Contigo sueño silencios
Cafés, palabras y sueños
Desde que te fuiste, sólo hemos podido estar juntos unas pocas veces, ni siquiera una cada año. Unos pocos minutos, separados por una mesa de café. La última vez, hace un par de meses. Cada vez que nos vemos hay tantas cosas que contar.. Nos tenemos que poner al día, hablar de todo los que ha pasado en nuestras vidas en los últimos tiempos. Tantas palabras.. Palabras, abundantes y fáciles, que nos van envolviendo suavemente, formando un capullo de seda a nuestro alrededor. Palabras que, también, se interponen entre nosotros. Hasta este año no había entendido por qué, tras de estos breves encuentros, a los que iba tan ilusionado, me quedaba ese regusto casi amargo, insatisfecho. Ahora sé que son esas mismas palabras, que son tan necesarias, las que no nos dejan vernos. Las que concentran tanto nuestra atención que ni siquiera podemos mirarnos a los ojos de verdad.
Por eso, muchas veces, a solas, imagino nuestro encuentro de otro modo. Contigo sueño silencios. Sueño que en nuestro encuentro no haya palabras protectoras, que no haya palabra alguna. Que desde nuestro abrazo al encontrarnos, desde nuestro no-beso inicial, todo sea silencio. A fin de cuentas, en toda nuestra historia las palabras siempre fueron accesorias. Y que en ese silencio seamos capaces de mirarnos otra vez a los ojos, y que se tiendan hilos entre los dos, como ocurría antes. Y que sean una vez más mis ojos los que acaricien tu mente y también tu cuerpo, desde tu pelo, pasando por tus hombros, por tus sonrisas, por tus labios, por tus manos. Y que en silencio pueda compartir el aire que respiras, el aire que me traiga el dulce aroma de tu piel. Y en ese sueño mío se confunden los tiempos, como siempre, y ya no son ni cortos ni largos, somos sólo tú y yo. Y estoy seguro de que después, tras la despedida, tras de una larga mirada, una más, en los ojos, tras de un abrazo tan fuerte como siempre y un no-beso tan de verdad como siempre, el regusto que nos quedaría a los dos sería muy dulce. Porque el mundo habría vuelto a ir en la dirección correcta. Porque habríamos hecho, un ratito, lo que sabemos, para lo que estamos aquí. Sin siquiera tocarnos, pero habiendo estado juntos otra vez.
Y en este día especial también sueño que los hados, como regalo de cumpleaños, te hagan llegar noticia de éste que es mi sueño. Y que la próxima vez que nos veamos lo recuerdes, me dirijas un breve “chisst”, ese que sabes decir tan bien, para hacerme callar, y que ya no haya más palabras ese día. Y que entonces podamos vernos, ya sin nada entre nosotros. Y que ya todo esté bien.