Convicta 97 (3/3)

El castigo por el intento de fuga, continúa... Se le ofrece la posibilidad de cambiarlo por otro tipo de castigo y lo acepta... Su futuro ya no tiene cambio alguno.

Convicta 97 (3/3)

Capitulo 3.- Más castigo por haber intentado huir

Había oscurecido y una luna llena iluminaba el patio de la prisión como si fuera de día... Me estremecí al sentir el aire fresco del anochecer, aunque el sudor seguía goteando de mi cuerpo.

El silencio fue interrumpido por el sonido de la manguera golpeando en mi cuerpo, seguida por mis gritos de angustia... De vez en cuando me desmayaba por el dolor insoportable, pero el verdugo siempre esperaba a que recuperase mis sentidos antes de continuar... Estaba ligeramente consciente cuando vi que otro guardia tomó el lugar del primero… Su fuerza era mucho mayor cuando me dio el siguiente manguerazo.

Ellos eran demasiado inteligentes para permitirme que muriera... Prisioneras como yo valían mucho más vivas que muertas… Así que me llevaron al borde muchas veces esa noche, para recuperarme luego y poder soportar el siguiente doloroso latigazo con la manguera

Apenas supe que el castigo había terminado mientras yo, sin fuerzas, colgaba de los brazos... Llegó la mañana y estaba sola en el patio de la prisión, con la espalda y los costados plagada de moretones azulados... Mi pelo enredado colgaba sobre mis ojos y el hedor de mi cuerpo llenaba mis fosas nasales... No sólo me había orinado por todas partes, sino que mis intestinos también se habían liberado en algún momento durante la noche y una pila de mierda suave descansaba a mis pies… Una sensación de completa degradación se apoderó de mí y lloré de humillación.

El sol se elevó más alto en el cielo y yo continuaba sola en el patio de la prisión... Finalmente, una de las guardias vino, se agachó y me insertó un dedo en mi coño frotando mi clítoris, mientras yo jadeaba con sorpresa por lo que me estaba haciendo… Pronto me tuvo en medio de un orgasmo, algo que nunca había conocido… Mis gritos, que resonaron en el patio de la prisión, fueron de placer, a diferencia de los de la noche anterior que fueron de mucho dolor.

La mujer se rió de mí mientras retiraba los dedos de mi coño... Yo, estaba jadeando y temblando por los efectos de mi orgasmo y la miré, desconcertada por lo que me había hecho.

  • "Eres una puta... Vas a venir conmigo"… Ella se rió de nuevo, me quitó los grilletes de las manos y me ordenó que la siguiera, moviéndose a través del patio de la prisión... Agarró la longitud de la cadena que colgaba de mi cuello y yo fuí detrás de ella como pude ya que mi cuerpo era una masa de carne llena de moratones.

Entramos en un edificio que había visto antes pero nunca había estado dentro… En el interior hacía calor y humedad, y las paredes, el suelo y el techo, eran de piedra que goteaban agua... El olor a orina y heces era abrumador... Me llevó por un pasillo iluminado sólo por antorchas montadas en la pared… Era como un castillo medieval aunque rápidamente me di cuenta de que era un lugar horrible.

Escuché un ruido que sonó como el disparo de un rifle que hizo eco en el pasillo, seguido de un grito... Reconocí la agonía detrás del grito como la misma que yo había experimentado recientemente... Los gritos reverberaban desde lejos, mientras que mi guardia me llevaba hacia las siniestras profundidades del edificio de la prisión.

Finalmente entramos en una gran sala circular, también iluminada por antorchas montadas en la pared... Mis ojos captaron la temida piedra de la que había oído hablar.

En el centro de la sala había una piedra circular maciza, colocada un tanto inclinada, que descansaba sobre otra piedra circular acostada en el suelo... De la piedra inclinada sobresalía un eje de madera que servía de eje de rotación… Su extremo estaba unido a otro eje de madera que se elevaba desde la piedra acostada para desaparecer ambos en el techo.

Junto al extremo del eje de madera había una mujer desnuda… Su espalda estaba plagada de ronchas rojas y rayas… Sus muñecas estaban encadenadas al eje al igual que una cadena que colgaba de su cuello.

