todo cuando vimos las 50 Sombras me imaginaba siendo sometida y me ponía bastante.

-          ¿Has tenido fantasías de dominación pero siendo tú la dominante?

-

Si, sobre todo últimamente, cuando me he dado cuenta de las necesidades de mi marido y la verdad es que me pone tener a un hombre besando mis pies y haciendo todo lo que le mandas, incluso dándole unos azotes con una fusta...

-          ¿Te gusta la ropa fetichista?

-

Sí, me gusta, aunque nunca la utilizo, supongo que porque mis amigas tampoco lo hacían y nunca me lo plantee. Al darme cuenta de que a Alfredo le iban esas cosas estuve probándome en una tienda en la que vendían ropa de ese tipo e incluso en una zapatería en la que había zapatos y botas de tacón muy alto y la verdad es que me gusto, bueno, me gusto y me excito, me sentía poderosa, pero al final no compre nada porque tampoco sabía cómo ponérmela o cuando. ¡Vah!  Al final lo dejé. No me atreví a comprarla.

-          ¿Tiene tu marido problemas de erección, tamaño eyaculación o cualquier otro de ese tipo?

-

¡Huy, No! Todo lo contrario, tiene un pene muy grande, no sé de medidas, pero un día me dijo que tenía más de 20cm, no recuerdo si me dijo 22 ó 24 pero algo así. Yo nunca se lo he medido pero desde luego, pero si exageró no fue por mucho.

-          ¿Crees que a tu marido le pone el tema del travestismo?

-

¡Noooo! Nunca lo había pensado pero no creo. De todas formas alguna vez me ha comentado que qué suerte teníamos las mujeres llevando ropa interior tan suave. Incluso alguna vez, después de esos comentarios hemos comentado que qué mono estaría el con mi ropa interior, pero solo comentarlo, incluso una vez me dijo que si quería verle con las bragas puestas, ¡¡¡pero era en broma!!! ¿O no?

¡Me haces dudar de todo! ¡Mierda! A que también va a ser maricón?

Le tuve que aclarar que había muchos hombres a los que les gustaba que les vistieran de mujeres y actuar como tales dentro del tema de la sumisión. Que para ellos era una forma más de sumisión y de humillación y que disfrutaban con ello. Le pregunté a ver si había tenido alguna vez relación con alguna mujer y si le gustó

Sí, me dijo. De más joven, antes de conocer a Alfredo, tuve una aventurilla con una compañera de la universidad y que le había gustado mucho, además, dijo, en esa relación yo era la dominante. Ji, Ji, ¡No me acordaba! Incluso a veces le azotaba suavito. ¡Mmm¡ Se me había olvidado.

Seguimos hablando largo rato, me contó que su marido llevaba la compañía que le había dejado su padre, por lo que ella era la administradora única pero que era su marido el que llevaba el día a día, aunque ella intervenía en las decisiones importantes. También me dijo que tenía dentro al director financiero que era se toda confianza y que le avisaba si Alfredo iba a tomar alguna decisión arriesgada aunque hasta ahora las advertencias que le había hecho eran sobre temas que ya habían consensuado Alfredo y ella.

Después de la larga conversación nos intercambiamos los correos y le dije que yo tenía que pensar sobre todo lo que me había dicho y trazar un plan para ver que se podía hacer. A ella le pareció bien y quedé que en los próximos días le enviaría un correo con mi plan inicial y mis condiciones y que ella tendría tres días para pensárselo.

Estuve bastante tiempo dándole vueltas al tema, veía claro lo que tenía que hacer, pero sabía que me iba a quitar mucho tiempo el manipular esa relación, porque eso era lo que me pedía, y que hicieran lo que yo quisiera, al menos hasta que Marta pusiera un tope a mi imaginación. Me gustaba la idea de que una pareja hiciera lo que yo quisiera, me parecía de lo más morboso y en cuanto al tiempo, era yo el que iba a manejar todo así que lo adaptaría a mi disponibilidad. ¡Si! Iba a ser una bonita experiencia si todo el tema no era una mentira y no existían ni Marta ni Alfredo, aunque el hecho de haberme dado una dirección de correo me daba más confianza.

