Continua la seducción con sorpresa.
Genoveva ¿Se arrepiente? ¿No se arrepiente? del primer encuentro, de su primera infidelidad.
Después de ese primer encuentro con Genoveva no nos podríamos ver, porque me tocaba hacer un viaje de trabajo. El viaje sería largo pero en un día se terminó porque se suspendieron todas las reuniones menos una. Al regresar a Valencia iba a mandar un whatsapp a Genoveva pero a última hora no lo hice por no comprometerla. Si quería que hablásemos ya me mandaría uno o me llamaría, mientras me dejaría “querer” por Olga mi vecina de 19 años que con frecuencia se hace la encontradiza conmigo. Como ya la describí en algún relato, Olga tiene 19 años y no 20 o 22 como yo creía. Media 1,70 aproximadamente, le gustaba llevar pantalones o leggins, siempre bien ajustados. Para marcar su culito tan bonito. Se veía un culo bien trabajado y unas tetas bien grandes y hermosas, aunque solo podía hablar de la forma, porque más no había visto.
En nuestro último encuentro se había quedado todo con mal ambiente por un acto de chulería de ella y se había enfriado nuestra relación, que para quien no leyera nada anterior, la relación era de encontrarse decirnos alguna tontería con doble sentido y poco más, al margen de que ella me había dicho que pensaba que era gay, sobre todo porque no le decía nada a una chica tan guapa como ella, que tenía que estar acostumbrada a estar rodeada de moscones. Eso me llevó a ese día cuando la vi cerca de nuestro portal, la saludé más cordialmente que otras veces para darle pie a un acercamiento. Fue efectivo porque enseguida me habló, aunque fuera acompañada de una amiga. Que sería de su edad pero parecía más joven que ella y a los cinco minutos me “vacilaban” las dos, me estaban entrando descaradamente y quise zanjar esa conversación con una frase con doble sentido como siempre… “Bueno os dejo y lo siento Olga, ya te dije que no soy gay pero es que me gustan los números impares” y las deje solas.
Describiré un poco mejor a Olga, es morena, de pelo largo, suele llevar coleta o el pelo recogido. Como he dicho suele llevar siempre pantalones y cuando lleva falda son siempre minifaldas. Ya estaba en casa y llamaron a la puerta, era Olga y me dijo si la invitaba a algo, venía sola sin su amiga. Deje que pasara y no me acuerdo de la excusa exacta que uso para enseñarme su Instagram. El caso que quería que le diera mi opinión imparcial de lo que tenía publicado de ella. Prácticamente todo era de viajes y de ejercicios para fortalecer el culo y las piernas, llevando una ropa deportiva de lo más sugestiva. Me limité a decirle que estaba todo muy bien. Me hizo más preguntas y se las respondí de forma discreta y eso le disgusto… “Me gustaría que me trataras como a una mujer adulta, me parece increíble que me contestes como si fuera una niña chica” y se hizo la enfadada o disgustada. A conciencia de lo que respondía le dije que de acuerdo, que la trataría como a una mujer adulta.
- Bien, pues dime qué quieres preguntarme.
- Pues no sé, qué te parecen las fotos, mis videos… algo opinaras.
- Tienes un culo envidiable por lo que se intuye, como se ve, parece perfecto y seguro que está durito. No se puede pedir más a un buen culo y parece que tú lo tienes.
- ¿Cómo que durito? Como una roca lo tengo y mis horas de cuidarlo que es lo que cuesta. Ni un día dejo de hacer mis ejercicios.
- Me lo creeré porque tú me lo dices y diré que en vez de durito duro.
- Tócalo si quieres ya verás.
- No que la ropa engaña.
- No me voy a quitar los pantalones. (Sorprendida)
- No te he dicho que te los quites. (Pero se veía que quería enseñarlo )**
- Bueno haré una cosa, me los bajó un poco y lo puedes comprobar.
Acto seguido se desabrocho los pantalones y se bajó los pantalones hasta el límite de sus nalgas y se veía un culo perfecto, con un tanga blanco metido entre las nalgas. Un comentario de que así no se apreciaba bien y se los bajó hasta las rodillas, se apoyó en la mesa. Acaricie su culito, me daban ganas de azotarlo y como no de follárselo. Era verdad está bien duro y le di un ligero azote. Pare y ella estaba esperando algo más, su desconcierto fue grande porque no hice nada más y ojo, que me costó. Contrariada me dijo…
- Dirás que no eres gay, pero otra vez que me dejas con las dudas.