La piedra circular maciza inclinada se movía, poco a poco en círculo, empujando el eje de madera mientras la piedra vertical se movía a lo largo del borde exterior de su base.

Animada por un guardia de torso desnudo con un látigo, la mujer gritaba cada vez que el látigo le golpeaba la espalda… Su cuerpo estaba empapado en sudor y sus pechos oscilaban obscenamente mientras empujaba la pesada piedra inclinada.

Esta era la piedra de molino donde se trituraba el trigo para la venta en el mercado... Sólo los prisioneros más incorregibles eran asignados a trabajar aquí y su vida era una de las más cortas de toda la población carcelaria… Me estremecí mientras observaba con horror cómo la mujer empujaba la enorme piedra.

  • "¡Tomás!... ¡Te he traído otra puta!... Esta es una gringo que necesita que se le enseñe una lección... También puedes follarla si quieres… ¡Es una zorra!"

El enorme hombre llamado Tomás gruñó y me miró con desdén... Sin decir palabra, vino y me agarró del brazo, tirando de mí hacia el eje de madera... Junto a la otra prisionera, colgando del extremo del eje de madera, había dos puños de metal y entre ellos un anillo de metal... Observé con horror como me sujetó las muñecas y la cadena que colgaba de mi cuello… Sin empezar a trabajar, ya empecé a sudar mientras  me estaba encadenado al eje de madera.

Mi espera no fue larga... Escuché el silbido del látigo momentos antes de que mi espalda explotara de dolor... Avancé, empujando el eje y la pesada piedra circular comenzó a girar... Una vez más, el látigo golpeó y grité, empujando con más fuerza el eje y haciendo fuerza con las piernas para moverme.

Una mirada a la mujer a mi lado me indicaba su alivio en el reparto del trabajo… Su breve respiro fue demasiado corto, pues el siguiente golpe del látigo marcó su espalda, provocando un grito en su garganta mientras los dos luchábamos por empujar la piedra alrededor del círculo.

Dimos vueltas y más vueltas… El látigo nos incitó a trabajar a pesar del agotamiento... Cada hora nos permitía descansar cinco minutos antes de reanudar el tortuoso camino alrededor de la piedra de moler gigante… Como en un sueño, observé al guardia cómo se follaba a la mujer de mi lado metiendo su polla en su culo como un martillo.

Cuando terminó, nos ordenó volver a nuestra tarea... Las lágrimas corrían por las mejillas de la mujer y se volvió hacia mí con una mirada de desesperación... Comencé a decirle palabras de consuelo, pero de inmediato se convirtieron en un gemido cuando el látigo me mordió de nuevo la espalda.

Me encontré añorando que los guardias me dieran por el culo mientras el guardia me azotaba cada vez que desfallecía... Mis tetas se hincharon repentinamente y mis pezones se endurecieron como rocas cuando, con incredulidad, comencé a sentirme excitada.

Mientras caminaba alrededor del círculo, comencé a frotarme los muslos, alentando mi deseo... Me quedé sin aliento y la mujer a mi lado me miró con incredulidad… Era obvio lo que estaba haciendo y ella no podía creerlo... ¡Tampoco yo podría creer que estaba caliente!

El guardia también se dio cuenta de lo que estaba haciendo y nos ordenó parar… Me agarró del hombro y sosteniéndome con firmeza, me abrió las muñecas y la cadena del collar, liberándome del eje.

Tirándome al suelo, levantó mis caderas y metió su polla en mi culo, empujando hasta que su vientre rebotó contra mis nalgas… Gemí en una combinación de lujuria y dolor cuando él comenzó a empujar dentro y fuera de mí con tremenda fuerza.

Con sus tremendas estocadas, mi cuerpo se balanceaba de un lado a otro; mis tetas giraban salvajemente y yo gruñía como una cerda. Mientras me enculaba volví a tocar mi clítoris… En poco tiempo exploté en un fuerte orgasmo y grité en éxtasis.

Mi agujero de culo estaba lleno de su polla y encadené otro orgasmo gritando de placer… El fuerte grito hazo eco en la cámara donde estábamos... Sentía su abdomen golpear contra mis nalgas y cuando iba a alcanzar un tercer orgasmo, lo escuché gritar una maldición y sentí que su esperma llenaba mis intestinos, mientras desaceleraba sus movimientos hasta que finalmente se detuvo.

