Convenciendo a mi tio y a mi tia

... esa persona era a la que miraba mi tía mientras el otro se la follaba y antes de verle supe que era mi tío y así fue.

Estaba celebrando con mis amigas mi nuevo ascenso, lo único malo del puesto era que me iba a mantener lejos de casa por largos periodos, en contrapartida el sueldo era casi el doble y total nadie me esperaba en casa al final de la jornada.

Vivía sola, solo iba a echar de menos a mis padres que los veía todas las semanas desde que se habían mudado a las afueras tras retirarse.

Comí con ellos para celebrar mi ascenso el domingo, el martes viajaba para empezar con lo mío.

-Papa en mi primer emplazamiento podría visitar a tu hermano, pasaré casi un mes en su ciudad.

-¿Porque no hablo con él para que te encuentre un lugar?

-Tampoco quiero molestar

-Alma cariño no será molestia, ahora vuelvo.

Diez minutos después no solo iban a buscarme un lugar sino que ya lo había hecho, el tío insistió en que me quedara en su casa, al menos mientras encontraba algo.

Total que dos semanas después estaba perfectamente instalada en casa de mi tío, todo iba sobre ruedas con él ya que apenas coincidíamos, su mujer era otra historia, apenas me toleraba, aunque para mi suerte tenia demasiada vida social para prestarme demasiada atención.

A finales de la tercera semana había quedado con dos de las secretarias del trabajo para tomar unas copas, había avisado en casa ya que iba a dormir en casa de una de ellas. A media tarde empecé a sentirme mal y anulé la salida regresando pronto a casa.

Cuando llegué no había nadie y me fui directa a mi habitación, más tarde les avisaría que estaba en casa, pero ahora necesitaba dormir y descansar un rato, el estrés de esas semanas me había agotado y a las cinco me metí en la cama y enseguida me quede profundamente dormida.

Me despertaron unos ruidos abajo que no supe identificar, tuve miedo de que hubiera entrado alguien, pero al mirar la hora y ver que era más de media noche, pensé que sería mi tío o su mujer viendo la tele. No quería molestar, ni asustar a nadie puesto que supuse no me imaginaban en casa y por eso baje en silencio, vería que no pasaba nada y regresaría a mi habitación.

Nada me había preparado para la escena que vi abajo, Susana la mujer de mi tío estaba tumbada en la mesa del comedor, completamente desnuda. Reparé en su cuerpo aun terso y proporcionado a pesar de sus cincuenta años, pero lo que verdaderamente llamo mi atención fue el hombre que a su lado le frotaba el sexo por los labios, mientras tenía la mano entre las piernas de la tía Susana. La escena me pareció de lo más morbosa y no pude evitar sentarme en un escalón y seguir mirando.

En primera instancia pensé que le ponía los cuernos al tío con ese hombre, por cierto algo mayor que mi tío y con una prominente barriga la cual no le molestaba en absoluto para darle golpecitos en los labios a mi excitada tía.

Ella gemía ante las caricias de ese hombre entre sus piernas y sacaba la lengua para poder lamer un poco esa polla que la golpeaba.

-Deja que te la chupe por favor- decía mi tía extasiada-

-Aun no cerda, primero debes correrte. Luego te daré la ración de polla que tanto anhelas

Sus palabras me excitaron e hicieron que mojara mis braguitas. Metí mi mano bajo estas y empecé a acariciarme suavemente sin perder detalle de lo que abajo acontecía. Jamás hubiera imaginado a mi tía en esa escena, gimoteando a la espera que ese hombre hiciera con ella lo que le viniera en gana.

De repente la oí gemir más fuerte y supe que se estaba corriendo; entonces el hombre sin soltarse su polla dejó el lateral de la mesa para situarse entre sus piernas mientras decía.

-Voy a comprobar si te has corrido como toca cerda, separa bien las piernas.

Él la ayudó a abrirse al máximo y desde mi escondite podía ver su coño peludo rezumar humedad, mientras el separaba sus labios vaginales minutos antes de devorar el coño de mi tía con autentico fervor.

-Sí que estas bien corrida cerda, me encanta ver la facilidad con la que te pones a tope enseguida. ¿Quieres que te de polla ya?

-Si, por favor. Necesito que lo hagas.

Él no se hizo derogar, sin dejar que se moviera, acercó su polla de un tamaño considerable a su coño y de un solo envite se la clavo hasta los huevos, agarrando sus muslos colocó sus piernas en sus hombros para poder metérsela bien y empezó un terrible mete y saca que la hacía gritar de auténtico placer.