- ¿Por qué? (Sabía de sobras la respuesta)
- Porque es el primer tío o el único creo yo, que se pone una mujer así y se queda tan tranquilo.
- Estoy seguro de eso.
- ¿Entonces por qué?
- Mira Olga, estás muy mal acostumbrada, esperas que todos los hombres babeen por ti y conmigo no va. Me gustan las mujeres con más experiencia, me gusta ser yo quien mande y no que me manden.
- Tengo más experiencia de lo que crees que empecé muy joven.
- Jajaja…
- Pregúntame ya verás…
- Si quieres cuéntame lo que quieras.
- Pues no soy virgen como puedes suponer, he estado con varios chicos. No le hago ascos al sexo oral, es más me gusta, soy muy buena…
- ¿Y ya está?
- (Su cara se tensiono ) Pues también he tenido relaciones bisexuales.**
- Y… ¿Ya está…?
- ¿Qué más quieres? ¿Qué he hecho algunos tríos? Pues también.
- ¿Nunca has practicado sexo anal? ¿Los tríos que fueron más con hombres o con mujeres?
- De hacerlo por detrás nada, alguno lo intentó y le mande a la mierda porque me dolía mucho, los tríos y un cuarteto, siempre fueron con otras chicas.
- Que cosa más curiosa lo de los tríos. Nunca con dos chicos.
- Porque los chicos son muy celosos y siempre los queréis con otra tía. Pues una mierda.
- Jajaja… te entiendo, me parece muy bien.
- Pues si dices que estoy bien, que tengo un culo bonito… ¿Por qué no has intentado nada? Si es por lo que has dicho que te gustan los números impares, puedo invitar a la amiga con la que estabas, que no le importaría.
- Tomo nota del ofrecimiento, pero mi idea es otra.
- Pues cuéntamela.
Ahora si me decidí y nos pusimos a “jugar” aunque pensaba dejar el juego a medias, cuando estuviera en todo lo alto. Lo hice con “mala” intención, la acaricie suavemente, sin prisas estando ella apoyada y con el culito hacia fuera, seguí hasta llegar a su coñito, que lo note húmedo y con mis dedos llegue a su clítoris, se lo fui tocando hasta notar su máxima dureza, ella ya no me hablaba, se dejaba hacer y sus gemidos iban en aumento, hasta que pase mi otra mano por delante, para que sustituyera a la que tenía y una vez liberada mi mano, me dedique a follarle su coñito con mis dedos, aumentando la intensidad de las penetraciones hasta que la hice tener un orgasmo bastante intenso. Intentó quitarse los pantalones del todo y le dije que por ese día ya estaba bien. Eso la enfadó, pero me dio igual y ella se dio cuenta, fue moderando su enfado y cuando estaba relajada, sin tapujos le comente mi idea y su respuesta no era ni la que esperaba ni la que quería oír… “No sé qué piensas que soy, pero la que elijo con quien acostarme soy yo, no tu…” o se hizo la indignada o se indignó de verdad, que se arregló sus pantalones y se dispuso a irse, cuando llegó a la puerta se giró, me miró y me dijo… “¿No piensas decirme nada, no vas a hacer algo?” y con la misma abrí la puerta, invitándola a salir. Se fue con un andar “orgulloso” y sin volver la cabeza.
No había salido lo que quería. Ese fin de semana me tocaba ir al campo, que ya llevaba tiempo sin ir, porque como estaba pendiente de las reformas del ático que había adquirido, quería estar al tanto de todo y solía ir todos los días. Algo que no le hacía mucha gracia a los que trabajaban haciéndolas. Ese fin de semana irían también Valentina con su marido Santiago y Adriana con Tiano. Iba a ser un fin de semana de lo más normal sin nada especial, sábado por la mañana Valentina, Adriana y yo a perfilar algunas cosas, después con Tiano y Ray a rematar otras. Después una buena parrillada y lo mismo una paella, que a mí me gustaba más. Si no se hacía muy largo el día, incluso por la noche regresaría a Valencia aunque ellos se quedaran allí. Estaba decidido a hacerle una “proposición” honesta o deshonesta según se mirase a Valentina, pensaba hacerlo sin rodeos, si quería bien y si no… creo que había confianza. El sábado después de las mini reuniones, le dije a Valentina de hablar un momento, lo hice delante de todos y salimos fuera con el resto. Lo hice para no herir sensibilidades, metiéndonos en ningún sitio cerrado.