Se tendió encima de mí, respirando con dificultad, mientras su polla se suavizaba gradualmente y se deslizaba fuera de mi culo... Al poco tiempo lo escuché decir:

  • "¡Arriba!... ¡Arriba, puta!... ¡Levántate!... ¡Levántate, puta!"

Me puse de pie con su esperma goteando de mi culo y bajando por mis muslos... Nuevamente, mis muñecas fueron amarradas al eje y la cadena de mi cuello atada también… Una vez más, mi compañero de prisión y yo comenzamos nuestro largo viaje a ninguna parte.

Fueron 14 horas en el molino de piedra con sólo un pedazo de pan y una taza de agua para el desayuno y el almuerzo... La cena consistió en el plato habitual de frijoles y tortitas... Después de dos semanas de estar en la cámara, medi cuenta de que mi cuerpo comenzaba a endurecerse y, extrañamente, mis tetas crecieron aún más.

Me convertí en una de las favoritas de los guardias y fui follada diariamente por más de uno... Me di cuenta de que el trato que recibía lo aceptaba cada vez más y mi humillación ya no me afectaba… Mi lascivia estaba presente siempre.

Cada noche, Rosa, a mi compañera en la rueda de molino y a mí, nos metían en un pequeño cubículo de más de 90 cm de profundidad de ancho y alto con una rejilla en la parte delantera… Era imposible acostarme dentro sin pasar mis piernas a través de la rejilla... El cubículo no tenía ninguna comodidad y la mayoría de las noches permanecía despierta, pensando en mi sombrío futuro.

Varias semanas después de que me condenaran al molino, Ramón, el guardia del molino, vino a buscarme en mitad de la noche... Me arrastré fuera del cubículo para encontrar al Alcaide y al Guardián, de pie, en medio de la mazmorra.

  • "Creo que tenemos más uso para ti, '97'… Sé una buena chica, sube a esta mesa y acuéstate boca arriba."

La mesa tenía tambor de rueda en un extremo... Dudé y recibí un duro golpe en mi espalda del guardia.

Sintiendo que la resistencia era inútil, me subí a la mesa y estiré los brazos sobre mi cabeza… Rápidamente mis muñecas y tobillos fueron encadenados y la rueda giró hasta que estuve tensa... No fue doloroso, pero si incomodó mientras esperaba a que empezara a sufrir el verdadero dolor.

  • "¿Qué me vas a hacer?", le pregunte.

  • "Nada que no te guste, querida… Te escucho de vez en cuando como disfrutas un poco con el dolor", respondió el alcaide.

  • "Nooo... ¡NO!... ¡Por favor!... ¡No me hagas daño!"

  • "Despues de todo lo que estás pasando, esto solo será un poco de dolor… No te preocupes."

La guardia que me había follado con los dedos en varias ocasiones, entró en la mazmorra y caminó hacia el estante, mirándome fijamente.

  • "¡Hola, pervertida!"… Y se echó a reír mientras me miraba… Yo estaba empezando a transpirar tanto por el nerviosismo como por el aire caliente que había en el calabozo… Vi que la mujer tenía una bandeja en la mano, pero no podía ver lo que había en ella.

  • "Queremos hacerte más atractiva, '97'", me dijo el alcaide.

El Guardián se inclinó sobre mí con lo que parecía ser un par de alicates en su mano… Agarró mi teta izquierda y comenzó a masajear mi pezón hasta que se puso rígido… Luego colocó las pinzas sobre él y sentí como una picadura y vi sangre goteando de una herida... La mujer le entregó algo y se ocupó de mi teta hasta que su mano se apartó. En mi pezón izquierdo ahora colgaba un gran anillo de plata.

Antes de que pudiera protestar, él agarró mi teta derecha y realizó el mismo procedimiento… Quedé con dos anillos colgando de mis tetas.

  • "Creo que esperaremos otro día para ponerle anillos en su nariz y su coño… Sus tetas van a estar un doloridas por un par de días", dijo el alcaide.

El Guardián me miró con una sonrisa siniestra en los labios… ‘¿Coño… Nariz? ’... Me estremecí al pensar que me iban a perforar estas partes tiernas de mi cuerpo.