Mis dedos no paraban entre mis piernas, friccioné mi clítoris al ritmo de la follada y estaba subiendo al cielo mientras le oía decir:

-Si guarra qué coño más rico tienes, me encanta follarte, me encanta lo zorra y puta que eres cerda. Dime que quieres que haga

-Fóllame fuerte, párteme en dos cabrón, sigue follándome así –dijo ella con la cara de lado mirando hacia el sofá-

-Si guarra así lo hare, voy a dejarte bien abierto ese coño de golfa que tienes, tengo los huevos llenos de leche para ti, tú me has puesto así y vas a vaciarlos bien con tu coño.

Durante diez minutos mas no dejó de follársela e insultarla, cada vez era más rudo y soez y eso la excitaba aún más, entonces el agarró sus pechos no demasiados grandes y apretándolos le gritó.

-Voy a córreme cerda, estruja mi polla ahora que voy a llenártelo.

Ella jadeo corriéndose tras esas palabras y el empujó fuerte y supe que también se estaba corriendo en su interior, sacó un poco la polla y pude ver su semen salir del coño de mi recatada tía. Entonces me corrí intentando no gemir para no ser descubierta.

Estaba acompasando mi agitada respiración viendo como él se subía el pantalón y besando sus tetas se despedía de ella y… de alguien más sentado en el sofá, esa persona era a la que miraba mi tía mientras el otro se la follaba y antes de verle supe que era mi tío y así fue.

El hombre salió del salón y de la casa en silencio, mientras mi tía permanecía inmóvil aun en la mesa y mi tío se acercaba a ella en silencio. Cuando estuvo a su lado tan solo le dijo.

-Enséñamelo

No podía ver más que su espalda, pero ella separó más las piernas y el apartándose un poco me dejo una visión perfecta de su coño rebosando aun el semen del otro hombre.

La escena era tan sorprendentemente morbosa que volvía a estar a mil, mi coñito reclamaba de nuevo mi atención y la tuvo. Volví a masturbarme viendo ahora como mi tío pasaba sus dedos por su mojada raja.

-Guarra como te gusta que te llenen primero de polla y luego de leche, ¿ahora ya sabes lo que te toca no?

-Si –contesto ella sumisa-

No había rastro de la altivez que yo conocía en ella, era un ser dócil y manso a la espera. Entonces el agarrándola fuertemente del pelo la hizo bajar de la mesa y poniéndose de lado la arrodilló ante él.

Entonces por primera vez vi la monumental polla de mi tío, era enorme, gorda, larga y llena de venitas.

-Mira como me la has puesto dejándote follar por el cabrón de mi amigo, me pone a cien ver cómo te dejas follar por todos haciendo el más feliz de los cornudos; puta.

Ella ya lamia toda la extensión de polla e intentaba meterla en la boca, por supuesto que solo le cabía la mitad.

-Así chúpala bien que la voy a meter en tu dilatado coño, solo así ¿no te duele verdad puta? Necesitas que te den polla primero para aguantar la de tu marido

-Si cariño

Él se arrodilló detrás de ella y poniéndola como una perra, se colocó un anillo en la polla quedando este a mitad de la misma y solo entonces se la metió.

-Umm que placer notar la humedad del semen de el en tu coño, me recuerda a cada empujón lo puta que eres, menos mal de mis amigos que te dan buena polla y te dejan bien mojadita para mí. ¿Te gusta?

-Sii Gonzalo, despacio que me duele. Pero no pares quiero también tu leche.

-La tendrás zorra me tienes apunto –le dijo agarrándole las tetas que le colgaban sin dejar de arremeter y meter la mitad de esa polla-

Yo relamiéndome sin apartar la vista de ellos follando como perros me corrí como una loca, mordiendo mi otra mano para de nuevo no chillar, mi orgasmo.

Al final de mi corrida la oí a ella gritar primero su orgasmo y a continuación oí a mi tío:

-Toma puta mi leche voy a inundar tu gran coño –le dijo jadeando-

Corrí a mi habitación alucinada con las piernas como flanes. Me metí en la cama y reviví lo que acababa de ocurrir abajo sin dar crédito y haciendo que todo cambiara, ya no podría volver a verlos más como esa pareja de mediana edad que conocía antes de esa gloriosa noche.

