Convención de la empresa farmacéutica

La delegada de la zona oeste acepta los servicios especiales que le ofrece la dirección del evento.

Sentado en el hall del hotel no puedo evitar oír la conversación de tres jóvenes mujeres que hay sentadas en el otro lado del sofá. Pertenecen a la plantilla de una empresa internacional de farmacia, que ha organizado una convención para la presentación de una nueva línea de productos para adelgazar.

Son las encargadas de organizar el alojamiento de las diversas delegaciones que vienen desde todos los puntos del país. En su conversación se quejan de la diferencia de sueldos y condiciones de trabajo, ese tema tiene poco recorrido, nada se puede hacer para cambiar las cosas. Luego pasan a otro tema mucho más jugoso, recuerdan lo divertida que fue el encuentro del año pasado. Según cuentan se produjeron diversos encuentros entre los delegados y delegadas aprovechando “el acuerdo” entre los asistentes de “vivir y dejar vivir” y el anonimato tras las puertas de las impersonales puertas de las habitaciones del hotel.

Entre ellas se relatan con pelos y señales los encuentros más sonados, describiendo como algunas de las propias protagonistas les habían contado. Las oigo describir los encuentros más morbosos y excepcionales, y as parece que fue un encuentro de obsesos sexuales que de profesionales serios del sector farmacéutico.

Tan sólo con oír sus relatos me he puesto muy cachondo. Según cuentan hubo varios encuentros homosexuales entre directivos y jóvenes comerciales, dos visitadores médicos se lo hicieron al mismo tiempo con la farmacéutica de un pueblecito. También hubo ocasión para reencuentros diversos entre antiguos compañeros de facultad y conocidos de anteriores reuniones. Entre los menos, también hubo quien contrato servicios de profesionales del sexo como servicio de habitaciones, suponen por tener gustos y deseos digamos “más especiales” y difíciles de satisfacer.

Con esta descripción de tan gran desmadre, siento mucha envidia y pienso que no es justo que yo me tenga que acostar solo, y además pensando en lo dura que será mi reunión de mañana. Seguro que ellos/as cuando se duerman estarán hartos de follar entre ellos.

Una mujer madura atraviesa la puerta de entrada del hotel y se dirige a la recepción con paso firme y decidido. El taconeo de sus zapatos negros de tacón de aguja resuenan en el hall y atraen la atención hacia ella. En voz baja dicen de ella que es una de las que más se habló el año anterior, es una alta directiva de la zona oeste, peso pesado en la compañía. La hermosa mujer al pasar cerca de nosotros yendo hacia el ascensor, les hace un gesto a modo de saludo al reconocerlas como las organizadoras.

Tiene un cuerpo bastante corriente y no se puede decir que tenga una belleza especial. Es lo que podría decir una mujer normal, de las que no gustan llamar la atención. Viste de una forma discreta pero elegante, algunos complementos denotan su alto nivel adquisitivo y a mis ojos aparece como una mujer distinguida y sofisticada. Las chicas cuentan de ella que se pasó por la piedra sin despeinarse a tres jóvenes comerciales de la región centro, uno la primera noche, y dos la noche de sábado. Le miro el trasero cuando pasa delante de mí y debo reconocer que no está nada mal, es un caramelito apetitoso para un goloso como yo.

Antes de que me enfríe, me dirijo a la recepción y pregunto por el nombre que he escuchado mencionar a las chicas al referirse a ella. Después de decirle a la recepcionista que es la jefa de la región oeste, a ésta se le ilumina la cara al darse cuenta que estoy preguntando por alguien que conoce. Enseguida me da el número de habitación y me informa que tan solo hace unos cinco minutos que ha llegado, ha hecho el booking y se ha ido a su habitación, la 357.

Hacia allá me encamino…Voy a darle una pequeña sorpresa de bienvenida. Me cuesta varios minutos convencerla de que la organización me ha enviado para ponerme a su servicio para todo lo que precise. Le ayuda a convencerse de que esta inesperada atención especial solo la reciben unas pocas personas, los VIP de la compañía, y sobre todo los que ha elegido la alta dirección... ella es una de esas elegidas con mención especial de que se le de todo, todo lo que pida. Para mayor claridad le indico que puede pedir lo que más desee, y que todo lo que este a mi alcance se lo proporcionare. Al principio duda y no se termina de creer que tenga una especie de “acompañante” para su servicio particular.

Es una alta ejecutiva, está acostumbrada a los retos y desafíos, a afrontan situaciones novedosas y esto que le propongo la llena de curiosidad. Después de jugar con las palabras, acepta la situación y me reta para ver hasta dónde puede llegar el servicio. Se tumba de costado en la cama y me pide que haga un strip-tease privado para ella. Le apetece que haga gigolo durante un rato. Como veo que poco a poco se va interesando por mí, me pongo en marcha y en medio de su escepticismo me empiezo a desnudar de la forma mas artística posible.

Después de quitarme la camisa y los pantalones, me doy cuenta que no he conseguido crear el clima adecuado, no puede decirse que yo pueda estar a la altura de algún profesional que sin duda ya ha tenido a su alcance. No parece que la mujer haya experimentado ninguna emoción especial con mi improvisada actuación. Hay que añadir más picante si quiero triunfar esta noche.

Me retiro al baño y rebusco en su neceser hasta encontrar la crema hidratante. Salgo y me pongo delante de ella a escasa distancia, me bajo el slip y me echo un buen chorro de crema sobre la polla mientras tiro el pellejo adelante y atrás una y otra vez. Pongo una buena cantidad en el capullo y luego recojo la piel con un rápido movimiento, parece como si me hubiese corrido pues salta una gota hacia delante.

