Control

Lo haríamos después de un mes sin que me dejes tocarme. Tú tendrías el control, tu mandarías....

Lo haríamos después de un mes sin que me dejes tocarme. Tú tendrías el control, tu mandarías.

Lo primero que harías es obligarme a esperar fuera de la habitación desnudo y con mi polla dura, esperando a que te prepares.

Oírte decir "polla dura" ya me habría excitado muchísimo.

Cuando por fin me llamas entro en la habitación rápidamente pensando en metértela, y te veo.

Te has vestido con una lencería que no sabía que tenias, negra, un corpiño que aprieta tus tetazas haciéndolas resaltar aun mas, liguero , medias de rejilla con botas de caña alta, y braguitas a juego y lo más inquietante, tiene una fusta en su mano.

Me paro al verte y sonrío pensando en una sesión de sexo fuerte, follarte como siempre he soñado y nunca me he atrevido a confesarte.

Cuando me acerco mirándote, tú levantas una mano y me dices: "¿Cómo te presentas ante mí así?", y señalas con la fusta mi polla dura.

Yo te digo que eres tú quien me pone a mil, por eso está así. Sonríes complacida pero me dices que se pondrá así cuando tú quieras usarla mientras debe estar en reposo. Y además no vas correctamente vestido, y me dices que has dejado mi ropa encima de la cama que me vista para la ocasión.

Yo me acerco a la cama y me quedo mirando lo que me has dejado: unas braguitas transparentes, medias y un liguero para sujetarlas.

Lo cojo y te miro, tú sólo sonríes, no me atrevo a replicar y mi polla parece ponerse más dura.

Me lo pongo todo con bastantes dificultades. Me visto mientras me observas y te ríes diciéndome lo torpe que soy.

Me dices: "Por fin estás!".

Te acercas y das un par de vueltas a mi alrededor. Te ríes al ver mi polla asomar por el borde de las braguitas y la tocas. Yo trato de acariciarte pero me das con la fusta en las manos y te vuelves hacia mí.

  • "¿Qué te crees que estás haciendo?", me dices.

Me quedo parado..., pero sin moverme. Te pido perdón casi en un susurro, pero tú no estás conforme con eso, dices que no te fías de mí.

Y mientras me dices que ni se me ocurra moverme. Vas hacia el armario y sacas una caja que nunca he visto, La dejas encima de la cama y la abres, rebuscando y sacando algo.

Te colocas detrás de mí y me pides que ponga atrás mis brazos y que junte mis manos.

Siento un frío metálico en tus muñecas.

Escucho un clic y me doy cuenta de que has esposado mis manos a la espalda.

Trato de protestar pero una mirada tuya me detiene.

Te acercas de nuevo hacia a mí y sonriendo me dices: "Así está mejor".

Acaricias mi cuello y bajas por mi pecho, hasta mi polla dura y la aprietas por encima de las braguitas, clavando en ella tus uñas. Yo no me atrevo a quejarme, y tú sonríes de satisfacción y me dices: "Veo que vas entendiendo…".

Es oírte decir esas palabras, y noto unos escalofríos como hace tiempo no sentía....

Te alejas de nuevo y vuelves a rebuscar en la caja, mientras mirando de reojo compruebas que no mire, que no gire la cabeza.

Te acercas de nuevo por detrás. Y siento de nuevo algo metálico, esta vez en mi cuello,

Me pones un collar y veo como enganchas en él una cadena, Y tirando de ella me das una vuelta por la casa, llevándome de nuevo a la habitación, hasta la cama.

Me pones de rodillas al lado de la cama y te sientas enfrente de mí, colocando tus botas sobre mis hombros, y me dices que te coma el coño.

Mientras yo me lanzo sobre él con las manos atadas a la espalda, tú colocas tus botas en mi pecho y me empujas hacia atrás, diciéndome: "¿Qué haces?" "¡Comienza desde mis pies!"

Y vuelves a colocar tus botas en mis hombros.