Espié cada uno de sus movimientos, me excité con sus roces y miradas y volví a gozar de un par de noches más como la anterior antes de decidirme a hacer realidad mi sueño… quería ser parte de esas bacanales de sexo con ellos, no podía pensar en nada más. Pasaba los días excitada recordando sus polvos.

Sabía por lo que había visto que él era el organizador, él mandaba y planeaba cada polvo al que ella se sometía gustosa.

Entonces tras estudiarlos supe que debía convencerle a él, que era el que podía meterme y si lo hacia ella acataría cualquier cosa que el decidiera.

Empecé a vestirme más sexi en casa y fuera de ella, quería ponerle caliente, que me deseara hasta el punto que olvidara quien era.

A pesar de lo que pueda parecer mi tío era un hombre serio, huraño y de arraigados valores, no sería fácil convencerle de que se follara a la hija de su hermano.

Pero empecé desde abajo, despacio tejí la tela de araña a la que se engancharía aun no sabía cómo.

Una semana después empezó a dar frutos mi plan y note sus ojos clavados en mi culo un día que al estar solos baje solo con un short demasiado corto que dejaba ver gran parte de mi gran y redondo culazo. A mis veinticinco años no era una mujer espectacular, ni preciosa, pero el conjunto de mi cuerpo curvilíneo y mi cara de niña buena resultaban tentadores y resultones.

Otro día note su mirada en mi escote al “olvidar” abrochar dos botones de mi camisa y para colofón final dos días después deje entreabierta la puerta del baño después de dejar claro que iba a ducharme.

Oí la puerta abrirse un poco más y sabía que miraba, a pesar de la mampara de la bañera sé que podía ver bastante bien la silueta de mi cuerpo desnudo, con la calentura que me entró al saber que miraba, metí mi mano entre mis piernas y empecé a masturbarme con los dedos, terminando por presionar entre mis piernas el telefonillo de la ducha mientras gemía con mi orgasmo. Me sequé y oí cerrarse la puerta, salí rápidamente y vi cerrarse su puerta, mientras desde abajo su mujer decía.

-Gonzalo vuelvo en un rato voy a tomar café

-Vale, hasta luego cariño –le dijo el asomándose desde arriba-

Luego oí que se metía en el baño y al momento salía de nuevo metiéndose en su habitación.

Me asomé a decirle a ella.

-Yo me voy ya también, volveré tarde.

-Bien, nos vemos mañana –dijo ella alegrándose, supongo que por una nueva sesión-

Al regresar a mi habitación pare en el baño y descubrí que no estaban mis braguitas en el cesto de mi ropa sucia, entonces oí un quejido en la habitación y supe que era mi oportunidad.

Agarre el pomo de la puerta y la abrí, lo que vi me puso a mil. Sentado en la cama mi tío había envuelto su polla en mis braguitas y se masturbaba con ellas. Paro al verme y avergonzado tiro de su pantalón de pijama tapando sus vergüenzas y mis braguitas.

-¿Qué haces alma?

-Lo siento debí tocar primero, solo quería decirte que me voy.

Mientras le hablaba me iba acercando a él que con los ojos como platos me miraba sin pestañear aun sentado en la cama. Al llegar casi a su lado me di la vuelta y sin doblar las rodillas cogí su camisa del suelo dejando mi culo apretado por mis vaqueros ante sus ojos.

-Tío se va a arrugar y quedar como una pasa –le dije pasándole la camisa-

Cuando él la fue a coger de mis manos la solté un segundo antes y esta cayó sobre su regazo, me agaché a cogerla rozando el bulto que sobresalía de entre sus piernas, sin apartar la mano le dije:

-Si quieres la puedo poner a lavar, voy a poner una lavadora.

-Bien -me dijo cogiéndola y haciéndola resbalar entre sus dedos, sin que yo levantara la mano de su sexo-

-También necesito esto –dije tirando de la tela que sobresalía ligeramente de su pantalón, mi braga-

El jadeo mientras tiraba delicadamente y la tela rozaba su polla mientras se desenroscaba de ella.

-Lo siento alma

-No lo sientas, me encanta ponerte cachondo, pero siento que luego te alivies solo, yo podría ayudarte –le dije poniéndome de rodillas y mirándole con cara de no haber roto un plato-

-¿Estás loca alma? Eres la hija de mi hermano mi sobrina.

-Si tío la misma que también es dueña de esas braguitas que tu frotas por tu polla mientras te masturbas, ¿no habías caído en eso?

