Contradicción
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Siempre tuve claros mis principios, siempre que fuera amor no me importaba la edad, el sexo, la raza, la religión, nada, solamente me importaba poder tener una relación que dure mucho, poco, no importa, solo un tiempo para disfrutar de algo bonito, aunque a veces se complica.
Pero todo cambió cuando la vi, había tenido conexiones intensas, pero la conexión se producía al hablar y conocer un poco el terreno, pero esta vez fue diferente, allí estaba, como alguien más.
Era muy sencilla, parecía sincera, sensible, preciosa, sus ojos azules, su pelo liso, claro, su piel parecía tan suave que a mis dedos seguro que no les costaría nada deslizarse nada sobre ella, su sonrisa, nada más verla supe como era, era una sensación extraña cuando notaba que se acercaba el momento de presentármela.
A cada persona que se la presentaba la notaba más cerca, algunos le decían tonterías para romper el hielo, otros eran amables y le ofrecían su ayuda, sin duda congenió con todos.
Yo estaba tan sumergida en mi mundo que sin darme cuenta fue mi turno, miré perdida a mi amiga, a ella, al suelo:
¡EH! ¡Mica!...- yo estaba embobada - ¡MICAELA!- joder escuchar mi nombre me bajó de la nube.
Eh si, si hola jeje.
Mica esta es Ana, se ha mudado a esta ciudad, Ana esta es Mica.- me dio dos besos que a mi no me dio tiempo de corresponder, se quedó seria quizá pensó que no me hizo ilusión.
Hola Mica, encantada, ¿tu eres la chica de quien tanto he oído hablar? Jajaja- además de guapa, simpática.
No se, supongo, no creo que haya muchas Micaelas por aquí.- vaya, estaba tan cohibida que salió mi vena estúpida, además puso una cara que me hizo pensar que no le había hecho mucha gracia ese comentario.
Bueno vamos a sentarnos a comer algo.- dijo Maria
Nos sentamos a comer, todos le hablaban, congeniaban de una manera muy rápida, yo sin embargo, que siempre era de las que más rápido hacía amistades no conseguía apartar los ojos de ella, no conseguía decir nada.
Todos se extrañaron, ellos sabían que yo no era delicada para encontrar pareja por lo que comenzaron a preguntar:
Mica, ¿qué te pasa? Cualquiera que no te conozca diría que tienes un flechado jajaja.- en mi estado esa broma no me gustó ni un pelo.
No lo creas, quizá todo lo contrario .
Desde ese momento Ana y yo comenzamos una relación de odio y enemistad, el flechazo se sustituyó por los celos de ver como ella y yo estábamos en la misma posición en el grupo y es que nunca tuve que compartir mi puesto.
Cuando a mi me gustaba alguien ella se liaba con esa persona, y para pagarle con la misma moneda yo me liaba con la persona que le gustara, comentarios con doble sentido, al principio no les gustaba la situación a los demás, con el paso del tiempo se acostumbraron.
Yo tuve que asumirlo, donde estuviera yo, tendría un hueco ella, me molestaba, pero seguía sintiendo algo por ella, quizá ese resto de amor fuera la respuesta de el odio que le tenía.
Todos mis amigos, y los suyos por lo tanto, más de una vez nos pusieron a hablar cara a cara, no consiguieron escuchar nada más que insultos, jamás llegamos a los golpes, ella si me dio un tortazo en alguna que otra discusión pero yo no podía, hasta que un día me harté y tomé la decisión de cambiar el rumbo.
Yo pasaría de ella, me iba a costar mucho, me gustaba su cara de enfado, la cara de rabia que ponía cuando escuchaba mi voz, pero todo debía cambiar gracias al mal principio de la relación, el ignorarnos era lo más cerca que estábamos de la amistad, y mis amigos se tendrían que conformar con eso.
Una noche hicimos una fiesta, la música, la nevera llena de bebidas, estábamos todos, algunos conocidos y desconocidos, habíamos muchos, pero a la hora de recoger nos veríamos los de siempre.
Entré, saludé a todo el mundo, di dos besos a los que hacía tiempo que no veía e ignoré que allí estuviera Ana, me costó bastante no decirle una grosería como: vaya, alguien se ha caído en un barril de maquillaje, o algo por ese estilo.
Pero ella parecía no darse por vencida:
vaya, apareció por aquí la chica que en vez de ponerse minifalda se pone cinturones.- dijo entre risas, un poco de razón si llevaba, o me ponía pantalones, cortos o largos, pero las faldas siempre eran minis, por lo que no me costó guardar mis palabras.