Al día siguiente le envié un correo en el que le venía a exponer cómo funcionaría su vida a partir de ahora. Se lo puse complicado para que la decisión fuera muy pensada. No quería indecisiones una vez comenzada toda la aventura.

-          Yo seré tu guía, te ayudaré a dominar a tu marido pero para eso tendrás que obedecerme en todo. Yo decidiré como vas a vestir, cuando vas a follar, con quien vas a estar, como vas a tratar a la gente, incluso si vas a ser infiel a tu marido y con quien. Tú serás Dominante en tu vida pero serás mi sumisa. Harás lo que yo le ordene sin poner ningún reparo. Me tratarás de Amo o Señor en nuestras charlas tanto por correo como por Whatsapp o teléfono

-          Para llevar a cabo toda tu transformación en una Ama creíble necesito que me hables muy largo y tendido de tu vida: Tu familia, tus amigos y amigas, tu entorno, como es tu casa, el club al que vayas, todo.

-          El objetivo es ser Ama las 24 horas del día y ese será el objetivo,

-          No aceptaré que tengas otro guía o alguien que te asesore.

-          Me enviarás pruebas de fotos y video de todo lo que te pida.

-          Entraré en tu ordenador y en el de tu marido cuando yo lo desee. Para ello deberás instalar Team Viewer. En el de tu marido cuando lo tengas dominado.

-          Tanto tu como yo podremos dejar esta relación cuando queramos aunque en caso que qué tu decidas dejarlo me reservo el derecho a una última orden que tendrás que cumplir.

La respuesta tardó en llegar. Apuró los tres días a tope y era razonable. Su vida y la de su familia podrían cambiar para siempre y esas decisiones son difíciles de tomar, aunque no sé si empleó el tiempo en pensar que decisión tomar o en redactar el correo. Aparte de la aceptación de mis condiciones me contó, tal y como le había ordenado, todas las circunstancias de su vida, la de sus amigos y amigas, familia y mucho más, de forma que tenía toda la información necesaria para empezar.

Le envíe un correo en el que le exponía los siguientes pasos. Lo primero que iba a hacer es cambiar su forma de vestir aunque todavía no iba a comprar nada nuevo, tenía que vestir mucho más sexi pero con la misma ropa que tenía, todavía no quería grandes cambios, las cosas mejor paso a paso, eso sí ya iba a dar un pequeño a viso a Alfredo.

Le dije que esa noche llegara a su casa más tarde que su marido, le dije que fuera a casa de su madre vestida ya muy sexi, ya que quería que cuando entrara en casa estuviera espléndida. Su madre, según me había comentado era una mujer todavía joven y guapa que estaba muy deprimida desde que había muerto su marido y que casi no salía de casa, que lo único que hacía es seguir la rutina que tenía cuando antes de quedarse viuda, arreglar la casa y salir a hacer la compra, por lo cual a ella le tocaba ir a echarle una mano casi todos los días para intentar animarla. Me había contado que vivía con el dinero que le pasaba Alfredo de la empresa. Cuando me dijo eso le corté:

-          ¿No me habías dicho que la empresa te la dejo tu padre a ti con la condición de que le atendieras a tu madre?

-          Si

-          Entonces ¿Quién le pasa el dinero a tu madre?

-          Yo

-          ¿Le trata a Alfredo con mimo por ser él el que le envía el dinero?

-          Sí, la verdad es que le tiene en palmitas. Le llama el hombre de la casa.

-          Pues eso es algo con lo que vamos a terminar.

-          ¡No sé cómo!

-          Tú no te preocupes.

Le di las instrucciones sobre lo que tenía que hacer esa noche recalcándole el hecho de que no se lanzara a dominar sin ton ni son y que siguiera mis instrucciones al pie de la letra

Al día siguiente me envió un correo en el que me contaba cómo había ido todo.

Hola Amo:

Ayer, tal y como me dijo fui a casa de mi madre vestida siguiendo sus directrices. Iba con una falda negra muy corta y ceñida, una blusa roja con varios botones desabrochados,  de forma que dejaba ver el canalillo y se intuía el sujetador de medía copa. Para rematar llevaba un tanga, unas medias con liguero y unas botas de media caña con un tacón stiletto bastante alto. La verdad es que entrando en casa de mi madre me sentía bastante ridícula con esas pintas y además no sabía que podría decirme al respecto, pero pensé que esas eran sus órdenes y que no tenía otro remedio.

