Convenciendo a mi tio y a mi tia II

Sigo con mis maniobras intentando convencerlos

Al día siguiente cuando volví del trabajo me encontré con la desagradable noticia que mi tío había salido de viaje por negocios. Este se complicó y ya llevaba una semana fuera, me moría de ganas por acabar lo que empezamos, deseaba llegar al final y poco a poco convencerle para que me dejara participar en sus orgias.

Una noche tras enviar unos informes a mi empresa descubrí que se había hecho tardísimo, bajé a prepararme un vaso de leche y al salir de mi habitación escuché la voz de ella, me asomé y la vi con el teléfono en una mano, mientras la otra jugueteaba con uno de sus pechos.

-Claro que te echo de menos, me encantaría que estuvieras aquí acariciándome. –su voz era ronca y estaba excitada-

Seguí en mi rincón secreto, desde donde podía mirar sin ser vista.

-No puedo hacerlo en el comedor, Alma podría bajar… bueno solo un poco… ¿tú también te tocas?

Solo podía oírla a ella, pero me excitaba muchísimo ver a esa mujer siempre tan correcta excitada y tocándose, como me pasaba al ver como se la follaban.

Dos minutos después se quitó las bragas y se acariciaba directamente el coño ya sin importar quien pudiera verla, estaba demasiado excitada para  parar.

-Te pongo el mandos libres habla flojito -le dijo-

Me alegré de poder oírle también a él.

-Ahora me estoy tocando sobre el pijama, ¿quieres que meta la mano dentro?

-Quítatelo

-No, me gusta notar la tela rozar mi sexo; está a tope.

Recordé que se había llevado el pijama que deje bajo su almohada y supe que él se acordaba de mí y le excitaba correrse en su pijama como había hecho yo.

-¿Te estas metiendo los dedos?

-Si

-Estoy a punto de correrme Susana

Ella fuera de sí frotaba su raja y se metía los dedos y entonces me decidí, baje despacio y me plante ante ella, estaba con las piernas separadas y podía ver perfectamente su mojado sexo.

Sin decir nada y sin dejar de mirarla a los ojos me arrodillé ante el sofá y apartando su mano empecé a sobarla, ella apartó mi mano pero incliné la cabeza y pasé mi lengua por su mojado sexo, jadeo e intento volver a  apartarme sin conseguirlo ya que seguí lamiendo su conejo mojado, cada vez más profundamente. Sorprendiéndome a mí misma por excitarme tanto otra mujer, pero ella conseguía ponerme a mil.

-Sigue Susana quiero oír cómo te corres –decía el al teléfono-

Entonces succioné con fuerza y sus manos en mi cabeza ya no hacían presión, ya no intentaba apartarme, se había rendido a mi boca que lamia cada rincón de su caliente sexo.

-Me corro Susana

Separé mis labios solo el tiempo en que ella se despidió, luego nos miramos y ella se levantó. Creí que se iría sin más, pero me cogió de la mano y juntas subimos la escalera, me llevó a su habitación y allí me desnudó completamente, me tumbó en la cama y ambas nos dimos placer durante mucho rato, alcanzando varios orgasmos cada una, hasta quedar rendidas.

A la mañana siguiente amanecí en su cama desnuda y recordé la polla de mi tío en mi boca en esa misma cama, mezclado con imágenes del cuerpo de ella arqueado sintiendo el placer que le daba mi boca.

Bajé la escalera y la oí hablar con alguien, al entrar en la cocina vi que era una de sus amigas, la mujer del que se la tiró el primer día.

Me saludó amable pero cortante y apenas hablamos hasta que acompañó a su  estúpida amiga al portal, empezaba a pensar que la noche anterior solo había sido un calentón y no quería que volviera a suceder, pero al volver se colocó detrás de mí y pasando su mano hacia adelante tiró del cinturón de mi bata y abriendo esta agarró mis pechos con ambas manos y empezó a sobarlos mientras chupeteaba mi cuello.

Dejo mis tetas y bajo para meter su mano entre mis piernas, empezando a masturbarme, mientras me decía al oído.

-Estas siempre dispuesta, me encanta tu coñito siempre mojado.

Pasamos toda la mañana proporcionándonos placer mutuamente, a media tarde subí a preparar unos informes y cuando volvía a bajar oí la puerta.