  • "’97’, en ocasiones hemos brindado entretenimiento a algunos de nuestros amigos especiales que nos han apoyado financieramente con generosidad a lo largo de los años… Realizamos una pequeña exposición, utilizando a algunos de nuestros reclusas más destacadas para su disfrute… Creemos que tú será muy bien aceptada",me dijo el alcaide, sonriendo.

Me estaban convirtiendo en una puta en beneficio de la prisión... Ser follada por algún político probablemente no era peor que ser follada por los guardias… ¿Qué podía hacer?... Nada… Así que no respondí mientras me soltaron de la mesa.

Me devolvieron a mi celda y el día comenzó como cualquier otro día cuando me llevaron al molino de piedra y me encadenaron al eje… Rosa me miró con curiosidad y sonrió un poco cuando vio los anillos colgando de mis pezones.

  • "Has sido elegida", me susurró ella… Quise preguntarle qué quería decir, pero el látigo contra mi espalda expulsó el aire de mis pulmones y me incliné a la tarea de mover la piedra pesada… El resto del día se pasó en silencio, interrumpido por el sonido del látigo que golpea nuestras espaldas cuando el guardia sintió que no estábamos gastando suficiente energía.

Al final del día, en lugar de regresar a mi celda, me llevaron al patio de la prisión... Vi que se habían hombres y mujeres sentados en semicirculo... Después de meses sin ropa, no sentí vergüenza por mi desnudez ante extraños y caminé orgulloso ante ellos… Un murmullo bajo surgió de la multitud cuando los dos guardias que sostenían mis brazos, me hicieron parar.

Sentí un movimiento detrás de mí y miré hacia atrás… Vi que otra prisionera también era llevada ante los espectadores... Era una de las mujeres mexicanas que me había atacado en las duchas y cuando sus ojos se encontraron con los míos, ella se burló con desdén mientras la llevaban a mi lado.

Ella estaba desnuda, como yo, excepto por el collar alrededor de su cuello y los anillos colgando de sus pezones… Erguía sus pechos, con altanería, al tirar sus hombros hacia atrás.

Varios de los espectadores aplaudieron mientras estábamos paradas esperando saber lo que se había planeado para nosotras dos… La sensación de terror creció en mí cuando vi al alcaide abrirse camino entre el público y comenzar hablar:

"¡Bienvenidos, damas y caballeros!... Una vez más, hemos organizado un concurso para su entretenimiento y diversión de ustedes y esperamos que sea de su agrado… Estas dos mujeres, que tienen delante son las presas ‘63’ y ‘97’, condenadas por horribles crímenes… Ellas participarán en un concurso de lucha hasta que una sea derrotada... La ganadora se unirá a ustedes en el banquete para servirles como la ganadora del concurso… La perdedora también se unirá a usted en esa fiesta, pero ella no disfrutará de todo esto... Sé que muchos de ustedes vinieron el año pasado y les gustó mucho… Por eso, repetimos el espectaculo…  Les aseguro que esta noche no será menos interesante que lo fue el año pasado y losque no lo vieron, espero que disfruten mucho."

Cuando el alcaide se hizo a un lado, los guardias que nos tenían sujetas por los brazos, nos giraron para que quedáramos frente a frente y nos empujaron hacia adelante.

De repente me encontré en las garras de mi oponente en este extraño concurso de lucha... Sus brazos apretaron los míos a mis costados hasta que me quedé apenas sin aliento… Comencé a marearme mientras luchaba por liberarme de mi oponente... Sus tetas presionaron contra las mías y con los ojos nublados pude ver el odio en ella… Con un último súper esfuerzo, me liberé de su agarre y la empujé hacia atrás.

Comenzamos a dar vueltas, cada una buscando una ventaja… Me estaba convirtiendo en un animal tratando de sobrevivir… Incluso me oí gruñir mientras observaba a mi adversaria mirarme maliciosamente... En el fondo, pude escuchar a los espectadores animándonos a luchar y me envalentonaron con sus gritos de ánimo... Cuando ‘63’ se lanzó hacia mí, me puse a un lado y le dí un puñetazo en su estómago... Ella se dobló, sosteniendo su estómago y vomitó... Aprovechando la oportunidad, me giré de nuevo, golpeándola en el mentón y enviándola hacia atrás… Su impulso la hizo caer al suelo de espaldas, jadeando.

