Convertí en una Hotwife a la mujer de mi amigo
Una excursión, un juego de cartas y una follada en una tienda de campaña
Hace muchos años que fantaseo con hacer la transpirenaica a pie. El famoso GR-12. Es una ruta preciosa de treinta y muchas etapas. Por trabajo no me es posible, por lo que decidí hacer cada año 4 o 5 etapas. Lo que me fuera posible.
En el segundo año una pareja amiga se apuntó, lo que conllevó que mi mujer también se apuntase.
Llegado el día, salíamos del precioso pueblo de Molló hacia Setcases. Llegados a Setcases no encontramos albergue por lo que tuvimos que dormir en una tienda de campaña que nos habíamos llevado por precaución y para casos excepcionales. Este parecía ser uno de ellos.
Fuimos a cenar. Al ser fuera de temporada el restaurante cerraba a las 21.30h, por lo que volvimos a nuestra tienda y decidimos jugar aún a cartas. No queríamos alargar mucho la noche que nos esperaba una etapa dura, de Setcases a Vallter.
Como todas las buenas proposiciones duró lo que duran dos cervezas por cabeza. Y el pique del juego a cartas. Mi amigo perdía todas las partidas. Todo chulo dijo que era solo porque al no jugarnos nada, él no se esmeraba. Su mujer toda chula le dijo que si ese era el caso, que se jugase sus prendas. Yo tenía los ojos como platos. ¿Habría oído bien? Pero si, mi mujer también saltó al trapo, y como que había ganado la mayoría de partidas le espetó a que por partida perdida, una prenda menos.
No somos gente nudista, pero sí que nuestras mujeres en la playa hacen topless. Por lo que le había visto las tetas a la mujer de mi amigo. Estaba seguro de que no pasaría de aquí.
Empezamos a jugar. El chulo de mi amigo perdió rápido las dos primeras manos y se quedó en calzoncillos. Las dos mujeres estaban exultantes. Pero aquí cambió la suerte de lado. Una mano la perdió mi mujer, una la mujer de mi amigo. Y otra la mujer de mi amigo. ¿Falda o sujetador? Se decidió por la falda. Allí estaba ella en bragas y sujetador. Nada especial, sujetador y bragas para hacer deporte. Pero se la veía espectacular. Con esas tetas algo más grandes que las de mi mujer. Me fijé en las bragas, y no se veía salir ni un pelito. ¿Estaría depilada?
Me desconcentre. Es lo que tiene cuando la sangre baja a la polla. Y perdí tres partidas seguidas. En otras palabras, me quedé en pelotas. Mejor dicho, en pelotas con una polla muy morcillona. Se me había puesto dura imaginándome el coño depilado de la mujer de mi amigo. Y eso que no lo había visto. Todo eran imágenes en mi cabeza.
La partida siguió. Y volvió a perder mi amigo. Otro en pelota picada. Él estaba igual que yo.
Las mujeres decidieron que habían ganado y que se había acabado el juego. Que era tarde. Nosotros protestamos. Mucho. Pero no había nada que hacer.
Me puse los bóxers y quería ir a la fuente que estaba unos metros más arriba a por agua por la noche. La mujer de mi amigo dijo que me acompañaba para no ir sola luego que le daba algo de miedo.
Al alejarnos uno metros ella se me acercó y me dijo:
- ¿siempre la tienes morcillona? ¿Pero si no has visto nada aún que no conozcas?
Yo me puse algo rojo. No sabía que fuera tan directa. Pero fui al ataque y le comenté que viéndola en ropa interior me había hecho „ soñar y que mis pensamientos se fueran de viaje “.
Sonrió, y preguntó: ¿hacia dónde ha ido? “No lo quieres saber”, le contesté con una sonrisa pícara. Ella se acercó y restregándose algo más de lo necesario para pasar su mano por mis pelos, resaltó: “¿han vuelto tus pensamientos ya o aún siguen de viaje?” Mi cabeza volvió a soñar en ese momento, había notado sus duras tetas contra mi brazo y me estaba poniendo muy caliente. Llegamos a la fuente. Saqué mi móvil para iluminar la fuente y facilitarle el trabajo. Ella puso su culo en pompa para coger el agua y llenar la botella. Que culazo. No podía quitar los ojos de encima. En un momento me dijo riéndose a carcajadas: “deja de iluminar mi culo e ilumina la fuente”. ¡Vaya pillada! Me puse rojo otra vez.