-Quería hablar contigo de una cosa, que no tiene nada que ver con trabajo, es algo muy personal.
-Jajaja… si es una proposición deshonesta, jajaja… ya sabes que estoy dispuesta, que te haces el duro.
-Mira por ahí va la cosa…
-Ah… pues cuenta, que se pone interesante. (Le detalle lo que me proponía)
-Ahora tu dirás.
-Pues que cuando he dicho lo de una proposición… no iba por ahí, así en frío no sé qué contestarte. No te digo si porque no se nada de la otra mujer y no te digo no, porque lo mismo me podía caer bien y… no sé, igual me decidía, pero si te tuviera que dar una respuesta ahora mismo, me inclinaría al no. Espero que no te enfades.
-Algo si te puedo asegurar, que un no, no me va a cambiar con respecto a ti, ya sea por sexo o por otra cosa.
-Lo que sí te aseguro que lo pensaré y si cambio de opinión te lo digo.
-Perfecto, tranquila y si no quieres no contestes nada, que también lo entenderé.
De verdad que lo entendí y no me supo mal, igual que tampoco me supo mal la negativa de Olga. En esta vida hay que saber encajar las negativas y soy de las personas que las acepta con deportividad, no así los silencios, que algunas veces son demasiados sonoros. Ray me miraba y con su cabeza me hacía señas para que mirara a Elvira, que llevaba un short ajustado y reconozco que le hacía un culito fuera de serie, pase de sus gestos y me di cuenta que se estaba refiriendo a otra cosa, pensé que había juzgado mal a Ray y por eso me acerque a él. Había pequeñas “discusiones” de cómo encender las brasas para la barbacoa y Elvira que se iba a encargar de hacer la paella con Adriana.
Seguía sin entender a Ray y no podía decirme nada porque cualquiera lo escucharía. Nos hicimos a un lado y como no, el monólogo, porque no era una conversación, era sobre Elvira… “Esa mujer es para ti, la que te quitaría todos esos pensamientos pasados y para rematar lo que ha pasado” fue lo único que hablé, preguntándole a qué se refería… “Pues se ha puesto un piercing en los pezones, que si ya los tiene grandes, ahora son más prominentes, ya la veras en la piscina, es… y haciendo tanto deporte se ha puesto mucho mejor… hazme caso hermano, no la dejes escapar” me fui hacia donde estaban todos y no quería conversaciones de ese tipo, porque no llevaban a ningún lado.
Mientras preparaban todo conteste a un WhatsApp que tenía de Genoveva, sobre una documentación y aproveche para tratar de quedar con ella, porque lo habíamos intentado dos veces, pero una por ella y otra por mí, no pudimos. A la tercera fue la vencida, quedamos para el lunes y aprovecharía para además de estar con ella, saber más sobre esa fantasía de ella de estar con otra mujer o era solo una fantasía sin intención de más.
El lunes después de tomarnos un café nos fuimos para mi casa. Al entrar el sistema domótico hizo sonar música, unas canciones que suenan cuando entro y siempre las mismas, hasta que las cambie. Lo desconecte rápido porque no eran muy acordes a ese momento, ella se echó a reír y me dijo que era muy bonita. No era entrar y ponernos a follar como desesperados, sobre todo porque habíamos tenido un café y una toma de contacto muy relajada. Le ofrecí tomar algo y mientras lo preparaba sonaba el timbre de la puerta, no el del portero automático. Le pasé la bebida y me fui a ver quién era. Mire y era mi vecina Olga, que casualidad. Abrí la puerta y con una gran sonrisa… “¿Esa es la pureta de la que me hablabas? Pues reconozco que está muy bien… ¿Bueno me invitas a pasar?” y se metió dentro de la casa. Se acercó hasta donde estaba Genoveva, le dio dos besos y se presentó, ante la mirada perpleja de Genoveva, que no sabía qué hacer o que decir, salvo un hola tímido que dijo.
