Convento de monjas

Fue subiendo su mano hasta llega a mi tanga,con su dedo índice apartó mi tanga y con el dedo corazón me empezó acariciar mi clítoris, fue increíble, me excite tanto que me corrí y eso Maria lo había notado. Enseguida me introdujo sus dos largos dedos dentro de mí y yo me estaba poniendo muy cachonda

En clase de matemáticas me estaba acordando de lo que había hecho con Maria la noche anterior, pensando en sus besos por todo el cuerpo, sus manos, sus caricias, tocándome por todo el cuerpo, introduciéndome sus largos dedos por mi vagina a tal extremo que me hacia tener mas de 2 orgasmos a la vez. Ella se percató de que estaba recordando lo que había pasado ya que la tenia a mi lado, solo nos separaba un pequeño pasillo. Las dos teníamos ganas que sonara el timbre para volver a tener nuestra experiencia sexual e imaginativa. Lo habíamos hecho en todas partes: en los lavabos, en clase (cuando no había nadie) y a todas horas, antes de levantarse, en la hora del recreo, después de comer, en la hora de ducharnos y depende como, cuando nos íbamos a dormir.

Un día nos tocó ir a todas a misa, Maria y yo nos sentamos al final de la iglesia. Nos gustó ese sitio ya que no había nadie y nadie se molestaría en darse la vuelta ya que les prestaba más atención a lo que decía el cura que a la gente. Al cabo de un par de minutos noté la mano de Maria en mi muslo derecho y la miré, las dos nos sonreímos con cara de picaronas, fue subiendo su mano hasta llega a mi tanga, con su dedo índice apartó mi tanga y con el dedo corazón me empezó acariciar mi clítoris, fue increíble, me excite tanto que me corrí y eso Maria lo había notado. Enseguida me introdujo sus dos largos dedos dentro de mí y yo me estaba poniendo muy cachonda, ella lo sabía así que fue aumentando la velocidad de su saca y mete, yo no podía mas, me estaba poniendo al éxtasis. Con la otra mano cogió mi cara y me empezó a besar mientras me masturbaba, yo por mi parte miraba al cura y él se percató de lo que estábamos haciendo, eso me excito más así que volvía a mirar a Maria y mientras ella me follaba con sus dedos yo terminé de tener mi corrida. Sacó sus dedos y me los introdujo en mi boca para saborear mis jugos, al mismo tiempo miraba a cura que nos estaba mirando. Al terminar la misa tocaba ir recreo así que Maria y yo nos fuimos a nuestros cuartos y le comenté lo bien que me había follado que se debería de volver a repetir. Ella sonriente acepto la propuesta.

-Te diste cuenta de que el cura nos estaba mirando.

-Si, lo sé porque estabas muy cachonda -contesto ella, me empezó a besar y no acostamos en la cama-¿Te gustaría hacértelo con el?- me preguntó

-No estaría mal, pero tu también tienes que estar

Nos besamos de nuevo y empezó a sóbrame los pechos, apartó la camisa, subió mi sujetador, empezó a lamer mis pechos y a chuparlos como si fuera un biberón, me estaba poniendo a mil.

-Cariño, y ¿como hacemos que esto ocurra?

-Eso es fácil

Fue bajando su mano por la falda hasta llega a mi coñito empapado y me introdujo sus dedos dentro mi y empezó a follarme.

-Se va a su habitación cuando no esté, yo me pongo detrás de la puerta y cuando entre le agarramos

En ese momento tuve mi primer orgasmo. Sacó sus dedos y se los chupó pero me dijo que tenía más hambre, así que subió mi falda hasta poder ver mi chochito, abrió más las piernas, y me empezó a lamer y succionar mi clítoris. Gritaba de placer, notaba su lengua dentro de mi, era como una pequeña polla que entraba y salía, era genial, le agarraba la cabeza y le apretaba hacia mí.

-Cariño, no pares, joder!! Me corro, me corro!!

Al correrme, me agarro bien de mi culo hacia ella para succionar todos mis jugos y no dejar nada.

Al día siguiente nos pusimos averiguar donde tenía su habitación el cura, he de decir que este tendría unos 50 años aprox. y para su edad no estaba mal: era algo canoso, piel blanca y no tenia mucha barriga. Era muy respetado y todo el mundo habla bien de él.