Acabó de llenar su botella y la de su marido, se giró hacia mí y pegándose a mi dijo: “como sigas así te tendrás que hacer una paja antes de ir a dormir, sino pasarás mala noche.” Y sin querer, o quizás queriendo, rozó mi polla para quitarme mi móvil de la mano. “Anda, llena tus botellas”.
Le hice caso. Ella jugaba con la luz, iluminándome a mi, o mejor dicho mi culo y paquete, y la fuente.
Acabé de llenar las botellas, y en modo de juego le lancé las tres gotitas de agua que tenía en las manos de llenar las botellas. Ella se rió, se abalanzó sobre mí queriendo secar su mojada cara con mi camiseta. Ese forcejeo llevó a varios tocamientos poco involuntarios. Sobretodo por la duración de ellos. Yo tenía la polla ya muy dura. La situación me estaba calentando sobremanera. Más por lo que estaba imaginando que por lo que había visto o tocada.
Dándome un pico en la boca me dijo: “vamos a volver con nuestras parejas.”
Llegamos a la tienda, mi mujer y su marido ya habían preparado todo. Y se habían tumbado. Cada uno a un extremo de la tienda, por lo que nosotros dos nos tumbaríamos en medio.
Era verano y los sacos solo los usamos en modo manta.
Estaba muy cansado de la excursión del día. Normalmente soy de los que se duerme muy rápido. Pero estaba muy cachondo. Me apetecía mucho tocarme. Pero estaba en la tienda con mi mujer, un amigo y su mujer. ¿Qué hacer? Salir y hacerme una paja o esperar que todos se durmieran?
Mi mujer ya dormía. Lo oía por su forma de respirar. Ya solo quedaban dos. Metido en estos pensamientos, de repente sentí una mano buscando el camino a mi entrepierna.
Me giré hacia la mujer de mi amigo. Me sonreía. Se acercó a mi cara, me dio un beso en la mejilla y me susurró al oído: “para que puedas dormir mejor”. Empezó a pajearme lentamente. Ya la tenía muy dura. Y estaba muy caliente, me daba todo igual.
Pero yo tambien tenía ganas de tocarla. Me giré y fui a buscar esos pechos que antes me había quedado con ganas de ver. Y de tocar. Por fin los tocaría. Y no solo los toque, los disfrute. Luego fui a buscar con su mano su entrepierna. Estaba empapada. Empecé a acariciar su clitoris. Lentamente. Ella se medio giró y me susurro. “Metemela, que lo necesito mucho ahora”. Me acerqué a ella y empecé a follarla en posición de la cucharilla. Sin prisas, suavemente. No quería despertar a nuestros compañeros de la tienda. Pero estaba demasiado cachondo para parar.
Mientras que la follaba le daba besos en la nuca, le susurraba lo cachondo que estaba. Lo mucho que me ponía. Que me había puesto la polla durísima con sus juegecitos.
Seguía follandola. Le metía mi dura polla todo lo que podía en cada embestida. Con mis manos buscaba su botón del placer mientras que la follaba.
Se giró y me dijo: “Tomo anticonceptivos, ni se te ocurra correrte fuera y manchar todo.”
Eso me puso aún más cachondo y la avisé: “estoy a punto de caramelo.”
Ella me contestó: “no pares, que yo también.”
Unas embestidas más y me corrí.. Hundiéndome en su nuca, para no hacer demasiado ruido. Al instante ella también se corrió, con unos gemidos demasiado fuertes para la situación en la que nos encontrábamos.
Levante la cabeza. Ella también. Y vimos a su marido mirándonos. Y sonriendo. Se acercó y le dio un beso. Le dijo:” Te quiero. Y me encanta verte disfrutar”. Mientras que mi polla seguía en su coño