Salí de casa de mi madre un tanto confundida, yo sabía que era bastante machista pero, lo que me dijo al verme cómo iba vestida, me dejó confundida.

Cuando entré me dio dos besos y me dijo que le encantaba cómo iba y más tarde cuando nos sentamos en el salón, empezó a decirme que le encantaba verme vestida para gustarle a mi marido, que era bueno que las mujeres hiciéramos todo lo posible para satisfacerles, etc. Una sarta de bobadas de lo más machistas tremendas hasta tal punto que me mosquee y le dije que iba vestida así para gustar a mi amante. Se enfadó mucho, me dijo que no bromeara con eso y me dijo que Alfredo era el que traía el dinero a casa y que tuviera mucho cuidado con lo que hacía.

¡Uffff! Lo habíamos hablado usted y yo ayer, pero hasta entonces no me había fijado lo metido en la cabeza que teníamos ese tema. Debía ser cosa de mi padre, que ese sí que era un machista, dominante y todo lo que se pueda imaginar. Tal era mi enfado que me levante me puse enfrente de mi madre, cogiéndole por la barbilla le hice que me mirara  y le dije:

-          Mama, aquí la única que trae el dinero a casa soy yo. Mia es la empresa y mías son las decisiones y Alfredo solo ejecuta lo que yo le digo.

Acordándome de lo que usted me dijo ayer segui:

-          Así que a partir de ahora  el señor de la casa voy a ser yo y como tal me trataras

-          Ay, hija, no me digas esas cosas - Me contesto - Alfredo es tu marido. Tienes que respetarlo y yo por ser tu marido, también tengo que respetarlo.

-          ¡A la única que tienes tú que respetar es a mí le dije. Aquí van a cambiar las cosas.

-

Y cogiendo mi bolso me fui. La verdad es que me dejó muy sorprendida como se había desarrollado la conversación, solo cambiándome de ropa había removido los cimientos de la relación con mi madre y todo sea dicho, me dio un subidón decirle todo eso a mi madre y explicarle que la que mandaba era yo, fantástico. Me sentía a gusto conmigo misma y quizás eso hizo que cuando llegue a casa me fuera más fácil obedecerle, Amo.

Cuando entre en casa me planté delante de mi marido y le di un beso rápido. Al incorporarme me dijo:

-          ¡Estás guapísima!

-          ¿En serio? ¿Te gusta mi nuevo look?

-          ¡Ya te digo! Estás supersexi. Me encanta.

-          Si ¿Eh? ¿Te gusta verme así? ¿Qué te gustaría hacerme? – Le dije sonriéndole de forma muy sexi.

-          ¡Te haría lo que tú quieras!

-          Pues vete al dormitorio, desnúdate y espera tumbado en la cama a que yo llegue y ni se te ocurra tocarte.

Alfredo sin decir nada pero con una excitación  evidente se levantó y se fue a la habitación

Tal y como usted me dijo, cuando vi que se tumbaba en la cama me fui al baño y dedique una buena media hora prepararme. Me iba excitando según me iba preparando, el baño, el maquillaje, las medias, el liguero, los stilettos. Todo siguiendo sus instrucciones, Amo.

Al salir del baño fui al cuarto y lo encontré tumbado y con el mástil en perfecto estado de revista pero tocándose despacio. La verdad es que me impresionó ver su pene, bueno su polla, tal y como usted me ordenó que le llamara. Le había visto mil veces pero siempre de pie o tumbados los dos, pero ver esa verga en toda su plenitud mirando al techo me fascinó.

-          ¿No te he dicho que no te toques?

-          Perdona Marta, pero estaba manteniendo la posición. – Dijo con una sonrisa de oreja a oreja.

-          A partir de ahora aquí van a cambiar mucho las cosas – Dije sonriendo al darme cuenta que era la misma frase que le había dicho a mi madre.

-          Y por cierto recuerda bien en que estabas pensando mientras te tocabas.

