Convertido en mujer (parte IV)

Continuación del relato Convertido en mujer

Convertido en mujer (parte IV)

Eran las 4,30 de la mañana y me levanté a ducharme. Enseguida que oyó el ruido mi madre salió de la habitación

  • Mónica no he dormido nada de los nervios, me dijo

  • Pues figurate yo, le contesté.

Salí de la ducha y enseguida entró ella. Tenía que ir en ayunas por lo que no pude desayunar.

Cogí unas braguitas de algodón con un lacito en la parte delantera con un dibujo de peces y me las puse, también un sujetador básico con un relleno dentro y me puse uno de los shorts y una camisetita de tirantes de las que había comprado el día anterior con Marta. Había subido bastante la temperatura respecto al día anterior y por eso no quise ponerme medias. De calzado elegí las sandalias planas que también habíamos comprado el día anterior, ya que no quería ningún tacón después de haber llevado el día anterior durante todo ello día los zapatos con 5cm de tacón que me había traído Marta.

Cuando salió mi madre de la ducha le dije:

Date prisa, son casi las 6 y Marta estará a punto de llegar.

Mi madre puso cara de felicidad al ver que yo le pedía que se diera prisa o llegaríamos tarde y corriendo hacia su cierto dijo: en cinco minutos estoy lista Mónica, te he dejado en el Salón preparada una bolsa con varias mudas y camisones para los días que pases en el hospital.

Mientras se cambia aproveche para mirar la Bolsa y vi que mi madre también había aprovechado algún momento para comprarme varias braguitas y un par de camisones uno de manga corta y otro de tirantes. También había incluido artículos de aseo como desodorante, maquinillas para depilarse,...

Justo cuando mi madre salió preparada, sonó el timbre. Ahí estaba Marta toda alegre preparada para llevarme a la clínica. Me dio un pico y me dijo: que bien te veo Mónica, ¿vamos?

Cogí el bolso que me había dado el día anterior, mi madre cogió la bolsa que había preparado con mis camisones y mis braguitas y bajamos el coche.

Creo que todo el viaje lo hice dormida, a pesar de los nervios eran ya tres noches sin dormir y lo necesitaba.

Cuando llegamos a la clínica, enseguida nos recibieron.

  • Mónica, acompañame. Trae los enseres que hayas traído y ya los dejas en la habitación. Ustedes por favor, quédense en la Sala de espera y allí les irán informando.

Me dio mi madre la bolsa con las mudas, camisones y demás y acompañé a la señorita que había venido a por mi.

Mientras la seguía detrás de ella por el pasillo solo podía pensar que a partir de ese momento sería Mónica durante el resto de mi vida.

Llegamos a la habitación y la la señorita me indicó que dejará todas las cosas, si necesitaba ir al baño que fuese. Me pidió que me desnudase y tumbase en la cama y cuando estuviera preparada avisara con el timbre que se encontraba en el cabecero de la cama.

Me metí en el baño, me desnude y aproveche para mear de pie por última vez. No sabía cómo había llegado a esta situación pero ya no había marcha atras. Me duche y una vez seca salí a la habitación, me eche sobre la cama cubriendome con la sábana y toque el timbre.

No pasarían más de 2 minutos cuando dos enfermeras vinieron a la habitación pero a mi me pareció que habían pasado horas.

  • Hola Mónica, ¿que tal estas?

  • Un poco nerviosa, respondí.

  • Tranquila que todo va a salir bien. Yo soy Nuria y mi compañera Isa y vamos a cuidar de ti durante este tiempo.

  • Las palabras de Nuria me dieron algo de tranquilidad pero enseguida Isa dijo:

Hola Mónica, veras como todo es muy rápido y sale bien pero según me dijo eso bajo la sábana y me volvieron los nervios.

Mientras Nuria me colocaba una vía, Isa comenzó a rasurarme toda la zona genital (Marta y mi madre me habían depilado dos días antes por lo que prácticamente no habían comenzado a salir pelos aún), a partir de ese momento no se si por los nervios de la operación o debido a la cantidad de veces que me había tenido que mostrar desnuda los últimos días ya no sentía vergüenza.

Una vez Isa acabo de rasurarme, Nuria con un rotulador marco con un círculo toda la zona genital, en mi mente solo pensaba que para que era eso necesario.

Me taparon con la sábana y comenzaron su mover la cama, recorrimos un pasillo hasta llegar a unos ascensores, una vez allí, bajamos varios pisos y me llevaron a una sala.

En ese momento vinieron dos enfermeras y me hicieron cambiarme a otra cama llevando cuidado de la vía. A partir de ese momento ya no tenía sábana con la que taparme.

Momentos más tarde, apareció la doctora Muñiz con un hombre.

  • Hola Mónica, este es el doctor Castro va a realizar la operación conmigo.

Salude al doctor Castro y se fueron. En ese momento vino una persona me dijo que era el anestesista, me metió en la vía un líquido y en ese momento quedé dormida.