Aunque a Genoveva no le debía hacer mucha gracia, para mi tenía su punto entre gracioso y enigmático. Ahora describiré cómo iban ellas vestidas ese día. Genoveva llevaba falda y botas, sin medias y una blusa de manga corta, escotada con un chaqueta, al llegar se había quitado la chaqueta. Olga llevaba un suéter muy ajustado, un pantalón pitillo suponer ajustado que le marcaba todo de color blanco. Genoveva me miraba impaciente, tratando de saber que sucedía. Le sonó el móvil a Olga y se salió a la terraza a hablar y nada más hacerlo Genoveva no se esperó… “¿Qué pasa, que te lo montas con menores?” Le dije que no era menor que tenía 19 años y que a mí me había cogido también por sorpresa, no la mentía, era verdad. No conforme me dijo… “Pues que descarada es la jovencita tetona, porque estará delgadita, pero menudas… pero bueno, entérate si se va a quedar mucho, porque si se va a quedar mucho yo me voy y ya quedamos otro día” , le dije que esperara sobre media hora y seguro que se irá.
Le dije que saldría a ver lo que se quedaría y antes de que volviera a entrar, salí con ella a la terraza y de forma rápida hablé con ella… “No va a poder ser, porque no se si querrá, que no me ha dado tiempo a tantear el terreno” y me sorprendió la respuesta de Olga… “Ya verás lo que un jovencita puede hacer, tengo un poder de seducción único, tanto para hombres como para mujeres, exceptuando contigo, pero ya verás” y regrese con Genoveva, diciéndole, esta vez que no le dije la verdad… “Nada, está esperando que lleguen sus padres, que no tardaran” , Genoveva respiro aliviada. Olga cuando entro se sentó junto a ella y alegando que tenía calor se quitó el suéter, quedándose con una camiseta de tirantes muy escotada, dejando una visión perfecta del grandioso pecho que tenía y que “amenazaba” con salirse de su “opresión”, lo que no solo me llamó a mí la atención, también impactó a Genoveva, como la impactó era lo que me hubiera gustado saber. Mi primera impresión fue que no le causó rechazo.
Mientras le preparaba algo que tomar a Olga, que lo hice con lentitud, vi que se enfrascaron rápido a hablar entre las dos, cuando Olga dijo lo que estudiaba en la universidad, porque era lo mismo que había estudiado Genoveva. Las dejé un poco más y hubo alguna que otra risa entre ambas. Olga por lo que he visto siempre en ella, es muy jovial, inquieta y graciosa, con mucha chispa. De forma muy sutil, Olga acariciaba el brazo de Genoveva, que o no se daba cuenta o se daba y la dejaba. Lo que sí me di cuenta era la intensidad con la que miraba Olga a Genoveva y que esta tuvo que apartarla azorada en algún momento. Me di cuenta de que a las dos se le empezaban a marcar los pezones y era significativo, porque frío no hacía. Si fuera una partida de ajedrez, mi opinión era de que Olga estaba dominando la partida y acorralaba al rey. Aparte de quitar la mirada, lo notaba en la forma de beber de Genoveva y sobre cómo le iban subiendo los colores en sus mejillas.
No me hacía falta, por lo menos de momento, no me metería por medio, para hacer nada, porque Olga se estaba desenvolviendo muy bien y sabía que lo que hacía no era su primera vez seduciendo a otra mujer. Olga pasó a tocar casualmente la rodilla varias veces y como se hablaba de todo, en un momento que Genoveva mencionó la juventud, los novios y el éxito que tendría con los chicos, la respuesta de Olga fue una bomba en la línea de flotación de Genoveva y tenía ganas de ver por donde se salía… “Pues sí, no se me dan mal los chicos, pero oye, que tampoco las chicas. Así abarcó mas… jajaja… y en la variedad está el gusto, aunque nunca me lo he montado con una madurita” , el color sonrosado de las mejillas de Genoveva pasaron al rojo intenso. Olga que se vio dominando la situación quiso rematarla… “¿Tu nunca te lo has montado con otra mujer? (Genoveva negó con la cabeza tímidamente) ¿Y no te gustaría, nunca has fantaseado con ninguna mujer?” , me miró a mí y me hice el loco. Tuvo una salida nada creíble… “No tengo ese tipo de inquietudes, con mi marido tengo bastante” , Olga no se dio por vencida… “Pues es una pena, porque estas muy bien y sabiendo que nunca lo has hecho con otra mujer, me pone mucho mas… que desperdicio que no te gusten las mujeres” , los nervios de Genoveva cada vez eran más palpables y me estaba disponiendo a entrar en escena, porque pensaba que Olga había llegado hasta donde podía llegar.
