Conversión

Esta es la continuación de una historia que empecé con mi sumiso. Pongan ustedes el inicio que mejor les parezca

Arrodillada ante los pies de mi Ama, y tensa por todas las miradas puestas sobre mi, las rodillas no paraban de temblar, y los ojos no podían sino fijarse en los mismos pies que en otras ocasiones pisaban todo mi cuerpo.

Fue entonces cuando escuché la voz de mi Ama, “Zorra, ponte de pie y enseña tu clítoris”. Sabiendo que las ordenes de mi Ama deben ser cumplidas con brevedad, me puse de pie y levanté la falda y la cofia que ocultaban mi pequeño clítoris, revelandolo encerrado en su cb rosa, apropiado para la inútil herramienta que oculta.

“Como veis, el traje de maid le sienta de maravilla, viendo lo que oculta entre sus piernas, hace poco ella y yo decidimos que lo mejor era encerrarlo permanentemente, ya que algo así no se le puede llamar pene, y por lo tanto… ella es de todo menos un hombre”.

Ante esas palabras, yo no podía sino hundir mis ojos en el suelo, mientras aún sujeto la falda para que los presentes puedan seguir observando. Sin saber lo que puede venir después, mis sudores se hacían patentes.

“Pero ella sirve para mucho más que para servir el café… Zorra, ponte a cuatro patas encima de la mesa, que te vean bien”. Es entonces cuando me subí a la mesa, poniendo mi culo en pompa, dejando ver entonces las braguitas rosas que enfundaban un culo que, sin duda, tenía forma de mujer, y que encerraban un plug con una joya.

Mi Ama entonces se levantó, descruzando sus piernas y dejando ver una elegante lencería de encaje negro, con unas medias de conjunto y una falda que dejaban una visión totalmente despampanante. Fue entonces cuando me rodeó, pasando por delante de todos los hombres y mujeres que, sin disimularlo, se burlaban y reían de la zorra. Acariciando la espalda y el culo de la zorra, haciendo círculos alrededor de mi culo, fue entonces cuando agarró la base del plug y empezó un mete saca que me empezó a hacerme gemir, y dejar patente la clase de puta en la que me había convertido.

“Menuda puta está hecha” Esa era la frase más repetida de la velada, y era la frase que yo tenía metida en mi cabeza. No hacia mucho, yo era un hombre, el cual vestía de traje. Elegante, viril. Pero desde que reveló sus más interiores deseos a esta mujer… nunca había podido volver a verse igual. ¡No podía! ¿cúando?, ¿Cuándo había ido todo ese día con un plug en el culo y unas braguitas?¿cuando ese mismo día se había follado el culo debajo de un puente? ¿Cuándo se había comido esa corrida?.... No… no podía ser, ¡seguía siendo un hombre!... ¿seguro?, ¿Cuándo se había metido la polla negra en la boca y en el culo?, ¿Cuándo poco después se había corrido en esa misma polla y la había lamido limpiando todo el semen?

No… yo ya sabía que mis días como hombre habían acabado, el… ella, ya era una consumada zorra.

Después de estas cavilaciones, mi Ama me despertó. Fue entonces cuando despidió a todo el mundo y me puso una correa, en mi collar rosa, y dejando que todo el mundo viera como le seguía a cuatro patas, me llevaba a otra sala.

Esa era nuevo… hasta entonces todo se había quedado entre ellas, era la primera vez que participaban terceros. Pero… cuando entré en la habitación, mi mandíbula no pudo evitar abrirse de par en par…

En ella estaba el Perro de mi Ama. Era un verdadero especimen de 1,90, con barba. Un verdadero hombre. Yo… ¿cómo no iba a considerarme una zorra a su lado? ¿Cómo podía pensar que lo que colgaba entre mis piernas era un pene con lo que veía enfrente de mi? Era totalmente imposible.

“Ahora, voy a disfrutar yo, que tu ya has tenido suficiente”. Mi clítoris palpitaba dentro de su jaula, mi boca se hacía agua ante esa visión… Mi Ama iba a follar, con un hombre. Y yo… iba a tener el privilegio de poder observar lo que jamás sería capaz de hacer.

Empezaron a besarse, mi Ama y su perro, ella denostaba poder en cada movimiento, podía observar como incluso este especimen, fuerte y viril, no tenía fuerza frente a ella. Mi Ama le cogió de la polla y la trajo hasta mi, dejando su miembro a escasos centímetro de mi boca.

“ahora te toca a ti preparar la polla que me va a follar”. Sin más demora, pero con muchas dudas en mi cabeza, abrí la boca, siendo el perro el que metía su polla en mi boca. Al principio.. notaba como se abría paso en mi garganta, pero yo… estaba quita. No obstante, poco a poco decidí aplicar lo que con tanto esmero mi Ama me había estado enseñando, y empecé a mover mi cabeza y mi lengua, pasandola por el glande, lamiendo el miembro, bajando a esos enormes huevos…

“Quieta ya, que la que tiene que disfrutar soy yo”. Mi Ama tumbó al perro en la cama, y sentándose encima de el, se introdujo el miembro dentro de ella, permitiéndome a mi observar a escasos centímetros lo que era una verdadera follada. “¿Ves? Esto es lo que tu nunca vas a poder hacer, pero… ¿no te importa verdad? Tú no quieres esta posición, tu quieres estar debajo incluso de el”. Yo no podía sino admitir lo que era una realidad… no aspiraba a ser nada más que una ZORRA SUMISA COMEPOLLAS, y mi vida tenía mucho más sentido así.

Ella se corrió abundantemente, cogiendo parte de sus jugos y restregándomelos por la cara. “Ahora le toca a el correrse, pero quiero que lo haga teniéndote en cuenta a ti”. Por lo que… el a cuatro patas encima de mi cara, se corrió… como nunca había visto a nadie correrse, dejando el reguero de lefa por toda mi cara y el suelo.

“Ahora te toca limpiarlo”. Por lo que pasando mi mano por mi cara, traté de lamer toda la lefa que estaba en ella, para después ponerme a cuatro y lamer toda la que había en el suelo. “Como ves, tu no te has corrido, y no lo harás hasta que sepas hacerlo solo con tu culo, así que ya puedes ir entrenando”.

“Bien zorra, supongo que no esperas un premio por cumplir con tu obligación, así que ponte a limpiar la habitación y el salón, yo todavía no me he saciado”.

Colocándome mi traje y arreglándome un poco empecé mis labores, con la mayor de las sonrisas, sabedora de que a partir de ahora tenía el titulo que de verdad estaba buscando, la ZORRA SUMISA COMEPOLLAS DE MI AMA.

Estaré encantada de recibir vuestras opiniones.