Convenciendo a mi vecina Eva...

Mi mujer y yo decidimos empezar a practicar sexo en grupo. Después de una experiencia muy satisfactoria con un trio con otro tío, ambos decidimos ir a por nuestra vecina Eva para hacer otro trío...

Esta historia comienza hace unos meses, y todavía no ha terminado...o eso espero al menos...

Veréis, mi mujer Concha y yo teníamos (y tenemos) una vida sexual muy activa. Follamos como conejos, hasta que nos duelen los genitales de tanto follar... Yo soy un tío normalito, de 170 de alto, y la vida sedentaria que llevo ha hecho estragos en mi barriga cervecera... Sigo viéndomela cuando me ducho, ¿eh?, pero los años no pasan en balde, y los 45 que arrastro se notan... Excepto en mi pene. Sigue teniendo vida propia, y tiene la misma energía que cuando me casé, va ya para veinte años.

Por su parte mi mujer no es de las que aquí se describen. Ni tiene unos pechos exhuberantes, ni un culo que hace que se vuelvan a mirarla, ni una carita de angel para comérsela. Pero tiene un conjunto que me vuelve loco... Y como folla de puta madre, pues eso... Además, nos gusta hacer cambio de roles, y cuando se coloca el arnés, puedo aseguraros que me folla como una salvaje...

El caso es que después de veinte años, la imaginación se acaba. Ni los juguetes, ni las películas, ni las situaciones morbosas nos terminaban de poner a tono, y la calidad de nuestros polvos estaba empezando a decaer peligrosamente. Así que de mutuo acuerdo, decidimos dar un paso adelante y practicar sexo con otras personas, pero siempre ambos presentes. Así que empezamos a consultar páginas, ver películas buscando escenas explicitamente con sexo en grupo o trios. Después de mucho hablarlo, he de reconocer que el sólo pensamiento de realizarlo nos ponía a tono rápidamente, así que estábamos deseosos de cumplir de una vez por todas con el sueño.

Utilicé mis conocimientos en la red (soy consultor de seguridad informática) para crearnos una identidad digital completa. Correos, perfiles, redes sociales... todo anónimo y totalmente ilocalizable, por supuesto. Y busqué, subiendo algunas fotos de ella, en varios foros y páginas de contactos el tan deseado trio.

Creo que el tema del trio es lo que más nos pone a los tíos, porque a los pocos días tenía más de cien contactos de tios confirmados para participar, y ni una sola tía. Mi mujer se descojonaba de mí.

  • Nos vamos a llenar los dos de polla, pero tú no te vas a comer más coño que el mío... jajajajaja

  • Bueno, ya aparecerán, o las buscaré yo, no te preocupes...- le contestaba riendo.

El caso es que encontrar contactos que cumplieran con una bisexualidad real y le gustaran a ella costó más de lo que creía. Hay mucho tío que dice ser bisexual, pero sólo para que le chupes la polla o metértela. Eso de chuparla ellos o dejarse follar, ni hablar. Así que nos costó bastante dar con el contacto adecuado, pero al final lo conseguimos.

Mi mujer eligió (fue el acuerdo al que llegamos) a un chico de 35 años, Juan, que la verdad sea dicha, estaba bastante bien. Muy trabajado de gimnasio, soltero, y con una polla de dieciocho centímetros, gorda, venosa, que hacía que mis quince centímetros parecieran una mierda a su lado... Después de varias charlas por skype, con cámara incluída, quedamos para un sábado en el que podíamos desplazarnos a su ciudad de residencia. Llegamos a su casa, en una zona de casas pareadas en el pueblo, y nos pusimos a la faena de inmediato, sin perder tiempo. Después de las presentaciones de rigor, mi mujer pidió ir al baño.

  • Venga, a quitarse la ropa, que tengo el chichi ardiendo...- dijo mienras se marchaba

  • ¡Joder con tu mujer! No pierde el tiempo, ¿eh?