Dije que iba al aseo, porque Olga me había hecho una seña imperceptible y creía que era lo que quería. Me quede en el pasillo, sin perder la visión de ellas. Algo le decía Olga y no lograba oírlo. Hasta que sin más le arreó un beso en la boca, sin obtener a simple vista una reacción de Genoveva, digo que a simple vista, porque a ella la veía por detrás y no sabía si respondía al beso. Que duro poco, sus brazos, sus manos no se habían movido. Hubo un segundo beso y esta vez sí que hubo reacción, Genoveva se abrazó a ella. Entre otra vez en el salón y no se dieron ni cuenta, hasta que una vez que tomaron la respiración, me vieron, la que se puso más avergonzada, que no sé por qué, fue Genoveva y Olga llevaba un rato con una mano metida entre sus piernas. Parecía que los nervios la traicionaban y es como si fuera a salir corriendo, me acerqué a ella y la bese en la boca, rápidamente su lengua entro en mi boca y Olga se puso de rodillas en el suelo, hizo que levantara un poco el culo y le quitó sus braguitas, a continuación se puso a comerle el coñito a Genoveva, que pasó a besarme con más pasión.
Mientras Olga le daba mucho placer, desabroche su blusa, se la quite y el sujetador. Sus pezones estaban deliciosos y se los lamia alternativamente, estaba desbordada me apretaba la cabeza con fuerza, gemía a todo volumen y sin descanso, murmuraba lo bien que se sentía, el placer que estaba recibiendo y tuvo un sonoro orgasmo, que la hizo retorcerse en el sillón. Agitándose durante bastante rato. Poco a poco se fue pausando su agitada respiración y Olga se levantó, llevaba toda la boca y los alrededores brillantes, todo mojado. Su mirada, su cara ahora no era de niña o jovencita traviesa, era una cara de zorra suprema, sin quitar su mirada de Genoveva y relamiéndose los labios descaradamente, con exageración, se fue desnudando. Los pechos eran más grandes de lo que parecían y bastante tiesos. Muy delgadita y con el coñito completamente depilado. Se sentó encima de Genoveva y sus tetas contactaron con las de Genoveva, se besaron con mucha pasión y le dijo… “UUUHHMMMMMM… eres una puretilla muy rica y muy puta” Genoveva la contesto con un morreo espectacular.
La fue terminando de desnudar con la colaboración de ella. Eran dos físicos completamente distintos pero que juntos eran preciosos y armoniosos. Quien llevaba la iniciativa y la experiencia no era la mayor era la joven. Sabía cómo desenvolverse y que “teclas” tocar en el cuerpo de Genoveva, que a cada acción de Olga su cuerpo vibraba sin control. Genoveva salvo besarse no había hecho otra cosa. Se dejaba hacer con sumo placer. No propuse ir a mi habitación, quería esperar a que Genoveva se animara más. Lo que sí hice fue ir desnudándome, mientras Olga seguía proporcionado placer al cuerpo de Genoveva. Lo que me estaba gustando de Olga que no tenía filtro, era espontánea y decía lo que le apetecía sin cortarse. Por eso cuando me acerque a Genoveva para que me comiera la polla, al ver como empezaba a comerla, Olga mirándome decía… “Que guarra con la que tengo marido, mira cómo se come el pirolón, porque menudo pirolón, vaya guarrona, que diría el cornudo de tu marido… ya se me hace la boca agua”
Genoveva estaba ardiendo por todos los sitios, me aparte y esta vez Olga acercó uno de sus pezones a la boca de Genoveva que la abrió y se lo comía sin problemas, como ya llevo una de sus manos al coñito de la vecina. Se pusieron bastante frenéticas las dos y al final agarre a cada una de una mano para llevarlas a la habitación. Olga al entrar dijo… “Menudo flipe de habitación aquí follar debe ser la hostia” y se lanzó sobre la cama y se miraba a los espejos. Olga dejó sus piernas bien abiertas y llamó a Genoveva para que se comiera uno por primera vez. En ese momento Genoveva se debió de enfriar un poco, porque se quedó parada. Me puse detrás de ella, colocando mi polla entre sus piernas y fui moviéndome hasta llevarla a la cama. No tuve que hacer mucho para que se agachara sobre Olga, empezó tímidamente y a los pocos segundos, no le comía el coñito, se lo devoraba. Me puse a comerle a ella por detrás, lo que le provocaba gemidos intensos y Olga intercalaba gemidos, con palabras soeces a Genoveva, que parecía que le gustaban. Ya estaba bien me fui junto a Olga, que no tuve que decirle nada, me hacía una mamada espectacular, no tenía nada que envidiar a otras que me habían hecho.