Y no dejándole contestar me agarre al cabecero para, siguiendo sus instrucciones, Amo,  me puse de pie en la cama, bien agarrada, porque casi me mato, y poniendo una pierna a cada lado suya le pregunté:

-          ¿Te gusta lo que ves? Le dije mientras ponía un pie en su pecho.

-          ¡¡¡¡UAHHHUUUU!!!! ¡Me encanta! Me dijo sin saber bien si extasiarse con mi zapato o mirar hacia arriba al resto de mi cuerpo

-          ¡Pues pídeme que te folle!

-          Por favor, Marta, Fóllame. - me dijo muy serio

-

Y con las mismas me senté poco a poco sobre su polla que, en vista de que mi coño estaba empapado, entró con muchísima facilidad lo que era la primera vez que me pasaba ya que normalmente me costaba un poco.

Empecé a moverme arriba y abajo suavemente mientras le tocaba el pecho y la cara. El intentó tocarme los pechos pero le retire los brazos de forma brusca. Su cara era una mezcla de goce y sufrimiento que daba gusto ver.

-          Más, más, ¡Más rápido! Por favor, empezó a reclamar pasados unos minutos.

-          Calla – Le dije mientras subía y bajaba muy lentamente.

-

Para él estaba siendo un sufrimiento pero para mí también lo era. Sabía, porque así me lo habías ordenado, que tenía que aguantar a ese ritmo al menos media hora sin que se corriese.

En un momento el me agarro de las caderas y comenzó a acelerar mi ritmo y yo inmediatamente me salí de su polla y el empezó a masturbarse mientras gritaba que no le dejara así. Nos miramos y le dije:

-          Si no te gusta como lo hago, no volveremos a hacerlo, pero si quieres repetir haz el favor de dejarme continuar follándote como a mí me apetece. Tú decides.

Puso las manos por encima de su cabeza y dijo:

-          Por favor Marta, fóllame.

Casi 45 minutos estuvimos sin parar. Las piernas no me aguantaban y aunque tuve algo parecido a un calambre seguí aguantando el dolor. Cuando ya no podía más aceleré el ritmo y fue un orgasmo como no habíamos tenido nunca. Él estuvo corriéndose durante más de un minuto y yo le superé. Nos quedamos agotados uno en los brazos del otro hasta que nos dormimos.

Cuando termine de leer el correo me quedé muy satisfecho, había hecho todo lo que le había ordenado, incluso más. Ahora había que trabajar en varios frentes. Por un lado había que someter a Alfredo, por otro había convertir a Marta en una Ama y por último y no menos importante, al menos para mí, tenía que conseguir que Marta me obedeciera incluso en cosas que no le gustaban. Es fácil obedecer para hacer lo que te gusta pero, eso no es sumisión.

Al día siguiente hable con ella largo y tendido por skype. Había dado el primer paso de dominación con su pareja y estaba eufórica. Estaba dispuesta a hacerlo su esclavo en dos días. Tuve que pararle los pies.

-          Está bien. Supongamos que decides que ya es tu esclavo y él lo acepta. ¿Qué harías?

-          Atarle

-          ¿Y qué más?

-          Azotarle y hacerle que me llame Ama si no quiere que le castigue

-          Y follarle ¿No?

-          Claro, como ayer

-          Y con eso tendríais un buenas sesiones de sexo, que no digo que este mal, pero él no sería tu sumiso ni tu su Ama. Para eso necesitas tiempo, necesitas que él prefiera perder muchas de las cosas que le da la vida por agradarte a ti.

-          Cuando hablamos la primera vez – Continué - me dijiste que lo hacías porque creías que era la fantasía de tu marido pero la sensación que yo tengo es que no solo era por eso, si no que tú también deseabas ser su Ama pero no sabías cómo hacerlo. Creo que lo que tú quieres es cambiar tu matrimonio, no solo el sexo con tu marido. También creo que si no hubieras estado segura de que a él le haría feliz no estaríamos hablando de esto pero tienes que reconocerte a ti misma y a mí lo que de verdad quieres. Ahora es cuando tienes que decidir, ¿Quieres tener una relación de dominación con tu marido o quieres mejorar el sexo con él. También ten en cuenta que, como te dije el otro día, si quieres ser una Ama para tu marido y que yo te ayude a conseguirlo eso pasa por ser mi sumisa y obedecerme en todo. Cuando lo tengas claro me lo dices.

