Contratado para mirar

Tuve sexo con mi esposa mientrás un hombre trabajaba, a unos metros de nosotros.

Este es un relato completamente real, todo empezó cuando contratamos a un joven, al que llamaremos Juan, para que hiciera arreglos en el baño de nuestro departamento.

Yo tenía la fantasía de que alguien viera a mi pareja desnuda y que yo me diera cuenta de ello ya fuera cuando estuviéramos acoplados en un buen encuentro sexual y con la ventana de nuestra recámara abierta o bien en algún hotel donde hubiera posibilidades para un voyeur.

Esto ya lo había planteado a mi pareja y ella se negaba a complacerme, a lo más que había podido llegar era a excitarme cuando subía a una azotea para tender la ropa a secar y tenía que pasar por un lugar por el que desde las ventanas de los departamentos bajos se veía perfectamente las piernas y las bragas de ella, cuando notaba que alguien la observaba, sin que me viera me subía la temperatura de una manera que de inmediato quería poseerla.

En una ocasión al ir a comer a un restaurant, ella quedó sentada enfrente de un hombre al que yo le daba la espalda, después de pedir lo que comeríamos yo me levanté para lavarme las manos y al regresar a la mesa me di cuenta que por debajo de la misma a mi esposa se le veían las bragas ya que no había mantel que le cubriera las piernas y el tipo enfrente de ella no le quitaba la vista, por lo que para no estorbarle la visión y al mismo tiempo observar sus reacciones me senté a un lado de mi esposa, gozando en mi interior por lo que observaba.

Pero retomando mi relato les diré que un día mientras Juan se encontraba trabajando en el baño, yo en la recámara a unos cinco metros de él, empecé a meter la mano a mi esposa por debajo de la falda y a tocarle las nalgas y la concha, mientras arreglaba y guardaba la ropa en su lugar, esta labor la hacía estando de pie, ella en voz baja me decía que no porque nos podía ver Juan, aparte de que no había cortina en la ventana porque la quitó para lavarla y nos podían ver los vecinos, al decir esto lo que consiguió fue que me excitara mucho más, entonces le comencé a besar en el cuello y en las orejas, esto hizo que como por magia reaccionara y respondiera a mis caricias, ya vencida su resistencia le subí la falda hasta por encima de las caderas, dejando ver sus piernas que debo decir que estan bien torneadas y así sin dejar de acariciarle las nalgas le baje las bragas dejándolas al aire para esto ella se volvió de espaldas tanto a la ventana sin cortinas como a la puerta de la recámara, de forma tal que si los vecinos o Juan se colocaban en una buena posición tendrían una magnifica vista del trasero de mi mujer, el solo pensar que esto sucediera me tenía verdaderamente caliente, por lo que seguí con mi frenesí, procurando hacer el ruido suficiente para que Juan supiera que era, exactamente, lo que estábamos haciendo y que vencido por la tentación se asomara para vernos.

Una vez que la desnude por debajo de la cintura la hice que me tomara el miembro, primero por arriba de la ropa, después, ya fuera del pantalón que lo masajeara mientras yo metía un dedo en su concha y otro en su anito, cuando sentía que ya no podía mas, entonces le pedí que abriera las piernas y así de pie como estábamos le metí el miembro en la concha mientras le seguía dando con el dedo en el ano, ya con el doble placer, no pudo evitar gemir en la forma ruidosa que lo hace, lo que me dio la seguridad de que Juan sabia perfectamente, de que nos encontrábamos cogiendo a unos pasos de él y que solo necesitaba estirar un poco la cabeza para que pudiera ver, en primera fila esta función gratuita.

Debo decir que hubo un momento que la falda de mi mujer se fue hacia abajo, tapándole las nalgas y entonces ella misma se la volvió a subir y no la soltó para que no volviera a caer, yo con los movimientos de meter y sacar los gemidos de ambos y con la certeza de que nos veían tuve un orgasmo como no lo había tenido antes.

Una vez que terminamos y nos pusimos la ropa en su lugar, fui donde estaba Juan, como para convencerme que nos había visto, y no lo dudé ya que su nerviosismo, su intranquilidad y sobre todo el bulto en su entrepierna lo delataban.

Solo me quede con una duda ¿Qué habría pasado si Juan no se conforma con solo ver y hubiera querido participar? ¿Lo habría aceptado mi mujer? Porque creo que yo, si, puesto que ahora es mi siguiente fantasía, ver que la poseen mientras lo veo, si lo consigo, también les hago el relato.

No lo olviden, esto es real.