Lo cierto es que los tres estábamos al máximo de calentura. Me puse un preservativo y me fui a follar a Genoveva, se pusieron a hacer un 69 y ella quedó arriba, poco tuve que follarla para que se corriera, porque lo hizo dos veces seguidas sin apenas ningún esfuerzo. Se apartó y me dejó ante Olga que nos besamos y su boca sabía al coñito de Genoveva. Quería que la follara y lo quería ya. Me quite el preservativo para ponerme otro y la vecinita quería a pelo, que no pasaba nada porque me dijo que tomaba anticonceptivos. Aun así me dio igual y me puse uno nuevo. Genoveva nos miraba y me folle a Olga en la posición que estaba, ella boca arriba. Desde el primer momento no dejaba de decir… “Hostias que flipe, como te quema, parece que me revientas… no pares, sigue, más fuerte…” y era verdad, se le notaba muy estrecha y daba mucho placer. No se cortaba al tirar de sus pezones y por lo que se ve Genoveva se puso más cachonda, porque ni corta ni perezosa, se sentó sobre la boca de Olga. Mientras me la follaba nos morreamos Genoveva y yo.
Genoveva fue la primera en correrse de nuevo y poco después lo hizo Olga. Genoveva se puso junto a Olga y le preguntaba… “¿Te gusta que se vengan en tu boca?” y para mi sorpresa le contesto… “Pues la verdad que no me mata… prefiero que se corran en mis tetas” poniendo cara de desagrado, Genoveva que estaba muy cachonda le dijo de forma intrigante… “Pues nenita, como dices tú, va a ser flipante notarlo, no te lo pierdas” y quiso que me quitara el preservativo, entre las dos se encargaron de dar placer a mi polla. De los mejores dúos que me habían comido la polla y más siendo la primera vez entre ellas, sin conocerse, porque estaban muy compenetradas. Al rato se me escapó un profundo… ”UUUFFFFFFF…” y Genoveva tomó el mando… “Vamos pequeña zorrita, que vas a saber y probar algo especial…” , no tardé mucho en correrme cuando se la metió Olga en la boca y note su lengua. No sé cuántos chorretones eche, pero fue una corrida muy abundante como me solía pasar, le cayeron hasta en las tetas. Luego se morrearon las dos y al acabar Genoveva le pregunto… “Que, ha sido o no ha sido especial” Olga se echó a reír y mirándose las tetas le respondió… “Creo que ni con todos los que me lo he montado me echaron tanta cantidad, sí que ha sido un ¡¡FLIPE!! Y me ha gustado, lo que pasa que se me ha salido porque no me lo esperaba, es como si fuera una manguera…” y las dos se reían a carcajadas.
Se nos pasó el tiempo volando y Genoveva al ver la hora fue corriendo al baño y no tardo nada en vestirse e irse. Apenas tuvo tiempo para despedirse, no sé si era verdad que tenía prisa o quería escabullirse de lo sucedido esa tarde. Olga tardó más en vestirse se hacia la remolona y le dije que era hora de irse, antes de hacerlo me dijo… “Quiero volver, pero esta vez con una amiga que tengo, que te va a gustar” , no le puse cara de estar muy convencido y ella para tratar de convencerme me soltó… “No te arrepentirás, es una buena perrita, mi perrita, pero que su tú quieres lo seremos las dos para ti” , ni hubo contestación ni comentario por mi parte, se marchó y sabía que debía de ser cierto porque estaba claro que tenía poco de inocente. No es que no me hubiera gustado, que no me lo hubiera pasado bien, pero me falto algo ese día, no sé el qué, pero me quede menos satisfecho que otras veces y menos de lo que me esperaba.
La coincidencia de ese día fue que me llamo Valentina, para decirme que se lo había pensado y que aceptaba mi proposición. Unas horas antes hubiera dado palmas y sin embargo no me hizo sentir nada. Mi contestación fue que ya lo hablaríamos y no añadí nada más.