No tardó mucho en decidirse y me dijo:

-          Tiene razón Amo, quiero empezar a llevar las riendas de mi vida. Primero fue mi padre que era muy dominante en casa y después mi marido porque ya me había acostumbrado a obedecer y le permití que me mandara y ni a él ni a mi nos gusta nada eso. Nos hemos acostumbrado a nuestros roles pero no estamos a gusto con ellos. También le digo que si veo que a mi marido no le gusta ser mi sumiso, dejo todo esto.

Me pareció bien su planteamiento y lo primero que hice fue ordenarle que encendiera su cámara de Skype. Quería verla en vivo. Cuando encendió la cámara me impresionó ver una carita muy dulce con una melena rubia y unos ojos azules deliciosos. Le hice alejarse de la cámara pero la ropa que llevaba no permitía verificar como era su cuerpo así es que le ordene:

-          Desnúdate.

Ella se quedó mirando a la cámara durante unos segundos y empezó a desnudarse. Lo que apareció debajo de la ropa era un bonito cuerpo. Unos pechos grandes y duros. Estaba delgada pero no exagerada, unas bonitas caderas, un coño con una mata de y unas piernas largas. No era una mujer 10 pero era guapa además sus 29 años relucía en todo su esplendor.

-          Date la vuelta - le dije.

Se dio la vuelta despacio y como no podía ser de otra forma apareció un culo prieto y de su tamaña justo. Me encanto y así se lo dije.

-          Zorra, eres realmente guapa. Lo único que no me gusta tiene solución así que en breve tendrás que depilarte el coño.

-          ¿Lo hago esta noche? Amo

-          No espera un poco.

Le di las instrucciones para los próximos días y cerramos.

Al día siguiente recibí el correo que como todos los días me tenía que enviar con lo que había pasado.

Hola Amo:

Ayer, tal y como usted me ordenó quedé con mi amiga Laura en pasar por su casa para salir de compras. Como ya le comente, Laura no tiene novio ni se le ha conocido por lo que vive sola en el piso monísimo ya que es ejecutiva en una compañía y no anda mal de dinero. Cuando llegue a recogerle y estaba casi preparada para salir. Cuando me vio se sorprendió de verme vestida tan sexi, y siguiendo sus instrucciones le dije que a mí en cambio no me gustaba cómo iba ella vestida.

Yo sé que usted me ha dicho que tengo que empezar a mandar a todo el mundo, que me tengo que acostumbrar a dar órdenes como lo más natural pero la verdad es que cuando le decía a Laura que no me gustaba cómo iba vestida me sentía fatal. Incluso con la sonrisa que puse siguiendo sus consejos, al verle ponerse roja, el estómago se me encogió aunque todo sea dicho, se dio la vuelta y fuimos a su cuarto.

Cuando abrió su armario, me dijo con sarcasmo:

¿Qué le gusta a la señora?

Empecé a revisar su ropa y saqué la ropa más sexi que tenía.

-          ¿Cómo me voy a poner esto? - Me dijo

-          Supongo que si está en tu armario es porque lo usas de vez en cuando ¿No?

-          Sí, ¿pero ahora?

-          Ahora, sí. Nunca se sabe cuándo vas a encontrar a alguien que interese.

Y curiosamente se dio la vuelta y empezó a quitarse la ropa que llevaba. Cuando estaba en bragas y sujetador le dije que de esas bragas nada y revolví entre su ropa interior y elegí un tanga monísimo.

-          Esta loca – me dijo.

-          No protestes que te hago ir sin sujetador – le conteste empezando a cogerle el tranquillo a esto de ordenar.

-          ¡¡¡¡Bufff!!!! – Soltó, pero se fue al baño a cambiarse las bragas

Estuve a punto de decirle que se cambiara delante de mí pero ya me pareció demasiado.

El resto de la tarde fue normal, hicimos todo lo que se me ocurrió y no deje que ella decidiera nada, hasta el punto que en una ocasión me dijo:

-          Estás muy mandona ¿No?

