Control Nocturno
Historia de un policia en una noche de trabajo.
Eran las últimas horas de mi jornada, un sábado de madrugada. Soy policía y estaba en un control, a esas horas ya estaba harto del control. Chicos jóvenes, con la música alta, bastantes con algunas copas de mas.
Estaba a punto de dejar el control cuando de repente llega un descapotable rojo, no era grande, pero si llamativo.
Este es el ultimo de hoy dije para mi.
Era una mujer de unos 35 años, venia bien, ni alcohol de mas ni nada, todo correcto. Para completar el control, le pedí la documentación del vehiculo. Ella me lo dio sin rechistar. Tan solo decía que venia de una fiesta y se había quedado con mas ganas de jaleo. Y la verdad es que debía de ser cierto, llevaba un vestido cortito, se le notaba parte de las braguitas, y la parte de arriba muy sugerente que se le veían los pechos.
Aquella visión me puso un poco a tono. Ya comprenderéis, a esas horas de la mañana, yo harto del trabajo y que me venga eso, fue un regalo de no se quien.
Llevaba en mi mano, la linterna con la que señalizaba el aviso a los conductores. Ella ni corta ni perezosa va y me dice, te pareces a Darth Vader con la espada láser. Y yo le contesto, mi espada de verdad la tengo guardada para mejores ocasiones.
Ella al principio se quedo cortada, pero tardo poco en reaccionar y me dijo bueno si no te importa podemos luchar cuerpo a cuerpo, contra las fuerzas del lado oscuro. Al tiempo que paso su mano por mi entrepierna y noto la "espada".
Yo no sabia que hacer, creía que era un farol de ella. Pero acepte, le dije que me esperara en el bar que hay cerca de la comisaría que enseguida iba yo.
Como ya he dicho no esperaba que estuviera allí, pero si que me espero. Yo ya venia duchado, fresquito y ya que estaba allí con ganas de cachondeo.
Tomamos una copa y decidimos donde ir, me dijo que ella tenia una casita en aquel pueblo, que venia para pasar el fin de semana, y que estaba sola y no tenia que responder a nadie.
La casita estaba cerca, casi en 1ª línea de mar, fuimos en su coche ya que me dijo que había pocos aparcamientos por allí.
Me subí al coche y seguía teniendo casi la misma vista que en el control, la faldita tan corta dejaba enseñar todo su secreto.
Le dije que eso en otro momento podría ser peligroso y me dijo: peligroso lo que te va a dar a ti después.
Quise tocarla, la metí mano y ella abrió sus piernas y vi su tanga bien puestecito con los labios marcando el tanga.
No quise entretenerla mucho iba conduciendo por el pueblo y en un descapotable se veía todo. Llegamos a su casa y nada más entrar la cogí de los pechos, eran pequeños pero con unos pezones duros, antes solo lo había visto desde arriba.
Ella gimió cuando le mordí los pezones, ya se habían quedado al descubierto y enseguida me los metí en la boca jugueteando con los dientes y la lengua. Ella no paraba de gemir y besuquearme el cuello para que no parara. Me di cuenta de que le gustaba, pero no podía quedarme allí y decidí besarla en la boca y unir nuestros fluidos, lengua con lengua.
Note que cada vez estaba más excitada, y yo también claro. Se me había encendido mi espada láser y ella lo quería ver.
Me abrió los botones del pantalón, hasta que se quedo mi polla al aire la tomo entre sus manos y comenzó a masajearla y se la meto en la boca, note un placer inmenso cuando hizo aquello.
Yo baje mi mano hacia su coño, estaba bien mojada y excitada, le metí los dedos entre la tirilla y jugué con su clítoris, se retorcía de gusto mientras ella seguía jugueteando con mi polla. Yo no podía mas, la cogí y nos fuimos al sofá que era lo que mas cerca estaba, ya le había quitado el vestido solo le quedaba el tanga pero eso no era problema.
Lo aparte y comencé a comerle el coño, por labios suaves y húmedos pase la lengua buscando el clítoris, para deleitarme en el. Estaba requetemojada, jugamos un rato los dos, ella con mi miembro y yo con su jugoso coño.
Ya no podíamos más y decidí penetrarla. Su coño suave acepto mi polla con suma gratitud, empezamos el vaivén con nuestros cuerpos sudados en aquel sofá, ella me pedía que siguiera con aquel ritmo, adentro afuera, etc., etc.
Cambiamos las posiciones varias veces, ella delante de espaldas a mi, yo encima de ella, por detrás, pero siempre sin parar aquel ritmo frenético.
Ella se había ido ya una vez y me dijo que lo quería otra vez pero esta vez los dos a la vez, yo casi ya no podía, había sido una pelea increíble. Ella me dijo me voy a correr otra vez, córrete conmigo, aquello me hizo explotar mientras ella también lo hizo.
Fue una corrida impresionante, quedamos los dos exhaustos allí en el sofá.
Nos abrazamos un buen rato, yo le acariciaba. Allí callados de complicidad, acabe aquella una dura jornada de trabajo.
Nunca olvidare aquella jornada de trabajo.