Paso mi lengua por el cuero negro de las botas, subiendo poco a poco, termino con una bota y comienzo por la otra, llegando por fin a tu piel, a tus rodillas.

Levanto la vista al oír un gemido y veo que te estás masturbando, con tu mano metida dentro de tus braguitas. Y me paro, al moverse la braguita veo un dedo dentro de tu coño y otro frotando tu clítoris, pero al levantar la vista a tus ojos los veo abiertos

Y tu cara no presagia nada bueno.

-"¿Cómo te atreves a parar y a mirarme?", me lanzas, con palabras suaves y mirada envenenada...

Y de nuevo me separas de ti, con tus pies y me colocas de rodillas sobre la alfombra, pero esta vez mi cabeza está apoyada en el suelo, con el culo en pompa.

Te acercas a mí por detrás y sacas mi polla de la braguita, dejándola dura y apuntando hacia el suelo, con la braguita corrida hacia un lado pero aún puesta.

Al sacar la polla le das un par de meneos que me ponen a mil y haces que un par de gotas de líquido transparente pero denso asomen.

Las notas y te ríes. Y también me adviertes:

-"Ni se te ocurra correrte."

Y comienzas a azotarme con la fusta; no golpeas fuerte, es bastante suave, una sensación agradable. Vas golpeando mis nalgas, dejándomelas poco a poco rojas, calientes.

De vez en cuando dejas caer un fustazo sobre mis huevos, el primero me coge desprevenido y me quejo, por lo que me das una palmada en el culo. Y continúas. Vuelves a darme en los huevos, suavemente, es simplemente un roce. A pesar de estar muy sensibles por la abstinencia, esta vez no reacciono. Golpeas también mi polla, mi glande, mientras de reojo observo que vuelves a masturbarte.

Al tocarme antes me has dejado la polla descapullada, por eso me diste un par de meneos.

No puedo dejar de mirarte.

Paras un segundo y me masturbas un poco, dejándome la polla muy dura, y paras, advertiéndome de nuevo que no debo correrme. Vuelves a ir a la caja y de allí vuelves con algo en la mano.

Lo veo.

Un vibrador, de tamaño normal, tirando a pequeño. Evidentemente no es un gran vibrador, pero comparado con mi polla se ve bastante más grande

Me temo lo peor, pero aliviado veo que te sacas tus braguitas y poniéndolo a funcionar te lo metes en el coño.

Y vuelves a "castigarme", jugando con mi ano ahora, alternado caricias, presiones de dedo y fusta

Te oigo gemir y aumentas la cadencia de tus fustazos… y la fuerza también. Mientras te acercas al orgasmo.

Mi polla vibra pero no me atrevo a correrte. Y tú, en una de tus caricias metes un dedo en mi culito mientras con la otra mano tiras de mi polla.

Mientras yo suspiro, gimo de placer y sin poderlo evitar… me corro en tu mano, cortando tu orgasmo, mientras resoplo como un caballo.

Te enfadas mucho. Además de correrme sin tu permiso, te he privado de tu placer.

-"Lo siento, cariño, no he podido evitarlo. Llevaba muchos días reservándome y el placer ha sido mucho".

Tú te enfadas y limpias el semen en mi cara.

-"¿Cómo te has atrevido?", me gritas.

Y me das un par de fustazos en mi polla. Esta vez son fuertes, así que me duelen, pero ni así me atrevo a protestar.

Te sacas el vibrador diciendo que ahora no te vale de nada.

Te sientas enfrente a mí y te preguntas en voz alta, mirándome: "¿Qué voy a hacer con esto?"

Te digo que lo siento.

El vibrador está tirado encima de la cama, aún haciendo ruido.

-"¡Ni para esto me vales! ¿Qué voy a hacer?"

De repente me quedo quieto, una sonrisa se dibuja en tu cara, una sonrisa que no me gusta nada.

Rebuscas en tu caja y vuelves con un gran consolador en tu mano, riéndote.

Te colocas detrás de mí y con algo húmedo empiezas a untar mi culito. El consolador es muy grande y te suplico que no lo hagas. Debe tener unos 18 cm y además es grueso.