-          Y ¿Te parece mal? Le conteste con una sonrisa.

-

Cuando terminamos fui a casa de mi madre. La verdad es que durante el día me había llamado varias veces pero siguiendo sus instrucciones no le había cogido. Cuando llegue estaba muy triste.

-          Hola hija, creía que no ibas a venir por lo de ayer.

-          Pues aquí estoy. – conteste cortante

La verdad es que me dio pena pero como usted me había dicho que me mantuviera firme seguí con la conversación

-          ¿Qué tal ha ido el día?

-          Hija. Tenemos que hablar

-          Y ¿De qué quieres hablar?

-          De lo de ayer, Mira hija, yo estaba acostumbrada a que tu padre me dijera en todo momento que es lo que tenía que hacer. Yo hacía todo por satisfacerle a él y como no a ti también, pero ahora no tengo a nadie que me necesite y me siento como una inútil, por eso cuando viene tu marido intento hacer que se sienta lo mejor posible.

-

Aquí no sé si me pasé, Usted me lo dirá, Amo, pero por un lado me sentó mal que se apoyara en lo que había hecho por mi cuando era niña y por otro es lo que creía que usted quería que hiciera.

-          Mira mamá, no mezcles las cosas, para papá tú eras su esposa, su chacha, su masajista y porque no decirlo, supongo que su puta, y lo hacías porque te gustaba, porque a la noche tendrías tu recompensa. En cambio a mí me atendías si papá no te necesitaba y si él te lo ordenaba y como yo era su ojito derecho sabías que o me cuidabas o él se iba a enfadar y te castigaría. Por qué te castigaba ¿No?

Su cara era un poema, no daba crédito a lo que le había oído.

-          ¡No te consiento que me hables de esa forma!

-          ¡Cállate mamá! Y escucha.

-          Tienes que pensar que quieres hacer. No estoy dispuesta a seguir viniendo a casa y encontrarte sin hacer nada, dejada y solo pensando en tu desgracia. Piensa que quieres hacer para ocupar el tiempo y si no lo encuentras yo te organizaré tu vida como hacía papa. Así es que ya sabes, cuando vuelva mañana hablamos.

De todo lo que me ha ordenado, Amo, lo que más me cuesta es tratar así a mi madre. Sé que lo tengo que hacer, incluso pienso que es bueno para ella, pero me da pena. Lo de Alfredo, lo he buscado y me excita a mí y también a él, Incluso lo de Lucia me parece un juego para adiestrarme como dominante, pero lo de mi madre…

Durante esos 15 días Marta se estuvo follando a Alfredo como le había enseñado, siendo ella la que controlaba y a su madre le consiguió un gimnasio al que tenía que asistir todas las tardes pero le dije que a partir de ese punto íbamos a avanzar un poco más y le di instrucciones necesarias. Ahora veríamos si su marido era lo suficientemente sumiso como para seguir nuestro plan y si ella era capaz de no precipitarse y llevar a buen puerto el plan.

A llos pocos días ella me lo contó así:

Hola Amo:

Ya tenía ganas de avanzar, me daba la impresión de que esto no llevaba a ningún sitio y yo creía que Alfredo estaba dispuesto a lo que yo le dijera, pero entiendo que tal y como usted me explicó, una cosa es estar dispuesto a hacer algo mientras tienes sexo y otra estar dispuesto a someterse totalmente y que para eso hay que interiorizar la sumisión.

Como usted me dijo quedamos para salir una noche con Marta. Les había dicho que no había  planeado nada concreto para que tuvieran que hacer lo que yo dijera creyendo que improvisaba. Marta apareció realmente espectacular. Con un vestido rojo que transparentaba un poquito el sujetador de media copa y el tanga. Estaba muy sexi pero elegante.  Con un escote que dejaba ver un canalillo que más bien parecía el cañón del colorado, zapatos con un tacón increíblemente alto y muy fino, medias y liguero, por lo que nos enseñó en repetidas ocasiones cuando se sentaba, ya que el traje tapaba lo justo. Una delicia.