Se quedó sin palabras, inmóvil dejo que terminara de sacar mi braga ahora de un fuerte tironcito sacando con ella el glande de su polla.

Ambos miramos como sobresalía por el elástico del pantalón, gordo, oscuro y brillante en la punta.

-Tío soy mayorcita para tener claro lo que quiero, os he visto follar y sé que no sois unos remilgados, olvida los tabúes y déjame demostrarte que puede ser mejor que a solas con mis braguitas…

Dos de mis dedos se humedecían con las gotitas que salían de su glande y frotándolos entre ellos los lleve a mi boca y los lamí ante su mirada encendida.

-Me gusta como sabes, ¿puedo? –Le pedí acercando mi mano-

-No, alma. No me toques –dijo sin convención ninguna-

-Solo un poquito tío

Ahora le excito la palabra tío y se le escapó un gemido, cerró los ojos y aproveche mi momento, metí mi mano dentro y cogí esa maravillosa polla con la que llevaba días soñando. Empecé a masturbarle lentamente mirándole, el abrió los ojos y me miró también; en su mirada había una mezcla de crudo deseo y culpa y eso me excitó aún más.

Note el momento justo en el que al sacar su polla del pantalón y pasar por el glande mi lengua él se rindió completamente, se echó hacia atrás y apoyo los codos en la cama.

Mi lengua hacia círculos en su hinchado glande, ahora era aún más grande que las otras veces que la vi de lejos. Abrí mi boca y succioné la punta, metiéndome dentro de la boca todo el capullo el cual succione deleitándome con sus gemidos, ninguno dejo de mirar en los ojos del otro ávidos de deseo ya irrefrenable.

Haciendo acopio de valor y tras lamer cada centímetro de esa tranca fui metiéndola en mi boca, esta llenaba cada rincón, aparte mi lengua colocándola abajo y deje que entrara hasta mi garganta, poco a poco mis labios terminaron tocando la mano con la que agarraba la base.

-Dios mío Alma te la estas tragando entera, me estas matando.

La deje salir despacio solo un segundo para lamer y succionar el glande y de nuevo la metí hasta el fondo de mi garganta luchando un segundo con las arcadas y venciendo ese obstáculo, la metí aún más adentro y aparte mi mano moviendo solo mis labios y saliendo un milímetro para volver a ganarlo al segundo. Luego sacaba la mitad y volvía a descorrer el camino.

El jadeaba sin apartar la vista de mí, disfrutando de la escena hasta no poder más.

-Nena no aguanto más

Entonces agarré sus testículos con mi mano y tiré ligeramente mientras los estrujaba un poco y entonces se tensó, recorrí su polla y empezó a correrse en mi garganta, la saqué y lleno mi boca de espeso semen que se escurría entre mis labios, apreté más sus huevos y gritó de placer.

-Si Alma, dios que bueno, que placer no pares, aprieta pequeña.

Deje solo la punta dentro y succioné hasta vaciarlo sin dejar de apretarle los huevos como si quisiera estrujarlos.

-Joder niña…

Entonces nos alertó un ruido, era la puerta. Corrí a mi habitación mientras él se colocaba el pantalón.

-Al final se ha anulado, ya estoy en casa –grito su mujer desde abajo-

-Vale nena término de vestirme y si quieres salimos a tomar unas cervecitas

-Bien

Cuando  oí su coche salí desnuda de mi habitación metiéndome de nuevo en la de ellos, cogí su pijama y me lo puse, tumbándome en la cama tiré bien dejando la tela entre mis labios vaginales y pase mis dedos por encima mojándola con mis jugos, rodé por la cama y pensé en ellos dos allí retozando, soñé con estar con ambos, los deseaba a los dos desde esa noche que los vi y quería que los dos me dieran placer al mismo tiempo; aceleré, apreté hasta que conseguí correrme en cinco minutos mojando su pantalón con mis juguitos, luego me sequé con ellos y doblándolos, los metí bajo su almohada.

Cuando por la noche encontró su pantalón bajo la almohada supo que ella lo había puesto allí, lo miro detenidamente y noto aun indicios de humedad, acercó la prenda y la olió sabiendo entonces que Alma se había corrido en esa tela y como un pervertido más, enganchado a ese olor lamio la tela con fervor, justo antes de bajar la escalera empalmado, colocándose el anillo en la polla  y dispuesto a follarse a su mujer en la cocina quisiera o no ella.