Al estar frente a la habitación empezamos a tocar a la puerta, al ver que nadie abría nos metimos dentro, nos extraño que la puerta no estuviera cerrada con llave pero no le dimos importancia. Al entrar pudimos ver que al lado de la puerta estaba la cama y en frente de esta una mesa con su respectiva silla. Cerramos la puerta y empezamos a esperar. Yo me senté encima de la mesa mientras Maria se ponía detrás de la puerta.Mientras esperábamos me empecé a calentar, me fui subiendo la falda hasta que Maria pudo observar mi coñito, ese día no me había puesto ropa interior. Empecé a acariciarme el clítoris y a introducirme mi dedo dentro de mi vagina, me estaba poniendo a mil, hasta que tuve mi primer orgasmo.

-Estas cachonda, no?

-Si. -Introduje mi dedo en mi boca para saborear mis jugos.

En eso que entra el cura y al verme allí se quedó parado tiempo suficiente para que Maria cerrara la puerta.

-Que hacéis aquí!!

-Se que ayer nos vistes y me preguntaba si te pusiste cachondo -se quedó algo cortado pero viéndome a mi y enseñado mi chochito, se me acercó y empezó a tocarme el clítoris

-Si, me puse cachondo, y deberías haber visto como se me puso polla

Yo estaba muy caliente y antes que me introdujera su dedo, que era de grueso como dos dedos de Maria, le aparté la mano, baje de la mesa y nos lo llevamos a la cama.

-Que hacéis!!

-Espera y lo veras. -comento Maria.

Maria sacó dos pañuelos largos de su escote, cogió los brazos del cura y los amarró al cabezal de la cama. Empezamos a desnudarle, Maria de la cintura para abajo y yo la parte superior. Me puse encima de él y le empecé a quitar la camisa negra que llevaba puesta, se podía ver un torso de piel blanca y algo arrugada. Me miraba con cara de vicioso y al mismo tiempo no paraba de mirar mis tetas que al no llevar sujetador se trasparentaban por la blusa blanca.

-Me estas poniendo muy cachondo niña. Que edad tienes.

-21 y Maria 22

-Bonita edad para follaros. Le sonreí y me di la vuelta, mientras tanto Maria le bajaba los pantalones negros, y al bajárselos pudimos ver su enorme polla en erección, las dos se la cogimos.

-Cariño, cométela

Y así hizo, se la introdujo dentro de su boca y a la vez me miraba diciendo con sus ojos que estaba riquísima. Yo por mi parte me subí la falda y le puse mi coño en la cara del cura, pude sentir su dura lengua lamiendo mi coño, lo movía de arriba a bajo con desesperación hasta que me lo introdujo en mi vagina, fue increíble. Miré a Maria, yo también quería comerme esa polla así que se la robe de su boca y la empecé a mamar, era deliciosa, le apretaba tanto que el cura gemía de gusto. Alcancé la cara de Maria y nos besamos. El cura me empezó a follar con su lengua hacia dentro y hacia fuera hasta que me corrí en su cara. Aparté mi chochito húmedo de la cara del cura y me puse encima de su polla de espaldas a él, fue increíble, los dos gemíamos de gusto mientras Maria me comía el coño. Sacó la polla y me empezó a succionar mi coño, mientras con la otra mano masturbaba la polla, al instante me lo volvió a metérmela en mi chochito, y fue cuando el cura me empezó a follarme como un loco, eso a mi me encantaba. Miré a Maria:

-Cariño, méteme tus dedos en mi chocho

Y así hizo: introdujo sus cuatro dedos junto a la polla del cura, me follaban tan deprisa que no recuerdo cuantas corridas tuve. Al terminar conmigo Maria también quería que le follaran y para que el cura tuviera otra erección le desatamos los brazos. Se levantó y nos empezó a besar; mientras besaba a Maria yo le chupaba la polla y pude comprobar que enseguida estaba cachondo, así que llevo a Maria a la cama, le abrió las piernas y empezó a comerse el coñito de Maria, me estaba excitando tanto que estaba muy empapada, así puse de espaldas al cura y mi chochito encima de la cara de Maria, y empezó a comérmela.

-Cariño, saca la legua y no la muevas

Empecé a follar con su lengua hacia arriba y abajo. Mientras tanto el cura, después de haber lamido el coñito de Maria le abrió más las piernas, acercó su polla al coño de ella y se la introdujo como si Maria fuera una zorra, gritaba de placer.

-No pares!! , Follame, follame cabron!!!

Al mismo tiempo que se la follaba bestialmente, se acercaba a mi choco y se la comía. Eran dos lenguas comiéndose mi coño. Nos corrimos los tres a la vez, Maria y yo le cogimos la polla del cura para dejársela bien limpia.