-Hola cielo, al fin en casa

-Hola cariño –dijo ella-

-Hola Alma, acabo de llegar –me dijo al verme entrar al salón-

-Hola tío –le dije desapareciendo en la cocina-

Al momento entraron en la cocina los dos.

-Yo preparo la cena –dije –

Esa noche fue tranquila y el resto de la semana tuve mucho trabajo y este me mantuvo alejada de casa y de ellos. Solo los vi un par de ratos juntos y algún momentito por separado, pero no ocurrió nada, el me evitaba y ella me trataba de maravilla.

Era sábado por la mañana y baje a desayunar, ella estaba sentada en la mesa de la cocina.

-Hola Alma, buenos días guapa.

-Hola, buenos días. ¿Sales? –le pedí al verla completamente vestida-

-Sí, vamos de compras, ¿te apetece día de chicas?

-No puedo tía tengo que trabajar –mentí, detestaba a sus amigas-

-Que lastima, llevamos toda la semana sin un ratito para nosotras –me dijo tristemente-

Posé mi mano en su rodilla desnuda y subí lentamente por su muslo mientras la miraba.

-Cielo, va a entrar tu tío o a venir mi amiga –dijo sonriendo mientras se oscurecían sus ojos-

-¿Eso te pone así de cachonda? –le pedí al notar lo mojada que estaba-

-Eso y tu cielo.

Aparté bien su braga y rocé su raja, frotando de arriba abajo; agarré su clítoris entre dos dedos friccionándolo contentándome al oír que jadeaba flojito.

-Si nena, no pares, voy a correrme.

Metí dos dedos penetrándola y moviéndome en su interior, hasta que me di cuenta que se corría.  Saqué mis dedos y los lamí mientras mi tío entraba en la cocina, ella aún tenía la falda subida cuando además pito un coche.

-Cariño dile que ya salgo. –Le dijo a mi tío-

Al salir este de la cocina me beso largamente en los labios y salió de la cocina diciéndome.

-Te debo una, gracias ha sido un buen comienzo de día. No trabajes mucho.

Estaba recogiendo la cocina cuando el entró.

-Me ha dicho mi mujer que te vas a trabajar

-No es del todo cierto, es que no soporto a su amiga. Tío, estas enfadado conmigo

-¿Por qué debería estarlo?

-Por lo que pasó –le dije-

-No nena, si acaso por eso podría enfadarme conmigo mismo, no debió suceder

-¿Porque?

-Porque es demasiado complicado y además no está bien.

Me giré y vi como él estaba mirando mi culo, al girarme miro mi escote.

-Tío me gustaría follar contigo, pero no puedo obligarte a que quieras lo mismo.

-Lo siento, no te enfades.

-No pasa nada.

Salí de la cocina y enfadada subí a mi cuarto, dos horas después había decidido que tenía que convencerlo, provocarlo ya que solo de su mano entraría en el círculo de sus bacanales sexuales y me moría por estar en medio.

Bajé a cocinar algo para comer, me deje puesta solo la bata larga de seda y descalza. Cuando terminé de preparar algo de pasta fui a su despacho.

-Tío he preparado algo de comer, ¿vienes?

Me siguió por el pasillo y note su mirada de nuevo en mi trasero, girándome le sonreí antes de entrar en la cocina.

Comíamos en silencio y al acabar mi plato separé mi silla de la mesa y cruce mi pierna haciendo que la bata se abriera dejando mi muslo descubierto. Vi como su mirada se dirigía al instante allí.

-Tío si quieres mantenerte alejado y mantenerme alejada deberías dejar de mirarme así.

-Lo siento Alma – se disculpó antes de salir de la cocina tras retirar su plato-

Prepare café y se lo llevé a su despacho, me planté ante su mesa y se lo dejé enfrente de él agachándome para que pudiera ver mis pechos desnudos bajo la bata. Me miró y al sentirse cazado me dijo:

-Lo siento, pero podrías poner de tu parte y vestirte. No llevas ni sujetador

-Tío la bata me tapa hasta los tobillos y claro que no llevo sujetador… tampoco bragas –dije dos tonos más bajo sentándome en la mesa a su lado-

-¿Quieres volverme loco?

-¿Yo? –puse cara de niña buena-

-Si tú, me enseñas tus tetas y ahora me dices que tampoco llevas bragas…

Me acordé de ella y su última frase y la use con él.