  • Vaya, no sabía que venía tan caliente- dije yo

Así que nos despelotamos y nos sentamos en el sofá a esperarla. Apareció a los pocos minutos, también en bolas, y se sentó en un sillón enfrente del sofá. Abrió las piernas, colocándolas en los brazos del sofá, y mirándonos pícaramente, se colocó un antifaz y se recostó en el sillón

  • Si averiguo quién es el que me chupa el coño, no paráis hasta que reviente de gusto. Si pierdo, me podéis usar como queráis...

Juan y yo nos mirámos riendo. Le expliqué que era una fantasía que habíamos pensado, pero no sabía que ella había decidido realizarla. Juan se reía, y me dijo

  • Bueno, ¿a qué esperamos? ¿Vas tú o voy yo?

Me acerqué a su oído, y le susurré que iba a empezar yo, para que viera cómo se lo suelo comer, a ver si conseguíamos confundirla. El me susurró que no, que empezaba él, y que le imitara en lo que él hacía. Le susurré que le pegara un mordisquito en el clítoris, que eso la volvía loca, a ver si la confundíamos. Mientras tanto, mi mujer suspiraba acariciándose los pezones, erectos y duros como piedras, mientras los labios de su coño brillaban de la excitación que tenía. Juan se acercó despacio, se arrodilló ante ella y comenzó a lamerle el interior de los muslos, acercándose poco a poco a su sexo. Mi mujer se lo había preparado a conciencia. Se había hecho las ingles brasileñas, dejando sólo una estrecha franja de pelo. Así que Juan no tuvo mucho trabajo para llegar a sus labios, lamiendolos muy despacio, jugueteando con la lengua, separando sus labios para llegar a su clítoris y morderlo suavemente. Los gemidos de mi mujer durante el proceso, que duró apenas un par de minutos, me estaban poniendo a mil, y el mordisquito le provocó un respingo y un gritito, mientras Juan se retiraba sonriendo.

  • Te toca- me susurró.

  • Bueno, pues ahora cambiamos, y ya nos dices quién es quién, ¿vale?- dije yo en voz alta. Mi mujer sonreía, estaba segura que había identificado al lamedor, y se relamía de gusto pensando en la apuesta.

Realicé el mismo trabajo que Juan. Le imité en todos sus movimientos sobre sus muslos y labios pero al llegar al clítoris, lo succioné despacito, sin tocarlo con los dientes, consiguiendo los mismos efectos en ella, y me aparté.

  • Bueno, ¿que?... ¿Quién es quién?- dije

Mi mujer suspiró profundamente. La veía con el ceño fruncido, intentando averiguar quién había sido cada uno, mientras Juan yo nos manteníamos espectantes, con la polla dura como una roca en la mano. Se quitó lentamente el antifaz y nos miró.

  • Sois unos cabrones... Tú nunca me has chupado así, tan despacito. Seguro que te lo ha dicho él... Pero creo que primero has empezado tú, y Juan ha sido el segundo.

  • ¿Estás segura?- dije riendo

  • Si, totalmente

Miré a Juan, y le hice un gesto con la cabeza hacia ella, sonriendo. - ¿Ves?, te dije que con el mordisco la confundiríamos.... jajajaja

Juan sonreía, y sin decir palabra, se acercó a ella y le puso la polla a poca distancia de su cara.

  • Has perdido, muñeca... ¡A chupar polla se ha dicho!

Concha me miró indecisa, pero al ver mi descojonamiento, se echó a reír también y sin decir ni pío se metió toda la tranca aquella en la boca. Yo no perdí el tiempo, y me arrodillé para comerle el coño a Concha, que gemía como una perra ante los letones que le metía. Al poco, me incorporé y se la clavé hasta el fondo, de un tirón. Gimió profundamente al sentir mi cabeza chocar contra el fondo de su vagina, favorecido por la postura y por la enorme lubricación de ella. Aproveché la postura para acercarme a sus pechos y lamerlos, mientras veía como chupaba con fruicción la polla de Juan. Me miró, y sujetando la polla con su mano me agarró del pelo y tiró de mí hacia arriba, acercándome la polla de Juan, que se giró para clavármela hasta la garganta. Las sensaciones eran increíbles. Follarme a mi mujer y chuparle la polla a un tío al mismo tiempo... uau....

  • No seas goloso, dámela a mí- dijo mi mujer mientras me retiraba hacia atrás tirando del pelo y volvía a metérsela ella en la boca.