Me das una palmada en las nalgas y me dices: "¿No querías follarme el culito? Jajaja, ahora veremos si realmente es placentero…"

Y noto como empujas.

Aprieto, pero me das una palmada más fuerte y me dices: "Si no dejas que entre te dolerá más porque te aseguro que te lo voy a meter".

Así que "decido" relajarme. Noto como el ano se abre y va entrando en mí poco a poco.

Entonces pienso "Joder, pues para ser tan grande no me ha dolido tanto…".

Y de repente, noto como vibra dentro de mí, me ha metido el pequeño vibrador.

Te ríes al ver mi cara de alivio y sentándote delante de mí en la cama, me enseñas el gran consolador y me dices: "¡Esta polla es para mí, por fin una polla de verdad me va a follar!" Y metiéndola en tu boca, la humedeces sin dejar de mirarme.

Al decir eso, mi polla crece un poco y tú lo ves, te das cuenta.

En nada la empiezas a meter en tu coño sin dejar de mirarme. Escucho tus gemidos y mi polla se pone de nuevo dura y me sorprendo al notar mi culito moverse al ritmo de la vibraciones.

Tú te ríes y comienzas a masturbarte más fuerte con tu consolador. Lo veo desaparecer dentro de tu coño mientras gimes.

Sabes que lo que estás notando no te lo puedo dar yo.... y sabes que yo también lo sé.

Y aumentando la velocidad veo como te corres empujando cada vez de forma más violenta el consolador.

Cuando te corres lo sacas y lo pones en mi boca. Boca que yo abro y saboreo tus jugos de mujer en la polla de plástico.

Vuelves a reírte y dices: "Límpiala bien, ya que ella me da lo que tu no puedes".

Y coges mi polla dura del todo y le das un par de meneos con los cuales vuelves a hacerme correr.

Sacas tu vibrador de mi culito y riéndote vuelves a tu caja y sacas algo más de ella pero no dejas que lo vea.

-"Parece que te ha gustado…", me dices, y juegas con tu dedo en mi culito.

Te pierdo de vista. Veo tu braguita caer encima de mi cabeza pero no me atrevo a mirar.

Cuando te pones delante de mí, de nuevo te veo. Te has puesto un consolador de cintura, casi del tamaño con el que te has masturbado, será de unos 16-17 cm.

Te ríes y lo acercas a mi boca, diciéndome: "Chúpalo bien, porque ya sabes donde se va a meter…".

Yo lo chupo tratando de salivarlo lo máximo posible para que resbale mejor.

Tú te ríes de nuevo y te colocas detrás de mí.

Primero me giras de forma que vea en el espejo lo que pasa detrás de mí.

Te pones detrás, colocas el falo en la entrada de mi culito y presionas con él.

Yo agacho la cabeza pero al instante me das un cachete y me dices que me levante, que quieres ver mi cara mientras me follas. Y me penetras de forma continua, hasta el final.

Yo gimo, tú te ríes.

Y cuando creo que ya ha pasado todo empiezas a follarme con más intensidad, despacito al principio, pero cada vez con más fuerza y velocidad, dándome palmadas en el culo.

Te veo salvaje. Yo paso de quejidos a jadeos y cuando me doy cuenta, mi polla está de nuevo dura y tú te ríes al notarlo.

Sigues hasta que te cansas, decidiendo tú cuando terminar. Lo sacas y me muestras con un espejo de mano como me has abierto el culito.

Me levantas, me quitas las esposas, me tumbas boca arriba y me dices: "Si quieres ahora te puedes correr".

Cojo mi polla y en dos sacudidas estoy corriéndome de nuevo sobre mi pecho.

Te ríes y antes de levantarme pones tu coño sobre mi boca para que te lo limpie.

Al terminar me dices: "Esta vez por ser la primera ha sido suave, la próxima vez seré más dura…".

Y te metes en el baño para asearte, mientras yo limpio los restos de mi leche del suelo y de mi cuerpo.