-Tío ya sé que no quieres nada conmigo, pero, ¿recuerdas lo del otro día?

-Claro que lo recuerdo Alma

-Pues me debes una –le dije cogiendo su mano y metiéndola dentro de mi bata sobre mis tetas-

-¿Qué quieres decir?

-Haz que me corra al menos una vez, como yo a ti el otro día, me lo debes…

Su mano estaba quieta, su mente funcionando a mil por hora mientras su sexo crecía ya haciéndose visible bajo el pantalón.

-Venga tío, solo una vez, no me dejes con las ganas, no te pido que me folles, solo haz que me corra.

Sus dedos ya se movían hacia mis pezones y los friccionaba entre dos.

-Está bien zorrita haré que te corras y saldare mi deuda así estaremos en paz.

Metió su otra mano y las separó abriendo mi bata y dejando mis pechos al aire los estrujo y sobo con rudeza.

Moví el culo poniendo casi frente a él, así llegaba mejor a mis tetas. Miré hacia el bulto que seguía creciendo bajo su pantalón.

-Tus tetas son tan duras y suaves, que uno solo piensa en comérselas

-Pues hazlo –le dije inclinándome-

No lo pensó bajo su cabeza y lamió primero mis pezones, luego pellizcándolos los mordisqueo hasta hacerme daño, mi gemido lo alertó y bajando la intensidad mamó de uno a otro volviéndome loca de placer, encharcando mi coñito.

-Que rica estas Alma.

Mientras chupaba cogí una de sus manos y la llevé entre mis piernas.

-¿Ves cómo te decía la verdad?

-Zorrita estas mojadísima

-Tócame tío

Movió los dedos por mi vulva, separó mis labios y buscó mi clítoris presionándolo entre dos dedos, lo frotó hasta que me arquee y él con un pezón entre sus diente tiró, el dolor intenso me hizo chillar y entonces me penetró con dos dedos y empezó a entrar y salir hasta que me corrí en sus dedos jadeando poseída cuando estalló mi orgasmo.

-¿Te ha gustado nena?

-Mucho, ahora supongo que estamos en paz –le dije colocándome la bata-

Me bajé de su mesa y tras pedir permiso use el baño de su despacho, apropósito deje la puerta abierta, me senté en el baño y abriendo mucho las piernas, separé mi bata y deje que el viera como hacia pis, su mirada se oscureció.

-¿Te gusta tío?

-Mucho –dijo llevando su mano sobre el bulto y acariciándolo sobre el pantalón-

Me sequé y lavé las manos antes de salir del baño y acercarme de nuevo a él. Aun frotaba el bulto sobre la ropa cuando se me ocurrió algo.

-Me sabe mal dejarte así

Me senté de nuevo en la mesa, apoyé un pie en cada uno de sus muslos separando la bata y abriendo mucho las piernas.

-Mastúrbate.

Miró entre mis piernas abiertas y no pudo resistirse, se desabrocho el pantalón y su gran polla salió disparada, sin dejar de mirarme el coñito empezó a masturbarse lentamente.

Entonces separé los labios de mi sexo para que viera mejor, estaba de nuevo excitadísima viéndole suspirar mientras movía su mano de arriba abajo sin delicadeza.

-Que coñito más rico tienes zorrita

-Me encantaría sentir tu polla dentro, estoy chorreando… mira

Moví un poco el culo sacándole de la mesa y el en vez de tocarme, doblo su polla y rozó mi rajita con ella.

-Alma me haces perder la cordura

Bajé un poco más y el empujó hacia abajo apoyando el glande en mi vagina, penetrándome hasta meterlo por completo.

-Que rica, dame más. La quiero toda. –dije ya como loca por tenerla dentro-

-Nena ni siquiera tengo mi anillo de tope

-Mejor, te lo he dicho la quiero toda. Métemela veras que cabe.

Me agarró del culo y tiró de mi metiéndome la mitad de su polla, me movía como a una muñeca de trapo haciendo que su polla entrara a la mitad y saliera para volverla a meter, mientras yo me sentía mas llena que nunca, sentía cada milímetro de esa estaca abriéndome.

-Dios Alma que caliente estas… tan estrechita…

En una de sus arremetidas y con esa tranca en mi interior, me di impulso apoyada en la misma mesa y poco a poco fui bajando sobre ella, me agarré a su cuello y despacito baje.