Salté hacia adelante pero ella de repente levantó su pierna derecha y me dio una patada en el coño... Las estrellas se formaron en mis ojos cuando mis manos fueron a mi sexo lesionado… Me tambaleé hacia atrás, masajeando los labios de mi coño y mientras me tambaleaba de dolor, ‘63’ se levantó del suelo, se lanzó hacia mí y, con una mano agarró mi coño y con la otra, mi teta derecha… Me dio la vuelta y me lanzó como una pelota de goma por el patio... Aterricé boca abajo y cuando quise volver a levantarme, '63' estaba encima de golpeando sus puños en mi espalda y apretando mi cara en la tierra.

Ella me agarró del pelo y comenzó a golpear mi cara hacia arriba y hacia abajo en el suelo… Con un último esfuerzo, me di la vuelta, tirándola y me puse de pie... La sangre corría por mi nariz y me froté los ojos para limpiar la suciedad… Ambas estábamos sudando profusamente mientras nos enfrentábamos, jadeando… En el fondo pude escuchar a los espectadores gritando y me preguntaba a quién gritaban de las dos... Estaba agotada pero decidida a sobrevivir.

Me lancé sobre ‘63’ y ella, rápidamente dio un paso a la derecha y me dió un puñetazo a un lado de mi cabeza… Me tambaleé y caí de rodillas… La oí decir "¡Toma esto, perra!"… Y momentos después mi coño recibió un puntapie de agonía... Grité de dolor y caí hacia atrás, agarrando mi sexo herido... ‘’63’ se puso sobre mí en un instante, lloviendo golpe tras golpe en mi cara, tetas, estómago y riñones… Lo último que recuerdo haber escuchado fue el aplauso de los espectadores mientras yo yacía gimiendo en tierra.

La sala de banquetes en la prisión de San Rafael era todo lo contrario del resto del complejo penal… Este lujoso lugar tenía candelabros, pinturas colgadas de las paredes, alfombras e hilo musical.

La mesa, tendría unos 15 m de larga y alrededor de ella estaban sentados 30 invitados... Los hombres y mujeres que habían sido espectadores del combate entre ‘63’ y yo, ahora disfrutaban de un festín, compuesto de mariscos y cerdo asado, regado con champán que adornaban el centro de la mesa.

Una ‘63’, desnuda, estaba debajo de la mesa, yendo de un invitado a otro y chupando la polla o lamiendo un coño… Podía saber dónde estaba ella por la expresión de la cara del invitado o invitada.

Y yo era el invitado de honor, por así decirlo... Estaba colocada en la cabecera de la mesa del banquete y veía a través de mis ojos llorosos todo lo que estaba sucediendo.

Una estructura de metal se encontraba a unos 90 cm por encima del extremo de la mesa… Esa estructura tenía una pieza en ángulo de hierro a modo de V invertida… Yo estaba sentada encima de ella con una pierna a cada lado… La pieza de hierro en V invertida quedaba insertada firmemente en mi coño… Mis brazos estaban atados detrás de mi espalda, haciendo que mis tetas empujaran hacia delante… Para causarme más dolor, colgaron pesas de los anillos en mis pezones, haciéndome inclinarme hacia adelante y aumentando la presión sobre mi coño torturado… Si eso no fuera suficiente,  colgaron también pesas en mis tobillos para aumentar mi agonía.

El dolor estaba creciendo exponencialmente mientras colgaba de esta especie de "caballo" de hierro… Mi coño se sentía como si estuviera en llamas y mis tetas se sentían como si se estuvieran estirando hasta el suelo… Empecé a sollozar histéricamente, pero los hombres y mujeres ignoraron mis gritos.

En un momento dado, el alcaide se acercó y conectó unos cables finos a mis tobillos y observé con horror cómo mis piernas empezaban a levantarse hasta que estaban casi horizontales con respecto al piso… Todo el peso de peso de mi cuerpo estaba ahora en mi coño apoyado sobre la barra de hierro, llegando a pensar que iba a morir del dolor tan intenso que tenía.