A Alfredo se le iban los ojos a todos lados y hacía lo imposible para que no se le notara, aunque he de decir que yo no le iba a la zaga. Estuvimos tomando un aperitivo y cenando, donde elegí yo lo que íbamos a tomar y al final fuimos a bailar a una disco de las clásicas. No paramos en toda la noche, bailamos como locos y cuando llegaron las lentas organicé el tema para que bailáramos todos con todos pero siendo yo la que bailé más tiempo con los dos.

Le dejamos a Marta en su casa y al despedirme hice lo que me dijo usted, Amo, sujetarle la cabeza y darle un beso en las mejillas muy cerca de los labios a la vez que le decía que estaba muy guapa y sexi.

Al montarme en el coche, mientras esperábamos a que Marta entrara en el portal, puse la mano sobre la polla de Alfredo y vi que estaba muy excitado.

-          Cómo te pone mi amiga Marta. ¿Eh?

-          ¡No! Si no estoy así por Marta. Me pones tú.

-          ¡No digas tonterías! Has estado toda la noche sin quitarle el ojo de encima.

-          ¡Te juro…..

-          ¿Qué me juras? ¿Que no te gusta? Pues estaba supersexi. Me ha puesto cachonda hasta a mí. Estaba para comérsela…

-          La verdad – continué - es que debería probar a ver si me estoy volviendo bisexual, porque me he puesto como una moto.

-          No digas tonterías. Como vas a ser ahora de repente bisexual.

-

Seguimos en el coche en silencio y al entrar en casa le dije:

-          Mira, va a ser hoy cuando voy a probar si soy bisexual. Sígueme.

Fuimos hacia mi armario y ahí hice como que elegía ropa interior mía aunque ya que tenía preparado lo que quería que se pusiera.

Antes de nada aféitate lo mejor posible.

Como ya le he comentado en alguna ocasión, Amo, Alfredo es muy guapo, rubio, con el pelo lacio, unos rasgos muy suaves barbilampiño y un buen cuerpo, 1,68,  que cuida con sus sesiones de natación, lo que hace que además tenga el cuerpo depilado, según él lo hace porque es mejor para nadar, aunque con el pelo que tiene no creo que le molestara mucho.

-          Ponte todo esto. Le dije

-          ¿Estás loca? ¿Cómo voy a ponerme tu ropa?

-          Porque quiero saber que siento acostada con una mujer y lo más cercano que tengo eres tú, pero para eso tengo que arreglarte. ¡Así que ya puedes empezar!

-          Estás borracha.

-          No te digo que no. Hemos bebido todos y si, debo estar un poquito borracha y como tú también lo estás, supongo que te costará menos convertirte en mi chica. ¿Quién dice que incluso no te guste?

-          ¡No sé si me gusta nada esto! - Dijo mientras empezaba a desvestirse.

Mientras se vestía fui a un armario de donde saque varias cosas. Cuando termino le alcancé una peluca rubia que había comprado exprofeso y se la hice poner

-          ¿Esto de donde ha salido? No te la he visto nunca

-          Tuve una vida antes de conocerte. ¿Lo sabias?

-          ¿Cómo me voy a poner esto?

-          Pues con cuidado, sin romperlo y termina rápido.

-

Él se puso la peluca arreglándosela lo mejor posible. Le acerque también un relleno de sujetador que igualmente había comprado y le dije:

-          ¡Ten! Si te preguntas de donde ha salido esto, te diré que me tardaron mucho en salir las tetas y este fue mi recurso para aumentar la confianza en mí misma.

-          ¡Joder! ¡Estás loca! Dijo totalmente resignado mientras se ponía el relleno en el sujetador

-          ¿Qué vas a hacer? Me pregunto preocupado y con cierto nerviosismo.

-          ¡Maquillarte! Todas las mujeres se maquillan y por esta noche tú vas a ser mi mujer

-          ¡No digas tonterías!

Mientras hablábamos coloque el portátil con la cámara para que grabara todo lo que ocurría. Comencé a maquillarle con todo cuidado y observé que su excitación no había bajado ni un poco. Le tenía sentado enfrente de mí, de espaldas al espejo. Aproveche para meter mi pierna entre las suyas para ponerlo más cachondo todavía. Cuando termine le hice levantarse y girarse hacia el espejo.