-Cuidado Alma

-Madre me estas partiendo en dos, que placer tío, que polla tienes.

Por fin sentí sus testículos estaba toda en mi interior, me quede quieta para que mi vagina se acostumbrara.

-Nunca la había metido entera Alma, eres tan profunda cariño… me tienes loco.

Empecé a mover la pelvis y el jadeaba como un poseso cada vez que me movía, me acogió de los cachetes del culo y me ayudó a moverme más y más hasta que sentí una corriente eléctrica bajar por mi espalda y cruzar mi cuerpo por completo explotando entre mis piernas en el mayor de los orgasmos que recordaba.

-Nena no puedo más tienes que parar

-No voy hacerlo

-Voy a córreme si no paras

Seguí y seguí gritando y corriéndome, enlace al menos tres orgasmos antes de sentir como se vaciaba en mi interior.

Me quedé rendida sobre su pecho, sentía el cuerpo como de gelatina.

-Ha sido brutal Alma jamás lo imaginé así y créeme esta semana he imaginado esto de mil maneras.

-Yo también llevo soñando con tu polla muchísimo.

Me ayudó a levantarme y me tumbo en el sofá que había en su despacho, me puse en posición fetal y me quede relajadísima hasta que terminé durmiéndome.

Me desperté sintiendo frio entre mis piernas, era el que limpiaba mi sexo con una toallita húmeda.

-Lo siento no quería despertarte, solo quería limpiarte. Separa las piernas

Me tumbe de espaldas y abrí las piernas, el limpio bien su semen de mi sexo y mis muslos despacio mirándome y de repente se apartó volviendo a su mesa.

Al sentarse me di cuenta que estaba de nuevo excitado.

-Porque has parado, estaba muy rico. ¿Cuánto he dormido?

-Casi una hora.

-¿Tú no has descansado?

-No, estoy liado con el ordenador no me va demasiado bien.

-¿Quieres que le eche un vistazo? –le dije aun desnuda-

Giré la pantalla y me incline a mirar por que se había bloqueado mientras él iba al baño, al salir ya lo tenía arreglado y al pasar por detrás de mí le dije.

-Mira ya está desbloqueado –le dije notando que volvía a estar excitado-

-Gracias me pasa a menudo pero hoy no podía cerrar

Sentí su polla en mi cadera

-Vuelves a estar excitado

-Claro nena, no todos los días un pivón me arregla el ordenador desnuda.

Me moví un poco y sentí la dureza de su sexo en mi culo. Entonces el me agarró de la cintura y se pegó más a mí.

Separando mi pelo lamio mi nuca antes de decirme.

-Vístete nena o no respondo y tu coñito no estará para otra sesión.

-Mi coñito está perfectamente

Apoyé los codos y tras unos segundos el saco su polla del calzoncillo y la coloco entre mis piernas, me froté con ella, metí mi mano entre mis piernas y la agarré para llevarla de nuevo a mi vagina, el me agarró fuerte y empujó.

Me escoció un poco y sentó como me llenaba, esta vez no paró empujando lentamente hasta el final.

-Dios Alma que placer poder follarte hasta el fondo, siento como si fuera a explotar zorrita que coñito más rico…

Me folló hasta que creí que me partiría en dos y se corrió de nuevo en mi interior tras hacer que me corriera tantas veces que ni las conté.

-Voy a hacerme adicto a tu coñito

-Yo ya soy adicta a tu polla.

Ambos reímos antes de que saliera, entonces sentí su semen gotear por mis muslos y subí a ducharme, estaba en mi habitación mientras él se duchaba llegó su mujer.

Volví a pasar unos días de lo más liada, pero a media semana cuando salía de mi habitación vi una nota que ponía “antes de irte ven a verme a mi cuarto unos momentitos, anda se buena te echo de menos”

Me puse a cien y abrí la puerta de su habitación sin saber de quién era la nota, me daba igual, les deseaba a ambos; me metí en la cama sin saber de quién era el tibio cuerpo, me acerqué y entonces la olí, era ella y dormía profundamente, debió meterme la nota a media noche.