Comencé a gemir, luego sollozar, y en unos momentos gritaba con toda la fuerza de mis pulmones… Los invitados a la cena volvieron su atención hacia mí, ya que ya no podían mantener una conversación, y comenzaron a reírse de mi sufrimiento.

Añadieron más pesas a las que ya colgaban de mis tetas y mi agonía se intensificó... Me incliné hacia adelante, provocando aún más dolor en mi coño… El sudor goteaba de mi cuerpo y el charco en el suelo debajo de mí.

Curiosamente, una sensación de erotismo comenzó a desarrollarse cuando intentaba encontrar una posición que me permitiera cierto alivio… Al hacerlo, comencé a gruñir y jadear mientras mi cuerpo comenzaba a balancearlo hacia adelante y hacia atrás… Mis tetas rebotaban obscenamente, pero todo lo que pensé fue en el cuchillo cortando mi coño… Mi clítoris se había hinchado y sobresalía como un pequeño pincho mientras montaba esa barandilla hasta el orgasmo.

Mis gritos se habían convertido en gemidos, mientras seguía meciéndome hacia adelante y hacia atrás… Mi dolor ahora se había convertido en una fuente de placer que superaba todo lo que había conocido antes... Un orgasmo tras otro explotó dentro de mí hasta que fue un orgasmo continuo… Estaba babeando y temblando como si tuviera parálisis…. Los invitados se había reunido a mi alrededor viendo mi actuación desvergonzada, pero no me importaba... Mi único pensamiento era lograr el siguiente orgasmo… Mientras gritaba como una loca, perdí el conocimiento.

Me desperté en una pequeña habitación en las entrañas de la prisión... Estaba de rodillas con mi cara presionada contra el suelo y alguien estaba metiendo su polla en mi culo y follándomelo con dureza... Tal vez había una docena o más de hombres y mujeres en esta habitación con poca luz… Todos estaban desnudos y varios de ellos ocupados en follar… Se escuchaba el sonido de música.

Uno de ellos, al menos el que me estaba dándome por el culo, me empujaba hacia adelante con cada golpe de polla... Yo, jadeaba y mis tetas oscilaban obscenamente debajo de mí… Mi cabeza fue levantada estirando mi cabello y ví una polla frente a mi cara… Me la llevé instintivamente a la boca.

Tragué el grueso tronco de carne y empecé a mamárselo… Estaba en un torbellino de erotismo… Mi cerebro se sentía como si explotara por la sobrecarga de lujuria… El hombre que estaba detrás de mí, buscó mi abultado clítoris, lo masturbó un momento y yo lancé un grito de locura al correrme.

El ritmo de la música aumentaba mi lujuria y al cabo de poco tiempo los tres nos corrimos en el mismo momento... Mi boca se llena con el semen del hombre y trago rápidamente, pero todavía me gotea algo por la barbilla… Mis propios jugos fluyen por mis muslos para mezclarse con el semen que gotea de mi culo… Me desplomo en el suelo por agotamiento.

La puerta se abre brevemente y meten a un preso en la habitación... Es un hombre negro y jadeo cuando veo el tamaño de su polla que cuelga hasta la mitad de su muslo… Lo atan rápidamente con sus brazos por encima de su cabeza y sus pies abiertos.

Me llevan debajo de él y tomo sin vacilar su monstruosa polla entre mis labios… Mientras chupo y lamo el gran tronco grueso, comienzan a azotar su espalda… Puedo escuchar el chasquido del látigo contra su carne y cómo él avanza con cada golpe, enviando su polla a mi garganta… Una voz en mi oído me susurra:

  • "Será azotado hasta que logres que se corra."

Chupo y lamo cada vez más rápido mientras los gritos del hombre negro hacen eco en la habitación mezclándose con la risa de los invitados y la música rock que parece crecer aún más fuerte.

Su polla se vuelve más dura y comienza a latir y su cuerpo comienza a empujar hacia adelante y hacia atrás... Estoy en una vorágine como nunca antes había experimentado. El orgasmo tras orgasmo me invade hasta que no hay descanso... El sudor gotea de mi cuerpo y mis ojos se vuelven borrosos hasta que apenas puedo distinguir mi entorno… Mi respiración se está convirtiendo en enormes jadeos cuando lamo y trago el tronco oscuro de esa gran polla negra que se desliza por mi garganta… Mis oídos escuchan el débil eco de gritos y gemidos que vienen desde arriba… Y el negro, se corre.