-          ¿Te gusta lo que ves? Le pregunté

El instintivamente se llevó la mano a su polla con cara de sorprendido.

-          ¡Es humillante! – Dijo - No puedo seguir con esto.

-          Tres cosas – le contesté – Estás a punto de masturbarte mirándote al espejo – y quitó inmediatamente la mano de su polla – Estás realmente guapísima y será humillante pero por el tamaño de tu polla diría que te gusta que te humillen.

Se puso rojo como un tomate y pero seguí presionándole.

-          Además todavía no hemos terminado – le dije acercándole unos zapatos de tacón parecidos a los que llevaba Marta esa noche ya que los habíamos comprado a la vez. – Póntelos a ver qué tal te quedan. Vas a estar muy sexi.

-

Mientras tanto yo me estaba quitando el vestido.

-          Ves, ya estamos las dos iguales. Y sabes lo que te digo, que soy bisexual porque lo que veo me encanta

La verdad es que estaba impresionada de cómo había quedado Alfredo. Parecía una autentica mujer y si yo lo estaba creo que él todavía más. Los dos, ¿o mejor digo las dos? estábamos con zapatos de tacón medias, liguero, tanga, y sujetador y las dos supersexis. Le tumbé en la cama porque si no iba a matarse encima de esos tacones y empecé a tocarle todo el cuerpo.

Seguí sus instrucciones, Amo y no me lo follé inmediatamente, que es lo que nos pedía el cuerpo a l@s dos sino que profundicé más en su sumisión. Espero que sirviera para algo porque la verdad es que me costó muchísimo no meterme su polla hasta el fondo y correrme cuanto antes.

Según comenzamos, le bese con dulzura para inmediatamente decirle:

-          Ahora, zorrita, compórtate como la puta lesbiana que llevas dentro y empieza e besarme y comerme todo el cuerpo.

Era la primera vez que le insultaba y note que él se sonrojaba más de lo que estaba, pero obedeció y se lanzó como un poseso a comerme el coño. Como yo no quería que empezara por ahí, le paré y le hice comenzar por mis zapatos. Le hice ponerse de rodillas a los pies de la cama y comenzar a lamer los tacones, las suelas, y que comenzara a subir poco a poco por las piernas chupando las medias. Mientras me lamia las piernas dejé que mi excitación rompiera todas las barreras de mi educación:

-          Sigue chupando, Puta. ¿Disfrutas?

-          Si, Ama – contesto muy bajito.

-          ¿Qué has dicho? Zorra

-          Que si, dijo casi gritando

Retire el pie y le dije mirándole muy seria:

-          No es eso lo que has dicho antes. ¿Qué habías dicho?

-          Si Ama. Contestó

-          ¿Te gustaría que fuera tu Ama?

-          ¡¡¡UUFFF!!! SI. - Dijo como si liberara una fuerza contenida por años

-          ¡Pídemelo!

-          Por favor Marta. Acepta ser mi Ama. Dijo mientras le temblaban los labios de excitación.

-          Sigue lamiendo y ya veremos.

Si la noche había empezado bien, el resto fue apoteósico. Nos comportamos los dos como dos lesbianas lascivas, utilizando su polla como si fuera un dildo. No puedo calcular las veces que nos corrimos. Pero a las 9 de la mañana, totalmente derrotados, nos quedamos dormidos.

Si te ha gustado, escribeme a [email protected]

// <![CDATA[ !function(){try{var t="currentScript"in document?document.currentScript:function(){for(var t=document.getElementsByTagName("script"),e=t.length;e--;)if(t[e].getAttribute("data-cfhash"))return t[e]}();if(t&&t.previousSibling){var e,r,n,i,c=t.previousSibling,a=c.getAttribute("data-cfemail");if(a){for(e="",r=parseInt(a.substr(0,2),16),n=2;a.length-n;n+=2)i=parseInt(a.substr(n,2),16)^r,e+=String.fromCharCode(i);e=document.createTextNode(e),c.parentNode.replaceChild(e,c)}t.parentNode.removeChild(t);}}catch(u){}}() // ]]>