Convertido en mujer (parte III)

Continuación del relato Convertido en mujer

Convertido en mujer (parte III)

Llegamos al edificio en el que se encontraba la consulta de la doctora Muñiz. En recepción Marta indicó que teníamos una cita con la doctora y nos acompaño a una sala de espera.

Esperen aquí sentadas, enseguida le llamará la doctora.

Mientras esperábamos sentadas apareció en la Sala de espera mi madre.

  • Pero que guapa vienés Mónica y me dio dos besos como si no nos hubiéramos visto en mucho tiempo (la verdad es que era la primera vez que me veía fuera de casa como Mónica y no como Javier).

En ese momento salió una señorita de uno de los despachos y dijo: Mónica Saelices.

Marta enseguida dijo vamos. Yo en un primer momento no supe reaccionar.

Entramos en la consulta Marta, mi madre y yo. Dentro se encontraba la señorita que acababa de llamarnos, según el nombre que llevaba colocado en la bata era la enfermera Adanez y detrás de la mesa sentada estaba la doctora.

Buenas tardes Mónica, que bien acompañada vienes, dijo la doctora Muñiz.

Ya me han explicado tu caso y vamos a hacerte una revisión para cuanto antes poder realizarte la operación de cambio de sexo que puedes estar tranquila que para cuando comiences las clases ya estará todo a punto.

Por favor, pasa detrás del biombo, quitate la ropa y túmbate en la camilla.

Nuevamente, me encontraba viéndome obligada a desnudarme pero esta vez estaban delante Marta, mi madre, la doctora Muñiz y la enfermera Adanez.

Me fui tras el biombo, me quite toda la ropa, que decir tiene que ya el desabrocharme los botones al revés de la blusa o el sujetador o quitarme los panties no era obstáculo para mi. Una vez desnudo, salí de detrás del biombo y me fui hacia la camilla que estaba en el otro lado de la Sala por lo que todas pudieron contemplarme tal como Dios me había traído al mundo.

Me tomaron la tensión, me sacaron sangre. Después me pesaron y me midieron.

Siéntate un momento, dijo la doctora. Por supuesto continuaba desnuda delante de todas ellas.

Mañana realizaremos tu cirugía, debes ingresar en el centro a las 7 de la mañana. Esta noche comienza a tomar este medicamento que son unas hormonas con las que comenzarán a desarrollarse tus pechos y en 15 días no tendrás nada que envidiarnos, además provocará que no te crezca pelo en la cara y algo menos en el resto del cuerpo pero no va a evitar que tengas que depilarte las piernas y las axilas como el resto de mujeres y tus partes íntimas en caso de que te guste llevar tus partes íntimas sin pelo.

Vistete y te esperamos mañana a primera hora.

Me fui tras el biombo y vi que ya no había marcha atrás. Marta y mi madre lo tenían todo bien atado y no me habían dado ninguna opción a decir que no ni les había importado lo que yo pensara.

Una vez vestida salimos de la consulta, mi madre se fue hacia su coche y Marta y yo al de Marta, ya que habiamos aparcado en distintas direcciones.

En el coche de vuelta al pueblo, se cortaba el aire del silencio hasta que Marta dijo

Mónica que contenta estoy, espero que tu tambien. No pensábamos que esto fuera a ser tan rápido. De hecho esta noche llamaré a la pandilla para decirle que estaremos unos días fuera y cuando volvamos ya serás Mónica sin ningún impedimento.

Yo no dije nada, solo pensaba en que me iba a convertir en una mujer (aunque ya pensaba y vestía como ellas) sin haberme dado otra opción. Pero también pensaba en el día que habíamos pasado comprando y lo bien que me había sentido.

Al llegar al pueblo, Marta me acercó a casa y me dió un pico.

  • Mañana a las 6 de la mañana os recogeré a tu madre y a ti, va a ser un día muy especial y una vez salí del coche, tocó el claxon y se marchó.

Subi a casa y mama aún no había llegado. Aproveche para ducharme y me puse las braguitas de encaje y el camisón que había utilizado la noche anterior. Enseguida llegó mi madre, se me acercó y me dió dos besos.

  • Por fin voy a tener a la hija que siempre he deseado tener. Voy a preparar algo de cenar, tomate las pastillas que te ha mandado la doctora que hay que irse pronto a dormir.

Me tomé las pastillas, cenamos unas acelgas que preparó mi madre y enseguida nos fuimos a dormir.

Ya era la tercera noche consecutiva que no conseguía pegar ojo pero en esta ocasión con más razón, lo que iba a ocurrir mañana no tendría vuelta atrás.

Continuará...