Chorro tras chorro de semen llenan mi boca y pasan por mi garganta… Trago frenéticamente, sabiendo que no debo perder una gota... Mi cabeza sigue moviéndose hacia arriba y hacia abajo mientras su semen se vacía en mi garganta… A pesar de mis esfuerzos, su esperma gotea por mi barbilla sobre mis pechos... Gimo de abatimiento, sintiendo que de alguna manera he fallado y por ello seré duramente castigada con toda seguridad… La polla del negro se afloja entre mis labios y me recuesto, todavía sin aliento.

Y ahora es mi turno… Me puse en pié y levanté mis brazos sobre mi cabeza... Siento cadenas atadas a mis muñecas y mi cuerpo lo elevan hasta que estoy de puntillas… Unas manos me agarran de los tobillos, separan mis piernas y las anclan hasta que quedo colgando... El hombre negro es liberado y  de rodillas entre mis muslos… Su cabeza calva está a centímetros de mi coño mojado y lloriqueé de desesperada, esperando alivio.

Un hombre y una mujer toman sus posiciones a ambos lados de mí... Veo que en sus manos hay cañas largas y delgadas, de no más de 0,5 cm. de grosor… El hombre pasa suavemente su caña por mi espalda, midiendo la distancia... Al mismo tiempo, la mujer presiona su caña contra mis pechos, haciendo que mis pezones se hinchen y se endurezcan... Siento una sensación de euforia a pesar de la amenaza de un azote… Estoy en exhibición ante extraños… Un espectáculo que hace meses hubiera parecido impensable... Me están esperando para verme gritar de angustia y retorcerme por los golpes que recibiré…. Al mismo tiempo, estaré recibiendo placer entre mis muslos.

Al momento, el bastón me golpea la espalda, justo por encima de la curva de mis nalgas y grito… Mi cuerpo se lanza hacia adelante como para escapar de la agonía y entonces el alcanzado por el golpe de caña contra mis pechos... Otro grito sigue rápidamente y mi cuerpo comienza a retorcerse… Siento la lengua del hombre negro en lo profundo de mi coño e instintivamente empujo mis caderas hacia delante.

Nuevamente los dos bastones golpean mi cuerpo y estoy chillando tan fuerte que mis gritos son ensordecedores, mientras mis caderas se mueven de un lado a otro en respuesta a la lengua del negro.

Miro hacia abajo y veo ronchas rojas en mis tetas, pero, no sé por qué, mis pezones están duros como rocas... La mujer también se da cuenta y lleva el siguiente golpe de caña a golpearme con crueldad mispezones, provocando el grito más intenso que jamás haya lanzado.

De un lado y otro recibo golpes con sus cañas... El sudor brota de mi cuerpo mientras me retuerzo de dolor y lucho mientras siento que un orgasmo me va a llegar de un momento a otro… Cuando llega, echo la cabeza hacia atrás y grito a todo pulmón.

  • "¡Más rápido!... ¡Más rápido!... ¡Lamé más fuerte!... ¡Me corroooo!"

De repente me transformé en un animal que busca sólo placer... El dolor se ha mezclado con mi placer sexual... Mi cuerpo se agita salvajemente, amenazando con arrancar mis brazos de los hombros... Es el orgasmo más intenso que he experimentado… Anhelo tener mis piernas libres para poder envolverlas alrededor de la cabeza del negro y apretarlo más contra mi coño... Mis tetas están en llamas y desearía poder acariciarlas… Mi espalda me arde... Todo lo veo borroso y en mis oídos escucho un rugido que me doy cuenta de que son mis gritos... No son gritos de agonía sino gritos de placer.

  • "¡Mi coño está en llamas!... ¡Alguien que me joda!... ¡Por favor, follarme!"

Los golpes siguen... Las cañas golpean con mayor frecuencia mi cuerpo que se sacude sin parar… Mi gotas de sudor vuela en todas direcciones y he echado la cabeza hacia atrás, rindiéndome a la histeria de la lujuria.