La tarde fue gloriosa. Mi mujer se reveló como una auténtica hija de puta, llevándonos por donde quiso. Sólo sé que la polla de Juan terminó en mi culo en un par de ocasiones, y que me folló la boca cuanto pudo. Juan se corrió por lo menos dos veces sobre la cara, tetas y el culo de mi mujer. Yo le dejé el coño embadurnado de leche en dos ocasiones, y por último nos corrimos en su boca los dos a la vez.

Ella dice que no sabe cuántas veces se corrió. Sólo sabe que durante tres días no pudo ni tocarse el clítoris de lo inflamado y sensible que lo tenía.

Volvimos a casa prometiéndonos en nuestro fuero interno volver a repetirlo en cuanto pudiéramos. Por el camino ibamos charlando de la experiencia, contentos ambos de la tarde que habíamos pasado.

  • Y ahora, ¿toca con una mujer, no?- dijo Concha

  • Es lo suyo, tú ya has tenido lo que querías, ahora me toca a mí.

  • Ya, pero no hay chicas que hayan contestado, ¿no?

  • No, pero se me ha ocurrido una cosa.

  • A ver, dime.

  • ¿A tí te gusta Eva?

  • ¿Qué Eva?

  • La vecina, la que vive enfrente... Ya sabes, hemos hablado mucho de ella. La que creemos que se ha separado, esa que su marido era un gilipollas que te pisaba y no pedía ni perdón...

  • ¿La rubia?.... Hummmm.... La verdad es que está buena la jodía...

  • Jaajajajaja.... ¿Ahora va a resultar que te gustan las tías?

  • Jajajaja... No seas tonto, hombre.... Digo que tiene un buen cuerpo la tía... Viste muy provocativa, ¿verdad?

  • Si... La verdad es que alguna vez me he pajeado pensando en ella...

  • Jajajaja.... Pues nada hombre, si nos gusta a los dos... ¿Y cómo vas a conseguir que se venga a echar un polvo?

  • Verás, este es el plan. Hace dos semanas me apareció que Juana (nombre supuesto) la había añadido como amiga en el facebook. La verdad es que esta ciudad es un pañuelo... El caso es que ya sabiendo el nombre y su face, empecé a investigar un poco de ella. ¿Sabías que ha corrido en carreras populares?

  • Ah, pues mira, no... Claro, así se entiende el cuerpazo que tiene... Con tres chiquillos no era normal, no.

  • Vale, lo que tu digas... El caso es que de la manera más increíble que te puedas creer, dí con su número de móvil.

  • No me lo cuentes, ya sabes que me aburren tus cosas de Internet.

  • Vale, pues sigo. He pensado en ponerme en contacto de forma anónima con ella, y hacerle saber que estamos buscando una chica para un trío, y que los dos queremos que sea ella. Que no tenemos experiencia, que no se preocupe por eso, que no nos la vamos a comer ni nada por el estilo...

  • No te la comerás tú, porque yo pienso secarle el chocho a lametones...

  • ¡Pero qué bruta eres!

  • Bien que te gusta, no te hagas el remilgado ahora...

  • Bueno, vale, que sigo. Pensé en mandarle un mensaje diciendole que era la musa de un relato erótico. Quiero escribir lo que ha paso hoy y subirlo a todorelatos, y mandarle el enlace para que lo lea y sepa que queremos seguir con ella.

  • ¿Y?

  • Pues no sé,.... Decirle que si quiere, pues que nos lo haga saber... Por ejemplo poner un trapo rojo en el balcón, ¿qué te parece?

  • Que te vas a matar a pajas con ella... jajajajaja. Nada, nada, tú mismo.

  • Bueno, pues mañana mismo subo este relato y le mando el enlace. Tú ya me cuentas si la ves poner un trapo rojo en el balcón, ¿vale?

  • Qué te gusta el misterio.... jajajaja Vale, vale, súbelo y vemos si pone trapo. ¿Y si lo pone?

  • Pues le hago llegar el skype y charlamos antes, a ver si realmente está dispuesta...

...continuará... si Eva pone el trapo rojo....