Me la froto pasando la mano y se la muestro para que disfrute con la vista de una buena polla, jugosa y dura. Después de unos minutos durante los cuales me ha estado observando con expectación, su expresión, se torna relajada y se ha convencido que estoy a su servicio para su disfrute personal. Le gusta ver cómo me la meneo y seguro que le apetece disfrutar de lo que le ofrezco. Ahora ya vamos mejor encaminados.

-        De momento me gustan los servicios especiales que me ofreces -

Antes de que tenga que decidir nada, le ofrezco un masaje muy especial. La coloco boca abajo en la cama y la tomo por los pies. Le lamo los tobillos y mordisqueo los dedos. Luego le pongo crema y le doy su masaje, suspira complacida. Mis manos se van hacia las pantorrillas apretando sabiamente los gemelos relajando los músculos después de ir todo el día subida en esos impresionantes tacones.

Vuelvo hasta los tobillos y luego llego hasta las corvas en un masaje delicado e intenso a la vez. Llevo la mano hasta los muslos y como la falda me molesta se la quito con su ayuda. Queda su culito a la vista envuelto en unas bonitas bragas. Sigo con los masajes a lo largo de toda la pierna. La recorro desde la punta del pie hasta el hueso de la cadera, unas veces apretando y otras solamente rozando levemente.

La percibo muy sensible y cuando le quito las bragas suspira como si la hubiese liberado de una atadura. Me siento a horcajadas sobre sus muslos y le masajeo los glúteos, separándolos y haciendo que su coño deje salir su aroma. Tiene un coño pequeño y rosado. Sus labios salen hacia fuera rizados y oscuros, coronados por una zona de pelitos bien delimitada.

Me inclino sobre su espalda para decirle al oído:

-        Me gusta mucho tu chochito y que estoy dispuesto a comérmelo enterito, si es eso lo que más deseas, tú ¿Qué dices? –

En este movimiento mi polla se coloca entre sus nalgas y las roza agresivamente. Siento como un escalofrío recorre su cuerpo al sentir el contacto. Le lamo la oreja, dejando que mi polla se coloque justo a la entrada de su chocho.

-        ¿te gustaría tenerme dentro? - ante su vacilación, empujo y le meto toda la cabezota de mi polla.

Ella toma aire y se agarra fuerte a la almohada. Aprieto un poco más y la voy metiendo. Mi pubis se apoya en su culo y mi polla se clava en sus entrañas. Empiezo a bombear suave. Echo  una pierna al suelo al lado de la cama para poderme apoyar, ahora puedo empujar mejor y se la meto toda.

Empieza a culear favoreciendo la multiplicación de sensaciones y de roces. Le acaricio la cadera y la parte exterior de la pierna. Su piel es suave y me gusta acompañar el mete y saca con caricias sobre su piel. Cojo el bote de crema y le echo un generoso chorro sobre las nalgas. Me  separo un poco para que pueda resbalar por la raja del culo hasta llegar a mojar mi polla y su coño.

Extiendo con la mano la crema, con la yema de los dedos recorro la zona de su ano. Siento que se paraliza, quizás espantada, quizás esperanzada. Aprieto un poco y le meto la punta del dedo. Lo tiene apretado por temor a que yo no actúe con el cuidado suficiente. Así le puedo hacer daño, abandono el intento y la pongo a cuatro sobre la cama.

Antes la ayudo a quitarse la blusa y el sostén para dejar al aire sus tetillas juguetonas. Poniéndome detrás, la empitono y empiezo a empujar. Al principio despacio y suave, luego, cada vez con más ritmo y profundamente. Después de unos minutos su chocho está bastante dilatado y me muevo con facilidad. En uno de mis movimientos de más amplitud, coloco la mano sobre el culo y sin darle tiempo a pensar le cuelo el dedo dentro. Mientras sigo bombeando sobre el coño le meto y saco el dedo con cuidado.

Después de unos instantes llega su primer orgasmo que dejo que lo disfrute con tranquilidad. Cuando las contracciones han cesado, retomo el mete y saca muy lentamente. El dedo ya está acomodado y apenas le causa incomodidad cuando le meto el segundo dedo, que pronto se ha acomodado a los dedos intrusos.

Después de esto, viene la polla que clavo en su culo muy despacio, sin apenas dejarle tiempo para respirar. Cuando la tiene más de media dentro, empiezo a moverme adelante y atrás, arrancando gruñidos de placer como nunca había oído antes.

Saco la polla del ardiente orificio y la restriego por sus nalgas. Luego la vuelvo a meter, esto lo repito varias veces y a ambos la maniobra nos colma de placer.

- Dame más fuerte, me vas a romper por dentro…no pares de bombear.

Con ambas manos se separa los cachetes para que la penetración sea aún más profunda y me acompaña en el movimiento para sentirme los más adentro posible. La agarro con firmeza por las caderas y la follo todo lo fuerte y rápido que puedo durante unos minutos. Ella se lleva la mano al coño y se frota con frenesí hasta que le viene otro orgasmo.

El mío también llega casi de inmediato, la saco del culo y dejo que mi leche caiga sobre sus nalgas.  Luego restriego la punta hasta repartir la leche por su piel. Nos dejamos caer exhaustos sobre la cama y disfrutamos del momento en silencio, tras unos minutos ella se recobra, se levanta y se va a la ducha.

Se vuelve para comentar que la atención a las delegadas de zona es bastante buena y que después de cenar tenemos algunos asuntos pendientes para resolver entre los dos.

-        Vete haciendo a la idea que voy a hacer uso intensivo de tus servicios. Oportunidades así no hay que desaprovecharlas -

Deverano.