Los golpes de caña se detienen momentáneamente y siento una polla empujando mi ano hasta abrírmelo... El placer que siento es increíble... Mi cuerpo es atacado por ambos lados mientras gímo y gimo sin parar... Nadie me está prestando atención… Todos están follando y chupando... Toda la habitación es una orgía gigantesca... Mi cerebro está sobrecargado por todas las sensaciones que estoy experimentando… Es más de lo que puedo soportar y me desmayé.

Cuando despierto, ya no estoy colgando de mis muñecas… Me tumbo en el suelo, mientras que a mi alrededor todo el mundo está follando o chupando... La música ahoga los gemidos y los gritos.

Diana, la mujer que me azotó antes con la caña entra de nuevo en la habitación... Una conversación en voz baja entre ella y algunos de los invitados termina con su risa tranquila mientras me mira fijamente… Rápidamente se quita la ligera túnica que llevaba y se arrodilla a mi lado.

  • "¿Quieres follarme?", me preguntó, sonriendo en silencio mientras me besaba... La música es ensordecedora ahora y todos estan apiñados alrededor de nosotras dos, gritando obscenidades y abofeteando mi cuerpo desnudo.

Alguien trae un enorme consolador doble que de 40 cm de largo cómo mínimo... Me levantan y me obligan a ponerme sobre mis manos y rodillas… Diana también se pone sobre sus manos y rodillas hasta que nuestros dos coños se tocan… Siento el consolador en la entrada de mi vagina y luego es empujado dentro de mí hasta que me quedo sin aliento… Un suave gemido detrás de mí me dice que Diana ha recibido el otro extremo... Un ligero movimiento hacia adelante y luego Diana se hunde hacia atrás, metiéndome el consolador más profundamente dentro de mí... Grito y devuelvo el empuje… Nuestros culos carnosos rebotan unos contra otros.

Nos follamos mutuamente con el consolador como dos animales frenéticos mientras la gente a nuestro alrededor cantaba y gritaba, y el ritmo de la música llena mi cerebro mientras grito, empujo, gimo y jadeo.

El sudor gotea de nuestros cuerpos mientras trabajamos en tándem… Veo las tetas oscilando obscenamente debajo de nosotras... Me llega un nuevo orgasmo y grito... Y otro orgasmo me viene rápidamente, pero Diana no frena sus movimientos… Ahora estoy teniendo un orgasmo continuo que me quita el aliento y hace que me mueva cada vez más rápida.

La bofetada de nuestros culos cubiertos de sudor se mezcla con los gritos de la gente y la música cada vez más fuerte.

Mi respiración se vuelve entrecortada cuando las dos nos balanceamos adelante y atras con el consolador metido profundamente y moviendolo sin parar... Escucho gritos y no estoy segura de si soy yo, Diana o alguien de la multitud... Las dos terminamos con una gran corrida.

He registrado cuidadosamente todo que me ha llevado a mi situación actual... En unos instantes, vendrán de nuevo a buscarme... Una vez más he sido elegida como la "estrella" del entretenimiento de la semana… Ya no estoy obligada a pelear con otra reclusa.

Ahora, directamente soy torturada en uno de los dos extremos de la larga mesa, frente a la perdedora del combate, y luego azotada y  entregada a los huéspedes de la prisión para cualquier "diversión" que tengan en mente.

Lo sorprendente de todo es que estoy deseando que llegue... Me he convertido en un animal, buscando sólo el placer de los sádicos que me pueden ofrecer orgasmos como ninguno que haya experimentado antes… La degradación es como un tónico para mí… Nunca tengo suficiente… Han abusado de mí de todas las formas inimaginables, incluso me han cagado… Me han follado perros, cerdos, burros pequeños e incluso tres presos varones al mismo tiempo.

Soy muy conocida tanto por los internos de la prisión como por los huéspedes frecuentes que pagan enormes sumas de dinero para asistir a los banquetes de la prisión.

Mientras pienso en todo esto, la puerta de mi celda se abre.

  • "Ven, puta, te están esperando"... La cadena atada a mi collar es desbloqueada de la pared y me llevan tirando de ella.

El coño se me moja inmediatamente cuando me levanto y sigo a la guardia fuera de mi celda, camino a que disfruten conmigo todo lo que les apetezca.

F I N