Me acerqué al calor de su cuerpo y la acaricié, ella ronroneaba despertando y aproveché para separar sus piernas y meter entre ellas mi cabeza, buscándola con mi boca. Succioné y lamí hasta que note como se corría en mi boca, luego subí y fue ella quien me lamio a mí. No contentas con un orgasmo buscamos un segundo frotándonos, masturbándonos mutuamente hasta corrernos mientras nos besábamos apasionadamente.

-Te he echado de menos –dijo ella lánguidamente-

-Yo también. Tu sexo es tan diferente al de los hombres…

-Me pasa lo mismo contigo. Tengo claro que me gustan los hombres pero tú me vuelves loca –dijo ella pareciendo sincera-

Salí de su cama y fui a vestirme, ya llegaba tarde y encima salí también tardísimo. Cuando llegué a casa no estaban y tras cenar decidí acostarme temprano.

En mitad de la noche desperté con una sensación rara, abrí los ojos y note que no estaba sola. Alguien estaba en la habitación, intenté incorporarme y no pude hacerlo tenía las manos y los pies atados en cruz a la cama, me asusté e intenté soltarme sin lograrlo.

-¿Quién eres? ¿Qué Quieres?

Esa persona encendió la luz y le vi, era el marido de la amiga de ella, el que se la había follado en la mesa. Intente soltarme pero no pude.

-Suéltame –dije tirando-

-Relájate guapa, no puedes soltarte. Te soltaré dentro de un rato si eres buena chica.

-¿A qué te refieres?

En respuesta a eso metió sus manos entre mis piernas separadas y acaricio mi coñito directamente.

-Esto quiero –dijo apretando mi sexo-

-No me toques o gritaré.

-¿Y qué les dirás que he intentado violarte?

-Pues si

-Entonces les diré que tú me llevaste al límite cada vez que espiabas nuestros encuentros.

Me dejó helada al descubrir que sabía mi secreto.

-Venga se buena y chúpala un poquito –me dijo arrodillándose al lado de mi cara-

Sopese los pros y los contras y entonces separé los labios para que ese hombre empujara dentro de mi boca su polla.

-Muy bien, buena chica, ahora lamela con tu lengüecita, demuéstrame lo buena mamona que eres. –Me dijo dándome un cachete-

Me puso a cien la situación y lamí esa polla hasta ponerla a tope, el jadeo retirándose mientras me decía:

-Putita para o me correré y quiero follarte, ¿vas a dejar que te folle?

Asentí con la cabeza y él se desnudó del todo, era algo mayor que mis tíos pero no estaba del todo mal, su polla sin ser tan grande como la de mi tío tenía un buen tamaño.

La noté en la entrada de mi coño y al momento de un solo empentón me hundió esa tranca, jadee en silencio sin poder evitar excitarme cada vez que arremetía fuertemente en mi interior hasta conseguir que me corriera en silencio, no quería que el supiera que estaba dándome placer.

-Vaya coñito caliente que tienes reina, sube el culo ahora que te has corrido quiero metértela bien adentro putita.

Siguió empujando y empujando hasta llevarme de nuevo al límite, cuando estaba a puntito salió de mi interior y casi me hizo chillar de desesperación. Al ver mi cara se rio.

-Voy a soltarte putilla, si quieres más polla debes estar calladita, ¿lo estarás?

Volví a asentir con la cabeza y me soltó, me dio la vuelta y poniéndome como una perra me agarró de las caderas y me la metió de un solo golpe, de nuevo le sentí en mis entrañas y de nuevo moví el culo. El agachándose me cogió las tetas y las sobó mientras me follaba y al mismo tiempo me mordía el cuello.

Me sentía una perra sucia con ese hombre dentro de mí, recordé a su estúpida y estirada mujer mirándome sobre el hombro unos días antes, y con una sonrisa moví las caderas oyendo sus jadeos, llegando de nuevo al límite me lancé a otro orgasmo; justo al acabar de gemir el sacó su polla y se la meneo corriéndose en mi espalda y sobre mi culo.

Diez minutos después se vistió y antes de irse me lanzo su tarjeta sobre la cama.

-Si te ha gustado tanto como a mí, por favor llámame y lo repetimos.

Cuando salió en silencio dejándola en la cama satisfecha y derrotada al igual que él, no se dio cuenta del hombre que en las sombras del pasillo había espiado cada arremetida de él en el cuerpo de su adorada sobrinita…