Ah hola Ana - dije con indiferencia, vi como se enfurecía, cosa que me alegró
Seguí con la fiesta, una noche tranquila, pero en el sentido de las típicas discusiones que siempre había, volvía a ser yo, pero al precio de no contemplar su linda cara, ella sin embargo no dejaba de intentar picarme una y otra vez.
Muchos de mis amigos me decía que si estaba enferma o algo, que por qué hoy no le contestaba a nada con una fresca, yo les decía que ya me aburría esa situación, empezaban a asumir que nuestra amistad era imposible igual que yo tuve que asumir que ella siempre tendría un hueco en el grupo.
El tiempo pasaba, ella no se rendía, yo estaba muy cansada de aguantarme tantas, de no poder mirarla, aunque ella pensara que era con odio, dudaba que pudiera seguir así mucho más tiempo.
Una tarde recibí una llamada, no iban a quedar, algunos tenían cena con sus familiares, otros simplemente no tenían ganas, solo recibí una llamada interesante, algo que me sorprendió muchísimo, Ana me estaba llamando:
Hola, me jode decírtelo a ti, pero ¿te han dicho lo mismo que a mi?- su voz estaba seria.
Si, todos se van, así que hoy pasaré la noche en casa, tranquila y relajada, bueno adiós.- intentaba que fuera una conversación corta si no quería decir nada extraño.
¡No! Espera por favor
¿qué más quieres? ¡Ah! es verdad, no te habías metido conmigo, bueno pues rápido que tengo un baño de sales esperándome
No era eso imbecil, la verdad es que
¿qué?
Pues que podríamos quedar en tu casa, o en la mía me da igual, vemos una peli, cenamos algo, tranquilas, es que no quiero pasar la noche sola.
Si, claro. Anda ya, vaya plan para estudiarme y tener más cosas para decirme, ¿te has quedado sin ideas, pija descerebrada?- vaya, se me había escapado.
Joder, no, yo ya te lo he dicho si no quieres pues nada, adiós.
Tonta, ven a casa a las 9:30.
Adiós arpía.
Vaya gran fallo, ¿qué iba a hacer ahora? Pero me había gustado volver a cabrearla, tenía la sensación de que esa noche iba a tener consecuencias, si no terminábamos a tortas sería extraño, pero bueno, yo me iba a dar un baño para relajarme y a recoger un poco el apartamento, para que luego no me dijera nada.
No me preocupé de ir a por una peli, ni de cocinar, que se encargara ella que para eso era la invitada, aunque la anfitriona era la que debería ofrecer todo, pero no quería serlo, no quería que se diera cuenta de lo que sentía en verdad.
Pasó el tiempo y llegó por fin, otra de sus virtudes era su puntualidad:
bueno, ¿qué hay para cenar?
Nada, aun.
¿película?
Ninguna.
Vaya, menos mal que iba a ser en tu casa.
Yo pensé que ibas a traerlo todo tu, como nunca acierto, si hubiera hecho de comer, seguro que no te hubiera gustado, si hubiera escogido una película seguro que la habías visto ya.
Tranquila mujer, no pasa nada, vamos a comprar la cena y a alquilar algo.- esto si que me sorprendió, pensé que después de lo que le dije se iba a marchar, pero se ve que no, que mejor estar con su enemiga a estar sola.
Llamé por teléfono al restaurante de un amigo y me dijo que me pasara cerca de las 10 para recoger la comida, así que cogí las llaves y nos fuimos al videoclub. Estuvimos un largo rato mirando películas, ella traía una, muy buena, y yo la rechazaba, yo le enseñaba otra muy buena, y ella la rechazaba, así que cogí al toro por los cuernos:
mira, me he dado cuenta de que nuestros gustos en esto, y solo en esto, son muy parecidos, así que seamos objetivas, creo que cualquier película que escojamos entre ambas será buena, y la verdad es que esta merece la pena.
¿esa? ¿después de las veces que me la has rechazado, ahora quieres ver esa? Anda que tienes un morro menos mal que me encantas, digo que me encanta esa película, no creo que sea necesario la aclaración ¿no?- me quedé congelada.
No, tranquila, no tendría nada contigo así me pagaras.- puso una cara triste que quiso ocultar con este comentario:
Anda Mica, mejor no escupas hacia arriba, que te puede caer todo.- la verdad que no sería malo que me cayera.